Excluídas
del
espacio
público
Estuvo en Rosario Marta Román Rivas, española en lucha contra la hostilidad de las ciudades hacia la mujer. "Nos asignaron el espacio doméstico, el único donde parece que podemos opinar", lamenta. Por Sonia Tessa_ La geógrafa española Marta Román Rivas dice que comenzó a pensar al urbanismo desde una perspectiva de género por su experiencia personal de malestar. Cuando su segunda hija era bebé, descubrió que la ciudad estaba llena de obstáculos para las mujeres. No había donde poner los cochecitos, no se los podía tener desplegados en el transporte público, todos los dispositivos estaban organizados para ciudadanos hombres, con sus capacidades motrices intactas. Primero se culpabilizó. Pensó, como le ocurre a millones de mujeres en el mundo, que las dificultades que debía enfrentar a diario se debían a su falta de habilidades. Luego, durante un curso con otras madres, descubrió que el sufrimiento era compartido. Y comenzó a pensar desde otro lugar la planificación de las ciudades. En poco tiempo integró junto a otras profesionales, algunas colegas suyas, otras sociólogas, el Colectivo de Mujeres Urbanistas. El impacto fue inmediato: al año estaba invitada a un panel junto a Jordi Borja, el reconocido urbanista catalán. "Sólo sabíamos nuestro malestar, que esta ciudad no nos
incluye. En cambio, los hombres no sienten que la ciudad sea tan compleja", relató Román Rivas, que la semana pasada estuvo en Rosario en el marco del programa "Ciudades seguras: violencia contra las mujeres y políticas públicas".... ......El trabajo del colectivo de Mujeres Urbanistas en España, que luego de diez años se encuentra en una etapa de "hibernación", comenzó a pensar la ciudad de otra manera. "Se trata de incorporar nuevos sujetos y replantearnos de arriba abajo todos los conceptos que rigen la ciudad. En las prioridades tradicionales, lo central es producir, la velocidad, llegar. Pero también hay que preguntarse quién llega. La movilidad es muy importante, y está matando las ciudades", indicó, pero alertó que "Para que uno se mueva muy rápido, mucha gente ha tenido que dejar de moverse". El ejemplo es lapidario. "Que un automóvil se mueva a 60 kilómetros por hora fue a costa de tener a los niños dentro de casa, de convertir a la calle en un peligro para los ancianos. Los coches ocupan mucho espacio, las calles funcionan como auténticas barreras más que como nexos, y entonces se ha estado rompiendo toda una vida vecinal", indicó. Y cuando en la relación de las niñas con el espacio prima el miedo, Durán Rivas observó que socialmente se asumen otros peligros. "El riesgo del tránsito lo asumimos casi sin decir ni mu. Si queremos ciudades seguras, tendríamos que limitar muchísimo el número de vehículos y la velocidad, por ejemplo", indicó. Es por eso que se definió como "muy cauta" al instalar en esta perspectiva el tema de la seguridad. "El miedo es una forma de control que se ha usado tradicionalmente. Es muy sublime, porque no tienen que ponerte una cadena, cerrar una puerta, o prohibirte. Te meten miedo y tú te autoprivas de eso", opinó. Y analizó también: "A
las mujeres nos han enseñado a tener miedo en el ámbito público, pero los índices de violencia se dan sobre todo en el privado".
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/rosario/18-10875-2007-10-29.html