Cuentos La imaginaci贸n Humana Arista Esperando ver Rosa La Vecina de al lado Sucesi贸n La Muerte en la Niebla Estrella Fugaz Maneki Neko La ni帽a del espejo
La Segunda Entrega Bienvenidos una vez más a este espacio de lectura. Está ocasión hemos demorado mucho más de lo habitual, a quines ya tienen más tiempo leyendonos les debemos una enorme disculpa por la espera, una que notarán ha valido la pena. Seguimos evolucionando como revista, como equipo y bueno, a mayor calidad el trabajo siempre puede llegar a complicarse, pero al mismo tiempo estos cambios irán agilizando nuestra labor. Agradecemos muchísimo a todos los que respondieron a nuestro llamado para colaborar, esperemos que el ver estas bellas paginas que formamos e hicimos todos juntos ayude a que muchos más se unan en la siguiente. Agradecer también a los artistas que también colaboraron compartiendo un poco de su talento con nosotros. Sigan atentos a nuestras páginas en las redes sociales y a nuestro blog. Muchas sorpresas agradables nos aguardan esta nueva temporada.
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Revista Zona Fantasma
Año 2. No. 2. 2015. Zona Fantasma es una publicación bimensual, digital, gratuita y sin nes de lucro. El contenido de la misma es propiedad de sus respectivos dueños y autores. Las imágenes de obras registradas en los artículos es con nes informativos, y su propiedad es de sus respectivos dueños y autores. El resto de imágenes son usadas únicamente con nes estéticos. Si no proporcionaste permiso para mostrar tu trabajo y deseas que se retire, puedes contactarnos a nuestro correo electrónico: revistazonafantasma@gmail.com
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Staff Dirección Editorial: Fabián Ramos (Dante Locke) Corrección MidnightMoon Patricia Olivera Autores La imaginación Humana James Sylar Arista Francesco P. Esperando ver Marcus Seeren
Rosa Aoi Murasaki La Vecina de al lado Ed Kun Sucesión Pangur Bán La Muerte en la Niebla Raymundo Salcedo Estrella Fugaz Aoi Murasaki Maneki Neko Miguel Gil Castro La niña del espejo Alexis Maturell
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E C I ND Dales Like Cronoscopio Pixel World Libros para escritores
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La imaginaci贸n Humana Arista Esperando ver Rosa La Vecina de al lado Sucesi贸n La Muerte en la Niebla Estrella Fugaz Maneki Neko La ni帽a del espejo
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jalo-95.deviantart.com
DALES LIKE Aquí les dejamos una nueva sección, especial para nosotros para agradecer y reconocer a quienes nos han asombrado, y compartido con nosotros en el transcurso de la realización de esta revista. Pueden buscarles en Facebook, y claro, no olviden darles like para seguir sus proyectos y trabajo.
MINAMIKAZE MIKOKEI
Autor de la obra que ilustra la bella portada de esta edición. Este artista es simplemente sorprendente, muestra sus trabajos en la plataforma Pixiv y vaya que no tiene nada que envidiar a los artistas originarios de Jápon. Su desarrollado estilo lleno de color y lolis es algo que no te debes perder.
Podemos ver su arte plasmado en el Nishiki de la pagina Editorial, artista de estilo colorido y oscuro, es normal ver en su arte Nekos, sangre y personajes que parecen salidos de una serie animada.
MARTA NAVARRO ERROR DE IMPRENTA
Sí, con tres “r”, estos chicos nos encantan, escritores, cronistas y creativos, destaca las historias que que logran enseñarnos un poco del pasado de forma entretenida.
Esta edición la dejamos descansar, pero es bastante común ver a Luna apoyandonos, su arte ilustra nuestro blog, nuestra página y está por todos lados. No olviden darle un enorme like y seguir sus trabajos en Facebook.
MONOS DE ACCIÓN
ZANATE
Conocimos hace relativamente poco a este grupo de artistas de webcomic, Mexicanos, de estilos variados y divertidos, con historias igualmente interesantes. No olvides darles likes y seguirlos en monos.mx
Zanate es un artista mexicano relativamente nuevo pero quien ha trabajado para ir puliendo su estilo y definirlo. Entre sus proyectos destacan; Magical Sidra, Daiquiri Mix y Lucyfer. Pronto podremos ver algunas de sus imágenes en una de series de estreno.
XOPAS
MAKI DOGVILLE
Artista Peruana, de un estilo que llena los ojos tan pronto lo ves, colorido y a la vez calido. Ilustraciones y dibujos tipo manga. Podrás ver algunas de sus bellas ilustraciones en una de nuestras series de estreno.
Mangaka mexicano, que gusta de colores brillantes y tonos casi pastel. Es conocido por sus trabajos de manga tales como La Dimensión Elemental, The M y West. No olvides seguirlo para conocer sus trabajos y proyectos.
DINGO LUNAR
NICOOKIE
Venezolano, este artista de gran habilidad se maneja de forma tradicional. Es también un colaborador frecuente que podemos ver en en el blog, ilustrando escenas para la sección de Criticando-T.
Comúnmente se le confunde con una chica, quizá algo que provoca su nick artístico o su estilo, tal manejo del color y los trazos, es difícil pensar que sea algo que pueda hacer un chico, pero Nico lo hace y nos gusta por eso. Es el artista detrás de la portada de otra de nuestras series de estreno.
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n el Edificio Fantasma hay un salón escondido. Sus paredes, piso y techo están completamente llenos de símbolos pintados, nadie sabe cuándo ni por quién. Al consultar con un especialista, nos dijo que se trataba de una máquina del tiempo mágica. El único inconveniente, añadió, era que no mandaba gente, solo la traía por un corto tiempo... En este lugar construimos nuestro nuevo set de entrevistas, y la primera persona que trajimos fue... — Hmmmm...— Musashi contempla meditativo el cuarto.— Soy el hijo de un demonio, así me he proclamado. Yo mismo soy un demonio, ¿es esto el infierno? ¡Tú!— dice, señalando al entrevistador. — MUSASHI, T-TRANQUILÍZATE, N-NO.. — ¿No qué? ¿Por qué tienes miedo? — ¿Eh? Pensé que te abalanzarías a mí con tu espada de madera o katana o lo que sea que tuvieras. — ¿Por qué haría eso? No emites un aura asesina. Tu mirada es más como la de un gato asustadizo. ¡Oye!, ¿dónde estamos? — Ah, bueno, digamos que estás unos… cuatrocientos años en el futuro, ¿me creerías? — ¡Eso no tiene sentido! Debo estar muerto y debes ser un
espíritu tendiéndome una jugarreta. — Mira esto… — ¡Hay personitas en esa hoja brillante!—Musashi mira a través de la ventana— ¡Esos edificios son gigantescos! No hay muchos árboles por aquí… ¿Qué son esas cajas coloridas que se mueven? No pensé que el mundo de los espíritus fuera a ser tan extravagante… ¡Oye! ¿por qué me golpeas? — Sientes, ¿no? Estás vivo, yo estoy vivo. No somos espíritus, ¿sí? Ahora… te quiero hacer algunas preguntas. — Ah, ¿vas a juzgarme por mis acciones? Está bien, mi vida ha sido una repleta de sangre y violencia…
*** Mucho tiempo después, tras haberle explicado todo lo que había que explicarle a Musashi. Creo que la mayoría de nosotros te conoce por ser un gran samurái y por tus épicas peleas, pero existe una faceta distinta del Musashi que conocemos, ¿verdad? Cuéntanos un poco qué haces en tus tiempos libres ¿Qué hago en mi tiempo libre? Hmmm he vivido toda mi vida con el solo objetivo de volverme fuerte. ¿Pero qué es ser fuerte? No, yo no quiero volverme fuerte.
