¡1000 Gracias! Zona Fantasma

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Zona Fantasma es una revista digital gratuita sin fines de lucro. Las imágenes son sólo usadas con fines estéticos. Si no quieres que un trabajo de tu autoría se usado aquí y quieres que lo retiremos, contáctanos a nuestro correo electrónico: revistazonafantasma@gmail.com Zona Fantasma is a nonprofit, free digital magazine. Images used here are just for aesthetics; if you do not a work of your authorship to be used here, and want it removed, contact us by email: revistazonafantasma@gmaill.com




Editorial


¡1000 Gracias! Mayo ha sido un mes activo, en realidad. Cada vez llega más gente, ya sea como seguidor o buscando ayudarnos, ¡eso es genial! Y gracias a ello, hemos logrado llegar a los mil seguidores en nuestra página de Facebook, y por es mismo hemos decidido preparar este número especial para todos ustedes. Esta revista será ligera, sólo traerá unos cuentos escritos por algunos miembros de nuestro equipo, unos agradecimientos y, por supuesto, los resultados de nuestro breve sorteo en el que espero hayan decidido participar. Y recuerden «La Zona Fantasma representa una lucha por existir». Pero esto no se acaba aquí, tenemos más metas para el futuro, y esperamos que ustedes sigan con nosotros para cumplirlas juntos. Si les gusta nuestro proyecto, no duden en compartirlo con todos los que conozcan, es la mejor forma en que nos pueden ayudar. Nos estamos leyendo. MidnightMoon


Sorteo de Juegos

¡10 juegos diferentes! ¿Q

ué tal les pareció nuestro regalo como agradecimiento? Espero les haya gustado, y para los que se unieron apenas debido a este regalo, espero les convenza nuestro proyecto. Bien, como se decía en las bases, se escogió un ganador al azar a partir de la plataforma de Rafflecopter, hubo un buen número de entradas y no se repitió ningún ganador. Más adelante dejaremos la lista de por juego, ahora, para ver si se han enterado a través de la revista, necesitamos que los ganadores nos contacten a nuestro correo (revistazonafantasma@gmail.com) desde el correo que usaron para participar y ya con eso les proporcionaremos su código de descarga. Pues, ¡empecemos! 

Aces Wild: Manic Brawling Action: Arnold Bautista

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Bastion: Zull Arrasing

Brütal Legend: Gaspar Valderrama

Crysis 2 Maximum Edition: Rnnl Kenth H H

LIMBO: Jeferson Matias Díaz Araya

Orcs Must Die! 2: Complete Pack: Bastian Pavez SanchezRisk of Rain: Vladimir Correa

Rocketbirds:

Ian Alexander

Hardboiled

Chicken:

Sanctum 2: Naira Shair

The Lord of hte Ring: War in the North: Santiago Pereira

¿Qué tal? ¿Se sienten bien con el juego que ganaron? Y para los que no lo hicieron, ¡no se desanimen! En un futuro habrá más oportunidades de participar. De momento ya saben, los que ganaron, comuníquense con nosotros. Sigan leyendo la corta revista especial y luego compártanla con todos sus amigos, es lo que más agradeceríamos. Nos estamos leyendo.



Los 1000 likes

A

cabamos de cumplir nuestra meta de 1000 likes en nuestra página de Facebook y bueno, este año (o más bien este medio año) hemos crecido tanto, que me sorprende. Empecé este proyecto yo solo. Hace dos años y un poco más. Esta revista era solo un hobby que hacía su trabajo en mostrar un poco lo que hacíamos como grupo en nuestro pequeño y cálido foro de escritores. Sin embargo tuve la suerte de contar con el apoyo de quienes se fueron sumando. Todos ellos con un gran talento que nos hace un gran equipo. Como líder, quizá no soy el mejor. Soy algo flojo y no soy el más duro. Pero creo que eso en parte ha ayudado, pues no me gusta ver este proyecto como mío, cuando sé que si me fuera, simplemente no desaparecería la Zona Fantasma. Por qué sí, es cierto que hay tantas otras páginas con más de 1000 likes por ahí, quizá celebrar por eso sea ridículo para algunos, pero para nosotros es un logro, pues lo hemos hecho todo con nuestro esfuerzo.

