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Los pueblos antes de las vías Autor: Raúl Jorge Castillo
Diseño de Tapa: Cristina Mack Diseños Interiores: José Coronel y Laura Ibarra Fotografías: Neithan Castillo Corrección: A cargo del autor Diagramación: Luis Zerial
I.S.B.N.: Primera edición: Junio / 2013
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DEDICATORIA
Dedico este trabajo a la memoria de mi Padre Raúl Castillo Franco, por inspirarme desde siempre, su Filosofía de Vida e ideolología Política. A mi madre Jorgelina Beñatena, por transmitirme su espíritu de lucha. A mis Hermanos Lili, Lucho y Estela por ser simplemente mis hermanos. A mi Sra. María Odilia Ibáñez por su comprensión y paciencia. A mis hijos María Silvia, Perico y Jorge y a mis Nietos Nehitan, Dayara y Juan Ignacio, que me motivaron con su presencia, a seguir disfrutando la Vida.
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PROLOGO A LA PRIMERA EDICION
“LOS PUEBLOS ANTES DE LAS VIAS¨ obra de Raúl Castillo nos sorprende desde el primer momento en que tomamos contacto con ella. Nos acerca a un mundo que, por ser santiagueños, creemos conocer pero, en realidad, no es así por cuanto para ello debemos vivenciarlo en su totalidad, tenemos que transitar por su camino, respirar el aire del monte, sorprendernos con la naturaleza agreste, percibir sus peligros, emocionarnos con su belleza. Estamos ante un trabajo realizado con minuciosidad atendiendo a cada detalle, a esos que suelen dejarse de lado por considerárselos de escasa importancia. En este libro todo está elaborado con mucho esmero y no podemos menos que emocionarnos ante la pasión puesta en él. Guía a nuestro autor un entrañable amor por la tierra que lo vio nacer; solo así se explica que haya dedicado largas y valiosas horas a la investigación de la vida en pueblos y parajes del interior alejados de las vías del ferrocarril. Ha sabido desentrañar esa riqueza cultural que no siempre se nos ofrece a la vista sino que, muchas veces, está escondida y sólo la sensibilidad y el corazón pueden captarla, porque para ello hay que estar consustanciado con esas expresiones. Asoma en estas páginas el alma del maestro, del que aprende para enseñar, del que es generoso a la hora de brindarse y manifiesta su preocupación por dejar este rico legado a las futuras generaciones para que no se pierda el patrimonio heredado. Como hombre nacido y criado en este medio cultural santiagueño no desoye las voces de nuestro bilingüismo. Es así que encontramos en esta obra palabras de la lengua quichua tales como: YANA, CHARQUI, ASHPA SINCHI, CHIMPAR que le confieren a su expresión una notable autenticidad. Ajustado su lenguaje a la verdad histórica y a la precisión geográfica menciona los topónimos quichuas CHAGUAR PUNCO, UTURUNGO POZO, LOJLO, ETC. 4 - “Los pueblos antes de las vías” (Raúl Jorge Castillo)
Es digna de destacarse la originalidad de este trabajo por cuanto aporta datos relevantes que, con su perseverante investigación, ha sabido descubrir. Todo el material de este libro está enriquecido con dibujos, planos, mapas, fotografías, testimonios éstos del rigor puesto al servicio de la verdad. Como compañera de estudios y amiga de Raúl manifiesto alegría y orgullo al leer estas páginas, fruto de su inquebrantable empeño, su amor a la ciencia y su talento. La Banda, Sgo del Estero, Mayo de 2013 María Inés Bravo de Gentile PROF. EN CASTELLANO LITERATURA Y LATÍN
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Prólogo (Del libro: ¨Los pueblos antes de las vías¨)
