Revista oct nº 063 jul dcccxcivpdf

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Contenido c  PORTADA

 LAS CATEDRALES DEL MUNDO. (Seu Vella de Lérida II).  CONQUISTADORES ESPAÑOLES. (Juan de Escalante)  LOS REYES GODOS. (Amalarico, Teudis y Teudiselo)  6ª CEREMONIA DE INVESTIDURA OCT  NOTICIAS OCT.  LOS PAPAS DE LA HISTORIA. (S. Marcelino)

Editorial c  Federico Leiva Paredes Director.  Miguel A. Gómez Moleón Editor. c

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Colaboradores c

 Joaquín Salleras Clarió (Historiador de Fraga).  Albert Coll Vilá  Josep Ricard Vento  Juan A. Portales  Frey Jesús  Fredy H. Wompner c

 El RINCON DE JOAQUÍN SALLERAS.  REYES DE ESPAÑA, DE 1474 A 1873. (2ª Casa de Austria). (Carlos I).

Envio de artículos c  Email: revista@oct.org.es Contacto c www.oct.org.es c

 JOYAS DEL ROMÁNICO ESPAÑOL. (Castillo de Loarre).  LEYENDAS Y TRADICIONES POPULARES. (La leyenda de la Batalla de Clavijo).  CONTRAPORTADA.

EDITA: OCT (Orden Católica del Templo) La OCT no se responsabiliza de las opiniones o doctrinas de los autores, ni de la posible violación de autoría y originalidad de los trabajos, colaboraciones o artículos enviados a esta redacción. Los autores serán los únicos responsables de todas las cargas pecuniarias que pudieran derivarse frente a terceros de acciones, reclamaciones o conflictos derivados del incumplimiento de estas obligaciones previstas por la Ley. Reservados todos los derechos de edición, publicación y difusión.


La Seu Vella de Lérida 2ª Parte

Continuación… CAPILLA DE SANTO TOMÁS. Pequeña capilla, construida aprovechando el grueso del muro del edificio, con bóveda apuntada y un conjunto de pinturas murales representando los apóstoles de la época original de su construcción del siglo XIII, con influencia mudéjar. CAPILLA DE SAN JUAN BAUTISTA. En origen dedicada al baptisterio hasta la reconstrucción a finales del siglo XIV por encargo de la familia Pinell y modificada en el siglo XVI con elementos decorativos del renacimiento. De planta cuadrada y con bóveda estrellada de cinco claves observándose en la central la Virgen con Niño y en el resto escudos heráldicos de la familia fundadora. CAPILLA DE JESÚS O CAPILLA DE LA FAMILIA SESCOMES PUERTA EXTERIOR DE LA CAPILLA DE JESÚS O SESCOMES. Construida entre 1334 y 1340 para la familia del obispo Arnau Sescomes. Su acceso se realiza por el exterior al lado derecho de la puerta del Fillols y fue el obispo Arnau Sescomes el que la encargó en 1334 al artista de origen inglés Reinard des Fonoll. Consta de una planta con un tramo recto y otro poligonal, en sus claves de bóveda hay representadas la figura de Dios Padre y el Agnus Dei y en las ménsulas de los arranques de los nervios de la bóveda los símbolos de los cuatro evangelistas. Contiene los sarcófagos del obispo Arnau y de su sobrino, también obispo de Lérida y presidente de la Generalidad de Cataluña, Romeu Sescomes además de otros familiares. CAPILLA DE SANTA MARGARITA O CRUCIFIXIÓN. Situada al lado de la puerta meridional. Contiene unas pinturas murales de la Edad Media las pinturas representan la crucifixión en un espacio limitado por un arco haciendo de eje central del conjunto, se observan un grupo de mujeres, entre ellas la Virgen, y al otro lado el centurión Longino en aptitud de rogar a Cristo además del retrato del donante Guillem Soler (†1354) a los pies de la cruz. CAPILLA DE LAS ÁNIMAS DEL PURGATORIO. Situada en el lado del evangelio de la nave lateral, antiguamente estaba ocupada por la capilla del Corpus Christi. Realizada por el maestro de obras Francesc Gassol en el año 1698, fue la última reconstruida en la catedral, encargada por el obispo Miguel Jerónimo de Molina, en la actualidad hay un arco ciego ya que la capilla fue destruida por la expansión de la explosión del polvorín del castillo de la Suda en el año 1812.


En su muro se encuentra el sepulcro del año 1322 de Pere Moliner, atribuido al artista Pere Seguer con la figura del canónico y con decoración de arquerías. CAPILLA DE SAN VICENTE. Construida por el canónico Ramón de Montpellier en 1285, tiene una cubierta con bóveda de arista. A su lado se encuentra el sepulcro de Berenguer Gallart encargado a Bertran de la Borda que lo realizó en los años 1452 y se colocó en 1484. Está ubicado encima de la puerta llamada de lavacrum, ya que debía comunicar con un recinto con fuente de la antigua canónica. CAPILLA DE SAN ERASMO. De planta rectangular muy alargada y construida en el siglo XIII. CAPILLA DE LA ASCENSIÓN. SEPULCRO DE ALFONSO EL BENIGNO. Fundada por el canónico Cassola a inicios del segundo cuarto del siglo XIII. Al lado de la puerta de Sant Berenguer, en el transepto se encuentra el sepulcro del rey Alfonso el Benigno que se casó en primeras nupcias con Teresa de Entenza en esta misma catedral el 10 de septiembre de 1314. EXTERIOR VISTA EXTERIOR DE LOS ÁBSIDES ROMÁNICOS. En el exterior se observan las fachadas en su mayoría de gran sobriedad, solamente rota esta austeridad por las puertas de arquivoltas y con escultura en sus capiteles e impostas, sobre algunas de ellas se encuentran grandes rosetones, como en la puerta de san Berenguer y de la Anunciata. Caracterizada su arquitectura por la austeridad de sus formas, se aprecia en su exterior el estilo lombardo, que tanta influencia tuvo en el siglo XI en el románico catalán, sobre todo en las iglesias del Valle de Bohí que forman parte del patrimonio de la humanidad de la Unesco. Es importante en esta arquitectura la escultura de las portadas en arquivoltas y en capiteles. El ábside central es el que muestra más decoración lombarda con lesenas, arcuaciones ciegas y tres ventanas de arco de medio punto con dos arquivoltas lisas reposando en unos capiteles con esculturas, un friso une las tres ventanas. Las cubiertas del edificio son cónicas en los ábsides y a dos vertientes en la nave central. Uno de los elementos más visibles en el exterior es el campanario de estilo gótico y con una altura que supera los sesenta metros. En el muro sur se puede apreciar, además de las puertas, las cinco grandes arcadas góticas de la galería meridional del claustro con sus gruesos contrafuertes. PUERTAS PUERTA DE SAN BERENGUER. Son muy interesantes las portadas románicas de Sant Berenguer, dels Fillols y de l’Anunciata, claros ejemplos de la famosa “Escuela románica de Lérida” cuya influencia se extendió por un amplio territorio que abarca no sólo la zona de Lérida, sino también Huesca (San Miguel de Foces) o incluso Valencia (Puerta de Lérida de la Catedral de Valencia).


Estas portadas se caracterizan por carecer de tímpano y estar construidas en un cuerpo saliente del muro principal, cuyo objetivo es el de aumentar el número de arquivoltas, las cuales muestran una minuciosa decoración a base de entrelazado geométrico, zigzag y puntas de diamante, de clara influencia islámica. Hay tres puertas que corresponden al final de cada una de las naves del templo que dan al claustro. En fachada oeste que da acceso al claustro se encuentra la puerta de los Apóstoles formando parte del recinto claustral. PUERTA DE SANT BERENGUER. Llamada también del Castell (castillo) por estar emplazada enfrente del mismo. Es la primera de las puertas construidas en el siglo XII y situada en el brazo norte del transepto. Compuesta por un cuerpo rectangular que sobresale del muro, se remata con una cornisa y unas ménsulas ricamente decoradas con elementos vegetales a base de cintas onduladas que inscriben palmas y figuras de pájaros o la lucha entre humanos y monstruos. El resto es de una gran sobriedad y sin otra clase de ornamentación. Sus arcadas son la exterior apuntada de tipo islámico y semicirculares las dos interiores. Sobre los arcos se encuentra un crismón con el monograma de Jesucristo. PUERTA DE LA ANUNCIATA. Llamada así por la inscripción esculpida debajo de la cornisa, con letra del tipo gótica, del saludo evangélico: «AVE MARIA GRATIA PLENA DNUS TECUM BENEDICTA TU IN MULIERIBUS» Se encuentra situada en el lado sur del brazo del transepto. Consta de un cuerpo rectangular sobresaliendo del muro, según la tipología de las portaladas románicas, con una cornisa con ménsulas representando cabezas humanas de forma ovalada y con gestos grotescos. La puerta está formada por arquivoltas sostenidas por pilares y columnas montados sobre un zócalo, con capiteles. En las arquivoltas, capiteles e impostas se encuentran decoraciones con motivos geométricos y vegetales vinculadas a un origen tolosano y que se relacionan con elementos escultóricos de la catedral de Tarragona. En ambos lados de la puerta se encuentran dos fornículas con coronas lobuladas que contenían imágenes alusivas a La Anunciación y del arcángel san Gabriel y que se conservan en el Museo Diocesano de Lérida. Sobre los arcos de la puerta se puede ver un crismón con el monograma de Cristo y en la parte derecha de la puerta hay una lápida con la fecha de su construcción del año 1215 que reza así: “10 de les calendas de maig de 1215.” PUERTA DELS FILLOLS. Construida hacia el año 1220, fue durante mucho tiempo la entrada principal y la de ingreso obligatorio, hasta el siglo XVII, de todos los que debían recibir el sacramento del bautismo. Se encuentra situada en la fachada sur y es la que representa uno de los ejemplos más claros de la escuela de Lérida junto con la puerta Mayor de la fachada del oeste. Consta de arco de medio punto con numerosas arquivoltas decoradas por un repertorio de elementos tolosanos, con motivos geométricos de zigzag, palmas y piñas, arcos entrecruzados y puntas de diamante.


