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Ficción Concreta
Prefacio
Prosa inducida El pensamiento inductivo parte de la observación como estimulación de la idea primaria y se desarrolla a partir de esta con un fin incierto. La mentalidad artística suele en general, utilizar el modo divergente para hacer avanzar un proyecto, sin prestar atención a los eventuales conflictos que surgiesen en su camino hasta tanto se empiece a figurar el concepto básico y es recién en ese punto donde el razonamiento deductivo empieza a ejercer su poder; aunque paulatinamente, a medida que avanza la concepción nuestro hemisferio
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Ficción Concreta
cerebral derecho continúa inundando el boceto con una tormenta de ideas, las que lentamente van siendo encausadas hacia un incipiente objetivo: La realización. Elegí esta palabra, porque es la que considero oportuna a la hora de cristalizar el deseo último de un espíritu creativo, inclinado a traer sus ideas a la realidad. El personaje que trato de ejemplificar con este precepto es el alma del artista en constante ebullición, llámese pintor, compositor, arquitecto o escritor, salvando las distancias respecto a sus procedimientos, los que seguramente estarán embebidos en sus respectivas técnicas y condicionantes, pero que en esencia son las mismas. Yo particularmente me he visto involucrado en compartir mis experiencias en estas disciplinas y siempre sentí la necesidad de interactuar con ellas, con el fin último de enriquecer los resultados.
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Índice Prefacio
Página 6
El Arroyo
Página 10
Página 11
Lavandera Navegante
Página 15
El Barco en el Bosque El Ave Andrógina
Página 18
Página 19
Pájaro Metálico La Fuente
Página 22
Página 23
La Fuente Infierno
Infierno
Página 14
Página 26
Página 27
NOTA: Todas las pinturas ilustrativas fueron realizadas por Luis Roberto Makianich, con excepción de “Multitud” que pertenece a su hijo, Ivo Makianich.
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Página 35
La Mujer Perfecta
Página 36 Página 53
Salto Eléctrico El Contrato
Página 55 Página 61
Página 60 Página 64
Página 65 Página 73
Página 75
La Petición Horror Intrínseco
Horror Intrínseco El Día Que No Amanece
Escalera al Cielo Introspección Vital
Introspección Vital
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Invasión
Langostino Sin Cabeza Trepado a Cortina Americana Multitud
Página 82
Página 83 Página 84
Página 85
Multitud Las Grutas
Página 97
15 Página 99
Barcos Pasión sin Riesgo
Página 114
Página 115
Pasión sin Riesgo Sueño Eterno
Vida Después de la Muerte
Página 131
Página 133
NOTA: Todas las pinturas ilustrativas fueron realizadas por Luis Roberto Makianich, con excepción de “Multitud” que pertenece a su hijo, Ivo Makianich.
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Página 146
Virtualidad
Página 147 Página 153
La Llegada Ilusión Rupestre
Página 155 Página 50
Carneros Utopía
58, 161, 169, 171, 179, 183, 186 Página 192
Ciudad Ciclotrónica Yo Cadáver
Página 193 Página 197
Página 196
Éxodo Acerca del Autor
Autorretrato
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Ficción Concreta
La mayoría de los cuentos y relatos que integran este libro, fueron desarrollados a partir de pinturas, música y arquitectura, y muchos de ellos han sido publicados en conjunto con la obra que le dio origen, tal vez con el oculto deseo de llegar al lector desde varios puntos de incidencia simultáneos, pero ahora estoy parado en otra vereda, y desde allí puedo ver que solo importa el resultado final; me refiero a que, gracias a los comentarios que he recibido en los diferentes blogs en los que he participado, he descubierto que muchas veces, el lector logra ver un diferente mensaje subliminal en cada trabajo, producto de su propia inspiración, y en la mayoría de los casos esas acepciones me han emocionado en forma diferente a lo que inicialmente he tratado de transmitir, con lo que concluyo que el verdadero valor de una obra de arte, no está en lo que el autor desea expresar, sino en el efecto que cause en su interlocutor. Con este volumen intento dar a luz el
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producto final, mostrando las imágines que lo originaron aunque tal vez nada tengan que ver con lo que cada uno de ustedes desea ver en él. Luis Makianich
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El Día que no Amanece
Realmente debí estar muy cansado para quedarme a dormir a un lado de la carretera. Ayer fue un día agobiante, podría decir que interminable. Cada parada en mi ruta representó una discusión con mi entrevistado. Las inspecciones de obras ya no son tarea placentera para mí, sino todo lo contrario. Los tiempos han cambiado y la gente ya no es lo que fue, cuando las vacas gordas.
