Malisia, la revista #2

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MALISIALIBROS

MALISIAEDITORIAL AÑO 0 #2 | JUN 2017

Reseñas: Felicidades, de Dulce Ma. Pallero (Pixel Editora), por Iván Suasnábar // Una experiencia de mundo, de César Vallejo (Ed. Excursiones) por Facundo Basualdo // La sed del ojo, de Pablo Montoya (Ed. Puente Aéreo) por Juliana Gómez Nieto Perfiles: Paloma Vidal // Leandro Donozo Notas: Mesas de disección: La feria, la serie y el montaje, por Verónica S. Luna // Con el diario del lunes, por Leonel Arance


SUMARIO RESEÑAS | pág. 4 y 5 Una experiencia de mundo de César Vallejo x Facundo Basualdo

Colectivo editorial Verónica Luna Leonel Arance Juliana Celle Pablo Amadeo Agustín Arzac Agustina Magallanes Francisco Magallanes Colaborador Facundo Basualdo Iván Suasnábar Juliana Gómez Nieto

La sed del ojo de Pablo Montoya x Juliana Gómez Nieto

RESEÑAS | pág. 7 Felicidades de Dulce Ma. Pallero x Iván Suasnábar

Fotografía Reseñas: Agustín Arzac y Dieguillo Perfiles: Leonel Arance Informe central, editorial: NOTA CENTRAL | pág. 8 - 13 Correcciones Gustavo Paolini Diseño Pablo Amadeo

Diagonal 78 #506 Tel: 221 - 4212946 facebook/malisialibros facebook/malisiaeditorial

Mesas de disecciones x Verónica Stedile Luna

Con el diario del lunes x Leonel Arance

PERFILES | pág. 14 y 15 Leandro Donozo x Leonel Arance Paloma Vidal x Verónica S. Luna


Estrategias de supervivencia Treinta y seis horas antes de la salida de este número escribimos la editorial. El tiempo se acaba y en las aguas agitadas de cerrar un diseño de interior, pasar correcciones, hacer un flyer para difundir la próxima presentación, stockear el material para la Feria de Editores, filmar un video, programar los próximos talleres de lectura, diseño, imagen, escritura, poesía, cine, en medio de las tareas diarias que forman parte de la rutina siempre imprevista de trabajo, tiene que salir este editorial. El Espacio es un lugar especial donde algo sucede en relación con la escritura, la edición y el diseño. Una relación especial con la imagen y con el papel. En principio pareció que la edición era una de las posibles ramas que habitaban en El Espacio, con el transcurrir del trabajo, lo que se hizo evidente es que en todo caso la noción misma de edición había sido trastocada. Cuatro editoriales aglutinadas en Malisia (EME / Club Hem / Pixel / Malisia

editorial) comienzan a trabajar con el estudio-taller de Encuadernación FA, una clínica del papel que no se reduce a encuadernar sino a experimentar la materialidad, parafraseándolo, como superficies de placer; con los papales se puede hacer mucho más que un libro, que un cuaderno, que un mentado libro-objeto, se pueden hacer objetos susceptibles de ser recorridos como resultado de una edición, de una selección de lenguajes que se disponen para dar lugar a una unidad que interviene nuestro modo de vincularnos con lo tangible-libresco. FA se convierte además en una editorial. Se suman otros proyectos editoriales: Oficina Perambulante, de Carlos Ríos; Popova, textos sobre feminismo y disidencias. Un grupo comienza a filmar video-flyers para difundir los libros que publicamos. Se convierten en Transito. Imaginario en movimiento, y las proyecciones audiovisuales se convierten en video-poesía. Otra variable de la edición: intervenir sobre la escritura incorporando la voz, los sonidos del mundo, los gestos. Otro grupo comienza con un proyecto de

diseño para acompañar desarrollos de marcas, Ninja; otro grupo explora lo inactual de la moda y de la imagen, Terrome. Una serie de compañeros y compañeras encaran talleres, espacios de enseñanza, de formación, que abarcan lo que va de la explicitación de las lógicas por las cuales un proyecto autogestionado puede pensarse en las formas de la comunicación, hasta la escritura de poesía, de narrativa. Un grupo amplio de personas pensando y produciendo textos e imágenes que se ponen en circulación. Textos e imágenes que se tocan, se encuentran, o se contactan a la distancia. Esa es la vida artística de El Espacio, el estado de nuestra rutina y discusiones. Hace días mandamos una caja de libros al Marché de la Poésie, una feria cuyas consignas interrogativas rodean la cuestión del estado general de la poesía, cuál es el futuro de la poesía y la situación económica de los escritores. Preguntas extrañas en principio, de las cuales no se extrae mucho más que la autocomplacencia de reconocer los alcances culturales limitados de la literatura, y una relación distorsionada con el dinero. En definitiva, preguntas que no podemos responder, o no podríamos responder si nos hubieran tocado en cuestión. Pero que sin embargo tocan algo de lo que nos abruma, nos preocupa. Con la revista lo que estamos discutiendo son los criterios, tal vez aún no existentes, para pensar cuál es la singularidad de nuestras producciones editoriales. ¿Por qué nos interesa discutir eso? No es fácil definirlo, pero en principio es posible afirmar que la edición independiente se ha constituido en un sector lo suficientemente relevante como para pensar alrededor de él las contradicciones y afecciones por las cuales actuamos. EDITORIAL

