10 AÑOS CONSTRUYENDO LIDERAZGO manosvisibles
1
Equipo Manos Visibles Paula Moreno, Fundadora y Presidente Diana Restrepo, Vicepresidente Yoanna Melo, Gerente General Ana Isabel Vargas, Gerente Senior Técnica Andreíza Anaya, Directora de Comunicaciones Katheryne Hernández, Responsable Técnica Darwin Perea, Responsable Técnico Giuliana Brayan, Coordinadora Técnica Valentina Poveda, Coordinadora Técnica Valeria Brayan, Coordinadora Técnica Álvaro Arroyo, Coordinador Buenaventura María Inés Requeneth, Coordinadora Tumaco Mayra Maturana, Coordinadora Quibdó Julián Velandia, Community Manager Carlos Ortiz, Coordinador Administrativo y Jurídico Felipe Viveros, Asesor jurídico Felipe Quintero, Web Master y Asesor IT Francisco Amar, Asesor Sistemas de Información Juan Felipe Gómez, Contador Martha Lasso, Revisora Fiscal Leidy Alfonso, Asistente General Yaneth Ruge, Servicios Generales
Junta Directiva y Asamblea Junta Directiva y Asamblea Bart Van Hoof (JD principal) Diana María Restrepo (JD principal) Héctor Hernán Vásquez Ocoró (AGA principal) Ismenia Benítez (JD y AGA principal) José Domingo Bernal (AGA principal) Lucía Asué Mbomío (JD principal) Paula Moreno Zapata (JD y AGA principal) Yezid Viveros (AGA principal)
Escritor de las memorias 7 años y 10 años: Enrique Patiño Equipo editorial Manos Visibles: Giuliana Brayan, Katheryne Hernández y Paula Moreno Redactor: Carlos Hugo Jiménez E. Diseño: Felipe Quintero Fotografías: El Murcy (Miembro de la red de líderes de Manos Visibles), Enrique Patiño, Julián Gallo y archivo de Manos Visibles
Dedicatoria A las comunidades de la periferia de esa Colombia profunda, tantas veces olvidada, gracias por compartir con nosotros su poder. A los donantes, socios y tutores, gracias por hacer este proceso parte de su proyecto de vida y creer en un nosotros, no a pesar, sino a partir de las diferencias que nos unen. A los lĂderes y comunidades de la diĂĄspora africana, que han sido inspiraciĂłn y un espejo permanente de un proceso global.
ÍNDICE •
• •
• • • • • •
4
Diez cifras para entender nuestro impacto, ¿dónde estamos? y ¿quiénes han acompañado este camino? Haciendo de las periferias el centro Diez palabras que nos definenDiez años de incidencia y proyección Nuestros programas Historias de transformación Nuevos futuros, nuevos liderazgos, nuevas transformaciones Nuestro desafío: liderar lo inaplazable La importancia de soñar y visualizar lo que queremos Titulares de nuestra memoria
1
IMPACTO DE MANOS VISIBLES EN 10 AÑOS
+4.000 +40
líderes y lideresas formados
organizaciones creadas y fortalecidas
+60
intervenciones realizadas
+150
tutores de alto nivel vinculados a los programas
+70
socios en el sector privado, académico y de cooperación internacional
+2.500
futuros bachilleres nivelados y capacitados en la región 2
¿DÓNDE ESTAMOS? CARIBE: Bolívar Pacífico: Valle del Cauca Chocó Nariño Cauca Bogotá D.C: Bogotá Antioquia: Medellín Caquetá: Florencia Caldas: La Dorada Risaralda: Pereira
PAÍSES DE LA DIÁSPORA AFRICANA Brasil España Estados Unidos Ghana Mozambique
3
NUESTROS SOCIOS ESTRATÉGICOS Banco de la República Fulbright (Colombia) Fundación Universidad Jorge Tadeo Lozano de Bogotá Instituto de Estudios Interculturales Universidad Javeriana Cali Librería Nacional MIT Colab (Estados Unidos) SATENA Universidad Autónoma de Occidente Universidad de Los Andes Universidad EAFIT Universidad ICESI Villalón Producciones
NUESTROS DONANTES AECID (Cooperación Española) Arroz Blanquita AVINA BBVA BID (Banco Interamericano de Desarrollo) CAF - Banco de Desarrollo de América Latina CELSIA CORDAID Departamento de Estado de los Estados Unidos NED - National Endowment for Democracy OIM - Organización Internacional para las Migraciones Open Society Foundations ESAP Embajada de los Países Bajos en Colombia Fondo Coreano para la reducción de la Pobreza - KRP Fundación FORD Fundación Suramericana Fundación John Ramírez Moreno Halloran Philanthropies USAID
4
DONANTES INDIVIDUALES Bart Van hoof Daniel Gonzales Hernán Bravo Johanna Peters Paula Moreno Salomón Vaie Susana Edjang Tobías Olmos
“Hizo el acto de asumir la responsabilidad personal para aliviar el daño social ordinario, habitual e irresistible”. Toni Morrison, Tribute MLK Jr 5
HACIENDO DE LAS PERIFERIAS EL CENTRO A la luz de los años, una década siempre será poco. Sin embargo, Manos Visibles ya ha dejado en sus primeros diez años una huella crucial en las generaciones de hoy en el Pacífico y en otras regiones excluidas. Su impronta más significativa radica en que muchas personas de la periferia entendieron que los líderes no debían ser otros, sino ellos. En ese proceso, también comprendieron que un liderazgo asumido desde la vocación, la decisión y con la intención de construir no consiste solo en tener poder; por el contrario, este se debe asumir desde una autoridad ética y moral, al igual que con una estrategia eficaz destinada al bienestar de las comunidades. En estos diez años quedó evidenciado algo más: que las posibilidades de acceder al poder son factibles, pero que es necesario prepararse para asumir una transición desde la resistencia para llegar a la trascendencia. Ese sustancial cambio de paradigmas ha marcado una década en la cual se desarrollaron ejercicios de inclusión efectiva que llevaron a un liderazgo de transición. Eso quiere decir que se abrió la oportunidad de aprender a conquistar y ocupar espacios de poder, pero aún queda pendiente evaluar lo que estos liderazgos hicieron con el poder alcanzado: si en realidad fueron valorados por sus comunidades, si lo ejercieron con ética o lograron hacer algo con él. Muchos casos nos muestran que es válido el aprendizaje si se mira hacia el mediano y largo plazo, pero eso también nos plantea pensar en la posibilidad de nuevos futuros, aún más específicos, en las transformaciones que esperamos. Los tiempos han cambiado sustancialmente y seguirán cambiando. Manos Visibles cumple la década en un momento de transición para el mundo, en el que las realidades incuestionables se han comenzado a desmoronar por el impacto de un virus global. La pandemia ha mostrado, con nitidez, las desigualdades existentes que no parecían importar a nadie, y ha acentuado las vulnerabilidades al punto de forzarnos a todos a plantear nuevos modelos de desarrollo para no empobrecer y ampliar las brechas, que ya eran amplias. En estos momentos de transición hacia un nuevo modelo, todas las formas de innovación y los nuevos liderazgos tendrán una oportunidad de crear nuevas estructuras. En ese espacio, y retomando reflexiones de la Nobel estadounidense Tony Morrison, “el futuro será definido por aquellos que han sido presionados hacia los márgenes, aquellos que han sido dejados de lado como si se tratara de excesos irrelevantes, almas que aún hoy se conciben como desafortunadas y marginales”. La historia los ha visto así hasta ahora, pero los cambios son irreversibles, y sucederán. 6
Estamos todavía lejos de que las periferias sean el centro o de que los problemas estructurales se solucionen. Todavía el liderazgo está aprendiendo a ejercer el poder. La historia lo ha demostrado infinitas veces: ninguna estructura antigua ha permanecido indemne y ningún imperio ha dominado sin fin. Pero las voces que se alzan y se hacen oír, tarde o temprano, modifican la historia. Y está llegando su momento. En esta crisis existencial global, a la que se suman la sostenibilidad ambiental y cultural, temas como la equidad racial y la sociedad civil están ya en crisis. Los escenarios de futuro parecen presentarse en dos vías: se puede pasar a un momento de mayor relevancia o a uno de mayor exclusión. Ante esos dos caminos, la apuesta de Manos Visibles por el liderazgo y transformación de las comunidades al margen se vuelve más crítica.
El futuro será definido por aquellos que han sido presionados hacia los márgenes, aquellos que han sido dejados de lado como si se tratara de excesos irrelevantes, almas que aún hoy se conciben como desafortunadas y marginales”.
Justo en este momento de incertidumbres cobran más importancia las preguntas: “¿Poder? ¿Para qué? ¿En y desde dónde? ¿De quién?”. Tener visión para anticiparse y crear nuevas nociones de poder y un liderazgo más efectivo es nuestra tarea, así como ser capaces de canalizar el descontento, la exclusión y la frustración hacia un poder y liderazgos con visión y para la reconstrucción de tantos viejos problemas que no hemos podido resolver. Manos Visibles trabajó durante su primera década en generar liderazgo, transformar vidas y modificar las dinámicas excluyentes del poder. De acá en adelante trabajará para crecer en voz, agenciamiento y representación, siempre pensando en el futuro del país, ya no solo para las regiones, sino desde y con esos otros Pacíficos de la geografía nacional que modificarán los modelos que están colapsando para erigir otros nuevos. Lo hará desde su resiliencia, con una visión propia y con sus capacidades de conexión, incidencia y ejecución. El reto es grande, pero nuestro compromiso aún más. 7
10 PALABRAS QUE NOS DEFINEN líder es el punto de apoyo que apalanca los cambios LIDERAZGO Unde una sociedad. Construir liderazgo implica ampliar el conocimiento, las herramientas y las posibilidades para que más personas muevan el mundo y den los pasos necesarios para transformar su entorno de manera positiva. Un líder tiende la mano y guía. Un líder cree en el poder de los demás y en el poder colectivo. El liderazgo ha sido la mayor apuesta de Manos Visibles.
poder es la capacidad de generar transformaPODER Elciones y mover a las acciones. Cuando un líder gana
en poder, gana también en incidencia para transformar su entorno y su comunidad. El poder humano, contrario al de la naturaleza, surge de la reflexión sobre el bienestar común y tiene una finalidad: servir a los demás para que los miembros de su comunidad evolucionen. El hecho de que el poder se desfigure y genere inequidad o exclusión obliga a reinventarlo desde el liderazgo. Poder es lo que las regiones de la periferia han ganado estos últimos diez años.
