12 El apóstol Pablo presenta dos argumentos figurativos a favor de la preservación de Israel al final de los tiempos.
1. El pan de las primicias La figura del pan de las primicias nos conduce hacia la ofrenda de comida del Antiguo Testamento (Números 15:17-21). La ofrenda de las primicias de la harina era considerada santa, por ser consagrada a Dios (apartada para Él). Representaba toda la cosecha, por lo que no solo esta era santa, sino también la masa para el pan que se producía con ella. Jeremías dijo de Israel: “Santo era Israel a Jehová, primicias de sus nuevos frutos…” (Jer. 2:3).
2. El olivo
PARTE 4
Una interpretación profética de la historia de la salvación, basada en Romanos 9 al 11. Argumentos para el futuro de Israel “Si las primicias son santas, también lo es la masa restante; y si la raíz es santa, también lo son las ramas. Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido in-
jertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo, no te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti. Pues las ramas, dirás, fueron desgajadas para que yo fuese injertado. Bien; por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, sino teme. Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará” (Romanos 11:16-21).
El olivo es un árbol longevo de hoja perenne. En mi opinión, tanto las primicias como la raíz hacen referencia a los patriarcas y a las promesas que recibieron de parte de Dios. De esta manera, la raíz simboliza a los patriarcas y las ramas, a los judíos de la época de Jesús y del Pentecostés. Las “ramas incrédulas” fueron arrancadas, empero, las “ramas creyentes” permanecieron y experimentaron el Pentecostés. El apóstol Juan subraya la diferencia que existe entre los judíos incrédulos y los creyentes, y qué consecuencias trae esta disimilitud: “Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre” (1 Jn. 2:23). En el lugar de las ramas desgajadas fueron injertados los gentiles (Hechos 10-11), quienes ahora comparten la raíz y el aceite del olivo. Forman, junto a los judíos creyentes, un solo árbol. Esto simboliza la gracia divina para las naciones, pues no conlleva ningún requisito previo.–por lo tanto, Pablo advierte a los gentiles que no se exalten sobre Israel ni se vuel-