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Impreso por gpaniagua el 10/28/2005 a las 7:13:57 PM horas

DE PORTADA

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El último golpe de los militares La juventud militar cambió el rumbo de la historia en 1979. El golpe de estado terminó con la dinastía de presidentes militares, que para entonces ya sumaban 30 casi consecutivos.

L

os golpes de Estado en El Salvador nacieron casi a la par de la independencia. Pedro Barriere, deorigencubano yquienfungió como el primer gobernante salvadoreño, tuvo que entregar el poder a tres meses de su mandato. Las constantes manifestaciones callejeras lo hicieron deponer. Su sustituto, el doctor José Matías Delgado, duró en el cargo hasta el 9 de febrero de 1823, cuando el brigadier Vicente Filísola anexó San Salvador al imperio mexicano. Ese mismo año se formó la primera JuntaConsultiva delpaís.Esafue lapuerta para que hasta 1979 siete juntas cívico-militares intentaran restablecer la democracia en el país. En el siglo XX, Arturo Araujo, ingenie-

ro, fue el primer presidente depuesto por un directorio militar el 2 de diciembre de 1931, dirigido por el general Maximiliano Hernández Martínez, quien gobernó hasta mayo de 1944. Los movimientos insurrecionales y la huelga de los brazos caídos lo obligaron a retirarse de la silla presidencial. Después de la dictadura de Hernández Martínez solo militares ostentaron la presidencia, la única excepción fue el doctor Eusebio Cordón, quien fue presidente provisional en 1962. Así, 30 militares gobernaron El Salvador. El último fue el general Carlos Humberto Romero, derrocado el 15 de octubre de 1979 por la juventud militar. Román Barrera, coronel retirado, quien participó en el golpe del79, explica que uno de los motivos del golpe radicó en la necesidad de la alternabilidad en el poder. “Se necesitaba la alternabilidad en el ejercicio de la presidencia, el PCN llevaba

cuatro períodos, se necesitaban cambios socialesy políticosurgentes, rompersistema de partido único”, dice. En 1984, se dieron las primeras elecciones democráticas en las que el pedecista Napoleón Duarte ganó la presidencia.

EL HITO Para Mario Aguiñada Carranza el éxito de la juventud militar radicó en que la Junta Revolucionaria de Gobierno que formaron tenía representación de todos los sectores de la sociedad. “(Los jóvenes militares) hicieron el gobierno más pluralista que el país ha tenido en su historia. (El golpe) no falló, fue boicoteado porla embajadaestadounidense, por la izquierda y por el PDC”, apunta Aguiñada Carranza. Los militares golpistas acordaron el 12 de octubre que lajunta debía estar integrada por dos militares y tres civiles. Los oficiales Álvaro Salazar Brenes y Abdul Gutiérrez propusieron a Román Mayorga Quirós, rector de la Universidad Centroamericana, como a unode los integrantes de la junta. El Foro Popular propuso el 17 de octubre a Guillermo Manuel Ungo y la empresa privada a Mario Andino. Sin embargo, los civiles renunciaron a la junta por los métodos represivos que seguía utilizando la Fuerza Armada y por el incumplimiento a las reformas planteadas en la proclama.

[ ] Con el establecimiento de la junta se creó el Consejo Permanente de la Fuerza Armada, formado por varios de los militares golpistas, y que rompió con la verticalidad militar. La proclama que presentó la Fuerza Armada fue una de tres propuestas realizadas por civiles y militares. En esos días, el mayor Trujillo, quien asumió el mando en la Tercera Brigada de Infantería, les hizo un llamado a la reflexión.

Agosto fue decisivo, aunque el derrocamiento se veníafraguando desdeenero.RenéGuerra yGuerra, teniente coronel en el estado mayor presidencial, había estudiado en los Estados Unidos y traía un nuevo programa de computación que instalaría en cuartelescomoelde laPrimeraBrigadadeArtillería, en Opico. Ese programa le permitió hacer click en varios oficiales. Durante 15 días sondeó la posibilidad de que Román Barrera fuera parte de los rebeldes. Y lo logró. Luego Francisco Samayoa, destacado en el Centro de Transmisiones, recibió una visita inesperada en sucasa, donde Guerra loinvitó a unirse a la rebelión, y lo mismo hizo con Roberto Rodríguez Sosa, capitán, también en Transmisiones. Por esos días Viron Vaky, el secretario de Estado

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LOS GOLPISTAS. El capitán Oswaldo Marenco, sentado al centro, dirige una rueda de prensa de

los principales oficiales que promovieron el golpe.