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Una experiencia de mundo César Vallejo Comp. Carlos Battilana Editorial Excursiones Buenos Aires / 2016 ISBN: 978-987-2840-58-7 136 páginas

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arís en los años ’20 se convirtió en una de las usinas culturales más relevantes. Allí se cruzaban Hemingway con Fitzgerald, Picasso con Buñuel o Dalí, como cuenta la película Medianoche en París, cuestionando aquello de que “todo tiempo pasado fue mejor”, a partir de los debates que impulsaban esos artistas en relación no sólo al arte, sino también a la guerra, la economía, la política. La capital francesa también cruzó, entre todos aquellos, a artistas latinoamericanos como Oliverio Girondo, Vicente Huidobro y César Vallejo. Vallejo llegó en 1923 sin saber que no volvería a Perú y que allí moriría en 1938. En todo ese período, además de publicar nuevos libros de poesía, también escribió crónicas periodísticas y ensayos 4

RESEÑAS

que se publicaron en diversos medios peruanos, franceses y españoles. Dicen que lo hacía para vivir, porque de esa paga dependía su comida de cada día, pero al leerlo es imposible pensar que tenía sólo ese interés. Entre las intenciones de Vallejo estaba la necesidad de poner en evidencia el mundo que se desarrollaba. Una mirada latinoamericana (¿o nuestroamericana al decir de su colega contemporáneo José Mariátegui?) en el corazón de la Europa de entreguerras —con el “advenimiento del hombre de orden y método y la desaparición del tipo bohemio y anárquico de la época anterior”—, con la atención puesta en los argumentos, las bases, las formas de una sociedad capitalista en expansión, en la que además de gestarse una segunda guerra, crecía el nazismo, se desarrollaba la revolución rusa, estallaba la economía en Wall Street. Desde ahí observó, cuestionó, revisó las diferentes aristas de la ciencia, el desarrollo tecnológico e industrial, el rol del hombre en las sociedades capitalistas y su aparente superioridad como especie, las relaciones entre periferia y centro, también al arte, a los artistas y a los críticos. Siempre con alusión a quienes se quedaban “al margen del festín”, como sustento de sus afirmaciones y su compromiso. “Antes que el arte, la vida”, reafirmaba. La compilación realizada por Carlos Battilana ubica a Vallejo como la continuación de José Martí, otro poeta latinoamericano que incursionó en el periodismo para complejizar el mundo de fines de siglo XIX y principios del XX, y podría agregarse en la misma línea a Juan Gelman con su compromiso tanto poético como periodístico a finales del siglo pasado y principios de este. La actualidad de los debates planteados por César Vallejo, además de aportar formas de entender aquel París de “los locos años ‘20” y la década siguiente, contrasta con buena parte del periodismo de este tiempo que antes de ser publicado ya se sabe que no integrará compilación alguna en el futuro. Una experiencia de mundo (Ed. Excursiones, 2016) persigue no solo el interés de mostrar al Vallejo que discutía con lo que se forjaba hace casi un siglo, sino también pretende discutir con los relatos del mundo de hoy, tal vez diciendo que hagan falta más poetas que periodistas, sin nostalgia de tiempos pasados pero con mejores intereses en los tiempos por venir. Facundo Basualdo


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a Sed del ojo es una novela histórica que reconstruye el clima de una época: el auge de la fotografía erótica y pornográfica en Paris a mitad del siglo diecinueve. Pablo Montoya ficcionaliza en base a la detención del fotógrafo Auguste Belloc, a quien le fueron incautadas en su estudio más de cuatro mil imágenes obscenas. Fotografías que circularon clandestinamente por los despachos de hombres que disfrutaban sus contenidos de forma privada pero que públicamente repudiaban por atentar contra la moral burguesa. A través de tres personajes –todos voyeristasMontoya construye un relato polifónico, aunque siempre desde un punto de vista masculino, en el que el fotógrafo Belloc, el detective Maledeine y el médico Chaussende, a pesar de sus miradas casi antagónicas, están emparentados por su sed de atrapar –como consumidores o como productores de las imágenes- ese algo fugitivo en donde se oculta la belleza, y cuyo símbolo, es el cuerpo femenino. O mejor dicho su imagen fragmentada por el recorte de la mirada. Esta novela trata sobre el erotismo y sus aristas; la fotografía, sus alcances técnicos, sus búsquedas estéticas; y sobre la moral, incapaz de detener la sed del ojo. El autor expone mediante las opiniones de los personajes los argumentos que se daban en ese contexto histórico en relación a la disputa que la fotografía planteaba en el campo del arte, y a su vez, plantea una pregunta al lector: dónde termina lo erótico y donde empieza lo vulgar. Cuestión que resuelve poniendo en evidencia lo subjetivo del asunto, por medio de los distintos personajes y sus preferencias estéticas, muchas de ellas condicionadas por el peso de la moral.

La sed del ojo de Pablo Montoya Puente Aéreo Editora Buenos Aires / 2016 ISBN: 978-987-4603-50-0 172 páginas

Juliana Gómez Nieto

RESEÑAS

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l poemario de Dulce Ma. Pallero comienza con una cita de Natalia Litvinova. El detalle no es menor. Nacida en Bielorrusia pero afincada en Buenos Aires, poeta pero también -y sobre todo- traductora de poesía, la presencia de Litvinova es la primera de una serie de espectros que, mencionados o supuestos, atraviesan todo el poemario. Alejada de consignas facilistas y de correcciones políticas avant la lettre, Pallero esquiva de modo inteligente los lugares comunes de la doxa feminista e inscribe su propia voz en una trama que, vista en perspectiva, permite pensar en una historia de contiendas y re-apropiaciones en torno a la lengua. Loca, amante, santa, escritora, puta. Los disfraces se sobreimprimen y conforman un coro de figuras femeninas que, de modo constante y silencioso, dará espesor a una búsqueda en la que el yo lírico intentará correr los límites de lo decible, llevando al extremo las regularidades de su propia lengua privada. De este modo, Pallero borra los límites entre esfera íntima y espacio público e intenta hacer oír la voz de una subjetividad en pugna con los discursos sociales establecidos. Como señala esa suerte de poema-cifra que sigue al epígrafe e inicia el poemario: La revolución / de la boca para afuera / se hace / de la lengua / para adentro.

Felicidades, de Dulce M. Pallero PIXEL Editora (Saga Relámpago) La Plata / 2016 ISBN: 978-987-3646-07-2 60 páginas

En este sentido, más que el relato en verso de una historia de amor, Felicidades puede definirse como la persistente afirmación de un locus de enunciación femenino: una instancia que, como toda política de la literatura, se dirime en el uso de la voz. Si para Roland Barthes la doxa era aquel lugar en el que la lengua estandarizada de los estereotipos se reproduce a sí misma y cuya tipicidad es invisible a sus usuarios, Pallero opera sobre ella, horadando sus certezas. ni soporto ponerme otra vez el vestido, reseco de piel huraña de mitología ajena

Calle 5 #1289 e/58 y 59 La Plata (1900) Bs. As. (221) 530 1721 quevesgrafica@gmail.com Qué ves? Gráfica 6

RESEÑAS


Frente a los lugares comunes de la lengua, el continuum de la palabra que no puede sino seguir diciendo a pesar de todo. Consciente de que la lucha se dirime en este terreno, el yo de estos poemas convertirá cada vocablo en un aguijón dirigido al centro de lo que no debería decirse. Lenguas punzantes, incisivas; lenguas de serpientes que hieren y seducen en partes iguales e inscriben (escriben) la verdad de sus palabras en el cuerpo de sus amantes.

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bífida no, bifurcada, lenguaraz no, leporina. así te-ta-llo en la pared del pecho; la letras de mi lengua cuchillo Así como decíamos que uno de los méritos de este libro era la conformación de un espacio de enunciación ajeno a los preceptos de una lengua estandarizada, deberíamos señalar también el sutil trabajo de disección que realiza la poética de Pallero con respecto a los cánones del cuerpo femenino. Es como si la autora hubiese recogido el interrogante que ya en el siglo XVII realizara Spinoza en relación a cuánto es lo que puede un cuerpo y hubiera apostado a la propia destrucción material como última (despojada, sincera) instancia de conocimiento. La única forma de construir una mujer posible es haciendo jirones la que vino con uno. Jirones de experiencias, jirones de cuerpos fragmentos pero, sobre todo, jirones de una voz quebrada, enfurecida; una voz que, hasta cierto punto, se volverá desconocida (opaca) hasta para sí misma. Como aquella figura de la escritura inscripta en la piel evocada por Litvinova, Pallero construye sus poemas en los intersticios que se abren entre las memorias corporales y el régimen de lo dicho. (meterme el verbo la carne en el centro) Una vez liberada de las ataduras sociales, una vez que la voz se ha re-encontrado con la dimensión material de su cuerpo, el decir femenino emerge como una forma de conocimiento que resulta de haber llevado al extremo las cláusulas de su propia libertad. Tiendo a creer que es en este tipo de estrategias micropolíticas donde se juega la actualidad de este poemario. Iván Suasnábar RESEÑAS

