Papeles de investigación N° 5 (Extracto)

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NUMERO 5 | ENERO 2020

LINDE

PAPELES

DE

INVESTIGACIÓN

LO ESTÉTICO Y LO POLÍTICO: ALGUNAS APROXIMACIONES EN TORNO A DOS EXPERIENCIAS DE ARTE URBANO EN SAN MIGUEL DE TUCUMÁN Luis María Rojas


LO ESTÉTICO Y LO POLÍTICO: ALGUNAS APROXIMACIONES EN TORNO A DOS EXPERIENCIAS DE ARTE URBANO EN SAN MIGUEL DE TUCUMÁN LUIS

MARÍA

ROJAS

Esta edición de "Papeles de investigación" es un trabajo inédito realizado en base a dos acciones artísticas realizadas sobre el espacio urbano durante los años 2019 y 2020 por artistas locales en San Miguel de Tucumán. Se publica durante el mes de enero de 2020, San Miguel de Tucumán, Argentina.

Trabajo de investigación Texto: Luis María Rojas Edición: Linde contemporánea Diseño: Linde contemporánea Archivo fotográfico: Verónica Galván, Juan Bracamonte, Luis María Rojas



Lo estético y lo político: algunas aproximaciones en torno a dos experiencias de arte urbano en San Miguel de Tucumán

Luis María Rojas Linde contemporánea

Introducción Hace décadas comenzó a instalarse en la agenda de las ciencias sociales el debate sobre las intervenciones artísticas en el espacio público, enmarcada en proyectos de investigación amplios desde la antropología, la sociología y la historia que contemplaban los fenómenos urbanos como fenómenos diferenciados, específicos. La ciudad deja de ser un espacio enteramente geográfico o físico, para convertirse en un espacio que genera significaciones que reproducen situaciones de dominación y poder, más patentes en otros ámbitos como el económico o el político. En otro lugar escribía una suerte de resumen de esta situación:

Todo espacio físico y particularmente los urbanos son al mismo tiempo espacios simbólicos y, como tales, sitios de disputas por el significado. Cada ciudad experimenta las tensiones de un paisaje urbano segregado por las interpretaciones y asignaciones de valor que otorga el sistema de relaciones de poder en un momento dado de su historia.

Mucho se ha escrito partiendo de este punto de vista sobre la ciudad y el arte urbano. Por esta razón resulta por lo menos complejo intentar decir algo novedoso en relación al arte callejero y la experiencia de los artistas que utilizan la ciudad como soporte y vehículo de manipulación de signos. Sin embargo, no quiero dejar de aprovechar la ocasión para esbozar y poner a prueba algunas herramientas propuestas desde la antropología, la sociología y los estudios culturales para tratar de hacer un análisis crítico de las últimas acciones que, sobre el espacio urbano, se han desarrollado en San Miguel de Tucumán, Argentina.


El 25 de enero de este año, en un articulo de La Gaceta (principal diario impreso de Tucumán), se abordaban algunos ejemplos de arte callejero planteando dos casos de acciones artística sobre el espacio público. Aunque el texto no reparaba en grandes diferencias entre ambas propuestas reuniéndolas en un mismo movimiento que intentaba “redimir los muros para mejorar su entorno y lograr la apropiación de los vecinos”, el planteamiento nos da ocasión para realizar un análisis crítico más profundo desde el campo de las artes, la política y la cultura. Por un lado, se presentaba el caso de un mural intervenido con pegatinas de más de cincuenta artistas, diseñadores e ilustradores. Su nombre es “Colapso”, puede verse sobre calle Virgen de la Merced y es conocido como el primer mural de pegatinas de Tucumán ubicado en el muro de una propiedad abandonada en el centro de la ciudad. El otro caso es un proyecto de muralismo, desarrollado por artistas visuales, que tendría una frecuencia mensual y que interviene paredes cedidas por vecinos para embellecer el espacio. Esta experiencia está desarrollada por las artistas Verónica Corrales, Ludmila Ríos Guillen, Evangelina Budeguer, Leandro Fernández, Mariano Orell e Ignacio Stesina. Estos dos ejemplos, que retomaremos más adelante, guiarán las ideas que pretendo desarrollar en este texto.

De paradigmas y transiciones Diversos autores desde la más variadas perspectivas han analizado el arte contemporáneo como un paradigma productivo, interpretativo y valorativo discontinuo de la historia del arte precedente. La diferencia más notoria y evidente se da en el desplazamiento desde la sensación hacia el concepto que produjo el arte contemporáneo o bien, desde lo meramente visual y técnico hacia lo textual y las ideas. Sin embargo, las especificidades del arte urbano nos obligan a mostrar otros aspectos de este cambio paradigmático para realizar una crítica más afinada del arte público. Para encarar teóricamente esta situación, quisiera centrarme en los debates sobre la “autonomía de las artes”. Gran parte del arte moderno de fines del XIX y principios del XX se construyó bajo la idea de una diferenciación radical del arte con la vida, del arte con la política


y, en definitiva, del arte con el mundo. Esto trajo aparejado diferentes representaciones y discursos sobre el arte que groseramente podemos resumir bajo la consigna El arte por el arte. Dicha consigna daba cuenta que el arte había consumado su independencia de otros ámbitos de la cultura y que, desde ahora, sólo se miraba a sí mismo entrando en una espiral de búsqueda de pureza hasta alcanzar una suerte de estado de castidad estética o grado cero de la representación, tal como quería Clement Greemberg, el famoso crítico de la modernidad. Por otro lado, la teoría clásica de las vanguardias, representada por Peter Bürger, proponía justamente, que desde el siglo XIX el arte se fue independizando progresivamente hasta lograr una autonomía relativa. Las vanguardias se rebelarían en contra de esto intentando reconducir la práctica artística hacia la vida efectiva de las personas, proceso que habría fracasado luego de la segunda guerra mundial. La neovanguardia, por su parte, sólo sería capaz de gestos anti-artísticos o anti-institucionales que serían rápidamente asimilados por el mercado o la institución. La tradición marxista y neo-marxista, también ha tenido algo que decir al respecto. El planteamiento clásico que ubica a las esferas de la cultura y el arte como un aspecto de la superestructura ideológica que no serían más que un reflejo condicionado o determinado por las condiciones materiales de existencia, eliminaría toda eficacia emancipadora del arte. Más adelante, Gramsci y luego Williams romperán con este planteamiento, proponiendo la eficacia de la dominación a través del sentido y las dimensiones materiales de las prácticas culturales respectivamente. Los límites entre lo estético y lo político se tornan más complejos que un simple determinismo entre lo “material” y lo “espiritual”, sin embargo, en todos estos planteamientos continúa habiendo una separación entre lo estético y lo político, continúa operando el supuesto de dos ámbitos separados que la práctica artística de la vanguardia debería unificar. Existiría por un lado un espacio de producción de ideas y de sentidos autónomo y, por otro lado un espacio social y político signado por estructuras de dominación, yendo el vector de la práctica artística desde al campo de las artes hacia lo social, lo comunitario, lo político.


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