Bélgica

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EL FUTURO... 多Y PRESENTE?


BÉLGICA INTRODUCCIÓN

Han pasado 12 años desde la última participación de Bélgica en una Copa del Mundo, 28 desde la proeza del 86’, cuando los Preud’homme Scifo y Nillis metieron a los belgas en semifinales. El tiempo ha pasado por la convulsa flamenco-valona lenta y discretamente, como si el fútbol hubiera dormido en aquel país durante décadas, para despertar en el momento adecuado, este.

Porque Bélgica se ha desperezado de golpe y lo ha hecho como un vendaval. Hace dos años, el equipo tenía que ver por la tele la Eurocopa de Polonia y Ucrania, y hoy llega al Mundial de Brasil como sólido cabeza de serie y señalado ya como una de las selecciones más peligrosas del planeta. En este camino, la eclosión de una generación llena de talento y su crecimiento precoz en las grandes ligas –fundamentalmente en la Premier inglesa-, han dado como resultado un equipo joven, vertiginoso y que, antes de empezar el campeonato, luce ya el cartel de revelación. Un equipo, además, en progresión y poco castigado, y con hambre; quizás sea 2018 cuando los diablos rojos puedan culminar las esperanzas de una quinta superlativa, pero Hazard, Lukaku o Mirallas tienen demasiada prisa para dejar pasar este primera oportunidad.

LA LISTA DE: MARC WILMOTS

MIGUEL VENEGAS | @MIGVENEGAS


ANALIZANDO A BÉLGICA El crecimiento espectacular de Bélgica se explica, en primer lugar, desde la lógica del talento individual; el mejor portero del año en Europa (Courtois) es belga, el capitán del equipo campeón de Premier (Kompany) es belga, el segundo futbolista del año en Inglaterra (Hazard) es belga y el delantero sub21 más prometedor de Europa (Lukaku) también es belga. Lo belga ha funcionado extraordinariamente en los últimos años, y sin embargo, las figuras en la selección no se han entendido hasta la llegada del actual técnico, Marc Wilmots.

El joven seleccionador ha sabido crear un equipo de la manera más natural. Para empezar, desde la máxima de que deben jugar siempre los jugadores que mejor estén, según el momento. Así, por ejemplo, Fellaini ha pasado de ser pieza clave del centro del campo, a posible suplente. Pero además, Wilmots le ha dado al equipo un rumbo, también desde la lógica de los jugadores que tiene. Bélgica tiene ya su estilo y éste es el contragolpe.

Y es que los jugadores claves del ataque belga están hechos para el puro vértigo. Para empezar, los mediocentros. Witsel es el timón del equipo y el que debe equilibrarlo todo, con su despliegue físico y su salida de balón, que siempre es rápida, mirando de frente a la portería contraria. A su lado, Dembele o Fellaini tendrán que trabajar también, aunque ambos son dos llegadores que no se sienten cómodos acumulando demasiado la posesión. Por delante de ellos está Kevin De Bruyne, más exquisito, con más toque, pero también con tendencia a la velocidad.

Las bandas son pura percusión. Hazard ha aprendido en el Chelsea a ser más efectivo y menos efectista; él es la estrella actual del país, el hombre que sabe tendrán que tirar del carro si los partidos se tuercen. La otra banda, en principio, será para Mirallas, un exdelantero que marca más goles desde la banda que en el área rival, y que asegura velocidad. Y en punta Lukaku, que ante la baja de Benteke, será la punta de lanza; más madera, más vértigo.

Bélgica parece una máquina perfecta para jugar en velocidad. Intentará defender bien con sus cuatro zagueros desplegados atrás, y con la confianza de tener bajo palos a uno de los mejores porteros del campeonato. Quizás le cueste tener el control ante equipos más defensivos, pero cuando llegue el momento de la verdad, en los cruces, será una vendaval difícil de frenar para cualquiera.