La manera más común en que la gente entrega su poder es pensar que no tiene ninguno Alice Walker Jr
En el fondo, liderar es servir. Es atender las necesidades de un grupo de personas, garantizar su seguridad y darles el apoyo que necesitan para crecer. Un verdadero líder trasciende los intereses individuales —ya sea políticos o personales— y da prioridad a los seres humanos bajo su cuidado Mata Amina
TRANSFORMACIÓN
Sinónimo de cambio, la transformación es el desafío de tomar los elementos que tenemos a la mano para hacer con ellos algo nuevo. No hay elemento de la naturaleza que no se transforme en su proceso de crecimiento: las semillas lo hacen en árboles, los continentes en geografías cambiantes, las moléculas en elementos químicos. Las transformaciones generan rupturas con moldes previos, pero son necesarias para la evolución. Los líderes transforman realidades.
Los cambios no vendrán si esperamos a que los haga otra persona o en otro momento. Somos aquellos que hemos estado esperando. Somos el cambio que buscamos Barack Obama 8
paz es la ausencia de conflicto. Si se concibe la paz como un PAZ Laconcepto aterrizado al territorio y a su realidad diaria, hablar
de paz en el Pacífico, una región que concentra 125 municipios críticos para el postconflicto, es hablar de un tema que muchos aún desconocen y que a sus habitantes les resulta más simbólico que real. Una paz que no cuenta con los territorios o los liderazgos locales es una paz excluyente. En esta región, azotada por la ilegalidad y el olvido histórico del Estado, la paz es un tema estructural de fondo. Por lo tanto, debe surgir como una apuesta de los ciudadanos activos, actores para la paz territorial, que planteen de forma clara al gobierno y a la cooperación internacional las líneas prioritarias para construir estrategias locales para alcanzarla.
La paz verdadera no es meramente la ausencia de tensión, es la presencia de justicia Martin Luther King Jr
“El pueblo no se rinde, carajo”. Movimiento del Paro Cívico Pacífico 2017
9
resistencia es una fuerza que se opone a otra RESISTENCIA Ladominante. Cuando la resistencia es lo suficientemente grande, se convierte en un poder transformador porque obliga a cambiar las dinámicas. En los circuitos eléctricos, la resistencia es el elemento intercalado en los circuitos que modifica el paso de la corriente o genera calor. La resistencia de las poblaciones excluidas es la oposición a la dinámica que las excluye. Manos Visibles apoya la resistencia desde el liderazgo y desde la educación como un motor de cambio, a partir del conocimiento y el empoderamiento.
Pueblo resiste, pueblo resiste, pueblo resiste porque aún existesnuestro canto’, Ensamble Pacífico Oye nuestro canto’, Ensamble Pacífico
de esta palabra radica en que TRASCENDENCIA. Elnopoder se queda en el plano cotidiano, sino que habla de las capacidades de cada ser para incidir en su entorno, familia, comunidad, territorio y más allá, para cumplir con una misión vital y colectiva de transformación. Un liderazgo que trasciende es igual a una memoria que no se olvida: marca, deja huella, incide en las emociones y habla de la grandeza del espíritu. Edgard Gouveia, miembro de Afroinnova, definió que “la gran tarea de la afrodescendencia en su agenda de futuro es pasar del poder de la resistencia al poder de la trascendencia”. Manos Visibles apuesta por líderes que den ese paso, dejen huella y trasciendan.
Cuando Martin Luther King Jr dijo “Tengo un sueño”, no estaba jugando, lo decía en serio. Cuando lo imaginó, lo visualizó, lo creó en su propia mente y comenzó a ser. Debemos soñarlo también Toni Morrison
RED
Una red es un tejido organizado. Así como una telaraña es un entramado de hilos destinados a un fin de supervivencia, una red digital, de carreteras o telefónica es un conjunto de elementos que se interconectan para un propósito mayor. Cuando no hay esa conexión y no existen ecosistemas que la permitan, las poblaciones quedan desconectadas, pierden poder y se coarta el impacto transformador de sus líderes. La red es la conexión que permite los cambios y el flujo de nuevas ideas. En un ecosistema sólido, o comunidad relacionada entre sí, esa red es posible, y es energía vital.
En Colombia, la cultura es la infraestructura espiritual y emocional del país; esa infraestructura que conecta los recuerdos y las expresiones, capaz de unir o acentuar las diferencias, así como de poner en valor los sentidos y significados compartidos Paula Moreno
CULTURA
Todo lo que constituye a una población es parte de su cultura. La hay material e inmaterial, y va desde sus cantos y sus bailes, sus medicinas ancestrales o sus instrumentos musicales hasta la forma en que se expresa, su diversidad o las construcciones que hay en su territorio. En el caso de territorios como el Pacífico, la cultura es una riqueza. Y es con la riqueza de cada población que los líderes deben trabajar para fortalecer sus redes y ampliar los ecosistemas, generar resistencia, ganar poder y trascender. La cultura es el capital de nuestra transformación.
La gente no tiene a priori una referencia. La que nos da esa referencia es la cultura. Lázaro Ramos
10
VISIÓN
La última palabra mira hacia el futuro. Alguien con visión puede prever el mejor escenario posible por venir. Mirar las cosas desde una nueva perspectiva implica que sea posible contemplarlas desde otro ángulo gracias a un cambio de óptica. Manos Visibles ha apostado por empoderar a sus líderes desde el compromiso con las regiones para que existan nuevas posibilidades, tanto en ellos como desde el país mismo. Según los usuarios de redes sociales que definieron a Manos Visibles en una palabra, la visión de la corporación va de la mano con su capacidad para “empoderar” y generar “oportunidades”, “visibilizar” y conectarlos desde el “amor” por su historia y territorio. Todas ellas, palabras de una nueva visión del liderazgo.
La educación es nuestro pasaporte para el futuro. El mañana les pertenece a aquellos que se preparan hoy para ello
Malcolm X
EDUCACIÓN
El poder se desarrolla cuando se dan las herramientas para aprender cómo gestionarlo. El liderazgo se aprende cuando se cambian los imaginarios de exclusión y se entiende que es posible la inclusión y una nueva narrativa de la historia. Las oportunidades surgen cuando la educación se fortalece. Las redes se construyen cuando, desde la educación, se afina el cooperativismo y se nutre el poder colectivo. La educación no es una acumulación de conocimientos, sino un poder en sí mismo. Tenerla es contar con la posibilidad de transformar.
La capacidad de reapropiarse del futuro de cada uno, inventarse las propias teleologías, organizar los valores propios y encontrar un equilibrio armonioso entre las diferentes dimensiones de la existencia
Felwine Saar 11
10 AÑOS DE INCIDENCIA Y PROYECCIÓN ¿Cómo se transforma la realidad? Cerca de 2.250 años atrás, Arquímedes postuló en una afirmación que la mejor manera de conseguirlo era contar con un punto de apoyo para mover el mundo. Su postulado, aunque fue determinante en la física, no se limitó sólo a las ecuaciones matemáticas. Un punto de apoyo hacía referencia a cualquier factor que apalancara un proceso o a cualquier líder que permitiera el movimiento de las estructuras sólidas y tradicionales. Manos Visibles sirvió de punto de apoyo y creyó, hace una década, en el poder de apalancar a otros líderes para que ellos mismos se convirtieran en puntos de apoyo. Muchas fuerzas unidas pueden más que una sola. Manos Visibles también se convirtió en un motor dinámico de cambios cuando comenzó a implementar programas que engranaron nuevos liderazgos. Estos, a su vez, permitieron mover nuevas piezas y crearon una nueva dinámica regional. El sistema de transmisión circular de los engranajes, que sigue los preceptos de Newton, tiene una particularidad maravillosa: encaja todo entre sí, se complementa y transmite el movimiento. Si se mueve una pieza, todas se mueven. Y todas sirven a un fin mayor. En uno de los países más desiguales del mundo, y con la intención clara de revertir esa realidad excluyente, esos dos principios físicos sirvieron de fundamento para que Manos Visibles comenzara a hacer posible la apuesta de su fundadora, Paula Moreno: servir de punto de apoyo para fortalecer los liderazgos, engranar nuevos ecosistemas de transformación y gracias a esas dinámicas, generar un movimiento que permitiera que surgieran nuevas narrativas y se fortalecieran las capacidades existentes. En enero de 2011 comenzó la ilusión de lograr cambios en las estructuras mentales, sociales e institucionales en Colombia con el programa Gestión del Desarrollo para Líderes Afrocolombianos, en Cartagena y el norte de Bolívar. Diez años después, el modelo, destacado por el World Economic Forum en 2018 y el Global Fairness Award en 2019, es más que nunca un punto de apoyo para forjar una sociedad más engranada en la justicia y la igualdad de oportunidades.
12
NUESTROS PROGRAMAS Durante una década, Manos Visibles ha impartido programas de liderazgo que han enfatizado en pasar de la resistencia a la trascendencia. En cada taller y aula se ha hablado del poder de la educación para alcanzar el desarrollo y la paz, se ha generado una nueva visión de región y se han establecido redes humanas dispuestas a transformar la realidad. Estos programas han estado regidos por palabras que, como sombrillas, cubren grandes conceptos: se enseña a gobernar, innovar, a gestar desarrollo, ser mujer, conectar y narrar. Hay una razón poderosa para cada uno de estos verbos sombrilla: todos están ligados a la transformación humana más profunda. Gobernar, en Manos Visibles, es más que llegar a ejercer el poder, así como innovar es más que reconvertir la realidad desde la creatividad. Su trasfondo es el de entablar una manera más positiva de relacionarnos colectivamente, dejando atrás el modelo imperante que genera exclusión. Conectar y narrar, así como ser mujer, son una reafirmación de las conexiones humanas naturales y una reconexión con lo esencial. Reconectarnos con nosotros mismos y potenciar el talento para redefinir el poder es la meta ulterior que define los programas de Manos Visibles.