Adjunto de Estados Unidos para Asuntos Latinoamericanos, visitó al general Romero. Traía un mensaje del presidente Carter: había que adelantar las elecciones presidenciales. Romero, iracundo, echó al funcionario de su despacho presidencial. “Le dije quea míelpresidente Carterno meibaa decircuándo seconvocaría aelecciones”, recuerdael derrocado presidente. Abdul Gutiérrez comentó el incidente a los capitanes Mena Sandoval, Oswaldo Marenco y Mario Godínez, y los convocó para la asonada. Pocoapoco,elgolpecontó conelapoyodelamayoría de pilotos, de la oficialidad joven de la Primera Brigada de Infantería, de Artillería, de la Maestranza, de Transmisiones y de otros cuarteles, ubicados en las cabeceras departamentales. A los cuerpos de seguridad y al Regimiento de Caballería prefirieron no intentar seducirlos, porque los consideraban de plena confianza de Romero. Este había sido comandante de Caballería hasta 1972, cuando se convirtió en Ministro de Defensa. Días después de la visita de Vaky hubo una reunión en Artillería. Mena Sandoval cuenta que pensaban capturar a Romero en ese lugar. La sorpresa fue que, al entrar a la reunión, la seguridad del presidente desarmó a todos los oficiales. Mientras Guerra y Guerra y Gutiérrez gestaban, cada unopor sulado, la asonada,Romero envióa este último a Estados Unidos y Guerra asumió la comandancia de la Maestranza. Al regreso de Gutiérrez, Marenco se dirigió a la oficina del comandante y allí encontró a Guerra. A ambos les sugirió que fusionaran las intenciones golpistas. “Recibí un llamado de atención, por separado, de ambos”, relata Marenco. Gutiérrez explica: “Desconfiaba de Guerra y Guerra por su cercanía al presidente y porque es primo de Jesús

Delgado, quien era cercano a monseñor Óscar Romero”. Finalmente,el planoperativo quedóen manosde Francisco Samayoa, Julio Alfaro, Benjamín Ramos, Jorge Medrano, René Guerra y Guerra y el mayor Álvaro Salazar Brenes, destacado en el estado mayor presidencial. El grupo coordinador lo integraron Román Barrera, Abdul Gutiérrez, Guerra y Guerra, Salazar Brenes y Mena Sandoval.

EL TABLERO El derrocamiento no era idea exclusiva de militares. Los hermanos de Guerra, Hugo, entonces alcalde de SanSalvador, yRodrigo,uningeniero, tambiénparticipaban de las reuniones clandestinas. Mientras eso sucedía, otro de los militares que se convirtió en símbolo delderrocamiento, el coronelAdolfo Majano, no sabía nada, pues fue enrolado a última hora. Los padres jesuitas y monseñor Óscar Romero, arzobispo de San Salvador, estaban al tanto. Quince días antes del golpe, Román Barrera contó sobre el plan al impávido agregado militar estadounidense Jerry Walker. Los militares buscaban la veniade Washington:“(Dijo) quehubieran vistocon mejores ojos que fuéramos más conservadores. Avalaron la llegada de García y de Vides Casanova”. Las dudas de Estados Unidos radicaban en el misterio sobre las alianzas que podían hacer los militares. Pero cuando Romero ordenó las capturas de los conspiradores, se tuvo que adelantar el golpe. El 12 de octubre se reunieron 40 oficiales en la casa materna de Barrera, en San Martín, y definieron que la junta sería integrada por dos militares y tres civiles, para evitar empates. El plan operativo se hizo el día 13 y tres propuestas de proclama esperaban edición. Los preparativos llegaban hasta una lista de oficiales a quienes consideraban cercanos a Romero y

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