Subtipos del texto expositivo-explicativo1 A diferencia de otros, el texto expositivo-explicativo no tiene una única superestructura, sino diversas formas de ordenar el discurso. Por esto, varios autores han hablado de diferentes categorías o subtipos básicos de organización; entre ellos Kintsch y Yarborough (1982), quienes presentan la siguiente clasificación por categorías: identificación, definición, clasificación, ilustración, comparación-contraste, análisis. Otra tipología muy utilizada es la de Meyer (1984), quien distingue cinco formas organizativas de los textos expositivos: 1. problema-solución, 2. causa-consecuencia, 3. comparación, 4. descripción, 5. secuencia. W. Kintsch y J. J. Yarborough (1982)
B. Meyer (1984)
1. Identificación
1. Problema /solución
2. Definición
2. Descripción
3. Clasificación
3. Secuencia
4. Ilustración
4. Causa / consecuencia
5. Comparación / contraste
5. Comparación
6. Análisis Subtipos de organización texto expositivo según Kintsch/Yarborough (1982) y Meyer (1984)
Las categorías de Meyer, con las cuales trabajaremos, responden a las siguientes definiciones: 1. Problema-solución Esta estructura aparece cuando el autor plantea un problema o un interrogante al que trata de dar respuestas o posibles soluciones a lo largo del texto. La idea principal de este tipo de textos se organiza en dos partes: una se refiere al problema; la otra, a la solución. Otra forma de estructuración puede ser pregunta-respuesta; en otras palabras, este subtipo ordena la información en torno a dos categorías básicas: problema y solución, que
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Contenido adaptado del libro Didáctica de la comprensión y producción de textos académicos. Zahyra Camargo, Graciela Uribe y Miguel Ángel Caro. Universidad del Quindío, 2011.
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mantienen entre sí las siguientes relaciones: a) Una relación temporal, es decir, el problema resulta anterior en el tiempo a la solución; b) Un vínculo causal, de tal forma que la solución resuelve parcial o totalmente el problema; y c) Un solapamiento, cuanto menos parcial, entre las proposiciones o ideas que expresan el problema y las que sirven para exponer la solución. El subtipo problema/solución suele utilizar conectores o marcas textuales que indican al lector la presencia de este tipo de estructura, por ejemplo: “La solución que proponemos...”; “las causas del desbordamiento fueron... y por lo tanto es necesario...”; “el calentamiento global del planeta está causando... en consecuencia se tomarán medidas...”; “las determinaciones que deben adoptarse...”. Ejemplo: En la actualidad el tema de la piratería en internet preocupa no sólo por las implicaciones macroeconómicas que arrastra, sino también por las consideraciones éticas que de su práctica se desprenden. Si bien las empresas buscan permanentemente soluciones más efectivas para controlarla, las distintas modalidades que registra este fenómeno invocan medidas igualmente diversas. Uno de los problemas es el de la criptografía, gracias a la cual sistemas electrónicos validan las identidades de quienes supuestamente han comprado una licencia de funcionamiento de un programa. Ante esta amenaza, las empresas han diseñado sistemas que facilitan la compra directa del producto a través de internet. Obviamente, dicho remedio trae nuevas complicaciones, no sólo por la exclusión masiva que engendra a quienes carecen de dinero plástico, sino también porque incentiva la clonación de tarjetas de crédito. Esto ha llevado a que las empresas creativamente promuevan tentadoras ofertas de licenciamiento de productos a muy bajos costos y todo tipo de amnistías que traen consigo la inclusión de programas y utilidades adicionales. Sin embargo, expertos en marketing afirman que por más tentadoras y creativas que sean las ofertas, de nada valdrán si el aparato educativo no arriesga acciones que ayuden a corroer la cultura del pirata que tantos émulos de Francis Drake despierta entre los jóvenes de hoy.