El Sr. Raúl Jorge Castillo ha dedicado su vida a la docencia en el interior de nuestra provincia de Santiago del Estero -vive en la ciudad de Fernández, departamento Robles-, y ha transitado, también, por la política, habiéndose desempeñado militando en la Unión Cívica Radical, como diputado provincial (1987/89), como convencional constituyente (1986), y como Subsecretario de Educación del Gobierno provincial (2005). En la “Introducción” de su obra “Los pueblos antes de las vías”, señala que, cuando se escriben libros de historia santiagueña, por lo general se analizan los pueblos que llegaron con el advenimiento del ferrocarril; y que poco se atiende a aquéllos que estaban alejados de las vías y que fueron y siguen siendo baluartes de la cultura provinciana. También, objeta el autor que la historia santiagueña sea visualizada desde la ciudad capital y no se tengan en cuenta sus entrañas más sensibles, y ricas en expresiones y hondas raíces. Se pregunta a sí mismo si el centralismo que se da en la historia nacional no se repite en el centralismo de las capitales provinciales. El autor analiza la región donde nació y vivió (departamento Robles) y apunta a tratar un segmento que no ha sido profundizado por las historias escritas sobre nuestra provincia. Obviamente, no podemos negarle su cuota de razón al autor. Agregamos que usualmente las historias son escritas muy desde arriba o en general, o con mucha información sobre los gobernadores o caudillos políticos, pero no entran en el tema de “las segundas líneas”, como se ha dado en llamar. El Sr. Castillo es la persona idónea para hacerlo en este caso, ya que es del interior, su vida transcurrió precisamente en la zona de Villa Robles a Matará (o “corredor de las dos Villas”), que es el foco de su interesante investigación; desde pequeño escuchó las anécdotas que contaban sus mayores, y hasta sus propios antepasados fueron los actores de las historias que ahora él nos cuenta. 6 - “Los pueblos antes de las vías” (Raúl Jorge Castillo)
Recuerda a los dos gobernadores santiagueños nacidos en Villa Matará, Juan Felipe Ibarra y Manuel Taboada, la traza del Camino Real, las poblaciones que el mismo tocaba, el movimiento de los viajeros, las tropas de carretas, las milicias y las levas, los fuertes defensivos contra los indios. Profundiza su investigación en los soldados de Borges fusilados junto a él en paraje de Santo Domingo y nos muestra sus tumbas (con fotografías). Comenta sobre la vida de Manuel del Carmen Maldonado, un carpintero del paraje “El Rosario”, que participó junto al Gral. Antonino Taboada en la recordada batalla del Pozo de Vargas, en La Rioja; del cura José Gaspar Benavides, que mandó construir la capilla de Villa Mailín; las siete cruces del pelotón de Montoneros, degollados en el camino al Bracho. Incursiona en el ámbito familiar, al tratar los orígenes a la familia Castillo, que dio su nombre al paraje “Los Castillo”. Dentro de ella, a su antepasado don Anselmo Castillo, hijo de soldado español y de una india -una cruza muy común en ese tiempoque fuera peón de estancia, acompañante de caravanas y luego ayudante de caballerizas. En oportunidad del levantamiento de Juan Francisco Borges, don Anselmo se unió a sus tropas para enfrentar a las fuerzas del Cnel. Aráoz de Lamadrid, quien resultara triunfante en Pitambalá. Se refiere al casamiento de don Anselmo con doña Petrona Manzanares y su descendencia. Los cuatro hijos, todos ellos soldados de Ibarra, y uno de los cuales le atendió sus caballos, entre ellos el famoso “alazán de Matará”, que le permitiera huir, prestamente, en 1840, cuando los revolucionarios mataron a su hermano Francisco. Informa cómo las mujeres de la familia Castillo, a pesar de las prohibiciones de Ibarra, atendían a Agustina Palacio, acercándole agua, frutas y alimentos, mientras su esposo José Libarona –preso político- penaba en “El Bracho”. Estas actitudes persecutorias del caudillo Juan Felipe Ibarra hicieron mella en los hermanos Castillo, por discrepar con ellas y provocaron un distanciamiento. Finalmente, explica cómo el desmonte irracional de los bosques y la llegada del ferrocarril afectaron a los viejos pueblos. De allí el título de esta obra. A los santiagueños que quieran conocer mejor su terruño, y a “Los pueblos antes de las vías” (Raúl Jorge Castillo) - 7
los extraños que deseen saber cómo era Santiago del Estero, este libro les dará una respuesta a esa inquietud. Nos congratulamos por la iniciativa del Sr. Castillo. Ojalá muchos más siguieran su ejemplo en Santiago del Estero, ya que de esa manera llegaríamos a atar mejor los cabos de nuestra historia, como nos permite Castillo con su valioso aporte.