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Mientras que otras páginas hacen su fama en imágenes virales que no toman más trabajo que buscar en internet nosotros tenemos un poco más de trabajo. Revisamos si la imagen que ponemos tiene derechos exclusivos, si es legal compartirla, le damos crédito a su autor. Vemos si podemos añadirle texto y luego compartimos. Claro, imágenes legales son mucho menos vistosas que las imágenes que pudiéramos tomar sin permiso. Pero nos da la ventaja de lo moral. Además de que todo se complementa con el contenido de texto del cual siempre cuidamos la calidad. Hace un año, no éramos los mismos. Más despreocupados, más descuidados. Ahora creo que hemos madurado de a poco con el objetivo de traerles el mejor material de forma original y legal. Un camino complicado el que hemos escogido, pero sin duda el más satisfactorio. Esperemos más sorpresas y miel gracias a todos por seguir con nosotros.



Mi vida en ZF

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er escritor acá en Perú no parece tarea fácil. No hay muchas personas que lean, no hay muchas que escriban cosas que no sean técnicas y algo aburridas. Así que desde pequeño supe que el camino a ser escritor sería algo solitario, si bien no lo percibía como tal. Así que tuve que hacer lo que muchos harían en esa posición… empezar. Y, bueno, no ha sido un camino fácil. Dado que lo único que tenía era una antología en mi colegio, donde la calidad no era de mayor importancia, realmente no me puse nunca un estándar muy grande. Luego llegó el final del colegio y pronto me encontré postulando a una universidad. Y mientras tanto me encontré con un nuevo mundo: la internet. Debo admitir que mis primeros escritos fueron fanfics, pero al menos tenía audiencia, alguien con quien compartir mis ideas. Y por eso estuve muchos años sin pulir mi estilo. Por suerte, luego llegaron mis ideas originales (o al menos bastante apartadas de aquellas en las que me basé) y conocí varios colegas escritores en internet. Uno de estos colegas tenía un foro y terminé uniéndome a él.

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Los años pasaron y conocí a más personas. Y entre ellas la idea de una revista digital surgió. Nunca dejé de dar mi apoyo a la idea y contribuí con varios de mis escritos para ver el sueño. En retrospectiva no eran quizás los mejores ejemplares. Ahora estoy empezando a corregir los errores. Y ahora años han pasado (quizás no muchos), la idea ha crecido, el sueño se ha vuelto una comunidad en la que todos buscamos mejorar y explorar lo que tenemos para dar por el amor al arte mismo. He aprendido mucho de mis compañeros y mis historias ahora son parte quizás de la tradición, pero sigo esforzándome por mejorar. Y sé que con su apoyo seré mejor. Seremos todos mejores. Ahora somos 1000 personas. El sueño es cada vez más realidad tangible. Podemos mirar atrás y sonreír con orgullo, para luego mirar al frente y ver el camino que nos queda por recorrer. Finalmente, mirar a los lados y ver quiénes son nuestra compañía en la empresa. Soy Edwin Rodriguez Condori, alias Drake Epsilon. Y yo, aún brindo mi apoyo a este sueño. ¡Vamos adelante!


ยกNo dejes de participar en nuestro concurso literario de novela ligera!


Irrealidad de una efímera

U

na extraña idea aparece en mi mente, tal difuminado trazo. Las líneas de extraña forma comienzan a ―des―dibujar una imagen. Ver un sentimiento puede volver a alguien loco, pero heme aquí, viendo la perfecta representación del que albergo día a día: la soledad. Abro mis sentidos, la figura desaparece, pero la sensación permanece. La eterna oscuridad de mi recinto me cobija, y la melodía formada de la escasez de ruido me arrulla. Una habitación, carente de entrada y de salida. No hay nada, sólo negro. Mis ojos se cierran, la diferencia respecto a tenerlos abiertos es inexistente. Lamentablemente no estoy en ese lugar, en cambio estoy atrapado en la magnitud del todo, en una luz que destruye mis ojos y en un ruido que aniquila mis tímpanos. Mis compañeros van de un lado a otro, algunos ríen sin parar, otros ponen su estruendosa música a todo volumen y otros sólo cuchichean sobre el resto. Y por otro lado estoy yo, en el centro del salón, rodeado de esa bola de estúpidos. ¡Qué ironía! Rodeado de tanta gente y aun así sintiendo este ―hermoso― sentimiento creciendo dentro de mí. El día pasa con una sutileza indescriptible, quizá yo

