Montevideo oeste y los territorios no urbanos de nuevo cuño Lorena Patiño Eguren 2017
Montevideo oeste y los territorios no urbanos de nuevo cuño Lorena Patiño Eguren 2017
Si la ciudad es la expresión espacial de las relaciones sociales, los territorios aún no consolidados que forman parte de la aglomeración son aquellos donde la fricción de intereses diversos y contrapuestos dentro de la sociedad se torna más explícita1. Es, sobre estos espacios alejados de los centros de significación consagrados y consensuados por la sociedad, donde la transformaciones materiales y de usos del suelo dan respuesta, casi sin mediaciones, al desarrollo de la nueva sociedad capitalista. Son áreas donde los cambios son más potentes tanto en su volumen como en su velocidad. Muchas de estas zonas aunque altamente antropizadas, carecen sin embargo de las condiciones materiales (infraestructuras, espacios públicos de calidad, servicios, etc) que las definan como urbanas. Algunas, pueden caracterizarse por su condición de borde (áreas periurbanas), por su carácter informal (asentamientos), por su impronta enclavística (barrios cerrados, zonas francas), su lógica monofuncional (polos industriales, logísticos) o por la presencia de grandes infraestructuras y emprendimientos de escala global (plantas de energía, aeropuertos), pero en la mayoría de los casos, todas éstas situaciones conviven sin establecer ningún tipo de vínculo o mediación entre ellas, ni con áreas ya consolidadas -urbanas, suburbanas o rurales- vecinas. Dada la compleja configuración que tienen hoy los territorios, no podemos seguir definiendo estas áreas como ámbitos de periferia de una ciudad conformada, sino como nuevos tipos de espacios no urbanos imbricados en la misma. Tampoco podemos entenderlos como el resultado material de las ‘miserias’ de la ciudad, aquellos no lugares donde se instalan todos los elementos quela urbanización no puede fagocitar, pues sería ignorar que son una construcción social en sí mismos. No son un mero producto de las prácticas económicas en
ausencia de políticas de planificación, son también resultado de la experiencia cotidiana, de la acción de los personas, empresas e instituciones que actuando individualmente dentro de las pautas del sistema, los apropian2 Si la ciudad es un ”complejo proceso en permanente movimiento”3 resulta relevante, para comprender el mismo, observar las características de estos espacios y su relación con el resto de la mancha urbana. Desde esa consigna, y entendiendo la complejidad del fenómeno, esta reflexión propone un acercamiento intencionadamente parcial y fragmentario a un sector en alta transformación en el Oeste de Montevideo, a partir de tres claves de lectura del territorio: 1. los espacios periurbanos y las nuevas relaciones campo-ciudad 2. la desterritorialización vinculada a prácticas políticas y económicas concretas 3. los espacios no urbanos en las nuevas formas de manifestación social
1 Santos Alonso Beltrán Beltrán. Espacio y capitalismo: la crisis capitalista, el territorio y las resistencias sociales “la percepción del espacio se ha enriquecido y se ha nutrido de lo cultural, lo político y lo económico; con todo ello, el espacio se ha vuelto político y territorio, se ha convertido en teatro de la lucha por el poder que es influenciado e influencia la acción social (Segato, 2006). El espacio es ahora una realidad social coconstitutiva, estructurada y estructurante de y por la acción humana” . 2 Santos Alonso Beltrán Beltrán. Espacio y capitalismo: la crisis capitalista, el territorio y las resistencias sociales “El espacio es, pues, vivencia, experiencia cotidiana, resignificación a partir de la propia interacción del individuo. Los individuos particularmente considerados fabulan sobre el espacio, llenan de sentido los lugares y al nombrarlos imprimen una naturaleza ulterior, más rica, más compleja. La vivencia sobre el espacio constituye contenidos simbólicos para los lugares en la medida que cada vivencia imprime un cariz simbólico diferente, el espacio es un teatro de la lucha y en él las consideraciones simbólicas de los individuos pugnan por imprimir su sello personal a los lugares, por comandar la construcción de sentido y de allí jerarquizar la ubicación, marcar los límites, señalar las fronteras; en fin, construir espacio como subjetividad” 3 Alvaro Portillo. Ciudad y Conflicto. Una análisis de la urbanización capitalista.
