Afirmación de sí, de Nora Buich

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Buich, Nora Afirmación de sí / Nora Buich. - 1a ed. - La Plata : Malisia, 2016. 64 p. ; 20 x 14 cm. ISBN 978-987-3972-21-8 1. Poesía Argentina. 2. Feminismo. I. Título. CDD A861

Título Afirmación de sí Autora Nora Buich Editorial

malisiaeditorial@gmail.com Diagonal 78 #506 | La Plata Edición, dirección de arte, diseño y correcciones Pablo Amadeo pabloamadeogonzalez@gmail.com facebook.com/pabloamadeo.gonzalez Primera Edición Octubre de 2016 Impreso en Argentina / Printed in Argentina


Mi viejo, me confesó una vez que la literatura lo había salvado de la tristeza, de la locura y hasta quizás de la muerte. Desde muy chica sembró en mí su amor a las palabras y a las historias crudas, felices y fantásticas que se tejen con ellas. También me ayudó a escribir mi primer poema a los 8 años. A él le dedico este libro.



prólogo

Por Kyra Galván

Leer el libro de Nora Buich (Argentina, 1967), Afirmación de sí, es “develar el secreto sabor de lo indecible”. Sus palabras pausadas, a veces agresivas, a veces tiernas, se me hicieron, literalmente, agua en la boca, degustando un manjar. La autora me conoció a mí hace muchos años al leer un poema mío publicado en la sección cultural del diario Clarín, hecho que, de algún modo marcó un hito en su vida y del que apenas me enteré recientemente. Gracias a la magia de las redes sociales, pude conocer a Nora y a su espléndida poesía. Es pues, un gusto enorme para mí, a pesar de la distancia física que nos separa, de una punta a otra de la América latina, sancionar este libro intenso, sensual, vital, pero sobre todo, poético. Decir esto parecería a primera vista algo obvio. Pero no lo es si planteamos que la poesía de la autora ha nacido cuando debía y no antes ni después y contando con todo lo que en poesía, es esencial: ritmo, imagen, espíritu y fuego. Con la cualidad poética como capacidad universal para sorprenderse, dolerse y gritar este mundo en el que vivimos, para sortear las relaciones humanas, en especial las que se 11


dan entre hombres y mujeres y cómo éstas nos afectan en el alma, en la vida diaria, en el amor. Es este el primer libro de Nora que se vuelve público. Pero no así sus palabras, que empezaron a surgir de su interior desde que ella era pequeña. Ella, que a veces sentía que escribir era un “vicio vergonzante”, porque como a muchas mujeres, a veces nos cuesta trabajo salir del capullo, romper el silencio y decir esta boca es mía. Porque en sus poesías, como podemos ver página tras página, se va adivinando diáfano e intenso, el feminismo, como ese mundo propio de las mujeres, que comparten una conciencia de su lugar en el mundo, un mundo construido por los hombres y para los hombres. La poesía de Afirmación de sí es una poesía militante, segura de sí misma, que ha ido creciendo con la vida, con la solidaridad con otras mujeres, con el compromiso social. Y por supuesto, también con el dolor, con el sacrificio que la vida nos cobra a las mujeres. Pero no por eso Nora le huye a la vida, al contrario, la enfrenta a pesar de la aprensión y el sobresalto, como en aquél poema Miedo donde nos cuenta que tuvo miedo, miedo de ser feliz y acostumbrarse. Como lectora, se alimentó siempre de los grandes: de Cortázar, de García Márquez, de Gioconda Belli y de Alejandra Pizarnik. Pero hay en ella también, ecos de la poesía de importantes escritoras como Sylvia Plath, Anne Sexton o Diane di Prima, que con su poesía rompieron cánones y se apropiaron de su vida. No escatima la poeta, escribir sobre noches apasionadas en las que ha hecho el amor a quemarropa, y sobre todo luego, su clítoris, seguramente satisfecho, ha descansado entre las sábanas. Es pues, la poesía de Nora Buich una poesía dura, sin concesiones y original como toda buena poesía, que nace ya con una voz única que refleja a una mujer entera, que ha vivido, que ha gozado y que, sobre todo, no se arrepiente de nada, como ella misma lo confiesa en su poema: Curriculum vitae. 12


Le deseo por lo tanto a la autora, un camino lleno de satisfacciones literarias, las que estoy segura, vendrán como racimos después del éxito que le auguro a Afirmación de sí. Espero que los lectores disfruten la lectura de este libro tanto como lo hice yo. Ciudad de México, septiembre 4 de 2016.

