Capitulo 1. Condiciones ambientales en Ergonomía. 1 Ergonomía ambiental. Ergonomía Ambiental es la parte de la Ergonomía que estudia las relaciones entre el hombre y los factores ambientales que inciden sobre él, condicionando su estado de salud y confort. Los factores determinantes y sus técnicas de aplicación son muy próximas a las utilizadas por la Higiene Industrial. Entre los dos grandes grupos de factores que estudia, destacan: los factores físicos (térmicos, luminosos, sonoros y vibraciones) y los factores químicos y biológicos. Objetivos. Mientras que la Seguridad e Higiene tiene como finalidad evitar los accidentes y enfermedades profesionales la Ergonomía no sólo tiene como fin evitar los mismos, sino que, desde una perspectiva de bienestar del trabajador, trata de adaptar las condiciones de trabajo al trabajador, aumentando su confort. La Ergonomía Ambiental, como técnica dirigida a mejorar los factores ambientales va a minimizar al máximo los costos humanos desarrollando un mayor nivel de bienestar físico del trabajador, y por lo tanto, un mayor nivel de salud laboral.
1.1
Contaminación en ambientes interiores.
Teniendo en cuenta el tiempo que el trabajador pasa en ambientes cerrados, contaminados en mayor o menor medida, adquiere mayor importancia cada día la problemática derivada de los efectos adversos para la salud provocados por una mala calidad del ambiente. Estos problemas, se han visto potenciados con el diseño y construcción de edificios cada vez más herméticos, en los que la recirculación del aire adquiere un papel relevante con objeto de asegurar un ahorro de energía, admitiéndose que aquellos ambientes que no disponen de ventilación natural pueden ser áreas de exposición a contaminantes. En la actualidad, no se conocen con exactitud la magnitud de los daños que pueden representar para la salud, orientándose en este sentido estudios realizados recientemente hacia la identificación de los diferentes contaminantes que pueden encontrarse en el interior de grandes edificios construidos y decorados con modernos materiales. La conclusión que se desprende de estos estudios es que el problema de la contaminación en ambientes interiores exige un tratamiento peculiar y diferente de los que tradicionalmente se vienen siguiendo en los estudios de contaminación del ambiente de trabajo. En comparación con el ambiente laboral tradicional, la cantidad de contaminantes que pueden estar presentes en el ambiente interior de los edificios es mucho más amplia y menos concreta, aunque las concentraciones alcanzadas son muy inferiores. Por el contrario, la exposición en el interior de los edificios puede alcanzar a muchas personas en áreas más generales y menos definidas. Por estas razones, los criterios y métodos de evaluación para estos problemas de contaminación interior deben tener unas características diferenciadas en relación con las que tradicionalmente se utilizan en Higiene
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Industrial, ya que estas últimas, pueden resultar con frecuencia inadecuadas o insuficientes en la búsqueda de soluciones. En este sentido conviene recordar los posibles efectos que sobre la salud puede originar una mala calidad del aire interior, así como el origen de dicha contaminación y la evaluación de los diferentes factores que influyen en la misma.
2 Efectos sobre la salud en un Edificio Enfermo. Es importante señalar que la sintomatología presentada por los afectados no suele ser severa y, al no ocasionar un exceso de bajas por enfermedad, se tiende a menudo a minimizar los efectos que, sin embargo, se traducen en una sensación general de disconfort. Cuando estos síntomas llegan a afectar a más del 20% de los ocupantes de un edificio, se habla del "Síndrome del Edificio Enfermo" (SEE).
2.1
Síntomas que definen el Síndrome del Edificio Enfermo.
Los síntomas que definen el SEE pueden agruparse en diferentes categorías, que pasamos a desarrollar a continuación:
Otro factor que conviene tener presente a la hora de diagnosticar el SEE, además de los síntomas antes enumerados, debe ser la relación temporal de éstos con relación al edificio en cuestión, ya que por un lado el inicio de los síntomas habrá de ser posterior al inicio del trabajo en el edificio y por otro, los síntomas tendrían que desaparecer o mejorar al final de la jornada laboral, durante los fines de semana o en vacaciones.