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La feria, la serie y el montaje

Mesas de disección x Verónica Stedile Luna

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NOTA CENTRAL

Una de las escenas más comentadas del surrealismo es la que señala el escándalo lógico de la mesa de disección donde se juntan una máquina de coser y un paraguas. La serie de lo imposible. Foucault hará una lectura similar sobre Borges y la monstruosidad de su Enciclopedia China, aquella que clasificaba los animales en “a) pertenecientes al emperador, b) embalsamados, c) amaestrados, d) lechones, e) sirenas, f) fabulosos, g) perros sueltos, h) incluidos en esta clasificación, i) que se agitan como locos, j) innumerables”, y así. El caos no sería lo propio de las cosas sino el espacio que las reúne, el espacio común es otra vez la ruina de una jerarquía. Dos escenas de la yuxtaposición inapropiada tienen a la mesa y al libro como soportes delirados. La mesa y el libro: primer insumo para cualquier feria. Tal vez ese espacio en ruinas es el de nuestros criterios de distinción respecto de otras manifestaciones culturales que señalamos opuestas. Ruinas que en su propio contacto activan lo impensado de la imaginación. El año 2016 fue para las editoriales independientes el año-Feria como contragolpe a la brusca detención de las ventas por canales convencionales de comercialización. Imperaba cierto conjuro contra las bajas, en el mandato hay que salir a vender . Otros actores también vieron esto y se desplegó una especie de resistencia conjunta que arrastró el acumulado capital simbólico de las editoriales independientes en los años pasados. Algo así


como prestigio y necesidad se combinaron. Ferias organizadas por municipios donde emerge la apuesta por invitar a las pequeñas editoriales y democratizar el reino de las librerías con puesto (Lincoln, Junín, Comodoro, Córdoba, La matanza); ferias organizadas por editoriales universitarias (Librósfera), ferias en universidades (UNLP – UNQ), ferias organizadas por dos o tres editoriales (La sensación, Feria de Editores, Feria de la Costa), ferias gestionadas por espacios culturales (Centro Cultural Recoleta), gestionadas por colectivos de trabajo (FEA en Bahía Blanca), ferias en festivales (Rosario, Tucumán, Chaco, Santa Fe, Antena). La enumeración es insuficiente Pero, como se dice, para muestra sobra un botón. Las discusiones se sucedieron en todas y cada una de esas ferias. Por un lado, en el raconto podemos hablar de una comprobación anti-liberal y anti-meritocrática: no hay proporcionalidad entre esfuerzo y ganancia en las aguas agitadas del ajuste. Quitada del medio la cuestión pecuniaria, sobrevenía cada vez, en cada encuentro, en cada día de feria, la pregunta por lo independiente , tal como esa confusión entre sustantivo y adjetivo lo señala. ¿Qué de lo independiente se juega, se evidencia, se explicita en una feria, y en qué tipo de ferias? En algún momento pareció posible asociar estéticas con precariedades económicas -a menor capital, mejor literatura, mejor ensayo, mejor periodismo-; pero ese criterio se volatiliza cuando a simple vista aparecen convergencias entre un proyecto como Interzona, con capacidad para imprimir en aguas interoceánicas, y Blatt & Ríos que ha emprendido su propio proyecto de distribución para mejorar las condiciones de sustentabili-

dad. Si las ferias de editoriales ya no son el espacio donde se salva la economía de nuestros proyectos, y tampoco un espacio de delimitaciones precisas respecto de eso-otro que llamamos “Grandes editoriales”, sí son el avispero que nos tira en lanza las encrucijadas. Una de las preguntas es entonces cuál sería la particularidad de una feria de editoras. Volvamos a la rana, la máquina de coser, el paraguas, los animales del emperador en la mesa y la enciclopedia. Es decir, volvamos al montaje. Porque finalmente, las ferias de editoras no son otro mercado, sino lo-otrodel-mercado que en el reverso, lo que invierte, viene a decir que las cosas pueden ser distintas. Pensar esos espacios como lo-otro del mercado es también instalarse en la superposición de valores y criterios. Cerremos entonces las especificaciones para luego abrirlas. En las ferias de editoras, organizadas por editoras, con un criterio editorial, se arman colecciones, series. Se fundan imágenes principalmente. La insistencia en la palabra editora / editorial supone deslindar otras iniciativas vinculadas con el libro que conciben la tarea más como “publishing” que como “editing”, por nombrar la diferencia en palabras ajenas. Editar poniendo en suspenso la conveniencia de lo oportuno, de la demanda, siempre implica

