Titulo: Cuentos de Infantil 4 años.
Dirigido por su tutora: Pepi Rite Producido por: los padres y madres de los alumnos y alumnas de infantil 4 años Editado por: CEIP José Nogales. Curso 2011/12
GATUTO , EL TRAVIESO.
Gatuso era, como todos los gatitos jóvenes, alegre y juguetón, y, muy, muy travieso. Todos los días hacía alguna trastada. Hoy empezó tirando un jarrón con flores. Aburrido salió del jardín y se encontró con su vecino que, además de gamberrear, era mayor que él y muy resabiado.
Le convenció para salir de aventuras a través del bosque. Gatuso no dudó y siguió detrás de su amigo, convencido de que iba a pasar un buen día descubriendo nuevos lugares y otros compañeros. Pero en realidad, el viejo gato quiso gastarle una broma y se marchó dejando a Gatuso solito. Unos pajaritos llegaron en su ayuda llevándole un teléfono móvil.
Que habían encontrado - Llama y pide ayuda- le dijeron. Gatuso llamó al servicio de emergencia y amablemente avisaron a su papá y a su mamá gata que fueron a recogerlo al bosque.
Todo quedó en un pequeño susto y una buena lección para el pequeño y travieso gatito. Desde entonces ya tuvo cuidado con ciertas amistades y se dedicó a jugar en su jardín y a pasatiempos más provechosos, como pintar y leer cuentos.
FIN Elisa Maestre Gómez
ALEJANDRO EN EL PAÍS DE LOS DINOSAURIOS
Había una vez un niño que se llamaba Alejandro y vivía en el país de los Dinosaurios. Su mejor amigo es un dinosaurio llamado Rino que era tan grande que no cabía en ningún lado, y, Alejandro tan pequeño que cabía en un dedal. A los dos se les cayó un diente y lo pusieron debajo de la almohada para que el ratoncito Pérez los recogiera.
. En la madrugada, mientras todos duermen, el ratoncito Pérez dejó una moneda en la almohada de Alejandro para que se comprase lo que quisiera. Pero al llegar a la cueva de Rino , su diente era tan grande que el pobre ratoncito no podía con él, y pensó:
- ¡ Voy a buscar al dragón Danilo que con su fuerza me ayudará a llevarme el diente de Rino!- se dijo para sí. Cuando el ratoncito Pérez le pidió ayuda al dragón Danilo, no lo dudó ni un solo segundo y entre los dos sacaron el diente de Rino.
A la mañana siguiente Alejandro y Rino cogieron sus monedas y decidieron compartirlas . Con la moneda de Rino, compraron un juego muy divertido y con la de Alejandro, compraron un helado.
Y colorín, colorado el cuento de Alejandro y Rino se ha acabado.
FIN
Ana Isabel Grueso Calle
Un caballo llamado Garantía. Había una vez un caballo que se llamaba Garantía y siempre estaba encerrado en su cuadra, porque era un poco malo y s escapaba si la puerta estaba abierta. Por esto el pienso y el agua se lo echaban dentro, para que no escapara y se hiciera daño.
Mis papás y yo vamos todos los días a echarle de comer, para que ponga grande. A mi papá se le ocurrió un día amarrarlo con una cuerda para que le diera el sol y comiera hierba. El caballo se puso muy contento, saltaba mucho y corría muy ligero por el campo.
Al atardecer mi papá lo encerró en la cuadra y se puso triste. Al día siguiente, cuando salí del colegio y comimos, nos fuimos a darle de comer, como todos los días, y lo sacamos otra vez a correr, a jugar con los demás caballos. Y se puso muy contento Al rato llegó mi abuelo y le dio mucho “micaero” para enseñarlo.
Mi caballo se puso grande con el tiempo. Y a, mi abuelo, le había dado mucho “picaero” y era bueno. Un día le pusimos la montura al caballo y nos montamos mi abuelo y yo. Dimos un paseo por el barrio y el caballo no hacía nada. Entonces decidimos sacarlo todos los días y de dar un paseo diario con mi caballo.
Yolanda Martínez
FIN
El cazador y los animalitos. Juan Antonio era hijo de un cazador y vivía muy feliz en el bosque rodeado de un montón de amiguitos: ciervos, pájaros, perros, patitos, ardillas… y no paraba de jugar con ellos. Todas las tardes iba y les echaba de comer para que nunca pasaran hambre.