13
GOBERNAR
1.Poder Pacífico. Desde su mismo nombre, el programa reveló su propósito y
apuesta: Poder, como verbo, significaba la capacidad para alcanzar un objetivo, pero también la influencia para incidir en el comportamiento de personas e instituciones. Poder Pacífico hacía referencia al lugar donde era necesario cambiar las relaciones de poder que se habían establecido hasta entonces. Con esa filosofía de fondo nació este programa icónico, cargado de simbología, diseñado para cambiar los códigos no escritos que permiten, entre otros, que ciertos líderes entren a espacios de poder y otros no, o que se mantenga el predominio de ciertas élites sobre otras a partir de su procedencia, lugar de estudios o nivel de educación superior. Poder Pacífico decidió abrir una puerta importante a líderes del Pacífico para que la disparidad se revirtiera a partir de una maestría diseñada para fortalecer y darles herramientas a los líderes de la región. La decisión de formar élites regionales y nacionales por fuera del centro del poder implicó entender que los nuevos relacionamientos solo serían posibles si se comenzaba por la autoinclusión. Es decir, que cada líder entendiera que no había espacios vedados, y que era importante entender que un “nosotros” sí podía formar parte de la agenda del poder, en vez del “ellos” que predominaba. Las universidades aliadas Icesi y EAFIT se convirtieron en los ecosistemas que hicieron posible esta transformación en el Pacífico a la hora de nivelar los vacíos de los programas de postgrado existentes y abrir nuevas posibilidades a los profesionales de la región, primero en una temática de Gobierno y Políticas Públicas, y luego en Gobierno y Construcción de paz. Con el componente del Pacífico en mente, las maestrías ayudaron a la movilidad de los líderes de base. Muchos de ellos han llegado ya a altos cargos públicos como asesores o en espacios de incidencia dentro y fuera del país. La vinculación de las universidades que apoyaron a Poder Pacífico sigue construyendo región. EAFIT lo hace a través de su aporte a planes de desarrollo en departamentos como Chocó; Icesi, a través de sus análisis y procesamiento de datos, que han apoyado procesos como el del paro cívico de Buenaventura desde su facultad de Ciencias Políticas, al igual que lo ha hecho la Universidad de Los Andes. Poder Pacífico graduó dos promociones en la Universidad Icesi y la Universidad EAFIT. Los egresados conforman hoy una red con más de 130 líderes egresados de los programas de maestría en Gobierno. Sin embargo, el logro mayúsculo es que permitió derrumbar varios de los códigos sociales no escritos de la exclusión y lograr lo que proponía el nombre del programa: que el Poder sea, y será, Pacífico. 14
2.Escuela de Alto Gobierno Poder Pacífico.
El poder había que conquistarlo para ejercerlo. Sin embargo, para reducir la brecha en el Pacífico no bastaba solo con ganarlo y lograr incidencia política. También resultaba urgente cambiar las relaciones de poder. En ese proceso de abrir espacios surgió una necesidad mayor: formar en gobernabilidad a los líderes sociales, públicos y privados. El Pacífico, donde la vida brota con vitalidad y la biodiversidad es tan variada como su cultura, necesitaba aún sembrar esa semilla. Manos Visibles entendió que el poder no era tan solo una conquista individual de líderes luchando por su cuenta, sino una suma de vínculos, una red entretejida, vasos comunicantes en los que se intercambian experiencias y se confrontan ideas para construir una dirigencia interconectada, propositiva y estratégica. La alta cantidad de postulaciones a la maestría de Poder Pacífico dejó en claro que era necesaria una escuela para los líderes que querían ganar fundamentos técnicos a la hora de entender el lenguaje político y lograr transformaciones. La iniciativa se enfocó en formar a los alumnos y, paralelamente, en invitarlos a intercambiar sus experiencias para desarrollar capacidades en temas de gobierno, gestión, políticas públicas y liderazgo, a la par que los invitaba a confrontar sus ideas e iniciativas con expertos de alto nivel. Realizado en varias ocasiones en los cuatro puntos nodales estratégicos de la región, Cali (que cubría el Norte del Cauca) Buenaventura, Tumaco y Quibdó, generó un impacto crucial en la región, alcanzando aproximadamente a 400 participantes. Allí se gestó, por ejemplo, el Comité del Paro Cívico. De allí surgieron procesos liderados desde la Pastoral Social, iniciativas ligadas a procesos campesinos o liderazgos ciudadanos, y sobre todo relacionamientos en todos los sectores, que continúan y siguen interconectándose más allá de la Escuela misma. Sus participantes entendieron la importancia de tener un rol ciudadano, pasaron de la queja a entender los esquemas de la gobernabilidad para saber moverse en el juego de la política y, sobre todo, aprendieron a jugar con herramientas de incidencia.
15
de las instituciones, las acciones de los dirigentes y su relación con los ciudadanos a una visión tradicional, estática y limitante. En respuesta a esa rigidez dominante, la innovación resultaba una bocanada de aire fresco. Manos Visibles fue consciente de que en una democracia, la participación ciudadana debía establecer nuevas alternativas de interlocución. Solo así, el pueblo participaría en la toma de decisiones. Por eso, la apuesta fue crear nuevos mecanismos para mejorar las relaciones de poder y apostar por lo inclusivo y lo social. En 2015 nació el Laboratorio de Innovación Política para la Paz, que contó con el apoyo de la Cooperación Española en Colombia. Su enfoque práctico era el de fortalecer a los candidatos y candidatas que participaban en las elecciones regionales de octubre de 2015 para que tuvieran un mayor conocimiento frente a la gestión pública y en cuanto a nuevas formas de intervención en política. Fernando Cepeda Ulloa lo definió como un paso “de la intención al intento”, y por lo mismo, como un ejercicio táctico y político en el que varios tutores especializados pasaron a ejercer un liderazgo práctico para decirles a los postulantes cómo jugar en la política a partir de la ética y la identidad de cada uno, y cómo generar un mensaje a partir de las propuestas individuales. Cada participante entendió que debía tener una agenda política definida si ganaba, en f avor de la gente que los había elegido, y que debía plantearse ser líder con conocimientos en aspectos como el económico para no seguir al margen. El programa cobró relevancia al revelar cómo las políticas actuales siguen sin hacerle frente a la debilidad histórica institucional en los territorios, y cómo, para frenar el ciclo de desigualdad y generar dinámicas de paz, la innovación política es crucial.
INNOVAR
3. Laboratorio de Innovación Política para la Paz (LIPP).
No hay laboratorio donde no se hagan mezclas, ensayos permanentes y ajustes de errores, estudios, aplicación de teorías o cambios en las mediciones para llegar a un resultado deseado. Cuando deja de ser eficiente, la política también está llamada a convertirse en un espacio de creación que permita dar a luz nuevas dinámicas. Es más, pocos escenarios necesitan tanto de la innovación como la política. La contradicción surge porque la innovación no suele estar asociada al ámbito político en un país en el que la costumbre y las dinámicas dominantes han restringido el rol 16
Una de las premisas del programa fue que los candidatos y candidatas tuvieran un mayor acercamiento a las personas y que sus propuestas fueran incluyentes, mejoraran la calidad de vida de las comunidades y transformaran la realidad de la región. Así fue: el Laboratorio de Innovación Política para la Paz fortaleció las capacidades de una masa crítica de líderes políticos para que empezaran a generar grandes cambios en sus comunidades. Eso, de por sí, ya fue un salto de innovación política: de los 120 participantes, más del 50% participaron en la contienda política y de ellos la mitad ganó. Bleny Vallecilla fue la única concejal mujer y en Quibdó e Istmina, Yessimar Álvarez y Jean Carlo Lemus fueron los concejales más jóvenes.
4. AFROINNOVA.
Siempre que en Colombia se hablaba del Pacífico, se le relacionaba con Asia. De hecho, la Cuenca del Pacífico vinculaba a la región con un continente del que se conocía poco y con el que no había un vínculo directo, aparte del comercio a través del puerto de Buenaventura. Cuando la Cooperación Española decidió trabajar junto con Manos Visibles en una propuesta de alcance internacional, el vínculo más fuerte y obvio que surgió para el Pacífico colombiano fue África. La diáspora africana, que entonces parecía un mito por la poca interacción directa con los habitantes de este continente, se concretó como una suma de realidades que se conectó con el país y dio origen a una inspiración colectiva para la innovación. La primera revelación era una diáspora tomando acciones concretas y poderosas. Manos Visibles catalizó la plataforma de organizaciones y líderes innovadores de la diáspora africana global para visibilizarla y, a su vez, empoderar a las poblaciones africanas y afrodescendientes locales. Colombia necesitaba una visión propia del poder de la diáspora, y para eso fue necesario mirar más allá de su territorio. La búsqueda condujo al hallazgo de miles de organizaciones que trabajaban en el planeta por el desarrollo de su diáspora y al mapeo de al menos 1.000 de ellas, de las cuales se seleccionaron las más innovadoras y con más potencial para el programa Afroinnova. La apuesta fue generar inspiración a partir de experiencias reales y llevar esas experiencias a tres grandes encuentros en Cartagena, Palenque, Quibdó, Medellín y Cali.
Fueron encuentros profundos y transformadores: reconocerse con otros iguales que sostenían las mismas luchas y ansias de cambiar la historia, y sentirse hermanados unos con otros en el territorio colombiano fue conmovedor para los participantes. Sin importar el idioma o el país de procedencia de los invitados, las charlas mantuvieron a la audiencia cautiva. Se invitó a líderes de relevancia mundial que llevan a cabo procesos de equidad racial o de transformación social desde sus oficios o propuestas. Todos ellos cruzaron el continente para hablar con sus pares en Colombia, decididos a dejar en claro que lo étnico es dinámico, que las luchas han cambiado, así como la diáspora misma, y que ahora las nuevas discusiones incluyen iniciativas locales que apuntan a la identidad y a la diferencia; que las alianzas entre la diáspora son urgentes y enriquecedoras, y que la interacción entre sus integrantes no solo amplía los horizontes, sino que conecta y transforma. Entender nuestra conexión con África permitió tejer una red esencial del componente étnico de las poblaciones afrocolombianas y africanas, que hoy se ha expandido más allá de ellas, así como el avance global que se da por la equidad. Esta compren17
sión transnacional nos abrió los ojos a la posibilidad de crear un futuro común. 5. Escuela de Innovación Comunitaria. En el Massachussets Institute of Technology (MIT) existe un laboratorio diseñado para trabajar de manera innovadora con las comunidades al margen. Desde su Departamento de Estudios Urbanos, el MIT Colab había venido desarrollando innovaciones a nivel de territorio en lugares disímiles del mundo, como el Bronx o Haití. Cuando Paula Moreno cursó allí sus estudios, les planteó a los profesores hacer un laboratorio en el Pacífico colombiano para crear conocimiento, apoyar el desarrollo del liderazgo colectivo y construir capacidades para la innovación comunitaria. En 2014, el proyecto se concretó. De allí nació la Escuela de Innovación Comunitaria, un programa que concibe nuevos liderazgos a partir de los saberes tradicionales, la cultura local o los sistemas de conocimiento ancestral, apoyados por las nuevas tecnologías y vistos desde las dinámicas de hoy. Desarrollo de ideas y prototipos, innovación a partir de la reconfiguración de lo existente o bienestar comunitario generado a partir de ideas nuevas fueron conceptos que se impusieron en los encuentros (www.innovacioncomunitaria.com). Algo en claro dejó el programa desde sus inicios: serían los mismos líderes del Pacífico quienes cocrearían las estrategias y brindarían el conocimiento, la experiencia y las redes para superar sus propios desafíos. La superación de los problemas de la región debía provenir de la misma región, aunque con la colaboración decidida de la Escuela. La presencia de tutores de talla internacional y la evaluación del proceso dio lugar a la incubación de iniciativas como la Escuela de Robótica del Chocó o Puerto Creativo, en Buenaventura, con el apoyo del MIT CoLAB. Hoy, el CoLAB tiene coordinadoras que participaron en ese proceso, dirigiendo sus nodos en Buenaventura y Quibdó, acompañando ya de forma independiente y local su presencia en el Pacífico colombiano a mediano y largo plazo.