El Oeste de Montevideo es un área natural destacada por sus valores ambientales, paisajísticos y por la fertilidad del suelo. Por ello tradicionalmente fue ocupado por familias dedicadas a la producción agrícola en pequeñas parcelas menores a 10há. Hoy, sin embargo, el sector comprendido entre Pajas Blancas, la ruta 1, la ladera del Cerro y la Costa, padece el abandono de sus predios productivos por cuatro factores fundamentales: el crecimiento de la ciudad informal, la baja rentabilidad de la producción, el crecimiento de las actividades logísticas y la llegada de mega-emprendimientos de ocupación costera (un puerto en Puntas de Sayago, el Astillero Naval y la Regasificadora) que modifican la estructura física y las dinámicas actuales de la zona aledaña. A esto se suma el planificado desarrollo del área suburbana adyacente a Pajas Blancas. Así el sector es un lugar de fuertes contradicciones. La IM lo considera una de las áreas naturales más destacadas del Departamento, a ser protegida y conservada en sus valores ambientales y paisajísticos4 pero lo somete sistemáticamente a la recalificación (de Suelo Rural a Suelo Suburbano) sin proponer proyectos que busquen extraer del conflicto potencialidades de desarrollo. De este modo, conviven diferentes tipos de actividades generando fuertes interferencias entre ellas sin que se definan proyectos de interfase entre las mismas. Simultáneamente, a los cambios promovidos por la revisión del Plan Montevideo5, la zona es una de más presionadas por el crecimiento asentamientos informales, asociados a los históricos de la Paloma, Casabo y Sta Catalina.
4 LOTDS (Montevideo - 2012) “La sostenibilidad ambiental requiere el uso responsable de los recursos naturales...El área de interfase entre lo urbano y lo rural es donde se registran las mayores tensiones, siendo resultado de las mismas que el espacio agrícola haya ido perdiendo terreno ante el avance de usos industriales y logísticos, actividades extractivas y expansión informal de las periferias.” 5 Bases para el Plan Estratégico de Montevideo 2030
Sector de estudio
1. Los espacios periurbanos y las nuevas relaciones campo-ciudad Buena parte de la miradas disciplinares sobre el territorio se concentran en la ciudad como protagonista activa extendiéndose y desarrollándose sobre “el campo” como elemento pasivo6 . Sin embargo, es innegable la repercusión que tienen cualquiera de los dos ámbitos sobre el otro, cuando se produce algún cambio trascendental. Una alteración de las lógicas productivas (“industrialización de la agricultura, la introducción del maquinismo, la gran producción agrícola”7), de la tenencia del suelo (del colectivismo a la privatización total), de las lógicas comerciales (pertenencia o no a los circuitos globales de intercambio) de las infraestructuras, de las condiciones ambientales o poblacionales del medio rural sin dudas impactan en la ciudad. Como afirma Lefebvre, lo agrario, lo productivo y lo urbano, se superponen hoy en el territorio con sus prácticas y sus contradicciones intrínsecas.7 Podríamos extender esta idea a lo posurbano8 sobreponiendo sus lógicas a lo urbano. Entonces, los nuevos territorios no urbanos surgen tanto en relación a las mutaciones de la ciudad como del medio rural. Lo que entendemos hoy, como 'Rural' es una construcción históricamente determinada, un acuerdo social que define una serie de atributos, convenciones que pueden ser modificadas9. Y aún cuando conlleva una especificidad clara –dada por su baja carga antrópica y los paisajes, ambientes y dinámicas asociadas– su excesiva identificación con 'lo Agrario' (que sólo una de sus dimensiones) simplifica el concepto y lo restringe a imágenes pastoriles, dificultando un abordaje disciplinar. Su tradicional definición por oposición a lo urbano10, así como su asociación a lo tosco, lo elemental y lo rudimentario11 ha debilitado la mirada y atención desde nuestra disciplina. Si bien hoy, la dicotomía campo-ciudad se ha roto y se reconocen nuevas organizaciones (territorios multipolares, multiciudades, ciudad de ciudades, hiperterritorios12) en la mayor parte de lo abordajes el sujeto es lo urbano. Una mirada disciplinar interpretando los profundos cambios que ha sufrido lo rural como soporte de un conjunto de múltiples actividades que se desarrollan en un entorno de baja carga antrópica, permitiría entenderlo como un nuevo tipo de
territorio –activo, complejo y profundo– vinculado a nuevos paisajes, nuevos modos de habitar, de producir, etc; como expresión física de una Nueva Ruralidad13. De esta forma se le da 'espesor conceptual' a lo rural y a su relación con la ciudad formal e informal, permitiendo una mayor comprensión de los intersticios no urbanos entre ambas realidades.
