3 minute read

DOÑA OFELIA GUARIN GARZON

Next Article
ENTRETENIMIENTO

ENTRETENIMIENTO

EL APRENDIZAJE EN UNA FAMILIA CAMPESINA TRADICIONAL

Doña Ofelia es una mujer de buen hablar y mente critica. Al contarnos sus orígenes apela a sus recuerdos y con su narrativa propia va describiendo de manera continua sus querencias más lejanas. "Mi nombre María Ofelia Guarín Garzón, nací en 1961, aquí en esta vereda de Abreo. Hago parte de una familia campesina tradicional, compuesta por papá, mama y 11 hermanos. Yo soy la quinta de esta familia. Mi papá es nacido aquí en Abreo, pero mi mama es de la vereda de San José de las Cuchillas. Todos nosotros desde muy niños aprendimos a asumir responsabilidades en la casa: proveíamos agua para la casa, conseguíamos la leña para el fogón y cuidábamos de nuestros hermanitos menores, pero a la vez, aportábamos la mano de obra que nuestro papá, el señor de la casa, requería para el campo. Por eso desde muy pequeña, aprendí muchas de estas labores. Al pie de mi papá, aprendí a trabajar en el campo. Nosotros nos íbamos a coger el frijol, maíz, tomate, en los raticos libres.

Advertisement

Estudie mi primaria en tres escuelas: aquí en Abreo, luego en otra vereda vecina y el último año de la primaria, lo hice en el pueblo, pero estudiando sábados y domingos porque en la semana quedaba muy difícil, por mis obligaciones en la casa. En mi familia todos hicieron el bachillerato por radio". Doña Ofelia cuenta que su rutina cotidiana, durante su niñez hasta terminar la primaria, consistió en madrugar a las 5 de la mañana y realizar los destinos hasta las 8 de la noche, en que a la luz de las velas terminaban las tareas. Acto seguido se rezaba el rosario y terminado este, todos se acostaban a dormir. Dicha rutina no vario mucho en la juventud.

"Mi papá, fue un gran líder comunal, él era presidente de la organización comunal y su familia era de las que más tenía que trabajar, en los eventos como las romerías, festivales y obras para promover el bienestar y el desarrollo comunitario. Ahí aprendí las labores de aporte social, de asociatividad, del trabajo comunitario. Ahí empecé este proceso que no ha terminado y que sigue aún en construcción". Al seguir ahondando más de ese mundo rural que doña Ofelia, vivió en el pasado, nos damos cuenta que en ese entonces, si bien las cosas eran muy difíciles, se encontraban soluciones positivas para las mismas. Ella recuerda, que para solucionar la búsqueda del agua, su padre logra conseguir un ariete. Con el ariete se subía el agua hasta la casa, cuando había un buen caudal. Pero en épocas de intenso verano, solo trabajaba unas pocas horas, lo que los obligaba a proveer de manera artesanal, el suministro del agua que se necesitaba en la vivienda.

"En ese tiempo mi papá tenía sembrados de maíz, frijol, papa, arracacha, habichuelas y cebollas. También había dos o tres vaquitas de producción de leche. El tomate de aliños fue de los últimos cultivos que se llegó a sembrar en la finca”.

Haciendo memoria, doña Ofelia relata que la finca familiar empezó tener relevancia, cuando ya sus hermanos mayores tenían entre 16-18 años y que se convirtieron en apoyo constante para su padre. Esa fue una etapa en que la finca mostraba muy buena producción. Todos manejaban azadón, machete, pico, las herramientas tradicionales para las tareas del campo. Todo en la finca era un trabajo familiar. De su conversación nos damos cuenta que su padre hizo en un principio, su trabajo con los saberes que había aprendido de su familia.

Foto de doña Ofelia Guarín en la labor de ordenar

This article is from: