2010
POLÍTICA EXTERIOR DE MÉXICO, MÁS ALLÁ DE LAS FRONTERAS… Todo un camino recorrido por los mexicanos, bajo la influencia del vecino del norte, lo ha llevado a perder el liderazgo internacional, sin olvidar todos los problemas internos. A través de de intentar comprender las capacidades y el intereses nacional se intentará entender la política exterior mexicana a través de una serie de fallos que se han dado, pero al mismo tiempo explorando su historia, de la cual es resultado y consecuencia. Aprender del pasado, aceptar la modernidad y vivir en el presente, para así comprender en que se debe cambiar y cómo hacerlo. Para al final aprender poco o mucho, pero sobre todo concluir que si México quiere ser un protagonista internacional debe demostrarlo con hechos e ir mucho más allá de los discursos políticos.
“El mayor de nuestros enemigos suele ser nuestro propio carácter.” Bottach
LIGIA IBARRA GONZÁLEZ MAESTRO GERARDO ACOSTA PAZOS 27/06/2010
MÁS ALLÁ DE NUESTRAS FRONTERAS
ÍNDICE INTRODUCCIÓN……………………………………………………..2 EL COMIENZO……………………………………………………….3 LAS CAPACIDADES………………………………………………..4 INTERÉS NACIONAL……………………………………………….6 CAMBIOS DE POLÍTICAS………………………………………….8 CONCLUSIONES…………………………………………………….9
INTRODUCCIÓN A través de la historia de México, las relaciones exteriores siempre han sido de gran importancia para el país. Ya sea porque representan una forma de darse a conocer internacionalmente o por ser la mejor vía de demostrar las capacidades del estado. Pero no únicamente capacidades reales; económicas, políticas, militares, sociales o culturales, sino las que le dan un status a un cierto grupo en el poder. Esas que simbolizan un nivel en la política mexicana. Cabe aclarar que esto no ha cambiado del todo, los puestos en muchas de las embajadas siguen siendo parte de acuerdos políticos entre grupos de poder, compensaciones por favores electorales o incluso destierros disfrazados de opositores incómodos. Cualquiera que sea la razón por la que para México las relaciones exteriores son un importante componente de la política nacional, la realidad es que son básicas para interactuar con el resto del mundo en todos los aspectos posibles. Por lo que no se deben tomar simplemente como una parte de la política nacional, sino como una parte primordial que lleve al país a posicionarse en un lugar donde pueda demostrar sus capacidades y acrecentarlas, además de buscar que los intereses nacionales vayan mucho más allá de unos cuantos grupos. Que se vuelva un espejo de lo que una nación busca y anhela demostrar en el exterior dejando atrás problemas, corrupción y fracasos.
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EL COMIENZO A partir de la formación de la Secretaria de Relaciones Exteriores (SRE) y de un gobierno de más de 70 años con el Partido Revolucionario Institucional (PRI), la política exterior tuvo una guía consistente, los lineamientos estaban muy claramente especificados. La autodeterminación de los pueblos y la no intervención marcaban los principios de todos y cada uno de estos gobiernos. Pero siempre poniendo por encima los intereses nacionales, los cuales variaban de acuerdo a la conveniencia de cada sexenio. Se podía apoyar a una nación como Cuba después de la revolución encabezada por Fidel Castro, a la vez que se apoyaban dictaduras de derecha en América del Sur o se votaba en favor de la creación del Estado judío de Israel. Se puede considerar que en esa época se vivió con un liderazgo en América Latina, pero la realidad es que las decisiones que se tomaban eran cuestionadas por muchos dentro y fuera de las fronteras. La imagen del país era el de un gobierno a veces de centro izquierda que apoyaba movimientos con tendencias ideológicas similares, pero en otras ocasiones era un fiel acompañante de la política estadounidense de derecha y liberal. La verdad es que México en muchas ocasiones desilusionó a más de uno de sus vecinos al tomar partido hacia las políticas del vecino del norte, incluso yendo en contra de sus propios principios y de la opinión de la sociedad. Se decía que con el cambio de gobierno la política exterior también variaría de forma radical, pero cambiar las instituciones no es tan fácil como parece. Rutinas y procedimientos enraizados durante 70 años no son fáciles de olvidar y mucho menos imaginar que con quitar y poner funcionarios en los puestos superiores la magia haría su aparición. La toma de decisiones actuales debe de pasar ahora si por una democracia, que por lo menos cuestiona lo que se hace o se intenta implementar para la política exterior. Lastimosamente ésta democracia ha limitado las modificaciones que se creían necesarias, cualquier situación por pequeña y absurdamente simple, lleva meses de debate y termina negociándose para su aprobación en paquetes partidistas.
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LAS CAPACIDADES Mucho se ha hablado de las capacidades que un estado demuestra e implementa en la toma de medidas en las relaciones que establece con otros estados, a mayores capacidades mayores serán las posibilidades de imponer un punto de vista. México ha buscado a través de las historia encabezar y participar en muchos de los organismos internacionales; es uno de los miembros fundadores de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), al igual que lo es de la Organización de Estados Americanos (OEA) y un sinnúmero de organizaciones regionales, es miembro de la Organización Mundial de Comercio (OMC) y de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Tiene firmados acuerdos de todo tipo, desde el Protocolo de Kyoto, hasta el Acuerdo de no proliferación de armas nucleares, pasando por organismos de lucha a favor de los derechos humanos hasta la protección de animales. Pero esto no siempre representa que se hayan tomado decisiones acertadas la mayor parte de las veces, al contrario la integridad del país se ha cuestionado en más de ellas. En la ONU se es una participante mas, la opinión de México importa, claro, pero no con la repercusión que se le ha querido dar. Estar en el Consejo de Seguridad no ha traído beneficios que sobrepasen los perjuicios posibles, cuando se decide ir en contra de la política estadounidense en el tema de la invasión a Iraq, los cimientos de política exterior se movieron, afortunadamente el tiempo le dio a México la razón al haberse opuesto, pero el tiempo entre que se tomó partido y que se confirmó que no existían armas de destrucción masiva en aquel país, la relación con los Estados Unidos se vio profundamente debilitada. En otras zonas el liderazgo que se busca no termina por consolidarse, en Centroamérica se puede por la superioridad de capacidades económicas, pero al no ser una región que le represente una ganancia palpable y constante se le ha abandonado y sólo se le voltea a ver ante situaciones extremas de ayuda o situaciones problemáticas.
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En el Caribe, México difícilmente figura como un posible líder o como un país con la capacidad de marcar diferencia o de al menos intentar ayudar a que la zona mejore y utilice su potencial. En Sudamérica la situación es totalmente diferente, se ha querido participar de forma más activa, incorporarse a grupos y zonas de comercio, pero la región ve a México simplemente como un aliado más de los Estados Unidos y para muchos un potencial enemigo. Así lo que podría ser una relación mucho más estrecha con una alta afinidad de valores culturales y sociales, se ha ido debilitando, lo ha aprovechado Brasil para encabezar la región. Asia Pacífico a pesar de ser una región natural para ser aprovechada en muchos aspectos, se le ha dejado de lado al sólo ser un participante más de organismos como la Asia Pacific Economic Cooperation (APEC por sus siglas en inglés) o de no utilizar todos los beneficios que se podrían obtener de tratados como el de Japón. Se es uno más de esta zona, con la posibilidad de mayor proyección, pero nada más. Hablar de África es prácticamente mencionar una zona olvidada, se tiene relaciones, pero aparte de eso no hay mucho que agregar. Por su parte Europa que representaría una gran oportunidad, sobre todo para darle a México la posibilidad de crecer en muchos aspectos, como los tecnológicos, los derechos humanos, la democracia, los económicos y sobre todo los políticos centrados en la democracia, se medio ha aprovechado. El acuerdo con la Unión Europea (UE) no se explota ni siquiera de forma parcial, muchos apoyos se han ido perdiendo por la falta de interés por parte de los diferentes sectores mexicanos. Lo que podría ser una ventaja por la relación histórica con España no se ha buscado acrecentar los vínculos, al contrario se van diluyendo día a día. Esto nos lleva a que la mayor parte de las capacidades, sobre todo económicas y políticas se han enfocado en América del Norte, pero éstas particularizadas en los Estados Unidos, ya que Canadá también ha sido desaprovechado. La relación con los estadounidenses termina consumiendo la mayor parte del esfuerzo internacional que realizan el gobierno mexicano, simplemente hay que contar los consulados que se tienen en este país y los que se tienen en el resto del mundo, no hay comparación. Pero lamentablemente nuestras capacidades comparadas con las de Estados Unidos confirman lo que es una relación asimétrica, de la cual deberíamos poder obtener mucho
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más, aunque en algunos aspectos quizás si se haga, a la hora de resolver problemas como la seguridad, la migración, el narcotráfico o lo comercial, la opinión de México cuenta menos que nada. Si el terrorismo es el tema más importante para los estadounidenses, se vuelve prioritario para los mexicanos o al menos para las autoridades mexicanas, si se quiere hablar de migración y los derechos de los migrantes, pasa a segundo, tercer o cuarto término en las conversaciones bilaterales. Así se puede ver que las capacidades mexicanas; económicas, sociales, políticas, culturales e incluso militares donde pueden marcar una diferencia o ser ampliadas e incluso agrandadas difícilmente se explotan o utilizan, en cambio en la zona a la que se pertenece de América del Norte se desvanecen ante la inferioridad real y la mostrada al entablar negociaciones directas con el vecino del Norte.
