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Aprietos de un retórico FRANCISCO JAVIER CHÁVEZ SANTILLÁN

Nos quedamos, en el anterior episodio conversacional, observando un excepcional encuentro de sabios “agrupados en semicírculo: una bola azul claro, revestida de una red de líneas rojas que se cruzan. Basta una mirada al objeto para explicar la perpleja admiración de la que, si es que vemos correctamente, parecen poseídos los siete sabios…” (“Esferas II. Globos”. De aquí en adelante sólo bajo la cita: Loc. 96). – Se reúne la “schola” de Platón. El objeto central: una sphaira. // Gracias a ella, en ella y sobre ella, se transformó la sabiduría aforística en filosofía argumentativa , y así se hizo símbolo de lo envolvente o ‘del ser-alrededor’, periéchon, que abarca todos los géneros físicos y espirituales de lo existente y que, por ello, entrelaza también las inteligencias que se inclinan en ese instante sobre la bola poderosa. - Y de su conversación, aquí, vamos a derivar los principios fundantes desde los cuales queremos ‘ver nuestro mundo’/ enfocar nuestra cosmovisión. Unas líneas más adelante habrán de registrar nuestra conversación.

Permítaseme recuperar el arranque de nuestro proyecto. Abordamos la secuela “Esferas II, Globos”. Macrosferología, 2004. El autor, Peter Sloterdijk (“Esferas I-II-III”, 1998. Español, Siruela, 2003), nos advierte con el subtítulo que avanzamos a un espacio mayor, en tanto que estamos considerando al ser humano situado “en su dónde- lugar ”, parafraseando y siguiendo al filósofo alemán Heidegger con su “ser-ahí”; pero, en este avance ascendemos a un espacio más englobante, tanto a nivel conceptual del ser u ontología , y entonces nos las averiguamos con el Uno, el Todo, el todo-abarcante; como también, a nivel experiencial flotamos en una inmersión del tiempo-espacio con otros, frente a otros, nos sabemos compartiendo el espacio caraa-cara como nuestras “imágenes y semejanza”, nuestros semejantes capaces de afectividad e inteligencia; somos un gran colectivo “ de pares ”, del cual todos cohabitamos, sin exclusión de alguno. No estamos en la dimensión de la supresión o la resta; habitamos la estancia de la inclusión, del encuentro dialogal sin distinciones, por eso somos ‘sociedad’, existimos en la ‘urbe’, somos urbanos; nuestro ámbito vital es la ‘civitas/ciudad’, y por ello nos llamamos ‘ciudadanos’, pero que ontológica y noéticamente estamos ‘aquí’, nos abriga, nos cobija la totalidad. En donde, por ser falso, no existen los expulsados del paraíso prometido (digamos “cuatro-teísta”).

Ahora estamos tendiendo el segundo puntal sólido para fundar el piso firme de un ‘constructo’ seguro y casado con la verdad, no con la veleidad engañosa que enmascara una voluntad de poder. Desde luego que para un mando responsable de gobernanza es frustrante toparse con un (‘cul de sac’) callejón sin salida… a sus fugas improvisadas o creaciones caprichosas que, como pompas de jabón, cree todavía sostener con pura y cruda voluntad de poder. Para su refutación, sin embargo, no aplica simplemente negar lo que aquel afirma, pues quedaríamos atrapados en la misma red de su retórica falaz, por dicotómica. Hace falta zafarse de una burda oposición contraria; hay que inducir un ‘ tour de force’ / un alarde demostrativo de su falla argumentativa. Para ello considero oportuno recordar el básico “cuadro de oposición lógica”, que aprendimos en nuestras lecciones de Lógica clásica. Sea.

