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Nueva época, Año 4, No. 45 Guatemala, noviembre de 2005 Margarita Hurtado Paz y Paz*

Licenciada en Gestión para el desarrollo, Universidad URACAAN de Nicaragua, Maestría en Políticas Públicas, Universidad Rafael Landívar. Miembro del equipo de investigación del Área de población, ambiente y desarrollo rural de FLACSO-Guatemala. Actualmente realiza estudios de doctorado en Sociología rural en la Universidad de Wageningen, Holanda. *


Introducción1

E

l estudio de los conflictos sociales y sus expresiones asociadas: sujetos colectivos, expresiones organizativas, demandas, reacciones de las instancias públicas, así como sus posibles cauces de solución, se ha convertido en tema de interés para las ciencias sociales en América Latina. En general, se observa en el continente una creciente insatisfacción en torno de una variedad de aspectos, lo que se manifiesta en el aumento de acciones colectivas y, entre éstas, de protestas sociales. Como afirma Figueroa Ibarra,2 se evidencian a través de las mismas, antiguos y nuevos problemas, viejos y nuevos sujetos sociales, formas de lucha y un cúmulo de experiencias que tienen diversos efectos y alcances políticos y sociales. La conflictividad social constituye un tema central a considerar en el análisis social y político de la coyuntura en Guatemala. En este contexto, el Área de población, ambiente y desarrollo rural de FLACSO-Guatemala consideró importante realizar una investigación que relacionara las protestas sociales con las condiciones ambientales y los recursos naturales en el país. Producto de ello fue el estudio: Protestas sociales y recursos naturales en Guatemala, diagnóstico que busca sistematizar y presentar información sobre las expresiones de descontento de las que se tiene registro en el país de enero de 1997 a diciembre de 2004. Este esfuerzo ha permitido contar con un panorama inicial para analizar los viejos conflictos no resueltos y aquellos nuevos que motivan protestas actuales, así como sus actores, experiencias organizativas y resultados concretos. La observación muestra que, además de los conflictos históricos derivados de la desigual distribución de la riqueza, van surgiendo otros que, al no encontrárseles cauces adecuados de solución, permanecen latentes y provocan de manera recurrente expresiones de protesta, que fácilmente devienen en confrontaciones violentas. Aunque la relación entre bajos niveles de desarrollo humano y conflictividad no es mecánica, la pobreza, la exclusión y las desigualdades constituyen condiciones favorables para el desencadenamiento de conflictos y dificultan la resolución pacífica e institucionalizada de las disputas sociales. A todo lo anterior es preciso sumar nuevos fenómenos y efectos provocados por la globalización y, más aún, por las políticas neoliberales predominantes en el mundo. Así, las implicaciones del modelo de desarrollo que propugna una explotación utilitaria y poco racional de los recursos naturales impactan de manera desigual a los pueblos, dañando, por supuesto, más a los países pobres y con especial énfasis, a las áreas más deprimidas de éstos. A partir del avance de los tratados de libre comercio, nuevas amenazas y desafíos se ciernen sobre estos países y, en su interior, resultan particularmente vulnerables las comunidades y grupos más desposeídos y marginados. Al relacionar conflicto social, acción colectiva y protesta, se puede afirmar que el conflicto constituye el marco o campo más general en el cual 1 Elaborado con base en el informe de investigación Protestas sociales y recursos naturales en Guatemala. Mapeo de las acciones colectivas en torno de las condiciones ambientales y los recursos naturales, Margarita Hurtado e Irene Lungo, FLACSO-Guatemala, junio 2005. 2 Figueroa Ibarra, Carlos. Entre la crisis y el conflicto: un balance reciente sobre América Latina, en diálogo (17), FLACSO-Guatemala, agosto 2002.