Santiago del Estero, mayo de 2013.-
Antonio V. Castiglione De la Academia de Ciencias de Santiago del Estero
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INTRODUCCION
(LOS PUEBLOS ANTES DE LAS VIAS)
“EL FERROCARRIL ALTERA HASTA LA GEOGRAFIA: LOS PUEBLOS DEL INTERIOR SE HAN IDO ESCALONANDO EN FUNCION DE LAS AGUADAS A MEDIDA QUE AVANZO LA CONQUISTA, PERO EL RIEL NO SE AJUSTA AL ZIZAGUEANTE RUMBO DE LOS VIEJOS CAMINOS Y VA DIRECTAMENTE A LAS TERMINALES” El Medio Pelo en la Sociedad Argentina (Arturo Jauretche)
Cuando se escriben Historias de Santiago del Estero, casi siempre se habla de los Pueblos que fue dejando el Ferrocarril, pocas veces se habla de las poblaciones y Parajes que estaban en el interior, lejos de las vías y que fueron y siguen siendo baluartes de la cultura santiagueña, como son por ejemplo, Villa Robles y Villa Atamisqui(1), ambos emplazados sobre lo que fue el Camino Real. Como dijera la Sra. Amalia Gramajo y Hugo Martínez Moreno en su Libro Matará(2) “… no todo debe ser visto desde la Ciudad Madre, Santiago del Estero, sino también desde sus entrañas más sensibles y ricas en expresiones. Nuestra matriz cultural tiene también por esa zona de Santiago sus raíces más hondas.” Como lo manifiesta también, el eminente historiador Armando Raúl Bazán, en su Comentario Preliminar de la Historia de Santiago del Estero de Antonio V. Castiglione cuando señala “La Historia de los pueblos santiagueños, descuidados generalmente por las Obras del genero, donde se repite el Centralismo que aqueja a la explicación de la Historia Nacional, trasladado ese centralismo a las Capitales Provinciales.” Y compartiendo la idea del mismo Autor Castiglione cuando dice que hay que “profundizar lo que hicieron las segundas líneas”. Y porque además, más allá de lo señalado, tengo el criterio personal que todo debe ser visto desde distintas perspectivas, con el agregado y lo digo como ex docente, que debemos trabajar para crear conciencia de lo que tenemos en el “Los pueblos antes de las vías” (Raúl Jorge Castillo) - 9
interior de Santiago. Si no lo hacemos, las futuras generaciones no sabrán la rica historia de nuestras tierras, hoy muchos chicos de Villa Robles no saben que en su Pueblo hay una Histórica Posta. Con esta mirada trataré de analizar la Región donde nací y vivo, y los aportes que la misma hizo para la Provincia, desde un basamento del respeto y admiración por la Historia que viene desde mi época de la escuela secundaria, con lecturas hechas con simple amor, lejos de lo que puede pensarse de una formación sistemática o científica y agradeciendo la motivación que me dio por esta Materia, a la Prof. Elina Nieves Tiberti de Salvatierra ( Pituca como le decíamos cariñosamente en las Aulas) de la Esc. Normal José B. Gorostiaga de La Banda. Por ser descendiente de las primeras familias en la Región, hablo de “Los Castillo”, que poblaron la actual Fernández, como también Majla(3) , Mistol(4) Uturungo Pozo (5), Merced de Yaso(6), Mili(7) Chaguar Punco(8), Ashpa Sinchi(9) El Rosario, etc. , desde casi 200 años, siempre me creí en la obligación, que debía estar muy atento de las cosas que se decían con respecto a la Fundación de Fernández. Muchas veces pensé, que antes de la llegada del Primer Tren a la Ciudad el 26 de Julio de 1.890, hace 123 años, ya había muchas Historias para contar. En esos casi 200 años de la Región que señalo, seguramente habrán pasado historias que tenían que ver con el trabajo, con las luchas que cotidianamente tenían las Familias del lugar buscando un mejor vivir, con las pasiones amorosas, con las guerras civiles políticas de aquellos años encabezados por los Caudillos Juan Felipe Ibarra y los Hermanos Taboada. La cercanía a la Capital de Santiago. Tan solo 10 leguas (50 km) hacen suponer, que nuestros ancestros estaban involucrados en todas esas luchas. En esos tiempos nadie podía sustraerse de no participar. La Política de entonces exigía, sobre todo a los caudillos lugareños, a las Familias rurales con cierta capacidad económica y con prestigio en la región, a tomar decisiones públicas que casi siempre estaban relacionadas con la cantidad de gauchos que se ofrecían para las luchas armadas y también, en los aportes económicos que se daban en cabezas de ganado imprescindible para el mantenimiento de las Tropas. Como ejemplo para esos años, señalo la Historia del caudillo Entrerriano Justo José de Urquiza, 10 - “Los pueblos antes de las vías” (Raúl Jorge Castillo)