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Quiero SER fuerte. Todo lo que he que fluye a tu alrededor." hecho, lo he hecho con ese propósito. ¿Eso forma parte de tu filosofía, verdad? ¿ Po d r í a s s e r u n p o c o m á s ¿Mi filosofía? Tan solo soy. específico? Escuchando cada una de las H m m m . . . ¿ Q u é , q u e vaya a l voces de la naturaleza, a la grano? No tengo aficiones, o no espada, tan solo sintiendo, el las considero tal. He tallado todo y siendo parte de él. figurillas en algún momento y una que otra vez he usado un pincel ¿Cómo llega un guerrero a esas para practicar caligrafía o pintar. conclusiones? Ignorando que era lo mismo que usar la espada, siendo mis ¿Yo un guerrero? Nunca he manos. Tal vez precisamente estado realmente en una batalla, porque era lo mismo que portar toda mi vida ha sido una riña tras u n a e s p a d a l o h a c í a , otra. ignorantemente. También oía la voz del pincel y de la hoja, así P e r o e n t u s i n i c i o s c o m o como cuando oyes la voz de la espadachín participaste en la espada y fluyes, dentro de tu yo batalla de Sekigahara. vacío, volviéndote el vacío y tus brazos. Era tan solo un niño, sobreviví por mera casualidad. ¿Quién dice ¿Y qué es ese vacío del que que incluso eso no fue tan solo hablas? una gran riña para mí? No sabía nada de la guerra, tan solo quería ¡No lo sé! Es tan solo algo que pelear incluso ahora no sé nada logra describir lo que siento sobre la guerra. En cuanto a cuando la espada me guía, un ganar las peleas, es simple, vacío que se expande hacia fuera ¿sabes? No tienes que oír a tu y dentro de mí. Es tan solo una espada, no tienes que sentir todo sensación... o como habría dicho lo que te rodea. Es tan solo un viejo monje: mantener el espacio entre tú y tu "Tratar de limitar las cosas con enemigo, la distancia, el lugar en palabras que conoces te donde se realiza la riña. descarrila, ¿qué significa ser Controlar lo que está delante de poderoso? Nada, solo siente lo ti. Mostrarle que eres más fuerte
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que él, incluso si es una mentira.oLo que importa es eso, ese momento, el espacio entre tú y él. De todas formas, es tan solo cuando sientes todo lo que está a tu alrededor, como dije. ¿Podrías explicar eso de alguna forma? ¡Es como el monje Takuan! Nunca he entendido bien qué quiere decir, pero si observas al agua, solo se obedece a sí misma. Su estado está perfectamente definido, incluso con influencias externas y aún así, el agua es simplemente agua. Libre, simplemente agua, tal como actúa Takuan. ¡Sonríe! Es algo que siempre me ha dicho, apenas hace poco he estado intentando volverlo un hábito. Tan solo empiezo a entender lo que siempre me ha querido decir.
Mira, incluso han hecho figuras, dibujos y escrito novelas sobre ti. Ajajá, ¿por qué harían eso por mí? Eso es ridículo, soy solo un espadachín entre muchos. He ganado muchas de mis peleas por mera suerte o superioridad física… Es una tontería, ¿las personas siguen siendo tan ilusas, dividiendo la línea entre algo que “no pueden ser” y lo que son, dejando de lado su orgullo? ¿Cuál fue tu primera pelea… o riña, como les dices?
Tendría unos trece o catorce años. Era un hombre mucho mayor que yo. Puso un aviso en el pueblo buscando duelos. Fui el único que se anotó, lo ataqué con el mismo aviso. Cayó al piso y simplemente le seguí golpeando, sorprendido por la fragilidad de la vida. Claro, antes de eso el tipo E n l a a c t u a l i d a d , e r e s se rió al ver un niño. Era grande renombrado como el mejor para mi edad, pero él era un espadachín de Japón, con mitos adulto y no esperaba eso de un niño. Esa agresividad propia de y leyendas en tu nombre. una bestia. ¿En serio? Hmmm qué raro. Nunca pensé que mi nombre se ¿Cómo se siente matar a una haría famoso de tal forma... persona? después de todo, lo único que he hecho es viajar intentando No te podría dar una respuesta perfeccionar mis habilidades. certera. Nunca le di mucha importancia al hecho de que
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mataba alguien al ganar un duelo. Era una simple consecuencia, el viejo monje una vez me regañó por eso. Me dijo que qué me creía yo al decidir si morir en un duelo era o no honorable, qué me daba derecho a quitarles sus vidas, que era un egoísta. También que tenía un corazón pequeño, me llamó bestia, criticó mi forma de vivir… salvaje, que tenía cuando era tan solo un adolescente y me dijo que yo era el más débil en toda la aldea, por vivir al límite de todos, siempre listo para atacar. ¿No es muy diferente eso de ser un animal, cierto? Un animal con rabia, tratando de sobrevivir hiriendo todo lo que se pone en su camino. Ese monje burlón es más sabio de lo que parece, jajá.
Toda mi vida la he vivido en la intemperie. Al menos, la parte importante de ella, buscando perfeccionar mis habilidades. La mayor par te del camino, simplemente iba tropezón tras tropezón, creyendo erróneamente que mejoraba, creyendo que el fin del camino era que mi “yo” se volviera fuerte. El punto de todo, es entrenarse, volverse uno con la materia de interés.
Dejar que te guíe lo que sea que te apasiona, ¿tal vez? Realmente no lo sé, es lo que he hecho siempre, de una forma u otra. Volverte uno con la tierra y los árboles y todo… Gah, estoy empezando a sonar como ese En un futuro cercano, pelearás viejo monje. con quien es consagrado como tu más grande rival, Sasaki Kojiro. He oído su nombre. Y sabía que Esta sección a sido traída a ustedes en algún momento pelearía por Error de Imprenta. Escrito por c o n t ra é l , e s e m o c i o n a n t e. Liàre J. A. Edición por Zack Z. Hablan mucho de él, mi cuerpo tiembla tan solo pensarlo, me dice “de esta pelea no saldrás vivo, es peligroso, no pelees”, pero eso solo incremente mis ganas de pelear. De probarme a mí mismo. ¿Qué mensaje le darías a las juventudes de hoy?
www.errrordeimprenta.blogspot.com 14
MIYAMOTO MUSASHI ·Nacimiento: 1584 (?) ·Muerte: 19 de mayo de 1645 ·Huérfano a los 7 años, quedó bajo el cuidado de un sacerdote, tío suyo. ·Mató a un guerrero adulto a los 13 años. ·Entre los 16 y 50 años realizó un peregrinaje para perfeccionar sus habilidades de lucha. ·A los 30 años venció a Kojiro Sasaki, uno de los samuráis más temidos de la época. ·Escribió "El Libro de los cinco anillos", en el que describe su filosofía y estilo de lucha. ·Es conocido por su técnica de las dos espadas, la cual forma parte de su propio estilo de lucha, el Niten Ichi Ryu. ·Ha aparecido en una larga lista de productos culturales, desde novelas, pasando por series de anime, manga, cine y videojuegos.
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Este juego de elecciones cobró mucha popularidad al momento de salir allá a finales de enero de este mismo 2015. Es prácticamente un juego que sigue en desarrollo, se divide en episodios que van saliendo cada 3 meses, claro, puede sonar a una larga espera para los jugadores, pero creanme que lo vale. LIS es como les he dicho, un juego de elecciones, “point and clic”. Similar a lo que se ha visto en juegos como Walking Dead o The Wolf Among Us. Una aventura gráfica en la que sus creadores han dado gran importancia a la historia que transmite y a los actores de voz. Por lo que aunque quizá no tenga gráficos de última generación si son lo bastante respetables para disfrutar la historia tal y como si fuera una película en la que las acciones y decisiones que tomamos influenciarán el desenlace.
La historia, aunque por ahora solo se han liberado 2 episodios de los 5 que serán en total, es atrapante. A primera vista (y lo digo por mi experiencia personal) parece ser la trama de relaciones adulto-adolecentes que trasladan al personaje a la madurez. Bueno, en parte creo que se trata de esto, pero al mismo tiempo es una historia llena de ficción que satisface a todo Geek y fanático del género.
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Todo comienza con Maxine Coulfield (Max, para los amigos) quien aparece cerca de una tormenta que se acercan a su pueblo natal; Arcadia Bay. Max vuelve a la realidad en medio de sus clases de fotografía, poco tiene de regreso en casa y como todos se siente algo descolocada y aislada. Luego de un incidente en el baño, donde ve morir a una chica de cabello azul; Max descubre que tiene la habilidad de rebobinar el tiempo unos instantes, lo suficiente para cosas pequeñas como repetir conversaciones, o incluso cosas un poco más grandes como salvar vidas. Si les late este género de las paradojas y viajeros del tiempo, esta es una historia que les recomiendo revisar, pueden descargarla en Steam o en su pagina oficial por un precio bastante accesible de menos de 6 dolares por episodio. Un juego que además de ofrecer una gran historia, ambientación y música, nos da algunas horas extra si tomamos como reto el tomar las fotos para el diario de Max y descubrir las muchas referencias al cine, TV, y otros videojuegos.
Si te desespera esperar al siguiente episodio, te recomiendo el viejo juego; “Time Hollow”, para la Nintendo DS, con una primicia similar, aunque pertenece casi por completo al género de novela visual. Y claro, un buen libro: Guardianes del Tiempo de Marianne Curley, un favorito personal lleno de fantasía y los mejores personajes que he leído en bastante tiempo.