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“No puedo ser la mujer de tu vida, porque soy la mujer de la mía”. Graffiti visto en La Paz, Bolivia.



derroteros



Lugares comunes Y usted qué usa ¿pene o vagina? ¿ambas cosas? ¿Aros en las orejas, en las tetillas? Y el pelo ¿largo o corto? Y usted se pone polleras o ¿pantalones? ¿Es escocés o esquimal? Hombre mujer ¿o las dos cosas? ¿o ninguna de ellas? Y qué le gusta ¿entrar o salir? ¿y cómo ama? ¿y cómo trabaja? ¿lava los platos? ¿Se perfuma? ¿Hunde sus manos en la grasa del motor? ¿A qué juega? ¿Usted juega? Y cómo mueve su lengua cuando besa Y qué género prefiere ¿Algodón o seda? Y qué es lo bello, lo que atrae, lo que excita ¿Y sus pechos? ¿Y su cerebro?

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Vibra Frente a él absolutamente desnuda bajo la ropa cierra los ojos. El extiende su sonrisa hasta las paredes. Apoya levemente las yemas de los dedos en las yemas de las palabras que él desovilla entre sorbos de café. No solo late el corazón. En su estómago miles de arañas producen una fina baba que corre útero vagina. Él sigue hablando. Esa voz untuosa traspasa.

llena de diminutos aguijones

Es un diapasón. Abre las piernas, salta sobre él y lo penetra.

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Artes y oficios I Ella lo miró para devorarlo. El posó delante de sus ojos un montón de cuentas de colores para distraerla le contó sobre una receta que él sabía hacer con tesoros del mar. Entonces ella dejó de desearlo todo y comenzó a desear probar aquel manjar salobre. Danzó para él con un montón de palabras brillantes transparentes agudas filosas acolchonadas picantes mentoladas. Él las tomó entre sus manos grandes se propuso hacer nuevas recetas con ellas volviéndolas más sabrosas pero menos dolientes. Volaron. Al final del viaje ella lo abrazó para no soltarlo. Él la apartó tan delicadamente, tan amorosamente, tan conmovedoramente… Ella supo que aunque no se tocaran nunca más serían uno toda la vida.

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Artes y oficios II Ella lo miró para devorarlo. Él lo supo y se fue quitando de a poco la cáscara. Ella afiló los dientes, preparó la boca, salivó su hermosura. Él se desplegó como una meseta se irguió como una montaña se enfureció como un océano. Ella remontó vuelo sobre ese paisaje jurásico. Lo escaló lo recorrió lo encendió entre carcajadas. Sucumbieron en un maremoto juntos hermanándose con los peces del fondo de su corazón. Él salió del cataclismo hecho un hombre honesto. Ella salió hecha sirena.

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Cosa Porque mientas él le mete su lengua enloquecida en la vagina ella piensa a qué hora sale el tren desde Constitución y entonces se da cuenta de que podría ser cualquier otra cosa lo que esté adentro suyo. Podría ser un batidor de alambre un tornillo, una lámpara de escritorio, inclusive una pala mecánica. En verdad, la cuestión no es qué cosa se mete en su cuerpo, en su carne sino que su cuerpo es una cosa que podría ser un robot una silla, un rotor, una mancuerna, un candado Y si hay dos máquinas: una que se introduce en la otra y si hay dos objetos: uno que se ensambla con el otro y hay un reloj que le dice cuándo levantarse para ir al trabajo cuándo ir al comedor (y le dice cuándo debe tener hambre) y cuándo irse del trabajo Independientemente de su deseo como este ir y venir acompasado de estos dos cuerpos uno adentro del otro pura fricción y elevación de temperatura puro mecanismo de lubricación pura repetición de movimientos entonces ella ha dejado de ser ella para ser otra cosa cosa cosa Y ya que va a ser cosa quisiera ser puerta cerradura, llave, bisagra, camino, pies, barrilete. Él se detiene, ella empieza a llorar. De repente una terrible contractura en los hombros le avisa 23


que todavía hay terminales nerviosas conectadas al cerebro y entonces saca la conclusión de que hay un cuerpo porque hay sufrimiento, calambres, parálisis, pinchazos. Hay un cuerpo presente (aunque quizás inhabitado) porque el dolor es tan insoportable que la ahoga repitiendo su nombre.