ocurren las acciones colectivas y, dentro de éstas, las protestas sociales. Sin embargo, aunque todo movimiento social es una forma de acción colectiva, no todo comportamiento colectivo constituye un movimiento social. Al abordar las protestas sociales en torno de los recursos naturales no debe asumirse automáticamente que éstas sean necesariamente expresiones del movimiento social ambientalista o lo representen. Se ha encontrado evidencia en este sentido en la investigación ya citada. Las protestas registradas están motivadas más por la búsqueda o defensa del acceso y uso de los recursos naturales, que por su conservación y/o manejo sustentable, como correspondería a los propósitos y principios del movimiento ambientalista. En este estudio, la protesta social ha sido considerada como todo tipo de expresión social de disconformidad, en tanto sea colectiva, pública y altere en algún sentido el orden que prevalece en el ámbito local, regional y/o nacional. Para el análisis de tales protestas se han considerado diversas variables significativas como: sus causas y detonantes, los actores involucrados, las formas de organización, expresión y lucha colectiva, la ubicación territorial, los objetivos y los períodos cronológicos, entre otras. El enfoque asumido para analizar estas protestas plantea que, aunque es preciso reconocer el condicionamiento histórico y estructural de ciertas problemáticas (el problema agrario, la distribución desigual de la riqueza, la exclusión de amplios sectores sociales, la reducción de la vida económica a la lucha por la sobrevivencia, etcétera), es preciso reconocer, igualmente, otros factores de carácter social, político y cultural en las motivaciones, agrupaciones y expresiones de protesta social. De esta cuenta, se retoman y valoran aspectos particulares de cada una de las principales teorías sobre movimiento social, en el sentido de conjugar el análisis de la estructura económico social, las relaciones sociales, las identidades colectivas y las necesidades de autorrealización de los actores en su vida cotidiana. Cabe mencionar que el periodo estudiado coincide con el que corre posterior a la suscripción de la Paz firme y duradera, el 29 de diciembre de 1996, 3 pues se consideró que con ello se establecía un contexto más favorable para la atención del tema ambiental. Éste corresponde igualmente a un período en el que sería posible reenfocar las prioridades nacionales, dándole preponderancia a la búsqueda del desarrollo, en un ejercicio de participación, en un contexto de fortalecimiento institucional. Dentro de los acuerdos de paz, dos son los que abordan el tema ambiental y de recursos naturales: el Acuerdo sobre aspectos socioeconómicos y situación agraria y el Acuerdo sobre identidad y derechos de los pueblos indígenas. En ambos existen elementos que podrían generar cambios positivos y sustanciales en el tema; por ejemplo: a) la prioridad al desarrollo rural; b) la promoción de medianos y pequeños productores; c) el apoyo a los principios de la Alianza Centroamericana para el Desarrollo Sostenible; y d) el reconocimiento a la cosmovisión maya y los derechos indígenas y su relación con los recursos naturales y el territorio en el que estos pueblos habitan. La mayor parte de los acuerdos firmados entre el gobierno de Guatemala y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca –URNG– entraron en vigencia hasta ese momento.

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Publicación mensual de FLACSO-Guatemala y elPeriódico Secretario general de FLACSO Francisco Rojas Aravena San José, Costa Rica CONSEJO ACADÉMICO DE FLACSO-GUATEMALA Víctor Gálvez Borrell-director Claudia Dary / Walda Barrios-Klee / Oscar López / Edelberto Torres-Rivas Edición: Víctor Gálvez Borrell; coordinación y diagramación: Hugo de León P.; corrección: Mario Maldonado

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Tel. PBX (502) 2362-1431 Fax: (502) 2332-6729 Correo electrónico: flacsoguate@flacso.edu.gt Página web: http://www.flacso.edu.gt Esta publicación es posible gracias al apoyo financiero de ASDI/SAREC 30,000 ejemplares