Lo que
más me asusta es que yo también he cambiado y me siento obligado a negociar con ellos con los códigos de la compañía, aún sabiendo que no son razonables para los tiempos
“Escalera al Cielo”, Pintura Digital de Luis Makianich, 2009
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que vivimos. Con todo esto, me acosté en el asiento trasero de mi jeep, deseando no tener que despertar. Pese a que logré dormir profundamente desperté temprano…y estoy desde hace horas esperando que amanezca. Desciendo del auto y hago un poco de fuego para prepararme un mate, aprovechando mi pereza matinal para colocar la yerba lentamente, saboreando las tenues llamas chispeando sobre las ramas secas e iluminando mi cara. Cada tanto levanto la cabeza para mirar el cielo preguntando por la mañana…pero la respuesta es nada.
Mi reloj parece haber-
se detenido, aunque se sigue moviendo y marca las ocho…Mi desconcierto es compartido por los sonidos del campo, que empiezan a oírse como desconociendo las reglas del alba. Los pájaros cantan, un gallo se escucha a lo lejos despertando al coro de su granja que inicia el primer compás de la sinfonía que espera interpretar la batuta de un sol…que no asoma a la escena. Los animales enloquecen como el preludio del ensayo de una orquesta
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en su momento culminante, antes de empezar la obra y yo, su único público alzo la mirada al azul profundo de la noche clamando por el inicio de su indefectible primer acto. Mi desesperación y la de los animales del campo nos hacen buscar con la vista el oriente, como si esperáramos a nuestro amo en la puerta, que se ha retrasado. Nada. Desesperado apago el fuego sin haber tomado un solo mate y subo al vehículo consternado, enciendo las luces y arranco el motor, que al principio se niega a hacerlo mostrando su desánimo, una sensación que comparto. Tomo la carretera hacia atrás hasta una calle no asfaltada que conduce al este, como yo había visto ayer. Acelero levantando una polvareda que deje en claro que viajo hacia la mañana. Lo hago por varias horas y el paisaje nocturno continúa indeleble. Los faros del auto iluminan mi cercano horizonte y esa es la única luz que éste puede ver. El combustible se acaba y quedo varado en el medio de la
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nada con las luces encendidas, que poco a poco van perdiendo la vida hasta emitir su último suspiro en la escarcha flotando en el aire. Con la aflicción de las últimas oscuras horas no se me ocurrió encender la radio para ver si había alguna noticia que explique lo que está sucediendo.
Mi estupidez se des-
quitó conmigo al mover la perilla y descubrir que ahora es tarde para intentarlo, con la batería del auto completamente descargada. Abro la puerta y salgo a la interminable oscuridad a orinar la rueda trasera como una forma de castigo al pobre coche, que me devuelve el insulto salpicándome. El frío de la noche me invita a recostarme sobre el capot del auto, aún tibio y boca arriba con los dedos de las manos entrecruzados bajo mi cabeza, decido contemplar la belleza del ahora más indescifrable que nunca infinito. No es sino hasta este instante que me percato que las estrellas han desaparecido y no logro encontrar la luna. Por primera vez en lo que llevo de existencia estoy completamente solo.
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Ficción Concreta
Los sonidos del campo ahora se vuelven inaudibles, el mundo parece haberse detenido y mi corazón no late.
Ya no hay razón para
mantener mis ojos abiertos, pero tampoco la hay para cerrarlos. El aire no huele a nada y pretendo no respirarlo. Por única vez en la vida…Ruego. Espero. No sé cuánto tiempo ha transcurrido desde que inicié este trance. Pero algo está sucediendo. Un punto de luz se dibuja en el centro del firmamento al mismo tiempo que una leve vibración se siente en el viento a través del movimiento de las ramas en los árboles. Súbitamente el punto luminoso se amplifica en un gran círculo que proyecta un hermoso cielo azul sobre una gigantesca pantalla rectangular emplazada un escalón más abajo. El gran cono es perforado por una estructura de circunvalación multicolor que se multiplica en forma descendente con una multiplicidad de patrones de repetición hasta llegar al suelo.
