No. 18 / Extraordinario/
Tercera época
Guatemala, 19 de septiembre de 2010
CORRUPCIÓN
De la moral a la neurociencia
Foto: Luis Alejandro de León Soto
I FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO DE CIENCIAS SOCIALES -FILCSO 2010 DEL 22 AL 26 DE SEPTIEMBRE Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO-Sede Académica Guatemala, reconocida por el Decreto 96-87 del Congreso de la República, ratificado por el Ejecutivo en el instrumento de adhesión de fecha 29 de diciembre de 1987.
CORRUPCIÓN De la moral a la
Una
propuesta:
neurociencia
estudios de casos
José García Noval*
E
n los inicios de los años setenta laboraba como residente en el Hospital San Juan de Dios. En ese espacio, al drama del dolor y la enfermedad se añadía el de las condiciones materiales precarias de la mayoría de los enfermos y, por supuesto, del hospital mismo. El impacto negativo de esa realidad en nuestro trabajo era obvio. Los momentos de emociones intensas son también momentos de contradicciones profundas: las satisfacciones cedían el paso a la frustración que provoca la impotencia por carencias de recursos. En esos años se produjo en Guatemala una epidemia de shigelosis, mal que incluían hemorragias intestinales severas, en adultos y niños. La letalidad era alta, especialmente en los niños. El tratamiento de elección era la ampicilina, entonces un tipo de penicilina sintética relativamente nueva en el mercado cuyo costo no era exorbitante. Ese antibiótico permitía rescatar muchas vidas, sin embargo su disponibilidad en el Hospital San Juan de Dios era muy escasa. En esa situación nos veíamos en la necesidad de utilizar antibióticos más baratos pero nada efectivos para el mal. Tal tratamiento era sin duda un guiño para aplacar nuestra conciencia. La indignación, en éste como en otros casos que marcaron nuestro trabajo en años posteriores, no provenía sólo ni principalmente de la constatación de la carencia, sino de algo que no era un secreto: la descarada apropiación de los recursos del Estado por los gobernantes de turno, como el general Carlos Arana Osorio y sus secuaces. La corrupción había adquirido tal magnitud que alguien escribió que comparado con Arana, el general Idígoras resultaba ser “el buen ladrón”. Lo importante de anotar es que para nosotros, al momento que veíamos los rostros de la muerte y el dolor también veíamos, muy cerca, los rostros –con nombres y apellidos– de la * Médico graduado en la Universidad de San Carlos de Guatemala. Estudios de posgrado en Guatemala, Francia e Inglaterra. Fue profesor e Investigador en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC), con publicaciones en revistas internacionales sobre epidemiología de cisticercosis. Es autor de los libros Tras el sentido perdido de la Medicina y Para entender la violencia. Falsas rutas y caminos truncados.
inmoralidad y del cinismo. Quizás fueron esas las razones que explicaban, en tiempos en que el egoísmo no había sido reivindicado como un “valor”, el que en los hospitales públicos del país (y muy especialmente en el San Juan), los médicos residentes gestaran movimientos de reclamo a los gobiernos de turno, para mejorar las condiciones de atención a los pacientes (sin incluir demandas por salarios que también eran precarios). En esa cercanía de los hechos, para nosotros la relación entre corrupción y carencia era obvia, sin embargo, esto no parece ser siempre evidente para todo el mundo. Aunque se puede reconocer que la corrupción motiva el rechazo social, también es verdad que tal rechazo tienes sus matices y márgenes de tolerancia. La cuestión es: ¿por qué?
Las perspectivas analíticas de la corrupción El fenómeno extendido de la corrupción puede ser analizado desde distintas perspectivas. La primera que salta a la vista es la moral, pero ese enfoque moral puede variar desde una relativamente simple convicción de rechazo al robo, de la apropiación de algo que no pertenece al corrupto, hasta una mayor conciencia
de las consecuencias de la depredación, entre las cuales está la certeza de la muerte de alguien que no necesariamente conocemos y de quien, generalmente, no vemos su rostro. Sabemos que ningún enfoque ético, de cualquier fenómeno de la realidad, puede colocarse al margen de la información que nos proporcionan otras áreas del conocimiento. En el caso de la corrupción, por ejemplo, tendríamos que pedirle muchas explicaciones a la psicología, como en el caso de la relativa tolerancia social cuando el hecho se minimiza con la expresión de “por lo menos hizo obra” o cuando incluso colectivos educados –como los universitarios de “posguerra”– no reaccionan ante groseras faltas de integridad de autoridades, profesores y estudiantes. Por otro lado, lo más inquietante de todo –y objeto de estudio de la psicología social– no es la existencia de algunos cuantos corruptos, cínicos y en definitiva sociópatas (aunque sean de “cuello blanco”) que forman parte de los más densos grupos de poder (político, económico, militar, administrativo, crimen organizado, etc.), sino de la tolerancia que facilita conductas que corren como aceite desparramado en todos los espacios y direcciones de la sociedad; es decir, la aceptación de las pequeñas pero repetidas “tranzas” cotidianas en las que el mal al otro es evidente (administradores, abogados, médicos, ingenieros, profesores, sindicalistas, comerciantes y gente común, en general).