Reposan sobre un friso corrido con una decoración parecida a la descrita y sobre pilares y columnas con capiteles esculpidos con animales fantásticos luchando y figuras humanas mezclados con motivos vegetales. Sobre la puerta se encuentra una cornisa con un friso decorado totalmente y con las ménsulas con diversidad de flores, cabezas de animales, motivos zoomórficos y figuras humanas. Sobre el año 1386, cuando era maestro de obras Guillem Solivella, se realizó un nártex, para proteger la puerta, de planta rectangular y cubierto con una bóveda de crucería con la representación de la Virgen con Niño rodeada de ángeles en su clave, las ménsulas, donde descansan los nervios de la bóveda, están decoradas con ángeles y vírgenes orantes. Por la parte exterior está rematado por un gran arco con una cenefa de hojas esculpidas. PUERTAS DE LOS PIES DEL TEMPLO. Data de finales del siglo XIII, constituían la entrada principal de la catedral, la central junto con otras dos laterales, que coinciden con las tres naves del templo y que debieron quedar anuladas al edificarse delante de él, el claustro. La central o mayor se inscribe en un cuerpo que sobresale del muro de la fachada y destaca por la gran decoración de sus arquivoltas, prácticamente idénticas a la puerta dels Fillols, los capiteles de las columnas que sostienen las arquivoltas tiene un tipo de escultura con mucho volumen con un trabajo que parece de orfebrería, la cornisa está bastante maltrecha quedando solo unos fragmentos con motivos decorativos de vegetación entrelazada, escudos y guerreros. Las puertas laterales son de medida más pequeña también con arcos de medio punto y guardapolvos decorados con puntas de diamante y con más sencillez en la escultura de las arquivoltas. En las ménsulas que sostienen la cornisa de una de estas puertas se muestran dos cabezas de monstruos con la boca abierta y sacando la lengua en aptitud burlesca, es la puerta del lado del Evangelio llamada también de les Fonts. PUERTA DE LOS APÓSTOLES. Colocada en la fachada oeste, es desde esta puerta por la que se accede exteriormente al claustro. Su construcción data de los siglos XIV y XV tomando como modelo la arquitectura gótica francesa, como la de la catedral de Chartres. Iniciada por el maestro de obras Bartomeu Robió, existiendo un proyecto de Guillem Seguer de mediados del siglo XIV, consta de una gran portalada con arquivoltas apuntadas profusamente decoradas que van a sostenerse a los pilares donde se colocaron toda la iconografía de los apóstoles, coronados por pináculos góticos. En el mainel de la puerta se colocó la imagen de la Virgen María (Mare de Déu del Blau) y en el tímpano el pasaje bíblico del Juicio Final, representando en el centro a Cristo entronizado y con unos relieves en ambos lados con símbolos de la Pasión, estos trabajos escultóricos fueron encargados a Jordi Safont, que fue ayudado por su discípulo Bertran de la Borda. Con el maestrazgo de Robió coincidió hasta finales de 1364 con la estancia en la catedral de Jaume Cascalls que dirigía los trabajos de la puerta. Guillem Solivella entre los años 1390 y 1394 realizó la Virgen del mainel, san Pablo, san Pedro, san Juan Bautista y san Juan Evangelista. Las imágenes de los apóstoles Pedro y Pablo fueron sustituidas en el siglo XVII por otras de Claudi Perret. El maestro de obras y escultor Carles Galtés de Ruan (mestre Carlí) fue el autor de Santiago el Mayor, san Bartolomé y san Andrés.


Hacia los años 1445, Jordi Safont realizó junto con sus colaboradores los apóstoles Santiago el Menor, san Felipe, santo Tomás, san Mateo y san Matías. En el año 1490 se construyó por Francesc Gomar un pórtico parecido al de la puerta dels Fillols, del que se conservan solo restos, este porche tenía tres bóvedas de crucería, las dos laterales más pequeñas. En el año 1936 fueron mutiladas la mayoría de las imágenes de los apóstoles de las que se conservan algunos fragmentos. La Virgen del mainel de la puerta (Mare de Déu del Blau) fue guardada a partir de la ocupación militar de 1707, y trasladada definitivamente a la Catedral Nueva de Lérida. Entre los años 1982 y 1984 el arquitecto Ignasi Miquel realizó obras de acondicionamiento de la explanada de los Apóstoles, lo más significativo es la creación de una fosa a lo largo de todo el perímetro de la muralla como función de barandilla y resolviendo así la visualización del paisaje sin ningún impedimento arquitectónico. Como señala Miquel Espinet: … se trata de una magnífica puesta en escena de una explanada histórica en el Turó de la Seu Vella. Expresión minimalista y austeridad de materiales para una obra de arquitecto poco conocida. CLAUSTRO. El claustro de la Seu Vella se halla anómalamente emplazado delante de la fachada principal de la basílica. Se accede a él por las tres puertas interiores de las naves de la catedral o por la puerta exterior de la parte oeste, la llamada de los Apóstoles. Tiene una planta ligeramente trapezoidal con cuatro galerías de cuarenta y ocho metros de promedio de largo por 8,77 de ancho, destacando por sus excepcionales dimensiones, que lo convierten en uno de los mayores claustros de Europa, cubiertas con bóvedas de arista, su construcción fue iniciada a finales del siglo XIII por el maestro de obras Guillem d’Enill, correspondiendo a esta época el ala este, los arcos de la parte nord-oriental y los fuertes contrafuertes de la galeria sur. Uno de los factores más originales del claustro es la situación de la galeria meridional que se convierte en un magnífico mirador a través de sus cinco arcos, sobre la ciudad con una amplia vista panorámica. Las galerías son de cinco tramos y están realizadas con 17 arcos ojivales de delicadas tracerías todas desiguales, sostenidas por finas columnas con capiteles decorados con elementos vegetales mezclados con otros representando animales o figuras humanas, entre éstos destaca uno de la galería norte con una escena de la vendimia, los de los animales se encuentran enfrentados en pelea. En el ala este se destaca una escena con la Anunciación y otro capitel con la representación de David luchando con un león y la escena de la crucifixión. El obispo Jaume Sitjó en el año 1343 siendo ya maestro de obras del claustro Pere Piquer, ordenó la distribución de las sepulturas del claustro:


* La galería que corresponde a los pies de la iglesia se reservaba a los canónigos de la ciudad y a los miembros más importantes de la nobleza y a los ciudadanos honrados de Lérida. * La galería norte se destinaba a los canónigos forasteros y para los miembros destacados en las artes (como Pere de Prenafeta, maestro de obras de la catedral) o de las leyes y medicina así como a los fundadores de los altares. El día 2 de noviembre de 1388 se desmontó el taller de obra que había estado situado hasta entonces en el huerto del claustro, por estar las obras ya muy avanzadas, trasladándolo a las afueras de la catedral. Junto a la galería norte se encontraban las dependencias de la antigua canónica, las puertas de entrada son de estilo plateresco, la de la sala capitular realizada por Lope de Arrue en 1549 y la de la capilla de Santa María la Antigua del año 1559/1562 de Jeroni Xanxo. La Pía Almoina, se encuentra dentro de estas dependencias con el refectorio, cuyas pinturas murales románicas se conservan en el museo Diocesano de Lérida, siendo unas de las más importantes de la catedral, representando es su fragmento principal una mesa detrás la cual aparecen un gran número de personajes que están bebiendo y comiendo organizados en grupos debajo de los cuales está inscrito el nombre del benefactor como los obispos Pere de Rei, Pere de Torrefeta y Ramón de Montasor. Las pinturas están datadas desde el año 1300 de estilo rígido ligado a la época románica hasta mediados del siglo XIV ya con influencia italianizante. El claustro sufrió desperfectos durante la ocupación militar, estuvo dividido en dos pisos durante dos siglos y todas sus galerías fueron tapiadas, para evitar corrientes de aire y hacer espacios cerrados. CAMPANARIO DE LA SEU VELLA. Situado en el sud-oeste del claustro, fue iniciada su construcción en el siglo XIV por el maestro de obras de la catedral Guillem Solivella y terminada en el siglo siguiente. Consta de planta octogonal con dos cuerpos de diámetro diferente, uno de doce metros y otro de nueve, el primero formado por cuatro plantas con ventanales formados por columnas y tracerías caladas y el segundo cuerpo con galerías. En la última planta está coronado con pináculos y arbotantes góticos y gárgolas, ésta última parte del campanario estuvo realizada por el maestro Carlí a principios del siglo XV. Posee una escalera de caracol con 238 escalones para llegar al punto más alto de la torre de 60 metros. Existe documentación de que durante la ocupación militar del siglo XVII por las tropas de Felipe V, el cabildo compró el campanario por 3000 monedas de oro para poder utilizar las campanas como aviso de los servicios religiosos. Actualmente, cada día se puede escuchar la campana llamada Mónica que anuncia los cuartos y su hermana mayor Silvestra anuncia las horas. Las dos campanas pertenecen al estilo gótico, fundidas en el siglo XV. En el año 1942 se realizó una restauración, bajo el proyecto de César Martinell i Brunet.

Por F.L.P.


D. Juan de Escalante Juan de Escalante (Escalante, Cantabria, España, ¿? – Veracruz, México, 1519) fue un militar español. Se unió como capitán a la expedición de Hernán Cortés la cual finalizó siendo la conquista de Tenochtitlan. Durante la organización de la salida de la isla de Cuba, estando aún el grueso de la expedición en la villa de la Trinidad en la banda sur de la isla, Cortés mandó a Pedro de Alvarado por tierra hacia La Habana y también envió a Juan de Escalante al mando de una nave hacia el mismo punto viajando por la banda norte en busca de abastecimientos. El 10 de febrero de 1519, dos barcos salieron por la banda norte de la isla de Cuba (el de Escalante y el de Pedro de Alvarado), para reunirse en la punta de San Antón con otros nueve que salieron de la banda sur con destino a Cozumel. Díaz del Castillo describió a Juan de Escalante en su Historia verdadera de la conquista de la Nueva España como un hidalgo muy amigo de Cortés. En San Juan de Ulúa apoyó el nombramiento de Cortés como Capitán general y de justicia mayor. Nombramiento que despertó la inquietud de los seguidores de Diego Velázquez de Cuéllar, quienes comenzaron a reclamar que dicho poder no lo había concedido el gobernador de Cuba; Por instrucciones de Cortés, "Juan de Escalante" fingió traer y entregar un salvoconducto con las "fingidas órdenes" de Velázquez, lo que convenció a la mayoría, a excepción de Juan Velázquez de León, Diego de Ordás y unos pocos más a quienes Cortés puso discretamente bajo arresto. Poco tiempo después del envío de la primera carta de relación de Hernán Cortés al rey Carlos I, hubo otra sublevación encabezada por Pedro (Juan) Escudero, Juan (Diego) Cermeño, el piloto Gonzalo de Umbría, el marinero Alonso Peñate, y el capellán Juan Díaz. Cortés sentenció a muerte a los primeros, mandó cortar los pies al piloto y azotar al marinero. El capellán juró lealtad al conquistador. Ante la incertidumbre de nuevas sublevaciones Cortés ordenó a Juan de Escalante ir al puerto para rescatar anclas, cables, velas, todas las cosas de valor de las naves, y hundirlas. De vuelta en Cempoala, Cortés reunió a los caciques y les presentó a Juan de Escalante diciendo: "Este es mi hermano", y les pidió que lo obedecieran, y de esta manera él les ayudaría en todo lo que necesitaran. Los caciques quisieron hacer una pequeña ceremonia a Escalante quemando copal, pero éste la rechazó. Cuando Cortés estaba organizando su expedición a Tenochtitlan con los totonacas aliados en Cempoala, recibió una carta de Juan de Escalante en la que le daba aviso de la llegada de un barco comandado por el capitán Alonso Álvarez de Pineda y enviado desde Jamaica por Francisco de Garay quién también pretendía la conquista del sitio. Cortés logró capturar a seis soldados, pero el resto no cayó en la trampa y huyeron de regreso a la isla.