hacendado de gran poder económico, que supo formar su propio Ejército con su peonada, más de 5.000 gauchos, con los cuales dominó el Litoral argentino, durante muchos años y se atrevió a enfrentar a Juan Manuel de Rosas otro riquísimo Caudillo. Como este ejemplo, podemos señalar la figura de López en Santa Fe, Ramírez de Entre Ríos, etc. A modo de referencias para el Lector, señalaré algunas Fechas Claves en nuestra Historia Lugareñas que están entroncadas con la Provincial y Nacional, que se encuentran perfectamente identificadas y documentadas. En el año 1.732 Doña Felipa de Urquiola, viuda del Sgto. Mayor del Ejército Español, Bernabé Pereyra dona las Tierras que había recibido del Rey de España en la zona de Villa Robles, a su hijo José Pereyra. El 2 de Noviembre de 1764 el entonces Gobernador y Capitán General del Tucumán, Región que comprendia, las actuales Santiago y Tucumán, Don Juan Manuel Fernández Campero entrega a Don José Frías, por Servicios prestados a la Corona Española, una fracción de Tierra, perteneciente a la “Merced de Yaso” ubicada cerca del actual Paraje Mili (Dpto. Robles) 3 años antes de la expulsión de los Jesuitas en el año 1767. Treinta y nueve años después, es decir en 1.803 don José Frías vendió a José F. Pereyra parte de esas Tierras. Para esta fecha España se encontraba en guerra con otros países de Europa y los pedidos de ayuda económica llegaban hasta el Interior de Santiago. Se les exigía sumas de dinero a Loreto, Silípica(10) y Soconcho(11) ( Atamisqui). (Historia de Sgo. del Estero. de Alén Lescano). Lo que hace suponer que esos auxilios también se solicitaban a otras zonas de Santiago del Estero, especialmente las emplazadas en el actual Dpto. Robles, por su capacidad de producción. En 1806, don José Pereyra tomó posesión de esas Tierras y Organiza la Estancia “El Mistol” actualmente Paraje Mistol. En la misma época se produce en Buenos Aires, la Primera Invasión Inglesa. Por la cual también se hace una convocatoria del Interior Santiagueño para ir a defender La capital del Virreinato. Desde 1807 Segunda Invasión Inglesa, en adelante, ocurre en el “Los pueblos antes de las vías” (Raúl Jorge Castillo) - 11
Virreinato del Río de la Plata y posteriormente, en las Provincias Unidas, una serie de hechos trascendentes, que también tienen su Repercusión en Santiago, como la Revolución de Mayo de 1810, la formación de la Junta Grande, la Asamblea del año 1813, el Congreso de Tucumán en 1816. La Lucha de los caudillos desde 1820 en adelante, la Autonomía Santiagueña. Las luchas de Juan F. Ibarra dentro y fuera del Territorio Provincial. Las crueldades del Bracho. La presencia de la familia Taboada en el poder. En todos estos hechos históricos, estuvieron presentes sin ninguna duda los lugareños de la zona rural. En 1832, se instala en el Paraje El Mistol, con su familia doña Petrona Manzanares de Castillo, hija de don José Pereyra, con su esposo Anselmo Castillo, quien junto a su descendencia y su numerosa Peonada, forman un Núcleo Poblacional muy importante en la zona, que la gente comenzó a llamar Pueblo de “Los Castillo”. Según el Libro” La Fundación” de Julio A. Rafael, (Pág. 35) “Como puede observarse en el Plano, El Paraje o Pueblo de” Los Castillo” es el Centro de un importante Cruce de caminos que vincula los establecimientos agro ganaderos de la zona.” La Sublevación de 1840 en contra de Ibarra. Recuperación de la Gobernación. El Terror en Santiago. La Tragedia de El Bracho. Muerte de Ibarra en 1851. Su sucesión. Los Hermanos Taboada. La Batalla del Pozo de Vargas. Los Fuertes sobre el Río Salado. Derrota de Rosas. Periodo de la Organización Nacional 1853. Todas estas circunstancias fueron vividas a pleno por el Pueblo, dándole carácter popular a los hechos y que produjo en su momento, creaciones Poéticas, Musicales, Literarias, etc. Que trascendieron hasta nuestros días y nos ayudó a formar nuestra personalidad y mística del ser Santiagueño. En 1869, en el Primer Censo Nacional, bajo la Presidencia de Sarmiento, aparece el Distrito de Mistol, lugar de emplazamiento del Pueblo “Los Castillo” como el más importante de la Región. En 1.882 la Propiedad de El Mistol, fue mensurada y dividida en 6 Lotes, entre los herederos de de don José Pereyra. El Cuarto de esos Lotes lo recibió doña Petrona M. de Castillo, que abarcaba una Superficie de 1.644 has.