Actualmente un caso ocupa la primera plana: Alfonso Portillo. El proceso judicial al que se encuentra sujeto tiene, sin duda, amplia aceptación social. Las razones son obvias. Nadie, con “dos dedos de frente moral” puede negar que durante su gestión hubo un saqueo monumental y descarado de las arcas del tesoro nacional. Por tanto, el hecho de verlo en prisión resulta ser un importante gesto contra la impunidad. Sin embargo, si analizamos la situación con un poco de más suspicacia y nos planteamos qué hace a este caso algo especial, concluimos que resulta ingenuo pensar que sea el único funcionario con poder que ha navegado en el mar de las aguas turbias de la corrupción “público-privada”. Como dice una expresión popular, a Portillo “la cara le ayuda”. Pero no sólo la cara, además de sus antecedentes criminales, que ostentó con arrogancia, es muy obvia la imagen de los cuatreros en el sótano del Crédito Hipotecario Nacional. La argumentación anterior algo más nos está revelando, cierta lógica de las percepciones sociales sobre la corrupción, que algunos estudiosos han empezado a plantear. Hay, en esas percepciones, elementos que facilitan o dificultan que los ciudadanos adquieran plena conciencia de la importancia del fenómeno y la gravedad de sus consecuencias (en última instancia su contribución a la muerte de centenares de personas por carencia de servicios). Pongamos algunos ejemplos. Preguntemos a nuestros amigos y vecinos sobre Vinicio Cerezo, Jorge Serrano Elías, Álvaro Arzú, Oscar Berger y Álvaro Colom. Seguramente nadie se salva de la sindicación o la sospecha. En algunos casos, a fuerza de escuchar ciertas opiniones, éstas parecen tener el carácter de encuesta. Por ejemplo, el que Vinicio Cerezo tiene la responsabilidad de haber matado la esperanza en el país, o que Álvaro Arzú le dio a la corrupción el honroso carácter de “libre empresa”. No obstante, Cerezo todavía provoca algunas entrevistas y sonrisas y Arzú ha ganado elecciones. Pero esos son los casos conspicuos de primeras magistraturas. ¿Qué decir de ministros y otros funcionarios que piden porcentajes por construcciones, compra de medicinas y otros negocios? ¿Qué daños provocan, cuáles son sus consecuencias en las miserias de la población? ¿Por qué la sociedad no demanda que se investiguen a
Profesores e investigadores eméritos flacso-GUATEMALA Dr. Gabriel Aguilera/Lic. Edgar Balsells Conde/Dr. Santiago Bastos / Dr. Víctor Gálvez Borrell/Lic. Mario Aníbal González / Dr. Jorge Solares Secretario general de flacso Francisco Rojas Aravena San José, Costa Rica Consejo académico de flacso-guatemala Virgilio Álvarez Aragón- director/Oscar López / Marcel Arévalo/Claudia Donis /Virgilio Reyes/Simona V. Yagenova /Edgar F. Montúfar Luis Raúl Salvadó/Edmundo Urrutia
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profundidad a ex presidentes, ex ministros, diputados y otros funcionarios por sospechas fundamentadas de corrupción de “alto impacto”, para determinar su culpabilidad o inocencia ante las imputaciones del imaginario popular? ¿Por qué no se piden cuentas a empresarios “empoderados”, por dinero y relaciones, que asfixian a otros empresarios –honestos o con menos recursos–? En fin, como dicen los teóricos, la corrupción sistémica es aquella que se ha generalizado, que ha afectado las bases institucionales y a las mismas entidades encargadas de investigar, juzgar y sancionar el delito (Salcedo-Albarán).