DANTE LOCKE
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El apartado musical del juego es otro de sus puntos destacables, una mezcla de sonidos acuáticos y ligeros toques digitales que armonizan con la estética gráfica y cálida. Aunque el juego estará repleto de canciones retro de los 90s, hay que destacar las de Syd Matters del episodio 1; To All of You y Obstacles que dan la justa sensación de que ves una película en su momento.
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LIBROS PARA ESCRITORES 5 OPCIONES PARA APRENDER DE LOS QUE SABEN
Hacer literatura es muy diferente de construir trenes, por ejemplo, o dirigir una empresa o curar enfermedades; no hablo para desprestigiar a nadie que la curse como carrera, pero para concebir y plasmar historias no hace falta tener un título. Tampoco con esto quiero decir que cualquiera puede ser escritor, porque estaría rebajando su condición de artista, pero sí que cualquiera puede aprender cómo hacerlo. Esto se debe, quizás, a que las reglas de la literatura no son rígidas, y el escritor puede moldear las palabras a su antojo (casos hay muchos: José Saramago, para nombrar uno). Escribir es un sinónimo de crear que no es antónimo de destruir. Si me pidieran una opinión personal, diría que eres lo que escribes, y lo que escribes refleja lo que eres; por ende, para convertirte en escritor necesitas darle voz e identidad a eso que se esconde dentro de ti. Habiendo dicho esto, no significa que tengas que aprender los secretos de la escritura creativa por ti solo (por no decir imposible para el 99.9% de la población global). ¿Buscas aprender sobre estilo, punto de vista (también abreviado PDV) y tiempo? ¿Quieres que alguien te de un consejo sobre el oficio? ¿O simplemente quieres leer un poco sobre las dificultades y dudas que tuvieron en sus días los que ahora son o fueron grandes exponentes de este noble arte? Para ti, recomiendo estos cinco títulos:
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Irwing Garcia
Cartas a un joven novelista Mario Vargas Llosa En este título, el afamado escritor peruano mantiene correspondencia con todos aquellos que quieran o estén en proceso de escribir una novela. Usa un lenguaje algo pesado y difícil de llevar si no estás acostumbrado, por lo que recomiendo leérselo con paciencia, de ser posible, parar un poco después de cada capítulo (o carta, en todo caso) para ver si se ha entendido todo. Las frases finales son simplemente demoledoras y certeras.
Escribir cción de Gotham Writers' Workshop Guía bastante completa y segmentada publicada por la escuela de escritura creativa más prestigiosa de Estados Unidos. Los capítulos nos van detallando de manera sencilla y con ejemplos, cada uno de los elementos básicos del oficio que todo buen escritor debería tener en mente. Cada bloque de contenido está escrito por instructores de la academia, y a lo largo de sus páginas se nos van proponiendo ejercicios para que no nos quedemos solo con la teoría.
Sobre el arte de contar historias Horacio Quiroga En mi humilde opinión, el maestro del cuento latinoamericano, un ejemplo a seguir que nos va mostrando a través de estos sus ensayos recopilados, varios y utilísimos trucos para desenredar el secreto de los buenos cuentos. Un poco corto, eso sí, pero invaluable en parte por su «Decálogo del buen cuentista».
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Vivir para contarla Gabriel García Márquez Está bien, no es precisamente un libro sobre cómo escribir bien, pero no se puede negar que a través de sus páginas el conocido premio Nobel nos muestra las que fueron sus razones para vivir, y de cómo se hizo escritor, aun teniendo en contra a su familia, a su país y a el mismo. Siempre es bueno saber que los grandes fueron una vez como cualquier hijo de vecina. Un ejemplo a seguir sobre lo que significa ser un escritor el de Gabo.
El ocio por dentro Ana Teresa Torres Si eres venezolano, este libro fue publicado por Alfa editores hace no mucho, así que te será relativamente fácil de encontrar en las librerías. Ana Teresa Torreses reconocida tanta nacional como internacionalmente como una referente de la escritura venezolana, y aquí nos recopila varias de sus charlas dadas en talleres de narrativa, al momento de recibir premios, sobre sus opiniones del oficio, tomando especialmente en cuenta el panorama venezolano.
Agregado por el Editor: El Ocio de Escritor, Alejandro Quinta Un libro cortito, de apenas unas 123 páginas que solo es posible encontrar en Amazon, en Digital. Entre las variadas opciones que se tienen en el servicio de e-books, es de mis preferidos, corto y conciso; aborda temas como técnica narrativa, motivación, conocimiento del sector editorial y marketing específico para escritores en la era digital. Recomendable es también visitar el blog del autor, que lleva el mismo titulo del libro, pues recopila en varias entradas temas varios e interesantes. Tan solo 4 dolares.
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La Imaginación
Humana
Existe el dicho de que la imaginación humana es infinita, una frase supuestamente dicha por Albert Einstein, pero no se puede confiar en todo lo que se lee en internet. El autor de este escrito se enteró de una respuesta simple, quizás en un cómic o en algún texto de alguien que intentaba ser irónico: «Imagina entonces un nuevo color». Una persona normal no le habría dado importancia, pues hay ciertamente cosas con mucha m á s i m p o r t a n c i a q u e e s t o. Seguir respirando, por ejemplo, o quizás cocinar algo para alguien querido. O incluso hacer esa tarea que aún no es urgente, pero ya lleva tiempo en el escritorio sin avance alguno. Pero vuestro autor no es una persona normal. De hecho dudo que exista alguien que encaje en tal abstracta definición. Será un tema para otro día. Lo que hoy quisiera
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presentarles, ávidos lectores, es la invención de un nuevo color: «amarlata». El amarlata es, como su nombre lo indica, un amarillo con ciertas tonalidades de escarlata, sin embargo, estas son prácticamente imposibles de percibir para el ojo humano. Se podría colocar una hoja de papel pintada de amarillo y otra de amarlata juntas y cualquiera que las viera diría que están pintadas del mismo color. Lo mismo me pasa a mí con el purpura y el morado. A pesar de esto, las evidencias del amarlata son claras, pues en obras de arte que lo contienen se presenta un efecto bastante singular. Dependiendo de lo que represente la pintura, el amarlata es capaz de incrementar la respuesta emocional y cognitiva de los espectadores. Una réplica de la Mona Lisa realizada con amarlata en vez de a m a r i l l o p rovo c o q u e l o s visitantes desarrollaran un
James Sylar
imperceptible por sí mismo, pero que resalta aquello que acompaña. El pigmento del amarlata ha sido utilizado por los humanos durante prácticamente toda su historia sin que siquiera tuviéramos idea de su existencia, y se estima que al menos 1/5 de todas las fuentes naturales de pigmento amarillo lo contienen. periodo de introspección, y fueran más receptivos a «pistas», como si se encontraran dentro de una novela de misterio. Por otro lado, el Grito provoco algo de paranoia en aquellos que la llegaron a ver, aunque tras unos minutos estos mismos describieron una sensación de alivio al liberarse de tal efecto, incluso aquellos que sentían paranoia desde antes de ver la imagen.Este peculiar efecto se extiende también a prendas teñidas con amarlata, e incluso a paredes pintadas con el mismo, si bien esto solo detona una reacción de «estar en un refugio secreto» según las pruebas re a l i z a d a s. Ta m b i é n s e h a encontrado que en cier tas fotografías, el efecto se puede presentar con la luz apropiada, pero este no se ha podido recrear de forma digital. El efecto del amarlata ha sido comparado con el del Umami, un sabor prácticamente
Solo la tecnología moderna nos ha permitido confirmar su existencia, debido a que software de reconocimiento de colores nos indican que eso claramente no es amarillo. Su descripción inicial se debe a que ciertas personas con daltonismo pueden ver las trazas de color escarlata, a pesar de que no deberían ser capaces de detectar tonalidades de rojo. La imaginación humana es verdaderamente infinita, dadas las condiciones apropiadas, y así como en este párrafo me permitieron llevarlos a través de u n d e s va r i ó s i n s e n t i d o, ignorando algunos principios bastante establecidos de la lógica, otros autores los llevarán a lo largo de sus increíbles historias, compartiendo ese pequeño infinito, ese punto de vista único que cada persona tiene. 27
Solo en el rincón preferido de mi cuarto solo me dedico a esperar, esperar el ingreso de algo que cambie la rutina, esperar que todo cambie pronto; el resultado ya no tiene importancia. En el mundo animal todos los integrantes tienen bien definidas sus funciones, todos son importantes; sin embargo, en el mundo en el que lastimosamente vivo no se cumple ese agradable axioma.