INTERÉS NACIONAL Éste ha sido encabezado más que nada por diferentes grupos; la elite gobernante, partidos políticos, grupos de poder detrás del gobierno y de los partidos, encabezados por grandes empresarios y ya muy lejanamente y con un peso especifico mínimo: por la sociedad. La elite en el gobierno siempre ha respondido a dos intereses en particular, los suyos propios como grupo que representa un partido político, y los del grupo de poder que lo respalda. Así en un juego de estira y afloja entre ambos se comparten el interés nacional, el cómo salir beneficiados en aspectos básicos como lo económico y lo político sin afectar a la sociedad de manera visible. Si son grandes empresarios, estos buscaran ante todo que la política exterior refleje un beneficio particular para ellos a través de acuerdos bilaterales o políticas de comercio que restrinjan la entrada de productos que les afecte. Por su parte otros buscaran para su provecho puestos en embajadas, consulados o representaciones internacionales que les traigan consigo un status político. Por su lado los partidos políticos y los grupos de poder excluidos de las decisiones de política exterior directa hacen su labor en ambas cámaras, buscan la forma de entorpecer
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cualquier cambio adverso a sus intereses. Discuten, argumentan y pelean por los supuestos perjuicios de que serán objeto los mexicanos, cuando la realidad es que únicamente buscan su propia ganancia y de quienes realmente representan. Así en esa lucha por obtener algo, los partidos fuera del gobierno federal hacen trueques políticos, intercambian la aprobación de ciertas leyes o presupuestos a cambio de que se implementen algunas políticas que los beneficien o de los tan famosos “puestos” en las representaciones en el extranjero. Ya en último lugar la sociedad mexicana, la tan aludida sociedad mexicana, por la que todo se hace, todo se busca y por la que “todos” trabajan. Mucho se dice que es por ella la razón de muchas decisiones, pero lamentablemente no es verdad, las decisiones son de grupo y para grupos. A la sociedad mexicana, en su mayor parte preocupada sobre todo por el mañana de sus necesidades básicas, la mayor parte de la política exterior del país ni le preocupa y mucho menos le ocupa. Se le cuestiona sobre esto y aquello, que si apoyamos el medio ambiente, que si nos oponemos a las armas nucleares y como todo buen mexicano que somos, de todo se opina, pero de ahí a que sean temas relevantes en la vida diaria, es una cuestión muy diferente. Se firman acuerdos comerciales, tratados internacionales, convenios bilaterales o cualquier compromiso con otros estados u organismos, pero el grueso de la población difícilmente se entera o si lo hace le presta una real atención al tema. Quizás a la hora que un tema acapara los medios de comunicación hasta hacerlo una moda, la gente se ve involucrada de forma un tanto circunstancial y se convierte en tópico de platicas de café y de discusiones grupales, pero como cualquier otra noticia solamente necesita que algo nuevo suceda para que pase a formar parte de glosario de temas olvidados. Se podrá pretender que la sociedad se involucra y se le toma en cuenta para establecer la política exterior de México y de que a ésta le interesan las decisiones, pero quitando los famosos temas de narcotráfico y la migración el resto se vuelve de preocupación de grupos focalizados cuyos intereses se ven directamente afectados, así el interés nacional se vuelve particular y de momentos.