Un aporte de la neurociencia Algunos estudiosos del fenómeno de la corrupción han planteado que la única forma de inculcar la importancia de la defensa del patrimonio público, por-
que los daños a éste afectan a la sociedad en general, es “cuando las personas son capaces de establecer vínculos causales complejos, es decir, nexos en que la causa y sus consecuencias suelen ser distantes en el tiempo y en el espacio” (SalcedoAlabarán), y añaden que solamente una mínima proporción de la población tiene la capacidad de establecer esos vínculos causales poco evidentes. Retomando la idea de la interpenetración de los sentimientos y la razón en la construcción de juicios morales, se puede concluir que solamente si hay sentimientos hacia las personas tendremos motivos para no dañarlos. Aquí es donde juega un papel la neurociencia y la psicología. No, por supuesto, sustituyendo las elaboraciones integrales de la Ética y de las ciencias sociales sino dándoles un aporte práctico (en otras palabras, sin negar el papel determinante de la cultura, pero sí reconociendo la innegable dialéctica de naturaleza y sociedad). La teoría de las neuronas en espejo nos informa sobre mecanismos biológicos que desempeñan un papel fundamental dentro de las capacidades cognitivas ligadas a la vida social, específicamente en la generación de la empatía y, con ello, la capacidad de un individuo para “representarse” los estados emocionales de nuestros semejantes. Estos mecanismos son mediadores (evidentemente, insistimos, en continuidad dialéctica con la socialización) que permiten “sentir” el sufrimiento y el gozo del Otro, el arrepentimiento y la necesidad de prevenir ciertas conductas. Específicamente, en el tema que tratamos, llama la atención sobre “las altas exigencias neuronales, psicológicas y sociales para que una persona reconozca la corrupción como una conducta reprochable”. Las neuronas en espejo son “áreas cerebrales… que se activan cuando se percibe el sufrimiento o el bienestar de otra persona”. Si observamos la muerte accidental de un niño como consecuencia de la imprudencia de un conductor, estaremos más dispuestos a condenar las altas velocidades (y todo tipo de irresponsabilidad vial) que si sólo leemos la noticia en la prensa. Si observamos al anciano que llega a paso lento, exhibiendo su sufrimiento, a un hospital sin recursos o vemos los niños de ojos desorbitados por la desnutrición, estaremos más concientes de ese deleznable crimen que llamamos corrupción cometido por los asesinos de cuello blanco. Por ello, los estudiosos del problema piensan que se debe recurrir a esa primera puerta de la conciencia que nos muestra la neurociencia; es decir, una moral social reforzada por una visualización más directa del mal causado. Esto se logra haciendo explícitos y ¡muy visibles!
los vínculos causales entre la corrupción y la desgracia humana. Se trata de concebir estrategias dirigidas a la población, especialmente a niños y jóvenes. Incluye la educación formal pero también campañas amplias que evidencien la relación causal. En resumen, si logramos desarrollar mecanismos que tomen en cuenta todos los recursos que nos ofrece la realidad humana (social/natural) podremos influir de manera más efectiva en la prevención de conductas que hacen explícito el daño a otras personas. Por supuesto que tales resultados no pueden esperarse en los sociópatas de cuello blanco (los más peligrosos por ser los padres putativos de los sociópatas marginales) que, por definición, son carentes de sentimiento de empatía. En otras palabras, se trata de que la sociedad vea el mal, reconozca su magnitud y la gravedad de sus efectos para lograr cambios culturales que permitan actuar contra la corrupción, lo que permitiría generosos dividendos a la población, especialmente a la marginada de los beneficios de su propio trabajo.
Moral y neurociencia: conclusión Es evidente que la corrupción debe observarse primariamente como una trasgresión moral con distintos niveles de gravedad. El primer enfoque obvio es el deontológico,1 la transgresión a la norma social de “no robar”. Sin embargo, las expresiones más dramáticas –e inmorales– resultan de las consecuencias de tal delito, siendo la más grave la muerte de las personas por el desvío de recursos que deberían utilizarse en tratamiento o prevención de ciertos males y riesgos humanos. La asociación más frecuente e inmediata del delito con la muerte la hacemos en el caso del robo a mano armada con saldo fatal. La corrupción tiene ese significado pero agravado por los siguientes hechos: 1) El número de los afectados es inconmensurable; 2) La vulnerabilidad y la inocencia de los afectados (por ejemplo la salud de los niños); 3) El corrupto, en general, roba por 1 De deontología. (Del gr. δέον, -οντος, el deber, y -logía). Ciencia o tratado de los deberes.
