MACGUFFINS N.2
MacGuffins Magazine Publicado en Málaga en marzo de 2015. Coordinación: Sonia Marpez y Gabriel Noguera. Colaboran: Laura Carneros, Xesús Castro, Basura Especial, Kris León, Lucía López, Mar López Algaba, Nacho López Murria, Sonia Marpez, Michelle Martins, Violeta Niebla, Gabriel Noguera, Jaime Noguera, Francisca Pageo, Cristina Sánchez, P.strange y Almudena Vega. Ilustración de la portada: Francisca Pageo Publicación online: issuu.com/macguffins
MACGUFFINS
Sonia Marpez
CUANDO NADIE MIRA –La Beauté? On dit qu’elle est dans l’oeil de celui qui la regarde. –Alors, si personne ne regarde plus? Léos Carax (Holy Motors, 2012) Es humo duro, el del tiempo en plata encendido, cuando éste pasa silbando sobre sus vías estertores que ya casi nunca arrollan, y tan sólo se observa cómo ensaya volver a brillar la ceniza de un cauto incendio improvisado. A ese estarse apagando se parece en algo la tristeza intocable de la luz sin la carne. Arder fue la obra y también el premio; lo demás, soledad. No pudo contarse. Los ojos traducen cómo las cosas callan. Cámara, luz, acción: una y trina es la mirada, y la vida ficción fingida en la que el actor es autor de la única verdad, y es ambigua. Pues nos citan, iguales, los días, y sin embargo no se repite lo que pasa, pero somos francos como para creer que su mentira no es tanta. Imagen casi real, la vida: gesto que la luz interpreta cuando nadie mira.
Xesús Castro
Basura Especial
IN THE COSTA (FICCAB, RECUERDOS DE CINE EUROPEO)
Angelopoulos hablaba como filmaba. Era pura parsimonia helena, un lento devenir luminoso y vibrante. Pidió sardinas, fuera de temporada. Murió atropellado, por una moto. No estaba hecho para un mundo de velocidad. Su espíritu pertenecía a los templos durmientes y a los dioses celosos. István Szabó subió a la habitación del hotel. No se fiaba, como buen delator. Miró al mar, respiró el aire salado y dijo «Está bien». Yo le miré, respiré alivio y le dije «buenas noches». Pidió almorzar «comida de pobres» y acabamos en Santa Paula. Cosas del directo. Ken Loach filma como habla. Reivindicativo, libertario, rebelde. Es honesto y eso pasa factura. Quiso cenar pescado, yo opté por las mariposas. Aquella noche aprendí algo: los grandes hablan bajito. Jiří Menzel no sonríe con la mirada. El checo ríe, se carcajea, se desternilla, se descojona, se parte la caja, se revuelve por el suelo con la mirada. Pese a ello, por la vía alambrada donde posan las alondras, pasan trenes rigurosamente vigilados. Udo Kier quiso follarme. A mí, al chófer y al fotógrafo. No se lo tengo en cuenta, es un cachondo. Llegó a meterme mano, me invitó a su casa de Los Ángeles, donde «haríamos unas fiestas privadas estupendas». Me imaginé como postre, tumbado sobre una bandeja de plata, con una manzana en la boca, con el culo embadurnado de nata. Ahora que lo pienso, quizás debería haber aceptado.
Jaime Noguera
Cristina Sรกnchez
CINEMA PARADISO “La vita non è come l'hai vista al cinematografo: la vita è più difficile.”
Cinema Paradiso Casi no queda rastro de las letras de neón, apenas unos esqueletos fluorescentes rotos a pedradas. Sólo de noche, cuando el tráfico y los semáforos iluminan el [edificio, el polvo se ruboriza y enciende en rojos el nombre del cine [abandonado. Busco el título de la última película proyectada entre carteles de conciertos, publicidad y mascotas perdidas que se amontonan, como piel muerta, sobre la fachada. Debajo de un Compro oro, dentro de una urna que, para mi sorpresa, aún no estalló en cristales, se intuye en azules y sepias apagados: Cinema Paradiso. Es entonces cuando miro las taquillas, cerradas de óxido y [cadenas y me siento como Toto esperando, noche tras noche, que la ventana de Elena se abriera para él. Quiero que me dejen entrar, sentarme en sus butacas de terciopelo y ácaros, impregnarme de su olvidado olor a palomitas, escuchar el crujir del celuloide y llorar mientras imagino sobre la pantalla vacía todos los besos de película que no me dieron.
Mar López Algaba
QUIÉRELA SI TE ATREVES Tiene pinta de estar esperando. (De estar, constantemente, esperando algo.) Está al otro lado de la pantalla. (Siempre al otro lado.) Niña-pájaro, colecciona naufragios, se baña de tinta, se rasca las heridas con canciones, con promesas, con madrugadas. Se mira. Se espera. Lo espera. Como si la ficción la devorara, como si estuviera obligada a convertirlo todo en arte: la distancia, el dolor, los versos que nacen tras la última cerveza. Ahora que ha crecido todo vuelve a ser un juego de niños. ¿Capaz o incapaz?
Los demás, a su alrededor, subtitulan el amor. Ella quiere consumirlo en versión original.
