FotodĂŠlicos
Samantha Nolasco Coiffer
Samantha Nolasco Coiffer
Mátame Llovía. Don Pedro estaba allí, dormido para siempre, por mi culpa. Este viejo-garrapata me lo había dicho antes, con la mirada, señor, con la mirada. Que yo iba a matarlo por ser tan necia, porque lo entripaba, lo hacía enojar, le caía yo mal. Llovía, estábamos todos llorándole al muerto con canciones. Imagine a los hijos, formaditos, uno por uno, llorando en coro, coordinando el dolor, bailándolo como quinceañera de pueblo. Los hijos, su mamá, doña Mona, el padre, las primas, los borrachos del pueblo, las flores, los cirios, todo. Qué bonito cuadro me quedó, pintado de verdad, real. No estoy obligada a decirle nada. Pero le digo porque soy libre. Lo maté porque tenía que hacerlo. Porque quise hacerlo y lo merecía. Era mi derecho, mi voluntad, mi declaración de valores. Yo le juro señor, que lo hice porque tenía la razón, sus ojos de cuchillo me atravesaron toda la entraña. Llegó así, como si nada, tambaleándose por toda la casa, jugando a ser inmortal el muy idiota, como siempre, rogando que lo matara, porque ya no quería vivir. Treinta y cinco veces me lo había dicho. Yo lloraba, creía que estaba loco, que se sentía solo. Pero no. Era un borracho de los malos, ahogado en vergüenzas y miedos, en valentías disfrazadas que me mojaban los ojos y a él los pantalones. Llovía y el viejo-gusano me dijo que lo matara, que no quería vivir, berreando por toda la casa como si hubiera perdido la cabeza, arrastrando los pies llenos de lodo y llenos de rabia. Que no había estudiado por culpa de su papá, que la mamá le pegaba con una vara en sus manos de niño, que lo dejaron plantado en el altar, que yo era vieja y torpe, que era una vieja miedosa. Pero el viejo era él. Entonces me dijo con su voz descompuesta desde la entraña: mátame, Julia, mátame. Y pues yo lo maté. Lo amaba, señor, y lo maté porque no soy una vieja miedosa y esa era su voluntad. Ahora, si usted va a mal pensar que soy una asesina, que soy muy malvada, le repito que era mi derecho. Nadie más que yo iba a cumplirle ese deseo, nadie más que yo sabía dónde tenía esa garrapata, el corazón. Porque lo tenía escondido. Guardado en la garganta, atrás de su manzana de carne, donde se me fue el cuchillo como mantequilla. Y no lo maté por necia. Nunca me había visto tan bonito. Con los ojos bien abiertos. Eran rojos, señor. Llovía.
Enid Carrillo Moedano
El Amor de mi vida
No recuerdo cuánto medía, no recuerdo haber hablado, es más, no me acuerdo de nada de lo que pude haber visto en aquel momento. Según los relatos, era medio día, cuando el sol acariciaba con sus suaves rayos todos los edificios y plantas existentes. En ese momento, en ese día, hace mucho tiempo escuché la voz más melodiosa de todas, como el repiqueteo de una campana; sentí una mirada dulce sobre mi pequeño rostro, exaltaba con sus ojos una mirada de ternura incondicional y una gran mano tocaba mis mejillas gordas en aquel instante. ¿Qué hice? Nada, únicamente maravillarme en ese día con una risa balbuceante y aparentemente tierna por lo que decían las personas. Pero no me acuerdo en real medida de aquello, sólo existe ese video para guiarme y hacerme notar lo que ocurrió el día en que la conocí, sí, conocí al amor de mi vida. -¿Qué miras? –preguntó una señora de ojos oscuros y sonrisa destellante. -El video de mi nacimiento –respondí con una sonrisa en mi cara. ¿Buscar al amor de mi vida? No tenía sentido hacerlo porque ya lo había hecho, la había encontrado, ese día conocí a la única persona que jamás me fallará: a mi mamá.