Se le llama “cuadro” porque es similar a un rectángulo, en cuyas cuatro esquinas confronta términos opuestos; en los que compara tanto la calidad como la cantidad que abarcan las ideas en contraste; a las que califica de la siguiente manera: - En la primera línea superior de oposición, coloca una idea Universal Afirmativa (UA) frente a otra paritariamente Universal Negativa (ejemplo: Todos-Ningunos), lo que la primera afirma la segunda niega. En la línea segunda inferior, ubica una idea Particular Afirmativa (PA) a la que opone otra Particular Negativa (PN), (ejemplo: Algunos-No todos). En cuanto a la cantidad, descendemos a lo relativo: de Todos, sólo se aplica a Algunos; de Ningunos, se acepta que No todos. Y de aquí se in - fieren las relaciones involucradas: - La línea de arriba contiene términos simplemente Opuestos , en tanto que la línea de abajo contrasta términos Alternos, igualmente opuestos. En cambio, al contrastar los términos desiguales, como es una idea UP contra otra PN, se genera una oposición Contradictoria (ejemplo: Si oponemos a Todos, un No todos, basta esto último para negar la afirmación totalizante; de manera similar si contra un Ningunos, oponemos un Algunos (sí), este último término relativiza la pretensión de generalidad negativa. En consecuencia, la oposición “contraria” (términos en línea directa) es lógicamente dicotómica, excluyente, absoluta y, cualitativamente, maniquea (buenos/malos; corruptos/incorruptibles). En tanto que la oposición “contradictoria”, o en línea diagonal, implica una lógica dialéctica, condicionada, relativizadora.

Situados en un proceso argumentativo, esos posibles contrastes no son en absoluto ociosos, puesto que determinan en cada caso su fuerza demostrativa relativa, además de que califican su validez o invalidez dialéctica correspondiente. Para efectos del proyecto que venimos desarrollando estas distinciones son altamente relevantes y significativas, puesto que podrán demostrar además de la calidad y la cantidad de sus ideas o conceptos, su fuerza argumental respectiva. En conclusión, no basta confrontar en términos binarios excluyentes a los colectivos sociales que se invocan; es decisivamente imperativo relativizar las intenciones absolutistas de un argumento retórico, o de una calificación o etiqueta abusiva e inadmisible, en un razonamiento coherente y revestido de plena validez.

Afirmado lo cual, adquiere pleno sentido lógico y epistemológico, la aportación crítico-intelectual a nuestro proyecto de origen, desde un elenco argumental como el que adoptamos de Peter Sloterdijk, y que invocamos como un movimiento no de giro contrario en 180º -dicotómico, maniqueo-, sino en avance helicoidal y hacia arriba, con plena conciencia tanto dialogal como dialéctica -en oposición contradictoria-.

Autor de quien ahora citamos: - La schola estará “ya conexionada por un “conciencia problemática” que la hace resaltar por encima de todos los demás grupos humanos. (Opus cit. “Esferas II”, Loc. 139). Para luego aportar nuevos elementos teóricos:

-El número de los sabios: una cifra, siete, que se explica por sí misma en muchos sentidos, (Loc. 181).

-La evidencia de los filósofos hubo de expandirse sobre toda una era: la época de la conmoción de los pensadores por la luz intelectual que proviene de la suprema idea de espacio, (Loc. 193). // Somos trasladados a la época inicial de la razón medidora, constatadora, objetivante, (Loc. 200). Lo que nos remonta a “leyendas fundacionales (protofilosofía, tradición de los siete sabios) y clasicismo (imagen esférica del mundo y cosmoteología filosófica”, (Loc. 327).

- Que nos remite a un extracto del “Banquete de los siete sabios” de Plutarco y de las anécdotas de Tales de Mileto del primer libro de Diógenes Laercio, (I, 35), quien invoca estas sentencias: - “De los seres el más antiguo es Dios, el ingénito; el más hermoso es el mundo, la obra de Dios; el más grande es el espacio, que lo encierra todo; el más veloz es el espíritu, que lo traspasa todo; el más fuerte es la necesidad, que lo domina todo; el más sabio es el tiempo, que lo descubre todo”. “¿Qué es lo divino?” “Lo que no tiene ni principio ni fin”. (Loc. 507).

Respecto de lo cual, el autor Max Bense, en 1935 anota: “El espacio es lo originario. Mientras más originario el ser humano, más profundo es el sentimiento del espacio. Heidegger -de haber sido originario en su “interioridad”, en su realidad “interior”, en su “existencia elemental”- tenía que haber interpretado el ser como espacio” (en “Rebelión del espíritu, una defensa del conocimiento”, Max Bense, Ausgewählte Schriften, vol. 1, Stuttgart 1997, pág. 107). (Loc. 517).