18
EDUCAR
6. Fondo Juventud y Construcción de Paz. La violencia y la marginación tienen causas sociales profundas, pero también consecuencias devastadoras para el futuro de los jóvenes que habitan en las zonas afectadas por ellas. La mayoría tiene grandes dificultades para acceder a una formación superior por falta de recursos, discriminación social o por los altos índices de violencia que restringen y bloquean sus opciones, y que los ubica como sus principales víctimas en América Latina. Pero hay muchos, en medio de esta zozobra, decididos a cambiar su historia. Pensando en ellos, Manos Visibles desarrolló en 2012 una alianza estratégica para brindar becas de estudio de pregrado en Cali y Medellín a jóvenes líderes de organizaciones juveniles comunitarias. Las becas tuvieron un componente adicional: se integraron a programas enfocados en el desarrollo comunitario y la prevención de la violencia. La idea de fondo fue cambiar el discurso de que en aquellos espacios violentos todos los profesionales venían de fuera para darles a los jóvenes el poder de trascender en sus propias comunidades. Así, ellos liderarían sus propios procesos. Con el apoyo del BBVA, y de las universidades EAFIT e ICESI, que entendieron el tamaño de su responsabilidad social, se dio inicio a este programa, que continúa en marcha con ICESI en Cali. El crecimiento fue mutuo. Para las universidades implicó entender que deben ser universales y que la convivencia con otras realidades ampliaba su propia perspectiva. La proximidad con la diferencia generó integración social y articuló diálogos nuevos, además de procesos de colaboración que no se habían dado antes. La apuesta por la excelencia académica, en este programa, va de la mano con la formación para transformar el país. El resultado fue la profesionalización de líderes juveniles comunitarios que hoy entienden algo crucial: su lugar de nacimiento no determina hasta dónde va a llegar. Estos líderes debaten y construyen conocimiento desde un método científico, y han asumido que tienen una responsabilidad con su territorio y con la construcción de la paz. Cada profesional que se ha graduado del programa es un referente en su familia, en su comunidad y en su organización. Cada uno de ellos cambió las narrativas desde zonas tantas veces marginalizadas. Hoy, muchos son directores de teatros o de centros culturales, ocupan posiciones en empresas y fundaciones, y muestran la realidad de la movilidad social a través de la educación.
19
convertir a la escuela en un ecosistema de transformación, con el apoyo de rectores, docentes y de los mismos colegios. Así, ganarían en excelencia académica, pero también en autoestima, empoderamiento y acompañamiento desde el aula. De allí nació el programa de Educación para la Paz en el Pacífico colombiano, Educapazcífico, una estrategia para empoderar los sueños, que les brinda a los estudiantes los recursos para transformar su propia realidad. Se trató, además, de una herramienta creada para cerrar las brechas sociales y formar tanto a los docentes como a los jóvenes de los grados décimo y once. La finalidad prioritaria de todo este esfuerzo desde la base era que mejoraran su desempeño en las pruebas estatales Saber, así como sus capacidades de liderazgo. Las generaciones previas en el Pacífico han creído en el poder de la educación para cambiar el rumbo de sus vidas, y este programa ofreció una opción real para que la opción educativa volviera a ser un camino. Los jóvenes se tomaron en serio las herramientas para cambiar su historia de inequidad y falta de oportunidades, y asumieron el reto. Mejorar la calidad de la educación para que los estudiantes accedan a las universidades ha permitido incrementar el número de ingresados a la universidad y, por tanto, ha disparado el liderazgo y las oportunidades. Adicionalmente, el empuje alcanzado por el programa impulsó la creación de Todos somos Pacífico, una línea especial para estudiantes del Pacífico en Ser Pilo Paga.
7. EDUCAPAZCÍFICO. Si la transformación se da a través de la educación y de
la formación de líderes, ¿por qué esperar hasta que los jóvenes terminen su proceso educativo en la secundaria para empezar a empoderar sus sueños? Manos Visibles se planteó trabajar con jóvenes y con la receptividad natural de los colegios para iniciar la transformación social y el liderazgo desde la base. El principal obstáculo para el acceso a la educación superior radicaba en que los bajos resultados académicos de la región Pacífica le impedían a la mayor parte de los estudiantes acceder a una universidad. La apuesta de Manos Visibles fue incubar dinámicas de liderazgo en los jóvenes para 20
En 2020, en el marco del COVID 19, Manos Visibles acompaña a los colegios en su transición a la no presencialidad debido a las medidas de aislamiento. También ha articulado esfuerzos con el Ministerio de Educación Nacional para que el Pacífico no incremente la desigualdad educativa por la falta de acceso a la conectividad. Por el contrario, ha convertido la crisis actual en una oportunidad para insertar la educación virtual y no presencial como una fortaleza adicional a los procesos en marcha.
de poder para que tuvieran incidencia, y cómo impulsar su acceso al mercado laboral para mejorar su calidad de vida? El resultado fue este programa, con sede en Cartagena y el norte de Bolívar, que inauguró los programas de Manos Visibles, con un claro enfoque de empoderamiento femenino. Sus historias tocaron las vidas de todos y el aporte del programa transformó las vidas de decenas de estas mujeres. Durante tres años, un total de 92 líderes afrocolombianas expuestas a contextos de vulnerabilidad y miembros de organizaciones de la sociedad civil se convirtieron en las protagonistas de un programa diseñado para que tuvieran más incidencia en la toma de decisiones para el cambio en sus comunidades. Fue una apuesta por su formación, que incluyó acompañamiento y refuerzo académico, enseñanzas en liderazgo y soporte psicosocial para sus proyectos de vida, además del fortalecimiento de sus organizaciones y herramientas para que pudieran generar ingresos, tuvieran educación financiera y se insertaran laboralmente. Este proceso profundo implicó ir a sus casas, conocer sus comunidades y romper con el concepto de exclusión de la sociedad o que ellas mismas tenían. Los talleres se realizaron en varios lugares en el centro histórico como la sede del SENA al frente de la Alcaldía en la Plaza de la Aduana o en el Museo Histórico de Cartagena, un lugar de memoria de la Inquisición. En una Cartagena segregada, las mujeres negras reescribieron, en espacios de dolor o exclusión, su rol y su historia. Con terapias psicológicas, un grupo de tutores personalizados, conexión con instituciones para vincularlas laboralmente y el apoyo efectivo del National Endowment for Democracy (NED) y la Fundación AVINA, además de socios como la Fundación Clinton, Colfuturo y agencias de cooperación nacional e internacional, su liderazgo se consolidó y sus vidas se transformaron, y gracias a ello, también sus comunidades.
SER MUJER
8.Programa de Formación en Gestión del Desarrollo para Líderes Afrocolombianas
Con este programa, Manos Visibles comenzó a recorrer su propio camino transformador y sería su único programa en el Caribe. Muchas de ellas harían también las maestrías y participarían en los talleres regionales o de intercambios. El Pacífico y el Caribe son la fuerza de lo étnico en Colombia, y se encuentran estratégica e inevitablemente.
En la mayor parte de los territorios del país, las mujeres abanderan procesos sociales y asumen el rol de líderes. Muchas de esas líderes naturales son afrocolombianas que, sin embargo, no cuentan con las herramientas para ser gerentes sociales y generar resultados más contundentes que les permitan transformar a las comunidades. Manos Visibles se planteó una pregunta: ¿Cómo permitirles participar en espacios 21
9. Innovation Girls – Escuela Robótica Chocó
Hablar del departamento del Chocó y de la innovación puede parecer, a juicio de la mayoría, contradictorio. Esa ruptura mental, justamente, era lo que pretendía la Escuela de Robótica del Chocó, que incubó la idea en 2016 y comenzó su operación en 2017, centrada en la visión de que hablar de Chocó y de tecnología era natural y posible. Además, había otro aliciente: dejar en claro que el talento de los niños, niñas y de las mujeres eran solo un ejercicio de potencia. Es decir, solo se necesitaba nutrir sus habilidades y ponerlas en perspectiva, tanto nacional como internacionalmente. Con esas premisas y un fuerte empuje, la Escuela de Robótica alcanzó a ocupar lugares destacados a nivel nacional e internacional y ha formado, a la fecha, a más de 1.000 niños, niñas y jóvenes en el Departamento del Chocó. Manos Visibles ha acompañado las ideas de este talento chocoano a través de programas como la Escuela de Innovación Comunitaria con el MIT y el MingaLab. Sin embargo, ya no solo se trata de un ejercicio de acompañamiento. La Escuela invitó a la corporación a ser socia en el desarrollo de una iniciativa de empoderamiento de jóvenes mujeres en ciencia, tecnología e innovación. Hoy, de sus aulas surgen mujeres líderes en la incubación de soluciones para la comunidaddesde sus conocimientos técnicos de programación y su formación en liderazgo. Además, esta iniciativa promueve de manera especial la participación de las mujeres con el ánimo de disminuir las brechas de desigualdad de género y facilitar su acceso a formación de calidad y, por supuesto, a cargos de dirección en campos STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés). Desde junio de 2018 hasta enero del 2020 se han realizado cuatro versiones del programa Innovation Girls, que en este año llegará a 100 mujeres graduadas, gracias a los aportes de los donantes individuales.