tamientos humanos, incendios forestales, pastoreo no controlado en bosques, tala selectiva para madera y consumo de leña.5 Otros problemas ambientales y de recursos naturales en Guatemala se relacionan con el uso del agua, los ecosistemas marinos y costeros, el clima, la calidad del aire, los desechos sólidos y los recursos naturales no renovables (minería e hidrocarburos). Desde 1999, Guatemala cuenta con un marco legal y de políticas públicas para la conservación y el manejo de sus recursos forestales (Estrategia Nacional para la Conservación y el Uso Sostenible de la Biodiversidad y Política Forestal y la Política de Áreas Protegidas) pero falta una política de ordenamiento territorial respaldada por leyes y reglamentos, que impulse la zonificación agroecológica y el manejo del paisaje, así como una estructura que permita aplicar consideraciones técnicas en territorios donde los recursos son extremadamente frágiles. Estas leyes deberían estar en coherencia práctica con convenios y tratados internacionales en materia ambiental que el Estado ha firmado y ratificado. Por otra parte, la débil institucionalidad hace más difícil enfrentar la compleja problemática ambiental, por lo que prevalece una situación de anomia e impunidad, de la cual se aprovechan empresas, sectores, grupos y personas individuales, para lograr sus intereses particulares, sin preocuparse por la protección y/o conservación del ambiente y recursos naturales.

Margarita Hurtado

Problemática ambiental y de recursos naturales en Guatemala A pesar de ser un país territorialmente pequeño, Guatemala cuenta con una significativa diversidad natural y cultural, con alta variedad de ecosistemas y especies. Se caracteriza por una topografía irregular, con tres vertientes hidrográficas, cinco ecoregiones de agua dulce y nueve terrestres. Igualmente, con catorce zonas de vida y siete biomas, así como con tres cuencas en materia de hidrocarburos. Se localiza en uno de los ocho centros principales de plantas cultivadas de origen y es considerado uno de los veinticinco países con mayor diversidad en el mundo.4 No obstante la riqueza natural descrita, la situación ambiental del país es sumamente crítica, como consecuencia de un proceso ininterrumpido de deterioro. Esto se traduce por: a) escasez y deterioro de recursos naturales (por sobreexplotación o contaminación); b) insalubridad del entorno; c) socavamiento de la biodiversidad; y d) destrucción de bellezas escénicas. Dicho deterioro es el resultado de una suma de factores políticos, económicos, sociales y culturales, con el agravante que parte de este problema podría ser irreversible. En este sentido y como lo afirma MINUGUA …la destrucción del medio es el resultado de los mismos procesos sociales que generan la concentración de la riqueza y, en el otro extremo, la exclusión social y la pobreza. En consecuencia, no es posible separar los recursos naturales de su dimensión económica, cultural, social y política. (Informe de Verificación 2001).

Mapeo de las acciones colectivas de protesta El estudio de las protestas sociales en torno de los recursos naturales durante un determinado período requiere de la reconstrucción de los sucesos ocurridos, tarea por lo demás compleja, más si se intenta que sea de carácter nacional. Es prácticamente imposible contar con un recuento completo de los hechos si se considera, además, que las propias organizaciones y entidades involucradas tienen –como pudimos constatar– muy limitados registros al respecto. De ahí que, para poder reunir y ordenar la mayor cantidad de

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Universidad Rafael Landívar e Instituto de Incidencia Ambiental, Op. cit.

Al abordar el tema ambiental resulta ineludible hacer mención del tema agrario y de la forma como el cambio en el uso de la tierra representa una amenaza para la riqueza natural. El incremento e intensificación del uso de la tierra ha provocado mayor presión sobre los ecosistemas naturales y ha determinado su reducción. Ante la creciente demanda de este recurso, persisten las ocupaciones y, derivado de ellas, la reducción de bosques y el aumento del espacio territorial para asentamientos humanos. Según el Fondo de Tierras, en 2004 se estimaba la demanda nacional de las mismas en 55 mil familias. Se calcula que Guatemala ha perdido 50% de los bosques que existían en 1950, debido principalmente al uso de suelos para actividades agrícolas y pecuarias. Esto coincide con un crecimiento desordenado de zonas urbanas y de asenUniversidad Rafael Landívar e Instituto de Incidencia Ambiental, Perfil Ambiental de Guatemala. Informe sobre el estado del ambiente y bases para su evaluación sistemática, Guatemala, 2004.