BÉLGICA

Maradona cambió la historia belga Posiblemente nunca ha juntado tanto talento Bélgica en su historia futbolística moderna como lo hace ahora. Pero el ostracismo de las últimas décadas ha convertido en mitológicos los pequeños logros de un pasado, no brillante, pero sí más que digno para un estado de once millones de habitantes. Un pasado marcado, como en tantos lugares, por los años ochenta, cuando los diablos rojos lograron llegar a una final de Eurocopa, contra todo pronóstico, y sobre todo, cuando en 1986 alcanzaron las semifinales del Mundial, cayendo ante la poderosa Argentina de Maradona, el mejor Maradona.

Aquel equipo se vestía desde abajo, con un portero portentoso, Pfaff, que comandaba al equipo con un carisma universal y que pasaría por ser una de las grandes estrellas del campeonato. Además, en aquel Mundial destacaron hombres como Claesen o Ceulemans, jugadores clave pero no pasaron a la historia fuera de sus fronteras; y una gran aparición, un chico de 20 años que derrochaba clase en el centro del campo, Enzo Scifo.

Bélgica se plantó en México con un gran portero y pocas opciones de sorprender. De hecho, la primera fase fue bastante discreta, con una victoria ante Irak, un empate ante Paraguay y una derrota frente a los anfitriones. Pero pasó la fase como mejor tercero y allí empezaron sus días de más gloria. En octavos esperaba la Unión Soviética, un equipo poderoso que había encabezado su grupo por delante de Francia, y con la base del Dinamo de Kiev que impresionaba por toda Europa.


PARTIDO COMPLETO:

ARGENTINA 2-0 BÉLGICA, SEMIFINAL DE LA COPA DEL MUNDO 1986

Aquella Bélgica era un equipo contragolpeador, como el de ahora, basado en una gran defensa y en buenos llegadores. Pero la tarde en que los soviéticos se adelantaron en el marcador, los belgas demostraron que sabían jugar al ataque. Belanov marcó dos goles, pero Scifo Ceulemans mandaron el encuentro a la prórroga, cuando nadie creía en la remontada. En la prórroga, con Scifo al mando de la nave, Bélgica marcó otros dos tantos, que hicieron inútil el hattrick que Belanov. Los diablos rojos, increíblemente, pasaban a cuartos, y lo hacían en tras partido espectacular.

Después llegó España, que no pudo con la defensa y las paradas de Dfaff, inspiradísimo. De aquello se recuerda que Señor empató en el 85’ y que en los penaltis Dfaff le detuvo a Eloy el definitivo. Bélgica llegaba a semifinales asombrando al mundo, que empezaba a conocerla. La Argentina de Maradona se encargaría de acabar con el sueño de los belgas, en una tarde en que ‘el pelusa’ se puso el traje de mago para hacer dos goles más. Pero aquel pequeño país de unos pocos millones de habitantes, ya había soñado bastante.

MIGUEL VENEGAS | @MIGVENEGAS


Enzo Scifo

Pudo ser más grande, y sin embargo, la historia de Enzo Scifo ha quedado marcado por unos pocos momentos brillantes. El primero fue en el Mundial de México 86’, cuando con 20 años irrumpió como uno de los jugadores más técnicos de Europa. Por entonces ya era una estrella en el Anderlecht, pero el mundo empezaba apenas a conocerlo. Pronto llamaron a su puerta de las grandes ligas, y el Inter de Milán apostó fuerte por él, aprovechando su ascendencia italiana. Pero su juago no se adaptó a la Serie A, y se refugió en Francia.

Tendría que llegar otro mundial, el de Italia, para que los focos del mundo volverán a proyectarse sobre él. Para la memoria quedará el gol que hizo ante Uruguay, en Verona, desde 30 metros. Fue nombrado segundo mejor jugador del campeonato, por detrás de Matthaus, y acabó gestando su traspaso al Torino, con el que ganaría una Coppa en el 93’. Después volvió a la liga francesa y triunfó en el Mónaco, donde también dejó su sello. Se retiró aquejado de artrosis en 2001, y pese a no dejar un palmarés deslumbrante, sí se llevó la admiración de toda una generación que disfrutó de su fútbol.

MIGUEL VENEGAS | @MIGVENEGAS


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