Foto: Luis Alejandro de León Soto
“glotonería”, no por carencia. Se trata de funcionarios o empresarios acomodados –a veces son las dos cosas– (y recordemos que, el que roba por carencia en general no mata), y 4) El corrupto, también en general, es alguien en que se ha depositado confianza y la traiciona (funcionarios electos o ubicados en puestos por gobiernos electos). No obstante, la corrupción no se limita a ser un problema moral que sufre la condena social. La corrupción es a la vez un problema jurídico, político, cultural y psicosocial y, por lo tanto, debe atacarse integralmente. Los nuevos descubrimientos de la neurociencia son solamente (un solamente nada despreciable), un instrumento que orienta y facilita llegar a la conciencia individual y colectiva de quienes sufren el flagelo. Es decir, es un elemento valioso para ser incluido en una estrategia general para hacer nuestra vida más humana, más decente y más justa. Por algo se ha dicho que la puesta en evidencia y posteriores descubrimientos relacionados con las neuronas en espejo van a provocar un interesante impacto en la filosofía moral, en la medida que aportan datos a favor de una tendencia natural en el ser humano –que debe ser cultivada– hacia la empatía. A fin de cuentas el justo reconocimiento del bienestar del otro forma parte del justo reconocimiento de mi propio bienestar.
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Programa académico cultural Martes 21, 18:00-20:00 horas, auditórium “René Poitevin” Bienvenida: Dr. Virgilio Álvarez, director FLACSO-Guatemala Discurso de inauguración: Excelentísimo Embajador de México, Lic. Eduardo Ibarrola Discurso representante de Libros UNAM: Lic. David Turner o su representante Conferencia: Universidad Nacional Autónoma de México: Hogar fraterno del pensamiento libre latinoamericano, Doctor Alfredo GuerraBorges Concierto: Marimba de Conciertos de la Presidencia de la República, director Maestro Lester Godínez Cóctel Miércoles 22 10:00 horas: Apertura salón de la FILCSO a cargo del Excelentísimo Señor Presidente de la República, Ing. Álvaro Colom 11:00-12:00 horas, Salón No. 1: Conferencia “Panorama general de la industria editorial en México: retos y soluciones”, a cargo de Elena Enríquez, Editorial Era de México (actividad cerrada, sólo para agremiados a la Gremial de Editores) 18:00-20:00 horas: Foro/homenaje a la editora, escritora y periodista Ana Cofiño, “El aporte de la mujer al trabajo editorial en Guatemala”, participan Walda Barrios y Raúl Figueroa Sarti Jueves 23 Auditorio “René Poitevin” 18:00 horas: Cine foro “El pájaro sobreviviente” (Grupo intergeneracional/Eventos Culturales de FLACSO) Viernes 24 18:00 horas: Presentación del libro Democracia y populismo en América Latina, coordinación Msc. Edmundo Urrutia, comentan Msc. Oscar López y Dr. Miguel Ángel Reyes 19:00-20:30 horas, Salón FILCSO: Degustación de vinos Sábado 25 17:30 horas, Auditorio “René Poitevin”: Coloquio en torno al libro Historia de la Universidad de San Carlos de Guatemala: época republicana (1821-1994), autor Augusto Cazali Ávila. Participan Dr. Virgilio Àlvarez y el Maestro Enrique Gordillo
Del 22 al 26 de septiembre Horario: De 10:00 a 19:00 horas BIENVENIDOS A LA I FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO DE CIENCIAS SOCIALES
FILCSO 2010 CON LA PARTICIPACIÓN DE CLACSO/ FLACSO ARGENTINA-ECUADOR EL SALVADOR-COSTA RICA-MÉXICO/ RED ALTEXTO DE MÉXICO (MÁS DE 10 EDITORIALES)/EDITORIAL ERA/ FONDO DE CULTURA ECONÓMICA/CIRMA EDITORIAL UNIVERSITARIA (USAC)/CEUR F&G EDITORES/URL/AVANCSO/CIRMA EDITORIAL INVITADA DE HONOR
Domingo 26 10:00: 11:30 horas: Compañía de payasos “Los Malafachas” 11:30: 12:00 horas: Coro del Instituto Belga Guatemalteco, director: Maestro Daniel Ovalle 18:00 Acto de clausura. FOTO 30
Memorias de Familia
Fotografías por Carlos Jolón y Paula Rebeca Morales Vargas
SALA DE EXPOSICIONES “EL SOTANO” FLACSO-Guatemala
FLACSO-Guatemala, 3a. calle 4-44 zona 10; PBX: 2414 7444 flacsoguate@flacso.edu.gt
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Publicación mensual de flacso-Guatemala
30 mil ejemplares
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Director: Dr. Virgilio Álvarez Aragón/Coordinación y diagramación: Lic. Hugo de León P. Tel. PBX (502) 24147444 Fax: (502) 24147440 Correo electrónico: flacsoguate@flacso.edu.gt Página web: http://www.flacso.edu.gt Las ideas expresadas en esta publicación no son necesariamente compartidas por FLACSO-Guatemala
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