MACGUFFINS N.4
MacGuffins Magazine Publicado en Málaga en marzo de 2017. Coordinadores: Sonia Marpez y Gabriel Noguera Colaboradores: Jess B, Isabel Bono, Siracusa Bravo Guerrero, Mujer Ciervo, Juanje Farfán, Gabriela Giménez, Omar Janaan, Kosta, Gemma Lahoz, Sara Lamarti, Sonia Marpez, Añeta Martin, Ana Patricia Moya, Gabriel Noguera, Jaime Noguera, Iván Onia, Francisca Pageo, Alejandro Robles, Helena Tramunt y Jorge Villalobos. Ilustración de la portada: Francisca Pageo Publicación online: issuu.com/macguffins
MACGUFFINS
LA PRIMERA NOCHE DE MI VIDA
Siracusa Bravo Guerrero
La rareza de la temática de esta película (española, romántica y de navidad) llamó mi atención pero la película no estaba, no sabía la odisea que me esperaba para encontrarla. Después de visitar antiguos videoclubs, peinar internet y consultar televisión, familiares, amigos, conocidos... después de recibir mil negativas, de descubrir profesionales encantadores dispuestos a ayudar y también toparme con algún que otro parásito de la sociedad. Después de preguntarme mil veces por qué una película es tan difícil de encontrar más aún en la época en la que vivimos... ¿perdón? Ha merecido la pena las horas de búsqueda, los días de incertidumbre, la resignación, la indignación… la espera. Al final he conseguido ver La primera noche de mi vida. He llegado a ella (o mejor dicho, ella ha llegado a mí) al igual que transcurren los hechos en este largometraje después de una larga cadena de casualidades, que nunca se sabrá a ciencia cierta si más que casualidades han sido causalidades. Resulta que el amigo de una amiga de una amiga de Bilbao tiene una gran videoteca personal. Gracias a que mi amiga cree en las personas y en los lazos que se pueden formarentre ellas creó un grupo de WhatsApp en el que reunió a más de una treintena de mujeres inquietas y en el cual me incluyó con la intención de que nos conociéramos todas y compartiéramos lo que creyésemos conveniente. Y gracias a que a mí me dio por preguntar ahí por la película entre llamada y llamada a distintas filmotecas, ellas se unieron a mi búsqueda y a ir creando una nueva historia. El resultado: una película amena y divertida, una historia de estas que te tocan como la de Momo o El principito, con un trasfondo digno de la aventura que hemos vivido para encontrarla, ¿efecto mariposa? Yo todavía creo en las personas. Gracias a Ion, Teresa y Jaio por el tesoro, a todas las buenas personas que me han acompañado en la aventura y a Gabriel por la paciencia.
RABIA
Kosta
LA VERGÜENZA
Sara Lamarti
La vergüenza tiene mucho que ver con la sensación de que podrías haber elegido mejor, incluso cuando en realidad, sin la experiencia de la que en el futuro te arrepientes, no podías haber sabido que te arrepentirías y por tanto no podrías haber elegido de otra forma. Pues de eso trata la película. De decisiones y expectativas. De responsabilidad y miedo. En resumen, de crecer (que no de decrecer, ¡ecologistas!). Y así, en un día cualquiera, de esos que te lías y le echas azúcar al asado, te ves abocado a una decisión que no querías tomar pero que puede cambiar el curso entero de tu vida. Una de esas grandes decisiones donde sólo cabe un poco de certidumbre y el resto hay que alicatarlo con mentiras e ilusiones que cuando se desvanezcan dejarán al descubierto un vacío sobrecogedor. Ese tipo de mentiras que llevaron a Pinocho al interior de un gran pez, uno de esos que puede vivir sumergido en lo que a nosotros nos ahoga. Porque la cosa también va de peces aunque no aparezca Cousteau por ninguna parte; peces de pecera, de vida apacible y vacía, protegidos por un cristal del mundo de ahí fuera. Pero las peceras, como las falsas ilusiones, acaban rompiéndose. Y es entonces cuando hay que decidir si seguir luchando por ser quienes queremos ser o aferrarnos a volver a ser quienes éramos. Entonces, las leyes del tiempo nos empujan como señoras en la cola de la pescadería, con lo cual siempre toca decidir sin estar decididos. Si saltar al río de la vida, impredecible y real, o volver a recomponer los trozos de una pecera que, no podemos evitar reconocerlo, se nos ha quedado pequeña. Y es que amar, como diría Kinder Malo, no es nada fácil: Una vez elegido el compromiso, deja de ser elegido, empieza a ser una responsabilidad. Esa es la cara B del amor, la que se saltan en casi todas las pelis románticas. Por eso, esta no es otra estúpida peli romántica española, sino una verdadera peli de amor. Nos dice la verdad, como una nana que se va llenando de nostalgia con el paso del tiempo, cuya belleza muta y se fortalece al ir haciéndote mayor; igual que tu colesterol si sigues ahí sentado, comiendo palomitas y viendo todas las películas que ganaron la Biznaga de Oro alguna vez.