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Desde 1832, el Paraje o Pueblo de “Los Castillo”, que abarcaba los Parajes citados más arriba, todos muy cerca de brazos del Río Dulce, fue un Centro Comercial muy importante donde confluían pobladores de los actuales Dptos. Robles, San Martín, Sarmiento y Matará. Fue el paso obligado desde Villa Robles, hacia la Capilla de Taco Juranioj(12) (cerca de la actual Ruta que une Taboada y Suncho Corral), como también al Paraje El Rosario (distante 20 km al SE de Fernández), cuando se viajaba a la importante Villa Matará, a la vera del Río Salado,( hoy desaparecida) lugar de nacimiento de dos Gobernadores de Santiago del Estero, Juan Felipe Ibarra y Manuel Taboada, antiguamente ubicada al frente de la actual Estación Matará, pasando por el viejo puente emplazado sobre el Río Salado). En 1883, en conocimiento de que por estas tierras pasaría el Ferrocarril, don Jesús Fernández, Político, Funcionario de Gobierno, relacionado con la Empresa que construiría el emplazamiento de las vías, adquiere Tierras a la doña Petrona M. de Castillo y otras Familias Lugareñas, aprovechando la difícil situación económica que vivían muchos Grupos Familiares, que había perdido todo, por una plaga en la hacienda y posterior sequia. En los años 1888, 1889 y 1890, se publicaban avisos en el Diario “El Siglo”,( Apuntes de Julio A. Rafael, en su Libro La Fundación) “…ofreciendo tierras aptas para la agricultura con riego y Lotes Urbanos en el PUEBLO DE LOS CASTILLO de la estación Fernández. El vendedor de las tierras era Don Jesús M. Fernández.” El 26 de Julio de 1890 llega el primer Tren y en una reunión de Vecinos presidida por don Jesús Fernández, se decide denominar con su nombre, a la flamante Parada de Trenes. Ya que este vecino, con tan importantes vinculaciones, había donado las Tierras por donde pasaría el tren, recientemente adquiridas a la Familia Castillo. En 1891 nace Luis Castillo, hijo de Bernabé Castillo y Rosa Corbalán. Fue uno de los Primeros Granaderos del Regimiento de Granaderos a Caballo de la Provincia de Santiago del Estero. Su Foto a Caballo y su uniforme de Granadero esta en el Museo de la Ciudad de Fernández.
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En ese contexto histórico que va desde fines del Siglo XVIII hasta 1891, trataremos de recrear relatos que tendrán como puntos de referencia, las fechas citadas precedentemente, pero con la impronta también, de la creatividad, de la inventiva, de la fantasía, tratando de cubrir aquellos espacios, donde los autores de la historia quizás no se han detenido, pero merecen una recordación. Con el anhelo también de motivar a los lectores en conocer Historias ocultas, sensibilizándolos e introduciéndolos en desafíos, de conocer otras realidades.
Granadero Luis Castillo. Cumpliendo con la Ley del Servicio Militar Obligatorio 4.301 del año 1.901.