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sea el único que lo ve así. Todos mis compañeros salen; yo espero. Un par de horas transcurren hasta que el silencio regresa. Ya se fueron, no sólo mis compañeros, sino todo rastro de vida. Es triste ver el desinterés de los directivos por personas como yo, que pudieron quedarse dentro de la escuela. Sonrío, a mí no me preocupa. Salgo del salón, pensando que ya es tiempo de ir a casa; saltarse la barda trasera no es nada difícil de hacer. La semilla de una idea aparece en mi mente. En unos segundos germina. Delante de mí están las escaleras que conducirán mi camino a mi «cálido» hogar, pero también se encuentran las que me llevarán a nuevos espacios no descubiertos ―al menos de noche―. Un pie se posa sobre el primer escalón para ascender, y por mera inercia voy al piso superior. Camino por el pasillo, observo las ventanas; la oscuridad del exterior es más deprimente que la de aquí. Llego al final del pasillo y una puerta doble se posa delante de mí, la puerta que abre el camino del lugar más hermoso de toda la ciudad, de todo el universo: el salón de música. Mis manos se posan sobre la puerta. Un cosquilleo recorre toda mi espalda, la adrenalina me llena, y mi mente divaga en aquel momento, hace ya un año y


existencia

medio. Era nuevo en la escuela y mi emocionado ―e iluso― ser deseaba conocer cada rincón del lugar. Recuerdo que la primera semana llegué una hora antes, para deambular por los salones en total tranquilidad. Un día mis pasos me llevaron al último cuarto del último piso. En teoría debería de estar cerrado, o al menos eso creía. Sin embargo, de un solo jalón, la puerta se abrió. Y aquí sigues, igual de indescriptible como la primera vez que te vi. No eres un ser, sino una mancha en el espacio, una mancha que describe a mi amada soledad. El piano comienza a sonar en una melodía que ningún humano podría escuchar. Me acerco; las piezas se mueven por sí solas en un extraño danzar. Un recorte de periódico en el suelo desvela un conocimiento olvidado. «Joven estudiante se quita la vida en preparatoria pública», acompañado de la foto del ser más hermoso que he visto en mi vida, no sólo por su ―indudable― belleza física, sino por un extraño sentimiento plasmado en su rostro. ―¡Oh, soledad! ¿Te la llevaste a ella? La inexistente, la que buscaba un mundo donde pudiese existir. La gente no la compren-

día, no comprendía que ella amaba el mundo, pero que deseaba algo más, alcanzar otro plano. »Todos decían que no tenía razón, que era una chica feliz. ¡Insulsos! Ellos no la comprendieron en ese momento y nunca comprenderán su actuar. Ella, la musa de mis momentos. ¡Tú! La volteo a ver. Ahí está, esa mancha en la existencia, ese ser que ya no es un ser, sino un abstracto sentimientos que forma una profunda verdad. Entendido. Lo haré, es hora de seguir tus pasos, yo vi tu ascenso, yo me merezco alcanzarlo también. Me acerco a la ventana y la abro, un eterno vacío de oscuridad se extiende delante de mí. Mi mente no me da tiempo de pensar nada, hasta que ya se siente en el aire. Tú, aquella de inexistencia efímera, pero de existencia eterna. Ya no volveremos a estar solos. Dolor. Oscuridad. Existencia.

