Vinculación 14/05/11

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WWW.LAPRENSAGRAFICA.COM Miércoles 22 de abril de 2015

VINCULACIÓN

14/05/11 f El teniente Carlos Enrique Nieto Martínez fue vinculado en 2011, por el ministro de Defensa, David Munguía Payés, a una supuesta investigación de la Drug Enforcement Administration (DEA). En esa ocasión, Munguía Payés lo ligó al capitán Héctor Martínez Guillén. Pero omitió referirse si, al igual que el capitán, Nieto fue investigado por la pérdida de tres fusiles de asalto en el Comando de Fuerzas Especiales, en 2009. Nieto ya había recibido la baja militar en mayo de 2011, luego de que él la pidió.

capitán Héctor Martínez Guillén, un veterano de Irak, mejor conocido por su alias: “Capitán Muerte”. Una fuente militar que conoció a ambos relata que Martínez Guillén y Nieto eran muy unidos dentro del Comando de Fuerzas Especiales de la Fuerza Armada. “Solo juntos andaban”, aseguró. El grupo era completado por otros dos oficiales: Walber R. y Selvin Q. De los cuatro, ninguno forma parte ya de la milicia. Todos solicitaron su baja por decisión propia. Todos, además, eran diestros militares. Martínez Guillén, Walber R. y Selvin Q. fueron compañeros de promoción. En al menos una ocasión ascendieron juntos. El acuerdo n.º 1281, del Ministerio de Defensa Nacional, publicado en el Diario Oficial del 23 de mayo de 2001, da cuenta de ese ascenso. A finales de 2000, los tres se convirtieron de cadetes a subtenientes junto con 37 alumnos más. “Los militares del Comando de Fuerzas Especiales son codiciados”, dice una de las fuentes militares consultadas. Son la versión salvadoreña de los Kaibiles guatemaltecos: militares élite entrenados para la supervivencia en condiciones hostilesymanejo detodotipode armamento,conespecialidades que abarcan desde el paracaidismo hasta francotirador, contraterrorismo y expertos en explosivos. Como el que se produce con la ciclotrimetilentrinitramina y el polibutileno, esa masilla mejor conocida como Compuesto 4 o C4. Los Kaibiles tomaron relevancia a principios de 2005, cuando se determinó que desertores de este grupo especializado de las Fuerzas Armadas guatemaltecas dieron el salto para utilizar su experticia al servicio del crimen organizado: se fundieron con otros militares mexicanos de alto perfil para conformar Los Zetas, el ahora menguado cartel del narcotráfico que dio titulares diarios por la brutalidad extrema en la guerra entre capos, y por el control de rutas de la droga.

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—Mirá vo, le, le... le mataron al mejor amigo, al maitro. —¿A quién?, pregunta Nieto al comprador. —Al que andábamos buscando... —No jodás... ¿no fueron ustedes que se equivocaron? —No sé cabrón... jaja. —Pues se equivocaron. —Pero parece como que ya le andan, ya le andan la segunda, ya le van a dar... —¿No te dije que yo había ido a ver esa onda? —Ah pues sí... Y entonces, ¿y ya no lo andan buscando entonces pues?

—Comonó... —¿Pero ustedes ya no?, pregunta el comprador. —Comonó. No, yo como de ese, me alejé de esa onda.

