Ponencia omarcdesarrollo

El reto de recuperar el sujeto político de la comunicación Omar Gerardo Martínez R.1 1. Introducción

En días pasados en Colombia, una de las noticias que ocupó ampliamente la agenda de los medios de información fueron las marchas de miles de estudiantes universitarios que protestaban, de formas muy particulares, contra la reforma a la ley 30 de 1993 que venía impulsando el gobierno del presidente Juan Manuel Santos. Hacía mucho tiempo no se escuchaba la voz de los estudiantes en el país asumiendo una postura activa y crítica frente a la voz del gobierno, la voz autorizada y legitima.

Lo destacable de este hecho es cómo el gobierno nacional, a través de la ministra de educación, consideraba como un asunto formal y de menor importancia el dialogo con la sociedad. Y al decir de la ministra, las decisiones del gobierno para introducir reformas a la educación superior se podía reducía a un asunto de consulta con algunos representantes del sector. Pero ante ello surgió la voz de un interlocutor que reclamaba su legitimidad en el dialogo: el movimiento estudiantil. Y detrás de este interlocutor lo que se evidenció fue una fuerza colectiva que reclamaba ser escuchada y reconocida para la toma de decisiones. El desenlace de este acontecimiento culminó con la orden del presidente de la república, Juan Manuel Santos, de retirar del congreso el proyecto de reforma, no sin observar la incomodidad que le produjo la presión de las protestas.

Lo que uno puede observar en este hecho reciente es que el paradigma informacional hegemónico agenciado por el gobierno nacional es el que ha provocado el malestar, el conflicto y la reacción de una contraparte de la sociedad. Mientras los estudiantes universitarios colombianos actuaron desde un paradigma comunicativo subordinado, en principio marginal, donde reclamaban legitimidad como interlocutores dentro de un proceso de diálogo y concertación mediado por la iniciativa de reforma a la educación superior en Colombia.

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Comunicador Social de la Universidad del Valle, especialista en pedagogía para el desarrollo del aprendizaje autónomo, especialista en multimedia educativa, candidato a magister en estudios de la cultura, estudiante de la maestría en comunicación estratégica. Docente auxiliar de la UNAD.

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Pero más allá de los pormenores y conveniencias o no de la reforma, lo que está en el núcleo de este acontecimiento es un conflicto generado por la violación al derecho a la información y la comunicación de los estudiantes en condiciones de equidad y justicia. El efecto de la fuerza colectiva y creciente de las protestas, dio como resultado la recuperación del escenario público para el dialogo y la concertación, mientras el gobierno tuvo que reconocer la existencia legitima de un interlocutor válido y real como es el movimiento estudiantil colombiano.

Este acontecimiento sirve de pretexto para introducir la idea de recuperar al sujeto político presente en los procesos comunicativos como condición necesaria para pensar cambios y transformaciones sociales orientadas a la convivencia y el bienestar de los ciudadanos, las culturas y las comunidades. Esta recuperación del sujeto político en la comunicación pasa por ubicar tres comprensiones que se entrecruzan en un proceso comunicativo legítimo, válido y real. La primera es entender que todo proceso comunicativo es una relación de poder donde se interactúa y se confrontan posiciones y puntos de vista por la hegemonía de una representación en detrimento de otras. Lo segundo, es asumir que un proceso comunicativo requiere del reconocimiento de interlocutores válidos aún en condiciones inequitativas e injustas. El tercero es entender que la comunicación es un proceso cultural diverso y conflictivo que debe superar las exclusiones y las desigualdades sociales y comunicativas.

Los antecedentes históricos de la comunicación para el desarrollo en América Latina muestran que este subcampo, como lo denomina Alejandro Barranquero, surgió a mediados del siglo XX después de la segunda posguerra, como una iniciativa por reconstruir y recuperar a los países derrotados, y modernizar a aquellos países que estaban por fuera de lo que ese momento se representó como la primera imagen del desarrollo. Las primeras teorías de la comunicación surgieron en Estados Unidos vinculadas al paradigma de la modernidad, y sustentadas por un enfoque economicista del desarrollo Aunque la comunicación como proceso humano y social es anterior a las teorías que le han estudiado y que en su mayoría emergen en el contexto del mundo moderno

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eurocentrico2, y particularmente con la aparición de medios masivos de información cuyo fin ha sido poner en circulación objetos de consumo a miles de personas en el mundo.