Una vez que Cortés había realizado alianza con los totonacas de Cempoala y que había fundado la Villa Rica de la Vera Cruz, en agosto de 1519 marchó camino a Tenochtitlan, dejando como alguacil mayor de la Villa Rica a Juan de Escalante, a quién ordenó fortalecer la villa, levantar una iglesia y apoyar a los totonacas a quienes consideraba sus nuevos aliados. Díaz del Castillo expresó en su crónica: "..Ya he dicho era persona (Juan de Escalante) muy bastante para cualquier cargo, y amigo de Cortés, y con aquella confianza le puso en aquella villa y puerto por capitán para si algo enviáse Diego Velázquez que hubiere resistencia." Bernal Díaz del Castillo, Historia verdadera de la conquista de la Nueva España Los primeros días de septiembre, Cortés tuvo que confrontar a los tlaxcaltecas dirigidos por Xicohténcatl. El 7 de septiembre de 1519 después de largas batallas, logró pactar una nueva alianza con los tlaxcaltecas, que al igual que los totonacas, eran acérrimos enemigos de los mexicas. Fue entonces cuando Cortés envió cartas a Juan de Escalante, informándole las nuevas noticias, solicitando un par de botijas de vino así como hostias, para continuar la evangelización de los indígenas y refrendándole las órdenes de apoyar a los totonacas. De acuerdo a la crónica de Díaz del Castillo, Hernán Cortés mostró cierta preocupación por su amigo, que había quedado al mando de tan solo sesenta soldados, los cuales eran viejos o estaban heridos. Rápidamente Juan de Escalante contestó, no reportando novedades, lo cual dio mucho placer a Cortés. A finales de octubre Cortés fue advertido de una posible emboscada en Cholula, por lo cual tomó una acción preventiva conocida como la matanza de Cholula. Ante la tensa situación y preocupado por su amigo, Cortés nuevamente envió una carta a Escalante, pidiéndole tener día y noche cuidado, que acabase de construir la fortaleza, y que favoreciese a los totonacas en contra de los mexicas y que no se les hiciese agravio por ningún soldado de los que con él estaban.


Pronto hubo una confrontación con los mexicas dirigidos por Cuauhpopoca, debido a que los totonacas habían dejado de pagar tributo a Moctezuma por recomendación de Cortés. Juan de Escalante siguiendo las instrucciones recibidas, intercedió a favor de los totonacas ante los mexicas, pero los mexicas no hicieron caso a la petición. Juan de Escalante, al mando de cuarenta españoles y unos dos mil totonacas, se enfrentó a los mexicas en las proximidades de Nautla lugar bautizado como Nueva Almería, sin embargo, al comenzar a tener ventaja los mexicas, los totonacas abandonaron a los conquistadores españoles. La pólvora, municiones y armamento eran escasos, por lo que Juan de Escalante tuvo que retroceder a la población de Nautla, en la cual descanso brevemente e incendió al retirarse a la Villa Rica, sin embargo junto con otros siete españoles fue gravemente herido. Murió a los tres días en la guarnición española. Estando Hernán Cortés en Tenochtitlan, recibió las malas noticias de la muerte de su amigo Juan de Escalante, este hecho motivó a Cortés para arrestar a Moctezuma, a quién reclamó la muerte de sus hombres. Moctezuma negó el hecho de haber girado órdenes a Cuauhpopoca y lo mandó llamar. Cuando Cuauhpopoca llegó a Tenochtitlan, Cortés lo juzgó y lo mandó quemar vivo en compañía de su hijo y quince principales más, ante la expectación de Moctezuma y los mexicas. Cortés designó a Alonso de Grado como alguacil en la Villa Rica, con la garantía por parte del tlatoani que las acciones no volverían a repetirse.

Por F.L.P.


AMALARICO (c. 500 - 531). Rey de los visigodos (511 - 531), hijo de Alarico II y de Teodegonda, hija ilegítima de Teodorico, rey de los Ostrogodos. Era un niño cuando su padre murió en batalla contra Clodoveo I el Grande, rey de los francos (507). Por su seguridad fue llevado a España, que -junto con la Provenza- eran por aquel entonces gobernadas por su abuelo materno, Teodorico el Grande, rey de los Ostrogodos. El joven Amalarico fue proclamado rey en 522. Cuatro años después, a la muerte de Teodorico, fue coronado rey de los visigodos, cediendo la Provenza a su primo Atalarico. Se casó con Clotilde, hija de Clodoveo I, pero los maltratos que le daba, con la excusa de ser él arriano y ella católica- condujeron a una invasión de los francos en cuyo transcurso, murió asesinado (531). REGENCIA DE TEODORICO (511 - 526) Amalarico gobernó al principio bajo la regencia de su abuelo Teodorico, rey de los ostrogodos. Se sabe que éste exigía a los visigodos el pago de un tributo en grano que servía para abastecer a Roma. A cambio entregaba al reino visigodo un donativo anual. Aunque los impuestos recaudados eran importantes, Teodorico exigió que aumentaran hasta alcanzar los niveles de Eurico y Alarico II (que gobernaban sobre un territorio mayor). Los recaudadores ordinarios (exactores) y los recaudadores de impuestos atrasados (compulsores) actuaron en varios casos injustamente, y se hizo habitual el uso de pesos falseados para medir los granos entregados. Las rentas de los dominios reales aumentaron en exceso y los derechos aduaneros alcanzaron un nivel exagerado. En la misma época se sabe que los homicidios eran bastante corrientes y que la situación general era poco estable. Parece ser que Teodorico estableció un nuevo tipo de tremisses (moneda), fabricado ya en cecas peninsulares, que no habían existido en tiempos del Imperio, a imitación de los cuales fabricaron sus monedas los borgoñones y francos, y que eran más fáciles de distinguir de las monedas bizantinas y cuyo peso y aleación eran buenos. Hacia fines de su reinado Teodorico nombró comandante militar al ostrogodo Teudis, quien casó con una dama hispanorromana de gran riqueza (podía mantener un ejército privado de unos dos mil hombres), gracias a lo cual gobernó el país a su antojo, si bien no descuidó enviar a Italia el tributo anual. REINADO DE AMALARICO (526 - 531)


Amalarico firmó un tratado con Atalarico, su primo, nieto y sucesor de Teodorico en Italia, en virtud del cual se fijaron los límites de ambos reinos y se anuló el tributo visigodo a los ostrogodos; la Provenza pasó a formar parte del reino ostrogodo y se retiraron las guarniciones de éstos en la Península, quedando ambos reinos separados. El tesoro real visigodo le fue reintegrado. En virtud de los acuerdos con los ostrogodos, se fijaron definitivamente los límites de la provincia Narbonense (Gallia Narbonensis), llamada también Septimania o Gallia. Amalarico fijó su residencia y corte en Narbona. En el año 526, Amalarico se casa con Clotilde, hija de Clodoveo, descendiente de los burgundios. Nada más casarse comenzó a maltratarla y vejarla, obligándola a bautizarse como arriana, aunque ella iba en secreto a la iglesia católica. Los merovingios atacaron el reino con la excusa de defender a su hermana, por lo que, en un ataque de rabia, Amalarico la golpeó hasta matarla. Los francos tomaron Narbona en el 531, provocando su huida a Barcino (Barcelona) donde murió asesinado. Le sucedió Teudis. Con la muerte de Amalarico finalizó la dinastía de los Baltos, a partir de este momento sólo va haber reyes ostrogodos. Además los monarcas tendrán que pasar por un proceso electivo. TEUDIS (¿? – 548) fue rey de los visigodos (531–548) y antiguo general ostrogodo del reyTeodorico el Grande. Accedió al poder tras la muerte de Amalarico, rey visigodo nieto deTeodorico el Grande. Teudis fue enviado a la corte de Amalarico por Teodorico el Grande como jefe del ejército, dónde actuó con cierta autonomía (Procopio dice que actuó como un tirano), se casó con una rica hispanorromana y tejió una red clientelar. A la muerte de Amalarico, reclama el trono de los visigodos y es nombrado rey (según Isidoro reinó diecisiete años). Amalarico trasladó la capital visigoda de Narbona a Barcelona, y Teudis a Toledo. Su nombre puede verse también escrito, en textos en otros idiomas, como Theudis. En 541 tuvo que enfrentarse a los francos, al mando de Clotario y Childeberto, que penetraron por Pamplona hasta Zaragoza, la cual sitiaron durante cuarenta y nueve días. Tras defenderla consiguió derrotarles y hacerles huir por donde entraron, donde además, su general Teudiselo, les produjo grandes bajas. Por el contrario, en 542 no consiguió defender Ceuta (ocupada en 533) de los bizantinos, que les atacaron por tierra y mar. En 546 dictó una ley en Toledo sobre costas procesales, que ordenó incorporar en una sección correspondiente al Código Teodosiano, recogida por el Breviario de Alarico, que demostraría la aplicación de este último texto en la Hispania visigoda. En 548 muere asesinado en su palacio barcelonés por un godo que simuló estar loco. Otras versiones sitúan su asesinato en su palacio de Sevilla, y realizado por un soldado de la guardia, implicado en una conjura nobiliaria, fingiéndose loco.


TEUDISELO O TEUDIGISELO O TEUDISCLO (diciembre de 549) fue rey de los visigodos (548–549). Su nombre también puede verse escrito como Theudisclo. Antiguo dux y general de origen ostrogodo al servicio de su predecesor al frente de los visigodos, Teudis, forzó a los invasores francos a retirarse de la Península Ibérica en la invasión de 541 (dirigida por Childeberto I y Clotario I), cortándoles el paso en el camino de Valcarlos (Navarra). Tras matar a un buen número de ellos, aceptó un soborno de los restantes para tras la derrota poder regresar a su tierra. Murió asesinado en Sevilla, durante un banquete con hispanorromanos, un año después de acceder al poder. Su asesinato según algunas versiones parece haber sido obra de varios maridos ultrajados, con cuyas esposas el rey había mantenido relaciones. Otras manifiestan que, aprovechando su ebriedad, fue probablemente asesinado por una conjura de nobles visigodos nacionalistas dirigidos por Agila I y deseosos de gobernarse por sí mismos y no por ostrogodos. La tradición conservada entre las leyendas sevillanas cuenta que los nobles conjurados, a la señal de uno de ellos, cerraron las puertas del salón donde cenaban, apagaron las velas, sujetaron al rey en su asiento y uno a uno fueron pasando y clavando su puñal en el pecho de Teudiselo. Después volvieron a encender los candelabros y simularon el estupor de descubrir al rey apuñalado en su trono.

Por P. López M.


Una Ceremonia de Investidura es algo más que el mismo acto en sí, una investidura lleva consigo unas jornadas de convivencia con los hermanos venidos de otros lugares, a los que muchas veces no conocemos personalmente hasta ese día. Son dos o tres días donde afloran los más bellos sentimientos entre los hermanos y es con eso con lo que realmente debemos quedarnos, porque sin una férrea hermandad no caminamos hacía ningún lugar.

¡Mirad cuán bueno y cuán suave es habitar los hermanos igualmente en uno! Es como el buen óleo sobre la cabeza, el cual desciende sobre la barba, la barba de Aarón, que desciende sobre el borde de sus vestiduras; como el rocío de Hermón, que desciende sobre los montes de Sion. Porque allí envía el SEÑOR bendición, y vida eterna. Canción de las gradas: de David. Crónica de una histórica investidura (Manises – 2014) Una vez más, preparamos la maleta para reunirnos con los amigos y hermanos de OCT (Orden Católica del Temple) que han dispuesto una nueva investidura. Este año en la ciudad de Manises (Valencia). El trayecto de Fraga a Manises es toda una ingeniería de transbordos, pero no importan para este modesto cronista. RECEPCIÓN EN VALENCIA En la Estació Nord de Valéncia nos esperaban los hermanos Federico Leiva, Juan Antonio Portales y Pedro Mulero. Poco a poco, el reencuentro con viejas y nuevas caras. Junto a un grupo más numeroso, entre los cuales abrazo a Carlos Mifsut y a Juan Francisco Almarche, llegamos a la importante localidad de Torrent (de Valencia), donde el hermano Ricardo Vento nos esperaba para efectuar una disertación sobre “El Temple en el siglo XXI”.