Ese es mi objetivo, mi anhelo al comenzar este escrito, interesar a las futuras generaciones en tareas de investigación, a desandar caminos que parecen cerrados pero con el convencimiento que siempre hay un punto para volver a empezar. No se trata de tachar a nadie en la historia, se trata de hacer notar que en la Historia, mas allá de los hombres que se destacan sobre otros, hay también seres anónimos, que sin ser famosos hacen todos los días algo por la Patria Chica y por la Patria Grande. Y en este sentido, estas reflexiones también están orientadas hacia la Familia Campesina, que por haber sido muchos años Maestro Rural, las llevo en el corazón como modelos de solidaridad y de trabajo. Ya que con sus esfuerzos cotidianos y sacrificados construyeron el legado, el patrimonio que nos dejaron a muchas generaciones, para bien de la República.
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EL 2 DE NOVIEMBRE DE 1764 --- LA EDAD MEDIA EN LA REGION
Corría el mes de Diciembre de 1763, Don José Frías, guerrero español descansaba a la sombra del viejo algarrobo a orillas del Río Dulce. Se había tomado un reparador descanso luego de la agotadora jornada de recorrer los brazos que estaban al sud del río. La tarea había que hacerla a pie, ya que después de chimpar (13) en el agua, había que recorrer las costas arenosas. El grupo de soldados, baqueanos, más algunos indígenas, casi 50 en total, blasfemaban por las condiciones imperantes. Es que Santiago con su verano se hacía sentir. Había que marchar, dar el ejemplo de disciplina y aunque costaba con el armamento a cuestas, era necesario cumplir con la consigna: “que no quede ningún indígena belicoso en la zona del Río”. Había que limpiar posibilidades de insurrección para que los españoles que vendrían a estas Tierras, estuviesen tranquilos para hacer su trabajo. Los Jefes siempre le recordaban, “somos españoles, somos del mediterráneo, en consecuencia necesitamos, trigo para nuestro pan, viñedos para nuestros vinos y olivos para nuestro aceite”. José Frías recordaba los primeros tiempos cuando llego a Santiago y la promesa que le hicieron, que le darían una fracción importante de tierras si cumplía bien su misión. Esa sola promesa lo entusiasmaba y le daba nuevos bríos, pero no daba mas, habían comenzado muy temprano la caminata, casi al alba y los descansos parciales no alcanzaban para reparar las fuerzas, para colmo, la comida era escasa y el agua marrón de los brazos del río, no alcanzaban a mitigar la sed. El hambre, únicamente consumían charqui (14), con pedazos de pan duro, le golpeaba el estómago, el asco que le producía el agua con sabor a pescado le daba náusea, pero había que seguir. Precisamente fueron los indios que acompañaban a la expedición, los que le dieron algunas soluciones con la comida, cuando les enseñaban a ensartar los pescados y llevarlos directamente al fuego pinchándolos con palos de itines (15) y ponerlos al fuego. El tratamiento del agua con hojas de quimil (16) y cardón (17) también ayudaba para cambiar el aspecto del agua. A José Frías le llamaba la atención la inteligencia de los indígenas, que habían pasado del miedo, a compartir muchas situaciones del vivac militar. Se había dado cuenta, el conocimiento que tenían “Los pueblos antes de las vías” (Raúl Jorge Castillo) - 15
de la naturaleza. Cada situación de la vida ya sea en la caza, la elaboración de la comida, la obtención del agua, como el vestir, había una respuesta original, creativa. Sabían que ese ingenio era vital para sobrevivir. Las órdenes militares, eran estrictas, no había que confraternizar con el aborigen, pero la realidad le marcaba otro camino, había que flexibilizar el trato, con un accionar mucho mas pensado, tratando de convencer por las buenas al indígena. Este a su vez, también usaba su conocimiento para ganar las mejores condiciones con el invasor, demostrando verdaderos dotes de estratega. En este sentido es bueno rescatar, que siempre actuaban en grupo, con sentido de pueblo cuando se producían hechos que le afectaban su vida, reaccionaba en forma colectiva y para ello contaba con su lengua quichua, que le permitía comunicarse a espaldas del español, recogiendo los descontentos, marcando las soluciones y señalando las conductas en común. Por esa estrategia inteligente, pudo sobrevivir a los invasores. (Orestes Di Lullo “Santiago del Nuevo Maestrazgo” pág. 26 “La verdadera resistencia fue interior y hasta cierto punto su vasallaje era formal. Adentro del alma triunfaba la inclinación nativa, la idiosincrasia, la tendencia, el seguir siendo el mismo, la insobornable voluntad de no ser al modo de la exigencia.”). Distintos a sus hermanos de los valles, que fueron masacrados y expulsados de la tierra. Tareas de exploración y conquistas en el monte santiagueño. Españoles y aborígenes juntos.
