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bazar Impreso en Buenos Aires, Argentina, Octubre de 2015. Se prohibe la reproducci贸n total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio, sin el permiso previo y por escrito del titular de los derechos.


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Prólogo B

A la manera de los famosos bazares de El Cairo, Estambul o la India, cuyo sentido de la acumulación hace pensar que el mundo entero está allí, quien recorra este libro, también podrá convertirse en viajante inmóvil de sus páginas. En él encontrará poemas florales, dragones de nieve, gatos que leen a Lewis Carroll, navegantes de bañaderas, paisajes insólitos, chinos invisibles, especies botánicas desconocidas; limericks, leyendas, inventarios, historias celestes y terrestres. Los cuentos y poemas, aunque parezca inverosímil, fueron escritos por chicos de entre seis y once años de edad que asisten al Taller del Zorro, e ilustrado por los adultos que forman parte del taller de ilustración de libros para niños, Había un vez un libro. Sin mapa ni brújula, le deseamos suerte al lector que emprenda el recorrido a través de estas páginas.

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Inventario B

Una mañana un hotel una mamá despertando a su hija una muchacha que se despierta un servicio a la habitación un desayuno lluvia más lluvia un par de guantes un gorro una campera un paraguas una escalera varios escalones una recepción una puerta abierta unos charcos lluvia una parada de bus gente esperando el 70 un bus de dos pisos un tour alguien mirando el Big Ben un bus que frena un café una taza de té una croissant una cuenta gente bajo la lluvia un subte miles de estaciones gente bajando y subiendo una multitud de gente un parque unos jardines grandes una reina un palacio una noche un restaurant un hotel una habitación un cansancio gente empapada unos pijamas unas camas desarmadas una luz que se apaga unas gentes dormidas un sueño. texto

Juana López Poy ilustración

Lucía Martina Ruiz - iii -



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Buscadora de perlas B

Estaba tranquila durmiendo en mi cama, en mi casa flotante cuando mi mamá me despertó y me dijo que tenía que salir a cazar perlas para vender y poder desayunar algo. Yo le dije a mi mamá: - ¡Ya te dije que no estoy lista para aguantar tanto tiempo bajo el agua! Mamá me dijo: - Por eso mismo hoy tu papá va a enseñarte. - No. Odio aguantar la respiración tanto tiempo. - Quieras o no lo vas a hacer. Te obligo. - Bueno ya voy. Esperá que me visto. Me saqué mi pijama de vaquitas en la luna y agarré mis patas de rana, mi traje de goma, el snorkel y me los puse. Cuando estuve lista fui al borde de la casa y salté al mar con mi papá y mi perrito Bark. Fuimos tan pero tan hondo que casi me ahogo. Por suerte mi papá llevaba el tanque de aire por si acaso. Cuando ya no aguanté más me conecté al tubo de aire y me encontré perdida. Fui tan hondo que ya no se veía el sol. Entonces encontré una medusa que brillaba muy intensamente y la toqué. Inmediatamente me desmayé. Cuando desperté estaba en mi casa y me sentí un poco rara. Abrí bien los ojos y me vi una cola de sirena. Grité: -¿qué clase de bicho marino soy? - Una sirena -dijo mi mamá. Nada malo pero raro. Sentí muchas ganas de sumergirme. Entré al agua. Nadé muy contenta toda la vida con mi familia. Incluso también con el paso del tiempo mi mamá se sumó a la búsqueda y conseguimos muchas más perlas. Y aunque teníamos el dinero para mudarnos nos quedamos a vivir allí. La ciudad no era tanto para una sirena. Mejor guardar el secreto.

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Margarita Rigamonti ilustración

Miranda Rivanedeira

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Agua B

Me gusta el agua porque si no existiera no se podría tomar. Si no tomás agua te morís. Una vez el hermano de mi abuela se cayó de un avión y sobrevivió diez días sin tomar agua. Yo me imagino que cayeron en unas montañas y que caminaron con mucha sed buscando señal. A los diez días vino la policía en avión y les dio agua a todos. Todos dijeron gracias.

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Ian Gutraich ilustración

Néstor Ocampo

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Limerick B

Una foca medio loca juega al juego de la oca tira el dado muchas veces, juega y juega con los peces pez y foca se pelean y se chocan con la roca.