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información sobre la temática, se optó por la revisión bibliográfica, la revisión hemerográfica, la realización de entrevistas y el estudio de dos casos particulares. Estos fueron: la protesta de los pescadores de Champerico en 2001 y el proceso organizativo, entre los años 2001 y 2005, de los pobladores de Río Hondo, Zacapa, en contra del proyecto hidroeléctrico en el río Colorado. El medio hemerográfico resultó ser muy útil en el intento de reconstruir, aunque parcialmente, los sucesos durante los ocho años del estudio. No obstante, es preciso reconocer que la conflictividad es muy amplia y que no todas las expresiones de protesta han sido cubiertas por dichos medios, de manera deliberada o no. Por otra parte, debe tenerse presente que cuando esto sí ha ocurrido, el interés puede centrarse en lo susceptible de redactar un buen titular, de información a veces inexacta y contradictoria, o que frecuentemente no tiene continuidad de cobertura en su proceso más amplio. De la misma manera, los medios no necesariamente han cubierto áreas en donde la conflictividad es especialmente aguda, como en Petén. Esta situación podría explicarse por razones prácticas y políticas, sobre todo cuando hay muchos intereses en juego y si éstos están ligados a funcionarios influyentes, sectores poderosos y/o relacionados con actividades ilícitas (narcotráfico y tráfico ilegal de maderas preciosas, bienes culturales e históricos). Al reconocer estas limitaciones, queda planteado el reto de continuar la recuperación de las expresiones colectivas en torno de la conflictividad ambiental en el país, para completar y enriquecer el análisis de sus manifestaciones, tendencias, implicaciones y posibles vías de solución. Como ejemplo no exhaustivo de la diversa y compleja conflictividad ambiental, se presentan en este apartado los resultados de la base de datos creada a partir de la revisión hemerográfica de uno de los principales medios de comunicación escrita del país.6 Ésta registró 68 protestas sociales distintas en torno de los recursos naturales, cubiertas por dicho medio durante los años de estudio.

Distribución de las protestas y destinatarios Estas 68 protestas ocurrieron en 34 municipios de quince departamentos del país, de las que las más frecuentes fueron las relacionadas con el recurso agua (diecinueve protestas) y los recursos forestales (trece protestas). Al hablar del agua se incluye tanto el acceso a la misma para consumo humano, como los problemas de contaminación y reducción del caudal de ríos y/o del volumen en lagos y lagunas. El tema forestal comprende la ocurrencia de incendios, talas ilegales y problemas institucionales. El departamento sobre el cual se publicaron más acciones de protesta fue Petén, que presentó dieciséis casos relacionados con petróleo, ríos y reserva forestal. Se reportaron aproximadamente nueve 6 Prensa Libre, escogido por la cobertura específica y continuada que da a la noticia departamental.

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protestas por año, destacando 2004 con dieciséis protestas, lo cual podría tener alguna relación con el incremento de acciones contra la actividad minera en la región occidental del país: San Marcos, Sololá y Totonicapán. Entre las protestas registradas se detectó disconformidad contra el gobierno e instituciones del Estado en 39 ocasiones (57.6% del total); contra empresas privadas, en 21 casos (30.9%); y, contra "otros", en dos ocasiones (2.9%). Se registraron, además, seis casos (8.8%) de conflictos intercomunitarios, principalmente alrededor del recurso agua. En el marco de la transnacionalización de nuevos proyectos (hidroeléctricos y extractivos de minerales e hidrocarburos, entre otros) hubo protestas en las que el ente en contra del que se protestaba resultaba difuso, pues los grupos suelen enfrentar alianzas no siempre explícitas o claras entre empresas y el gobierno guatemalteco, cuya política tiende a avalar a la iniciativa privada y a la inversión extranjera.

Modalidades de protesta En las protestas registradas predominan acciones en las que los vecinos o pobladores Foto elcanche del área rural son protagonistas (72% del total). En algunos casos, las noticias dan cuenta de la participación de otros grupos u organizaciones en apoyo o facilitación de las medidas adoptadas por éstos. La mayoría de protestas fueron aparentemente espontáneas. Éstas se inician cuando la población ve amenazados sus intereses de sobrevivencia, condiciones de vida, valores o vivencias socioculturales. En igual forma, cuando están en desacuerdo con situaciones o medidas públicas en su entorno más inmediato. Estas protestas han sido de corta duración y circunscritas a reivindicaciones particulares. La mayoría de estas acciones no ha durado más de un día.