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¡Como me gustaría ser una abeja obrera! O tal vez si existan funciones para cada integrante, solo que no las descubrimos. En todo caso, si no las descubrimos, vendría a ser exactamente lo mismo que si no existieran. O tal vez todos tienen una función y yo soy el único que no la tiene, en ese caso sería mejor dejar de pensar de esa manera porque podría llevarme a un
grave problema de autoestima. Tal vez solo necesite aceptar que las demás personas no nacieron con una función en esta sociedad, sino que se hicieron indispensables para la misma. Tal vez… ¡no! Ya es suficiente de supuestos. Yo soy el único que me he aislado de la sociedad soy el único culpable, me paso los días viviendo a expensas del dinero que mis
padres mandan con el que se supone que debería de estar estudiando… ¿y qué pasará cuando se den cuenta? ¡¿Y qué pasará cuando se den cuenta?! Nada bueno de eso estoy seguro. ¡ Ya l o h e d e c i d i d o ! Vo y a empezar a estudiar para los exámenes de ingreso apenas algo pase por esa puerta.
Francesco P.
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Esperando ver
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eer a los arcaicos es una cosa ilusoria. Maestros de la ficción con una infinidad de universos dentro de la mente de uno sólo de ellos. Envidiable talento tenían, talento que nosotros ahora hemos perdido. Numerosos registros describen cuando nuestra raza fue descubierta, formando parte de una historia, de una realidad mucho más grande que nosotros mismos: la kioje, palabra triami para describir la única y verdadera realidad. La sonrisa es inevitable al imaginar las e x p r e s i o n e s q u e t u v i e ro n nuestros antepasados: terror, fue la principal. Nos creíamos
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amos del universo, cuando nuestro universo era sólo una nimiedad. ―Proximidad de atmosfera. Preparando aterrizaje. Planeta fuera de la jurisdicción nemaica, s e re c o m i e n d a p re c a u c i ó n ―escucho la artificial voz de mi n ave, l o q u e a h u ye n t a m i s pensamientos. Mi destino es sólo uno: Prou, el desierto morado. Un planeta en los confines del territorio triami que, a pesar de eso, está fuera de toda jurisdicción. Toda la responsabilidad de lo que me pueda suceder cae en mí. Decido no observar el inmenso
planeta, sería contraproducente para mis fútiles esperanzas de encontrar lo perdido. Aun así tengo fe, conseguí las posibles coordenadas por una cantidad estratosférica de manos de un pirata de Birdemiy. No vale la pena pensar en si me habrá e s t a fa d o, e s t a e s l a ú n i c a manera de reencontrarme con nuestro pasado y no me importa poner en riesgo mi vida.
fantástico. Desde El Quijote, hasta obras utópicas como Un Mundo Feliz ―no entiendo por qué inventarse términos como «distópico» para aludir a una obra con un mundo tan perfecto como ese―. La euforia creció, los visitantes llegaron uno tras otros y nos compartieron sus tecnologías a cambio de lo que se volvió nuestro bien más preciado: la ficción.
La nave aterriza sin dificultad. Me coloco la mascarilla y salgo por la puerta, contemplando el eterno paisaje de arena morada. ¿Cuántos viajeros no se habrán perdido aquí? En este infinito horizonte de zonas duplicadas, una tras otra, como si fuesen una vil copia. Activo el aural de mi nave, que me permitirá encontrarla aunque me aleje kilómetros enteros. Mi andar comienza, sin calcular cuando pudiese acabar.
¿Cuánto tiempo he caminado? No quiero saberlo, he estado limpiando la región por mucho tiempo. En un principio dije que sólo cubriría cierto radio, sino encontraba nada, me retiraría derrotado; ya sólo faltaba una pequeña zona por cubrir. Camino, ya cansado, sin querer comer hasta dar con mi destino o regresar a mi nave. Cuando una luz que flotaba a lo lejos llama mi atención. Corro, no puedo contener la emoción. ¿Será lo que busco?
Lo primero que hicieron los otros cuando nos descubrieron fue leer. «¿Esto realmente pasó?», preguntaron. Mala pregunta para una obra como lo es La Biblia; recibieron respuestas encontradas que solo los confundieron. Pero obra t ra s o b ra q u e e n c o n t ra ro n después aclaró sus dudas: nuestra raza es la única que registrada lo inexistente, lo
Al fin estoy frente a ella, parece una tela traslucida que se mueve por sí misma sobre el espacio, en una danza grácil que cautivaría hasta al más apático espectador. Recorre mi espacio, vuela a mi alrededor; me traspasa, pero no la siento, no la puedo tocar. ―Saludos, visitante ―la
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escucho hablar en mi idioma―. Has andado un largo camino p a ra l l ega r h a s t a a q u í . L a primera visita que permito en decenas de ciclos estelares. La primera visita de tu especie. ―¿Realmente eres tú? ¿El Ser? ¿El núcleo de Prou? ¿La Diosa del infinito? ―pregunto, sin poder ocultar la emoción en mi voz. ―Por muchos nombres me han llamado. Creadora de nada, es como prefiero yo. ―Extraña elección… ―murmuro. Hasta ese momento reaccionó a lo que dijo durante su presentación: «permitir»―: ¿La primera visita que permites? ―No eres el único que ha dado conmigo, pero eres el único que ha tenido un deseo como el tuyo. Algo eterno, mágico, que te trasciende. Lo sé, lo he leído en tu mente. ―Mi pueblo agoniza. Nuestra esencia se ha perdido. Los triami tienen su razón superior. Los yereme tienen la lectura aural. ―La frustración se refleja, antes éramos importantes, hoy no somos más que sirvientes de los deseos de otros―. ¿Qué tienen los humanos? Nada. Nuestra capacidad de crear ficción… la hemos perdido. ―La esencia no se pierde,
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sólo se olvida que está ahí. Recuérdala. ¿Qué ves más allá de este paisaje? ¿Despierta algo en ti un lugar inexplorado? ¿Qué esperas encontrar más allá? Imagina. La ficción no es más que un esperar ver, un deseo por el cambio, por dejar atrás. Cree. Aprende. Y luego enseña. Sus palabras son vagas, pero calan fuertemente en mí. Sin saber que significan, espero encontrar. Recuerdo viejas crónicas, descubrimientos de mundos desconocidos: criaturas de tres cabezas, dragones, dioses. Eso e s p e r a b a n e n c o n t r a r, ¿ l o hicieron? No, pero aun así siguieron creando, siguieron esperando ver. ¿Tan sencilla es la respuesta a tal contradicción? ―Adiós, visitante ―su voz me saca de mis pensamientos, pero antes de reaccionar la luz ya se ha desvanecido. La Creadora de nada se ha ido. A pesar de eso sonrío, me siento e n l a a re n a y d e s p l ego m i computador holográfico. Las palabras comienzan a correr. Me reencuentro con mis ancestros y hago lo que no habíamos podido hacer en siglos: creé.
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uando pienso demasiado, suelo recordar las clases de biología de antaño. Recuerdo que el corazón es una bomba aspirante e impelente q u e, o h , c a s u a l i d a d d e l a creación, es algo vital para mi existencia. Y son estos momentos en que lo comparo con ella, porque si bien no controla la sangre de mi cuerpo ―aunque a veces sí, en ciertas zonas―, está en mi interior la mayor parte del día ―y noche, sobre todo noche, alojada en el lóbulo frontal― y es vital para mi supervivencia ―porque, oh, ¿qué hago si no pienso en ella todo el tiempo?―.
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Divago un poco, y el recuerdo más antiguo que tengo es de los cuatro años. En ese tiempo era más pequeño que los niños promedio, pero eso no me impedía aventurarme a la estantería de la cocina y robar algo para picar mientras esperaba que la comida estuviera lista. En realidad, eso algo deprimente, porque ni siquiera usando una silla lograba alcanzar mi objetivo ―un pequeño tarro con moldura en forma de payaso que se burlaba de mí―, lo que me hacía llorar pasados diez minutos de intentos fallidos. Y eso es lo que me trae de vuelta a ella.