Un esquema para representar su organización sería el siguiente:
Esquema 6. Subtipo problema - solución
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2. Causa-consecuencia La estructura de causa-consecuencia aparece cuando el autor plantea un hecho o fenómeno del cual analiza sus causas u orígenes. Presenta una relación de causalidad en torno a dos categorías: antecedente y consecuente; dicho en otros términos, existen entre ellas: a) una relación temporal: los antecedentes preceden a los consecuentes; y b) unos vínculos causales: los antecedentes facilitan o son una condición necesaria y suficiente para que aparezcan los consecuentes. La presencia de estas relaciones puede señalarse con abundantes conectores lógicos y organizadores discursivo-textuales como los siguientes: entonces, por consiguiente, por ello, puesto que, porque, luego, de suerte que, así que, por (lo) tanto, por (ello) eso, en consecuencia, ya que, en virtud, de ahí que, por esta razón, son originadas por…, la causa fundamental de..., la explicación de..., por lo cual puede sostenerse que..., se sigue que..., tiene como resultado..., el desencadenante de..., el factor responsable de..., etc. Ejemplo: La portabilidad es una de las condiciones más importantes que deben reunir los archivos que circulan por internet. Esto le ha supuesto a la industria informática la creación de formatos cada vez más livianos que se puedan cargar en el menor tiempo posible una vez que el usuario acceda a un sitio de la red. De ahí que a la hora de diseñar páginas web se proceda a la conversión de la información a pequeños archivos multimediales del tipo gif y jpg en imagen, mp3 y midi en sonido, o avi y mjpeg en imagen.
Esta estructura se podría esquematizar de la siguiente forma:
Esquema 7. Subtipo causa-consecuencia
3. Comparación/contraste
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Esta organización es propia de los textos en los que se contraponen dos entidades o fenómenos entre sí, a partir de la cual se notan sus diferencias y semejanzas. Existen tres variantes en la comparación: a) Alternativa, cuando los hechos o fenómenos poseen el mismo peso o valor; b) Adversativa, cuando una de las opciones aparece como preeminente en relación con la otra; c) Analógica, en la que uno de los argumentos sirve como ilustración de otro previamente establecido. También en este caso el argumento que funciona como ilustración se subordina al primero. No obstante, en las tres formas de comparación no existen limitaciones de carácter temporal o causal. La estructura de comparación-contraste aparece en un texto cuando el objetivo principal es examinar las relaciones entre dos o más cosas o entre grupos de elementos. La comparación se da al analizar tanto las semejanzas como las diferencias, mientras que el contraste únicamente se centra en estas últimas. Esta estructura puede gozar de una variedad de componentes organizativos, según la cantidad de diferencias y similitudes que incluya el autor. Algunos de los organizadores textuales que indican este tipo de distribución son: a diferencia de..., en comparación con..., del mismo modo que..., se asemeja a..., es equiparable a..., tan (to)...como, es lo mismo que..., hace pensar en..., es semejante a..., de análoga manera..., como quiera que sea..., pero..., mientras que..., en contraste con..., por el contrario..., sin embargo..., por otra parte..., etc. Ejemplo: La historia de los arreglos vocales en la música andina colombiana registra dos fenómenos antitéticos: el de voces por terceras paralelas y el de voces por intervalos abiertos. El primero, que nos recuerda las propuestas de los duetos más tradicionales (como Garzón y Collazos o Silva y Villalba), se caracteriza por una segunda voz enteramente mimética que sigue el comportamiento melódico de la principal, sólo separada por intervalos de tercera; su efecto puede describirse como el de una segunda voz sumisa que persigue por el pentagrama a la primera. En cambio, el otro modelo, propio de duetos más recientes (como Nueva Gente, Lluvia y Rocío o Diana y Fabián), propone una segunda voz regida por movimientos independientes de los descritos por la melodía, esta vez en intervalos distintos, de acuerdo con los acordes del arreglo instrumental. En este caso, el efecto conseguido es el de una segunda voz emancipada e impredecible que se acerca o se aleja caprichosamente de la primera, de acuerdo con el timbre y tesitura de los intérpretes.