6 Alvaro Portillo. Ciudad y Conflicto. Una análisis de la urbanización capitalista “la ciudad concentra en su interior el desarrollo de las principales fuerzas productivas, y las instancias del poder político que se ejercen hacia la totalidad del territorio. Estas construyen una nueva cultura acorde con el proceso global capitalista y cuyo sentido último será el de expander el cemento necesario para la consolidación del nuevo tejido social que se ha comenzado a desarrollar.”. 7 Henri Lefebvre. De lo Rural a lo Urbano. Antología preparada por Mario Gaviria “ la era urbana no hace desaparecer por encantamiento o desencantamiento las contradicciones y conflictos de la era industrial. Esta última no consigue tampoco abolir los conflictos y contradicciones de la era anterior… la ciudad, su estallido, la sociedad urbana y "lo urbano" en emergencia, superponen sus contradicciones a las de la era industrial y la era agrícola.” 8 Roberto Fernandez. Derivas, arquitectura en la cultura de la posurbanidad. Ensayo 2: Escenarios Posurbanos 9 Naxhelli Ruiz Rivera y Javier Delgado Campos. Territorio y nuevas ruralidades. 10 El INE para distinguir áreas rurales y urbanas utiliza un criterio derivado de la Ley de Centros Poblados, siendo rural todo aquello no definido como una Localidad en términos de la Ley. En Montevideo se ha dado profundizado la definción através las Directrices Departamentales de Ordenamiento Territorial y Desarrollo Sustentable(2012). Normas Complemetarias en Suelo Rural (Decreto 32.396 - 07/05/09) 11 Definición. Diccionario de la RAE 12 Manuel Gausa. Multiciudades, Geourbanidades, hiperterritorios. 13 Juan Romero. Lo Rural y la Ruralidad en Amércia Latina.
La complejidad de situaciones que se presentan en el caso de estudio, la velocidad con la que se están dando las transformaciones de suelo y su repercusiones en sectores sociales de alta fragilidad socioeconómica, hacen necesaria una rápida intervención. Sin embargo las mismas han sido pocas, limitadas en su carácter propositivo y en su mayoría orientadas a acompasar las propuestas a lo acontecido por la vía de los hechos. En este sentido el Plan Montevideo propone un carácter normativo fuertemente defensivo del suelo definido como Rural, que no ha podido ser sostenido, e incluso ha sido transgredido, por la recategorización continua del suelo. Sin embargo, nunca ha dejado de reconocerse la importancia que la corona productiva tiene para la ciudad. En los años noventa la Intendencia creó la Unidad de Montevideo Rural, con el objetivo de atender las situaciones de precariedad y/o vulnerabilidad en este sector. Se desarrollaron una serie de planes para evitar la pérdida de producción que no pudieron sin embargo revertir esa tendencia. A su vez, y con el mismo espíritu defensivo, se desarrollaron las Normativas complementarias para suelo rural14, que abrieron un abanico mayor de sub-categorizaciones comprendiendo la complejidad que había ido adquiriendo en tanto soporte de actividades diversas. Una de las cuestiones claves para el manejo de estos territorios fue la mirada sobre los espacios naturales y la calidad ambiental global. En ese sentido tanto la Ley de Ordenamiento Territorial y Desarrollo Sustentable, como las Directrices Departamentales, a las que la ley ha dado marco, han sido dos hechos trascendentes. Sin embargo lo que se entiende como una “inevitable negociación con la realidad” ha llevado a tomar decisiones que se contraponen a lo estipulado en ambos casos. La definición de un polígono logístico vinculado al desarrollo de una nuevo Puerto en Puntas de Sayago, ha generado una extraña convivencia con la población asentada en el lugar. Particularmente ha dificultado la producción en las pequeñas chacras ya afectadas por la pérdida de rentabilidad, debido a la contaminación generada por el alto tránsito, el cambio en el sistema de escorrentías, la contaminación de las aguas para riego, etc.