un acto de invención al que se le presta fidelidad. Editar es una experiencia de comienzo permanente, la garantía no proviene de encuestas o rankings de intereses de lectura, sino de lo que aún no ha sido; la garantía solo puede estar hacia adelante, una proximidad que tal vez no sobrevenga jamás. Por eso la edición, pensada como invento que se hace lugar , abre lugar, es siempre una zona fangosa, y principalmente, carece de tiempo. En las ferias de editoras tiene lugar esa rara forma de la lectura vuelta color, es decir la lectura que se corre del texto y del entendimiento, una lectura que anticipa imágenes. Otras ferias hay cuyo monolito y espectáculo es el LiBRO, y por tanto la consagración de la lectura al ámbito de la cultura. Puro publishing , allí no hay colección, ni serie, ni montaje posible. Porque se sabe, donde el todo surca la nada se rompen los conjuntos y solo vemos las escaramuzas del mercado. Exageramos y podemos ser dicotómicos: Feria Internacional del Libro en Buenos Aires, y Ferias de Editores, Feria de La Costa, Feria la Sensación, Ferias en distintos festivales de poesía (Rosario, Bahía, Tucumán). En estas últimas, cuya apenas sugerida heterogeneidad ya se contrapone a la representación Unitaria del libro, nos encontramos con algo distinto a la idea de texto – autor NOTA CENTRAL

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– lector – editor como cuerpos que hacen a una cultura de las letras, porque lo que hay en estas ferias son más bien colecciones, series, montajes que se van armando entre los catálogos como quien recorre zonas que agrupa por la aridez del suelo, el color de sus árboles, la temperatura del aire. En las ferias de editoras, organizadas por editoras con criterio editorial, la contemporaneidad tiene una fuerza que excede clasificaciones clásicas como lo emergente – lo consagrado – lo canónico – lo marginal , porque se arman series donde conviven con toda su exuberancia autores del siglo XIX con la más reciente poesía de autores post-’90. Decir exuberancia en este caso no es una metáfora, sino una descripción de los modos en que las editoriales medianas y pequeñas han encarado el diseño de tapa por oposición a la tradición de Seix Barral, Edhasa, Anagrama, Planeta, para quienes al parecer la literatura se vende mejor en portadas blancas con sobrias tipografías y pequeñas imágenes. La exuberancia como giro a una tradición de la sobriedad. Contra la idea del libro como acumulación de saber (“¿leíste todo lo que tenés en tu biblioteca?”), las ferias nos ponen en situación de coleccionistas, artesanos de la lectura, vamos juntando piezas que tal vez se unan o pensamos unir en un momento. Los lectores arman diálogos, especulan cruces. Benjamin acuñó la imagen del coleccionista como aquel que rescata de la lógica de intercambio permanente en el mercado, aquellos objetos destinados a la destrucción o el anacronismo obsoleto. Cuando se tiene la posibilidad de recorrer un territorio comenzando por Thoreau o Eisnlin que nos lleva hasta las deserciones de Carlos Ríos, en 10

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un mismo catálogo como el de Barba de Abejas, el lector asiste a la desintegración de la literatura entendida como sucesión histórica (la lit. del siglo XIX) o representación de geografías nacionales. Más aún cuando esos montajes se suceden entre catálogos, y es posible cruzar al Bernardo Kordon que publica Mil Botellas -editorial que recupera una zona de la literatura encasillada como realista- y al Bernardo Kordon de Blatt & Ríos, que desde su fundación ha apostado por las invenciones poéticas de César Aira o Pablo Katchadjian. Lo que tenemos entonces son distintos puntos de intensidad para pensar la escritura que se ponen de relieve en el catálogo como montaje donde tienen lugar. Cada editorial inventa una zona donde las escrituras se encuentran, y en la medida en que esa zona cobra cuerpo, cada escritura quitada de allí para ser puesta junto a otra de otra zona, dará nuevas versiones del contacto. En las mesas de montaje asistimos a esas versiones del contacto entre obras, autores, diseños. Pero esto solo ocurre si la apuesta es por la invención del espacio. Pensemos cómo conviven Francisco Urondo y Alberto Giordano en Mansalva, más aún, qué chispazo arroja el Urondo de Mansalva con La patria fusilada de Libros del Náufrago, o el Benjamin radial de Interzona con los Benjamin de Las Cuarenta. Cada catálogo es una tribu que se arma, como Frankestein, con pedazos de nuestros intereses, y por eso importa menos la coherencia o el llamado estilo de un autor que los mundos que crean las escrituras en conjunto. Centro Editor de América Latina fue tal vez uno de los ejemplos más altos en esta apuesta porque pudo asir, como decisión ética