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Hay que Las revoluciones se dan en los callejones sin salida. Bertolt Brecht

Despellejar el mundo quitarle sus engaños arrancarle sus cortezas. Que no haya impunidad para el mentiroso el violador el político usurero que no haya libertad para el curita manoseador el estafador el testaferro Quitar los velos Desnudar las casas: dentro las mujeres viven infiernos adornados de santos deberes ancestrales. Hay que destapar las ollas podridas de las fábricas en donde las obreras y los obreros se cocinan lentamente para ser devorados. Hay que matar a los envenenadores con sus propios venenos a los policías con sus propias balas. Dar vuelta todo dinamitar el cielo y que caigan los dioses con sus cetros. Haremos con ellos vinos perfumados y festejaremos un mundo nuevo sin esclavos ni mentiras. Demoler el callejón y darle una salida. Hay que. 25


Punto rojo Él sostiene entre sus manos un ábaco de palabras. Calibradas. Una mata de ojos y bocas suspiran. Despliega su infinito mantra lienzo para pintar desventuras. Ellas beben los colores no comprenden pero aman. Mas en el vértice del salón, un punto rojo lo incomoda. Una mujer ignota le manifiesta con su cuerpo un impostergable fastidio. Las cuestiones castellanas de la culpa, la pesada herencia del castigo, no le importan. Prefiere a sabiendas del escándalo la desmesura. Develar el secreto sabor de lo indecible. Liberar el goce y compartirlo. Habrá otras vidas para vivir y muchos quevedos de la risa. Habrá decamerones y primaveras y bufones. viudas de Bath y Arciprestes de Hita. Allá los que eligieron la hipocresía y la tortura… Corre la silla esa mujer con dedos de pluma. Ve el profesor que el fuego se aleja y se relaja: puede seguir hipnotizando gacelitas. La erudición vuelve a enfriar las aguas. Las niñas aprietan las piernas toman apuntes, suspiran y se deleitan. Por fin la clase toma su antiguo ritmo de misa. 26


Ya se fue, humedeciendo las tizas, enloqueciendo los relojes y las brĂşjulas. dejando la humedad de su lengua como rastro. Ya se fue, dejando el hambre de sus ojos como ofrenda la endemoniada bruja.

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La frontera Ese negro pezón mordido por la luna y el extranjero que llega a visitarla. Esa bocanada de vacío en la nuca y un coro de chiquitos lamiendo la miseria. Los perros se encandilan con autos importados y las brujas cocinan guisos de cartas viejas. (Las promesas están en el basurero) La mujer está en medio de una cama roja que está en medio de una casa de cartón. Llega con las manos brillosas de billetes y se los arroja sobre la piel salada. Ella llora pero no es por amor que está sufriendo, entre los dedos grises tiene un cuchillo acurrucado. Los perros aúllan de antemano, las brujas ríen sorbiendo las pociones. El mundo tiembla desde las luces amarillas y él por fin se desangra sobre una alfombra muerta. Con el sol las serpientes vendrán a devorar los rastros de justicia A esa hora, en que los diarios mentirán hablando de pasiones infernales, ella-vestida de aire frescoestará cruzando con los pies ajados la frontera.

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La gota de sangre En una gota de sangre estรก toda la sangre del mundo. Voy a pintar solo esa espesa y roja gota de sangre. Nombrando a los que se han muerto para que sigamos vivos. En una gota de sudor estรก todo el sudor del mundo. Voy a pintar una sola salada y dolorosa gota de sudor. Pensando en los que construyen el mundo para que podamos gozarlo de tanto en tanto. En una lรกgrima estรก todo el dolor del mundo. En un grito estรก toda la furia del mundo. Voy a pintar el fuego de ese grito. La furia de su odio en mil tonos de rojo. Rojo, muy rojo, como la sangre. Pero no voy a pintarlo en una tela, voy a pintarlo en las calles del mundo.