Pero al llegar el invierno los animalitos se escondían en el bosque para protegerse del agua, y del frío. Juan Antonio estaba muy triste porque ya no los veía , ni podía jugar con ellos.
Así que pensó que les haría una casa para el invierno. Así los podría ver todos los días. Así que un día soleado de invierno vinieron todos los animalitos y le ayudaron a hacer la casita. El ciervo buscaba palos, los pájaros hierbas para el tejado…Entre todos terminaron la casita.
Pero cuando estaba ya terminada vino por l anoche un lobo e intentó derribarla. Juan Antonio y su padre corriendo cogieron la escopeta, tiraron dos tiros al aire , asustando al lobo, que salió corriendo “con el rabo entre las patas” para no volver jamás. Juan Antonio y los animalitos fueron muy felices.
Carolina García Bermejo
FIN
El bosque encantado. Érase una vez un pueblo en el que vivían muchos ancianos y dos niños, que se llamaba Chun y Rosana. Un día decidieron escaparse del pueblo para conocer algo más allá de dónde vivían. Cogieron un panecillo y una botella de agua , pues eran muy pobre, y emprendieron el viaje.
Al cabo de dos horas empezaron a meterse en un bosque que no habían visto nunca. Chun le decía a Rosana que esto no le estada gustando. En un momento, y, a medida que andaban, el bosque se oscurecía. De pronto
Al andar unos 100 metros vieron algo extraño…una cueva que estaba llena de espigas, pinchos y, alrededor, árboles con frutas, pero eran frutas malas. Decidieron dar la vuelta, pero el bosque se había cerrado . Era todo igual por todas partes. Entonces, se encontraron la entrada de un laberinto.
Decidieron entrar . Allí se encontraron un gusano muy, muy grande, que hablaba. Le preguntaron qué quién era y él respondió que era el dueño del bosque. Ellos le dijeron que querían volver al pueblo y el gusano les contestó: - Vale, con una condición- dijo el gusano – que jamás vuelvan a escaparse . Los niños se lo prometieron y el gusano les dijo: - cerrar los ojos, contad hasta diez, y, cuando los abráis. Volveréis a estar en vuestra casa. Y así fue. Los niños nunca más volvieron a escaparse y juraron no contarle a nadie lo que habían vivido.
Bella Rodríguez
FIN
El jabalí cobarde. Érase una vez un jabalí llamado Tico. Era marroncito con unas rayitas muy pronunciadas y de cuerpo serrano. Un día salió del bosque a dar un paseo, y, de pronto¡¡¡puf!!!ya Tico estaba tembloroso, cuando dijo: - ¡¡Oh!! No sé si seguir adelante , podría salir algo. Cuando ¡¡¡plaf!! Era un ratoncito pequeño, pero Tico se echó a correr. Se escucha: - ¡Eh, tú! ¿ Quién eres? No te vayas, no te voy a hacer nada. De pronto se paró y giró la cabeza diciendo: - Soy Tico, pero ¿ de verdad que no me harás nada? - No- dijo el ratón- Soy mucho más pequeño que tú. Me llamo Capitán.
- Vengo todas las mañanas a recoger lagunas bellotitas. Bueno, ¿ tú qué haces por aquí? -Yo, bueno- dijo con voz bajita- estaba dando un paseo para buscar algo de comida,y, …vi estas bellotas jugosas. Tras una larga conversación, Capitán dijo:
- Pues, mira, te voy a llevar a un lago donde hay agua fresquita y nueces muy ricas. Al llegar Capitán dijo: - Yo te he traído ¿puedes abrirme unas nueces con tus colmillos? -Sí, no te preocupes-dijo Tico.
Ya los dos amigos salen todos los días al bosque, juntos en busca de agua y comida.
Tico se sentía acompañado y Capitán se encontraba sus nueces abiertas. Así que decidieron estar siempre juntos. Tico aprendió que el miedo no era nada y una buena amistad lo es todo.
Colorín,
colorado
este
cuento
Sergio Feria
FIN
se
ha
acabado.
Los tacones mágicos. Érase una vez un niña llamada María que le gustaba mucho bailar. Todos los días iba a clases de baile y se ponía unos tacones mágicos.¿ Sabéis por qué eran mágicos? Porque cada vez que María se los ponía decía que se sentía en las nubes y bailaba de maravilla. Un día, camino del baile
María metió el pie en un alcantarilla, y, ¿sabéis lo que pasó? Pues que el tacón se partió. María, muy disgustada por lo sucedido, se fue a casa y se lo contó a su mamá. Ésta le dijo que no tenían dinero para llevar el tacón al zapatero. Pero su mamá tuvo una idea brillante.