Leoa
Fotodélicos
Moisés Lozada
Luju
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Alma Laura Lagarde
J. Cracket
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Samantha Nolasco Coiffier
SEXO DROGA Y ¿ROCK AND ROLL? El pasado 19 de abril estuvieron los Tigres del Norte en las instalaciones de la feria, en Pachuca Hidalgo, como fan e hijo de un señor que en mi infancia no dejaba de poner canciones de ellos en la casa, es obvio que me las sabia (casi) todas. Sí, aún recuerdo esas salidas familiares en una Caribe blanca Volkswagen, donde la música de viaje era patrocinada por un cassette de los Tigres del Norte: La banda del carro rojo, la Puerta Negra o la de Camelia la Texana, fueron parte del OST (Official SoundTrack) de mi infancia. Bueno, ese día esperado para ir a ver a los Tigres del Norte, me tuve que chutar dos banditas o grupitos norteños que la neta ni sus nombres recuerdo y pasaron con más pena que gloria, según yo. Pero de repente en un escenario grandote, con pantallas en cada lado comenzó la presentación de un grupo, el cual, según lo que logré escuchar, era el “padre del narcocorrido”, y pues como no tenia lugar para donde correr, me dispuse a escuchar sus canciones (cabe aclarar que la neta unas si me las sabia, o al menos las conocía y las tarareaba) y entre cada canción, el carnal que cantaba y tocaba el acordeón como si fuera Jimi Hendrix (Sí, el carnal se agachaba y brincaba por todos lados, solo le faltó quemar su acordeón en forma de ritual [narco] satánico) decía: ¡Dondé están la banda que le gusta el perico! o ¿A quién le gusta el polvo? La fanaticada alzaba la mano y gritaba con todas sus ganas. Yo pensé “no hay pedo, es banda que le gustan los narcocorridos y pues tienen que ver con drogas” Ya después cantaron otra rola y al
terminar tiraron otra frase relativa a las mujeres que les gusta disfrutar del sexo fuerte o de ser infieles, la neta ni me acuerdo (ya llevaba varios tecates encima). Después de escuchar al grupo y a la banda cante y cante y también, baile y baile pensé: Antes era Sexo, droga y rock and roll, pero ahora (al menos en México) ha cambiado a algo como: Sexo, droga y movimiento alterado y arremangado. Así que en un rato de ocio me puse a pensar. Antes el rock era un género visto con malos ojos, se le acusaba de ser mala influencia para la juventud, de invitarla a la drogadicción y al sexo. Escuchar rock era algo chido, porque era prohibido, o al menos mi mamá decía: ya no pongas esa música. Decía que tenía palabras altisonantes y se escuchaba feo en la casa, que era demasiado ruido y que no se entendía nada. Ahora, el rock esta feito (no todo) pero pues lo que venden como rock, ni es rock, es pop, pero lo venden como “rock pa chavos alternativos que se quieren sentir diferentes”. Parece que las bandas de narcocorridos tienen muchísima mas actitud (quizás les dan la coca gratis) que cualquier bandita de rock que canta baladas para viejos chillones (así les dice el Muñeco de Tex Tex, yo no). ¿Qué le pasa el mundo? El rock ya está en todas las estaciones de radio, los narcocorridos son prohibidos en algunas estaciones ¿El planeta gira para otra dirección y no nos damos cuenta? ¿El norte se volvió sur? Este mundo ya no tiene ni pies ni cabeza.
Mowgli420
MARIHUANA: ¿LEGALIZACIÓN Y TOLERANCIA?