Por ese a c c i o n a r, se ganaron la confianza de los españoles, tal es así que en las Caravanas, en las Expediciones, que se hacían entre Buenos Aires y Lima, las capitales de los Virreinatos, siempre estaban presentes los abo16 - “Los pueblos antes de las vías” (Raúl Jorge Castillo)
rígenes santiagueños en cualquier rincón de la geografía por la que transitaban. Muchos volvían, otros se quedaban y de esta manera lograron sobrevivir, multiplicarse, tener vivas sus raíces hasta nuestros días. Muchas de sus costumbres, hasta su propia lengua, el quichua, fueron integrándose a la Cultura del Invasor. (Armando Raúl Bazán “El Noroeste y la Argentina Contemporánea 1853-1992” pág. 35, señala que Elvio Aroldo Ávila, que la población hispano-parlante ha incorporado alrededor de 500 palabras quechuas al uso cotidiano). Naturalmente esto sucedía con aquellos aborígenes que aceptaban la evangelización y un trato más o menos prudente de los Conquistadores. Esa confianza mutua, también significó un campo propicio para el cruzamiento de las Razas, por eso los primeros Censos arrojaron en Santiago, una gran cantidad de mulatos, mestizos, etc. Cuando el aborigen no aceptaba las condiciones del blanco, se volvía díscolo e inmanejable, haciendo notar su orgullo y valentía. Don Domingo A. Bravo en “El quichua santiagueño es el quichua argentino” manifiesta que la gran campaña de catequización de los pueblos de América se preparaba con sacerdotes especializados en lenguas indígenas. “A Santiago por pertenecer al Perú le tocó ser catequizado en quichua”. Y a pesar que la lengua fue prohibida por el Rey,”… el pueblo la siguió hablando hasta nuestros días”. También eran catequizados en otras lenguas aborígenes.
Acomodando su cuerpo un poco mejor en el añoso algarrobo, José Frías, comparaba estos tiempos de relativa paz, con aquellos otros de plena violencia. Donde sus compatriotas no se detenían ante nada, ni siquiera ante la violación de las mujeres indígenas y el “Los pueblos antes de las vías” (Raúl Jorge Castillo) - 17
robo de sus comidas. Pero también es cierto, que el aborigen respondía con fiereza a esos ataques. Recordaba siempre aquella ocasión, donde el Cacique Menchu con seis de sus guerreros, enfrentaron casi a veinte españoles, en el recodo del río, conocido como Tuama( 18). El encuentro fue sorpresivo, ya que se enfrentaron casi de casualidad, cuando los soldados salían del monte de una partida de caza. Apenas vieron a los indígenas, los soldados hincaron rodilla en tierra y dispararon sus armas pero con la misma velocidad, los indios se zambulleron en las aguas y salieron con una rapidez pasmosa con sus armas en la mano para enfrentar a los soldados. Había aprendido por experiencia que los españoles demoraban para hacer la segunda descarga con sus arcabuces, por eso no había que darles tiempo. Los gritos de furia y de batalla, espantaron a los pájaros del monte. El encontronazo fue terrible y los alaridos de dolor se escucharon a la legua. Cayeron en la escaramuza cuatro aborígenes y tres españoles. Su sangre tiñó rápidamente la orilla del Río. Así como se inició de rápido la lucha, de la misma manera terminó, cuando los indios sobrevivientes se internaron en el monte. Ellos sabían que hasta allí los españoles no se atreverían a seguirlos. Los soldados prefirieron atender a sus muertos y heridos y rematar con machetes a sus enemigos. Indio chaqueño armado con arco y flechas.
Que valentía de estos indios, se enfrentaban siempre en inferioridad de condiciones, no temían a la muerte. Gracias a Dios, poco a poco esta situación fue cambiando gracias a los sacerdotes y la propia idea de sobrevivir. Ellos sabían que el español lo necesitaba, por eso también sacaban alguna ventaja. Aunque siempre había algún indígena que se retobaba y rompía ese tácito acuerdo de paz. 18 - “Los pueblos antes de las vías” (Raúl Jorge Castillo)