En cuanto a las formas de lucha predominantes, se encontraron en orden de ocurrencia: bloqueos de carreteras, plantones, manifestaciones o caminatas, ocupación de instalaciones y toma de rehenes, entre otras.

el descontento por las medidas del Instituto Nacional de Bosques –INAB– para la protección del bosque y la oposición a la explotación minera.8

El bloqueo de carreteras destaca como forma de lucha por parte de vecinos de comunidades rurales, muchas veces en lugares remotos y marginados. Lo utilizan para llamar la atención de las autoridades y de la opinión pública sobre el problema que enfrentan.

Quiénes participan

Los bloqueos consisten en la colocación de obstáculos (piedras, troncos, ramas de árboles o llantas que usualmente queman). Las carreteras seleccionadas son las que interconectan aldeas y municipios. Los bloqueos tienen un efecto mayor cuando se realizan sobre las carreteras más importantes y en intersecciones de caminos. En los lugares de bloqueo, usualmente, se hacen pintas y se colocan mantas. En el período estudiado se registraron dos quemas de vehículos en los puntos de bloqueo. Los plantones constituyen otras formas de lucha a las que recurren los afectados. Se realizan principalmente en áreas urbanas y frente a instituciones públicas o instalaciones de empresas privadas. Los grupos participantes suelen hacer uso de recursos adicionales como mantas y pancartas, así como también gritar consignas y/o hacer pintas. Se distribuyen comunicados impresos y se atrae la atención de la prensa, con lo cual logran una mayor difusión sobre los motivos de la acción y sus reivindicaciones. Las marchas o caminatas fueron, en su mayoría, realizadas por grupos de vecinos, en protesta contra instituciones públicas y/o empresas privadas. En algunos casos, éstas fueron acompañadas por miembros de organizaciones ambientalistas. Hubo algunas en las que dichas organizaciones incorporaron elementos novedosos, como el uso de tambores y la actuación de mimos. Las ocupaciones cortas (de uno a dos días) de instalaciones públicas y de empresas privadas ha permitido a ciertos grupos hacerse notar y atraer a los medios de comunicación, a fin de que su demanda trascienda el ámbito local. En estos casos, los funcionarios de las instituciones y de las empresas privadas se ven forzados a responder con relativa rapidez para salvaguardar las instalaciones y recursos en las oficinas, así como la seguridad de los empleados. Otra de las formas de presión más fuerte lo constituye la toma de rehenes, práctica utilizada por algunos grupos de vecinos o pobladores para exigir ser escuchados y negociar. Al parecer, la intención no es hacerles daño, pues saben que la capacidad de presión está precisamente en mantenerlos vivos y en buenas condiciones. Los rehenes han sido funcionarios de gobierno y de instituciones públicas, autoridades municipales y, en un caso, el funcionario de una empresa privada.7 Durante el período investigado se dieron otras formas de lucha, muchas de las cuales resultaron novedosas y algunas violentas. En esta categoría se incluyen protestas mediáticas en el contexto internacional, recolección de firmas, presentación de pliegos o recursos legales, obstáculo del trabajo de maquinaria y formas de vigilancia local. Cinco protestas destacaron por haber concentrado gran número de personas y dos los temas que generaron las movilizaciones más concurridas:

La retención del entonces ministro de Ambiente, Haroldo Quej, en San Juan Chamelco, Alta Verapaz, en enero de 2001, es de alguna manera un caso emblemático en relación con esta forma de lucha. 7