El pasado 4 de mayo se celebró la XIII Marcha Mundial por la Legalización de la Mariguana, cuyo punto de concentración en nuestro país fue la Plaza de la Solidaridad. Sobra decir que el evento, al que su humilde colaborador asistió, posee una vibra muy peculiar y que todo lo que acontece a su alrededor es digno de felicidad (tssss). El contexto en el que se presenta la marcha es motivo tanto de libertad para unos y asombro para otros. Recordemos que vivimos en una sociedad que en su mayoría es católica y lo que se haga fuera de lo que dicta la iglesia es criminalizado. Un punto que celebro es que el ambiente, en su mayoría, está precedido por jóvenes y el complemento perfecto es el de las personas que saben, así es, los adultos, ancianos o personas mayores, como quieran decirles. Autocultivo, regulación y descriminalización o desestigmatización son las consignas principales. A través de ellas se pretende hacer conciencia de que lo que está ocurriendo en nuestro país es precisamente producto de todo lo que acabo de decir en el enunciado anterior. El hartazgo social no sólo cubre las dimensiones hacia los políticos o la política, de igual manera se incluye a los criminales, violencia, medios de comunicación, etc. El caos y barbarie cotidiana han llegado a un punto de tolerancia cero, en el cual quisiéramos desconectarnos del mundo que nos rodea. Es una de las razones del uso de la marihuana como un medio de recreación, de relajamiento, de paz durante unos momentos. Más allá de su criminalización o estigmatización el uso de esta planta o yerba ha ayudado a la creación de música, pintura, esculturas, libros, etc. Les guste o no, en verdad es una planta que te conecta con otra dimensión y no es tan dañina para la salud como se piensa, contrario a productos como la coca cola o el cigarro, por mencionar algunos. Al hablar de regulación o en su caso legalización, entramos en un escenario de tolerancia total. A modo de ejemplo, en la marcha note varios grupos de personas denominadas bajo el nombre de “chacas”, los cuales son consumidores netos de la marihuana y uno que otro enervante ja ja. ¿Seríamos tolerantes que un “chaca” estuviera fumando y hablando de mota ante nosotros, gozando plenamente de un derecho? Yo creo que no, hoy en día ese grupo social es criminalizado ad infinitum y la tendencia parece no cambiar, sino empeorar a tal punto que se den posibles enfrentamientos entre tribus urbanas (algo así como paso con los emos). Al ser un país libre y en el mejor de los casos con el derecho a consumir mota, el escenario sería el de un país tolerante, igualitario y con un alto goce de libertad. La otra parte del problema es que este grupo al que hago mención es odiado por sus actitudes sociales y culturales. Las prácticas que llevan acabo no son precisamente bien vistas por la sociedad, aunque en lo particular para mí son risibles, ya que presumimos de ser tolerantes, pero de ello no tenemos nada. Sí “perrean” o no, sí se “monean” o no son cuestiones que sólo les compete a ellos y en el mejor de los casos están en todo su derecho. Así que en este contexto de legalización habría que pensar bien las cosas y dimensionar socialmente sus posibles efectos. En lo particular soy partidario de una posible regulaciónlegalización y todo lo que le compete. Pero habría que redimensionar con la mayor conciencia posible hasta qué punto legalizar. Advertir de las repercusiones a la salud, su uso en espacios públicos, su autocultivo, entre otras serie de cosas para no entrar en un escenario de confusión total. Y el punto más importante, creo yo, como lo he venido mencionando, legalizar implica toda la sociedad y no ciertos grupos o tribus urbanas, así que a la par de ella tendríamos que desarrollar una especie de sentido llamado tolerancia. Y eso en verdad no es nada fácil.