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3 Origen de la contaminación en ambientes interiores. Factores de riesgo que pueden ser considerados en el caso de un edificio enfermo:
3.1
Contaminantes químicos.
El número y variedad de posibles contaminantes es grande y sus orígenes pueden ser muy diversos. Los más significativos son, entre otros, el dióxido de carbono (CO2), monóxido de carbono (CO), aldehídos, óxidos de nitrógeno, metales y vapores orgánicos. Entre las fuentes más importantes de contaminación en un edificio podemos citar: ⇒ LOS PROPIOS OCUPANTES. Los propios ocupantes del edificio suelen ser una de las fuentes más importantes de contaminación, ya que el ser humano produce de forma natural CO2, vapor de agua, partículas y aerosoles biológicos, siendo a la vez responsable de la presencia de otros contaminantes, entre los que destaca el humo de tabaco en el que se han identificado más de 3000 compuestos. ⇒ LOS MATERIALES DE CONSTRUCCIÓN Y DECORACIÓN. Los materiales de construcción y decoración del edificio así como los muebles y demás elementos pueden ser también causantes de la presencia en el aire de formaldehído, vapores orgánicos y polvo. El polvo presente en un aire interior está formado por partículas tanto orgánicas como inorgánicas, muchas de las cuales pueden clasificarse como fibras (amianto, vidrio, textiles...). El polvo total dependerá del grado de ventilación, la limpieza, la actividad de la zona y el grado de presencia de humo de tabaco. ⇒ LOS MATERIALES UTILIZADOS EN EL TRABAJO DE OFICINA. Además, los materiales utilizados en el trabajo de oficina, en las instalaciones o para el mantenimiento y limpieza pueden aportar contaminantes al ambiente, como son por ejemplo los correctores de mecanografiado, el ozono desprendido por algunas fotocopiadoras, los productos de limpieza, ambientadores, odorizantes, etc. 3
⇒ CONTAMINANTES QUE PROVIENEN DEL EXTERIOR. No hay que olvidar por último, los casos en que los contaminantes provengan del exterior del edificio, como son los gases de escape de los automóviles, el dióxido de azufre, radón, etc. En cualquier caso, haremos un planteamiento más profundo posteriormente acerca de algunos de los contaminantes ambientales más importantes, así como de su evaluación y control. A continuación se relacionan los contaminantes químicos más frecuentes y su origen:
3.2
Contaminantes biológicos.
De la misma forma que se han considerado los contaminantes químicos, cabe también hacer referencia a los microorganismos que pudieran estar presentes en el aire interior, pudiéndose clasificar básicamente en: •
Agentes Infecciosos (virus, hongos patógenos, etc.).
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Antígenos (proteínas, glicoproteinas o carbohidratos con peso molecular superior a 104 daltons procedentes de microorganismos, artrópodos o animales).
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Toxinas (endotoxinas bacterianas y micotoxinas).
Para explicar la producción de aerosoles biológicos debe hacerse referencia a los conceptos de:
A diferencia de lo que sucede con los contaminantes químicos, no existen criterios de valoración de tipo teórico al estilo de los Valores límites ambientales –VLA del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en 4
el Trabajo (los tiene disponibles en el apartado BIBLIOTECA) debido posiblemente a la existencia de una gran variabilidad de factores relativos a la propia naturaleza de la contaminación microbiológica.
3.3
Agentes físicos.
Aquellos parámetros de naturaleza física que por su importancia pueden tener gran influencia en la valoración de "confort" de un edificio de oficinas.
Son varios los parámetros que intervienen cuando se estudia el ambiente térmico; como son la temperatura seca del aire, humedad relativa (factor fundamental dentro de la evaluación del confort térmico), temperatura radiante media y velocidad del aire, además de la actividad desarrollada por los ocupantes del edificio, vestimenta, edad, etc. Para establecer los valores ambientales idóneos, es preciso apoyarse en valores estadísticos capaces de contemplar todos estos factores, de forma que contemplen el confort térmico como un equilibrio entre la actividad física y la ropa utilizada, por un lado, y la humedad relativa, la temperatura y la velocidad del aire por otro. Uno de los estándares más aceptados en este sentido, es el conjunto de recomendaciones que aparecen en la norma UNE - EN ISO 7730-1984.