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Las cosas bellas Siempre pienso en las manos que han hecho las cosas bellas. A destajo con sudores por dos pesos y una lágrima. Pienso en los hombres que hicieron las paredes y los pisos de una casa por la que paseó una burguesa respingada. Pienso en las manos de la muchacha que unió la tela e hizo los vestidos las cortinas. Pienso en la tarde aquella en que el padre le dijo al hijo: Hoy no vas a la escuela, hoy te venís conmigo a la cosecha al taller al obrador a la venta. Y el muchacho de repente se siente orgulloso de ir con su viejo pero a la vez quiere escapar de nuevo a su infancia incompleta. Ahora, por ejemplo, miro esta baranda y esta hermosa escalera tallada con cincel flor a flor en la madera y yo que pasė mil veces 30


ignorando que alguien se lastimó las manos a destajo con sudores por dos pesos y una lágrima maldiciendo al patrón porque le quitó el buen plato y el sol y aun así hizo inventó con su ciencia esta hermosura. Siempre pienso en la belleza de las manos ajadas de los ojos gastados de las espaldas dolidas de los hombres y las mujeres que han hecho las cosas bellas del mundo pero nunca pudieron disfrutarlas a destajo por dos pesos y una lágrima.

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Gran bang Todo comienza en un punto. Una vez, un día cualquiera. En el primer segundo. Después el viento, la voluntad y la lucha de clases lo estrellan, o lo moldean, o lo desaparecen, o lo hacen brillar. Un día. Un choque. Un encuentro. El destino la fuerza de los que desean. El hartazgo de la vida tal como era. El sueño que se piensa a sí mismo en tres dimensiones. Voces, gritos. Cuerpos que se encuentran. Ideas que hacen brotar el agua. Un día, una noche. Allí comienza la historia, en el más íntimo anonimato. En la más simple de todas las costumbres aprendidas alguien mira distinto la misma realidad. Alguien es capaz de ver y de escuchar lo que viene. En el más pequeño de los instantes una nena descubre la palabra, una chica descubre el orgasmo, un muchacho descubre el universo, una pareja se funde en lo profundo, una obrera comprende la explotación, un pueblo comienza su revolución. Allí donde todos los días era igual todo cambia. Estalla, sangra, duele, nace, se transforma. A veces comete el pecado de morir antes de haberlo hecho todo pero nadie puede decir: esto no ha pasado nunca. Ni la nena que escuchó su propia voz nombrando un objeto. Ni la chica que celebró su cuerpo entre temblores. Ni el muchacho que alzó la cabeza hacia el cielo. 32


Ni la pareja que se miró a los ojos hasta dolerse. Ni la obrera que soñó con matar al capataz. Ni el pueblo que salió a quemar las iglesias. Un día, una noche. Ellos y nosotras. El chacal y los corderos sublevados.

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Cero Hay un silencio ahora de fondo de mar de burbujas debajo y viento sobre la superficie Hay un murmullo de ausencia fluir de vacíos oleaje suave de corrientes tibias y heladas llevándose partículas de vida trocitos de recuerdos. Un abrupto descenso del tiempo al punto cero fracción mínima en que todo es nada. Es sencillamente la calmada muerte. clara, suave, inapelable Imprescindible muerte, (adiós y despedida) para que recomiencen Caos y carcajadas saltos y rebeliones ciclos de encuentros explosiones y bienvenidas.

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pasaje



Ojos Mis ojos no pueden olvidar tus ojos de anoche. Ojos negros que me atravesaron que me aplastaron contra tu cuerpo. Anoche no eran esos ojos de niño Cupido juguetón y lascivo rozando casi sin querer sus pies regordetes en mi clítoris como al pasar como al venir. Anoche tus ojos negros ojos de la noche de un hombre eran agujas fogatas machetes puñales lenguas carne en tensión corazón explotando dentro mío. Anoche esos ojos eran mis ojos para verte por dentro Y yo era tu cuerpo para soñar el mundo.

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Miedo Aquella noche tuve miedo. No parecía al principio. Me sentía dueña del mundo. Mis pantalones eran nuevos y vos tenías una sonrisa que yo recordaba. La fiesta era extraña pero no nos importó. Cuando nos fuimos a buscarnos sin la ropa a la cama del hotel, me di cuenta. Quedé deshojada, miré tus ojos llenos de alegría, encontré señas extrañas en los tatuajes de tus brazos, entonces miedo. Parado frente a mi piel extendida, sabrosamente ofrecida a la sombra y al goce. Yo sé que pensaste que la miel fluía esa noche desde mis piernas. Mi boca te llamaba. Pero esa noche miedo. Porque estabas ahí también ofreciéndote pleno limpio hambriendulce erecto. 38


Mientras volaba me preguntaba quién eras después de tantos años, de tantas calles, de tanto viento. Eras hermoso en tu imperfección cuidada calibrada asimetría. Esa noche miedo miedo de ser feliz. Ahora, en el aleteo constante de tu voz, en la sincronización de nuestros sueños, en la constancia de tu saliva tibia de tu leche corriendo por mi cuerpo de madrugada me voy acostumbrando.