22
GESTAR DESARROLLO
10. DALE (Desarrollo Autónomo - Liderazgo Efectivo)
Hay un momento del programa DALE que muchos consideran el más duro de todos: cuando cada joven participante pasa frente al espejo y genera un diálogo íntimo consigo mismo. Allí se enfrenta a su propio reflejo y entiende la diferencia que existe entre lo que quiere comunicar y lo que comunica en realidad. Ese instante en que se planta frente a sí mismo, y ante un grupo de iguales, lleva a cada participante a entender que la estima se gana y la valentía se forja. Una revelación adicional surge: todos están en un proceso de convencimiento del poder individual de cada uno de ellos. Luego del espejo, conscientes de sus fortalezas y debilidades, colaboran para generar transformaciones vitales en sí mismos y en su entorno. Ese trabajo de profunda humanidad contagia a cada grupo participante en el programa DALE, concebido para que los líderes juveniles desarrollen su proyecto de vida, ganen en pensamiento crítico, se nutran de conocimientos sobre la paz y el postconflicto, ahonden su saber en temas de juventud y construcción de paz, gestión cultural, gestión de proyectos, comunicación, gerencia e innovación, y despierten a las posibilidades de sacar adelante su proyecto, de la mano con tutores de alto nivel. A ellos ha apuntado este programa de liderazgo efectivo que surgió para permitir que aquellos que habían desarrollado un concepto y lo habían aterrizado pudieran ver florecer la semilla que habían sembrado y convertirla en una posibilidad concreta y sostenible. Con herramientas prácticas y básicas, cada joven egresa del programa con los elementos para cambiar su propio ser y sacar adelante su proyecto, además de entrar a formar parte de redes de colaboración. DALE, en 2020, había graduado a más de diez generaciones de Cali, Medellín, Quibdó, Buenaventura y Tumaco, y ha alcanzado a más de 500 jóvenes. Todos ellos ganaron en innovación y liderazgo. Como el mismo nombre del proyecto lo sugiere, DALE los impulsó a seguir adelante.
23
11. Mingalab. Siempre pensando en que los procesos abiertos se cerraran,
fueran efectivos y no tuvieran cabos sueltos, Manos Visibles planteó este laboratorio que brindaba un acompañamiento a los participantes de proyectos de innovación aún en etapa de crecimiento. Eso significaba que aquellos líderes en organizaciones consolidadas que hubieran hecho el proceso de elaborar conceptos y aterrizar sus ideas, pero aún necesitaran un espaldarazo definitivo, podían contar con un fortalecimiento real de sus apuestas de vida. Eso fue lo que este laboratorio de innovación social para la paz y fortalecimiento de organizaciones buscó desde un principio: dar un acompañamiento concreto y definitivo para fortalecer iniciativas sólidas. El impacto fue mayúsculo en el proceso de transformación del Pacífico. A través de Mingalab, los participantes pudieron aprender de otras experiencias y nutrirse de ellas, y fortalecerse en temas que no dominaban, como el acompañamiento financiero, los registros de marca, la redacción de los estatutos o incluso, tener la posibilidad de dotarse de equipos para operar y generar ingresos. Desde 2016, la iniciativa ha impactado en más de 70 organizaciones del Pacífico colombiano en Quibdó, Tumaco, Buenaventura y Cali. En ese periodo ha apoyado la comunicación estratégica, las decisiones administrativas y programáticas, y ha fortalecido personas vinculadas al proyecto a través de su formación y relacionamiento estratégico. Líderes de distintas ciudades se han conectado con referentes de la región para entender su modelo de negocio y han roto las barreras de la distancia para vincularse como una única región. Mingalab es, en resumen, el espacio de concreción de las ideas para que tomen forma, incluyendo la inversión directa en los proyectos y talentos. De allí han cobrado fuerza el proyecto Jóvenes Creadores del Chocó, Pacific Dance, Somos Arte, Tura HipHop, la Red Juvenil de Mujeres Chocoanas, Escuela de Robótica del Chocó, Esta es mi Historia, Escuela Canalón, entre otros, que recibieron apoyo en Mingalab. El ecosistema de transformación del programa ha sido tan determinante para varias organizaciones que, ya por fuera de la plataforma, varias de ellas se han conectado para generar nuevas dinámicas y espacios, más allá de las fronteras físicas.
24
12.Escuela de Economía Poder Pacífico.
En el contexto del mundo actual, el poder es inconcebible si no contempla las dinámicas económicas. El lado menos romántico de la apuesta social parece ser la economía, pero conocer el sistema que soporta y genera las grandes decisiones, saber cómo conseguir los recursos, manejarlos, obtener financiación o contar con las bases conceptuales de los juegos económicos actuales y del papel de los entes de gobierno y agencias multilaterales, entre otros, es crucial para que la transformación social sea posible. Para lograr cambios duraderos todo líder debe entender de economía. Así lo planteó en 2015 Juan Camilo Cárdenas, como decano de la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes, cuando comprendió que, de las 60 facultades de economía del país, ninguna estaba en el Pacífico. ¿Qué significaba ello? ¿Acaso esta ausencia de economistas en la región Pacífica afectaba el desarrollo de la región? Para revertir el vacío evidente, Cárdenas trabajó junto con Manos Visibles en la implementación de un programa de formación, vinculado a la Universidad de Los Andes, con el fin desarrollar capacidades y ampliar conocimientos económicos en el Pacífico. Sumó, en su propuesta, bases conceptuales, experiencias prácticas y conversatorios con expertos de primera línea del gobierno, núcleos de pensamiento y agencias multilaterales. La apuesta no era solo aprender, sino desarrollar en los más de 150 alumnos la capacidad de analizar el Pacífico. Más aún, la propuesta de base era que los líderes de la región se apropiaran de la economía de su contexto, tuvieran acceso a datos para diseñar programas y planes de desarrollo apropiados, herramientas técnicas para el análisis y fueran críticos con los procesos que se llevan a cabo. Pero, sobre todo, que entendieran que el Pacífico, con sus particularidades, puede dar respuestas efectivas a los problemas actuales a partir de su propia riqueza. La cultura, la propiedad colectiva de tierras, la biodiversidad o las redes humanas son activos que pueden cambiar la economía extractiva por una economía sostenible. Configurar una estructura de producción basada en las potencialidades económicas de la región dio resultados y generó un semillero del Pacífico en Los Andes. De hecho, en las dos ceremonias de graduación hubo más presencia afro que nunca en esta universidad, lo que también se convirtió en una prueba de inclusión efectiva. Gracias al aporte de la Escuela, el Pacífico ahora piensa el poder desde una dinámica económica, y suma desde la comunidad para la comunidad. Eso ha multiplicado el impacto de la apuesta, al punto de que la Universidad de Los Andes configuró una Agenda Pacífico que hoy abre las puertas a más de 100 estudiantes de pregrado en la región y trabaja en la apertura del proceso de la maestría. 25
convertir. Manos Visibles había entendido en todo su proceso previo que el Pacífico es potencia en cultura, potencia en biodiversidad, potencia en resistencia y unión comunitaria, así como potencia en la capacidad humana y el alcance de sus líderes. La historia del Pacífico es la historia de 1.300 kms de costa, habitada por 1.6 millones de personas llenas de talento, sin las condiciones adecuadas para desarrollar y demostrar su enorme potencial; con la población más joven del país, con un 35,8% de su gente entre los 15 y los 34 años; un territorio que mira hacia mercados asiáticos y el oeste americano, además de estar vinculada con Chile, Perú y México a través de la Alianza del Pacífico, y con África por su población afrodescendiente. Para aprovechar esta ventaja competitiva el Pacífico necesita una élite gerencial que aproveche esta realidad, deje de esperar acciones del gobierno central y promueva su propio desarrollo. El Fondo Potencia Pacífico les dará la oportunidad a 200 líderes emprendedores de obtener becas para postgrados en áreas esenciales para el desarrollo 2020-2030. El Fondo se concentrará en desarrollar capacidades gerenciales en gestión cultural, comunicaciones, gerencia del desarrollo, creación de empresas, entre otros. De manera transversal fomentará capacidades en economía y tecnología. La generación Potencia Pacífico será la encargada de soñar y construir un Pacífico creativo y productivo, que sea centro y no periferia. Potenciar el talento cultural, crear empresa y la agenda del desarrollo une todas las vertientes en una sola. Ello dio origen al programa de Maestría en Gestión y Producción Cultural y Audiovisual, al igual que la Maestría en Creación de Empresa y la Maestría en Gerencia y Práctica del Desarrollo. Estas tres primeras maestrías, de un Fondo diseñado para esta nueva década, vieron la luz con 130 líderes. En 2030 deberá llegar a los 200 becarios y posicionar al Pacífico como una potencia que trascienda lo cultural y se convierta en un ejercicio de desarrollo y crecimiento sostenible.
13. Potencia Pacífico - Maestrías en Gestión y Producción Cultural y Audiovisual, Gerencia del Desarrollo y Creación de Empresas
Después de ganar el poder, ¿qué viene? La reflexión surgió casi una década después de trabajar en afianzar el Poder Pacífico y entender que era hora de ir más allá para seguir desafiando las estructuras impuestas en las regiones, repensar el país y construirlo desde las periferias. Después de ganar el poder, era claro, había que potenciarlo. Esa fue la conclusión del equipo de Manos Visibles. Potencia, como palabra, significa todas las posibilidades que guarda una opción, y todo lo que se puede expandir y 26
Con el apoyo de la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano, la Universidad ICESI y la Universidad de Los Andes, y los aportes de la Fundación Ford, la Fundación Suramericana y USAID, se brinda el apoyo financiero a 130 líderes de la región con la intención de cambiar las narrativas de atraso y aislamiento por las de una potencia a través de su principal activo: la cultura. El programa nutrirá una red de liderazgos, especialmente femeninos, que incidirán en el ecosistema de las instituciones a todo nivel a través de un modelo de desarrollo propio. Este proceso pensará en nuevos futuros y en una agenda de incidencia desde, por y para el litoral Pacífico colombiano.