Viko del Real
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ADOC
J. Cracket
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En el limbo Y si destruimos nuestra conciencia Cuan felices más seremos O desquiciadamente armoniosos Hoy y hoy seremos felices sin control
Chau conciencia, chau previo juicio Seremos el ahora, el momento No sé cuándo, sólo sé que eso es lo que quiero Y tú también lo sabes, tú también lo sientes Lo quieres, el instante, libre albedrio. Cuantas reflexiones hacen falta para creer en lo que de verdad se necesita hacer, cuántos cuentos largos y cuántos cortos necesitamos conocer para entenderte. Eres lo más complicado que hay en este mundo, contradictoriamente eres lo que más fácil ha llegado a nosotros, sin siquiera pedirlo, así es la vida. ¿Qué va a pasar cuando dejes de importarnos? ¿Cabe en la conciencia el hecho de que nos has dejado de importar? ¿O lo que pasa es que somos inconscientes de ti? ¿Hasta dónde ha llegado esta mente disparatada que comienza a dudar de su propia existencia? ¿No querer despertar es malo o es bueno? ¿Porque qué bien hacemos cada día? “Dicen que en uno de estos meses se darán a conocer los novedosos refrigeradores gigantes para gente sin quehacer, para ser libres cuando haya un lugar por ocupar” ¿Siguen creyendo que 1984 y Un mundo feliz hablan del futuro?
Lala Lalal
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Aura MarĂa
Alejandra Landa
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ADOC
J. Cracket
Aura María
Moisés Lozada
Del amor en tiempos de influenza Mirando por la ventana antes de que amanezca, recordando tus ojos, tu boca, luchando contra tu ausencia. Yo, entre los escombros de mi paciencia… Nubes en el cielo pronosticando una tormenta. Algunos minutos pasada la aurora libélulas de oro en el cielo aletean esta mañana no pasa nada jamás pasa nada, sólo hacemos más larga la espera. Ante ninguna señal elijo el silencio no es que no tenga que decir, pero prefiero esconderlo; dispuesto a esperar por tus besos regreso a mi cama a soñarte entre mis brazos por siempre… por necio.
Moisés Lozada
Cavidades Mentales Una patología sicótica que se desmiembra sola y sin lógica; me dice que te ame y deje la paranoia. Que me he equivocado al no creer en tus besos ardientes y nómadas, pero es que los celos no dejan que crea en tu boca; celos del viento que te acarician sin ropa, celos del cielo para el cual tu eres la novia, celos del mar que te arrulla en sus olas; celos delos santos que protegen tu existencia y te adoran. Mujer de curvas alegóricas, en un mundo donde lo que siento Quedó impregnado en tu ropa. Solo espero en mi locura que tú me correspondas; que deseches lo siniestro de mis sentimientos que me atiborran. Llegará el día en que crezca mi espiritualidad y que tu cuerpo no sea una obsesión que visita a esta locura incómoda. Pero es que mi locura te pertenece y en ocasiones ni te asomas. Sólo dime que me amas y la locura dejará de estar en mi contra. Mujer de mis placeres ven a mí que no te soltaré hasta que el mundo entienda a quien le pertenece tu boca.
Victor Espinosa
Le mira, se pierde y se encuentra “Pienso que la vida siempre quiso que nos reuniéramos en la misma espiral…” Infinitas conexiones y puntos abstractos. Abre los ojos y apenas le mira, Las pestañas forman cortinas. El susurro suave. Lenta respiración en aquel sillón. Una explosión en su interior, se llena de colores la habitación… Energía que llega hasta el rincón más lejano. ¿Escombros? No hay escombros ya. Las cortinas caen en su totalidad. Y la caricia existe. Las pestañas se alejan, pupilas fulminantes paralizan, controlan Manía próxima, se armonizan. Le mira y cautiva, lazos transparentes, lazos de cruel libertad. Luz de día, de noche… Luz de vela, las más acorde.
Tenue aroma, envuelve. Se eleva hasta llegar a los picos de aquel astro… el cual brilla y la luna menguante sonríe. Le mira tan lejana y tan cercano. Calla. Las pestañas se separan. Y tras segundos, caen. Suspiro que deja atónito. Visión… en sus mentes, como fosforescente ser se ilumina y la oscuridad cesa. Emergen juntos de las sombras se desconocen, se conectan. Flor marchita, pétalo mágico, vida en el fondo no hay mejor droga, explosión psicodélica, sonrisa musical. Le mira: Soledad, compañía. Luz, ying-yang. Misterio y locura eterna.