Le dijo a María que haría un traje de gitana, puesto que ella era costurera,y,, con el dinero que sacaran llevarían el tacón al zapatero. Cuando la mamá se encontraba confeccionando el traje, pasó una niña llamada Laura y le dijo: -¡oh! ¡qué traje más bonito!
- Lo está haciendo mi mamá para venderlo –dijo María. - Pero yo no puedo comprarlo- dijo la niña. María le explicó que con el dinero llevarían su zapata al zapatero. Entonces a Laura se le ocurrió una idea fantástica: - Mi papá es zapatero, yo le diré que te arregle los tacones- dijo Laura.
- Y yo, le diré a mi mamá que el traje de gitana que está haciendo sea para ti-dijo María. Las dos niñas se pusieron muy contentas porque María tendría sus zapatos mágicos arreglados y Laura, el traje de gitana que tanto le gustaba.
Carmen Díaz Alcuña.
FIN
La historia del coche. La historia del coche con piula que le duraban tres días, y, así, siempre. Un día, hablando con otro niño que tenía otro coche igual, llegamos a una conclusión. Él no compraba las pilas en la misma tienda
Yo le dije dónde compraba las pilas mi padre, y, él me dijo dónde las compraba el suyo. Y, había una diferencia de tres euros.
- Buenos días- dijo mi papá. - ¿En qué puedo ayudarles?- dijo el dependiente. - Buscamos un paquete de pilas para este coche, para cambiar las viejas-le dijimos. - En seguida se las traigo. Aquí las tienen. Son cinco euros- dijo el empleado.
Y salimos de la tienda y nos fuimos a una explanada para probar el coche , y, nos duró un mes. caro”
Paradoja: “ Si quieres calidad hay que pagarla , lo barato sale
José María Rivera Bermejo
FIN
El abuelo Pastor Érase una vez un abuelo pastor que tenía un rebaño de ovejas metidas en el postero,y, un perro de la raza mastín, muy grande. Tiene una cabaña con su cama, su cocina y sus tinajas de barro con sus quesos de aceite.
Por la mañana, al amanecer, el abuelo sale a pastar con su rebaño, pero antes prepara su comida y la guarda en mochila, el barquino, lo llena de agua. Cabezo arriba, cabezo abajo, hasta llegar al regajo donde paran las cabras a beber. Después de tanto andar, toca comer un trozo de salchichón y un buen trozo de queso con pan.
Estaba bajo la sombra, y, de pronto apareció una vaca bravía. El abuelo echó a correr, miró a todos lados, a ver si había algún árbol, pero sólo había jaras y arbustos. La vaca lo embistió y lo revoloteó una y otra vez.
Hasta que cogió un puñado de arena y se lo tiró a los ojos, y, así pudo escaparse. Tuvo que esperar a que se fuera. Al anochecer estaba dolorido y se fue al postero con el rebaño. Separó los chivillos de sus mamás, para poder ordeñarlas, y, así, poder hacer los quesos que después vende.
María del Socorro Martínez López
FIN
Doroteo y sus pulgas Era una mañana soleada y muy calurosa. Todo el mundo salía a pasear con sus perros al parque. Y allí estaba Doroteo, un perro muy peludo, que tenía muchas pulgas porque nunca se había bañado y no tenía dueño. Él estaba contento porque así ningún perro se le acercaba, porque a él no le gustaban los perros pijos.
Con sus collares antipulgas y bien perfumados. Él estaba acostumbrado a su olor y a sus pulgas. Pero una mañana un hombre e le acercó por detrás, lo cogió descuidado, y se lo llevó a su casa. Doroteo, asustado, intentó escapar, pero era muy difícil salir de aquella casa.
El buen hombre lo bañó y le compró un collar antipulgas, lo que Doroteo odiaba tanto. A la mañana siguiente el hombre sacó a pasear a Doroteo, con su bonita melena y, además, sin pulgas.
Allí en el parque se encontró con todos esos perros que tanto odiaba. Todos los perros se le acercaron asombrados, pero tan disgustado estaba, que en un descuido del hombre, se escapó y volvió a ensuciarse y coger sus queridas pulgas. Y así consiguió se r feliz Doroteo y sus pulgas.
Juan Manuel Macías.