Rosa es una chica ―no tan chica― un poco común ―en su excentricidad―. Tiene la cara en forma de corazón y es de risa fácil, siempre enseñando los d i e n t e s s i n p ro v o c a c i ó n e incitando a cualquiera a unírsele. Sus ojos son chocolate fundido que regalaba a todo mundo ―menos a mí―; pero tiene dedos de aguja y espinas ―con veneno― que atraviesan la piel y hueso hasta llegar al centro del ser humano y a la derecha, habilidosamente serpenteando entre venas e hilos escarlatas hasta llegar al ventrículo izquierdo e instalarse ahí de forma permanente. Su pelo es corto, algo que me remitía a una frase que solía d e c i r m e m i m a d re c u a n d o intentaba ―sin éxito alguno― darme consejos sobre el espécimen femenino en mis años pre-púberes: el cabello de una chica es como su corazón. Cuando miro sus cortas y oscuras hebras, no puedo evitar imaginarme su corazón. Pienso que es oscuro como la oscuridad misma ―como su pelo―, con agujas y espinas puntiagudas y ponzoñosas ―como sus dedos― y pequeño, tan pequeño que cabe perfectamente en la palma de mi mano ―como sus puños―; y que alberga semillas del color de su nombre
preparadas para sembrarlas en sus pobres víctimas. Rosa es dañina. Un ser que adora lo efímero y se autodestruye cíclicamente a placer. Por eso creo que soy su complemento, porque a pesar de q u e m e ro m p e y d e s t ro z a miembro a miembro siempre, sé que me coserá con sus dedos e hilos rojos ―porque en el fondo no quiere estar sola― y nos destruiremos otra vez ―porque tampoco me soporta― sólo para volver a empezar otra vez. Cuando pienso demasiado ―sí, esas ocasiones en las que el mundo es demasiado ruidoso para hablar, pero no lo suficiente para gritar―, suelo pensar en Rosa. Pienso en ella con sus pétalos abiertos, sonriendo de forma genuina ―y a la vez no tanto―, en sus espinas intoxicantemente adictivas ―que acabas odiando y amando― y en sus semillas destructivas ―que germinan y perecen una y otra vez en mi ventrículo izquierdo―. También pienso en un sentimiento cuyo nombre no recuerdo, pero eso no es importante ahora: por el momento sólo quiero infectarme de ella un poco más, sólo un poco más.
Aoi Murasaki
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LA VECINA DE AL LADO Valeria observaba, cómo llegó hasta el limonero, se quedó cada tarde, el patio de sus mirando el cielo, en silencio. De su lengua pendía un hilillo de baba vecinos, los Pérez. espumosa que caía a gotas sobre A través de un agujero en la su camisón azul, humedeciéndolo pared, esculpido a base de por segundos hasta que el sol pelotazos contra los ladrillos arrancaba la humedad con un tajo r o j i z o s , c o n t e m p l a b a c o n d e c a l o r. S u o j o d e r e c h o detenimiento. Sus ojos de nínfula c o n t e m p l a b a l a s n u b e s no se perdían detalle: el césped multiformes, mientras que el verdísimo, cómo cabello de trol a izquierdo se perdía en el infinito, medio desenterrar de una tierra ahogado en el mar de un iris de chocolate caliente, derretido malformado, casi inexistente. Los p o r l o s ra y o s d e u n s o l diez dedos de las manos inclemente,bajo cuya influencia contorsionándose en posiciones las margaritas se veían aún más imposibles. Un muslo derecho doradas; el limonero perfumaba abultado, masaclote de tumores el aire con una esencia cítrica, d e l t a m a ñ o d e u n a b o l a d e meciendo sus hojas al ritmo de la beisbol; el izquierda raquítico, brisa de Junio. Valeria enfocó la delgado y escamoso, cómo la mirada en el arbolito. Se mantuvo pata de una gallina. Y sus piernas, esperando por espacio de cinco oh sus piernas, constituían el m i nu t o s, l u ego ap a re c i ó e n principal atractivo de la pequeña Pérez. Eran abultados, midiendo escena la hija de los Pérez. c a s i e l d o bl e d e l a s m a n o s E n t r ó d a n d o s a l t i t o s , extendidas de un adulto, y tan deteniéndose cada dos por tres gruesos cómo los muslos del para revolcarse con alegría mismo, dándoles la apariencia de contenida por el césped. Cuando un sapo inflado. Los diez dedos de
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c a d a p i e e s t a b a n desparramados por la superficie de este; el pulgar cerca del talón, el meñique junto a su h e r m a n o l a rg u i ru ch o, q u e sobresalía de un bulto a la mitad del pie, y el índice y el corazón intercambiando puestos. Valeria adoraba espiar a su vecina deforme. Verla hacer el tonto bailando, tropezándose con sus pies a cada intentona de correr para perseguir a una mariposa, balbucear gagueos inentendibles mientras un chorro de saliva recorría su barbilla, serpenteando luego por su cuello hasta internarse dentro de su camisón, acabando de seguro en su abultado vientre. Al observar estas escenas que eran solo una ínfima parte del repertorio de la enferma , Valeria no podía evitar burlarse en silencio, regocijándose por ser la única de sus amiguitas en tener una vecina tan divertida. M a n t e n í a e n s e c re t o l a existencia del agujero, ocultándolo detrás de una tabla que le servía de pizarra, y evitando mirar a través de él cuando sus padres estuvieran presentes. Para su suerte, mamá y papá no eran muy asiduos de quedarse en casa, por lo que podía disfrutar de su pasatiempo
por las tardes. Cada día, sin importarle el c a l o r o l a l l u v i a , Va l e r i a observaba con malicia a su vecina. ¿Cuándo había comenzado la rutina? Ni ella misma recordaba el día exacto, solo tenía un boceto descolorido del día en que los Pérez se mudaron al lado, ara dos o tres años. Sus padres le comentaron que tenían una hija deforme. Valeria pasó un par de meses con la curiosidad atorada en el p a l a d a r. P o d í a e s c u c h a r susurros inentendibles cuando salía a jugar al patio con sus muñecas. Un día no aguantó más, y con disimulo ―y una pelota vieja de cuero endurecido― abrió el agujero. Sin embargo, aquél día la vecina la descubrió. Sus ojos se encontraron repentinamente cuando la enferma giró la cabeza, olvidándose por un momento del escarabajo que revoloteaba sin rumbo, cómo si siempre hubiera estado consciente de ser observada. Sus pupilas carecían por completo de vida, cómo si esta les hubiera sido robada hace mucho tiempo. Aun así, por un instante, un momento que se evaporó en menos de un segundo, Valeria notó que sus
Ed-Kun
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ojos cambiaban. El soplo vital volvió de golpe… no, la esencia era parecida, pero no igual. Aquella era la mirada de un muerto. La mirada desgarradora de un cadáver que se negaba a dejarse seducir por la parca. La enferma se acercó a la pared, caminando a paso torpe pero constante. Valeria notaba cómo el corazón le latía con fuerza; un sudor frío la bañaba, lamiendo su piel, haciéndola tener escalofríos. Tiritaba bajo un sol inclemente que no hacia efecto en ella. Tanto mente cómo cuerpo quedaran paralizados, absortos por la mirada de la vecina, que no dejaba de posarse sobre su espíritu, perturbándolo, retrayéndolo cómo un animalito que se esconde en su madriguera, convencido de que será cazado de un momento a otro. L a h i j a d e l o s P é rez s e arrodilló cuando hubo llegado a la pared. El temblor en sus rodillas, el vestido cayendo, el rostro de una niña corrompida por el fantasma de la enfermedad; el rostro de la vecina amenazaba con asomarse por el otro lado del agujero. Valeria cerró los ojos, decidida a no mirarle el rostro. Sin embargo no se movió, siguió ahí, esperando que ocurriera algo. Si tan solo sus padres llegaran 38
temprano por una vez, si los padres de la enferma salieran al jardín, si un insecto llamara su atención… ¡Si tan solo dejara de mirarla con esos ojos llenos de nada que le encogían el corazón! Pero nada, la niña de los Pérez estaba ahí, a menos de dos centímetros, observándola a través del agujero. Los papeles e s t a b a n c a m b i a d o s, a h o ra Valeria era juzgada. Seguía con los ojos cerrados, deseando que algo la sacara de la situación. Valeria continuó con los ojos cerrados por horas, resistiéndose en vano a mostrar su corazón. Inútil esfuerzo, pues la hija de los Pérez hacia mucho que se había marchado. Cuando sus padres llegaron, encontraron a su hija acuclillada j u n t o a l a p a re d d e l p at i o, llorando en silencio con los ojos cerrados. En vano intentaron convencerla de que abriera los ojos, la niña se negaba, apretando los párpados con terquedad. Ni las súplicas, ruegos o amenazas bastaron para convencerla. Aun cuando se enteró que la vecina, la hija deforme de los Pérez, había muerto el día anterior, Valeria no quiso abrir los ojos, por temor a encontrarse con la que había robado la paz en su corazón.
―¿Puedo comer otra porción de esto? ―preguntó el prisionero levantando su plato. Los guardias miraron al Gran Líder, quien asintió en silencio. Uno entró a la celda con un plato lleno de una sustancia espesa y rosada, que intercambió por el traste vacío del prisionero. ―Es un error mantenerme aquí ―dijo entre bocados―. Deberías ejecutarme. El Gran Líder hizo una señal y todos los guardias abandonaron la mazmorra, cerrando la puerta metálica tras ellos. ―¿Crees que puedes contenerme aquí? ―continuó el prisionero―. Soy igual a ti en todo sentido. ―Pero más cerca de la degradación ―respondió el otro. ―Y sin embargo, aquí estás. Es la primera vez en siglos que el Gran Líder se digna a visitar a un condenado, y es porque tiene miedo. ―Nadie, excepto el Primero, ha tenido la oportunidad de ver a su predecesor con vida. Estoy aquí simplemente por el valor histórico de este encuentro.