Es demasiado joven, demasiado mayor, tiene demasiado miedo, es demasiado valiente, demasiado sincera, guarda demasiado silencio, es demasiado inexperta, demasiado inoportuna, incorrecta. ¿Capaz o incapaz? Le prende fuego al guión. ¿Capaz o incapaz? Rebobina una y otra vez las escenas azules. ¿Capaz o incapaz? Aquí nada ni nadie garantiza el final feliz. ¿Capaz o incapaz? Maldita sea, acércate a ella y contesta. ¿CAPAZ O INCAPAZ?
Kris León
Luc铆a L贸pez
UN "JE T´AIME" SIN TRADUCCIÓN Es inverosímil el grado de atentado que se precia cuando se nos da el gusto por la comparación. Ha llegado el invierno en una de esas ciudades que siempre dijimos de visitar y que borramos de nuestras memorias con la siguiente sesión. Da igual, tienes el cine por delante y el futuro en la salida de emergencia. Al Oeste de donde queda la transacción, el paso muerto, el «corten» y «seguimos rodando». Estamos marcando la diferencia de un amor que no llega a cruzar ningún océano pero que se eleva por encima de cualquier cielo frustrado. Tenemos los subtítulos a flor de piel y una nueva enfermedad anclada en un tráiler que se repite antes de comenzar la proyección. En el preestreno de nuestra película no viene ni el productor y quizás es por aquello de que nadie conoce el nombre del guionista y mucho menos de su director, una joven promesa de un país del Este que dejará de existir mañana. Lo único que nos queda es el boca a boca de besos espaciales, que nos conviertan en dos seres inmortales convertidos en referentes de una nueva generación; la de aquella película francesa que algún ex te recomendó y se convirtió en otra entrega semanal de un periódico nacionalista en tu kiosco tecnicolor.
Nacho López Murria
Michelle Martins
LA LITERATURA DEL CUARTO DE BAÑO Yo quería ser escritor, pero la vida moderna, con todas sus distracciones, me apartaba de este noble objetivo. Por suerte, una película de Truffaut me puso en el camino correcto. En ella, el protagonista se encerraba en el cuarto de baño para, totalmente aislado, concentrarse en la escritura de su novela. Eso es lo que tengo que hacer yo, pensé, pero en una familia de siete hermanos no resulta sencillo encontrar un momento de intimidad en el servicio; algo que había aprendido en mi adolescencia, cuando tenía que apresurarme en mis masturbaciones diarias temiendo que en cualquier momento llamaran a la puerta. No, en casa era imposible refugiarse en el cuarto de baño, tendría que ser en otro sitio. Así, decidí usar la extensa red de aseos públicos de la ciudad. Que los urinarios públicos contribuyan a la literatura, me dije. Sin embargo, tampoco allí era sencilla la labor literaria. Sí, es cierto que uno encontraba relativa intimidad dentro de uno de los habitáculos: sentado en el retrete, con la máquina de escribir en las piernas, el pestillo puesto y un rollo de papel por delante (a lo Kerouac), la vida parecía llena de posibilidades literarias. Todo estaba dispuesto para la gran novela, sólo era cuestión de escribir hasta que sangraran los dedos. Pero no había pensado en el continuo trasiego de personas que me sacaría de mi ensoñación. Gente con problemas de próstata. Gente con problemas estomacales. Cocainómanos. Algún que otro heroinómano al que se le caía la jeringuilla al suelo (la cual, rodando, acababa junto a mis pies, reclamándola en el acto a gritos). Improvisados encuentros sexuales. Limpiadoras que me exigían que saliera para que pudieran adecentar un poco el lugar. En fin, que cada vez que alguno de mis compañeros anónimos de cuarto de baño tiraba de la cadena, comprendía que aquel sonido era una metáfora de mi futuro en las letras españolas. Gabriel Noguera
p.strange
BIRD'S FOOD Algo tira de mi pecho hacia. Algo está tirando desde, algo que tira desde que veo ciertas películas en mi portátil y a la vez leo emails y paro las películas para mirar otros mensajes. Algo tira hacia abajo desde mi pecho. Algo pretende ser orientación de las aves tras las cuencas de mis ojos pero, rápido, rápido, volvamos. Desviarse duele a otros. Volvamos a leer lo que nos dicen que leamos. Ahoguemos esas aves entre alguna geografía, entre el nervio óptico y el teclado y la caricia qué. Lo sabíamos. Yo lo supe al menos. Algo tira y tira, agua dormida y desastrosa. Palpita la piedra y me mece hasta: hasta. Algo tiró de mí, digo, tiró de sonámbula que me da voz, que me da quitar. Y pienso en el mar porque su canto es lo más parecido a dormitar cerca de un vientre. Y pienso en el mar porque está prohibido para las ciudades, allí. Las ballenas mueren dejándonos un importante mensaje: sus estómagos están llenos de plástico.
Almudena Vega
Violeta Niebla
He perdido demasiado tiempo buscando en el suelo un subtítulo amarillo. Pero no son las palabras, es el silencio. El segundo preciso, (quizás desafortunado) donde se esconde el matiz significativo. La pregunta torpe, la evidencia cayendo mientras el humo sube a contraluz. La ventana entreabierta, la posibilidad secreta, el final implícito en cada taza de café.
Laura Carneros
M A C G U F F I N S