Los protagonistas de las protestas se identifican mayoritariamente a sí mismos como "vecinos" o "pobladores" del lugar, sin manifestar –por lo menos públicamente– un sentido de pertenencia a alguna agrupación u organización. Sin embargo, hay evidencias de que en algunos casos fueron organizaciones de carácter local las que asumieron el liderazgo o coordinación de la acción. En veintitrés protestas se hace alusión al papel desempeñado por el "comité de vecinos" y en otras dos se menciona a "comités pro mejoramiento" de aldeas. También hay alusiones a organizaciones locales o nacionales y, en algunos departamentos, confluencia de vecinos y organizaciones ambientalistas, en determinados casos. 9 También se registran algunos ejemplos puntuales de protestas llevadas a cabo exclusivamente por organizaciones ambientalistas. Durante el período, el Colectivo Madre Selva se destacó por el impulso de acciones de protesta muy novedosas. Por ejemplo, en 1997 realizó una protesta con participación de mimos contra Forestal Simpsom. En noviembre de 2000 realizó otra protesta que la prensa calificó de "alegre", frente a las instalaciones de la Fiscalía de Medio Ambiente y la Corte de Constitucionalidad, en la capital. La protesta estuvo amenizada con corridos rancheros, payasos y pasteles. Madre Selva demandaba acciones concretas del gobierno para detener la contaminación de las empresas petroleras en Laguna del Tigre, exigiendo avances en el proceso de denuncia que esta organización había presentado frente al Ministerio Público. En diciembre de 2003, llamó la atención pública otra forma novedosa de protesta: quince embarGermán García caciones navegaron durante siete horas por el río Sarstún, desde Puerto Méndez hasta la aldea Sarstún, denunciando la concesión gubernamental para la explotación petrolera en la región. La organización exigía la conservación del río Sarstún y la prevención de la contaminación que dicha actividad podría provocar a un río hasta ahora limpio. Una gran manta sintetizaba el sentido de la acción: "Petróleo NO". En la protesta también participaron integrantes de Oil Watch Internacional, Oil Watch México y líderes comunitarios de El Estor, Izabal. El estudio también registra en detalle las reivindicaciones planteadas y las consignas utilizadas en los distintos conflictos consignados en la base de datos. En torno al río, predominan las reivindicaciones de protección y cese de contaminación. Se exige a las autoridades impedir ciertas acciones y frenar o no autorizar proyectos hidroeléctricos. En cuanto al recurso forestal, destaca la reivindicación del uso libre del bosque, el rechazo a las medidas

8 En marzo de 1999, dos mil personas concentradas en Poptún, Petén, manifestaron en rechazo a las medidas del INAB y la CONAP contra el corte de madera para leña; en abril de 1999, mil vecinos en Visis Cabá, Chajul, Quiché, lo hicieron contra la declaración por parte de INAB y CONAP de la montaña de Visis como área protegida; en julio de 2001, mil vecinos de Salamá, Baja Verapaz, ocuparon la comisaría de la PNC como protesta por los excesos de la PNC y el INAB en la aplicación de la normativa forestal; en septiembre de 2004, dos mil personas exigían indemnización por los daños causados por la construcción de la hidroeléctrica Chixoy y la represión del Ejército; finalmente, en diciembre de 2004, tres mil personas Sololá, trataban de impedir el paso de un cilindro de la empresa minera Montana, en Los Encuentros, 9 En los departamentos de Izabal y Petén se registra la movilización conjunta de vecinos y organizaciones ambientalistas como el Colectivo Madre Selva, el Frente Petenero contra las Represas, la Organización Ecológica Clorofila y Oil’s Watch Mesoamérica.

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impulsadas por el INAB y la exigencia de moderación por parte de las autoridades. En cuanto a la minería y el petróleo, predominan las reivindicaciones de derogación de concesiones dadas y que no se concedan otras.