LA CONFERENCIA EN TORRENT Abrió el acto, con una breve historia de la pervivencia del Temple, el maestre Fr. Federico Leiva. Entre otras cosas, recordó a los presentes los últimos descubrimientos documentales en el Vaticano, como es el caso del pergamino de Chinón. O la voluntad creciente por recuperar el ideal nunca desaparecido de aquellos caballeros medievales que lucharon por su religión y por engrandecer las coronas de los monarcas a los que servían. El local cedido por la “Hermandad de la Santa Cena y Caballeros del Santo Cáliz de Torrente” estuvo llenó de interesados por el tema. La numerosa asistencia en la sala, así como las numerosas intervenciones espontáneas animaron el acto. La conferencia del hermano Ricardo se centró especialmente en la actual Obra Social del Temple. Personalmente encontramos a faltar, quizá desorientados por el título, la personalidad de los nuevos Templarios del siglo XXI y unas explicaciones sobre la estructura u organigrama de OCT en estos momentos. Sobre todo para los invitados que desconocen el funcionamiento de OCT. En cualquier caso, la brillante intervención finalizó con un prolongado aplauso de todos los presentes. Al final del acto, los animados tertulianos disfrutaron de una sabrosísima torta valenciana, receta y obsequio del maestre Fr. Federico Leiva. LOS PREPARATIVOS A LA INVESTIDURA Una de las innovaciones que se produjeron, -no sería la última como veremos- fue el cambio de orientaciones respecto a la investidura de Torrent del año anterior. En Manises destacó la detallada preparación del evento en los días previos: la elección de la capilla privada de la iglesia de Sant Joan Baptista de Manises, el plano de distribución de bancos, objetos, lugar de espera para los nuevos investidos, lugar de asiento de caballeros, invitados, autoridades y público estaba. Todo estaba realmente perfecto dentro de la intimidad del acto. No faltaron las indicaciones previas sobre mantener el protocolo de vestuario, con trajes o faldas negras para las damas, camisa blanca, corbata roja oscura, zapatos negros, guantes blancos. Todo ello a pesar del tremendo calor que acompañó la jornada.


INVESTIDURA MANISES 2014 Los nuevos caballeros investidos fueron: Pedro Mulero González, Gedilson Guinter García, Maribel García Rodríguez, Francisco García Rodríguez, Juan Francisco Almarche Navarro y Hrand Dolukhanian-Dolukhanian Una segunda novedad: la familia Templaria añadía a las anteriores investiduras el nombramiento de dos escuderos: Pau Bernat Vento Navarro, y Pedro Lozano Cabrera.


Estuvieron presentes al acto: diversos componentes de la Hermandad de la Santa Cena y Caballeros del Santo Cáliz; miembros representantes de Domus Templi Barchinonensis, como sor Núria Puente i Marsà (scriba), fr. Antoni Ricart i Serena (arcarius), y fr. Carles Aparicio Schwab (comendador); por parte de la OSMTJ se presentó fr. Arturo Blanes Camillieri, de la Tercia de Valencia; y por parte de la Militia Templi Arcángel San Uriel, fr. Ferran Garrido i Machado (maestre de Jerusalén). Las emociones vividas en estos actos por fr. Juan Antonio Portales reflejaban la intensidad con la que vivía las investiduras de Manises. Sentimos las ausencias de fr. Miguel Ángel Gómez, sor Doina Rodica Antochi, fr. Albert Coll, Prior Gral., Fr. Antonio Martín Arévalo Comendador de Andalucía y el Pater Luis Manuel Fernández-Asín, Capellán Gral. CENA DE GALA Y NOMBRAMIENTOS Durante la cena de gala, algo ruidosa por la presencia cercana de una despedida de soltera, fueron entregados diversos diplomas a los nuevos caballeros, con nombramientos de Arcarius a fr. Juan Francisco Almarche; Maestro de Ceremonias a fr. Pedro Mulero, y Comendador de Castilla-La Mancha a fr. Gedilson Guinter García.


Al finalizar la cena se produjo otras de las novedades de este año: las encomiendas de Cataluña Domus Templi Barchinonensis firmaba con OCT el acuerdo de trabajar de forma conjunta y aunar esfuerzos. Los pactos del acuerdo están redactados en catalán-valenciano. Este había de ser el preludio de otro acuerdo que podría llegarse en breves días: el de Militia Templi San Uriel con del que dará cuenta otra página de esta revista. La presencia de fr. Ferran Garrido en los actos de Manises fue muy significativa en ese sentido.

EXCURSIÓN POR VALENCIA DE LA MANO DE CARLOS MIFSUT Ya celebrados los actos y por voluntad personal, fr. Carlos Mifsut recorrió la parte céntrica de Valencia desde la Estació Nord sin dejar la obligada visita a la Lonja, a la Catedral, al Santo Cáliz, a la Iglesia del Temple, a la pila bautismal de San Vicente Ferrer y otros edificios de la capital del Turia que fueron la delicia de todos los que nos escuchábamos las explicaciones del hermano Carlos. No se me ocurre mejor halago del encuentro que tomar las palabras de sor Maribel García, una vez acabadas estas jornadas de investidura en Manises: “…este fin de semana me ha servido, entre otras cosas, para confirmar que todavía queda gente sencilla y buena en el mundo”. Es lo que pensamos tod@s. Joaquin Salleras Clarió


Otro de los actos de las Jornadas de la OCT, es la entrega del diploma de reconocimiento a un personaje conocido u organización solidaria, sin que sea ese su cometido principal. Un acto en que se entrega el diploma que acredita como Caballero Honorifico del Templo y Abanderado Social OCT, tras lo cual se le impone la insignia y Cruz Venera de la Orden. En esta ocasión dada la profesión del personaje en cuestión este acto se enmarcó en un ambiente muy distinto al que estamos acostumbrados, ya que el nominado este año ha sido D. Emilio José Palomares Quevedo, más conocido como Emilio Solo, cantante valenciano muy conocido y querido en nuestra tierra. Emilio Solo es una persona híper solidaria, yo he llegado a ver carteles de actuaciones solidarias todos los días de la semana, no duda en una noche de Navidad coger su guitarra y a su hijo Emilio Palomares e irse a tocar a los pobres que están en la Casa de la Caridad de Valencia. Allá donde se le requiere su colaboración desinteresada allí está el primero, además como el mismo dice, siempre arrastra a más de un artista con él. Como decíamos el marco elegido para esta ocasión nos hizo sentir un poco como invasores, fue como la irrupción de unos Templarios en un concierto de rock. Pero allí estaba el genial y super profesional locutor de la 97.7 Radio, que como viene siendo habitual presentaba un concierto más de Emilio Solo y como siempre en su línea.


Se quiso hacer en el escenario del Ayuntamiento de Valencia que se pone para la Feria de Julio, porque Emilio se merecía que su público estuviera presente, toda Valencia pudo ser testigo de este reconocimiento a una persona solidaria. Sería bueno que todos aquellos que pueden aportan algo de ellos mismos y que no les va a costar un céntimo, se dieran más a la solidaridad, pues vivimos en un mundo que hoy por hoy necesita de personas como Emilio Solo. Dios te guarde. Esperamos que en las próximas jornadas que se celebren podamos encontrar a otro personaje conocido al que le podamos premiar de igual manera.

La Editorial


S. Marcelino (296-304) Nació en Roma fue pontífice cuando Diocecliano Diocleciano desató la décima persecución contra los cristianos. Ésta fue total. No hubo sector en el que ellos no fueran blancos: además de darles muerte, eran exiliados, se les excluía de los cargos y de las oficinas públicas, y se les expropiaban sus bienes. Las iglesias fueron destruidas, los textos sagrados quemados. Muchos fueron los mártires ilustres de esa época. Marcelino fue acusado por los herejes donatistas de haber ofrecido un sacrificio a los ídolos para eludir la muerte. Pero la acusación era falsa. Sufrió el martirio el día de Navidad del año 304. Sus restos están custodiados en la iglesia romana de los SS. Apóstoles. Hijo de un tal Proyecto, fue elegido papa bajo el reinado del emperador Diocleciano, quien, influenciado por las creencias cristianas de su esposa, tuvo en un primer momento un tratamiento benévolo hacía los cristianos. Esta situación cambió cuando, en febrero de 303, el emperador Diocleciano persuadido por su césar Galerio, emitió un edicto contra la cristiandad por el que se expulsaba a los cristianos del ejército, se confiscaron las propiedades de la Iglesia cerrándose o destruyéndose sus templos, se profanaron y quemaron los libros y vasos sagrados para, finalmente, tras dos incendios en el palacio del emperador cuya autoría se atribuyó a los cristianos, sentenciar a muerte a los que no apostataran de su fe. Durante esta persecución Marcelino fue acusado por los donatistas de haber ofrecido sacrificios e incienso a los dioses paganos y de haber entregado los libros sagrados a las autoridades romanas. Estas acusaciones fueron posteriormente rebatidas por San Agustín. Aunque la tradición cristiana lo considera mártir tras ordenar Diocleciano que fuera decapitado, Marcelino no figura como tal ni en el Martyrologium hieronymianum, ni en el Depositio episcoporum, ni en el Depositio martyrus.

Por Frey Jesús


Expansión del Temple en Hispania (I) (1118-1134) Este periodo de 1118 a 1134 comprende desde la constitución de la Orden hasta la muerte del rey de Aragón Alfonso I el Batallador. Rey que, como todo el mundo sabe, había dejado nada menos que su corona en manos de las tres órdenes fundadas en Jerusalén; y por lo tanto, a la orden del Templo de Salomón, popularmente los Templarios. FUNDACIÓN DEL TEMPLE Aunque muchas veces repetido, nos remontaremos a la visita que Hugues de Pains, realizó a los lugares de Tierra Santa en 1104. Su propósito era el de recoger documentos árabes y hebreos en esa ciudad, cruce de culturas, para trasladarlos a Francia. Estos documentos, esperados especialmente por los monjes del Císter (Cîteaux) habían de servir para que el germen de la cultura europea quedara a buen recaudo. Animado dicho Hugues de Pains por el éxito de su empresa, y por las noticias que decían los monjes contener, regresó a Tierra Santa diez años después. Este mismo caballero fue el que cedió tierras a Bernardo de Claraval para la fundación de la Abadía cisterciense de Claraval, y, reunido con ocho caballeros en la cripta del castillo de Arginy, fundó con ellos la Orden del Templo, en 12 de junio de 1118.