CINCO METROS CUADRADOS
Gemma Lahoz
TAPAS
Iván Onia
(Aquí) En este barrio, donde hay que morirse tanto para una vez que uno se [muere. Dentro de un bombín nos —lentos— dormimos y soñamos que al fin [compramos ese bombín. En este barrio, donde cada perro ama al coche que habrá de [atropellarlo, pero antes sueña con un hueso como un sombrero —inútil y bonito— como un sombrero. Es el momento de lanzarse bajo las ruedas para que nuestro llanto [inaugure el día —aquel martes, por ejemplo— o lo cierre escupiendo en la jornada: [diez horas y aún es de día, el cansancio crea neveras y perros [muertos —otra vez es martes, por ejemplo—. En este borboteo de lo pobre, de baños con bidé y fantasmas, un agua amarilla es el primer espejo y un bostezo, una baba y un [pene flácido forman, al alba, nuestra única exégesis. La muerte avanza en cada telediario; no habla de este abandono [entre tortillas, del calamar mirando de tu ausencia, del solo de fagot al comer solo. Qué esperanza tachando el almanaque, deseando septiembre porque [en él caben la primavera y el año nuevo, la oportunidad última de los [gordos. Porque septiembre es un lunes gigante. Qué esperanza, cuando los días traen los cabezales sucios de polvos y [generaciones y alguien los limpia como una promesa, regalándonos un cuento de [invierno, como quien te pone un trozo de hielo en el pecho y susurra: aguarda. Para que transcurramos por este laberinto de impares buscándose entre la radio y la legumbre azul, en el hueco que existe entre el [afilador y los cuchillos, —mencheviques de extrarradio, revolución de los tristes— para sobrevivir a este lugar, aunque aquí sea un adverbio terrible.
EL OTRO LADO DE LA CAMA
Omar Janaan
TORREMOLINOS 73
Jaime Noguera
Revistas porno suecas. Papel de buena calidad. Una escandinava se lo monta con un perro. Excelente fotografía. Aparto la mirada. La colección de mi padre es enorme y también variada. Lo recordaré, joven, cuando Javier Cámara aparezca en la pantalla. La película de Pablo Berger huele a cabezales quemados de VHS, a descubrimiento de lo arcano, a Clearasil, a páginas crujientes y amarillas. Aquellos vendedores de enciclopedias existían. Recuerdo sus peroratas comerciales mientras yo jugaba con los muñecos de Playmobil en el salón. No les veía. Yo los oía mientras realizaba inocentes genocidios con los indios y lo vaqueros de plástico verde y rojo que venían en bolsas de plástico y se compraban en el kiosco de abajo. A mis padres les vendieron El Quijote en comic. También teníamos un Súper 8. He visto las cintas. Yo paseo por un prado verde salpicado de florecillas amarillas. Llevo un mono marrón, creo que de pana. En Suecia hacía frío. Debe ser como el frío danés, ya que son países fronterizos. Un momento. ¿No fue Lars von Trier productor de Torremolinos 73? Yo trabajé con Telespan. En Ellos robaron la picha de Hitler. Pedro Temboury tenía poco que ver con el frío de Bergman. Pasé calor como actor. Este año se cumple una década desde que Shenzhen Golden Coast Films anunciara que iba a realizar un remake chino de la película de Berger. La iba a dirigir Ah Gan. No sé si se llegó a rodar. ¿Qué tal quedó la historia de Alfredo López en chino mandarín? Ah Gan sí hizo una versión de Don Quijote en 2007. La primera película china rodada en 3D. Ah Gan, Berger, Cámara, todos quijotes con Clearasil. Y La Mancha: Torremolinos..