A continuación, se muestra un ejemplo de esta estructura:
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Esquema 8. Subtipo comparación/contraste
4. Secuencia Esta forma organizativa muestra cómo las ideas o acontecimientos se relacionan con base en algún rasgo común. Los argumentos pueden ser agrupados en una secuencia temporal, a través de un vínculo de simultaneidad o mediante un lazo asociativo inespecífico. En cualquiera de los casos, los diferentes argumentos manifestados en este esquema / relación poseen el mismo valor. En otras palabras, se describe una serie de hechos sucesivos o los pasos que se dan en un proceso, de tal forma que no se puede suprimir uno de ellos sin que se pierda el sentido de toda la serie descrita. En ella se añaden algunos componentes como el orden y la secuencia de los elementos. Las marcas textuales o señales presentes en los textos que activan esos esquemas retóricos son recursos tipográficos como números o letras para enumerar hechos o fenómenos que permiten la organización interna del texto o expresiones como: hay varias... que..., en primer lugar..., en resumen..., en pocas palabras..., por un lado..., por otro..., finalmente..., por último..., para empezar..., para acabar..., en el pasado..., después..., por la noche..., durante la primavera..., además..., incluso..., también..., más allá de..., entonces..., pues bien..., a propósito de..., es más..., con todo..., asimismo..., igualmente..., respecto de..., conforme a..., para abreviar..., los pasos para..., las etapas..., los estadios..., etc. Ejemplo: El proceso de producción del material sonoro de una lengua se realiza por medio de tres mecanismos biofisiológicos consecutivos: respiración, fonación y articulación. El primero provee al sonido de su materia prima indispensable: el aire espirado. En esta fase
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intervienen todos los órganos del aparato respiratorio (fosas nasales, laringe, tráquea, bronquios, bronquiolos y pulmones). La segunda etapa del proceso –fonación– se origina cuando el aire atraviesa la laringe. Allí la compleja interacción que se produce por la vibración de cuerdas vocales y la abertura que dejan entre sí (glotis) provoca un sonido primitivo. Este, finalmente, en la cavidad buco-faringeo-nasal, refinará sus características por el contacto con puntos y fijos móviles, en lo que se conoce como articulación.
Esquema 9. Subtipo secuencia
5. Descripción En principio, vale la pena mencionar que la descripción no ha merecido mayor atención desde una perspectiva didáctica, a pesar de que en las distintas interacciones sociales (reuniones, denuncias, informes, clases, conferencias, anuncios, indicaciones, citas médicas y odontológicas, atención al usuario personal y telefónicamente), se haga uso de este subtipo. La descripción es también importante para disciplinas tales como la geometría, la geografía, la etnología, la botánica, la medicina...y, en general, como técnica de investigación en las ciencias humanas, porque supone saber sobre las palabras (competencia léxica del descriptor), saber sobre el mundo (competencia enciclopédica) y saber sobre los esquemas y tablas de clasificación (competencia taxonómica). Sin embargo, la preponderancia literaria que se ha concedido a la descripción ha centrado los estudios primordialmente en esta función. Con la descripción se representa lingüísticamente el mundo real o imaginado y se expresa la manera de percibir el cosmos, mediante los sentidos y a través de la mente que recuerda, asocia, interpreta. Se aplica tanto a estados como a procesos y se realiza según un 6
punto de vista. De igual manera, está condicionada por el contexto y orientada por el propósito comunicativo, que en el caso de la tipología expositiva es, predominantemente, informativo. Responde a preguntas tales como: ¿Qué es?, ¿Cómo es?, ¿De qué partes consta?, ¿Qué hace?, ¿Para qué sirve? En este tipo de organización, los elementos son agrupados en torno a dos categorías: el tema y los descriptores. Aquí el tema o la entidad objeto de descripción está en una posición jerárquica superior a los elementos que actúan como descriptores: rasgos, atributos, características, representados por sustantivos relativos a edad, fechas, estaciones, medidas de tiempo, espacio, peso, adverbios de cantidad, tiempo, modo. Esta superestructura se distingue, además, por la presencia de enlaces o conectores: “puede explicarse como...”; “puede describirse como...”; “es un método para...”. Ejemplo: En la película de las Aventuras del Barón Munchausen aparece un particular instrumento musical cuya presentación y funcionamiento se asimilan a los de un órgano tubular. La consola y la tubería mantienen a grandes rasgos la forma original. Propiamente el cambio que determina la producción de los sonidos viene dado por el sistema que conecta los teclados y los registros a la caja de válvulas, a la que se le denomina secreto. En este caso, el secreto del instrumento no es otro que un buen número de esclavos de complexiones diversas que profieren toda suerte de alaridos cuando reciben la percusión directa de mazos y lanzas en distintas partes del cuerpo. En última instancia, el sistema de tubos sólo opera como resonador de una caja de tortura en la que cada sujeto aporta escalas y tesituras particulares no sólo desde sus quejidos, sino también desde la zona corporal impactada por los objetos afilados que la presionan. De esta manera, podemos imaginar un instrumento sui generis que imita el timbre armónico del órgano en el registro de vox humana y que le incorpora el registro percutivo, por demás carnavalesco, de carne humana.