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Registro Completado

[E

scriba su nombre de usuario] Indeciso, temeroso, teclea combinación de botones.

una

[Introduzca contraseña] [Aceptar condiciones de uso] [Registrarse…] Se detiene. Está confuso, no cree que funcione. Lo deja, abandona. Otro día será, no hay ninguna prisa. Pero dentro, muy dentro de sí lo sabe: no volverá a intentarlo. Se olvida del asunto, le resta importancia. Solo es un sueño estúpido. De sueños no se vive, no se come. La realidad lo apresa, lo agobia. Arriesgarse es aún peor, por eso elige permanecer atado, no experimentar nada nuevo. Los días pasan, el chico sigue tonteando por internet. Devora historias. Creo ilu-

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sionarse, emocionarse, sentirse vivo; el entiende que todas esas emociones son artificiales, antinaturales, algo dentro sí ha muerto. —Oye, déjate ya de esas cosas —le dice un día su madre—. Es tiempo de madurar. «Es tiempo de madurar», se repite él. Apaga el ordenador, sin saber que su imaginación y sueños se extinguen por completo. El tiempo pasa, despiadado, sin prisa pero sin pausa. Él deja de ser un niño; tampoco es un adulto, no es más que un ser autómata. Lo que dice, todos son diálogos prediseñados. Lo que hace, todos son comandos impuestos. Cómo vive, todo es controlado por un webmaster omnipresente. Come, duerme, se relaciona y ríe cómo una persona normal. Ha dejado de ser él para convertirse en un «algo» normal.


[Registrarse…] Se gradúa, pasa un tiempo viviendo con sus padres, de paro. Lo normal. Consigue empleo en una inmobiliaria, trabajo de oficina. Lo normal. Después del trabajo sale a tomarse una copa con los compañeros de trabajo, se queja, despotrica contra sus jefes, le chifla a cuanta chica voluptuosa pasa a su lado. Lo normal. Luego consigue novia, una chica entrada en carnes, con un cuerpo no demasiado bonito, de pechos grandes y ojos tristes. Pero es más normal que levantarse por la mañana. Su pasado es triste, sí, pero solo sabe quejarse de su existencia. Él la quiere, se parece a sí mismo. Nada que perder, nada que ganar. Ni un genio ni un mediocre. [Registrarse…] Se casan un día de otoño. Su gordura natural luce agradable con el traje de novia. Él se ve incómodo, el traje le queda ajustado. Al año a ella le falta la regla, está embarazada. Emoción, alegría y una sensación ambigua les llena el alma. En nueve meses son padres. La emoción se va. Compran una casa, las cosas les van bien. Pelean. Ella se siente explotada, olvidada, un mero objeto decorativo. Él dice que le da todo, que no está satisfecho; algo le falta. Sus cadenas aumentan día tras día, los grilletes rechinan con un clack, clack oxidado. Ella vuelve a quedarse encinta. El no ve a su segundo hijo nacer, se divorcian. Ella gana la custodia y la casa. [Registrarse…] Se muda a un apartamento pequeño. Está solo, así es mejor. Sigue trabajando para la inmobiliaria. Ve pasar los días uno tras otro. Prueba a componer un par de líneas, a dar forma a sus malogrados pensamientos. El resultado es un monigote sin vida, sin gracia. Lo deja. [Registrarse…] Los años pasan. Se jubila. Sus compañeros lo despiden, una oveja más ha dejado el rebaño, solo eso. Se acostumbra a no hacer nada. Observa en silencio las paredes blancas. Su mente se encuentra vacía, no