Algunos autores plantean que las primeras experiencias de comunicación desde la perspectiva del desarrollo surgieron en América latina como procesos alterativos que reivindicaban la posibilidad de difundir y denunciar las desigualdades económicas y sociales de comunidades y poblaciones marginadas de las promesas del modelo de desarrollo economicista. Las radios mineras de Bolivia, Radio Sutatenza en Colombia, emisoras parlantes del Perú, son entre otras unas de las primeras experiencias de radios alternativas y populares que se gestaron desde la práctica en América latina.

Lo que interesa destacar de estas primeras experiencias, y las que emergieron posteriormente, es el protagonismo político que se gestó en un proceso comunicativo impulsado a través de un medio masivo como la radio. Muchas de estas experiencias fueron significativas porque lograron fijar representaciones antagonizas y de confrontación contra situaciones sociales que afectaban los intereses de una comunidad.

La dimensión política de estas experiencias radicó en adoptar abierta y decididamente una posición como sujetos, que aunque “subordinados”, interpelaban el poder hegemónico con sus representaciones. Las reivindicaciones, reclamos y denuncias sobre los abusos del poder hegemónico (promovidos por gobiernos, empresas u organizaciones) es una constante histórica en todo proceso comunicativo que se pretenda popular, alternativo, comunitario o para el cambio social.

Lo que se evidencia en muchos procesos informativos de los medios comerciales es el desconocimiento y la exclusión de representaciones de otros sectores de la sociedad. Los mensajes de los medios masivos se diseñan desde intereses empresariales y políticos de sectores dominantes, y aunque se planteó desde los inicios de la teoría crítica, la situación se ha agudizado mucho más. Las comunidades y otros grupos de la sociedad no tienen acceso como productores de mensajes, siguen ubicados como consumidores, sin que se escuchen sus demandas y necesidades.

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Se asume el eurocentrismo desde la perspectiva de las teorías decoloniales y poscoloniales. Buena parte de estos desarrollos se ubican en el grupo Modernidad/colonialidad desde una perspectiva de pensadores.

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2. El acceso un derecho vulnerado

La noción de acceso a la información fue planteada por Luis Ramiro Beltrán en su modelo de comunicación participativa, y es considerado el primer nivel para el reconocimiento de una interlocución válida en un proceso comunicativo. El acceder a información diversa, completa y oportuna está en la base del derecho humano a la información de todas las personas, pero estas condiciones en muchos casos son negadas por los grandes medios comerciales con la anuencia de gobiernos y organismos internacionales.

Es importante aclarar que en la actualidad muchas personas y colectividades pueden acceder a los medios masivos como radio, televisión e internet, pero más como una estrategia de expansión mercantilista de las empresas de comunicaciones interesadas en conquistar nuevos consumidores. Esto se evidencia en los altos raiting de los grandes canales de radio y televisión comercial. Contrario a esto son escasos los medios públicos o alternativos con contenidos educativos, culturales o comunitarios. Aunque existen diferencias en las condiciones de acceso de un medio a otro –por ejemplo internet emerge como un medio de gran acceso a un enorme cúmulo de contenidos–, el monopolio por la propiedad de los medios sigue manteniendo las desigualdades sociales.

Sin embargo, el acceso a la propiedad de los medios y su funcionamiento legal es un asunto objeto clave en las regulaciones y políticas de nacionales e internacionales de información y comunicación. En muchos países el asunto sobre el acceso a las concesiones y permisos para la operación de medios masivos está en manos de empresarios y representantes de gobierno. La definición de las políticas y planes de las comunicaciones no es un asunto público, y de orientan desde parámetros

técnicos, administrativos y

financieros, mientras las universidades y comunidades son ajenas a estos asuntos.

Por otro lado, el acceso a los contenidos de los medios masivos es definido por sus propietarios con base en criterios comerciales que les garanticen incrementar y mantener altas coberturas de sus audiencias. De esta manera, los contenidos de los grandes medios no son definidos desde los intereses de sus audiencias sino desde sus gustos y preferencias de consumo. La realidad que presentan los medios está lejos de las problemáticas y necesidades de muchos ciudadanos, y en mayoría de los casos los sumergen en propuestas

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de entretenimiento que les impide pensar y reflexionar sobre los asuntos públicos de su entorno.

Los medios masivos comerciales ofrecen una precaria visión de la realidad social y política que vive el ciudadano común, los noticieros se han convertido en un paliativo que ofrece píldoras y fragmentos de la realidad del país, sin mayor profundidad. Los reportajes en profundidad sobre temas de interés público son escasos y difundidos en horarios de baja cobertura. Los ciudadanos que deseen acceder a una diversidad de posibilidades informativas tiene que hacer un esfuerzo personal por escuchar y ver otras emisoras y canales de televisión en horarios no convencionales, o buscar en el internet las publicaciones de organizaciones no gubernamentales, blogs de periodistas independientes o canales alternativos que ofrecen versiones distintas a las que pasan por medios comerciales.

El monopolio de las agendas mediáticas fue denunciado en su momento a través del informe Mac Brite, y la idea de un nuevo orden informativo aún es una necesidad vigente, pues pese a los esfuerzos que se hacen por redes y organizaciones internacionales las desigualdades entre quienes tienen mayor capacidad para difundir sus mensajes a nivel mundial es una relación de poder por la hegemonía de las agendas informativos y la difusión de información de conocimientos. Esta lucha desigual se evidencia en dos ámbitos: las políticas de comunicación y la capacidad tecnológica. Los grandes medios comerciales mantienen la hegemonía en la definición de políticas nacionales de comunicación sustentado en su poder económico. Este hecho muestra la vigencia y vigor del enfoque economicista del desarrollo, que por demás les permite a estas grandes empresas dotarse de una infraestructura tecnológica y capacidad para competir en el mercado mediático.

Con las limitaciones que tenemos los ciudadanos para acceder a una información amplia, diversa, completa y oportuna sobre los distintos problemas y situaciones de la realidad social, es importante preguntarse sobre: ¿Qué capacidad de interlocución crítica y propositiva podemos tener los ciudadanos del común cuando padecemos de una “desnutrición informativa aguda”?, ¿Cómo pensar en una comunicación que nos desarrolle como sujetos informados?, ¿De qué manera podemos restablecer el derecho que tenemos los ciudadanos a acceder información diversa, completa y oportuna sin las limitaciones que nos imponen las lógicas de los medios comerciales?

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Tal vez el camino este en la urgencia de deconstruir los lugares, medios, actores y procesos hegemónicos de la información y la comunicación, y reconstruir otras formas de comunicación e interacción basadas en la inclusión, el reconocimiento y la participación de diversos sectores de la sociedad.

3. La interlocución válida como condición para el dialogo.

El segundo concepto que plantea Luis Ramiro Beltrán en un proceso comunicativo es el dialogo que se presenta a manera de segundo nivel después del acceso. El dialogo es el intercambio de ideas, sensaciones y puntos de vista entre dos sujetos sobre asuntos de interés común. La condición mínima para entablar un dialogo es compartir códigos que permitan el entendimiento entre dos o más sujetos.

Un dialogo supone la igualdad de condiciones entre sujetos dialogantes lo que implica el reconocimiento de interlocutores válidos con capacidad para proponer, debatir y disentir sobre un asunto. La interlocución válida es un acto respeto por el otro en su condición de sujeto comunicante, es comprender que juntos conviven y construyen sentidos para mejorar sus condiciones de vida.