Del mismo modo, ha promovido la localización de servicios legales e ilegales en los asentamientos de la zona. Una correcta interacción de lógicas productivas agrarias en sus diversas escalas, producción de carácter industrial o logística y áreas residenciales de diferente tipo, requeriría la realización de una Plan local integral con un fuerte carácter propositivo, que retome el espíritu de los proyectos para Colonias rurales inspirados en el trabajo del Instituto de Teoría del Urbanismo en las décadas del 50 y 60, en particular del Arq. Gómez Gavazzo y sus avances sobre una Teoría del ordenamiento Rural que no fue continuado ni retomado posteriormente.15
14 Normas Complemetarias en Suelo Rural (Decreto 32.396 - 07/05/09) http://normativa.montevideo.gub.uy/articulos/88891 15 Arq. Lucio de Souza. Imaginarios rurales. El modelo de a ncamiento en la Plani cación Rural del Uruguay de Carlos Gómez Gavazzo.. Tesis de la Maestría en Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano. FADU UdelaR
2. la desterritorialización vinculada a prácticas políticas y económicas concretas “La desterritorialización es un movimiento complejo, es la pérdida de la relación "natural" de la cultura (historia, costumbres, geografía) de los territorios… hoy nos encontramos con un espacio indefinido, homogéneo, donde los acontecimientos suceden sobre bases que no responden a ningún esquema urbano. El territorio posmetropolitano es por esencia desterritorializante. Estas movilidades constituyen una geografía de acontecimientos, conexiones que atraviesan el paisaje, que llevan a la transgresión de los límites. Lo que genera una pérdida, y el territorio queda como un simple soporte que responde a intereses y presiones sociales. Los límites pasan a ser artificiales, no tienen sentido geográfico, simbólico ni político.”16 Montevideo, sin llegar a ser nunca una verdadera metrópolis (por escala y complejidad) sufre, sin embargo, estos procesos de desterritorialización inherentes a las lógicas del capitalismo tardío. Para entender esta situación, es necesario atender a dos momentos significativos del proceso de urbanización de las ciudades latinoamericanas: - el desarrollo urbano asociado al modelo económico de Industrialización Sustitutiva de las las Importaciones (ISI) - la fragmentación y dispersión urbana que origina el pasaje al modelo de Desarrollo Orientado a las Exportaciones (DOE) Las ciudades latinoamericanas han tenido un corto e intenso proceso de urbanización. Su máximo desarrollo está asociado a una industrialización, muchas veces escasa e incompleta, con sus consecuentes distorsiones del proceso de acumulación capitalista y de crecimiento poblacional. En un contexto de crisis económica global, y principalmente luego de la crisis del 29, con una fuerte caída del comercio internacional y una creciente ola inmigratoria, los gobiernos latinoamericanos comienzan a promover un proceso de desarrollo industrial destinado al mercado interno y la región (ISI). Un primer impulso al crecimiento urbano dado por la inmigración de extranjeros se
consolida con una segunda oleada migratoria del campo y ciudades intermedias hacia las ciudades principales y capitales. La producción en masa de vivienda social, la construcción de infraestructuras, áreas industriales, servicios y equipamientos por parte del Estado, será una de las bases del desarrollo urbano.17 De acuerdo con el modelo keynesiano, la obra pública y la promoción al desarrollo privado, se convirtieron en soporte del crecimiento del mercado de consumo interno con base en las grandes ciudades. Este crecimiento, fue origen también de asentamientos de carácter precario e informal de los migrantes que comenzarán a situarse en las periferias de las ciudades. En las mismas también se asentó la población que lograba comprar pequeños terrenos para autoconstrucción, los barrios obreros de promoción pública y una clase media que escapa de los colmatados centros urbanos. Este modelo desarrollista se consolidó y, a partir de las recomendaciones de la CEPAL la Planificación fue la herramienta clave de producción y control de la ciudad.18