CONECTAR
14.Programa de Prácticas - Conexión Pacífico. En la cadena de transformación a través de la educación y la formación del liderazgo había un eslabón crucial: el aprendizaje formal en la práctica pura. No se podía generar incidencia si no se creaba un medio para acceder a los espacios formales de trabajo. Era necesario colocar ese travesaño faltante para que el camino hacia el fortalecimiento total de las capacidades de los líderes tuviera éxito. Manos Visibles lo tuvo en claro desde los primeros años y en 2013 apostó por la formación y conexión de los liderazgos de la región Pacífico, dentro de su estrategia Poder Pacífico. Finalmente, en 2016 vio la luz el Programa de Prácticas - Conexión Pacífico, diseñado para fortalecer las capacidades de los líderes en la región. Su enfoque apuntó al empoderamiento de los líderes a través de la experiencia profesional, práctica y real. La red de contactos de Manos Visibles permitió entablar las conexiones y hacer presencia en instituciones amigas. Ese contacto con la realidad amplió el mundo de grandes líderes, que hasta ese momento no habían podido acceder a una alternativa laboral. La prevención inicial de las empresas hacia los practicantes profesionales venidos del Pacífico fue derrumbada al ver su capacidad y conocimiento del territorio. Su presencia en los lugares de incidencia, además, generó nuevas relaciones y cambió las dinámicas sociales preestablecidas. Al entretejer esa red, Manos Visibles conectó las oportunidades con las capacidades. Pero más allá, creó vínculos nuevos y potenció el liderazgo de los jóvenes graduados al permitirles la inserción laboral. Todos ganaron: los jóvenes, que enriquecieron sus talentos, y las entidades receptoras de ese talento, a través de la inclusión efectiva de estos líderes.
“Existen iniciativas e individuos que lideran transformaciones en todos los niveles y en todos los sectores en África y en su diáspora. Sería importante que estos ejemplos positivos tuvieran la misma visibilidad y resonancia de los ejemplos negativos para inspirar, promover y desarrollar soluciones en las comunidades afrodescendientes fuera y dentro de África”. Susana Edjang
27
15. Conexión Pacífico. Las redes solo son efectivas cuando sus integrantes
se interconectan. En el Pacífico, a diferencia de otros departamentos del país, las distancias geográficas parecieran, en ocasiones, insalvables. La biodiversidad y las condiciones de la región hacen complejos los encuentros físicos, a menos que exista una opción que les permita a sus habitantes viajar para reunirse, discutir y conectarse entre todos. Cuando el encuentro físico se da, hablar de región deja de ser un discurso para convertirse en un hecho. Conexión Pacífico nació para ser ese nudo que une en vivo a los líderes, y para que al conocerse también se reconocieran y generaran dinámicas alrededor de agendas colectivas. Esta conversación en comunidad, en la que se discute sobre pensamientos clave, y en el que tutores y líderes aprenden y reaprenden de las experiencias de la región, es la apuesta de Manos Visibles para reinventarse desde el poder colectivo. El Pacífico, en este periodo, ha aprendido que, si integra el conocimiento y sus experiencias, estos encuentros sellarán el aprendizaje y enriquecerán la diversidad de la región. Desde 2013, los talleres y encuentros de Conexión Pacífico han permitido que más de 1.500 líderes reflexionen sobre sus dinámicas y que surjan iniciativas nuevas. Los líderes se han valido de espacios de escucha y pensamiento masivo para poder generar plataformas efectivas de incidencia y compartir el Pensar Pacífico: tejiendo encuentros se teje el futuro.
tejiendo encuentros se teje el futuro”
28
repensar su rol, conformar una red de intérpretes en el Pacífico que exaltara su quehacer, erigirlas como constructoras de paz y, ante todo, darles relevancia. Otorgar poder también es hacer que la gente se vea. Y eso buscó Canto Pazcífico. Las cantoras entendieron, durante este proceso, que eran voces y manos visibles, y que su aporte era trascendental para cohesionar y mantener el legado ancestral de su territorio. A la vez, el Pacífico entendió que la región canta para sanarse. Lo supo la misma Paula Moreno cuando les preguntó a las líderes del Pacífico, durante el Proceso de Paz, cómo superaban la salud mental en su territorio y ellas sacaron su guasá para empezar a cantar, a manera de respuesta. El intercambio de experiencias les permitió reconocerse a sí mismas, descubrir sus potencialidades musicales y socioculturales, y conocer la importancia de su papel gracias al liderazgo del productor musical Julián Gallo, la maestra Nidia Góngora y la investigadora Ana María Arango. El programa se enfocó en nutrir de experiencias a las participantes y generar valoración sobre su rol como líderes y mujeres, y terminó dando origen a voces unificadas. Al ampliar las opciones de las participantes se permitió que muchas de ellas cambiaran sus propias vidas en su entorno familiar y superaran situaciones extremas, como la violencia intrafamiliar, además de valorar su propio oficio. Conectadas a través de la Red de Cantadoras, este proyecto dirigido por la Fundación Cultura Nariñense para el rescate de los valores e identidad Canapavi (fortalecida a través del MingaLab), sirvió como piloto para repensar otras formas de gestión cultural para organizaciones con características complejas y asimétricas. Su mayor logro, sin embargo, fue permitirles que fueran una voz unificada y conectada, capaz de abordar la construcción de paz a través de sus procesos resilientes y conocimientos ancestrales.
NARRAR
16. Canto Pazcífico. El Pacífico canta, ya sea para ahuyentar las penas, celebrar la vida, despedir a los que se van o acoger a los que llegan. El Pacífico es tierra de cantores, pero en especial, de cantoras. Ellas son las matronas, aquellas que transmiten la palabra y dan apoyo, las de la sabiduría, el encanto, el regaño y la dulzura. Su voz es tradición y cultura del Pacífico.
Canto Pazcífico hizo presencia en espacios como el Festival Petronio Álvarez, donde además de visibilizarse con su espiritual y potente presentación musical, presentó la memoria sonora que se consolidó en una producción discográfica de más de 10 canciones inspiradas en la paz, la resiliencia y resistencia.
Su voz, también, ameritaba ser escuchada y vale la pena ser divulgada alto y fuerte. Pensando en ellas se creó este programa con un claro enfoque de género para 29
precario y la comprensión de lectura suele ser una falencia. Pensando en ello surgió el programa Poder Pacífico Narrativo, una apuesta para entender qué lee la gente, inducir a la lectura y generar laboratorios interconectados: el de Narrativas Negras, el de Literatura Africana y ahora el de Narrativas Afrodiaspóricas. El Laboratorio de Narrativas Negras fue una apuesta para impulsar la lectura y escritura como estrategia de empoderamiento, desde una red de círculos de lectura y escritura en el Pacífico, Medellín, Cartagena y Bogotá. Introdujo a distintas instituciones y organizaciones a generar nuevos relatos sobre sus procesos de liderazgo e incidencia mediante la lectura del libro El poder de lo invisible, de Paula Moreno, y la adquisición de herramientas en lectoescritura. El Laboratorio de Literatura Africana se conectó con la literatura de la diáspora para generar reflexiones que ayudarán a cuestionar los temas propios, como cuando leyeron Un hombre del pueblo, del autor nigeriano Chinua Achebe, y generaron un análisis sicológico y sociológico de los cambios generacionales y políticos. En 2020, el libro En mi piel, de Lázaro Ramos, actor, cineasta, productor y escritor brasileño, será el siguiente contenido para dinamizar los más de 100 círculos de lectura en el Pacífico, Medellín, Bogotá y Cartagena. Esos laboratorios son más ejercicios de humanidad que talleres propiamente dichos. Acá se siembra inspiración y posibilidades para que las nuevas generaciones entiendan que es hora de leer, aprender y contar sus propias historias de vida. En 2020 se publicará la primera antología de este proceso. Durante el aislamiento por el Covid-19, Manos Visibles creó un espacio virtual de creación y reflexiones para empoderar Narrativas de resistencia. Este se convirtió el componente virtual de la estrategia Vení Te Leo, en el cual se integran ya no solo narrativas escritas, sino también sonoras y audiovisuales.
17. Vení te leo (Laboratorio de Narrativas). El Poder Pacífico necesita de la palabra para ser: la palabra sella los pactos, permite la transmisión del conocimiento y es el enlace que conecta las culturas y los pueblos. Cada lengua es una cultura y cada pueblo se vale de la oralidad y de la escritura para transmitir su legado y sus conocimientos. Por eso, conservarla es crucial para conservar la herencia, pero al mismo tiempo, es poderosa a la hora de modificar las nociones de poder y variar los imaginarios existentes. Los líderes innatos necesitan de la palabra para convencer y empoderarse. Para hacerlo, sin embargo, deben nutrirse de ella y leer para ganar herramientas que amplíen su criterio. Esto es crítico en el Pacífico, donde el ecosistema del libro es 30
LÍNEA DE TIEMPO DE LOS PROGRAMAS
2013
Hay decenas de palabras que definen a Manos Visibles. Una de ellas es Ruta. Esta es la ruta o el camino trazado para el cambio, recorrido a través de programas que han incidido en la vida de al menos 4.000 líderes en el país:
2010 • Gestión del Desarrollo para Líderes Afrodescendientes (etapa de diseño)
2012
2011 • Gestión del Desarrollo para Líderes Afrodescendientes (etapa de diseño)
2016 • Fondo Juventud y Construcción de Paz I (2012 – 2016) • Escuela de Alto Gobierno III: Buenaventura y Quibdó • Afroinnnova I • Prácticas Conexión Pacífico • CantoPazcifico • Mingalab I • ·Escuela de Innovación Comunitaria II • EducaPazcífico • II Primera Feria de Educación del Pacífico: Quibdó, Buenaventura y Tumaco • Laboratorio de Innovación Política para la Paz.
