Jefferson PĂŠrez
Caminando hacia el ĂŠxito
Su vida
Un paradigma del valor, sacrificio, esfuerzo, constancia y patriotismo, es Jefferson Pérez, un cuencano de origen humilde, que puso en el podio mundial de las Olimpiadas Atlanta 1996, en alto relieve, el nombre de nuestro país, Ecuador, por primera vez en cien años en esta clase de evento. Jefferson Leonardo nació en la ciudad de Cuenca, el 1 de julio de 1974. De pequeño, tuvo que combinar el estudio con pequeños trabajos para ayudar en su casa. Se inició en la marcha cuando se le iba a evaluar la materia de Educación Física en el colegio.
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Sus logros
• Su primer logro relevante fue la medalla de bronce en el Mundial Juvenil de Atletismo, en Plovdiv, Bulgaria, en 1990. Hasta que dos años más tarde, su primera consagración la alcanzó al ganar el título mundial juvenil en Seúl, Corea. • Obtuvo la primera medalla de oro para Ecuador en los Juegos Olímpicos, 20 kilómetros marcha, en Atlanta 1996. Posteriormente obtiene la medalla de oro de los 20 kilómetros marcha en los Juegos Panamericanos de 2003 realizados en Santo Domingo, República Dominicana.
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Experiencias • Consigue una nueva plusmarca mundial en la misma disciplina durante el noveno Campeonato del Mundo de Atletismo realizado en París, 2003, récord vigente hasta el 29 de Septiembre de 2007. • Campeón Mundial en Helsinki (2005) y tri-campeón mundial de marcha, 20 kilómetros, en Osaka, 2007.
Jefferson Pérez es considerado el mejor atleta del mundo en su disciplina; comparte junto a Robert Korzeniowski el honor de ser uno de los mejores marchadores de la historia en este deporte. Es el más importante y el mejor atleta latinoamericano de la actualidad. Es considerado el mejor deportista ecuatoriano de todos los tiempos.
Ejemplo de tesón, entrega, y sacrificio, cuenta que: ”Regresa a mí el recuerdo de mis primeros juegos en Barcelona. Tenía apenas 18 años, y la ilusión de estar en unas olimpiadas era un sueño; me sentía muy emocionado, pues esa iba a ser mi primera participación olímpica. Al llegar a la villa olímpica el impacto fue muy fuerte, de hecho casi por las noches no dormía, pues los diferentes horarios en que se realizaban las competiciones provocaban que los atletas llegarán algo agotados”.
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“Las altas temperaturas del sofocante verano europeo influyeron en mi estado de salud: fiebre, dolor de las amígdalas, dolor del cuerpo, y una especie de “tembladera”. No podía controlarlos. Frente a todos estos factores decidí competir; era imposible dejar pasar esta oportunidad”. “En la línea de partida pude observar a los mejores del mundo; marchistas que eran toda una leyenda, estaban junto a mí, realmente algo indescriptible; en los primeros kilómetros estaba junto a ellos, pero a mitad de la prueba mi cuerpo no soportaba más; mientras disminuía mi ritmo considerablemente, pensaba en el campeonato mundial juvenil que tendría 6 semanas más tarde. Sin embargo, mi cuerpo, mi mente, y todo mi ser no podían más hasta que, finalmente, decidí parar”. “En general, al equipo de Ecuador no le fue tan bien en esta participación… por mi parte, lo único que deseaba era regresar a casa, sin embargo una vez en mi país pude leer en uno de los periódicos más “importantes” del Ecuador un artículo (recorte que aún tengo entre las cosas que suelo guardar) que hacía alusión a la mala participación del equipo ecuatoriano; al final de este análisis
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estaba yo, Jefferson Pérez, se mencionaba mi mala actuación… el artículo textualmente decía: ”LA VERGONZOSA Y HUMILLANTE PARTICIPACION DEL MARCHISTA AZUAYO”. Luego de leer el mismo pensé, “juro que la próxima vez será diferente”. Cuatro años tuve en la cabecera de mi cama aquel fatídico artículo, pensando cada día, LAS COSAS SERÁN DIFERENTES. La mayoría conoce el resultado de Atlanta 1996 (4 años más tarde)”. “Si hubiese mantenido el pensamiento corto de la no preparación académica, seguramente nunca hubiera sido, con la mayor modestia, 7 veces medallista mundial, 1 olímpico, 3 panamericano, y así un sin número de títulos, que pude conseguir en base a mi preparación ÍNTEGRA; caso contrario solo hubiera sido un atleta mediocre más”.
“Adelante, jóvenes ecuatorianos: deberán enfrentar a rivales más difíciles en nuestro medio que en el exterior, pero recuerden que yo pude pasar y vencer la mezquindad, la envidia, la mediocridad y ustedes no sólo podrán sino, además, es su obligación hacerlo, porque un pueblo los necesita, porque la vida deportiva pasa, pero el ser humano queda para siempre, y ustedes deberán permanecer por siempre como dignos ejemplos de la juventud de nuestro país.” Jefferson Pérez 05