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Por suerte Los espacios son extensibles los cuerpos transmutables las ideas son cambiantes los principios inamovibles los ojos tienen vista periférica las manos tocan hasta lo que no puede verse la experiencia hace a la duda comprobable rechazable según guste, moleste o convenga por suerte cada parte del cuerpo tiene su razón de ser por ejemplo el vino no se bebe por las venas y las flores pueden mirarse, olerse o fumarse según guste, moleste o convenga por suerte la verdad no puede tocarse pero se comprueba y el color verde y el calor del sol buscan nuestros poros y nos invaden insaciablemente la pasión entra por el corazón y sube a la cabeza están el hambre y el amor molestando la existencia por suerte está el sexo para hacer jugable lo macabro deliciosamente amable lo neurótico la historia está escrita para ser aprehendida la batalla para sublimar lo insoportable. Hoy es viernes mientras tanto está pasando deliberadamente

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el vino y las flores están para reírse descansar de la repetición de los mandatos abolirse la maldita plusvalía (por un parpadear) y quedarse a salvo de la muerte

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La oposición complementaria Él me confesó una tarde que amaba mis curvas empinadas desde donde se arrojaba hasta mi boca. Le dije entonces que amaba sus líneas rectas y sus ángulos de noventa grados en donde podía atornillarme hasta perder el sentido y recobrar la memoria.

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Cuerpos prestados Esas manos que están dentro de tus manos están acariciando a otra mujer. Lo sé porque cierran para acariciar pechos pequeños que yo no tengo. Te miro los ojos que hay adentro de tus ojos están mirando a una mujer que está más allá de mí. No importa. Porque mientras las manos de tus manos acarician otro cuerpo busco con la boca de mi boca a otro hombre que ayer vi. Y mientras nos desencontramos para encontrarnos con otros, los otros nos están amando a nosotros en sus cuerpos prestados. Deberíamos poner las cosas en su lugar y que el deseo deje se sentirse tan desafortunado. O mejor aún reordenar nuestro deseo para que los afortunados seamos todos nosotros.

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devenir yo



Afirmación de sí Ya me miré en los espejos deformados de los otros hablé de mí con palabras repetidas y ajenas temí sonreí para ser aceptada y callé. Ya quise mucho y no me quise nada. Ahora, no.

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Autorretrato Soy una mutante como todas supongo. Mi cuerpo ha cambiado de forma tantas veces… He tenido dos niños dentro de mí y los dejé salir a vivir su propia curiosidad antes de explotar como un globo. (He tenido varios hombres dentro de mí y los he dejado a merced de su propia madrugada antes de hacerlos explotar como un globo). Ha cambiado el largo de mi pelo el ancho de mis tobillos el color de mi malhumor el sabor de mi fantasía. Costurera, promotora, Secretaria, barremierda y profesora he sido. Se me quebraron un par de huesos y unas cuantas ilusiones: los huesos se soldaron y lo ilusorio migró al territorio de lo onírico. Todo el tiempo acomodo y desacomodo: el mundo a los ojos, y viceversa. Cambié de piel, me adapté a la cantidad de oxígeno presente y renací cien veces después de estar noventa y nueve veces muerta. 48


Así que no me asustan las germinaciones las tormentas las identidades con su dolor, su caos y yuxtaposiciones. Tampoco temo a las extrañas maneras de encontrar la salida. Porque sin querer -y después de muchas insistenciasdescubrí que hasta los muros más compactos tienen poros.

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Contradicción Harta de lo concreto lo cuadrado lo conciso Estoy tan harta de lo contable… (Eso que alguien pone en el debe y el haber) Harta del suelo de la línea que divide ahí del límite preciso acá harta del horario ya De la obligación sí o sí De la automática producción serial serial serial serial serial De lo objetivamente sanguinario (yo) Harta del maldito capitalismo estoy. Pero no tengo las instrucciones correctas para hacer la revolución. Mientras voy volando...