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Catalina Szwarcberg ilustraci贸n

Javier Busto

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El tesoro de Corvina B

Hace mucho tiempo, más o menos 700 años existió un barco que no salía a navegar porque no había olas. Un día un capitán que vivía entre algas verdes que brillaban cuando nadie las veía decidió buscar tesoros en el fondo del mar. Todos sabemos que las olas se mueven al compás de la música. Fue por eso que el capitán Martín Corvina llamó a Tomás, el profesor de guitarra de Sofi y empezó a tocar canciones de olas. Olas que vienen, olas que van, olas marinas, hola qué tal. El barco navegaba al ritmo de la canción sol la do re mi fa si, hasta que chocó contra una tortuga marina dormida. La tortuga se enojó, salió del caparazón y el capitán le tuvo que pedir perdón. De repente apareció una bellísima buscadora de perlas que venía del Japón. Se llamaba Taira. El capitán la vio y se enamoró perdidamente. - Buenas tardes, me llamo Martín, Martín Corvina, soy un apuesto buscador de tesoros. - Mi nombre es Taira y soy una famosa buscadora de perlas. ¿Querés venir a nadar conmigo y buscar perlas?- preguntó Taira. - Y tesoros- contestó Corvina.

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El capitán se sumergió con pipa y todo. Todo resultaba emocionante, sirenas, peces, medusas, delfines, estrellas de mar, tortugas marinas, cangrejos, algas, piedras. De repente apareció una criatura muy extraña, mitad pulpo mitad caballito de mar. Taira y Corvina se quedaron asombrados. El capitán sacó su bitácora de viajes y se puso a dibujar al monstruo marino. Mientras tanto el barco se alejaba arrastrado por ballenas a las que les gustaba el ritmo de la música. Tomás seguía tocando la guitarra sin enterarse de nada. Cuando Corvina y Taira salieron a la superficie cargados de perlas, tesoros y algas de recuerdo se encontraron solos sin el barco. Pero a Martín Corvina no le importó porque ya había encontrado lo que quería, su mejor tesoro.

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Agustina Pepe, Olivia Espeche, Sofía Kogan, Tessie Cabrini ilustración

Magdalena Mateo

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La leyenda de Amelia B

Había una vez una princesa llamada Amelia. Ella era rubia de ojos. No era la princesa más linda del mundo pero era una de las más lindas. A ella le encantaba la naturaleza, siempre salía afuera, miraba los patos y las ardillas. Un día estaba mirando el lago, un sapo verde manzana resplandeciente y asqueroso. Amelia sorprendida porque ese espécimen de la naturaleza era horrible, lo levantó y el sapo la mordió. Inmediatamente cayó en un eterno sueño en el medio del campo. Cuando su padre y su madre volvieron, la vieron dormida con raíces que la iban tragando a la tierra. Los padres no pudieron. Ella ahora debe seguir enterrada y siempre mira bajo tierra, en los árboles, en los lagos y lagunas, en cada animal del parque. Observa a los chicos amantes de la naturaleza, les habla por los pájaros, con señas por los árboles y a veces se los traga por un día, les habla y luego los escupe. A los que no les gusta la naturaleza y tiran toda clase de residuos al piso, los mata tragándoselos y haciendo que no respiren. ¿Dónde se esconde Amelia? En el parque, donde está la estatua de San Martín. Si van por allá, recuerden, los está observando.

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Francesca Peri Brusa ilustración

Anabel F. Rey

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La Planta de los Animales B

La Planta de los Animales es mil veces más grande que cualquier árbol. Está en lugares fríos, calientes y naturales. Si está en lugares fríos, da animales como osos polares, pingüinos o focas. En lugares calientes, camellos, mosquitos y ranas. En lugares naturales, osos, gallinas, aves y gatos. No se encuentra por esta zona, tampoco en China, Irlanda ni Italia. Es muy difícil verla. La primera vez que se vio fue en el año 1933 en la India.

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Malena Ferreiro ilustración

Verónica Núñez

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El mar con palabras B

Pulpos con tres corazones, varios tiburones con hambre, cuatro delfines saltando de acá para allá, tortugas haciendo carreras, cangrejos tratando de agarrar plantas, tiburones intentando atrapar un grupo de peces, algas pegadas a la gente, peces pidiéndole upa a los caballitos de mar, piedras llevadas por nenes, el pez globo invadiendo el mar, el pez payaso haciendo reír a sus amigos, un grupo de calamares nadando por el mar, la piraña asustando a sus amigos, estrellas de mar riéndose, pulpos haciendo ocho cosas a la vez, cocinando, haciendo sopa de letras, abrazando, comiendo, leyendo, limpiando, jugando, bailando, cuatro caballitos de mar nadando con dos delfines, tiburones cantando canciones, pulpos jugando poker, delfines haciendo un show, las tortugas marinas caminando en la arena hacia la playa. Los cangrejos bailando.