― S i l a i n t e l i ge n c i a n o s e deteriora con cada generación, sabes que esto es el principio del fin. Ahora que descubriste que es posible crear a un sucesor antes de morir, no dudarás en hacerlo cuando resulte conveniente. Y si no tú, lo hará tu sucesor, o quien le siga a él. Y un día, uno no podrá poner al otro dentro de una celda y... ―Tam casi termina la fórmula para la verdadera inmortalidad. ―La cual funcionará en una persona normal, no en un… ―¡Silencio! Ambos hombres se miraron desafiantes, sin desviar la mirada. ―No te mataré. Pero e m p ez a n d o m a ñ a n a , c o m i d a normal para ti. Veamos cuánto sobrevives sin la plasta. El Gran Líder se retiró y los guardias regresaron. Uno de ellos entró a la celda por el plato y susurró algo al acercarse al prisionero. ―Aún no ―respondió él, con una sonrisa manchada de rosa―. Aún no.
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LA MUERTE
EN LA NIEBLA
La niebla recorría la calle. Su densidad era casi palpable, su temperatura, cual hielo del más auténtico casquete polar. La luz del sol apenas iluminaba los árboles desprovistos de hojas. A lo lejos, tenue pero preciso, se oían las campanadas de una antigua iglesia que no se resignaba a que sólo acudirían diez feligreses a la eucaristía de aquél domingo. Ante ese desolado y frío panorama, había sólo un niño en la calle, un único que tenía intención de jugar; poco parecía importarle el frío o la neblina que se había apoderado de las calles y les daba aspecto aterrador. El niño jugaba con un triciclo en la desierta calle, pedaleando
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con toda la fuerza que sus cortas y débiles piernas podían darle. La oscuridad avanzaba una vez más antes de formar la lúgubre noche. Pero eso no inmutaba al niño. El mundo de los adultos era extraño, pensaba, tenían miedo del estado del tiempo, un terremoto o lo que ellos llamaban «guerra», fuera lo que fuese que aquello significase. Él sólo tenía miedo de los monstruos que se ocultaban en algún lugar de su recámara cuando mamá apagaba la luz. Los monstruos atormentaban su cabeza hacía días, desde que se coló en el pequeño y descuidado cementerio a las a f u e r a s d e l p u e b l o. D e s d e entonces conocía el miedo. No era que lo llamara por su nombre,
sólo lo sentía y eso es más que cualquier definición. El aire helado azotó las copas de los secos árboles y dio una ráfaga helada en las mejillas del niño. Casi al instante la luz color ámbar del alumbrado público encendió. Su visión ahora era difusa con fondo ámbar. Aún había luz de día, aunque ésta se extinguía con rapidez. Si su madre hubiera visto por la ventana entonces y llamado a su hijo para departir la deliciosa cena que tenía preparada, tal vez el niño habría dormido en casa esa noche. Tal vez, pero no ocurrió. En realidad, parecía estar escrito que ocurriría así. Una vez que estuvo completamente oscuro y con la única luz del alumbrado público iluminando al niño, éste supo que algo andaba mal.
carmesí que casi quemaban a quien osara mirarlos. El niño no podía apartar sus ojos de los de Zadman y todos sus músculos quedaron de repente inmóviles, completamente inútiles a lo que pasaría a continuación. Lo siguiente, y último en esta vida que los ojos de aquél niño vieron fue una luz pasando a toda velocidad y lo último que sus jóvenes oídos pudieron percibir fue una bocina tocando atronadoramente, sin embargo, no pudo moverse. Zadman levantó la mano abierta y luego la cerró tres veces. A lo lejos se escuchó un grave y profundo «adiós», al momento en que un coche, de cuya marca no quiero acordarme, arrolló al niño y lo llevó a un viaje sin retorno.
En la esquina de la calle vio a Zadman, uno de los monstruos que le acosaban. Tenía forma humana, pero sólo la forma. Sus ojos eran rojos, y vestía completamente de negro. Unos largos y af ilados colmillos sobresalían de su sonrisa, cual vampiro al ver a su próxima presa. Sus ojos cruzaron los del niño y miraban fijamente con un color
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ESTRELLA
FUGAZ
A veces, en mi aburrimiento, se me daba por darle una historia a alguien que observaba en la distancia. A veces simplemente me dejaba perder en la multitud y lograba mezclarme con las demás p e rs o n a s. A ve c e s h a c í a muchas cosas, pero todo cambió el día en que la vi. Después de comprar un boleto para el tren de las seis y quince y hacerle una mueca a la máquina, me puse los auriculares y prendí mi celular sólo para colocar una melodía vintage que amainaría mi tiempo de espera. Veía a las personas de cara random pasar a mi lado o cerca de mí esperando un tren o corriendo alguno; otros orbitando como una luna alrededor del hombre que vendía agua sabor café a precio de oro. Charlando si es que estaban reunidos de a dos o más personas o soltando una que otra palabra con algún desconocido que estaba a su lado, tal vez tratando de no desesperarse por el monumental retraso de veinte minutos del transporte público.
Cuando finalmente el tren arribó, yo ya estaba por la quinta canción de m i l i s t a d e rep ro d u c c i ó n . N o t é impasiblemente la alegría de ciertas personas por algo tan trivial ―como si fuera un esperado regalo de
cumpleaños atrasado―, y sin mirar a nadie me adentré a la cabina más cercana. Mi viaje al trabajo sería de pie simplemente porque quería, no porque no alcancé asiento. Y en ese instante fue que cometí el estúpido error de girar mi cabeza a la izquierda. Un error que me hacía pensar que Cupido tenía diarrea y me había cagado encima. Lo malo de enamorarse de estrellas fugaces era que quedas deslumbrado y tu vida cambia para siempre. Se podía decir que antes de eso era un chico normal que simplemente le encantaba relajarse y perderse entre la gente cuando caminaba por la ciudad. En ese momento era verdaderamente práctico, con curiosidad de las personas en sí y una personalidad casi camaleónica que le gustaba a h o n d a r e n s u s v i d a s p a ra simplemente irse y no dejar huella de que alguna vez estuvo ahí. Era como la arena que está debajo el agua, porque cada vez que caminas sobre ella, al cabo de unos segundos la pisada siempre desaparece. Siempre. Yo era como la arena y el agua porque no servía para otra
cosa. No podía compartir heridas y reparar cosas ―estaba roto desde hace tiempo― y mucho menos llenar huecos con mis sentimientos artificiales. Era un ser que servía para destruir, romper y quebrar, y que apretaba su dedo en la llaga ajena o soltaba palabras de veneno en cortadas recientes. Ella era igual a mí; pero no era como la arena y el mar. Ella era como una estrella, una estrella que tenía fuego ensortijado en su cabeza que c u a n d o c a m i n ab a p a re c í a n llamas que danzaban y se avivaban con el viento; sus pecas doradas adornando la cara de porcelana simulando ser una muñeca y sus ojos de caleidoscopio que revoloteaban inquietos en cualquier dirección. Todo esto bajo una capa de base, máscara y lápiz. Lo único que ella no sabía era que el maquillaje no ocultaba sus grietas. Porque cuando pasó al lado mío para bajar del tren y me regaló una sonrisa de mujer, noté el lápiz labial rojo ―como su cabello― algo corrido y las grietas de porcelana rota en la comisura de sus labios; al mismo tiempo que supe que esa sólo era una niña pretendiendo hacerse la adulta.
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A la par que miraba el fuego extinguirse mientras los vagones se balanceaban, pensĂŠ que lo malo de enamorarse de estrellas fugaces era que quedas deslumbrado y tu vida cambia para siempre. Que lo malo de enamorarse de estrellas fugaces era que no parecĂan como las pisadas en la arena debajo del agua que desaparecen; que su luz queda grabada en la retina hasta que mueres.
Que lo malo de enamorarse de estrellas fugaces era que no las volvĂas a ver.