Meli Vera
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J. Cracket
Moisés Lozada
Omar Rodríguez Cerón
SIN MUSA
Pérez Cabrera Oscar Raúl
De pronto tomó una hoja de papel, suavemente la colocó sobre el escritorio y entonces la historia comenzó con el juego de palabras que se convirtieron en letras que se redujeron poco a poco a manchas de color negro. Así fue como quedaron enclaustrados los recuerdos de don Serafín; entre paredes delimitadas por el filo del papel y aprisionados entre barrotes de tinta que fugazmente escapaban de la pluma porque tenía algo que decir. Y al momento de llegar al orgasmo de la letra, al momento justo en que la palabra que inmortalizará al héroe será plasmada pera la eternidad del escritor, una mano que se negó a ser borrada surgió entre las letras, absorbió la tinta y se materializó. Al ver esto, don Serafín se alejó del escritorio, corrió hacia la puerta de salida y entonces comenzó su tormento, poco a poco el sudor llenó sus párpados, sabía que la mano esa había escapado de aquella novela que había terminado de leer la noche anterior, trató de convencerse y supo que de nada serviría encender las luces de la casa. La puerta no se abriría y no quedaba otra opción, tenía que ser fuerte y recordar el motivo de aquella traición, sólo enfrentándose a sí mismo lograría terminar con el monstruo que no tarda en presentarse ante él, amorfa mancha que apenas succionara el resto de la tinta comenzaría a caminar entre los pasillos de la casa. De nada serviría la luz, de nada sirve en este momento Dios, no hay plegaria que alcance para detener lo que va a suceder, la mano se alzará y con la letra más puntiaguda teñirá de carmín la pieza que don Serafín elija para concluir su efímera existencia. En eso estaba cuando de pronto alguien tomó la hoja de papel y arrugándola con la soberbia de utilizar sólo una mano, intentó atinarle al interior del bote de basura, don Serafín se había salvado pero su historia jamás trascendería más allá de lo que puede suceder en un basurero…
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Alejandra Landa
OTRO SOLDADO CAÍDO Omar Rodríguez Cerón
En un día normal en la biblioteca, donde todo parecía transcurrir del modo reglamentario y rutinario, sin señales de algún suceso extraordinario, los niveles de dopamina en Fabián se incrementaron repentina e irracionalmente. Comenzó a ver los rayos del sol del atardecer fluyendo cual auroras boreales a través de todo el lugar, los títulos de los libros en los anaqueles parecían competir en una danza para ser el ganador de su atención: de repente todos le parecían excelentísimas piezas de literatura, hasta el “Cuenta Ratones” de la sala infantil. Las risas de Doña Irene y de Paola, las encargadas del recinto, ya no parecían tan molestas y desvergonzadas, sino que en un ataque de altruismo agradeció que, el que llevara puesto un par de calcetines con tan disonante combinación (uno negro y uno rosa, puesto que la ropa limpia se le había acabado) fuera el motivo de la felicidad efímera de aquellas dos guacamayas. No sabe cuál fue la causa. Pareciera como si algún ente invisible hubiera salido de entre los rincones oscuros de los estantes que había tras de
él, hubiera preparado una inyección con alguna combinación de elementos desconocidos para este mundo, la hubiera clavado profundamente en su nuca, tan profundo que habría llegado a su inconsciente en donde la preciada carga quedaría depositada. Esto lo venía pensando mientras admiraba los colores que venían presentándose casi a las 6:30 de la tarde, en donde los rayos del sol, combinados con el polvo erguido y difuminado por todos lados a causa de los fuertes vientos de la ciudad, teñían el cielo de violetas, naranjas, rosas, morados. Otra de sus razonamientos lo llevaba a querer recrear lo acontecido en la biblioteca, tal vez sin querer había descubierto la receta para la felicidad: dos horas sentado con la pierna cruzada y frente a su computador, audífonos negros, el audiovisual de Alessandra Ferri y Sting (Dance short), una ida al baño de 2 minutos, pero antes de eso, tirar accidentalmente el lápiz (del número dos, tal vez esto sea importante), regresar, recoger el lápiz con la mano derecha, ponerlo justo encima del libro de Díaz Mirón, justo en la página
