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Parque Nacional Arrecifes de Puerto Morelos
Hubo un silencio al otro lado de la línea telefónica. No hubo respuesta a mi pregunta.
Parque Nacional Arrecifes de Puerto Morelos
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El movimiento para la protección del arrecife de Puerto Morelos fue más como una acción social comunitaria en respuesta a la pérdida de oportunidades de desarrollo económico – no el medio ambiente - por parte de los habitantes locales. Puerto Morelos es un ejemplo claro de la falla en el diseño de políticas ambientales en México que se crean sin considerar las actividades económicas y a las poblaciones que dependen y viven de los sitios y los recursos. En 1995, un grupo de la comunidad sintió amenazado su forma de vida (que era principalmente la pesca) con la migración forzada de prestadores de servicios turísticos que tuvieron que desplazarse desde Isla Mujeres y Cancún, específicamente del Parque Nacional Costa Occidental de Isla Mujeres, Punta Cancún y Punta Nizuc, cuando la creación de Áreas Naturales Protegidas, es decir, las Direcciones de las ANP de CONANP los patearon y excluyeron, como se diría oficialmente, cuando en estos sitios limitó el número de prestadores (la famosa capacidad de carga que se restringe o ensancha dependiendo de la cantidad de dinero que tengas como prestador de servicios), haciendo que los ‘expulsados’ se trasladaran a Puerto Morelos. La falta de sensibilidad y la visión exclusivista de las políticas de creación de ANP que pretendían conservar un sitio, ocasionaron un grave problema en otro, 36 kilómetros al sur. Los pobladores locales solicitaron la creación del ANP e inmediatamente se arrepintieron y exigieron la cancelación de las normas que prohibían el acceso a ciertas zonas, debido a las restricciones impuestas por la zonificación para proteger las zonas de mayor riqueza ecológica. Pero ya no había vuelta atrás.
Los intereses que llevan a crear un ANP, aunque se diga que surge desde la comunidad, pueden tener orígenes más oscuros, tal y como ejemplifica Erika Cruz Coria y otros autores en la investigación denominada: “La confronta-ción social por el espacio costero: la configuración de paisajes turísticos en Puerto Morelos, Quintana Roo”. Ella explica que, durante la década de 1990, en el país surgió con mayor fuerza una tendencia
generalizada por la supuesta conservación de los recursos naturales, que en Puerto Morelos se materializó a través de la creación de un área natural protegida (ANP), cuyo objetivo aparente fue evitar que agentes externos continuaran deteriorando el recurso, esto sin dejar de mencionar que se estaban aprovechando económicamente del mismo. Pero la realidad revela que la creación de esta ANP se debió, sobre todo, a la presión ejercida por actores que pretendían la generación de recursos económicos, así como el control político y administrativo de los permisos y concesiones para el aprovechamiento turístico del arrecife. Les dijeron que mientras no existiera una institución gubernamental que administrara el recurso, no iba a haber control. Se creó una urgencia por decretar el ANP ¿dónde hemos leído eso antes? ¡Ah si! En las últimas tres reservas que hemos descrito. Pues aquí también les crearon pánico y los empresarios hoteleros y restauranteros vieron amenazado el principal atractivo que generaba la afluencia turística de extranjeros a sus establecimientos, así como también su expansión para ofrecer servicios náuticos.
Para la delegación municipal, la explotación ilegal del arrecife representaba una fuga de dinero para el poblado, que bien podría utilizarse para el mejoramiento de la infraestructura turística. Por su parte, el interés de los prestadores de servicios náuticos locales estaba centrado en la defensa de su principal fuente de empleo, cuya demanda estaba siendo acaparada por empresas externas. Los pescadores creyeron que con la creación del ANP sus zonas de pesca serían respetadas e incluso pensaron que tendrían uso exclusivo sobre ellas. Con la creación del parque, el paisaje costero del litoral comenzó a transformarse, de ser un espacio compartido y administrado por quienes históricamente se habían dedicado a la pesca, quedó dividido en varias zonas de aprovechamiento que han causado enfrentamientos entre los actores sociales que las explotan como atractivo turístico
El movimiento estuvo liderado por la Delegación municipal en el poblado, los académicos de la UNAM, específicamente del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM quienes fueron los principales impulsores del movimiento debido a sus conocimientos respecto al arrecife y procedimientos para la constitución del Parque Nacional. Durante tres años trabajaron para establecer el ANP, de manera organizada y dirigida por los investigadores de la UNAM y por el delegado del Puerto. Pero, como
sucedió en otras poblaciones y en otras ANP, la participación comunitaria se limitó a invitar a participar a los usuarios directos con interés económico en los recursos en cuestión, es decir, solo los náuticos y los pescadores se integraron como si fueran la comunidad. Al resto de la población solo se informaba a través de representantes.
A fin de evitar conflictos se manipuló la información hacia los demás sectores de la población, algo muy recurrido por los miembros de la tríada para sus ANP, manifestándoles que el ANP traería beneficio para todos por igual. Una estrategia a todas luces del ambientalismo neoliberal descrito por Zizumbo-Villarreal et al (2012) de manera clara: “…de esta manera se evitó que la gente que no tenía modo de integrarse a alguna cooperativa, debido a falta de recursos, reclamara algo, se les hizo creer que el movimiento era abierto y todos podrían participar, cuando en la realidad se vio que solo un grupo específico podría ser parte de él. Una vez que el ANP fue formalmente decretado, comenzaron los problemas, lo que coincidió con la realización de obras para mejorar la comunidad e incentivar la inversión. Las opiniones de la población se dividieron y expresaron su sentir respecto a que no fueron informados y que sus opiniones no eran representadas...”. Otro ejemplo descrito en la investigación especifica que se dieron diversos choques sociales, porque una parte de la población fue excluida.
“…Ejemplo de esto es que, al crearse la cooperativa de náuticos, se abrió una convocatoria para integrarse, sin embargo, solo fue posible para las personas con los recursos económicos para adquirir una lancha o acondicionar las que ya se tenían a los nuevos requerimientos. Esta situación generó en cierta parte de la población el sentimiento de haber sido excluidos…” Para no variar, el contenido del Programa de manejo fue desarrollado por personal de la tríada: Académicos, ONGA y Gobierno: personal del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM, del Jardín Botánico Dr. Alfredo Barrera Marín, de El Colegio de la Frontera Sur, de las organizaciones ambientalistas no gubernamentales de la localidad (Lu'umK'aanab A.C., Yumbalam A.C., Sin Fronteras A.C), así como de autoridades estatales y federales. Con financiamiento del Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza. La exigencia por parte de la comunidad se convirtió en un movimiento legitimador de la tríada, que termino controlándola, como agentes