Cuando no existe el reconocimiento de una interlocución válida del otro el diálogo se rompe o no existe. Existen diferentes formas de dialogar manifiesta en la actuación de los dialogantes. Un primer nivel de dialogo es la escucha por parte de quienes políticamente promueven un proceso dialógico. La escucha en el dialogo es un ejercicio activo donde se percibe, analiza e interpreta los puntos de vista de una contraparte.

En los actuales tiempos los medios masivos de información no promueven la escucha en la comunicación, casi siempre la masiva difusión de textos para el consumo sin mayor contexto atentan contra la capacidad de discernir e interpretar de los públicos. En el ejemplo anterior, el gobierno colombiano se negaba a escuchar a los estudiantes es decir se les descalificaba como interlocutores válidos de un proceso dialógico, y la interacción con la sociedad se reducía a la consulta con “algunos” representantes del sector. La consulta no es un dialogo porque la parte que consulta simplifica la interacción a preguntar sobre un aspecto parcial, dejando por fuera otros. Los estudiantes no querían ser consultados, quería ser actores activos en un dialogo gobierno – sociedad.

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Los actos que atentas contra una interlocución válida en un dialogo se pueden sintetizar cuándo: 1) unos hablan por otros sin consultarles, 2) unos tergiversan lo que otros hablan; 3) unos imponen sus ideas simulando un dialogo con otros 4) unos desconocen lo que otros piensan y opinan 5) unos imponen sus ideas desconociendo al otro.

Una comunicación orientada al cambio social debe crear interlocutores válidos y diálogos genuinos donde las decisiones y los acuerdos resulten de la participación efectiva de sujetos sobre los asuntos que les afecte.

4. La comunicación un proceso cultural diverso y conflictivo

Para hacer ruptura con la visión eurocentrista de la información y la comunicación que predomina las sociedades “modernas”, es necesario comprender la comunicación como un proceso cultural diverso en sus posibilidades expresivas y de contenidos, tomando en cuenta tanto las comunidades tradicionales como las contemporáneas, y lograr establecer políticas de comunicación que acoja y promueva sus formas de dialogas y comunicarse.

Se debe comenzar a hablar de información para la participación, comunicación orientada al cambio social y comunicación desde la diversidad cultural y el equilibrio ambiental. El giro se debe dar de una comunicación hegemónica y moderna centrada en criterios economicistas y empresariales, a las diversas formas de comunicación desde las culturas bajo los criterios de equidad, justicia y solidaridad.

Las políticas culturales deben reclamar también políticas de comunicación para descolonizar la propiedad de los medios masivos de información, y brindar igualdad de oportunidades y condiciones de operación, donde se cambie de la lógica del mercado a la lógica de bien común, la democracia y la inclusión social.

Finalmente, una comunicación orientada al cambio social debe acoger el conflicto como un elemento constitutivo de la comunicación y el bienestar de las personas. Se busca promover un conflicto que reconozca adversarios pero no enemigos, un conflicto que deconstruya las desigualdades informativas y comunicativas entre los pueblos. Una comunicación orientada al cambio social debe comprometerse con otros referentes de sociedad que superen la idea de crecimiento económico y la especulación, otras visiones del mundo y de la vida que piense en una redistribución equitativa de las riquezas materiales, y 7

garanticen condiciones de vida digna para la especie humana, respete los recursos naturales, y renunciando a la acumulación económica y las discriminaciones sociales, culturales y comunicativas.

Es necesario recuperar el sentido político y democrático de los procesos comunicativos en todos los niveles. A nivel micro, desde nuestras relaciones interpersonales y cotidianas; a nivel macro, en los espacios que compartimos con grupos de trabajo, organizaciones, barriales, de comunidad, gremiales, etc. A nivel macro: incidiendo para reconvertir y redireccionar la actuación de los medios masivos, participando en la toma de decisiones sobre políticas públicas, generando acciones en redes sociales o vinculándonos a movimientos de cambio en diferentes frentes.

Referencias bibliográficas Barranquero, Alejandro (2009) “Latinoamérica: la arquitectura participativa de la Comunicación para el cambio” en revista Diálogos de la comunicación No. 78, Enero-Julio, FELAFACS.

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