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MANEKI NEKO ¡Hace tanto calor! Casi puedo
d e m á s p a re c e q u e h u b i e ra
sentir el polvo espeso
desarrollado una especie de
levantándose y siendo aspirado
telepatía con algunos niños:
por multitudes apresuradas.
saludan, se acercan, hasta me
Cierto, se dice «multitud», no
toman fotos o se las toman
«multitudes», pero ¡qué importa
conmigo, lo malo es que no se
ahora cómo se dice! En fin, de
acercan lo suficiente, las parejas
poder aspirar ese polvo caliente y
jóvenes menos.
seco tendría una alergia de al
Si ella me viera ahora, no sé
menos dos días. Mi garganta y mi
si podría reconocerme, pero, tal
nariz se pondrían en mi contra y
vez, si viniera, yo podría, no sé…
no me dejarían ni dormir. Tengo
vibrar o hacer algo para que ella
suerte después de todo, además,
diga mi nombre. ¡Reiría tanto al
todavía puedo pensar y aunque no
verme aparecer! O terminaría
sé si puedo comunicarme con los
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asustada, no sé, tal vez reiría
cuando le resultaban
asustada esperando una muy
interesantes, pero Alicia… Alicia
buena explicación. Aunque con
era la chica a la que le decía: «te
este sol no saldría, alergia al sol,
q u i e ro, t e e x t ra ñ o, t u s o l a
já, quién puede tener alergia al
existencia halaga mi espíritu y el
sol; bueh ella la tenía, por eso los
contacto contigo torna mi usual
días soleados los pasaba en casa
melancolía en alegría constante y
o bajo gruesas capas de
gigantesca» cada vez que miraba
bloqueador deseando que las
sus ojos traviesos, e ingenuos, y
ronchas no se manifestaran.
pronunciaba su nombre
―Si algún día el sol desaparece ya sabes de quien fue la culpa.
despacio. Alicia. ¿Ella captaba esto? ¿Captabas esto Alicia? ―¿Sabes la historia del
―¿Desatarás un eclipse
Maneki neko? ―dijo disfrazando
eterno? El fin del mundo, tal como
una sonrisa de cualquier gesto
lo conocemos, será tu culpa.
distinto.
―Ajá ―ambos rieron un
―¿La del tipo que evitó un
rato―. «Maneki neko» ―dijo
rayo por seguir a un gato que lo
despacio cuando llegaron a este
llamó levantando una de sus
local.
manos? ―respondió pensativa. ¿Qué hacía con Alicia? Era
la chica con enamorado con la
―No, esa no ―dijo, ahora sí, sonriendo.
que más veces había salido, sin
―¿La de la viejita que soñó
embargo aún no sabía por qué
con su gato y éste le indicó cómo
seguían viéndose tanto. No era
hacer una estatua que vendió y
sano, no para él. Había otras
rehízo muchas veces?
chicas: lindas, inteligentes,
―No, tampoco. La del
sensibles, atractivas, y de vez en
Maneki neko enamorado ―dijo
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sin saber qué es lo que estaba
padre agonizante casarse con el
haciendo. Ella, descendiente de
hijo de un rey vecino. Acarició la
inmigrantes japoneses conocía
cara del muchacho y sin dejar que
mucho mejor que él los mitos de
la viese llorar se fue corriendo
sus ancestros, aun así abrió
asustada. El pobrecito sintió frío y
mucho los ojos e hizo silencio―:
antes de permanecer inmóvil vio
U n p o b r e m u c h a c h o
al Maneki Neko liberado decirle
terriblemente enamorado de una
que si su amada volvía a aquel
princesa bellísima le pidió al
lugar y llamaba por su nombre a la
Maneki neko rojo que encontró en
estatua que contenía su alma, él
el templo al que acudía su amada
sería liberado y el neko volvería a
que le diera el valor para declarar
su lugar. Fin.
su amor. En ese instante ella apareció y él creyó entender que la única condición necesaria
a
cambio del valor pedido era no ser rechazado por ella, de lo contrario el alma del Maneki neko sería puesta en libertad ―el neko rojo estaba cansado de atraer incesantemente el amor― y la del muchacho ocuparía su lugar. Se acercó hacia su princesa sin decir nada, estaba tan emocionado, cogió sus manos y le dio un beso. U n b e s o l e n t o, t r i s t e, c a s i temblando. Ella lo amaba desde hace tiempo pero había hecho un juramento: había prometido a su
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―¿Y la chica volvió? ―preguntó Alicia algo seria. ―No sé, así no más es, n a d i e l o s a b e. A s í s o n l a s leyendas. ―Acabas de inventarlo. Y le pusiste un final triste, no me gustan esos finales. Lucía algo enfadada, se conmovía fácilmente con personajes que guardaban secretos de amor. ―¿Tú volverías? ―dijo él sonriendo con todos los dientes. ―¿Qué? Si yo… ¿qué? No, ¿quién? No entiendo.
―Si te hubieras enamorado de un chico después d e h a b e r t e c o m p ro m e t i d o, ¿volverías?
Volvió a coger la mano que había soltado. ―¿Qué dices? Si no salgo con nadie, qué es eso de seducir.
―Ah, pues… Si estoy
A veces las chicas creen que soy
e n a m o ra d a s í , v u e l vo, p e ro
fácil y se me lanzan, pero no hago
primero hablaría con el otro, ¿o
nada, tú me conoces, te cuento
no? Si estoy comprometida con
todo, ¿cómo dices eso?
alguien es porque estoy
―Vámonos de aquí, no me
enamorada de él y él de mí, no
gustaría que fueras tú. Sé que
creo poder enamorarme de
solo podrá salir cuando una chica
alguien más.
diga su nombre, pero igual me da
―¿Segura? ―dijo él y tomó sus manos como el personaje de su historia, ella parecía procesar algo de información: se puso pálida, contenía la respiración. ―Pe-pe-pero, ¿acaso tú?
miedo. ―¿De verdad crees eso? ―Sí, ¿por qué no? Ah, claro, como tú la inventaste, pero podría ser; todo puede ser. No sé si se dieron cuenta
―Mira que si me rechazas
pero se fueron tomados de las
podría terminar preso en ese gato
manos, creo que los vi besarse
de ahí ―dijo señalándome con la
antes de perderlos de vista, y no,
mirada.
él no inventó nada, la leyenda es
―No juegues, Leonardo
cierta y todavía espero. Aunque
―Soltó una de sus manos―.
con este calor y este polvo
Además, tú no necesitas pedirle
preferiría seguir atrapado un
valor a un Maneki neko, te resulta
tiempo, al menos hasta que llegue
sencillísimo seducir a cualquiera
el invierno.
de las chicas con las que sales.
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LA NIÑA DEL ESPEJO Lo raro empezó cuando me Es una pesadilla que tuve. Fue muy común cuando cumplí dijo dónde quedaba el altar. Era los once o doce años. Me molestó u n l u ga r d e s c o n c e r t a n t e y por tres semanas, pero lo resumí lúgubre. Una alcantarilla. en tres noches. Sin miedo decidí llevarle el puñado de dulces. Entre los Noche 1 dulces había caramelos, chicles N o s é c ó m o c o m e n z ó con sabor a fresa, pequeños exactamente, pero sé que inició chocolates y muchos más. en una casa muy rara y gigante. Cuando llegué, noté que el Una mansión blanca. Allí me encontré con una amiga. Me dijo altar era raro. Tenía fotografías de que la enorme casa estaba la difunta. Lo raro radicó en que embrujada, y que habían entes a no era una niña lo que aparecía en los que ella le llamaba «los las fotos. A pesar de eso, un amigos de agua», los cuales, anómalo presentimiento me según, eran muy molestos. Para decía que las imágenes eran de deshacerme de ellos debía llevar ella. un puñado de dulces a una niña difunta. En las fotos había un sujeto blanco. Siempre sonreía, pero la
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piel le tapaba la boca, como si fuese una máscara. Sus ojos eran dos cuencas negras y no tenía n a r i z n i c ab e l l o. E s t ab a completamente calvo. Desperté cuando todas las f o t o s m e m i r a r o n simultáneamente. Pasó algo peor. Cometí el error de abrir los ojos en la penumbra de la oscuridad. Sólo podía ver sus dos cuencas vacías encima de mi rostro, era como si estuviese enfrente de mí. No podía cerrar los ojos. Sentía su fría presencia en la habitación. Si cerraba los ojos, podía verle la cara con claridad. No sabía cómo era, pero me imaginaba, por alguna extraña razón, que era como una araña, ya
que su cabeza estaba junto a la mía, pero su cuerpo estaba sostenido desde el techo por sus largas patas. Nada de lo descrito es algo que haya visto, reitero, sino que eran las bromas que me jugaba mi mente en ese momento. No pude dormir, ni levantarme para ir al baño durante toda la noche. Tuve que esperar a que fuera a levantarme mi madre para ir a la escuela; eran las cinco de la mañana.