10.000 KM
Alejandro Robles
No voy a medir con una cinta métrica la distancia que nos separa. No voy a entrar en las redes de los laberintos de trayectorias, de viajes de ida y vuelta, de vaivenes de costuras inflamables. No voy a cortar los cables del télefono ni a desconectar el WiFi. No voy a mover el culo por una webcam como una bailarina de striptease con las luces oscuras, el pelo revuelto siendo mirada por hombres virtuales que detectan el más mínimo movimiento. No voy a cruzar el océano, no voy a ser la puta de la esquina de la pantalla. Voy a ser el monstruo errante que desenfoca la realidad.
A CAMBIO DE NADA
Isabel Bono
«Siempre luego, pero luego nunca». Luismi, en A cambio de nada DANIEL GUZMÁN la vida su avaricia sin propósito sus nidos artificiales seguir vivos porquesí porque estamos vivos y la vida ¿para cuándo? ¿qué prisa heredamos? ¿qué dolor legaremos?
LAS HUELLAS BORRADAS
Mujer Ciervo
HÉCTOR
Gabriela Giménez
Cada malestar y desasosiego anímico tiene una acción refleja que lo resuelve y sublima: una conversación, un acceso de enfado o un abrazo. Las despedidas, a menudo, precipitan estas acciones o, si no, simplemente sirven ellas mismas de acción y reordenan los ánimos y los purifican. La acción cura; tras ella puede comenzar todo de nuevo. Quizá con menor ingenuidad. También. Las despedidas en el cine casi siempre resuelven; aquí, si alguien tuviera que filmar la mayoría, sería Godard, que frena y secuencia la acción tornándola pausada e imperceptible a ratos. Pero también son buenas las despedidas; como todo lo que es inseguro y temible, y, dada su brevedad, potencian la poesía y avivan la comunicación y la expresividad. Reducen a un momento ínfimo y esencial todo el tiempo compartido por las varias partes que participan en ella. Las partes de una despedida asumen en ese momento la distancia, y empiezan a vivir la situación desde la realidad inminente, quizá por ello sean más expresivas que la cotidianeidad, porque la pérdida ya es asumida. Las despedidas demuestran una aliteración de la vida. ¿Por qué dejamos para el final de la narración todo el sentido de lo que hemos estado viviendo, o sólo ensayando, anteriormente? ¿Por qué vivimos adelantando el trabajo tan tedioso a ratos de resultar superfluos, y relegamos lo esencial al momento más fugaz de todos? Héctor es el preludio a una despedida que se prolonga durante tres semanas; es un tiempo breve para arreglar todos los malestares de varias vidas, pero sirve de acción y los resuelve. La despedida lo soluciona todo de tal modo, que, finalmente, el que marcha puede regresar ya desprendido de sus inquietudes. Sólo se está preparado para marchar cuando también se está preparado para volver. «Héctor volvió cuando por fin ni Sofía ni yo le reteníamos. Me parece que uno está libre cuando supone que volver atrás no significa rendirse».
EXTRAS
Helena Tramunt
LOS AIRES DIFÍCILES
Jorge Villalobos
[escena: Juan vuelve con Charo, su amor del pasado que lo rechazó de joven.] Miénteme, con tu labio y otros látigos. Si no te importo, dime que me quieres como el amor, la vida, la amistad: con un oxígeno de alas, y engáñame. Porque hace frío, y es cualquier pasado una bella mentira en que morir. Ser feliz es vengarse de este mundo. Pero cicatrizar tanto pasado no es fácil, tanto arrodillar, sin lucha, el hombre herido a golpe de cenizas. Adiós, amantes. Adiós al recuerdo, anclado como un latido en mi sombra. Prometer es volar, aunque nos duela. Miénteme, de ti quiero hasta la herida.