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La plática sobre asesinatos consta en el video obtenido por este periódico hace dos años, y forma parte de una investigación extraoficial que nunca fue judicializada. Hasta la fecha, sin embargo, ha sido imposible precisar a qué asesinato se referían Nieto y el comprador de C4, un hombre que tampoco ha sido identificado. Las fuentes consultadas por este periódico solo consideran que el explosivo fue usado en El Salvador. Desde la Fuerza Armada, fuentes internas sostienen que, además del tráfico de armas, el círculo del “Capitán Muerte”y Nieto también había incursionado al sicariato. Hay elementos que fortalecen esa versión. Un informe del Centro de Inteligencia Policial, fechado en enero de 2011, ubica a Nieto, Martínez Guillén y a otro militar más como parte de una red de sicarios que trabajaban para el capo salvadoreño Jorge Ulloa Sibrián, mejor conocido como “Repollo”. “Repollo”, detenido en Guatemala en 2012, fue condenado a 77 años por narcotráfico el 24 de noviembre de 2014, tras comprobarse que había dirigido una red de tráfico que había movido toneladas de cocaína hacia Estados Unidos. Además, la Fiscalía recibió, en abril de 2013, una denuncia por sicariato contra el teniente, que no tuvo avances. De Nieto hay pocos datos. En el Registro de Comercio del Centro Nacional de Registros (CNR) consta que en 2005 se fundó una empresa que, luego de los trámites iniciales, no tuvo mayor actividad. Tan en ciernes quedó que ni siquiera consta un expediente físico de ella. Esta compañía fue fundada por dos personas y se llamó Ethel S. A. de C. V. Su administrador único suplente fue Carlos Enrique Nieto Martínez. El código de registro –no matrícula–fue el 55736906 y su capital semilla fueron $11,428.57. Pero lo que más llama la atención era su finalidad. Ethel se dedicaría a “la investigación privada, la práctica de pruebas poligráficas autorizadas y voluntarias, técnicas y tácticas de seguimiento, toma de fotografías, realización de peritajes técnicos criminalísticos en serigrafía, pruebas caligráficas, dactilares, evaluaciónde personal, custodia de evidencias criminales debidamente autorizadas”. Ethel fue fundada en 2005, cinco años antes de que Nieto pidiera su baja del Ejército salvadoreño. “Eran buenos”, dicen las fuentes. Walber R., de hecho, fue uno de los oficiales laureados por su participación en uno de

los contingentes del Batallón Cuscatlán en Irak. Recibió en 2004 una Medalla de Oro al mérito de parte de la Presidencia de la República y, años después, se reengancharía en otro de los viajes a Irak en el que tuvo responsabilidades operativas.

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El 20 de junio de 2011, el Tribunal Cuarto de Sentencia de San Salvador condenó a dos hombres en el juicio bajo referencia 111-2-2011. Uno de ellos era un policía activo y lo condenaron por tenencia de armas de guerra. Los jueces fallaron que debía purgar cinco años de cárcel por tener en su casillero institucional un bloque de explosivo plástico, conocido como C4. En ese proceso judicial, el analista policial que testificó como perito lo describió así: “Es un explosivo plástico de uso militar de alto poder, compuesto de 91 % en peso de RDX (es decir, el compuesto explosivo), el nitrato de potasio con azufre es una mezcla explosiva utilizada industrialmente en la fabricación de productos pirotécnicos y clandestinamente en la manufactura de artefactos explosivos caseros”. No era casualidad que ese agente policial, como se verá después, tuviera C4 en su casillero. Los que conocen este explosivo aseguran que es estable pero muy poderoso. De hecho, otro de sus nombres es “carga de demolición”. Su uso es exclusivamente militar, lo que implica que legalmente no puede ser adquirido o importado por otra persona que no sea el Ejército de un país. Legalmente. Nieto se las arregló para vender –sacando su propia ganancia y la de su revendedor–en $675 cinco libras de C4 y dos detonadores. Al menos, eso es lo que consta en el video. Hasta aquí hay varias interrogantes: ¿Cómo es que estos explosivos circulabansin quenadie notarasu falta,tomando en cuenta que sus existencias legales están inventariadas en guarniciones militares? ¿Cómo es que el capitán Martínez Guillén seguía vendiendo armas de distintos tipos y explosivo plástico en agosto y septiembre de 2010, cuando había abandonado la Fuerza Armada en abril de ese año? ¿Dónde obtenía las armas? ¿Por qué en noviembre de 2010, con coincidencias temporales de por medio, un policía activo fue sorprendido intentando comercializar explosivo C4? Las probables respuestas las dan varias fuentes de investigación, fiscales y policiales, que han coincidido al ser consultadas por aparte –y sin conocerse entre sí– que se han sentidoabandonados altratar desacaradelante lainvestigación de estos casos. Y el hecho de que todos tengan reserva total judicial, es decir, que sus datos no pueden ser conocidos


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