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La luz proveniente del gran hueco en el cielo, esboza miles de formas diferentes sobre la superestructura iluminada, convirtiéndola en una gigantesca pirámide multiangular con caras planas de sección curvilínea, que se corporiza rotando geométricamente aunque en forma aleatoria y conformando una escalera que me invita a invadirla. Mi cuerpo, aún en trance se deja guiar por la luz y comienzo el ascenso utilizando mis piernas y brazos como lo haría un arácnido describiendo una telaraña en toda su dimensión fractal. El cono iluminado termina en un aro posicionado en la superficie de la esfera nocturna, dividiendo la luz de la obscuridad y hacia él escalo. Al llegar a la cima, el gran entramado continúa hacia el celeste infinito con su misma ley de generación pero algo me dice que debo dejar de subir. En ese punto, el cielo es mi suelo y puedo ver mi vida entera en cada cristal de su estructura. Mis sucesos se enfrascan atrapados en cada forma así como mis angustias
“Iluminación”, Pintura Digital de Luis Makianich, 2009
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y mis temores. Todo está allí para que pueda comprenderlo y solo tengo que mirar dentro de la luz. Me doy cuenta que cada crisis de mi vida está contrapesada por cada momento de sosiego y atadas por la misma encrucijada. Es como un diagrama para explicar lo hasta ahora inexplicable. Cada conflicto atado a su solución y cada dilema a su justa decisión.
Esta revelación me sofoca y me quito
la ropa para sentir mi libertad en la piel. Mi ansiedad por la búsqueda de respuestas se torna frenética hasta que mi cuerpo languidece. Noto que envejezco rápidamente y mi organismo no acompaña la voracidad por saber. Me detengo. A mi regreso, los cristales vuelven a ser multicolores, ocultando las respuestas a medida
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que rejuvenezco. El grandioso edificio se repliega lentamente permitiéndome llegar al suelo. La pantalla se apaga y el aro de luz se reduce a un punto nuevamente hasta que por fin desaparece. Todavía es noche y mi cuerpo está fatigado.
Me recuesto
en el
asiento trasero de mi vehículo y me quedo dormido. Amanece. El gallo toca diana y el resto de los vientos se le acopla en una brillante obertura. Me desperezo con la gracia de quien goza de la alegría matinal. Realmente fue un sueño reparador tanto en cuerpo como en espíritu. Siento que en adelante podré lidiar con mi trabajo y atender a la gente con la humanidad que se merece. Si bien no conozco todas las respuestas, me tranquiliza saber que hay una correcta para cada dilema y solo debo buscarla con el corazón sano. Solo hay una pregunta que no tiene una explicación en mi sueño… -¿Qué hago desnudo en medio del campo?
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Introspección Vital
El Dr. Hugo Hoffstain es un joven cirujano con clínica propia, equipada con la más alta tecnología, gracias a la herencia familiar, de una familia que ni siquiera merece llamarse propia. Abandonado por sus padres naturales, fue criado por una pareja de ancianos que practicaron la medicina durante toda su vida hasta jubilarse, quedando a expensas de su soledad, sólo mitigada por la alegría que les proporcionase el niño Hugo, a quien mantuvieron en una burbuja, límpida de toda bacteria que amenazara su felicidad.
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“Autorretrato� Pintura Digital del autor, 2010
Luis Roberto Makianich
makianich@hotmail.com http://makianich.blogspot.com http://cuentosnuncacontados.blogspot.com http://eayst.blogspot.com http://luismakianich.blogspot.com www.wix.com/architrave/home
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Acerca del Autor
Luis Makianich es arquitecto, argentino, graduado en la UNBA (FAU) en 1978. Publicó su primer libro de relatos cortos “Figuras de Sol”, en 1972. Fue investigador del patrimonio urbano, en ICOMOS (International Council for the Preservation of Historical Monuments and Sites), 1976; Docente en la Cátedra de Historia de la Arquitectura arq. J. Gazaneo, 1978 y Diseño Arquitectónico en las Cátedras Arq. H. Angeluchi, 1980 y Arq. J. Goldemberg, 1987-2001. Obtuvo diversos premios en arquitectura, literatura y artes plásticas. Exhibición del proyecto para el Nuevo Museo Nacional de Bellas Artes, en el Palacio Errázuriz, y publicación en el anuario de La Academia Nacional de Bellas Artes, 1978; Alianza Francesa, Fundación Fortabat, 1986, 1987 y 1989 y Centro Cultural San Martín, 1986. Premios literarios 2009: 1er Premio por “Desolación” en LetrasKiltras; 1er premio narrativa, por “En el umbral”, en Parnassus; 1ra Mención en Arte y Narrativa agosto-septiembre por “Infierno" en Parnassus; 3er Premio en relatos de amor virtual, por “Virtualidad”, en La Barca de Las Palabras y la Imagen; 1er. Premio narrativa Certamen Felices Fiestas por “La Navidad Oculta” y 2do. Premio Brevedades en Prosa, por “Ocurrí” en Parnassus. Premio 1er semestre 2010 de Narrativa Erótica en Parnassus por “Non Terminato”.
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