sabe qué hacer. Varias noches se las pasa llorando, sin saber realmente por qué. Va muriendo lentamente, deshaciéndose, convirtiéndose en una momia. Ya no sabe la diferencia entre vivir y morir. No es más que una cucaracha sin cabeza, esperando pacientemente su final. [Registrarse…] Un día de invierno, veinte años después de su jubilación, sale a dar un paseo. Hace tiempo que no daba una vuelta, hasta había olvidado donde vivía. Se calza unas botas de cuero gastado, jeans descoloridos cuya talla ya no es la que marcaba la etiqueta. Se sube la cremallera del abrigo, le da varias vueltas a la bufanda destejida, el último recuerdo de su madre. Afuera hace frío. No es un frío normal, es un anuncio de muerte. No le presta atención a los gritos de la muchedumbre que corre a resguardase a sus casas. «¡Rápido, se avecina tormenta!». Camina lentamente por la vereda congelada, resbalando a veces. Se detiene en una esquina, espera a que el semáforo se ponga en rojo. El delgaducho gigante de metal abre y cierra su ojos rojo, los otros se mantiene cerrados. Pasan cinco, diez, treinta, mil horas; no se mueve, por primera vez en su vida se arrepiente. Se siente cansado, frustrado. Busca un banco donde sentarse, lo consigue. Sus músculos debilitados entran en calor, ¡una calidez mágica recorre su cuerpo! Sonríe. Ha muerto. [Registrarse…] [Registrarse…] [REGISTRARSE…] Abre los ojos, asustado. Ha tenido una pesadilla, un vaticinio del futuro. Levanta la cabeza, la pantalla del ordenador está encendida. El cursor señala una opción de la página. Se acomoda en la silla, toma aire, tiene claro lo que va a hacer. No tiene talento, tampoco es mediocre, simplemente es una lucha por existir. Hace click con el cursor.

Ed-Kun

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Gato Negro

L

a creencia popular ―me atrevería a decir― mundialmente aceptada, es que los gatos negros dan mala suerte. No he visto ninguno desde hace bastante tiempo. De hecho, no he visto ninguna clase de gato, perro, o nada que se le parezca. A mis cortos siete años de edad sé que el mundo ha sufrido un cambio. Una transición tan estrepitosa y rápida, que cuando cierro mis ojos aún puedo recordarla. Las calles ahora son tan silenciosas, ya nadie usa autos. Solo los pies, o las manos. Manos como las de madre, quien siempre me espera en casa. Ansiosa, hambrienta. Quizá eso es lo justo, ella me cuidó todo este tiempo y yo ahora debo hacerlo. Siendo tan pequeño me es complicado llegar a la comida que ella guardaba. Sabía que estaba ahí, en la cocina. Aunque dudaba de su integridad luego de tanto tiempo sin ser abierta. Así que me di cuenta de mis ventajas y me convertí en el depredador del único alimento que nadie más podía atrapar; ratones. Tan ágiles y furtivos, los lentos adultos no podían atraparlos por más que agitaban sus cuerpos al sentir su presencia. Le llevaba algunos a mamá siempre que podía. Los ratones siempre debían estar muertos, cubiertos de sangre y aún calientes. Si se enfriaba mucho, a mamá simplemente no le gustaba. Una vez le llevé uno vivo, cosa que nunca me perdoné. Aquél tonto ratón chilló mientras mamá intentó tomarlo con sus manos. El roedor se sintió atrapado y se lanzó contra el rostro de madre. Le sacó un ojo y le dañó más de la mitad de la cara. Mamá, indignada, jamás volvió a enseñarme su lado bueno. Aquella belleza

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que la caracterizaba, se convirtió en un mero recuerdo. Tenía fe de que mi nuevo regalo le gustara; una paloma, gorda y grande. Me había costado atraparla con tantos adultos estorbando en la plaza. De vez en cuando algo de piel se caía de aquellos caminantes sin rumbo, cuervos y otras aves aterrizaban para darse un festín. Con algo de suerte de entre las que atacaran los adultos yo tomaba alguna. Las aves se enfriaban más rápido, por lo que solo les rompía las alas y las patas. Al llegar a casa con comida ya no era invisible para mamá. De hecho, soy invisible para todos. Lo noté desde ese día. Mientras que aquellos adultos se abalanzaron unos contra otros, mamá y yo nos ocultamos en casa. Como si aquellos gritos no fueran suficientemente malos, la tierra comenzó a temblar. La casa nos cayó encima, o mejor dicho, le cayó solo a ella. Atrapada bajo una viga y el concreto, solo quedaba expuesta la mitad del cuerpo de mamá. Aunque aún podía acercarme a ella, desde ese momento fui ignorado. Como si me volviese un fantasma, nadie parecía notarme. Mientras los adultos perseguían perros, aves, gatos e incluso a otros como ellos, a mi me dejaron de lado. Seguí regresando a casa, a dormir junto a mamá hasta que despertó. Días después, gritando y gimiendo, intentando desesperadamente salir de aquella trampa de concreto que la retenía. Finalmente, se rindió. Sus ojos se volvieron grises y su piel se volvió tan blanca y hermosa, contrastando con su rubio cabello que ahora caía enmarañado y hú-