DEFINITIVO VIAJE A JERUSALÉN Emprendieron nuevo viaje a Tierra Santa. Presentes los nueve caballeros franceses ante el Patriarca de Jerusalén, prometieron defender los lugares y vivir en comunidad con votos de pobreza, obediencia y castidad. Aquellos pobres caballeros de Cristo adoptarían la regla de San Agustín. El rey de Jerusalén, Balduino II, se interesó por tan desinteresados personajes y les dio cobijo en estancias del palacio, que se hallaba situado dentro del antiguo Templo de Salomón. A partir de ese momento, recibieron donaciones que les permitieran su subsistencia y vestido. Entre sus diversos intereses, destacó entre ellos el de la protección a peregrinos. PRIMERA COMUNIDAD DE CABALLEROS TEMPLARIOS: LA PROVENZA


Aquellos primeros valientes han sido mencionados y transcritos numerosas veces. Creemos que no daña a nuestro propósito, recordarlos de nuevo tomados del historiador Carmel de Biarnés: Hug de Payens, Godofredo de Saint Omer, Godofred Bisól, Godofred Roval, Pagà de Mont Didier, Archembald de St. Amound, Andrè de Montbard, Fulcó d'Angers, y Hug. De común acuerdo, decidieron pedir protección al papa Honorio II, quien, en el concilio de Troyes de 1128, y ante la presencia de Bernad de Claraval, fue aprobada la Orden y sus reglas. Una vez aprobada una primera regla, al parecer redactada por San Bernado de Claraval, en la que contenía 72 artículos sobre deberes, vida diaria, vestuarios y exhortaciones, había de ser en Francia donde adquiriera gran prestigio. La primera comunidad europea quedó instituida en la Provenza, donde sería nominado un maestre o superior de la Orden. LLEGADA A CATALUÑA Los dos primeros Templarios que llegaron a España, visitaron a los condes catalanes. Esos dos Templarios, de los que tenemos escasas noticias, fueron Hug de Rigalt y Pere Bernat de Perpinyá, quienes en 1130 se entrevistaron con el conde Ramón Berenguer III, que de inmediato ingresó en la orden, -el 14 de julio de 1130. El conde catalán dejó a la Orden el castillo de Granyena, su caballo y sus armas. Su hijo Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona y de Besalú, pactó ese mismo año un acuerdo con el conde de Ampurias, Ponç Hug, para la conquista de las tierras sarracenas establecidas en el Cinca. Con ese acuerdo preveían repartirse ambos condes las tierras desde Paviano, Estopanyà, Fraga, Lérida y Tortosa. Al año siguiente, 1131, recibieron estos monjes diversos donaciones en diversos bienes muebles; bienes que hablan de la rápida expansión de los Templarios en tierras catalanas. Por ejemplo, los esposos Bernat de Talamanca y doña Dolça ofrecían sus posesiones en Sant Esteve de Vila-setrú, Manlleu y Sant Martí de Sescorts. A los pocos días, los esposos citados, junto con otros ciudadanos conocidos suyos, ofrecían un “Mas” en Avinyó. PACTOS CON EL REY DE ARAGÓN Informado el rey de Aragón, a través del arzobispo de Aux, de la existencia de esa nueva fuerza militar, el rey aragonés demandó ayuda a los Templarios ofreciéndoles diversos privilegios y promesas, como la de una cantidad de mil sueldos jaqueses anuales, y mil cafices de granos, la mitad en trigo y la mitad en ordio, por tiempo de cinco años continuos. Pareciéndole poca ayuda para la gran empresa que pretendía el de Aragón, en octubre de 1131 redactó su primer testamento dejando herederos de su corona a las órdenes fundadas en Jerusalén. DONACIONES DE NOBLES CATALANES En 1132 el conde de Urgell, Armengol VI, hacía donación a los Caballeros Templarios del castillo de Barberá, y un hombre de cada uno de sus castillos y villas. Pero la mitad del castillo quedó en poder del noble Puigvert por una donación anterior.


Los nobles aragoneses y catalanes pronto descubrieron que, Templarios y Sanjuanistas aportaban un nuevo estilo de vida a la Iglesia, fácilmente asequible a los seglares, consistente en una actividad bélica contra el Islam y una reafirmación del espíritu cristiano. Eran pues unos excelentes aliados en el proyecto de reconquista cristiana. CONTINÚAN LAS DONACIONES EN TIERRAS DE LOS CONDES CATALANES En marzo de 1133, Arnau Ramón de Bedos y tres hijos suyos ofrecieron numerosas donaciones al Temple donde su hijo Arnau ya era cofrade. Entre esas donaciones un “Mas” en San Sadurní de Planeses, el “Mas” de Costa, un alodio en Buc, el “Mas” de Billa Rabiosa con sus tenencias de San Juliá de Vilatorta y Folgueroles, y otro alodio en Formigons. Los vizcondes de Cardona, que habían cedido un hijo a la Orden, facilitarían una carga de sal cada semana. El propio conde de Urgel, Armengol VI, concedió en 1133 a la Caballería del Temple los derechos sobre otro “Mas” llamado de Bernat Ramón, conocido como “Más de Carles”, situado en la villa de Ponts (margen izquierda del Segre, al Este de Artesa de Segre). Emulando a este noble conde urgelitano, y realizadas las primeras cosechas por los hombres del Temple, diversos nobles del mismo condado de Urgell, concedieron licencia de moler libremente ciertos días de la semana en sus molinos en la ribera de Ponts, del río Sió, y también en el lugar de Castelló. Dos años después, el dicho conde de Urgell les concedía un molino que poseía en la ribera de Ponts, para que los Templarios molieran libremente los martes de cada semana. Parecía que rivalidad entre el monarca de Aragón y los condes catalanes por favorecer a la Orden iba en aumento. El conde de Barcelona, de común acuerdo con el arzobispo de Tarragona, Oleguer, pusieron a todos los hombres de armas que quisiesen militar en el Temple, o luchando en Jerusalén, bajo su protección. Los Templarios catalanes gozarían con ese privilegio de total inmunidad judicial desde 1133. Un pergamino conservado en el archivo de la Corona de Aragón (ACA, perg. carp 34, nº 28) presenta una larga lista de personajes que se ofrecieron a la Orden, con expresa enumeración de los bienes que aportaron cada uno de ellos. Todo ello en el mismo año de 1133. Otras donaciones al Temple por parte de catalanes tenemos: en abril de 1134 la del “Mas” de Arnau Ramón de Soler, conocido como Rosed, situado en San Hipólit del Voltregá. Otra donación la de Bernat Ramón de Maçanet y su hijo Berenguer, que ofrecieron al Temple la mitad de las casas llamadas Gallifa, en Barcelona, cercanas al castillo de Regomir. Y otra donación temprana al Temple se halla en el testamento de un tal Guerau, que ofrecía al morir 40 "migeras" de ordio para la Orden. FALLECE EL REY DE ARAGÓN EN 1134 Tras el fallecimiento del rey de Aragón en verano de 1134, los Templarios reclamaron su tercera parte del reino. Reino reducido a la mitad de lo conquistado por dicho rey, ante el avance impetuoso de los almorávides. La nobleza aragonesa se opuso a la decisión de entregar el reino a las órdenes militares, y consiguieron que Ramiro II dejara el monasterio para tomar la corona y contraer matrimonio con una dama francesa de Poitiers. Nacida una niña de esa unión, Petronila, la comprometieron de inmediato con el conde de Barcelona, que tuvo que someterse temporalmente a los Templarios por razón del testamento del rey Alfonso.


EL CONDE DE BARCELONA NOMINADO PRÍNCIPE DE ARAGÓN Nominado el de Barcelona con el título de Príncipe de Aragón, o sea, el primero de sus gobernantes en ausencia del rey Ramiro, empezó una brillante andadura histórica tanto en el reino de Aragón, como en tierras catalanas, o en los condados transpirenaicos. Ramiro el monje, sin abandonar su título de rey, optó por regresar al monasterio. Las donaciones y adquisiciones del Temple en tierras catalanas prosiguieron documentándose después de la muerte del rey aragonés: es el caso de la venta hecha por Ramón Albert de Juiá y su esposa Estefania del hijo de ambos, Ramón, de un alodio en Collsabadell, junto a Mogent, que la Orden adquirió por 20 morabatinos de oro. Lo propio hizo el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV –cabeza de un nuevo linaje aragonés- cuando en 1134 puso bajo su protección a los frailes del temple en todas sus tierras, así como protegió las propiedades que recibieran en los condados catalanes. Ordenó para ello que no pudieran ser juzgados por nadie, excepto por el conde o por el arzobispo de Tarragona; y ofreció una cantidad de 20 morabatinos de oro anuales, y ofreció sus armas guerreras -como hizo su padre- para cuando falleciera. Están documentadas otras ayudas de nobles catalanes para facilitar su instalación y desplazamiento hacia el castillo de Granyena. Recibieron asimismo como ayuda la concesión de la décima, que habitualmente era patrimonio de la iglesia. En ese sentido, el arzobispo de Tarragona hubo de emitir una carta de protección sobre la defensa de ese privilegio. Confirmada la donación del castillo y lugar de Barberá por el conde Ramón Berenguer IV, la estrategia del conde, con la colaboración de los nobles aragoneses sobre los cuales era su Príncipe, emprendió el diseño de la ampliación de sus dominios con las conquistas de Tortosa, Lérida, Fraga y Mequinenza. En ellas sería vital la presencia de los Caballeros Templarios. Pero primero era necesario recuperar la parte del Aragón perdido y los castillos de la zona intermedia al Ebro y al Cinca, o la conquista de Ascó para cerrar el bloqueo. En esa etapa fue vital la unión de los condados catalanes con su conde-Príncipe a la cabeza, quien como cabeza gobernante de reino de Aragón, en una tarea común con los condes catalanes, y la extraordinaria ayuda de los Templarios, consiguió que su patrimonio personal, cuyo poder económico y prestigio social en todos sus territorios, estuviera en auge. Ese periodo de auge y expansión Templaria (1134-1149), coincidiendo con la presencia reconocida del Príncipe de Aragón, será el contenido que presentaremos el siguiente artículo.

Joaquín Salleras Clarió


…CONTINUACIÓN Nº ANTERIOR La llegada de Carlos a Castilla supuso la llegada de un joven inexperto que desconocía las costumbres e idioma de su reino, dado lo cual depositó su confianza en sus colaboradores borgoñones que le habían acompañado desde los Países Bajos, a los que le procuró altas dignidades y acceso a rentas y riquezas. Esto molestó a los castellanos y así se lo hicieron saber en las Cortes de Valladolid de 1518, lo cual fue ignorado por el rey. Inmediatamente pasó el rey a Aragón, y a la larga, esto molestó a los castellanos ya que en Castilla había permanecido bastante menos tiempo, así que cuando conoció en Barcelona que había sido electo Rey de Romanos convocó Cortes en Santiago de Compostela para conseguir subsidios para sufragar sus gastos en el extranjero, las ciudades se opusieron puesto que no entendían la preferencia de los intereses en Alemania frente a los castellanos y requerían su presencia en el reino. Finalmente el servicio se aceptó y Carlos embarcó para Alemania, nombrando como regente al cardenal Adriano de Utrecht. El malestar se fue extendiendo por Castilla, y el incendio de Medina del Campo extendió el foco de la rebelión comunera por Castilla. Las revueltas anti señoriales provocaron que la nobleza apoyara al emperador, y el movimiento fue perdiendo aceptación en las ciudades. Finalmente los comuneros, al mando de Padilla, Bravo y Maldonado, fueron vencidos en la batalla de Villalar (Valladolid), y el rey a su vuelta realizó cambios organizativos en el reino que se manifestaron sobre todo tras las Cortes de Valladolid de 1523. En los territorios de Levante se produjo el movimiento de las Germanías. Los artesanos de Valencia poseían el privilegio del reinado de Fernando el Católico para formar unas milicias en caso de necesidad de lucha contra las flotas berberiscas. En 1519 Carlos V permitió la formación de esas milicias y se pusieron al mando de Joan Llorenç. En 1520 cuando se produjo una epidemia de peste en Valencia y los nobles abandonaron la zona, las milicias se hicieron con el poder y desobedecieron la orden de Adriano de Utrecht de su inmediata disolución. En pocos días el movimiento llegó a las islas Baleares en donde duró hasta 1523. Después de la derrota de los comuneros, el ejército acabó con el conflicto de las Germanías. Aprovechando la Guerra de las Comunidades de Castilla con una parcial desmilitarización del Reino de Navarra se produjo la tercera contraofensiva de los navarros para recuperar el reino en 1521.