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Agustina Pepe ilustración

Male Vigon Ruffa

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La historia invisible B

Un día un chino fue a tomar café y le regalaron un tiburón en una bolsa con agua y comida. Carne. Doce carnes. Fue a otro restaurant y se fue sin pagar. El chino era ladrón. Y también invisible. El tiburón también era invisible y se llamaba Toto. El chino manejaba un auto mientras tomaba café. Llegó a la casa y bajó con el tiburón en la bolsa. Abrió la bolsa y lo tiró a la pileta. Continuará...

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Francisco Rigamonti ilustración

Valeria Díaz

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Roberto del Río B

Roberto del Río es un señor de 74 años a quien le gustan las sandías con azúcar (cosa que no es rica pero le gusta). Se viste siempre con ropa pop o sino con smoking negro o rojo sangre. Toda su vida vivió en Tokio pero habla jeringozo y nadie lo entiende. Sus zapatos son verde agua y con un taco alto como un diccionario. Usa joyas de oro con hojas de otoño colgando. Su color favorito es el marrón, a mi no me gusta pero a él si. Tiene un gato que se llama Boni, pero como es ciego cree que su gato es un caballo. Su día favorito es el Día Nacional de la Oposición. Nadie sabe qué es ese día, pero igual es su día favorito. Es científico aunque no es muy inteligente que digamos. Su mejor amigo es una pared. La pared según Roberto del Río se llama Foki. Está loco, literalmente loco. Esto es todo sobre Roberto del Río, más adelante les contaré acerca de sus descubrimientos.

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Matilda Emiliozzi ilustración

Lorena Land

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Mau y la fábrica de galletas de la fortuna B

Todos los días desde hace cinco años, yo (Mau) vengo a trabajar a la fábrica fortuna & co. desde las seis de la mañana hasta las tres de la madrugada. Sólo duermo tres horas al día excepto los fines de semana que duermo tres horas y media. Además gano tres changs al mes. Igual soy afortunado, los umpalumpa ganan cinco pos al mes y sólo duermen media hora, además tienen un trabajo horrible, tienen que cerrar las galletas con los microcuentos que Kat y yo escribimos. Cuando salgo del trabajo me dedico a escribir cuentos, siempre me quedo dormida a la mitad y entonces me olvido de todo y no gano nada de plata. Cuando termino un cuento no me lo aceptan en ninguna editorial porque no tengo antecedentes ni títulos importantes, ni nada de esas estupideces. Creo que tampoco me lo aceptan porque tengo diez años.

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Lisa Mucci ilustración

Carlos Higuera

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Canción para una flor B

Mi linda margarita una canción te voy a cantar para que en las noches puedas soñar. Me encanta tu color y en tu árbol tienes la más linda flor. Yo te hablo y te tomo en serio y jamás te dejaré en cautiverio. Hojita colorida tú siempre estarás florida.

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Daniela Vasiliadis ilustración

Mónica Núñez

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Navegante B

Yo era un gran navegante que navegaba por charcos de agua y bañaderas gigantes. Era un gran explorador del agua hasta que un día pasé de ser “Un gran navegador” a un gran fracaso. Todo comenzó con esa chica que decidió sacar el tapón de su bañadera rosa claro. Me fui por las cañerías, un viaje inolvidable. Empezó con la gran curva, siguió con una cañería larga y terminó en un lugar que no imaginaba. Empecé a explorarlo. En un momento lo encontré ¡por fin! grité, era algo azul. Era el mar. Nunca lo había visto. De hecho cada vez que pensaba sobre él me angustiaba pensando que nunca lo iba a ver. Pero sí, lo vi. Era justo como lo había imaginado. El mar. Lo primero que se me ocurrió fue entrar en él. Nunca había pensado en esas montañitas de agua. Ni idea qué eran, ni quiénes eran, pero me caían bien. Ahora estoy acá debajo del mar, estoy casado con un hermoso delfín. Y ahora pienso que no fui ningún fracaso.

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Juana Bronstein ilustración

Diego Genatiempo

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Planta mía B

Decíme planta mía ¿Cómo te gustaría que sea tu vida planta mía? ¿Te gustaría tener un pompón o una flor? ¿Flecos en las ramas o flecos en las alas? ¿Te gustaría tener una flor? Por favor, díme tu opinión.