• Gestión del Desarrollo para Líderes Afrodescendientes versión I – 2012 • DALE, Quibdó I y Cali • Fondo Juventud y Construcción de Paz I (2012 – 2016)
2017 • Educapazcífico III • Escuela de Alto Gobierno III: Buenaventura y Quibdó • Taller Conexión Pacífico IV • Escuela de Economía II • Afroinnova I • Mingalab II
2014
• Gestión del Desarrollo para Líderes Afrodescendientes versión II – 2013 • LIDERA (Liderazgo Afrocolombiano) Washington D.C. • DALE Medellin I • Maestría Poder Pacífico – cohorte I • Taller Regional Conexión Pacífico I y II • Escuela de Alto Gobierno I: Quibdó y Cali • Fondo Juventud y Construcción de Paz I (2012 – 2016)
2019
2018 • Educapazcífico, fase IV • Segunda Feria de Educación del Pacífico (Quibdó, Buenaventura y Tumaco) • DALE Pazcífico: Quibdó, Buenaventura y Tumaco • Innovation Girls II • Afroinnova II • Mingalab III
• Gestión del Desarrollo para Líderes Afrodescendientes versión III – 2014 • Fondo Juventud y Construcción de Paz I (2012 – 2016) • DALE, Buenaventura I y Quibdó II • Taller Conexión Pacífico III • Escuela de Alto Gobierno II: Buenaventura, Cali, Quibdó y Tumaco • Escuela de Innovación Comunitaria
• • • • • •
• •
Mingalab IV Laboratorio de Narrativas Negras Laboratorio de Literatura Africana DALE Futuro: Quibdó, Buenaventura y Tumaco Innovation Girls III Talleres Conexión Pacífico: Encuentros regionales 2019: Quibdó, Buenaventura y Tumaco 2º Fondo Juventud y Construcción de Paz Potencia Pacífico - Maestría en Gestión y Producción Cultural y Audiovisual
2015 • Fondo Juventud y Construcción de Paz I (2012 – 2016) • DALE Pazcífico: Buenaventura, Quibdó y Tumaco • Escuela de economía I • Mingalab I • Afroinnova I • Educapazcífico I
2020 • Potencia Pacífico – Maestría en Gerencia y Práctica del Desarrollo • Educapazcífico V • MingaLab V • Laboratorio de Narrativas Afrodiásporicas • Innovation Girls IV • DALE Pazcífico: Buenaventura, Cali (Norte del Cauca), Quibdó y Tumaco • DALE Cultural • Potencia Pacífico - Maestría en Creación de Empresas
31
“Deconstruir aquellos discursos y narrativas que han constituido el sustento para que justifiquemos lo injustificable. Asumir la causa de los considerados los otros: los empobrecidos, no los pobres; los invisibilizados, no los invisibles; los marginados, no los marginales, con el fin de cambiar imaginarios que nos inviten a movernos de nuestra zona de confort y compartir nuestros privilegios… A eso los invito”. Palabras de Deisy Elena Bermúdez Discurso principal de la graduación II Cohorte de la Maestría Poder Pacífico. Diciembre 2017, Universidad EAFIT (Medellín)
32
HISTORIAS DE TRANSFORMACIÓN Hay dos axiomas que se entrelazan con toda su complejidad en el Pacífico colombiano: el primero afirma que toda persona es artífice de su propia vida; el segundo, que el entorno contribuye a determinar al individuo. Ambos factores chocan contra una realidad: en la Colombia alejada del centro las oportunidades han sido históricamente más escasas. Sin embargo, y justo debido a la contradicción de vivir en entornos invisibilizados que han hecho más difíciles las condiciones de los habitantes y de sus municipios, las personas que se empoderan en las regiones y asumen plenamente que son artífices de su propia vida cobran valor para su comunidad y su liderazgo los convierte en elementos transformadores. Personas con ese talante entienden que pueden transformar primero sus vidas y, de paso, su entorno. A lo largo de diez años, Manos Visibles ha promovido el liderazgo en regiones en condiciones de exclusión porque ha entendido que al evidenciar la vocación de liderazgo de sus ciudadanos es posible generar el mismo efecto de las ondas concéntricas en un lago: cada líder empoderado y con herramientas claras de poder expande su saber a otros y genera procesos de cambio expansivos.
la excepción y están comenzando a convertirse en una constante. Las rutas de liderazgo muestran el encuentro fructífero de las diversidades en esa red de conexiones para que sea posible que, al mismo tiempo, surja un líder del Pacífico y, del otro, un líder de un proceso nacional en el centro político del país. La transformación no se da de un solo lado: sus frutos brotan para una humanidad que trasciende de un “ustedes y nosotros” a un “nosotros”. En estos años, esos han sido algunos de los puentes que ha construido Manos Visibles. Sus historias no son individuales ni vienen desde un solo lado. Por el contrario, son las historias de una red que se va tejiendo con una serie de vínculos profundamente humanos. No hay mentira alguna al decir que hay cientos de historias como estas. Estos son, apenas, unos ejemplos. Cada nuevo integrante de esta red amplía y reemplaza los paradigmas desgastados del pensamiento anterior y obsoleto, al igual que cuando un amanecer renueva al previo o cuando la naturaleza recupera el terreno perdido por la tala y recrea de nuevo su esplendor. O, mejor, como cuando la conciencia humana le gana paso a la inconsciencia, abre los ojos y se redescubre después de su ceguera.
Las rutas de liderazgo que ahora ellos abanderan están ligadas a la manera en que han transformado su pensamiento. Los siguientes líderes han aprendido a ver el territorio, a sí mismos y a la vida de los otros de una nueva manera, y por eso todos los títulos recogen sinónimos de esos procesos de evolución y renovación. Todos son generadores de ecosistemas de transformación, o condiciones sociales básicas que permiten el nacimiento de soluciones colectivas, innovadoras y consecuentes con los desafíos de cada territorio. Esos ecosistemas, tras una década, empiezan a dejar de ser 33
POR UN PACÍFICO RURAL, AGROINDUSTRIAL Y SOSTENIBLE
MAITÉ ROSALES (Imbilí, zona rural de Tumaco), 28 años Profesional de Proyectos de Investigación en la Vicerrectoría de Investigación y Creación de la Universidad de Los Andes.
Carretera (MingaLab 2018-2019). Columnista La Silla Pacífico Maité Rosales proviene del sur profundo: nació en la comunidad Imbilí Carretera, un poblado de Tumaco a pocos kilómetros de la frontera con Ecuador, a orillas del río Mira, donde entendió el sentir de su región antes de viajar a cursar el bachillerato en Bogotá. Cuando lo terminó, hizo maletas y emprendió viaje a Buenaventura a estudiar agronomía. En esos procesos de cambio de ciudad y vida descubrió que había nacido para aprender y compartir saberes y que, aunque el Pacífico era uno solo, sus dinámicas no podían ser vistas en bloque. Participó en la convocatoria del programa DALE hasta ser elegida. Su propia fundación, Pasos que transforman, la llevó a formar parte del programa Mingalab y más adelante de la Escuela de Gobierno; luego fue seleccionada para hacer su programa de prácticas Conexión Pacífico en el Centro de Investigaciones Económicas y Regionales del Banco de la República en Cartagena y comenzó a trabajar con Manos Visibles, apoyando el primer encuentro de Afroinnova en esta misma ciudad. Esto la llevaría en pocos meses a iniciar su vida profesional, vinculada a Manos Visibles como coordinadora del programa Educación para la Paz – Educapazcífico y, más adelante, como coordinadora y gerente del programa DALE.
Ruta de liderazgo: DALE 2015, Taller Regional Conexión Pacífico 2015, Escuela de Gobierno “Poder Pacífico” 2016, MingaLab I 2016, Prácticas Conexión Pacífico Banco de la República 2016; Voluntaria Afroinnova (2016-2018) y Coordinadora Educapazcífico (Manos Visibles 2016-2018), MingaLab V (2019). Asesora Redescar Pacífico (Universidad Los Andes)
“Una vez me dijeron: ‘a nosotros nos tiran lo último, pero con lo que nos tiren, vamos construyendo’.
Ecosistema de transformación: Universidad del Pacífico, Pasos que transforman (Organización que crea en DALE MingaLab I), Centro de Estudios Regionales del Banco de la República, Manos Visibles, Universidad de Los Andes, Fundación Alto Mira y Frontera – Imbilí
Sin embargo, fueron sus vivencias las que la marcaron profundamente. Una de ellas la llevó a acompañar los procesos de transformación de su región a través del programa EducaPazcífico, que benefició a más de 500 docentes. Allí entendió las necesidades de la región
34
Pacífica como nunca lo había hecho; trabajó de la mano con 20 instituciones educativas, conversó con rectores, profesores y estudiantes, y tuvo la claridad de qué faltaba y qué debía potenciarse: más que fortalecer el espíritu de los jóvenes, resultaba crucial permitirles tener proyectos de vida y darles las herramientas para transformarse. Fue en ese proceso donde conoció la resiliencia de los territorios. Aprendió a admirar la capacidad de sus habitantes para cambiar los paradigmas e incluso, enseñar a otros, como cuando presenció casos en Tumaco y Quibdó de hermanos adolescentes que vivían solos porque provenían de zonas rurales, pero se cuidaban entre ellos y servían de acudientes del otro, sin dejar de asistir a clases, porque tenían el compromiso de terminar sus estudios y mejorar sus condiciones de vida. Lo mismo le sucedió con los docentes: muchos hacían de psicoorientadores porque iban más allá de su responsabilidad básica y asumían el reto de apostar por los jóvenes. A pesar de intentarlo por años sin éxito, seguían decididos a lograr transformaciones. “El Pacífico te permite aprender de él. De esa capacidad de transformarse y adaptarse, el país tiene mucho que aprender de esta región”, dice Maité. “Una vez me dijeron: ‘a nosotros nos tiran lo último, pero con lo que nos tiren, vamos construyendo’. A pesar de todo lo que nos ha pasado, seguimos resistiendo a la exclusión sistemática y estructural y nos hemos transformado. Si no tenemos las herramientas, usamos lo que tenemos a la mano para lograr nuestro objetivo”. Maité Rosales escuchó a docentes, padres de familia y jóvenes en los talleres de proyecto de vida y formación académica, y conoció realidades distintas a las de su región natal para entender cómo generar una transformación profunda. Manos Visibles se convirtió para ella en la mejor manera de acoplarse a esas realidades y modificarlas. “En el Pacífico existen líderes esenciales”, dice, como una certeza. Ella es una de esas líderes. Ligada desde la adolescencia
a semilleros de investigaciones, organizaciones o como representante estudiantil, solo le restaba empoderarse y adquirir herramientas para fortalecer su liderazgo. Ahora que las tiene, empodera a los demás. Hoy es una de las pocas profesionales afrodescendientes y del Pacífico en la Universidad de Los Andes o que desafía la esperanza a través de la Biblioteca de Imbilí Carretera, el único espacio para los niños y jóvenes fuera de la Escuela.
fue su destino. Su fascinación por la sostenibilidad ambiental le permitió entender desde su labor en la Universidad de Los Andes qué quería decir desarrollo en este lado del mundo, así como las diferencias económicas que nos marcaban, la impresionante naturaleza local y la manera nacional de relacionarnos. Vinculado a la facultad de Administración se dedicó a diseñar maestrías, como la de gerencia ambiental, en 2006, donde conoció a Paula Moreno. Los dos compartieron visiones de desarrollo.