La intervención de las fuerzas de seguridad y otras instancias Ante estas acciones colectivas, la primera fuerza de choque ha sido la Policía Nacional Civil ( PNC ) cuya intervención fluctúa desde hacer acto de presencia, hasta el lanzamiento de "bombas lacrimógenas". No obstante, también se han registrado casos de manifestantes golpeados, arrestados y hasta muertos. La PNC actuó a través de sus agentes ordinarios, destacados en diversas comisarías y, en algunas ocasiones, movilizando efectivos de sus fuerzas especiales. En algunos ejemplos se reporta la movilización de efectivos del Ejército. En 2001, durante la protesta contra la empresa camaronera de pescadores y vecinos de Champerico, Retalhuleu, guardias particulares contratados como seguridad de la misma intervinieron en la represión de los manifestantes, con saldo de un pescador muerto y siete heridos. En este contexto de confrontaciones, resalta el rol mediador de la Procuraduría de los Derechos Humanos y la Misión de Naciones Unidas para Guatemala (MINUGUA). La participación de los cuerpos de bomberos ha sido usual en este tipo de enfrentamientos, trascendiendo su función de rescate y atención de víctimas, para constituirse, a veces, en mediador o por lo menos en ente disuasivo en momentos de tensión extrema. Hay que hacer notar que, en Guatemala los bomberos gozan, como no muchas instituciones, de respeto, confianza y reconocimiento por parte de la población. Aunque en el estudio realizado se tenía el propósito de conocer los procesos de negociación y resolución de conflictos, el medio hemerográfico de consulta tuvo muchas limitaciones. Al parecer, el interés de la prensa nacional se centra en la noticia del momento y no en el proceso y desenlace posterior. A pesar de ello, se obtuvo información, tanto por esta vía como por entrevistas, revisión de documentos y estudios de caso. Se puede concluir que el interés prevaleciente en las autoridades públicas y funcionarios de las empresas privadas es hacer que los manifestantes depongan su actitud y cesen las medidas tomadas. Para ello, ofrecen diálogo y cuando éste se produce, usualmente da como resultado compromisos, sin que necesariamente se establezcan mecanismos de seguimiento, ni se determinen los plazos en que dichos ofrecimientos deben materializarse. De ahí que, aunque mediante tales acuerdos se logra el propósito de resolver el conflicto inmediato, usualmente el conflicto general persiste, vuelve a hacer crisis y a convertirse en una nueva protesta. Es usual que, con el paso del tiempo, resurjan luchas en las que se plantean los mismos problemas, ahora agravados e incrementados.

Reflexiones finales Las tensiones relativas a las condiciones ambientales y los recursos naturales son parte de la conflictividad social que caracteriza al país. Ésta se ha convertido en un estado casi permanente; en la base de sus manifestaciones, se encuentran factores comunes, estructurales y/o coyunturales, que se interrelacionan o sobreponen de manera diversa y dinámica. El interés por las protestas sociales no agota el estudio de las acciones colectivas, pues hay muchas otras formas de expresión de grupos sociales que no necesariamente devienen en protestas. De la misma manera, las protestas sociales abordadas no son necesariamente expresiones del movimiento social ambientalista o no lo representan. Queda claro que la protesta social ha sido considerada en este estudio como todo tipo de expresión social de disconformidad, en tanto sea colectiva, pública y altere en algún sentido el orden que prevalece en el ámbito local, regional y/o nacional. Fue posible observar que, en las protestas relacionadas con la situación ambiental y los recursos naturales, acaecidas en los últimos