Montevideo sufrió un crecimiento descontrolado y desarticulado de la ciudad ya desde principios del siglo XX, a causa de la especulación inmobiliaria en nuevos fraccionamientos periféricos. Si bien esto motivó la elaboración de algunas normas que pretendían contener esta situación fijando condiciones mínimas para el fraccionamiento, las mismas, no lograron trascender el control elemental sobre los espacios de circulación de uso público y las masas edificadas, ni construir un marco regulador – muchos menos orientador– que permitiera conducir el proceso de crecimiento en forma adecuada. En la década del 30, según Baracchini y Altezor19, el estado del caos urbano comenzó a preocupar a vastos sectores de la intelectualidad montevideana, muchos de ellos vinculados a responsabilidades de gobierno y a la producción privada. Estas razones son las que están detrás de la comisión que patrocina el Plan Regulador de 1930 vinculada, al Arq. Mauricio Cravotto quien sería director del Instituto de Urbanismo20 de la Facultad de Arquitectura desde 1936. El desarrollo de la planificación se consolidará con la participación del Instituto en múltiples comisiones asesoras de la gestión, elaboración de Planes y Leyes
de los Gobiernos Departamentales y Nacionales. En particular en el marco de la CIDE (Comisión de inversiones y Desarrollo Económico) fuertemente alineado a la visión cepalina y vinculado al Concejo Departamental Municipal de Montevideo que en 1956 desarrolla el Plan Director. Si bien Uruguay, como pequeño país, tuvo un proceso de industrialización bastante modesto y siguió siendo fuertemente dependiente de la exportación de materia prima, Montevideo tuvo un importante crecimiento poblacional relativo que superó en parte las posibilidades de empleo que ofrecía.21 En este contexto se produce un crecimiento vertiginoso de la Villa del Cerro, (fundada en 1834 como Villa Cosmópolis) un importante barrio obrero vinculado al desarrollo industrial, en particular de los frigoríficos que comenzaron a instalarse desde inicios del siglo XX. Un hito importante será la creación del estatal Frigorífico Nacional en 1928. A finales de la década del 30, con la creación del Instituto Nacional de Vivienda (INVE), el Estado construyó una importante cantidad de viviendas para obreros de dichos frigoríficos.
El Plan Director del 56 realizó varias propuestas para el Cerro de Montevideo, que fueron desarrollados por una oficina técnica, la Dirección General de las Obras del Cerro, creada “con el objeto de remodelar esa zona, en beneficio de la población económicamente modesta que la habita.”22 El Plan estructuraba un gran parque público equipado y una serie de unidades vecinales que reorganizarían el sector habitacional existente, creando nuevas áreas residenciales, extendiéndose sobre la bahía, ocupando predios vacantes en el sector Norte y proyectando una unidad vecinal en la falda sur del Cerro. Acompañando este crecimiento se proponían una serie de servicios educativos, culturales, deportivos y un Centro de Barrio (centro cívico). Se proyectaba a su vez la construcción de una rambla en la costa sur generando una Avenida-Parque que subía a la cima.22 Dentro de las once Unidades de Habitación que proyectaba el Plan Director para toda la ciudad, dos estaban destinadas a integrar el Plan de Obras del Cerro. Una de ellas, fue construida en la falda Sur como parte de las obras del Parque, que no llegaron a
completarse, dejando los servicios inconclusos. Para el proyecto, que fue construido con fondos municipales, se contrató al Arq. Fresnedo Siri quién realizó el planteo de un bloque racionalista elevado sobre pilotis: “Tanto el planteo urbano como la resolución del bloque, muestran una actitud netamente moderna y a la vez flexible, atendiendo las condiciones del sitio y buscando brindar una mejor calidad de vida a usuarios de muy bajos recursos”.23 Simultáneamente, a este proceso comenzaba un incipiente el desarrollo de asentamientos irregulares en la ladera oeste del Cerro, en la medida que la migración continuaba y las condiciones de empleo iban empeorando con la profundización de la crisis económica.