medo sobre su rostro. Intenté abrazarla, pero ella siguió ignorando. ¿He sido malo? ¿Es esto un castigo? Al dejar la paloma agonizante frente a ella volteó a mirarme, su único ojo brilló gustoso y me mostró una sonrisa de gratitud con su media cara. Ratones muertos, debía aprender esa lección y decir también; palomas muertas. Aquella desesperada ave se retorció en manos de mamá y con sus fuerzas restantes le hundió su pico en su ojo. Mamá estaba ciega, aulló de dolor y arrojó el ave contra la pared, matándola. Ahora ni siquiera podrá verme. Me odié a mí mismo, pero decidí huir de casa y no volver. ¿Qué diferencia había entre mamá y todos los demás? Ciertamente ninguna, todos me ignoran igual. Era momento de buscar otra madre, ya que ya todas eran iguales y podía buscar una más de mi agrado. Tardé algo en encontrarla, pero finalmente encontré una que me atrajo; de cabello castaño, alta, de rostro tierno. Solía caminar de la plaza a los barrios. La acompañé durante varios días, pero luego de quedarme dormido y sin que ella se quedara quieta, la perdí. Creo haberla visto adentrarse al bosque, pero aquel no era sitio para mí. Me resigné entonces y me olvidé de tener una madre. No esperaba que ella me encontrara, estando dormido en mi escondite. Me zarandeo levemente y me despertó, mirándome con aquellos cálidos ojos verdes. ¡Mirándome! —Pensé que era la última, ¿estás bien, pequeño? Su voz, aquella melodía que no había escuchado en tanto tiempo. Una melodía que era solo para mí. Yo no le respondí, pero eso no le importó. Sus ropas estaban cubiertas de sangre, recordándome un poco a aquellos ratones que solía darle a mamá. Ella pareció notar cómo la miraba y me lo explicó. —¿Esto? Es solo para ser invisible, ellos atacan a todo lo que se mueve. ¿Cómo haces tú?

¿Ser invisible es algo bueno? Dos seres invisibles que pueden verse. Supongo que eso es algo posible. Mi nueva mamá me quería mucho, y yo supe quererla en tan poco tiempo. Agradecía cuando atrapaba un ratón para ella, y mucho más cuando encontraba alguna lata o bolsa que antes no podía abrir solo, y la abría para mí. Ya no importaba si nadie me veía, si todos me ignoraban o pasaban por un lado, mientras pudiera verme ella, yo feliz. Lástima que llegó un día de lluvia. Ella me tomó en sus brazos e intentó cubrirse. El aguacero nos tomó por sorpresa en la plaza. Normalmente a los adultos no les afecta nada, pero ella temblaba de frio. Su cuerpo se agitaba mientras la lluvia nos empapaba. En ese instante dejamos de ser invisibles. Sentí las miradas de todos sobre nosotros y mientras yo me sentí feliz, mamá palideció. Intentó retroceder, pero los adultos nos rodearon, comenzando a gruñir y a gritar. Gemidos estruendosos que me hicieron recordar cuando llevé esa paloma a madre la última vez. Ellos querían comernos. Mamá me sostenía con fuerza, intentando tranquilizarme, pero ya era tarde, yo quería escapar. Mordí su mano y mientras ella gritaba pude saltar de sus brazos. Todos los adultos se abalanzaron sobre ella, y pude correr esperando que no pudieran alcanzarme tal como nunca pueden atrapar un ratón. Tarde me di cuenta de que nunca fueron tras de mí, nunca estuve en peligro ni dejé de ser invisible. Fue el día siguiente cuando encontré a mamá otra vez, pero ahora ausente y con ojos grises en lugar de esmeraldas. Intenté acariciarla, maullé cerca de ella e intenté atraerla con el movimiento de mi cola. Ahora ni siquiera ella puede verme. Dicen que los gatos negros traen consigo la mala suerte, no conozco más mala suerte que la mía; ser un fantasma que lucha por sobrevivir mientras al mismo tiempo no le ve el sentido. Un mundo con solo un gato negro.