En esta ocasión, Enrique II de Navarra con apoyo del rey francés Francisco I, y con una sublevación casi unánime de los habitantes de Navarra, consiguió la recuperación en poco tiempo. Posteriormente los errores estratégicos del general francés André de Foix y la recomposición rápida del ejército español llevaron a que tras una cruenta Batalla de Noáin fuera controlado de nuevo por parte de las tropas de Carlos I. Aun así se mantuvieron focos de resistencia en la zona del BaztánBidasoa produciéndose históricos enfrentamientos y asedios como en el Castillo de Maya, en la batalla del monte Aldabe o en el Asedio de la fortaleza de Fuenterrabía. Finalmente la vía diplomática, concediendo una amplia amnistía, y la renuncia de la Baja Navarra, que no llegó a controlar militarmente, llevó a conseguir el control de la Alta Navarra por el Emperador. Con el regreso del rey a Castilla en septiembre de 1522, se emprendieron una serie de reformas para integrar a las élites sociales en el gobierno y administración de la Monarquía, que serían completadas por su hijo el rey Felipe II constituyendo el sistema polisinodial de Consejos. La estructura del régimen polisinodial de los Consejos puede hallarse en el Curia Regis que en 1385 se constituyó en el Consejo Real, o Consejo de Castilla, con los cometidos de asesoramiento al rey, tramitación de asuntos administrativos ordinarios y ejercicio de justicia. Debido al incremento y diversidad de asuntos a tratar, en tiempos de los Reyes Católicos se había dividido el Consejo en secciones que se convertirían en Consejos independientes, en 1494 se instituyó el Consejo de Aragón, en 1483 el Consejo de la Inquisición, en 1498 el Consejo de Órdenes, y en 1509 el Consejo de Cruzada, pero sería Carlos I quien dio el impulso al sistema de Consejos. Una vez sometido el levantamiento armado de los comuneros y asegurada la supremacía del poder real, el Gran Canciller Gattinara propuso a Carlos I un Consejo Secreto de Estado que tendría la supremacía sobre los demás Consejos y sería el eje regulador y supervisor de la política global, en el que él mismo sería el presidente; para tal objetivo emprendió en 1522 la racionalización de la administración española con la reforma de los Consejos existentes y la creación del Consejo de Hacienda en 1523, pero el rey no quiso depender de un solo ministro y tal proyecto de centralizar en un solo Consejo fue desestimado, por lo que la influencia del Gran Canciller, que a fin de cuentas era un cargo de origen borgoñón, se fue eclipsando frente a Francisco de los Cobos, y en consecuencia se mostró crítico por la planificación administrativa colegiada y fraccionada que fue llevada a cabo en esos años de 1523-1529. En 1524 se constituyó el Consejo de Indias y en 1526, el Consejo de Estado, no como lo había ideado Gattinara sino como un consejo privado del monarca, de ahí que no tuviera presidente ni residencia fija en época de Carlos. Los demás consejos se establecieron en Valladolid, que se convirtió en la capital administrativa hasta 1561. Los Consejos estaban compuestos por personas escogidas personalmente por el Rey (cumpliéndose una serie de reglas no escritas a la hora de escogerlos) que, bajo la presidencia del mismo Rey o de algún representante suyo (la mayoría de las veces) discutían sobre algún tema.


El Rey siempre tenía la última palabra, pero no es imposible comprender el poder que acumulaban: primero, porque el Consejo era el lugar donde el Rey pulsaba las posiciones de diversas facciones nobiliarias, eclesiásticas o cortesanas. Segundo, porque en épocas en las que el monarca no estaba capacitado (enfermedad, guerra, etc.), ellos eran los verdaderos gobernantes en su área de acción. Tercero, porque, en aquella época, el poder legislativo, ejecutivo o judicial no estaban estrictamente separados, por lo que los Consejos se convirtieron en una especie de Tribunales de Apelación; cuarto, porque, ciertos Consejos tenían unidas tareas mundanales y espirituales, por lo que solían tener las llaves del prestigio social (Consejo de Órdenes, por nombrar el caso más claro), de importantes ingresos económicos (Consejo de Cruzadas) o de clave política (Consejo de la Inquisición). En este orden destaca la importante labor de los secretarios. Al margen de la Cancillería, que desapareció con el fallecimiento de Gattinara en 1530, el rey despachaba con sus secretarios, que de ordinario ocupaban las secretarías en los Consejos, puesto que al fin y al cabo, los secretarios eran los encargados de trasladar al Rey las deliberaciones de los Consejos y de trasladar a los miembros del Consejo las decisiones y resoluciones del Rey, lo que evitó una parálisis en el gobierno, permitiendo que funcionara el sistema. No obstante, su poder iba más allá de esto, pues se convirtieron en los verdaderos gestores de la voluntad Real: de sus transcripciones dependía la exactitud con que el monarca percibía las declaraciones de los miembros de los Consejos, aceleraban o retrasaban la entrega de las deliberaciones al Monarca, controlaban la correspondencia ordinaria y tomaban las decisiones preparando los documentos para la firma y traficaban con la información privilegiada que tenían y con su capacidad de acceso al monarca. Durante su reinado, Hernán Cortés conquistó a los aztecas de la Nueva España (México), Francisco Pizarro conquistó el Imperio Incaico formando el Virreinato del Perú y Gonzalo Jiménez de Quesada conquistó el pueblo de los Chibcha, en la actual Colombia. Los capitanes españoles Sebastián de Benalcázar y Francisco de Orellana, partieron del Reino de Quito en busca del mítico El Dorado. Benalcázar fundó en 1534 la ciudad de San Francisco de Quito mientras que Orellana, tras fundar Guayaquil, se internó en la Amazonía y descubrió el río Amazonas. Juan Sebastián Elcano dio la primera vuelta al mundo (1522), terminando el viaje que comenzó Fernando de Magallanes y sentando las primeras bases de la soberanía española en Filipinas y las Marianas. Mediante la Capitulación de Madrid de 1528, arrienda temporalmente la Provincia de Venezuela a las familias alemanas Welser y Fugger, lo que dio paso a la creación del Klein-Venedig, una de las gobernaciones alemanas en América. Pedro de Mendoza, por su parte, concretó la primera fundación de Buenos Aires en la margen derecha del Río de la Plata. Poco tiempo después Juan de Salazar y Gonzalo de Mendoza fundaban Asunción que se convertiría en el centro motor de la conquista de la cuenca rioplatense y Pedro de Valdivia fundaba Santiago. Todo esto contribuiría a sentar el primer imperio global de la Historia bajo el reinado de su sucesor, Felipe II, donde se decía que «no se ponía el sol». La mayoría de expediciones fueron empresas privadas, realizadas con el permiso de Carlos V, pero declarando siempre la soberanía de la Corona española sobre todos los territorios conquistados, si bien estos se consideraron desde 1492 parte de la Corona de Castilla, al haber impulsado ese reino las primeras expediciones de exploración y conquista de las Indias y la Tierra Firme, término que engloba a las islas del Caribe y a toda América.


Entre 1508 y 1523 los Papas debieron conceder prerrogativas a los reyes de España o de la Monarquía Hispánica; pero ya en 1516 se habían concedido privilegios semejantes al rey de Francia (por el Papa León X) y antes aún al rey de Portugal (por la bula Dudum cupientes del Papa Julio II, en 1506). Ahora bien, estas prerrogativas «se extendían solo a obispados y beneficios consistoriales». Más tarde, los monarcas lograron el ejercicio de todas o la mayoría de facultades atribuidas a la Iglesia en el gobierno de los fieles, convirtiéndose, de hecho y de derecho, en la máxima autoridad eclesiástica en los territorios bajo su dominio (lo que se denominaba Patronato regio strictu sensu). Las disposiciones emanadas del Papa, de la Nunciatura apostólica y de los Concilios debían obtener el Pase Regio (regium exequator) antes de ser publicados en España y sus dominios. Si eran perjudiciales para el Estado se aplicaba el derecho de retención y se impedía su difusión. Posteriormente Carlos V sumó a lo anterior el cargo de Patriarca de Indias, obteniendo el control de toda la labor evangelizadora. Tras el fallecimiento de su abuelo Maximiliano I de Habsburgo, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, el 12 de enero de 1519, Carlos reunió en su persona los territorios procedentes de la cuádruple herencia de sus abuelos: habsburguesa (Maximiliano I), borgoñona (María de Borgoña), aragonesa (Fernando el Católico) y castellana (Isabel la Católica), aunque pocos años después renunció en su hermano Fernando los territorios de Austria. En competencia con el rey de Francia Francisco I, lo que supuso un gasto enorme al que Carlos hizo frente buscando dinero en Castilla y en banqueros alemanes, como los Welser y Fugger, el 23 de octubre de 1520 fue coronado rey de Romanos en Aquisgrán y tres días después fue reconocido Emperador electo del Sacro Imperio Romano Germánico. Estos asuntos en Alemania lo ausentaron de España hasta 1522. El 24 de febrero de 1530, el mismo día de su cumpleaños, en Bolonia, Carlos fue coronado como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico por el papa Clemente VII, quien se convirtió en aliado de la causa imperial. El ideario del emperador fue el ideal del humanismo de la Universitas Christiana, la supremacía de la autoridad imperial sobre todos los reyes de la cristiandad y la asunción de la defensa del catolicismo. Esta concepción imperial fue obra de mentes españolas como Pedro Ruiz de la Mota, Hugo de Moncada o Alfonso de Valdés.45 Frente a estos ideales universalistas mostraron su desacuerdo el rey francés Francisco I y el Papa. De ahí que estuviera constantemente en lucha con ambos durante su imperio. En 1516, el príncipe Selim de Argel pidió ayuda al corsario Baba Aruj, más conocido como Barbarroja, para deshacerse del sometimiento de Castilla. Aruj acudió en calidad de amigo, pero tras atacar Argel y expulsar a los españoles de la ciudad, mató a Selim y se autonombró rey. El cardenal Cisneros, regente de Castilla hasta la llegada de Carlos al reino, envió a una tropa de 8.000 hombres al mando de Diego de Vera para reconquistar la ciudad, pero su falta de instrucción militar provocó que fueran derrotados.