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Matilda Emiliozzi ilustración

Daniela Cadone

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Té de señora B

Una señora que le creció bigote se sentó a leer Don Quijote y como la obra era muy sedentaria se fue a quejar con la bibliotecaria a la que le enrojeció el cogote. La señora que enloquecía tomaba el té con su tía su corazón latía a toda prisa y usted diría que la señora... magiaría.

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Lisa Mucci ilustración

Tamara Kowsloski

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El tipo y el sapo B

En un charco había una casita, en la casita había un bote con un tipo al que le gustaba mucho navegar. Un día se fue a navegar y llegó al final del charco, se dió cuenta que había todo un bosque y se fue al bosque. Encontró un río y en el río había un sapo y el sapo le dijo: ¿querés ser mi amigo? y el tipo le dijo que sí y el sapo lo llevó a su isla.

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Pero la isla era un pez que estaba dormido y un día el pez despertó, el tipo escapó con su amigo el sapo y se fueron y el tipo le dijo a su papá que le dijera al presidente que borre esa isla del mapa.

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Valentín Acuto ilustración

Mariela Califano

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Limericks B

Había una vez un camaleón que llegaba tarde a toda reunión pero lo que nadie se enteraba es que él siempre estaba pero se camuflaba en el paredón. Había una vez una señora en Bulgaria que quería ser secretaria pero nadie la aceptaba porque ella loca estaba y así terminó esta historia estrafalaria.

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Thomas Emch ilustración

Eliana Antonino

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Los descubrimientos de Roberto del Río B

Roberto del Río descubre cosas. Cosas... Las descubre porque en vez de ir a comprar caramelos a su pueblo se va al Sur a comprarlos y además de ir al quiosco, de paso se va al río. Un día Roberto fue a la cueva de su tía que está en el medio del río. Está hecha de cartón y tiene tres sillas. Enfrente de la cueva encontró una planta de 1 metro. Roberto la llamó Pulposita porque se parecía a un pulpo. La arrancó y la puso en una maceta, entró a la cueva y la examinó. Al otro día se fue a su casa y se la llevó. En un momento Pulposita empezó a cambiar y así Roberto del Río se dio cuenta del nombre de cada parte de su cuerpo: tiene una bola redonda que se llama Otis. Las ramas pegadas al Otis se llaman Sofiti. Las orejas que tiene arriba del Otis se llaman Labo. Es carnívora, se come las ventosas de los pulpos. Cuando alguien la toca, Pulposita se ríe y asusta a toda la gente. Roberto del Río cuida a las plantas que descubrió en el sur como si fueran de oro. Las quiere tanto que les escribe poesías. Ya les dije que está loco, pero igual tiene imaginación para escribir poesías.

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Matilda Emiliozzi ilustración

Lorena Land

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Un gato ilustrado B

Una vez tuve un gato que me hizo sospechar que sabía leer. La cosa fue así, estaba a la mañana desayunando cuando llegó el diario El Mundo. Lo fui a buscar y a ofrecer un vaso de agua siempre rechazado por Mario, el repartidor de diarios. Yo soy un hombre muy perfeccionista y le doy siempre de comer a mi gato, pero cuando lo estaba por hacer descubrí a mi gato Oscar leyendo un cuento del famoso Emilio Breda, un escalador de montañas que vive en la cordillera de los Andes. Cuando pestañeé, el gato ya se había ido al jardín. Después fui al trabajo y cuando volví vi otra vez a mi gato leyendo el cuento de Lewis Carrol "Sobre la luna". Decidí armarle una biblioteca con cuentos gatunos, sólo para él. De tanto leer, mi gato se convirtió en poeta. Salía a pasear y escuchaba conversaciones de otras personas para escribir sus poesías disparatadas. Después de un tiempo le compré una computadora de primera y no paraba de escribir. Hace poco publicó un cuento y salió en dos diarios, ya que no siempre aparecen gatos lectores y menos poetas. Hoy en día él y yo somos dos escritores Shakespearianos y nos escapamos a París a ver a Cortázar. texto

Julia Martínez Alonso ilustración

Patricia Bilinsky

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El dragón de nieve B

Había una vez una chica que quería tener un dragón pero no lo encontraba. Entonces vino una chica esquimal volando con un dragón blanco de nieve. El dragón estaba feliz. Al fin tenía un dueño y la chica estaba feliz de tener un dragón bueno y lindo. La chica se puso un suéter azul para no tener frío. Y el dragón aterrizó con sus alas y abrazó a la chica que se llamaba Julia. Julia le mostró su nueva casa y apareció un zorrito y se hicieron amigos.