Noche 2 Mis sueños los apuntaba porque siempre pensaba que iba a traer algo bueno para que plasmase en la plastilina. El
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problema es que las pesadillas no carcomida por el moho y los avisaban cuando entraban. Esta hongos. La piel se le desprendía como bollos de papel mojado de no presentaba ese problema. sus huesos. De la nada se nubló en mi Desperté inmediatamente. Al sueño. Cuando parpadeé me topé nuevamente con mi amiga. Quien unísono, un grito retumbaba en m e r e c l a m a b a n o h a b e r las cavernas de mi mente. No me entregado los dulces. Me dio otros podía mover, tenía ganas de llorar. y me pidió el favor de que llegasen. N o s a b í a q u e o c u r r í a c o n Porque ya no soportaba a los exactitud, pero lo que sí suponía, era que, no estaba solo. Sentía «amigos de agua». que tres entes estaban la habitación. Bajé de nuevo por la oscura alcantarilla. Me topé con el mismo Yo siempre he dormido en altar. Esta vez, las fotos eran hamaca. Esa noche tenía una normales. s á b a n a m u y d e l ga d a e n m i Aparecía la imagen de una cabeza, ignoré el calor y no la chica morena, de cabello negro y quité de mi rostro. No podía ver muy largo. Había una canasta nada, ni quería ver. Mi mente vacía, supuse que allí debían ir los comenzó a hacerme jugarretas. dulces. Cuando parpadeé, un Una parte sabía que no había espejo apareció a mi costado. El cristal no me miraba, el marco nada, pero no dejaba de pensar, d e l g a d o e r a l o q u e v e í a que el «señor blanco» ―nombre únicamente. Me encontraba a su salido de la nada― estaba debajo de la hamaca; y así era. Era el costado. mismo sujeto que había El ambiente cambió, todo imaginado como una araña. No c o m e n z ó a ve rs e c o m o u n a podía ver a los otros dos, pero sí película vieja: en blanco y negro; imaginarlos. Eran dos niñas con dañada y con bordes espectrales enormes faldones, no caminaban, en la pantalla que me daba visión. f l o t a b a n a l r e d e d o r d e l a habitación. No lo podía ver, pero mi mente las seguía, mientras Del espejo salió una mano; no danzaban circularmente. fue gratificante verlo. Estaba ve rd o s a , p a re c í a p o d r i d a y
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Tuve que quedarme allí, hasta ser despertado por mi madre una vez más.
Noche 3 No recuerdo si fue un sábado o un domingo. Pero por alguna razón, soñé que estaba colgando una hamaca entre dos casas de la colonia que habitaba. No era una hamaca normal, era una gigante. Ese sueño fue interrumpido una vez más por mi amiga. Me pidió por última vez que lo intentara. Lloró sin consuelo. Recuerdo haber pensado «¿estoy soñando?». Accedí al verla triste. Ella me respondió que ya no soportaba a los «amigos de ag u a » , h a c í a n mu ch o ru i d o cuando «lloraban» en su casa. B a j é nu eva m e n t e p o r l a alcantarilla. Me acerqué sin miedo y decidido. Las fotos estaban bien, el espejo apareció de nuevo, pero está vez tenía un cobertor negro con rayas azules y rojas, estos tapaban el cristal. Comencé dejando los dulces en el altar, uno por uno. Cuando acabé, decidí subir. Los dulces se cayeron de la pequeña canasta ―o eso pensé―.
Me acerqué de nuevo para dejarlos en su lugar. Sentí que p i s é u n ch a rc o. D e s p e r t é repentinamente… o al menos eso creía. Sólo podía ver la sábana, no había calor, ni frío, me sentía cómodo. Era de día, lo noté p o rq u e e l s o l go l p e a b a l a s ventanas un poco. Me quité la sábana pensando que estaba totalmente despierto. Lo vi. Era un sujeto hecho de agua. Comenzó a llorar como un bebé. No caminaba, flotaba; venía desde la ventana de la habitación hacia mí. Me tapé con la sábana. Comencé a decir repetidas veces «debo volver, debo volver...». Desperté nuevamente. Estaba en el pasto del patio de la enorme casa. Mi amiga se acercó nuevamente. ―¿Le diste los dulces? ―preguntó preocupada. ― ¡ S í ! ― l e re s p o n d í c o n miedo. ―¿Qué te sucede?―inquirió con el mismo sentimiento. No pude responderle. Sentía que el sonido se mezclaba como si fuera plastilina, como una
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mezcolanza horripilante de notas musicales. ―¡Lo viste! ―me gritó la chica. Sólo pude asentir con la cabeza. ―¡¿Le dejaste los dulces?! ―preguntó nuevamente. De nuevo sin hablar. Ratifiqué con la cabeza. ―¡Voy a ver! ―dijo. Entró a la casa. La seguí para ver. Adentro estaba el mismo altar. Pero este no daba miedo. Había una pequeña canasta con dulces en ella. Miré a mi amiga y a las fotos, que ya no tenían nada extraño. Con asombro acercó las palmas de sus manos a sus mejillas. La miré. Estaba yo a su costado. G i r ó v i o l e n t a m e n t e p a ra verme y la vi a ella. ―¡Gracias! ―gritó con una cuádruple voz espectral. Era su voz normal acompañada con tres voces más.
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Su cara era horripilante. Su cabello flotaba por todas partes. Se veía una única cuenca negra y vacía, justo en medio de su rostro, a la altura de donde deberían estar sus ojos. Su boca estaba abierta a n o r m a l m e n t e. L a a p e r t u ra descendía por su cuello hasta su pecho. Las cucarachas y las arañas salían de ese enorme agujero negro, sangre con pus de la apertura de su boca. Inmediatamente desperté. Era de día.
Débora Gomez Rosso es artista audiovisual e ilustradora. Su vínculo con la ilustración y la escritura vienen de muchos años, comenzó su carrera como autodidacta, más tarde se recibió en la carrera de Cine y post producción; desde entonces ha trabajado como creativa, realizadora audiovisual, CG Artist e ilustradora freelance. Obtuvo varios reconocimientos en el rubro de Dibujo e Ilustración, Novela Gráfica/Historieta; Guión de Cine, Escritos y Poesías. En el año 2013 Débora fue invitada como expositora y disertante del taller «Cómic e Historieta» (Argumento, Guión e Ilustración) a la Feria Nacional del Libro Argentina. Actualmente trabaja en proyectos de Animación (2D y 3D) como series animadas, cine y publicidad. Gran parte de sus ilustraciones son destinadas a Editoriales infantiles ó proyectos particulares. «Los invito a ver mi portfolio digital y blog personal donde podrán ver más a fondo algunos de mis trabajos». Débora.Ember Behance: https://www.behance.net/debora-ember Blog: http://emberportal.blogspot.com.ar/
Una historia hecha de forma tradicional, contada con acuarelas y una cámara. ¿Cuantas historias conoces hechas de esta forma? Del autor de “Paredes de Cristal Roto”, llega este WebComic, de ambiente oscuro pero a la vez colorido que no te debes perder.
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ara convertirse en guardia imperial Alexander Lectios, hijo del primer general de la guardia imperial Phillip Lectios deberá aprender el arte de la magia en una de las academias más prestigiosas de todo Viridis. Pronto el caos se desatará en Ignis después de que Anneki, el nuevo emperador del imperio Kadon decida declararles la guerra. Es entonces cuando Alex y sus amigos de escuela Loke, Mia y Aya deciden entrar en acción para ayudar a frenar los disturbios en las tierras que los vieron nacer y detener los planes del tirano emperador Anneki.
Historia por D. Rock Ilustraciones por Xopas Género: Fantasía
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Marcus Seeren Escritor reservado que no nos dijo mucho sobre él y que en este número nos aporta una relato. Aoi Murasaki "Escritora a medias y criticona a tiempo completo. Trato de avanzar poco a poco pero suelo estancarme y divagar sobre la aerodinámica de las moscas. Algún día seré alguien normal, pero por el momento me conformo con mi imperfección. Miguel Gil Castro Breve introducción personal: Me gusta caminar descalzo, jugar con gatos y hacer siesta cuando hay sol. Estudio ceremonia japonesa de té y suelo escribir cuando no estoy trabajando. También me gusta hornear dulces y cocinar pescado. No sé nadar, dejé la universidad para escribir y viajar y eso hice, hago. Irwing García Conocido por los miembros del staff más antiguo como Ed-Kun, es un autor y habido lector. En esta edición comparte un articulo y un relato. Jorge Lodoño Ilustrador y dibujante, autor de la imagen que puede verse en la página de Indice. Pueden encontrarlo en su DeviantArt jalo-95.deviantart.com Bakeneko Autora del boceto que puede verse en esta sección y de la imagen completa referente a la #3LTC. facebook.com/BakenekoArt/
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