Por la importancia de esta forma, considerada como un subtipo de organización de los textos expositivo-explicativos, resaltaremos algunas especificidades como la definición, las funciones, las señales demarcativas de lo descriptivo, la estructura, las marcas lingüísticas y textuales, estudiadas por varios investigadores: Adam (1987, 1992, 1993); Adam y Petitjean (1998); Reuter (1998); T. Álvarez (1999), ya que aportan indicaciones fundamentales en este dominio. Describir según el D.R.A.E. significa delinear, dibujar, figurar una cosa representándola de modo que dé cabal idea de ella. La retórica clásica distinguía los siguientes tipos de descripción: cronografía (del tiempo); topografía (de lugares y
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paisajes); prosopografía (de la apariencia exterior); etopeya (descripción moral de un personaje); prosopopeya (de un ser imaginario alegórico); retrato (descripción física y moral de un individuo); parangón (combinación de dos descripciones parecidas u opuestas de objetos o personajes); cuadro (descripción plástica de acciones, pasiones, acontecimientos físicos o morales). Según Adam y Petitjean (1982), se diferencian las siguientes modalidades de descripción: ornamental (cumple una función decorativa, subsidiaria, lo que permite que se pueda suprimir sin comprometer la coherencia interna de la historia), expresiva (o explicativa, en cuanto que se presenta como el depositario del punto de vista del autor o del personaje) y representativa (con tres funciones principales: difusión del saber, construcción de una representación y regulación del sentido). Por su parte para Reuter (1998), las seis funciones de lo descriptivo son: o
La construcción del saber. Se relaciona con una proximidad cercana entre lo
descriptivo y lo explicativo. Esto indica que la descripción informa, explica, bajo una forma figurada; dice cómo es algo o alguien; hace comprender, proporciona saber. Esta modalidad informativa de la descripción es básica para comprender, para hacer comprender y para construir un saber. o La evaluativa o argumentativa. Implica ver de una determinada manera. Su función no es neutra: selecciona el objeto, sus partes, sus especificaciones, clasifica, categoriza, adopta un punto de vista y vehicula valores. o La regulativa. Controla las transformaciones de los objetos y de los contenidos de los discursos, tanto de manera retrospectiva como proactiva. o La textualización. Tiene en cuenta todas las anteriores al resaltar cómo la descripción juega un papel importante en la organización del texto (distribuye la información, los saberes y los valores). o La posicional. Sitúa al texto, a su autor y a sus lectores en un campo de práctica y en un cierto nivel de competencia. Esto supone para el autor que la descripción se ubica en un campo específico que puede ser el científico (obedece a normas precisas y se acompaña con alguna frecuencia de comentarios meta-descriptivos, relacionados con
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categorías y funciones empleadas), el estético (el más analizado en cuanto a organización y funciones) u otro. o La gestión de la lectura y de la escritura. Articula las cinco funciones anteriores para participar, de diversas maneras, de la forma de leer y de escribir. Por ejemplo, la descripción puede servir para controlar la comprensión y el interés; puede, además, acentuar ciertos mecanismos en la escritura o imponer determinados procedimientos de trabajo. En cuanto a las señales demarcativas de lo descriptivo, T. Álvarez (1999a) menciona las siguientes: efecto de encaje (texto dentro del texto), anuncios explícitos y con carácter metatextual que indican el tipo de fragmento que sigue; uso de la preterición (consiste en afirmar que vamos a omitir algo que en realidad mencionamos); tono y ritmo peculiares; marcas morfológicas particulares (el presente de testimonio o el imperfecto); léxico específico (términos técnicos); figuras retóricas (metáforas, metonimias, sinécdoques); acumulación de adjetivos epítetos sobre un mismo nombre o proposiciones adjetivas sobre