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Julia Sbaraglia ilustración

Guadalupe Sendra

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Sentimientos colores B

El aburrimiento es gris la tristeza tambi茅n el misterio es negro el marr贸n es un libro que me harta, Sentimientos a colores rojo, naranja, amarillo, verde, celeste sentimientos a colores azul, violeta, marr贸n, gris y negro. Amarillo la felicidad verde de la dulzura celeste la amistad naranja la curiosidad verde oscuro la locura.

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Valentina Annikian ilustraci贸n

Tamara Conforti

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Ensoñación B

Una vez una persona me contó de un niño que no podía soñar. El pequeño por la noche en vez de dormir como debería hacerlo un niño de su edad, se quedaba mirando las estrellas porque ya que no podía soñar, lo que mas se asemejaba a ello eran las estrellas. Para él las estrellas eran el sueño más grande que el hombre podía tener. Un día, mientras miraba el cielo por el marco de su ventana, pasó una estrella fugaz en su recorrido por el mundo. Cuando la vio, el niño cerró fuertemente sus ojos y deseó que, tan sólo por una noche, pudiera soñar. De repente, sintió que lo invadía un profundo cansancio, y sin proponérselo se quedó dormido. Cuando logró abrir sus ojos azules, distinguió lo que para él, era el paraíso. Estaba flotando en el espacio y frente a él había millones de estrellas de todo tipo. Había estrellas gigantes, enanas, novas, supernovas, quásar, pulnarias múltiples, simples. Había binarias, pulsares, circumpolares. Sólo por esa noche pudo flotar en el infinito. Sólo por esa noche, pudo soñar. Sólo por esa noche, tuvo su sueño más grande.

texto

Agostina Cabrera ilustración

Solange de la Fourniere

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Un espejo B

Un día una chica que se llamaba Máxima se miraba al espejo y apareció como un captus y le dijo a su mamá que venga a mirarse y la mamá fue y se miró y apareció como un camello y se asombró cuando se vio. Dijo: hay que sacar ese espejo y ponerlo en el ártico y dejarlo para siempre. Pasaron muchos años y lo sacaron y ya no pasaba nada. Apareció normal y le gustó y lo usó para toda la vida. El captus era azul y con muchos pinches y el camello era rojo y tenía ojos chiquitos y fin.

texto

Alina Emch ilustración

Naymé García

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Limerick B

Había un pez llamado Tez Jugaba al tenis de revés Tira y tira como un pez, salta y salta al revés. Al final el pez llamado Tez Come una nuez.

texto

Catalina Szwarcberg ilustración

Javier Busto

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Canción de El guardián de las estrellas B

El guardián de las estrellas vive siempre ocupado cuidando a los planetas que siempre están enredados. Marte, Júpiter, Saturno son planetas muy lejanos donde viven los marcianos en el cielo cotidiano. El guardián de la galaxia cuida todos los planetas y para que no peleen usa fórmulas secretas.

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Venus tiene sus volcanes que siempre estĂĄn muy calientes tiene nubes obedientes tiene grietas y montaĂąas donde vive una ermitaĂąa. El guardiĂĄn de las estrellas tiene problemas con Marte es un planeta rocoso que se pone furioso. La pantera de los cielos con sus bigotes tan largos en un lugar muy amargo teje para los planetas una manta de violetas. Las estrellas hacen magia a la noche en la galaxia cuando titilan brillantes se ponen muy elegantes.

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Cuando la luna era chiquitita el guardián le hizo una cuna para dormir en la galaxia los planetas le cantaban las estrellas la acunaban. La constelación de la jirafa encontró un pasadizo llegó temprano al infinito fue a buscar una hoja mística que cuando la comía se convertía en artista. El camaleón celeste come frutos espaciales de los árboles estelares sin que nadie lo moleste. Las estrellas son tan bellas y titilan en la noche iluminan maravillas son los faros de la noche.

texto

Alina Emch, Dominique Lavie, Delfina Marques, Catalina Ganapolsky, Vera Bogdanowicz, Milagros González Lambrechts, Sofía Garcés, Teresita Cabrini, Maxima González Ocantos, Malén Ortíz Giménez ilustración

Andrea Rioseco Aravena

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FACEBOOK.COM/HUNAVEZUNLIBRO

Esta primera edici贸n de Bazar se termin贸 de imprimir en Octubre de 2015 en la Ciudad Aut贸noma de Buenos Aires, Argentina.

dise帽ado por: www.hi-fly.com.ar




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