irrenunciable, la cultura popular y lo más sofisticado de la cultura universal, una juntura que se sostuvo no sólo en lo temático, publicando Discépolo, Conti, Fray Mocho, Joyce, Borges, Kafka, sino en los soportes materiales de su empresa. La mesa de disección / exposición como ruina del libro en ruinas que nos hace saltar la mirada y las imágenes. Por eso las ferias de editoras nos muestran la posibilidad de inventar los espacios más singulares y distópicos de nuestra biblioteca, como diseños de lo que no existe y podríamos habitar. Es muy difícil, casi imposible exageremos, que esto suceda en las grandes ferias donde el libro es un bien cultural, que solo exhibe la homologación entre reproducción masiva (sus cantidades desorbitantes en cientos de stands con miles de libros, muchos repetidos en relación a otros stands), ventas y más saber. Como se ve, no solo las precariedades financieras o formas particulares de gestionar la edición distinguen a editoriales independientes de las grandes empresas multinacionales. Ni el poder económico ni las grandes rentas que sostienen un catálogo son criterios discrecionales para señalar hoy distinciones claras en el mundo editorial, más bien se cruzan. Por eso las ferias de editoras no son otro mercado sino lo-otro-delmercado, el espacio donde las junturas del montaje también señalan la imagen que se trama entre patrimonio, cultura y dinero. Esa imagen remonta historia y pliegues que podríamos trazar de La Martona financiando un breve proyecto editorial independiente de Borges y Bioy Casares a La Anónima y las conquistas del siglo XIX sosteniendo el FILBA con apoyo de la Fundación Williams. El campo. El campo. Y sus lumino-

sos aportes a la cultura argentina. ¿Cuál de los editores ricos es el más independiente? “No se trata de exponer la génesis económica de la cultura, sino la expresión de la economía en su cultura” decía Benjamin en relación a la vida de los pasajes (462). Es decir, ¿cómo se sube el dinero a la cultura?, pregunta que se desata de la cansada cuestión acerca de por qué las producciones culturales quedan entrampadas en las lógicas del mercado. Incluso en las estelas de la fortuna es posible distinguir la sutileza de la invención respecto de los modos en que puede un nombre comprar su lugar en la cultura. La Bestia Equilátera ha inventado una nueva forma de dar a leer el policial en Argentina, Adriana Hidalgo abrió otros sonidos en la lengua española, provenientes del Brasil: en los créditos de sus libros no hay sino autores y traductores. En Eterna Cadencia, en cambio, es notable y curiosa la aparición del nombre Braun: Dirección General. General. El director no es el editor. Es un patrón. Esta complejidad forma parte del universo de las ferias de editoras, organizadas por editoras con un criterio editorial; en el reverso del prestigio editorial que el sector independiente ha ido construyendo a lo largo de los último quince años, nos resta interrogar una política de igualdad que no excluya de su discusión las tramas del dinero. Y tal vez entonces dejemos de discutir el término sin solución, independientes, para construir una alianza de la igualdad. Y entonces nuestras mesas de disección en las ferias serán verdaderamente ruinas de jerarquías; por ahora armamos las series, delineamos territorios de lo que hay. Finalmente, el montaje desmonta la historia. NOTA CENTRAL

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FIL Buenos Aires 2017

Con el diario del lunes Se fue otra feria del Libro. La 2017. Una feria que este año, según las distintas voces del circuito, ha dejado un saldo similar al del año pasado, pero más precarizado. ¿Cómo es esto? Las editoriales hegemónicas, los dos principales grupos, Planeta y Random House Mondadori, que con los diversos sellos que fueron adquiriendo hoy copan un 70 % del mercado, anunciaron una gran feria con aumento de ventas en relación al año pasado. Todos los años lo dicen, a pesar de la cada vez mayor urgencia del sector a medida que los años pasan. ¿Por qué? “Las grandes editoriales no quieren hacer lo que ellas llaman ‘marketing negativo’, entonces inflan los números”. Y sí, están en el sector más caro de la feria, ocupan el espacio de una cancha de fútbol 5, tienen más 12

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de 20 vendedores, 10 cajas para pagar, miles de libros en pilas altas, los escritores que salen en la TV abierta firmando ejemplares (Dolina, Rolón, etc.); obvio que no pueden decir que todo lo que se ve fue en vano, salió mal. Pero supongamos que sí, que a ellos les fue bien. Tienen con qué. Tienen toda la infraestructura, toda la publicidad, los autores que son famosos más allá de lo que escriben, más los emergentes que, tras haber sido apuesta por editoriales pequeñas y haber logrado solventar esa apuesta, son seducidos por estos grandes grupos y puestos a jugar en un lugar más importante, pero colateral a las verdaderas apuestas. Porque esto también es relevante: los libros que más se venden no son los de ficción. La narrativa argentina contemporánea no ocupa el pri-