En BIBLIOTECA puede encontrar la nota técnica del INSHT sobre
“Ambiente Térmico”.
Un ambiente ruidoso puede distraer la atención de las personas, pudiendo producir situaciones de estrés , dolor de cabeza y fatiga. Por esta razón, es aconsejable que el nivel de ruido no sobrepase los 65 dB(A) si no se precisa gran concentración y los 55 dB(A) cuando se requiere un alto nivel de atención.
Un nivel de iluminación bajo, un contraste insuficiente, los brillos excesivos y los deslumbramientos, son causa de estrés visual generador de irritación de ojos y dolores de cabeza. El uso prolongado de pantallas de visualización de datos requiere una iluminación particularmente bien diseñada. La falta de luz natural puede también estar en el origen de quejas inicialmente relacionadas con una pobre calidad de aire. En este sentido, según el la norma UNE EN - 12464 donde se relacionan actividades y niveles de iluminación, el nivel recomendado para trabajos de oficina está en el intervalo 500-1000 lux. En cuanto a trabajos con pantallas de visualización de datos, se recomiendan niveles de 300-500 lux en pantallas para caracteres claros y fondo oscuro y 500 lux en teclado y documentos. Por último, y antes de concluir este apartado conviene al menos mencionar factores de riesgo que deben ser tenidos en cuenta a la hora de realizar un estudio completo de 5
esta índole, como pueden ser factores ergonómicos y psicosociales, además de posibles problemas derivados de un funcionamiento incorrecto del sistema de ventilación existente, el cual puede tener influencia sobre la presencia de algunos de los contaminantes físicos o químicos antes enumerados.
Los contaminantes químicos más frecuentes en ambientes interiores son: ⇒
Dióxido de carbono (CO2): es un gas que se forma por combustión de sustancias que contienen carbono. En locales no industriales la principal fuente de generación está en la respiración humana y en el consumo de tabaco. Es un asfixiante simple cuya presencia a altas concentraciones provoca falta de oxígeno. En ambientes interiores la determinación de la concentración ambiental de CO2 se suele emplear como parámetro que caracteriza la calidad del aire. Algunos autores indican que concentraciones de CO2 superiores a 1000 ppm (partes por millón) indican un aire de mala calidad. Para la determinación de CO2 el método más aconsejable y práctico consiste en el empleo de medidores de lectura directa basados en la espectroscopia infrarroja.
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Monóxido de carbono (CO). El monóxido de carbono se forma por combustión incompleta de sustancias que contienen carbono. Su presencia en medios no industriales es debido a la emisión por motores de combustión en garajes dentro del edificio, la toma inadecuada del aire fresco exterior y el tabaco. Tiene un efecto asfixiante al unirse a la hemoglobina de la sangre (formando carboxihemoglobina) y disminuir la capacidad de aporte de oxígeno hasta los tejidos. Para el control del CO se vienen utilizando sistemas de lectura directa que operen en continuo, equipados con detectores electroquímicos capaces de transformar el CO en CO2 generando una señal eléctrica, proporcional a la cantidad de CO presente según la reacción:
La corriente así medida en el sensor, es amplificada electrónicamente y registrada en un medidor digital.
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Partículas en suspensión. Las partículas respirables pueden ser irritantes respiratorios, con efectos que pueden ser importantes para personas con problemas de asma. En los ambientes no industriales la principal fuente de partículas de pequeño diámetro (2 - 3 micrometros) es el humo de tabaco y los aerosoles procedentes de distintos tipos de pulverizadores. Además, de las partículas así descritas, conviene hacer capítulo aparte para las fibras de vidrio y amianto procedentes de los materiales de construcción empleados para el aislamiento térmico y acústico tanto general del edificio como de las instalaciones de ventilación. En el caso del amianto, aunque su utilización está prohibida o muy limitada en los edificios de nueva construcción, aún es frecuente encontrarlo en edificios antiguos. Entre las diferentes técnicas de medición y muestreo de partículas y fibras destaca la basada en hacer pasar aire a través de un filtro de membrana de PVC con ayuda de una bomba de aspiración. Posteriormente, la muestra deberá ser analizada ya sea por pesada en el caso de partículas (método gravimétrico) o mediante microscopia óptica para el caso de fibras.