16 Diccionario de voces. Seminario Montevideo FADU UdelaR 2017 17 Arturo Almandoz. Modernización urbana en América Latina. Colección Estudios Urbanos. 18 Adrián Gorelik . Miradas cruzadas. El viaje latinoamericano del planning norteamericano1 . 19 Hugo Baracchini - Carlos Altezor Historia urbanística y edilicia de la ciudad de Montevideo (1971) 20 Instituto de Urbanismo de la Facultad de Arquitectura actual Instituto de Teoría y Urbanismo de FADU (Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo) UdelaR 21 Gerardo Caetano (director). Uruguay. En busca del desarrollo entre el autoritarismo y la democracia. Tomo III 1930/2010 22 Memoria del Concejo Departamental de Montevideo 1955 -1959. 23 Catálogo de la muestra “Roman Fresnedo Siri”, realizada en 2013 por el IHA-FADU
Plan de Obras del Cerro - 1956
El cambio de modelo económico (DOE o modelo neoliberal) impactó con fuerza en la ciudad. Determinó una nueva migración pero esta vez interna. Se generaron movimientos desde el centro hacia las periferias pero también dentro de las propias periferias, generandose en ellas una separación espacial de las diferentes clases sociales. La desregulación del mercado del suelo, junto con la paralización de la obra pública en vivienda y servicios fueron los principales desencadenantes de esta situación24. En Montevideo, la liberalización de alquileres y la detención de préstamos para vivienda social –particularmente al sistema cooperativo– expulsó población del centro produciendo un vaciamiento, hecho que se consolidó con el desalojo y la relocalización forzosa de sectores de bajos recursos, que llevó adelante la Dictadura. El cambio de modelo económico resultó beneficioso para ciertos sectores de la sociedad que vieron incrementado su nivel de vida equiparando sus estándares al consumo internacional. Estos sectores también buscaron relocalizarse en la ciudad y de esta forma la ciudad fue conformándose como una ciudad de partes, con una evidente segregación socio-económica21. Como preveía el modelo se produjo una fuerte retracción del Estado, poniendo fin a los planes de construcción de viviendas, equipamiento y servicios. El gasto en Obra Pública se concentró en las grandes infraestructuras que hicieran posible la llegada de inversión extranjera a la ciudad. Se apostó al desarrollo de los nuevos centros de comercio y la apertura de suelo a grandes emprendimientos (que no llegaron en la medida de lo esperado), al desarrollo de la inversión inmobiliaria y de la plaza financiera vinculada a la especulación. Las expectativas de un impulso al empleo incentivado por el desarrollo de una sistema de libre mercado no se cumplieron, así como tampoco el crecimiento de las ciudades intermedias por la desconcentración que permitían las nuevas actividades terciarias (hecho que si se verificó en otros países de la región) En este contexto se da el mayor crecimiento de asentamientos irregulares y la definitiva polarización de los espacios urbanos. Uno de los lugares que más sufrió esa situación fue la zona oeste. El crecimiento los asentamiento de Casabó, Cerro Norte, La Paloma y entono a los poblados de Santa Catalina y
Pajas Blancas, continúa hoy en día aunque a un ritmo mucho menos acelerado. En esta nueva lógica de desregulación uno de los sectores productivos más afectado fue la producción agrícola de pequeña escala, en particular del cinturón productivo de la ciudad: “La pérdida de rentabilidad de las actividades productivas, principalmente de pequeña escala, como consecuencia de la apertura de los mercados que fueron invadidos por productos importados a menores precios, debido en general a los subsidios de origen. Ante la apertura del mercado la introducción de mejoras tecnológicas para enfrentar la nueva competitividad impuesta no fue un camino de fácil adopción por la escala de los productores y por las dificultades financieras de los mismos."25 Con el cierre de los frigoríficos (el último sería El Nacional en 1978) la Villa del Cerro perdió su principal motor económico. La promoción de actividades terciarias y logística impactó la zona fuertemente conectada a los accesos a la ciudad y el Puerto, así como la llegada de actividades residenciales, de ocio y recreación asociada a lo rural o de carácter costero. A pesar del giro político que ha tomado el país en los últimos años, no se han producido grandes cambios en la política económica. Por lo cual no es esperable que la situación de conflicto se revierta.