Dante Locke

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Staff Dirección Editorial Dante Locke (Fabian Ramos) Midnigthmoon (Dario Carazo) Edición MidnightMoon

Autores

Los 1000 likes Dante Locke

Mi vida en ZF Drake Epsilon Irrealidad de una efímera existencia MidnightMoon Registro Completado EdEd-Kun Gato Negro Dante Locke

Nuestra edición del mes

La revista de Mayo del 2014. Con las bases de la 3ra Light Time Cup. Con una gran cantidad de colaboración de cuentos, así como el estreno de Vermillion de Fenrir W. Fang. El regreso de viejos conocidos y la continuación de todas nuestras historias. Artículos y más. ¡Disfruten!

Noviembre: 5376 + 135 Descargas


Colaboraciones Autómata Independiente (Deviantart)

Ilustrador que hace poco se unió al equipo de Zona Fantasma, con muchas ganas de ayudar y de mostrar su mejores talentos a todos nuestros seguidores. En este número no colaboró con ninguna ilustración, sin embargo, debido a su constante ayuda, le hemos incluido en esta sección.

Marta «Lunática» Navarro (Deviantart)

Ilustradora oficial de la revista. Creadora de promocionales y portadas, como la imagen de la Primea Antología de Cuentos. En este número podemos ver su trabajo en la sección de «Editorial» y en la hoja de «Equipo».

P-cate (Deviantart)

Ilustradora chilena con un gran talento y con un estilo bastante interesante, a la vez que oscuro. Mandó la colaboración que aparece en la sección de «Redes Sociales» hace unos meses atrás, pero en este número decidimos volverla a usar.

SSQ (Deviantart)

Ilustradora autora de La niña que tocaba el guzheng. En este número colaboró con la imagen de doble página para el índice.

Van Reke (Deviantart) Ilustradora autora de Lexa que nos ha ayudado en múltiples ocasiones con ilustraciones tanto para portadas como publicidad. En este número no colaboró con ninguna ilustración, sin embargo, debido a su constante ayudar, la hemos incluido en esta sección

Vito A. Corleone (Deviantart)

Ilustradora que hace poco se unió al staff de la revista y que ya nos ha ayudado con portadas de la misma. Autora del webcomic Tlazohtlaliztli. En este número colaboró con la portada en la sección de «Editorial» en la hoja de «Amigos».

Rey Espectro (Deviantart)

Ilustrador ganador del concurso para escoger la imagen de la 3ra Light Time Cup. En este número colaboró con la portada de la revista. Además de con las ilustraciones de publicidad tanto de la 3ra Light Time Cup como para solicitar colaboraciones.

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Créditos «Morning Fog Emerging From Trees» por A Guy Taking Pictures Licenciada bajo CC BY 2.0 Recortada de la original (Páginas 14-15) «Loneliness» por Joan Sorolla Licenciada bajo CC BY 2.0 (Página 16) «DSC_0765-1» por Flavia C Licenciada bajo CC BY 2.0 (Página 18)

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Página Final Lunática: Llegar a los mil likes en Facebook no es algo que se consiga todos los días, gracias al esfuerzo y tesón de los compañeros de Zona Fantasma y a todos los lectores que nos siguen lo hemos conseguido.

Visítanos en nuestro blog

Estoy contenta por poder formar parte de esto aunque últimamente no participara demasiado. Aunque todavía queda mucho camino por delante, sé que podemos lograr grandes cosas y espero poder estar ahí para ayudar. Con esto llegamos al final del especial. Os invito a leer el nuevo número de Junio que seguro nos deparará sorpresas. Muchas gracias a todos por leer y hacerlo posible.

Búscanos en revistazonafantasma.com o contáctanos al nuestro correo: revistazonafantasma@gmail .com, únete a nuestra comunidad de escritores o síguenos en las redes. Todos los derechos reservados a los autores del contenido de la revista.


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