mer lugar en las preferencias de lectura. Hoy se venden los libros de actualidad política, los libros infantiles, las novelas juveniles y las histórico-románticas. El ejemplo con el fútbol es caprichoso y fácil, pero funciona: En la Superliga de la Feria del Libro, los CEOS Editoriales son Boca y River, preparando todo para competir entre ellos. Así compran a los “jugadores” que “prometen” en otros equipos chicos, que sacan de la cantera (por suerte, siempre hay cantera) para salvarse del descenso. Bueno, por ahora (solo por ahora) las editoriales pequeñas formadas al calor del siglo XXI se salvan. Ya sea por el sostén de políticas pasadas que les dio una base no solo económica (que ni cerca está de ser sólida) sino también por una base de resistencia, de atrincheramiento, de estrategia ante la adversidad; simbólica, sostenida por las minorías lectoras, que no son el sostén económico del sector pero sí la reserva cultural. Así, las editoriales medianas, históricas, formadas hace más de 30 años, son las que parecen, desde las distintas voces que hicieron sus balances postferia, las más perjudicadas: Fondo de Cultura Económica, Corregidor, AIQUE, Siglo XXI, son algunas de las editoriales abordadas por cronistas como Silvina friera y Daniel Gigena, que cuentan que las ventas bajaron, que es cada vez más difícil, que solo logran solventar lo que alguna vez fue un gran negocio: la feria del libro. Las editoriales emergentes, autogestivas, independientes, las ya mencionadas como nacidas en este siglo, han logrado entrar en la feria de un modo que pretende identificar el quehacer del resto del año: haciendo stands colectivos. “La Coop”, “La sensación”; “Frente Editorial

Latinoamericano”, “Todo libro es político”, “Sólidos Platónicos” y “Los siete logos” son algunos de los nombres con los que variadas editoriales se agrupan en pos de visibilizarse. Una previa de lo que será la 6° Feria de editores, un evento organizado por La Editorial Godot, que en esta edición promete la participación de más de 100 editoriales, muchas de ellas extranjeras, y que propone también acuerdos de venta con la CONABIP (como la Feria del libro), charlas, y un catálogo de librerías. Porque las librerías son otro sector damnificado de la crisis que sufre la industria editorial. Los alquileres y los impuestos más altos se acoplan a la baja en la venta de ejemplares. Es que el libro, ante la crisis, deja de ser considerado. Ya lo hizo saber la Cámara Argentina del Libro, desde un video, más afiches que fueron desplegados en muchos y diversos stands de la Feria. Bajo el lema “S.O.S libro”, se denunciaba la baja el 25 % en las ventas y en la producción de libros, el cierre de librerías, y la caída de compras gubernamentales. Para cerrar con suspenso este capítulo, en la inauguración de la Feria el presidente de la Fundación El Libro, Martín Gremmelspacher, se cruzó con el Ministro de Cultura Pablo Avelluto. La frase que fue titular en los medios, fue la respuesta del Ministro: “Conmigo no”, citando la recordada escena de Beatriz Sarlo frente a Barone. Pero lo que no se comentó fue el porqué del cruce, nunca desmentido: una reforma impositiva que recupere el IVA para el libro, lo cual, según las propias palabras de Gremmelspacher, sería “un tiro de gracia” para la industria. Leonel Arance

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Leandro Donozo x Leonel Arance Hace años que Leandro Donozo está en la feria del libro con un grupo de Editoriales independientes que se llama Sólidos Platónicos. Este año se dio la posibilidad de ampliarse con otro stand llamado Frente Editorial Latinoamericano y “en un acto de inconsciencia, lo tomamos”. Estos últimos años, se ve cada vez mas editoriales que se juntan para encarar la feria del libro… Es la única forma de estar para las editoriales chicas, por el costo que tiene. Un stand es muy caro, y encontramos en la forma de juntarnos, compartir espacios pequeños que también son acordes a nuestro presupuesto, a nuestros catálogos; y aparte tiene un valor agregado, porque la sumatoria de varias editoriales afines ya sea por temas, o enfoques hace que alguien venga a buscar un libro, y vea el de al lado, y se entera de esa editorial, entonces en general compartimos un público que tiene cosas en común. Ahí también está el arte de armar con editoriales que se combinen bien. Porque la Feria, a pesar de ser odiada, uno siente que tiene que estar. ¿Porqué hay que estar en la Feria del libro, una feria manejada por grandes grupos económicos, copada por los grupos editoriales? Si vos te dedicás a hacer y vender libros, y tenés un evento al que vienen un millón de personas a ver y comprar libros, con todas las críticas que uno puede tener a la Feria, es un lugar para estar, una cita obligada. Es donde uno también ve libreros, distribuidores, y hay como muchas ferias simultáneas que pasan en el mismo lugar: la feria de las editoriales pequeñas, las medianas, las muy grandes, las universitarias, las que venden libros infantiles, las de literatura, las de docentes, los bibliotecarios. (...) Muchas de las críticas que 14