46, volver a sentarse por el lado izquierdo de la silla, esta vez sin cruzar la pierna, un bocado de bolitas de chocolate, derramar exactamente tres de ellas sobre el escritorio… esto de la receta se complicaba cada vez mas. Recordando su afición por los universos paralelos, se planteó que tal vez en un plano diferente, alguno de sus alter ego habría dejado de existir, proporcionándole a él toda su energía y vitalidad. Fuera lo que fuera, se sentía capaz de cambiar al mundo, creía que dentro de su mente estaban muchas de las respuestas a esas preguntas que acongojan el alma. No le bastaba con solo ser feliz él mismo, sino que quería contagiar su sabiduría. Cuando salía de casa, veía al mundo con otros ojos, rendía un silencioso homenaje a cada uno de sus semejantes. Sin embargo, parecía que nadie quería escuchar los presupuestos básicos del universo que se encontraban en su mente. El mundo parecía estar dormido, un sueño consciente, ellos querían seguir así, jamás ser despertados. Fabián se dio cuenta de que todos preferían una mentira confortante y reconfortante, a la cruda y fría (pero consciente) realidad de una verdad incómoda. Fabián reconoció que su gozo y su fortuna eran solo para él, eran intransferibles. Al principio sentía piedad por aquellos que iban vacíos de la gran satisfacción con la que el caminaba por la vida, después se convirtió en una especie de envidia social. Comenzó a vivir en una soledad, no sabía si elegida o como resultado de la evasión de la sociedad hacia él. Esa idea feliz, que surgió en la biblioteca, aquella que parecía justificarlo todo, se convertía a veces en la idea opuesta. El hermoso sueño que tan lúcidamente soñaba, perdió claridad, se rompió, se volvió pesadilla. Ahora Fabián era presa de la desesperación. Se había comenzado a dar cuenta de su terrible realidad de simple espectador, y se dio cuenta también de que al contemplar el mundo, éste lo devoraba. Fabián se sentía un solitario gigantesco, lo suficientemente grande para que todos lo vieran, para que todos lo ignoraran, lo insuficientemente pequeño para esconder su soledad. Eligio la pasibilidad exterior como armadura y respuesta al fuego de afuera. Esto no afectó su sentir de capacidad ante todo, podría recordar el detalle más insignificante de la vida de cada hombre, encerrar el universo en una frase, ver con sus propios ojos las cosas más distantes en el tiempo y el espacio, atravesar con toda libertad la puerta entre el mundo de los sueños y el real, y pasearse por aquella realidad con la naturalidad misma como si estuviera en la sala de su casa. Jueves por la mañana, el diario llega a puertas de toda la ciudad. En la penúltima página, en la parte posterior izquierda una pequeña nota declara la muerte de un varón de nombre Fabián, asfixiado con su propia corbata sujetada al ventilador de la sala, su cuerpo giraba lentamente al compás del mismo, su pie golpeaba un poco contra el sillón desde el cual apresuró la huida. En realidad siempre hubo dos “Fabián”, pero el mundo solo conoció uno. La fórmula de la inyección productora de dopamina irracional, la receta puntual de la felicidad, la frase que encerraba al universo, se esfumaron junto con la vida de Fabián. En la mesa central de la escena del autocrimen, una nota final: “Nada debe cambiar, nada puede cambiarlo”.
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Aymer Gรกlvez Contraportada: Mowgli420