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Urdimbre A esta hora los vampiros Los sonámbulos A esta hora los suspirantes enamorados Y los desahuciados sollozantes A esta hora los precarizados y los feisbuqueros Los enfermos y las enfermeras (Las enfermas y los enfermeros) Los vagabundos y los paranoicos Los inspirados y los descarrilados Los del otro lado del mundo Las que tienen sed Y no tienen sueño Las que tienen hambre Y no pueden morder Las que escuchan el dolor Gritando desde su propia entraña Las que se marean con el giro de los planetas Esperando el abrazo que viaja Las que conspiran pestañean danzan vuelan las brujas las que tejen ...y yo (con ellas).

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La poesía La poesía es una huérfana

un desahuciado una trans a media noche una maldita una vergüenza.

¡Pobre la poesía que camina en patas por la vereda helada y _muy a mi pesar que detesto las monarquías_ es una reina y no lo sabe!

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Resurrecciones Sobre la podredumbre de las hojas muertas nacen nuevos árboles. Sobre la carne muerta un ejército de moscas trabaja para devolver en el viento algo de la última energía vital que quedó atrapada. En el centro del universo una estrella que acaba de consumir su azul se esparce en nuevos destellos blancos. El mar ha reciclado el nácar que ahora acaricia mis pies como fina arena. El aire que respiro viene de las hojas. De las derrotas de los antiguos esclavos surge como un susurro inapelable el nuevo vigor de las luchas que surcan las calles. Cadáveres que amé y ahora olvido me alimentan para nacer de nuevo. Ardores que me marcaron la piel y he derrotado gestan mis poemas. De los dolores de ayer nacen las liberaciones de hoy.

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Locotus sum ”Si en realidad queremos transformar la vida, tenemos que aprender a mirarla a través de los ojos de las mujeres”. León Trotsky

He sido hablada por mil voces de mujeres lastimadas y amordazadas. Habitada por los ecos desgarradores de sus llantos y por lo ecos libertarios de sus viejas batallas que llegan en el murmullo del río humano para liberarme. He sido hablada y comprendo ahora. Y cuando comprendo el dolor de mis madres comprendo más el mío. El mundo empieza a despertarse a través de los ojos de las mujeres y me despierto en ellas. Y desde el fondo de la oscuridad nuestra rabia y nuestra alegría comienzan a arder iluminándonos.

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Humo No quiero desdibujarme en otro carbonilla que se esfumaba ser humo deshacerme entre sugerencias y piropos volver a ser la luna dichosa menguante iluminada por el padre sol indiscutible eterno ser la geisha sufriente vitalicia acomodada entre los almohadones de la dulce ignorancia aunque extraño ese perfume de infierno conocido aunque duele andar en carne viva en la carne muerta me agusanaba el silencio las neuronas parecían conectarse pero en la voluntad de otro andaban moviendo las piernas. Ahora tomo los trabajos, dificultosos y temibles a veces, de afinar mi contorno convexo en el trazo definido de una mujer testaruda empecinada en aterrorizar sus terrores hasta exiliarlos al lugar de donde no saldrán porque los guardianes son mis palabras de machete y mis pasos de loba aullándole a las sombras que me buscan. No quiero ser otra cosa que la mejor versión de mí ser la cosa de nadie, atada, transferida. Y sencilla pero agotadoramente sin culpas ser feliz. 55


A quemarropa He hecho el amor flagrantemente casi diría, a quemarropa. Afuera el mundo sigue su rutina. Entre las sábanas mi clítoris reposa.

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Grandes actos de rebeldía contra el capital Lunes: Mirar el reloj a las 6:20 y en lugar de salir corriendo porque se llega tarde al trabajo sentarse parsimoniosamente a tomarse un café con leche con tostadas. Martes: Juntarse con l@s compañer@s y hacer una asamblea sin permiso del burócrata del sector. Miércoles: En medio de bandejas plásticas y olor a polenta con tuco conspirar con otras mujeres contra la plaga del machismo (más antigua y extendida que el dengue). Jueves: Fumarse un cigarrillo en la oficina contemplando hacia adentro el mundo que se fue e imaginando el que vendrá. Viernes: Escribir el poema al son de la melancolía de Riuichi Sakamoto y guardar para sí esta porción de plusvalía.

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Curriculum vitae Nombre: nosotras Dirección: Abajo y a la izquierda Fecha de nacimiento: el día en que nacieron todas las flores. Nacionalidad: sin fronteras. Estado civil: impredecible. Edad: la adecuada para saberme dueña de mí. Estudios: cada respuesta me genera más preguntas. Profesión/oficio: cualquiera para poder comer. Por gusto: docente y escritora. Hobbies: hacer germinar semillas tanto en tierra como en l@s otr@s. Otros datos que desee consignar: Je ne regrette rien.