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ocho años han prevalecido acciones puntuales, aparentemente espontáneas, de corta duración y con escasa o ninguna continuidad de organización y acción planificadas. Predominaron los sucesos circunstanciales de expresión colectiva de disconformidad, que pueden responder a viejos y/o nuevos conflictos no resueltos, siendo que tienen existencia única y expresión propia. Por ello, puede concluirse que para estudiar las protestas sociales se requiere de un análisis del contexto histórico y estructural, aunque es necesario también un trabajo específico sobre cada hecho concreto, para poder reconocer el conflicto que, en ocasiones particulares, motiva la acción, su desencadenamiento inmediato, sus actores, motivaciones particulares, características de acción, sentido o propósitos, procesos y desenlaces propios. Al relacionar las protestas sociales con la conflictividad ambiental, se observa que un alto número de protestas responden a la lucha por el acceso y uso del agua, del bosque, la flora, la fauna y algunos recursos minerales. La presión sobre el ambiente y los recursos naturales crece aceleradamente, tanto por el modelo de desarrollo vigente, como por otros factores sociales: el aumento de la población, la creciente demanda de recursos y servicios que ello implica y la acelerada restricción de oportunidades para mejorar las condiciones de vida. No es casual que en las regiones más pobres del mundo, en donde además el crecimiento poblacional es más fuerte y acelerado, se desarrolle un círculo vicioso entre pobreza, deterioro ambiental y profundización de la pobreza. Por ello, en las protestas relacionadas con el ambiente y los recursos naturales, no solamente está en juego la conservación, sino, ante todo, la distribución de la riqueza y las oportunidades. Lo anterior, no deja de lado, por supuesto, el reconocimiento que en algunos casos –especialmente en territorios indígenas– las protestas se producen en demanda de la protección de los recursos naturales, no sólo por el uso que se requiere de ellos, sino por el valor histórico y cultural que puedan tener para estos pueblos. El movimiento ambientalista puede ser comprendido como una forma de acción colectiva que se caracteriza por un nivel mayor de organización y de definición de una plataforma de trabajo, mayor permanencia y un carácter más contencioso. Se reconoce que este movimiento cuenta con una visión integral y de largo plazo sobre los problemas ambientales y de recursos, así como una misión central de protección y conservación del medio ambiente, y/o el manejo adecuado y la gestión integral y participativa de los mismos. Sin embargo, pudo constarse que a excepción de algunas pocas organizaciones, en el país el movimiento ambientalista raramente se encuentra vinculado directamente a las protestas sociales, aparentemente espontáneas y localizadas, que se han producido en torno del ambiente y los recursos naturales durante los últimos ocho años. Por el contrario, pareciera que el contenido y objetivos del movimiento ambientalista, tienen un rumbo distinto, pues al ser Guatemala un país pobre y con una alta conflictividad, las protestas asociadas a las condiciones ambientales y los recursos naturales no siempre se relacionan con la preocupación por la protección de éstos, sino predominantemente con la necesidad de acceso y uso de los recursos. No obstante, en comunidades indígenas las protestas también tienen que ver algunas veces con valores y prácticas culturales, como es el caso de los bosques y las fuentes de agua. La conflictividad relativa a las condiciones ambientales y de recursos naturales, que está en la base de la mayoría de los conflictos, sigue vigente y difícilmente cuenta con un abordaje adecuado. En este sentido, los procesos de resolución de conflictos son de carácter coyuntural, en los que prevalece la intención de lograr que los grupos en protesta depongan las medidas adoptadas. Muchas veces esta resolución se ha logrado mediante reuniones de las partes en conflicto, mediadas por personalidades y/o funcionarios de entidades públicas, en las que se asumen compromisos que muchas veces no van a ser cumplidos y sin que queden establecidos mecanismos de seguimiento y verificación. Como resultado de esta situación, muchos conflictos persisten y vuelven a ser noticia cuando se acumula nuevamente el descontento y los grupos afectados deciden movilizarse o estallan en acciones violentas de confrontación.


FLACSO dona libros a la Embajada de México La Editorial de Ciencias Sociales de FLACSO-Guatemala donó a la Embajada de México un lote de 92 libros, los cuales pasarán a formar parte del acervo bibliográfico de la Biblioteca “José Vasconcelos”, cuyo nuevo edificio será inaugurado en la Ciudad de México en marzo de 2006. En la fotografía aparecen el señor Juan Manuel Santín (derecha) agregado cultural de la Embajada de México y el señor Hugo de León, coordinador editorial de FLACSOGuatemala, en el acto de entrega de dicha donación.

FLACSO-Guatemala en Honduras El Área población, ambiente y desarrollo rural de FLACSO-Guatemala, con el apoyo de la Real Embajada de los Países Bajos, finalizó la segunda fase de modalidad presencial del Curso mesoamericano de especialización en economía ambiental y desarrollo. En dicha fase se impartieron los módulos: Economía y política del medio ambiente (VII), Asociatividad, gestión ambiental y desarrollo (VIII) y Análisis de experiencias de valoración y gestión ambiental y desarrollo (IX). Este último se efectuó del 9 al 20 de octubre, con visitas a comunidades de Honduras y Guatemala. La primera experiencia se realizó en Jesús de Otoro, Intibucá, Honduras, donde se conoció el modelo de administración comunitaria de un sistema de agua y se observó el manejo de la microcuenca del Río Cumes.

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Colecci贸n Cultura de Paz, precio regular Q 375.00. Adqui茅rala por s贸lo Q 300.00 (nueve tomos)

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