QUINCE AÑOS Y UN DÍA
Sonia Marpez
ELS NENS SALVATGES
Juanje Farfán
—Siempre lo hacen— Y maquillarán un inocente inconformismo con la más macabra de las máscaras de Halloween, para luego hacer de la rabia un pecado en sí mismo, y del pecador, un condenado al abismo. Así dictan su fin. —Siempre lo dictan— Y querrán que aguardemos a su cinismo con la más férrea de las calmas, para poder así probarnos a todos sumisos, como domesticados del alma. Seres indignos. —Siempre nos niegan— Y nos harán creer infértiles de ideas y faltos de realismo por los más sinceros e inciertos deseos, para más tarde perpetuar así entre todos el mecanismo de la inseguridad y el miedo en un chasqueo. Intrincado laberinto. —Siempre nos temen— Y nos evitan y nos miran de forma impertinente por la más sana de las insolencias, que es vivir con el descaro por bandera siempre para hacer honor a nuestra existencia, que es puro accidente. —Siempre nos mienten— Por eso nos llamarán salvajes.
CALLBACK
Añeta Martin
TRES DÍAS
Ana Patricia Moya
Tres horas. Tachó todo lo anotado: dejar flores en la tumba de los abuelos, almorzar con padres y hermanos, jugar con los sobrinos en el parque, presentar la dimisión al jefe, tatuarse el antebrazo, escribir una canción, bañarse desnudo en el lago de la montaña, tocar el piano en aquel viejo hotel, recoger a su mejor amigo del pueblo, robar en unos grandes almacenes, organizar una cena inolvidable para las dos personas más importantes de su vida. Dos horas. Salió de la ducha; después de afeitarse, preparó mantel, platos y copas en la terraza; colocó un cd en el reproductor de música; escuchó la puerta abrirse: había llegado su chica; el propietario del piso la invitó a disfrutar de los manjares servidos en la mesa. Una hora. Ambos comían y bebían, resignados: aquella misma noche un meteorito impactaría contra el planeta, y tenían más que asumido que aquella sería la última cena. Se hacía tarde; ella, inquieta, preguntó por qué el tercer invitado se retrasaba; él respondió que estaba dentro del maletero de su coche, muerto; el silencio se apoderó de ella que, desconcertada, observó cómo él se levantaba del taburete y extraía del bolsillo del pantalón una pistola para apuntar a su cabeza; murmuró «te quiero» y disparó a bocajarro; el cuerpo se desplomó, el asesino, ni se inmutó: prendió un cigarrillo y contempló como sangre y sesos se derramaban por las losas. De fondo, en los altavoces, la perfecta banda sonora: Jim Morrinson y su“this is the end, my only friend, the end”. El horizonte ardía: el mundo se acababa, sí, pero el suyo se acabó hacía mucho, mucho tiempo. «Ahora sí. Este es el fin», susurró. Arrojó lo que quedaba del cigarro al suelo, inspiró profundamente, se metió el cañón en la boca. Antes de apretar el gatillo, pensó en la deslealtad de su mejor amigo, casi un hermano, con su novia, que desde hacía años compartían gemidos en la cama de aquel mismo apartamento; también pensó en lo fácil que resulta purgar los pecados con tres balas.
SEXO POR COMPASIÓN
Jess B
BAJO LAS ESTRELLAS
Gabriel Noguera
Pero tú me prometiste una paja cuando éramos unos chavales, Nines, y la palabra de una persona ha de ser sagrada. ¿Qué nos queda si no es así? Pues la ley de la selva, claro. ¿Cómo podemos confiar los unos en los otros si no respetamos las promesas? Qué es una paja de menos en el esquema del universo, dirás tú, pero sienta un peligroso precedente, Nines. No es que la sociedad se tambalee de inmediato cada vez que una chica le promete una paja a un chico y luego nada, pero es una grieta en los cimientos o el principio de una avalancha que puede arrasarlo todo. No te tenía yo por una nihilista.
M A C G U F F I N S