Referentes que nos llevan a una problematización de nuestros argumentos fundantes, dado que los mismos grandes innovadores de la filosofía: Nietzsche,

Kojéve, Bense, Foucault, Deleuze, los incomparables, teóricos que piensan que no pueden coger la bola del ser. Cuando se trató de hablar de la indigencia del ser humano, los modernos nunca fueron precisamente tímidos a la hora de dar argumentos. ¿Cómo un ser lleno de deficiencias habría de salir al encuentro del ser? ¿Cómo podrían, enajenados, hacer frente a la abundancia, toda vez que en la vida falsa no hay nada correcto? ¿Cómo podrían, explotados, desheredados, despedazados, entablar diálogos directos con el todo?

¿Cómo seres humanos que se han hipotecado a la utilidad habrían de entregarse al absurdo lujo del existir?

¿Por qué habrían de preocuparse del ser después de que quedara establecida la preeminencia de la democracia sobre la ontología ? ¿Qué pinta siquiera ahí una bola compacta, cuya presencia es imposible? ¿Y por qué habría uno de preocuparse por un todo del que los espíritus analíticos aseguran que no es más que un concepto formal o bien un fantasma narcisista?

Largo cuestionamiento que, a mí, me condujo a proponer una advertencia, metodológica (Cfr. “Esferas I”): - ¡Desenmascara a aquel que ofenda a la carencia! Lo que de ordinario se llama “fin de la metafísica” es la mayoría de las veces también el comienzo del esfuerzo por dar licencia teórica al resentimiento. (Loc. 298). A lo que el mismo autor P. Sloterdijk prologa diciendo: - Por el contrario: instalar al comienzo la abundancia arroja una luz aristocrática sobre todo lo que es el caso. Lo real tiene de todo infinitamente más de lo preciso para satisfacer necesidades y compensaciones. No es lo demasiado-poco lo que caracteriza a lo ente en su totalidad, sino lo demasiado-mucho. Ser y abundancia son sólo dos palabras diferentes para lo mismo: en el horizonte de la ontología clásica lo real es siempre lo no-expoliado, lo completo, envolvente, desbordante. Es lo no roto, no castrado, (Loc. 299).

Para fincar sólida y correctamente nuestro proyecto tanto teórico como práctico, es de crucial importancia recoger lo más granado de esta conversación. Esta última notación es no solamente característica del enfoque polarizador del discurso del propio fundador y líder de la Cuarta Transformación, Andrés Manuel López Obrador, que ahora ha convertido en bandera de batalla para contender en las elecciones constitucionales por venir, particularmente la específica de su relevo presidencial. Cada vez más, hace explícito su resentimiento contra aquellas fuerzas provenientes de la sociedad que cuestionan su gestión gubernamental y, con mayor razón, la pretensión de perpetuidad a su empresa de “regeneración nacional”, más allá del término constitucional de gobierno; actitud que desenmascara sin rubor al intentar “destazar al INE” -con todos los riesgos electorales que ello conlleva-, sino ante todo, al proclamar su profesión de fe precisamente “en la carencia”, que gratuitamente refiere como forzada “austeridad república”, paradójicamente, hacia y contra toda su micropolítica de priorizar los “programas sociales”, que suficientemente han mostrado su ineficacia como inversión pública social, amén de la incompetencia manifiesta de “sus pares” en el ejercicio del poder.

Ese desprendimiento original de su tesis gubernamental, desde la segmentación del país, en dos colectivos aguerridamente contrapuestos y excluyentes, pone en evidencia su fallido arranque tético como proyecto de desarrollo socio-económico del país, y peor aún de la potencial “unificación” de la Nación en su destino maniqueo. Por contra, nosotros estamos proyectando un proceso futuro de integración, unidad y plenitud, atreviéndonos a tomar como base de lanzamiento a lo uno, lo unificado, lo abundante. Continuaremos en la sistematización de nuestro fundamento noético, para aterrizar en la praxis política… las políticas públicas aplicadas. franvier2013@gmail.com

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