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1r d’ESO “Mensajes Mortales” Martina Paez i Caro

116 “Mensajes Mortales” Martina Paez i Caro / 1r d’ESO

LLENGUA CASTELLANA_3r PREMI

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Aquel atardecer, 4 de febrero de 2012, había mucha niebla y Daniela, una niña de 13 años, se hallaba aterrorizada delante de su casa. Aún no tenía claro lo que había ocurrido, pero no se podía quitar de la cabeza la imagen de su casa en llamas.

La casa de Daniela se había incendiado y ella y sus padres habían conseguido salir de la casa, pero su hermano Marcos no lo había conseguido. El día del incendio, Daniela y sus padres se estaban alejando como podían de la casa, y cuando se dieron la vuelta vieron a Marcos pidiendo ayuda desde la ventana. Estaba empapado de sudor y se podía ver el pánico en su cara. Daniela hizo el gesto de volver atrás para salvar a Marcos, pero la mano firme de su padre se lo impidió. Daniela nunca comprendió cómo podían vivir sus padres sabiendo que habían dejado morir a Marcos.

Cuando llegaron los bomberos y apagaron el fuego, no encontraron su cuerpo. Al día siguiente, tampoco lo encontraron, y el siguiente tampoco, y aunque habían buscado por toda la casa quemada durante unos días, el cuerpo de Marcos no apareció por ningún sitio. Su familia no tardó en dejarlo atrás, pero Daniela nunca volvió a ser la misma de antes. Había visto a su hermano sufrir y no lo había salvado, solo para no perder su vida y eso no se lo podía perdonar, sabía que tarde o temprano lo tenía que pagar. Desde entonces se había vuelto una chica muy callada, siempre estaba muy seria e incluso a veces un poco borde.

Una noche, al cabo de un año y medio de lo sucedido, Daniela no podía dormir, así que se levantó de la cama y fue a la cocina a beber un vaso de agua y de repente cuando se disponía a dejar el vaso y volver a la cama, un aire congelado le pasó por detrás, se giró asustada y el vaso le cayó al suelo. En este mismo instante se escuchó un ruidoso golpe en el dormitorio de sus padres. Ella, asustada, corrió hasta el dormitorio de sus padres pero no encontró a nadie, miró por todas las habitaciones

y finalmente encontró a su padre muerto en una esquina del salón, estaba todo ensangrentado de los pies a la cabeza y en la mano tenía un papel que estaba doblado por la mitad. Cogió el papel, pero como estaba aterrada no lo abrió y se dirigió a la puerta para ir a pedir ayuda, pero cuando iba a salir se encontró a su madre estrangulada delante de la puerta. También tenía un papel en la mano, igual que el de su padre. La niña se aterrorizó tanto que salió más rápido que el viento y avisó a su vecino. Él llamó a la policía y cuando llegaron y vieron a los padres de Daniela muertos la tranquilizaron y le dijeron que mirarían con que pariente se tendría que ir a vivir. Al día siguiente, le comunicaron que tenía que ir a vivir con su tío José en una mansión. A ella esa idea no le hizo mucha gracia, pero no pudo protestar.

Una vez en la mansión, a Daniela se le asignó una tutora legal y le dijeron que una sirvienta le llevaría el desayuno, el almuerzo y la cena, también le dijeron que no se podía mover del dormitorio, por orden de su tío.

Al cabo de unos días ya se había acostumbrado a vivir allí. Un día, a la hora de almorzar, cuando la sirvienta le llevó la comida, Daniela se dio cuenta de que estaba muy pálida, pero cuando le preguntó qué le pasaba ella no respondió y enseguida se marchó. Daniela se puso a leer y sin darse cuenta ya era la hora de cenar. Pasaban 20 minutos y la sirvienta aún no había venido a traerle la comida. Esperó un poco más y cuando vio que no venía decidió salir del dormitorio e ir a ver que estaba pasando.

Cuando puso un pie fuera del dormitorio empezó a oír el ruido de alguien que gritaba, como si se estuviera quejando. Tenía mucho miedo, pero aun así no pudo evitar seguirlo, y el grito le llevó a una pared donde no había ninguna puerta, pero ella estaba segura de que el grito provenía del otro lado de la pared. Palpó un poco la pared para ver si había alguna puerta, y cuando la apretó un poco se abrió una puerta. Entró sin pensárselo y detrás de ella se cerró la puerta con un fuerte crujido. Detrás de la pared había un pasillo, en el cual se encontraban cuatro habitaciones, Daniela se acercó a una de las habitaciones y vio a un hombre apuñalado, las piernas de Daniela empezaron a temblar. Daniela se dio cuenta de que aquel señor tenía unos 70 años, y supu-

118 so que ese señor debía de ser su tío al que aún no había conocido. Él también tenía un papel en la mano, Daniela lo cogió y se paró a pensar y recordó que en todos los asesinatos había encontrado un papel con alguna nota dentro, pero que no había abierto ninguno. Decidió abrirlos porque pensó que quizás había algún mensaje importante para ella, cuando los abrió descubrió que, en el que tenía su padre había la letra ``M´´, en el de su madre había la letra ``A´´ y en el que acababa de encontrar junto al cadáver de su tío había la letra ``R´´. Así que cuando los ordenó por orden de haberlos encontrado lo que ponía era ``MAR´´.

Cuando lo vio no pudo evitar pensar en su hermano muerto el 4 de febrero de 2012, y como quería saber quién le había escrito aquellos mensajes, se los volvió a guardar en el bolsillo y fue a otra habitación para ver si había algo misterioso. De repente, cuando entró en otra de las habitaciones, se encontró a su sirvienta estrangulada. Como ya le había ocurrido en otras ocasiones, no le extrañó encontrar una carta junto a la criada donde había la letra ``C´´. En aquellos momentos ella ya se temía algo malo y no se equivocaba, porque en una de las otras habitaciones había también la tutora legal muerta, y con él cadáver Daniela también encontró una carta en la que había escrita la letra ``O´´. Daniela pensó que ahora debía encontrar la última letra, la ``S´´. Mientras ponía orden a todas sus ideas y pensamientos, se paró un momento y en voz alta, como si susurrara, se le escapó: ``Todo esto es imposible, Marcos está muerto, estoy segura”. Automáticamente después de pronunciar estas palabras, detrás de ella una voz dijo: ``¿Quién te ha dicho eso? “, Daniela reconoció esa voz al instante, era Marcos, tenía que ser él. Al principio Daniela no reaccionó del pánico y terror que tenía, pero cuando lo consiguió y se giró, pudo ver la figura descompuesta de su hermano, tenía la cara un poco quemada y los ojos le brillaban con un color verde.

Cuando lo vio, Daniela se aterrorizó, ya no le quedaban fuerzas ni para hablar, su hermano empezó a dar pasos hacía ella y cuando lo tuvo delante su hermano le preguntó; ``¿No te gustaría haberme buscado un poco más? ´´, y seguidamente atravesó el corazón de Daniela con el cuchillo que llevaba. Después, Marcos se dispuso a poner la letra ``S´´ en la mano de Daniela.

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