FIN
El gusanito Martín. El gusanito Martín vivía en el bosque de las flores de colores. Hacía sólo unos días que llegó de otro lugar. Martín se sentía muy solo porque aún no tenía ningún amigo , jugaba solo, corría solo, iba al colegio del bosque solito. Una mañana, mientras caminaba para llegar al colegio, se le acercó una hormiga y le dijo: - ¡Hola! ¿ Cómo te llamas? - Martín- contestó el gusanito. - Ven conmigo, vamos juntos al cole- dijo la hormiguita. Martín estaba contento porque por fin tenía un amigo. - Yo me llamo Margarita- se presentó la hormiga. Los dos caminaron hacia el colegio y se encontraron a Marcelo, el caracol. - ¡Qué bien otro amigo nuevo! Dijo Marcelo. Martín estaba muy contento, ya tenía dos amigos. Se encontraron a Lucía, la mariquita, y Martín estaba súper contento. Los cuatro amigos iban juntos al colegio, daban largos paseos por el bosque, se bañaban en el río…todo lo hacían juntos y nunca se separaban . Los amigos de verdad están para ayudarse y respetarse en todos los momentos de la vida.
Lola. FIN
Ciudad Sirena Érase una vez una ciudad situada en el fondo del mar, en un lugar privilegiado , las casas tienen forma de conchas y corales. Allí todas las sirenas del mar, tan brillantes como los peces y bellas como las mujeres, en definitiva, espectaculares.
La sirenas iban a clase de música con el señor Besugo, que ra un experto en música clásica. La sirenas se lo pasaban muy bien y a la misma vez relajaban a todos los peces que por allí pasaban. Soli era la única sirena que no tocaba ningún instrumento, a ella le gustaba cantar y lo hacía de maravilla.
Fue transcurriendo el tiempo y por fin llegó el día de fin de curso y todas las sirenas estaban preparadas para la actuación final. Todo estaba apunto, el escenario, los focos, y, como no, todas las sirenas subieron al escenario y fue todo un éxito. Todos los peces estaban sorprendidos, cuando escucharon a esas sirenas espectaculares.
Y colorín, colorado este cuento se ha acabado. María del Reposo Ramos Carrero.
FIN
Zenón, el egoísta. En las profundidades de un océano muy lejano vivía Zenón, el gran pez. Este océano estaba lleno de corales y de grandes cuevas. Zenón era muy fuerte, rápido y astuto, y buscaba comida en sitios a los que sólo él llegaba, pues siempre le gustaba descubrir nuevos lugares. Podía comerse todo lo que quisiera, peces grandes, medianos y pequeños. Todo de un solo bocado.
Pero lo que más le gustaba eran las conchas doradas que sólo él encontraba. Zenón era famoso por su fuerza y velocidad, pero también era egoísta porque no compartía nada de lo que encontraba. Los demás peces que vivían a su alrededor sólo comían las migajas de conchas que él dejaba. Un día ocurrió que una de las conchas doradas que fue a comerse era dura como el acero.
Al intentar partirla, sus dientes se rompieron. Esto resultó ser una desgracia para Zenón, ya no podía masticar. Decidió pedir ayuda a los demás peces, pero estos le recordaron que él nunca daba nada y decidieron abandonarlo. Así, Zenón se convirtió en un pobre pez solitario y hambriento. De esta forma se dio cuenta de que si quería recibir algo tendría que ser generoso
Y compartir con los demás lo que él tuviese. Como era un excelente descubridor de conchas se ofreció para llevar a los peces al lugar donde se encontraban las mejores conchas. Así, todos quedaron encantados, los peces comían conchas deliciosas y, al mismo tiempo, se las partían a Zenón para que pudiera alimentarse.
Padres de Irene Cuesto Castilla.
FIN
Este cuento se ha realizado con el ánimo de hacer partícipes a las familias de nuestro Proyecto Lector.
Queremos que los niños y niñas lo disfruten, saboreen el trabajo realizado por sus padres y madres, con su esfuerzo personal . El cuento ha sido realizado por las familias de los alumnos/as de Infantil 4 años y, posteriormente se han hecho los arreglos en ordenador en el Centro.
Queremos darles las gracias a todas las personas que han participado en el Libro y animarles para próximas ediciones.
El cuento se distribuirá a todas las familias, gracias a la colaboración del AMPA.
El ceip José Nogales presenta este cuento el “Día del Libro” del curso 2011/12.