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CAMBIOS DE POLÍTICAS Dentro de la mezcla de capacidades y del interés nacional la política exterior mexicana realiza labores que se pueden rescatar, como la promoción de la cultura nacional en eventos internacionales como las ferias mundiales o en encuentros económicos donde se busca dar a conocer productos nacionales. También hay voces que claman que México cambie su actitud de no intervención a ser un actor proactivo y no sólo reactivo ante los acontecimientos mundiales, además de ser mucho más partícipes de las acciones de la ONU, sobre todo en formar parte de las delegaciones y misiones que participan en casos de emergencias humanitarias, de desastres naturales, pero sobre todo en cuestiones de guerra civiles y problemas militares. Una cosa es respetar a las instituciones y acudir a ellas cuando se les necesita, pero también resulta muy importante que los mexicanos se vuelvan parte de los procesos que se acuerdan en estos grandes foros internacionales, votar a favor y en contra suena demasiado sencillo si se quiere ser protagonista mundial. Por lo mismo, desde la cabeza de las relaciones internacionales hasta el último en la fila de los que trabajan en las políticas exteriores deben modificar actitudes, pasando por las cámaras que deben dejar de lado sus argumentos caseros de la autodeterminación y dejar que México se vuelva el líder que puede ser. Aprovechar la amplia cultura mexicana, los grandes recursos naturales, una creciente aunque errática economía, además de una tradición de pueblo milenario para impactar de forma positiva al mundo con la imagen de una nación de que no sólo es narcotráfico, pobreza y corrupción, pero para esto la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) tiene mucho trabajo por delante, además de la modificación de políticas intentando dejar atrás a grupos y partidos dando prioridad a la sociedad en general. Hacer una planeación estratégica que lleve al país a ser hechos y no palabras, buscar cuáles son sus fortalezas y oportunidades para sacarles provecho, sin dejar de lado amenazas y debilidades que puedan afectar al involucrarse en acuerdos o tratados que lleven consigo mayores perjuicios, donde la afectación rebase las posibles utilidades.
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CONCLUSIONES Se puede concluir que la Política Exterior Mexicana a pesar de contar con una larga tradición y con excelentes funcionarios, además de hombres y mujeres con extraordinarias capacidades, no ha explotado todo su potencial. Se ha visto continuamente limitada por preferencias e intereses de partido y de grupos, que cortan muchos de los planes y estrategias que podrían ayudar a darle al país a encabezar a América Latina, pero de forma real y con el apoyo de los demás estados, no únicamente un liderazgo virtual. El constante cambio en el que el mundo actual se encuentra no permite estar estático y dejar que las políticas se discutan por meses internamente para al final tomar una decisión que muchas veces ya resulta tardía o contraproducente. Se deben encontrar los mecanismos para agilizar los procesos y los procedimientos deben de ser ajustados a la realidad mexicana, no permitir que todo se maneje como parte de componendas políticas y de acuerdos obscuros. Ampliar las representaciones en países que constituyen posibles nichos de oportunidad, para entablar mayores y mejores relaciones. Pero que estos representantes sean personas de carrera, preparados a enfrentar retos culturales, sociales y políticos, no únicamente económicos. Que busquen el beneficio del país, dar a conocer de la mejor manera lo que es México, lo que puede aportar a otros en todos los aspectos, crear lazos con naciones que se les ha dejado de lado o hasta olvidado. Así todos los niveles deben de participar, el gobierno federal al realizar sus planes de desarrollo dándole mayor importancia a la política exterior y a los resultados que ella brinda. Los gobiernos estatales y municipales al entablar conexiones directas con niveles de gobierno similares en otros países. Partidos políticos a anteponer los intereses “nacionales” a los suyos, al igual que los grandes grupos de poder y empresarios, y la sociedad civil a involucrarse activamente en la toma de decisiones, no ser sólo espectadores de la labor que se lleva acabo fuera de las fronteras y luchar por las reformas necesarias para que se les tome más en cuenta.
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