En 1517 Aruj se apoderó de Tremecén, ciudad tributaria del gobernador español de Orán, el marqués de Comares Diego Fernández de Córdoba. Al año siguiente, éste derrotó y mató al corsario y su hermano Jeireddín se proclamó rey de Argel. Tras enterarse de la noticia, Carlos decidió reconquistar inmediatamente la ciudad, enviando a Hugo de Moncada al mando de una expedición formada por 7.500 soldados. El consejo de guerra celebrado el 17 de agosto decidió esperar la ayuda ofrecida por el rey de Tremecén, pero una fuerte tempestad asoló la flota española siete días después y Hugo de Moncada se vio obligado a retirarse. De esta manera, con la ayuda de los príncipes alemanes protestantes y de buena parte de la nobleza castellana, Carlos acudió en 1532 en ayuda de su hermano Fernando de Habsburgo para defender Viena del ataque de Solimán, pero Francisco I de Francia, quien temía que el emperador derrotara a los turcos y así se centrara en la guerra contra él, aconsejó al sultán que no atacara al ejército imperial y éste acabó retirando sin ofrecer apenas batalla. Ese mismo año Jeireddín Barbarroja logró expulsar a los españoles del Peñón de Argel y en 1533 se alió con Solimán, quien le nombró almirante de flota. Al año siguiente el corsario tomó Túnez y, ante esta situación, Carlos organizó dos operaciones de diferente fortuna. La primera fue la conocida como la Jornada de Túnez, en 1535, por la que se le arrebató Túnez a Barbarroja y la segunda, la Jornada de Argel, en 1541, que fracasó debido al mal tiempo. Sostuvo cuatro guerras con Francisco I de Francia, que también aspiraba a la corona imperial, y al que Carlos exigía la devolución de Borgoña. En la primera guerra (1521–1526), Francia, se apoderó del Milanesado y ayudó a Enrique II a recuperar el Reino de Navarra, tras su conquista en 1512. Sin embargo el monarca francés fue derrotado y hecho prisionero, junto al monarca navarro, en la batalla de Pavía (1525). Francisco fue llevado a Madrid en donde firmó el Tratado de Madrid (1526), por el cual no volvería a ocupar ni el Milanesado ni apoyaría al rey de Navarra (pacto que renunció meses después por firmarlo bajo coacción) y entregaría Borgoña a Carlos, además de renunciar a Flandes e Italia. En la segunda guerra (1526–1529) las tropas imperiales asaltaron y saquearon Roma (Saco de Roma), obligando al papa Clemente VII, aliado de Francisco I —tras la Liga de Cognac—, a refugiarse en el castillo de Sant´Angelo. Mediante la Paz de Cambrai, Carlos I renunció a Borgoña a cambio de que Francisco I renunciara a Italia, Flandes y el Artois, además de entregar la ciudad de Tournay. Coronado por el papa como emperador del Sacro Imperio Romano (1530), Carlos I continuó sus luchas contra Francia. La tercera (1535–1538) se produjo por la invasión francesa del ducado de Saboya, aliado de la monarquía Habsburgo, con la intención de continuar hacia Milán. Acabó con la firma de la tregua de Niza debido al agotamiento de ambos contendientes. La cuarta (1542–1544) concluyó debido a la reanudación del conflicto de los protestantes en Alemania. Agotados, los dos monarcas firmaron la Paz de Crépy, mediante la cual Carlos I perdió territorios del norte de Francia —como Verdún, etc. — y cercanos a Flandes; una vez más Francia renunciaba a Italia y Países Bajos, entrando Milán en la política matrimonial mediante un previsible enlace hispano-francés. La Monarquía Católica o Monarquía Hispánica del rey Carlos I se completó cuando el monarca fue proclamado emperador del Sacro Imperio bajo el nombre de Carlos V. El emperador asumió -entre otros compromisos- el de convocar asambleas de los estados denominadas reuniones odietas.


En 1521, en la Dieta de Worms, su hermano Fernando fue nombrado regente del Imperio y elevado al rango de archiduque. Al mismo tiempo el monje Martín Lutero fue declarado proscrito, iniciándose el enfrentamiento religioso del catolicismo a fin de detener la expansión del luteranismo. En 1523 cedió las islas de Malta y Gozo, así como Trípoli a la Orden de Malta. Los seguidores de la doctrina de Lutero asumieron la denominación «protestantes» en cuanto ellos, reunidos en «órdenes reformadas», en el curso de la segunda Dieta de Espira de 1529, protestaron contra la decisión del emperador de restablecer el Edicto de Worms: edicto que había sido suspendido en la precedente Dieta de Espira de 1526. Como soberano, después de la imposición de la corona del Imperio por mano del pontífice en 1530, Carlos se dedicó completamente a tratar de solucionar los problemas que el luteranismo estaba creando en Alemania y en Europa, con el fin de salvaguardar la unidad de la fe cristiana contra el embate de los turcos musulmanes. En el mismo año 1530 convocó la Dieta de Augsburgo, en la cual se enfrentaron luteranos y católicos sobre las llamadas Confesiones de Augsburgo. Carlos confirmó el Edicto de Worms de 1521, es decir la excomunión para los luteranos, amenazando la reconstitución de la propiedad eclesiástica. Como respuesta, los luteranos, representados por las llamadas «órdenes reformadas», actuaron dando vida a la Liga de Esmalcalda en 1531. Tal coalición, dotada de un ejército y de una caja común, fue llamada también la «liga de los protestantes». Reconociendo que era necesaria una reforma y para intentar resolver el problema, el pontífice Pablo III convocó al Concilio de Trento, cuyos trabajos comenzaron oficialmente el 5 de diciembre de 1545. Concilio del que ni el emperador ni el papa que lo había convocado vieron la conclusión. Tras la negativa de los protestantes a reconocer el Concilio de Trento, el emperador comenzó la guerra en el mes de junio de 1546, con un ejército armado por el pontífice, al mando de Octavio Farnesio, otro austríaco mandado por Fernando de Austria y otro de los soldados de los Países Bajos al mando del Conde de Buren. También apoyaba al César, Mauricio de Sajonia que había sido hábilmente apartado de la Liga de Esmalcalda. Carlos V consiguió una contundente victoria en la batalla de Mühlberg, en 1547; poco después los príncipes alemanes se retiraron y se subordinaron al emperador. De la dieta de Augsburgo, de 1548, resultó un secreto imperial conocido como el ínterin de Augsburgo, para gobernar la Iglesia en espera de las resoluciones del Concilio. En el ínterin se respetaba la doctrina católica, pero se permitía la comunión por las dos especies y el matrimonio del clero. Tras la victoria imperial en la guerra de Esmalcalda (1546-1547), muchos príncipes protestantes estaban descontentos con los términos religiosos del Interim de Augsburgo, impuesto tras la derrota. En enero de 1552, liderados por Mauricio de Sajonia, muchos formaron una alianza con Enrique II de Francia en el Tratado de Chambord (1552). A cambio de apoyo financiero francés y asistencia, le prometieron a Enrique la posesión de los Tres Obispados -Metz, Verdún y Tolón- como vicario del Imperio. En la consecuente guerra de príncipes, Carlos tuvo que huir a Carintia ante el avance de Mauricio de Sajonia, mientras que Enrique capturó las fortalezas de Metz, Verdun y Tolón. Ante la guerra con Francia, su hermano Fernando, como rey de romanos, negoció la paz con los protestantes en el tratado de Passau (1552), en el que el emperador garantizaba la libertad de culto a los protestantes.


A pesar de su victoria no logró el anhelado deseo de unificar política y socialmente el luteranismo con el catolicismo, por lo que tan sólo ocho años después, en 1555, se vio obligado a suscribir la «Paz de Augsburgo» por medio del cual se reconocía el inalienable derecho de los alemanes de adherirse a la confesión católica o al luteranismo. Dando fin, aunque sea de manera temporal (50 años), al largo conflicto surgido por la Contrarreforma. Después de tantas guerras y conflictos, Carlos V entró en una fase de reflexión: sobre sí mismo, sobre la vida y sus vivencias y, además, sobre el estado de Europa. La vida terrenal de Carlos estaba llegando a su conclusión. Los grandes protagonistas que junto con él habían trazado la escena europea en la primera mitad del siglo XVI habían fallecido: Enrique VIII de Inglaterra y Francisco I de Francia en 1547, Martín Lutero en 1546, Erasmo de Róterdam diez años antes y el papa Pablo III en 1549. El balance de su vida y de aquello que había completado no era del todo positivo, sobre todo en relación con los objetivos que se había fijado. Su sueño de un Imperio universal bajo los Habsburgo había fracasado; así como su objetivo de reconquistar Borgoña. Él mismo, aunque autonombrándose el primer y más ferviente defensor de la Iglesia Romana, no había conseguido impedir el asentamiento de la doctrina luterana. Sus posesiones de ultramar se habían acrecentado enormemente pero sin que sus gobernadores hubiesen podido implantar estructuras administrativas estables. Pero tenía consolidado el dominio español sobre Italia, que se aseguraría después de su muerte con la Paz de Cateau-Cambrésis en 1559 y duraría ciento cincuenta años. Carlos V comenzaba a tener conciencia de que Europa se encaminaba a ser gobernada por nuevos príncipes, los cuales, en nombre del mantenimiento de los propios Estados, no intentaban mínimamente alterar el equilibrio político-religioso al interior de cada uno de ellos. Su concepción del Imperio había pasado y se consolidaba España como potencia hegemónica. En su testamento reconoció a Juan de Austria como hijo suyo nacido de la relación extramatrimonial que tuvo con Bárbara Blomberg en 1545. Lo conoció por primera vez en una de las habitaciones de la casa palacio del Monasterio de Yuste. En 1573 el rey Felipe II dispuso el traslado de los restos del extinto emperador y de la infanta Leonor de Austria, reina de Portugal, al Monasterio de El Escorial, tarea que fue realizada por el V conde de Oropesa, Juan Álvarez de Toledo y de Monroy. El ataúd de Carlos I se encuentra ubicado en la Cripta Real del Monasterio de El Escorial, conocida como el Panteón de los Reyes.

Por F.L.P.


Castillo de Loarre - Huesca El castillo abadía de Loarre (en aragonés castiello de Lobarre) es un castillo románico situado en la localidad del mismo nombre, en la sierra de Loarre, en la provincia de Huesca, comunidad autónoma de Aragón en España. Desde su posición se tiene un control sobre toda la llanura de la Hoya de Huesca y en particular sobre Bolea, principal plaza musulmana de la zona y que controlaba las ricas tierras agrícolas de la llanura. Fue construido en el siglo XI y presenta un buen estado de conservación, lo que hace que sea uno de los mejores ejemplos de arquitectura militar y civil del románico de España. Fue denominado Bien de Interés Cultural y Monumento Nacional en el año 1906. Las instituciones regionales y comarcales están interesadas en promover su declaración como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. El castillo se asienta sobre un promontorio de roca caliza que utiliza como cimientos. Esto suponía una gran ventaja defensiva, ya que así los muros no podían ser minados (técnica habitual en el asedio de fortalezas, que consistía en construir un túnel por debajo del muro para después hundirlo y abrir así una brecha por la que asaltar). Además está rodeado por una muralla con torreones. El castillo está en bastante buen estado de conservación (salvo la parte del antiguo castillo de Sancho III de Navarra, mucho más deteriorada) y está considerado como la fortaleza románica mejor conservada de Europa. Destacan la pequeña capilla, la cripta de santa Quiteria, situada a la entrada (con una increíble acústica) y la majestuosa iglesia del castillo (de la que se desconoce el paradero de las pinturas románicas) en la que llama la atención la cúpula (por lo poco habitual que es en el románico). La ubicación de la construcción es un aspecto fundamental para entender su carácter militar. Está situado a la entrada de los Pirineos, justo cuando las montañas dan lugar a la llanura, dominando toda la comarca. La gran llanura que forma "La Hoya" se extiende hasta las orillas del Ebro, hasta Zaragoza. A la espalda del castillo, al norte, están los montes Pirineos y la importante ciudad de Jaca. HISTORIA El hallazgo de monedas romanas en el solar del castillo da pie a pensar que este se construyó sobre el asentamiento romano de "Calagurris Fibularia".