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Quinto piso Me costĂł mucho llegar hasta acĂĄ

la vista es hermosa.

Lo logrĂŠ. Ahora tengo un nuevo problema: no viene mucha gente a visitarme no hay tantos que quieran subir las escaleras y me paso demasiadas noches respirando sola.

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Prólogo

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Derroteros Lugares comunes Vibra Artes y oficios I Artes y oficios II Cosa Hay que Punto rojo La frontera La gota de sangre Las cosas bellas Gran bang Cero

17 18 19 20 21 23 24 26 27 28 30 32

Pasaje Ojos Miedo Por suerte La oposición complementaria Cuerpos prestados

35 36 38 40 41

Devenir yo Afirmación de sí Autorretrato Contradicción Urdimbre La poesía Resurrecciones Locotus sum Humo A quemarropa Grandes actos de rebeldía contra el capital Curriculum vitae Quinto piso

45 46 48 49 50 51 52 53 54 55 56 57



Gracias a mis compañeras de Pan y Rosas y de la Comisión de mujeres del Astillero Río Santiago mis hermanas de luchas a veces agotadoras, pero siempre liberadoras. Con ellas aprendo que el yo tiene su razón de ser en el nosotras. Gracias a Laura Vellio, en sus sesiones de llanto, de dolor, de descubrimientos y alegrías, aprendí en un tenaz y compartido trabajo a mirarme a mí misma en el espejo. A encontrarme con mi propio deseo y a asumirme “con toda palabra” como dice Lhasa de Sela en su canción. Y gracias también a mi editor Pablo Amadeo, este libro es el final de un trayecto de intercambios, debates y aprendizajes que hicimos con ese manojo de poemas enredados que yo llevé hace unos meses a Malisia Editorial.


Este libro se terminó de imprimir en los talleres gráficos de José Joaquín Araujo 3293 (C1439FAP) Ciudad de Bs. As. Octubre 2016

D I S T R I B U I D O R A & E S TA N T E R Í A D E LI B R O S Y R E V I S TA S D I A G O N A L 7 8 E S Q . 6 - L A P L ATA - A R G E N T I N A MALISIADISTRIBUIDORA@GMAIL.COM





El primer territorio de la afirmación siempre es el cuerpo. Dentro de esa geografía, la sexualidad, los oficios, los vínculos, formulan un lenguaje de rastros. Ser habladas por otros significa ser objeto de interpretaciones -siempre extrañas- que nos constituyen negándonos. “Hablé de mí con palabras repetidas y ajenas”, dice Buich. El primer territorio es el cuerpo y su lenguaje de rastros. Hablarnos a sí mismas –no como soliloquio, sino como práctica identitaria-, dar cuenta de esos rastros, significa ser sujeto de una voz propia que nos constituye afirmándonos. “Ahora, no”. El primer gran truco de la palabra -esa malla elástica que envuelve con sentidos esquivos las prácticas de sujeción- es estar escrita para enunciar el mundo de quienes dominan. Así como las brujas no podían antaño más que repetir bajo tortura el lenguaje que los inquisidores querían oír, de igual manera las palabras parecen estar estaqueadas para reproducir el discurso formal de lo instituido. La poesía expande los sentidos planos –los quiebra-, la poesía dispara contra la precariedad simbólica en la que vivimos y nos afirmamos, es decir, a través de la cual somos. La poesía suelta las amarras de las palabras. Nora Buich, Naná, describe un tránsito hacia el devenir Yo, desde el derrotero de la alienación de sí, transitando los pasajes siempre críticos que prefiguran una nueva humanidad hacia la autopercepción en un proceso siempre liberador. Desde un inicio esencialmente lagunar, disperso y en apariencia inconexo, la poesía de Nora va hilando las escenas que la invisibilizan, asumiéndose entre signos de interrogación. Edifica la duda sobre el ser para. En un segundo momento su obra nos propone una toma de distancia de todo aquello que la configura ingresando al umbral de lo que adviene. La afirmación de sí se proyecta como un pensamiento arborescente que se despliega en profundidad y extensión, dando forma a la aseveración fundamental de este poemario (y en esencia, de toda poesía): el cuerpo no puede ser cosa.

PABLO AMADEO


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