un mismo antecedente; parataxis o yuxtaposición (efecto de lista, rasgo fundamental en lo descriptivo); los verbos ser y estar como introductores de una descripción. En relación con la estructura, se puede plantear que la descripción supone siempre una serie de elementos que se articulan alrededor de un centro temático. No en vano, para Adam, citado por Álvarez (1999a: 26): “la descripción es un tipo de secuencialidad que se apoya en cuatro operaciones fundamentales mediante las que se combinan las macroproposiciones descriptivas, y que son: anclaje, aspectualización, puesta en relación y tematización”. La primera operación, denominada anclaje, puede entenderse como el punto de partida de la descripción y suele coincidir con el título o el tema. Se trata del comienzo de la expansión del mismo, al que se atribuyen las partes o las propiedades. La segunda operación consiste en la aspectualización o segmentación de los constituyentes que integran el objeto y se le considera como el eje primordial del proceso descriptivo. Las dos formas en ella utilizadas son: la enumeración de sus partes y la enumeración de sus cualidades o propiedades. La tercera operación se denomina puesta en relación del objeto
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descrito. Puede llevarse a cabo mediante dos procedimientos: 1) el enmarque situacional que establece relaciones de tipo metonímico ya que nombra características contiguas al objeto descrito que permiten definirlo, representarlo y limitarlo y 2) las asociaciones que se construyen a través de la comparación o la metáfora. La cuarta operación, la tematización, asegura la progresión teóricamente indefinida de la descripción. Por último, se relacionan los aspectos gramaticales y pragmáticos, fundamentales para comprender y producir una secuencia o una estructura descriptiva, conformados por cinco grandes aspectos: morfológicos (uso de la forma afirmativa y de los tiempos verbales como el presente, el pretérito imperfecto y el presente histórico); sintácticos (utilización de oraciones atributivas, predicativas, de adjetivación y de organizadores discursivo-textuales como la enumeración); lexicales (manejo de valores denotativos y connotativos); estilísticos (empleo de figuras retóricas como la comparación, la metáfora, la sinestesia, la personificación, la perífrasis, etc.); textuales y contextuales (el objeto descrito debe tener en cuenta el propósito y el destinatario). Cabe anotar que los elementos lingüístico-discursivos característicos de este subtipo se encuentran en el léxico nominal (sustantivos y adjetivos). En cuanto a los verbos, se destaca el uso de ser, estar hacer, haber, parecer, tener, constituir que forman el conjunto de presentadores de entidades y sus características. La puntuación y la elección de los marcadores indican, a su vez, la estructuración de la secuencia descriptiva, la segmentación del texto (en partes, propiedades, aspectos...) y el establecimiento de niveles jerárquicos. Asimismo, los deícticos de tiempo y espacio se usan en las descripciones al lado de elementos léxicos locativos y temporales y, las acciones o fases del proceso aparecen ordenadas cronológicamente. Como procedimiento discursivo, el recurso que más utiliza la descripción es la enumeración o la lista (grado cero de la descripción) en la que la dominante descriptiva establece una relación jerárquica entre las unidades, mientras que la instruccional ordena la sucesión lineal de las mismas (Adam, 1987). Entre los principales géneros instructivo-prescriptivos se pueden enumerar: las recetas de cocina, las instrucciones de montaje, las consignas y reglamentos, las reglas de
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juego, las gu铆as-itinerarios, los informes, las encuestas, los diarios de campo, las definiciones de diccionario o enciclopedia, los manuales, los bosquejos, etc. En general, se trata de una sucesi贸n de actos o de hechos ordenados cronol贸gicamente. Esta forma organizativa se representa en el siguiente esquema:
Subtipo descriptivo
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