El castillo fue construido en el siglo XI por orden del rey Sancho III, para servir como avanzadilla fronteriza, desde la que organizar los ataques contra la localidad de Bolea, situada en la llanura que domina la construcción. De esta época datan el edificio real, la capilla, el torreón de la Reína, el patio de armas, las estancias militares y de servicio y la torre del homenaje (antigua torre albarrana). Posteriormente, hacia 1071, durante el reinado de Sancho Ramírez se realiza una ampliación que le da la forma que mantiene en la actualidad. De esta época son las demás construcciones incluida la iglesia. El recinto amurallado se construye en 1287. Tras la ampliación se funda un monasterio de canónicas de San Agustín. Pedro I de Aragón, hijo de Sancho Ramírez, cambia la cabeza de la congregación a Montearagón, con lo que Loarre pierde el carácter monasterial. El desalojo de los musulmanes de la comarca de La Hoya, hace que el castillo pierda su carácter militar. Perdiendo relevancia e influencia. En el siglo XV, la población que vivía a los pies del castillo se traslada a la actual villa de Loarre, reutilizando materiales de la fortaleza. DESCRIPCIÓN La construcción se mimetiza con el terreno llegando a confundirse con él a pesar de su gran tamaño. Todo el conjunto está rodeado de una gran muralla que se construyó en 1287. La muralla abarca unos 10.000 metros cuadrados y tiene un perímetro de 172 metros. Está realizada con torreones semicirculares, hay uno rectangular en donde se ubica una de las entradas. La puerta de entrada de la construcción es de estilo románico con decoración en el tímpano. Tras ella se abre una imponente escalera cubierta por una bóveda de cañón y adornada con una cenefa de ajedrezado jaqués. A los lados de la escalera hay dos estancias, la de la izquierda es el cuerpo de guardia y la de la derecha es la cripta de santa Quiteria, que fue lugar de enterramientos. Desde ella por dos estrechas escaleras se accede a la iglesia. Sobre la cripta se ubica la iglesia de San Pedro, una construcción románica de una única nave y ábside semicircular decorado con columnas adosadas a los muros con capiteles tallados con motivos fantásticos, vegetales y bíblicos. La nave está cubierta por bóveda de cañón y decorada por una larga cenefa de ajedrezado jaqués. Entre el ábside y la nave se abre una cúpula de 26 metros de altura. A la derecha de la construcción se encuentran las dependencias de los canónicos y de los nobles que habitaron el castillo. También está el calabozo (que fue también utilizado de almacén) y la sala de armas. Varias ventanas ajimezadas dan vista hacia donde se ubicó el pueblo de Loarre hasta el siglo XVI. Al sur, en lo que fue la parte del castillo original y más militar, está el patio de armas y junto a él la iglesia de Santa María, la que había antes de la fundación del monasterio. Destaca el aljibe con capacidad para guardar hasta 8.000 litros de agua, las estancias militares, la torre norte (que está destruida) y las cocinas. La torre de la reina se sitúa sobre la entrada a la parte militar y protege la misma. La torre del homenaje, de 22 metros de altura, tiene 5 plantas y está comunicada con el castillo por un puente levadizo. Por JMS


Leyenda de la Batalla de Clavijo A la muerte de Silo le sucedió Mauregato (783-789), hijo natural de Alfonso I y de una esclava. Se dice que de éste reinado data la leyenda apoyada en diversas tradiciones -según recoge Alfredo Gil del Río en su obra "Historia y Antiguas Leyendas de La Rioja" (1977), del tributo de las cien doncellas concedido por el Rey a los emires Omeyas, a cambio de conservar la neutralidad. Ramiro I (842-850), hijo de Bermudo el Diácomo, mantuvo diversas luchas contra Nepociano, que se había proclamado Rey de Oviedo. Su importancia en este estudio -añade Gil del Río- radica en su intervención en la Batalla de Clavijo. Según cuenta la tradición en el año 844, por haberse negado a Abderramán II el vejatorio tributo de las cien doncellas, le fue declarada la guerra a los musulmanes, lo que dio lugar a la célebre Batalla de Clavijo. El Rey Ramiro I reunió al Consejo de Estado, se negó a pagar el tributo al emir cordobés. La respuesta árabe no se hizo esperar y las tropas sarracenas se entregaron al saqueo y la rapiña. Cuando las tropas cristianas, en minoría, llegaron a Albelda, se enfrentaron al ejército musulmán y conocieron la derrota. Los cristianos se hicieron fuertes en el Monte Laturce también llamado collado de Clavijo. Los historiadores no se ponen de acuerdo. Sin embargo, se puede afirmar contrastando las diversas crónicas, que la famosa batalla de Albelda tuvo como escenario las inmediaciones de Clavijo en el año 860, pero no en el 844, que es la fecha que la tradición fija en la leyenda de fe -según afirma Alfredo Gil del Río-. En la obra "Historia crítica de Vizcaya y de sus Fueros", se recoge que "… de nuestros cronicones, el Salmanticiense dedica párrafos a la expedición de Ordoño I contra los vascones, repetidas veces hizo guerra a los caldeos y triunfó de ellos. Como moviera su ejército contra los vascones rebelados y redujera a su país a la dominación, de vuelta ya, llego un mensaje diciendo: He aquí que del otro lado el árabe enemigo… contra el cual Ordoño movió su ejército y contra una ciudad denominada "Albelda". Y allí se dio la Batalla de Albelda o Clavijo". El catedrático de Historia Medieval de la UNED en Madrid, José Luis Martín Rodríguez, al referirse a "La Leyenda del Matamoros", señala que "… aunque Santiago no peleara a favor de los cristianos hasta época tardía, el hecho de que se sitúe su intervención en la batalla de Clavijo tiene, sin duda, alguna explicación: en Albelda,


lugar muy próximo a Clavijo, combatieron Ordoño I de Asturias y Musa ibn Musa, caudillo de los musulmanes del Ebro, en el año 859. El lugar, era un punto estratégico que dominaba la vía de comunicación entre las actuales Soria y Logroño y que, cruzando el Ebro, llegaba hasta Pamplona. Tal vez, por su interés estratégico, aluden a la batalla con detalle las crónicas escritas poco después en la corte de Alfonso III, hijo de Ordoño, y el relato pudo llamar la atención de quienes -en la primera mitad del siglo XII- precisaban una batalla lo suficientemente importante y antigua para justificar los votos que los fieles pagarían en adelante al Apóstol Santiago". Por lo que se refiere a la leyenda, se dice que el Rey Ramiro había acampado con sus extenuadas tropas el 22 de mayo del 844 en las laderas de los montes Laturce y Clavijo. Cuando dormía, soñó que se le aparecía el Apóstol Santiago, quien le aconsejó emprender la contienda al día siguiente. La Crónica del Rey Sabio habla de este hecho: "E los moros quando sopieron aquello, allegaronse todos en uno contra éste fueron muchos e demás e hovieron con él su batalla en un logar que dicen Alvella, e los Christianos hovieron lo peor de la batalla: e fueronse venciendo e tornando las espaldas poco a poco a los moros, fasta que llegaron a un collado a que dizen Clavijo e tomoles allí la noche… e faciendo sus oraciones adurmiose el Rey Don Ramiro, e vino a él el Apóstol Santiago…" En la obra de Joseph González de Texada (1702) "Historia de Santo Domingo de la Calzada, Abraham de La Rioja", hace, entre otras, esta referencia respecto a las palabras que el Apóstol dijo al Rey Ramiro I: "… Esfuerçate, y ten mucha confiança, que ciertamente yo seré en tu ayuda, y á a la mañana con el poder de Dios, vencerás la innumerable multitud de los Moros, que te tienen cercado… Y por que sobre esto no aya duda, vosotros, y los Moros me vereís manifiestamente en un Cavallo blanco, de blanca y grande fermosura y tendré un Pendon blanco, y recibireís penitencia, y después de celebradas las Misas, y recibida la Comunion del Cuerpo y Sangre del Señor, armada vuestra campaña, no dudeís de acometer á las bazes de los Moros, llamando el nombre de Dios, y el mio, que sabed por cierto, que los Moros caeran punta de espada". El Rey Ramiro I, cuando las tropas cristianas perdían terreno, se le aparece el Apóstol Santiago montado en un caballo blanco, luchando a brazo partido y causando muchas bajas entre los moros. Según cuenta la leyenda, 70.000 moros quedaron tendidos en el campo de batalla. En agradecimiento, el Rey Ramiro I promete al Apóstol Santiago (se le conoce como Diploma de Don Ramiro o Voto de Santiago), entregar anualmente y de por vida los primeros frutos de las cosechas y de la vendimia a la Iglesia de Santiago. Dicho voto fue suprimido por las Cortes de Cádiz en 1812. Tras la batalla, el Rey Ramiro I fue a dar las gracias a San Prudencio en la Iglesia de San Vicente del Monasterio, donde estaba enterrado. Cuentan las crónicas de la batalla que el Rey Ramiro I entró en la Iglesia de San Vicente, donde se encontraba enterrado San Prudencio a dar gracias y ofrecer dones. Sánchez Albornoz en "La auténtica batalla de Clavijo" defiende que la verdadera batalla fue librada por Ordoño I contra el Banu Qasi Muza en el Monte Laturce.


El catedrático José Luis Martín Rodríguez, afirma que "… nadie concede fe en la actualidad a una milagrosa aparición de Santiago a caballo en una supuesta batalla de Clavijo ganada por Ramiro I, del que textos del siglo IX se limitan a decir que "con los sarracenos hizo la guerra dos veces", mientras otros declaran que el santo de su devoción no fue Santiago sino el arcángel San Miguel, en cuyo honor edificó una iglesia para agradecer los triunfos alcanzados "sobre los enemigos". También añade que "… la aparición de Santiago justifica la creación de los Votos y la entrega a los servidores de su Iglesia de una medida de grano y de vino por cada yugada de tierra; el origen militar se recuerda concediendo a la iglesia de Santiago la parte correspondiente a un caballero en el botín tomado a los sarracenos…" Alfredo Gil del Río en su obra "El Camino francés a Compostela. Evocaciones y leyendas siguiendo las estrellas" señala que "… la historia de la batalla de Clavijo, por sólidas razones de investigación, es evidente que parece no ajustarse a la realidad histórica. ¿Mera fantasía de la mística cristiana convirtiendo sueños en realidad? En la lectura de antiguas narraciones siempre se repite ese "sueño" y con él la deformación real del hecho. Ahora sólo falta un resultado para el nacimiento de la leyenda". Matías Rodríguez Díez afirma en su obra "Historia de Astorga" (1981), que "… todos los historiadores de importancia convienen en admitir el hecho de la célebre batalla, ganada por Ramiro I contra los sarracenos en Clavijo, colocándole algunos en el año 844 y otros en el 846, así como convienen también en rechazar el motivo de este hecho de armas, ó sea, por la exigencia del emir de Córdoba de que el Rey de Asturias le pagase el tributo de las cien doncellas. Pero no ignoramos que algunos otros historiadores niegan esta batalla y confunden el hecho con el derecho alegado, ó sea el diploma, en que se cuenta el suceso y el tributo referido con el voto que hizo el Rey de pagar a la Catedral de Santiago ciertas prestaciones en agradecimiento a la protección, que el Apóstol dispensó a los cristianos en tan memorable batalla".

De Leyendas de España


Gilbert de Erail 1193-1200 o 12 . Maestre


Edita:

Orden Cat贸lica del Templo

Maestrazgo Templario Cat贸lico Internacional www.ocet.org.es

Registrada en el Ministerio del Interior (RNA) Gpo.1 N潞 604098


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