Cómo visión general, podríamos decir que las obras presentadas en esta muestra están alejadas de la pretensión de un discurso que las unifique. Su concepción se plantea desde la individualidad, desde la idealización de los elementos compositivos. Un lugar donde la figuración aparece como un pretexto que, en ocasiones, desemboca en lo onírico, en una imaginaria utopía o en una conjunción de elementos completamente antagónicos que, difícilmente, podrían cohabitar fuera de la ensoñación.
Sería absurdo renunciar a algo cuando podemos jugar a tenerlo todo o, al menos, pensar que todo es posible. Por ello, la idea del mundo ideal, aunque se trate de un sencillo mundo pequeño, no parece tan descabellada cuando existe la posibilidad de crearlo o atraparlo con nuestra mirada. En definitiva, todo es verdad y, a su vez, mentira.