24 Alejandro Portes* y Bryan R. Roberts. Ciudades latinoamericanas. Capítulo La ciudad bajo el libre mercado. 25 Plan De Ordenamiento Territorial De Montevideo. Intendencia de Montevideo http://www.montevideo.gub.uy/institucional/politicas/ordenamientoterritorialinstitucional/politicas/ordenamiento-territorial/plan-montevideo
Megaemprendimientos
3. los espacios no urbanos y nuevas formas de manifestación social Los cambios económicos vienen siempre asociados a cambios políticos, principalmente en el rol que asumen los Gobiernos y por ende el Estado. Esto trae consecuencias a la ciudad y a la población, en particular a la forma en que la misma logra manifestarse y al tipo de demandas que resultan relevantes para el colectivo social. Volvemos así a afirmar, como al inicio del texto, que el territorio es el espacio donde la cotidianidad construye y se construye. Frente a un Estado que se mostraba, hasta los años 70, centralizado e intervencionista, la manifestación social se canalizó a través de los sindicatos y movimientos obreros. Las demandas estaban vinculadas principalmente a condiciones laborales, servicios urbanos y vivienda. Frente a un Estado neoliberal y descentralizado las manifestaciones sociales también se muestran fragmentadas, vinculadas fuertemente a lo local o a reivindicaciones asociadas a los derechos ciudadanos.
De este modo las demandas se potencian hacia los actores gubernamentales locales y a través, principalmente, de las organizaciones vecinales.26 Esto puede reconocerse con claridad en la zona de estudio donde múltiples colectivos vecinales se organizan relacionados a temas específicos diversos (ambiente, educación, cultura, trabajo, producción agrícola, género) o por relaciones de proximidad, para manifestarse frente a las decisiones de la autoridad. Estos grupos se vinculan entre ellos en un colectivo mayor llamado Red Intersocial Oeste (RIO). “Este grupo se formó hacia 2000 con relación a un proyecto portuario llamado Cerro Free Port, liderado por la secta Moon, al que se opuso firmemente y no se concretó”27 La intersocial se ha convertido en un interlocutor importante en las instancias de participación ciudadana que los planes de la Intendencia y los Municipios, detectando y visibilizando frente a la sociedad las problemáticas de la zona donde viven. Tienen a su vez una importante capacidad propositiva y de establecer vínculos con entidades e instituciones como la Universidad de la República, entre otras. Luego de una
intensa negociación con la Intendencia Municipal para la recuperación del predio, la RIO co-gestiona uno de los principales espacios públicos costeros del país, el Parque Punta Yeguas.
Por tanto, resulta interesante pensar cómo estos nuevos espacios no urbanos pueden transformarse en una oportunidad para una nueva mirada disciplinar, para reformular las estrategias de aproximación y estudio de sus problemáticas, proyectar nuevas herramientas de intervención sobre los mismos, imaginar otros programas, diferentes tipos espacios públicos, otros modos de gestión del suelo, que sea participativa. La reflexión sobre estos espacios tiene un enorme potencial para interpelar lo que hoy entendemos como urbano o lo rural. Pero principalmente, como espacios de conflicto en el territorio, debemos visualizarlos como focos de organización social local y, por ende, de resistencia frente a los posibles desmanes del sistema.
26 Alejandro Portes* y Bryan R. Roberts. Ciudades latinoamericanas. Capítulo: Enfrentando la ciudad del libre mercado. La acción colectiva en América Latina 1980-2000 27 Artículo de prensa: https://ladiaria.com.uy/articulo/2012/5/este-oeste-nuestro/#!
Bibliografía consultada:
Santos Alonso Beltrán Beltrán. Espacio y capitalismo: la crisis capitalista, el territorio y las resistencias sociales.Revista Ciencia Política No 16 Roberto Fernandez. Derivas, arquitectura en la cultura de la posurbanidad. Ed. Universidad Nacional del Litoral. Argentina.(2001) Naxhelli Ruiz Rivera y Javier Delgado Campos. Territorio y nuevas ruralidades. Juan Romero. Lo Rural y la Ruralidad en Amércia Latina. Alvaro Portillo. Ciudad y Conflicto. Una análisis de la urbanización capitalista. Henri Lefebvre. De lo Rural a lo Urbano. Antología preparada por Mario Gaviria Arturo Almandoz. Modernización urbana en América Latina. Colección Estudios Urbanos. Adrián Gorelik . Miradas cruzadas. El viaje latinoamericano del planning norteamericano1 . Revista Bifurcaciones N18 (2015) Hugo Baracchini - Carlos Altezor Historia urbanística y edilicia de la ciudad de Montevideo (1971) Gerardo Caetano (director). Uruguay. En busca del desarrollo entre el autoritarismo y la democracia. Tomo III 1930/2010.. Ed Planeta 2016