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Compuestos orgánicos volátiles (VOCs). Los materiales de construcción pueden ser fuente de contaminación por liberación de compuestos químicos orgánicos volátiles, destacando en este sentido los muebles y elementos de decoración de madera y caucho, los agentes sellantes, colas, barnices y materiales textiles. Entre los disolventes detectados con mayor frecuencia se hallan hidrocarburos alifáticos y aromáticos, así como derivados halogenados de éstos como los freones y el 1,2-dicloroetano. Comentario aparte merece el formaldehído, empleado extensamente en la formulación de plásticos y resinas, especialmente usadas como aislantes térmicos, barnices, muebles y decoración. Una inadecuada formulación, un mal curado, así como la degradación producida por el paso del tiempo, son 7
las causas de emisión de este compuesto al aire ambiente, pudiendo ocasionar irritación en las vías respiratorias y alergias, estando considerado por algunas fuentes como una sustancia sospechosa de inducir procesos cancerígenos. Para la determinación de vapores orgánicos se pueden seguir los mismos métodos de valoración que en ambientes industriales, es decir, utilizando una bomba de aspiración de aire conectada a un soporte de carbón activo donde quedan retenidos los compuestos orgánicos. Posteriormente, se analiza la muestra mediante cromatografía de gases, generalmente. El muestreo de formaldehído puede llevarse a cabo de una manera sencilla utilizando borboteadores con una solución de MBTH (solución acuosa de clorhidrato de 3-metil-3-benzotiazolón-hidrazona), analizándose la muestra por colorimetría. Otros métodos a tener en cuenta son los monitores pasivos y los tubos colorimétricos. Por último, mencionar otros contaminantes químicos, que por ser específicos de situaciones más concretas no han quedado recogidos en este apartado, como son por ejemplo el ozono (generado principalmente por algunas fotocopiadoras), metales y compuestos metálicos procedentes del aire exterior, radón (presente en los suelos que rodean los edificios), etc. Una vez conocidos los posibles agentes químicos que pueden aparecer en ambientes interiores, necesitamos disponer de criterios de evaluación, que nos permitan valorar con mayor o menor objetividad las condiciones generales de calidad de aire de un edificio, una vez efectuadas las mediciones y muestreos oportunos. En este sentido, cabe señalar que no existe hasta el momento en España legislación concreta sobre el tema. Sin embargo, la CEE a través del Parlamento Europeo, ha presentado una Resolución sobre la calidad del aire de los ambientes cerrados en la que establece la necesidad de que la Comisión presente cuanto antes una propuesta de Directiva específica sobre el particular en la que se incluyan una lista de sustancias a prohibir o regular su uso tanto en la construcción como en la limpieza de los edificios, normas de calidad aplicables a los diferentes tipos de ambientes cerrados, prescripciones sobre los sistemas de ventilación y aire acondicionado, normas de mantenimiento, etc. Por otro lado, diferentes organizaciones internacionales como la OMS y el CIBC (International Council of Building Research), privadas, como la ASHRAE (American Society of Heating Refrigerating and Air Conditioning Engineers) y algunos países como Suecia, EEUU, Canadá y Australia han desarrollado guías y standars de exposición. En general, todas ellas toman como referencias las normas publicadas por ASHRAE, que así por ejemplo en su Standard 62-1989, especifica, en un edificio, los mínimos aportes de ventilación y la calidad de aire interior aceptable para sus ocupantes, sin que se presenten efectos adversos para su salud. Este estándar recomienda concretamente para el CO2, que como comentamos se utiliza como indicador de la calidad del aire interior para establecer el correcto funcionamiento de los sistemas de ventilación, un límite de 1000 ppm para satisfacer criterios de confort.
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Ese mismo estándar sugiere, para aquellos contaminantes químicos que no tienen establecido un valor de referencia propio, una concentración de 1/10 del valor recomendado (TLV) para ambientes industriales por la ACGIH (American Conference of Governmental Industrial Hygienists). En la siguiente tabla se recogen las concentraciones máximas de contaminantes que pueden estar presentes en el aire exterior según EPA (USA), y que representan una calidad mínima del mismo para que pueda usarse como ventilación en un edificio cerrado.
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