PERFILES

se le hacen a la feria del libro, son para revisar: que a la feria no voy, que voy a la librería… yo digo, imaginate la librería mas grande que vos conozcas, imaginate el espacio… ¿Cuantas veces entra esa librería en el espacio que ocupa la Feria? (…) Para mí que soy lector antes que editor, es un paseo que siempre hice y sigo viniendo mas allá de mi trabajo. La feria es también un lugar de intercambio y aprendizaje: la edición es un trabajo muy solitario, estás en una oficina, editando, pensando, la tapa, el texto, ¿qué se entenderá? Y cuando uno ve el libro en la vida real, en contacto con los lectores, ahí es cuando cierra la cosa. Cuanto tiempo lleva organizar la presencia durante 20 días en la feria del libro? Es como el carnaval, que termina y al día siguiente la comparsa empieza a pensar en el año que viene.


Paloma VIdal x Verónica S. Luna Paloma Vidal es argentina y brasileña; vive en Brasil desde el exilio de sus padres en 1977, pero habita un afuera de la lengua, eso que hay entre escribir en portugués y pensar por momentos en español; entre la huella de una lengua doméstica que ya no queda como habla registrable y la adopción de otra lengua territorial. Entre 2015 y 2017 publicó Mar Azul (Eme Revista/Editorial y Bajo la Luna en Argentina, y Mercure de France en Francia); Dois y Durante (Editora 7 Letras), y Dupla exposição (Editora Roco). Narradora, poeta, y dramaturga, por respetar nombres genéricos, la escritura de Paloma Vidal es una escritura-acto, es decir, una puesta en evidencia de los riesgos e inestabilidades a los que se expone la voz allí presentada. ¿Cómo se dio el paso de la narrativa a las artes escénicas? Primero tuvo que ver con una búsqueda por un tipo de trabajo más colectivo, en que el texto pudiera circular de otra manera, pasando por varios manos. Y también con la posibilidad de estar fuera del libro, en escena, en acto, de que los textos lleguen de otra manera, más inmediata, en el sentido de poder conectarse con un público que está ante una y que reacciona, inmediatamente. Quería ponerme en esa situación de contacto y riesgo.

los libros, pensando, por ejemplo, en narrar procesos de traducción, estoy trabajando bastante con eso, porque finalmente, más allá de los trabajos puntuales, yo ando siempre traduciendo, diariamente, en casi todo lo que hago, ando pasando de una lengua a otra, entonces me gustaría que eso contaminara los textos de algún modo. Me fascinan libros que logran borrar esa frontera, también con la crítica y la teoría. Creo que el libro que más me impactó recientemente, en ese sentido, fue Últimas noticias de la escritura, de Sergio Chejfec. Me gustaría poder ir en esa dirección.

¿Cómo se relacionan tu oficio de traductora y el de escritora? ¿Son dos escrituras? ¿Es la misma escritura? Se mezclan, me gusta mucho que se mezclen, y estoy bastante interesada en hacer con que el acto mismo de traducir entre en PERFILES

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2017 CONSULTÁ POR INSCRIPCIONES TALLER DE POESÍA Coordina Horacio Fiebelkorn

ARTE GRÁFICO Y ENCUADERNACIÓN Coordina FA taller - estudio & MAGIA NEGRA

TALLER CONTINUO DE ENCUADERNACIÓN Coordina FA taller - estudio

TALLER DE COMUNICACIÓN PARA PROYECTOS CULTURALES Coordina Juliana Celle

TALLER DE NARRATIVA Coordina Francisco Magallanes

TALLER DE DISEÑO DE LIBROS Coordina Pablo Amadeo TALLER DE FOTOGRAFÍA CREATIVO INICIAL Coordina Florencia Cariello TALLER DE ESCRITURA Coordina Carlos Ríos

TALLER INTENSIVO DE POESÍA Coordina Omar Chauvié y Marcelo Díaz

TALLER INTENSIVO DE ESCRITURA DE GUIÓN Coordina Lea Hafter y Silvia Tapia Unzué

TALLER DE PERIODISMO APLICADO A LA MÚSICA Coordina Martín Graziano

TALLER INTENSIVO DE MOLDERÍA Y CONFECCIÓN DE PRENDAS DE ESTACIÓN Coordina Fernanda Muñoz

TALLER DE DESARROLLO DE AUDIENCIAS PARA PROYECTOS Y EMPRENDIMIENTOS CULTURALES Coordina Laura Taube

elespacio.escuela@gmail.com E l E spac io D iag . 78 #5 0 6 2 2 1 4 2 1 2 946


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