¿Cómo llegó Maite a la Universidad de Los Andes? En uno de esos procesos visibles conoció a Bart Van Hoof en DALE, después en Manos Visibles, y aquel tutor que decidió emprender un proceso de transformación agroindustrial en Buenaventura la escogió como coordinadora. Juntos tejen ahora tejen la red y con ella, el propósito efectivo de la transformación. BART VAN HOOF
BART VAN HOOF (Esbeek, Holanda), 49 años Profesor de la Facultad de Administración de Empresas de la Universidad de Los Andes Ruta de liderazgo: Profesor de la Universidad de Los Andes. Miembro de la Junta Directiva de Manos Visibles. Ha sido tutor en todos los DALE y en MingaLab, ahora es miembro del comité académico de la cohorte Pacífico de la Maestría en Gestión y Práctica del Desarrollo. Ecosistema de transformación: Manos Visibles, Redescar, Facultad de Administración Universidad de Los Andes Conoció el Pacífico mucho antes que millones de colombianos. Este europeo no llevaba tres años en el país cuando fue a visitarlo por primera vez. El amor quiso que su esposa fuera de Quibdó, su fallecido suegro de Istmina y su suegra, de Condoto. Bart Van Hoof, que venía de la parte más sureña de la región holandesa de Noord-Brabant, supo de los sabores del Pacífico, de su cultura y tradiciones en profundidad,
se hizo visitante asiduo de Cali y se volvió parte de una familia chocoana que creía en el cambio en el Pacífico. Se sentía comprometido con la región. Sin embargo, solo cuando entró en contacto con Manos Visibles lo entendió realmente. Y a fondo. Bart habla de sus orígenes y recuerda provenir de un “pueblito con treinta mil cerdos, tres mil vacas y mil personas a quince kilómetros de Tilburg, en la frontera con Bélgica”. Fue de los primeros de su pueblo en estudiar en una universidad, y su curiosidad innata lo llevó a viajar por el mundo, desde India hasta Nepal o Brasil. Esos viajes le sirvieron para entender que la esencia de los seres humanos es igual en todas partes: en Holanda los taxistas conducen Mercedes Benz; en India, rikshas y en Bogotá, Dodge y Chevrolet, que desprendían un fuerte olor a gasolina. “Pero sus preocupaciones y sus búsquedas eran las mismas”, dice. Había estudiado ingeniería industrial y su sueño era trabajar fuera de Europa. Colombia, para su felicidad,
Luego trabajarían juntos en otra maestría y finalmente, cuando el proyecto Manos Visibles ya estaba en marcha, participó en el diseño y desarrollo de DALE. Decidido a cambiar la óptica de los jóvenes de las regiones invisibilizadas, se propuso conocer la historia del Pacífico y su problemática. Fue a Quibdó, Tumaco y Buenaventura con ímpetu de historiador, para profundizar en la región. Habló con sus habitantes y rastreó documentos para poder cambiar así la óptica de los habitantes sobre su propio territorio.
“Los Manos Visibles somos mucho más que cooperación: somos motor de una transformación, tanto personal como comunitaria” Aprendió a conocer la diferencia “entre berrinche y bochinche”, a entender que “la desconexión del resto del país con el Pacífico”, y se enfocó en ver esto como una oportunidad, en una fuerza de poder y acción, pero también se acercó al territorio con humildad y fascinación. “Los Manos Visibles somos mucho más que cooperación: somos motor de una transformación, tanto personal como comunitaria”, anota. Para Bart hay algo adicional: “La comunidad logra la transformación. 35
Eso es el verdadero poder”, dice este holandés que cumple 23 años en el país, y que ha vuelto al menos cuarenta veces a su pueblo natal para cuidar sus raíces, justo lo mismo que les refuerza a las ‘manos visibles’ sobre su propio territorio en Colombia. “Un holandés que puede contribuir a fortalecer la conexión de la identidad en el Pacífico con el resto del país es irónico, pero fabuloso”, dice, y sonríe.
era coordinador juvenil del Consejo Comunitario del Río Yurumanguí. También trabajó como Asesor de la Alcaldía de Buenaventura, como coordinador de la Oficina del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo en el Distrito de Buenaventura y como Coordinador ACDI VOCA. Cuando ya trabajaba con el DANE, entró a formar parte de la Escuela de Economía Poder Pacífico y luego, de la Maestría en Gobierno. En ese proceso de crecimiento personal terminó convirtiéndose en el coordinador de la Escuela de Economía Poder Pacífico.
LAS CIFRAS PARA LA TRANSFORMACIÓN ÁLVARO ARROYO (Yurumanguí, Buenaventura), 29 años Coordinador Manos Visibles, investigador asociado de la Universidad de Los Andes y asesor Redescar Pacífico de la Universidad Los Andes Ruta de liderazgo: DALE 2013, Escuela de Gobierno 2013, Escuela de Economía 2015, Prácticas Conexión Pacífico Cámara de Comercio de Cali 2016, Maestría en Gobierno y Políticas Públicas Poder Pacifico Universidad Icesi (2016-2018), Becario Mel King MIT CoLab. Ecosistema de transformación: Consejo Comunitario Río Yurumanguí, Proceso Comunidades Negras, Comité Paro Cívico Buenaventura, Alcaldía Buenaventura, Universidad de Los Andes, Manos Visibles, MIT CoLab. Columnista La Silla Pacífico Nació en el río Yurumanguí, un lugar en medio de la espesa selva donde el río es sinónimo de generosidad y el paisaje es intensamente verde. Allí, sin embargo, la riqueza y el abandono son tales que por la zona campeó y aún merodea la violencia. A los 11 años, Álvaro, junto con otras tres mil personas, debió huir tras la masacre de la zona de El Firme, en 2001. Las víctimas de ese desplazamiento forzado perdieron también casi 55 mil hectáreas a manos de una 36
ÁLVARO ARROYO
empresa minera, en un territorio protegido por la Ley de Comunidades Negras. La comunidad inició una intensa lucha de años para recuperar sus derechos. En 2005, Álvaro, todavía adolescente, sintió hervir en su sangre su condición de líder y comenzó a participar en el proceso organizativo y comunitario del Consejo Comunitario del Río Yurumanguí que reclamaba su territorio. Cuando se graduó de bachiller se trasladó a la zona urbana de Buenaventura, donde participó en proceso organizativos a través de la oficina regional del Proceso de Comunidades Negras. Ese empuje comunitario demostró su poder y logró la sentencia de restitución de tierras para Yurumanguí. Tal espíritu de justicia combativo había calado muy hondo en Álvaro Arroyo. Su liderazgo innato lo llevó a estudiar Comercio Exterior en la Universidad del Valle. Un año después de graduarse fue seleccionado para el programa DALE y luego, para la Escuela de Gobierno de Manos Visibles. Comenzó con Manos Visibles a los 26 años, cuando
“Manos Visibles genera capacidades y transformaciones personales y colectivas. Decidí trabajar con ellos porque quiero aportar a otros jóvenes para que reciban lo que yo he recibido” Álvaro entendió desde joven que era necesario mejorar sus conocimientos en economía cuando vio que sin el componente económico productivo resultaba imposible llevar a cabo con éxito procesos organizativos como el del río Yurumanguí, en Buenaventura. “Éramos débiles en generar acciones sostenibles para mejorar las condiciones de vida de las comunidades”. Aprendió de economía y a cambio obtuvo más que eso: ganó claridad sobre los alcances de su liderazgo social, amplió sus relaciones personales y entendió su potencial para generar transformaciones. Una de esas relaciones de empoderamiento la estableció con un tutor de Manos Visibles, Juan Camilo Cárdenas, actual decano de la Facultad de Economía de la Universidad de Los Andes y con quien codiseñaría la Escuela de Economía “Poder Pacífico”.
“Ha sido hermoso”, dice. “Ahora veo todo lo que aún tenemos por hacer para superar las exclusiones históricas que vivimos en territorios como el Pacífico”. También entiende cómo es posible interconectar cualquier territorio con el resto del país y el mundo porque todos están integrados en las mismas dinámicas, aunque tengan necesidades distintas locales que deben ser respetadas.
maciones: es necesario tener un pensamiento colectivo para lograrlas”, explica Leyner, ingeniero de producción nacido en Quibdó y Magíster en Economía Aplicada de la Universidad de los Andes.
“Manos Visibles genera capacidades y transformaciones personales y colectivas. Decidí trabajar con ellos porque quiero aportar a otros jóvenes para que reciban lo que yo he recibido”, remata, de manera generosa, con la misma bondad que le dio el río frente al cual nació.
Su visión ha cambiado: Leyner Mosquera lo dice con énfasis y logra conmover cuando lo expresa. “Ahora entiendo las dicotomías de ciudades como Cali y Buenaventura, Tumaco y Pasto, o del litoral Pacífico con la zona andina; sus brechas de pensamiento e ideológicas; sus características tan diferentes unas de otras. Ahora entiendo la región desde un punto de vista económico y pragmático, en toda su dimensión. Entender es el primer paso para transformar”, asevera este joven, que ha vivido el proceso de transformación en su propia vida. “En mi caso, el cambio ha sido profundo. Antes tenía aspiraciones individuales, como la urgencia de formarme, pero hay un factor diferenciador cuando uno entiende el contexto de las verdaderas transfor-
Finalmente adquirió herramientas que tomaron en cuenta el pensamiento colectivo para generar un real impacto en la sociedad. “Si uno suma fuerzas, voces e iniciativas de una región, si corrige los errores previos y agrega valores, además de intentar hacer las cosas de otra manera, la transformación llega”, afirma con seguridad. Y se está dando: en su entorno cada vez identifica más líderes ante quienes acudir para tomar
“Si uno suma fuerzas, voces e iniciativas de una región, si corrige los errores previos y agrega valores, además de intentar hacer las cosas de otra manera, la transformación llega”
LEYNER MOSQUERA (Quibdó, Chocó), 28 años Evaluador de políticas públicas en el Departamento Nacional de Población Ruta de liderazgo: Escuela de Economía Poder Pacífico Ecosistema de transformación: Universidad de Los Andes (Semillero Pacífico y Facultad de Economía), Planeación Nacional, Columnista Revista Semana
entender la importancia de los diagnósticos claros. También allí ganó en liderazgo.
LEYNER MOSQUERA
Aunque la vida se empecinó en mostrarle un obstáculo tras otro, Leyner se obstinó en salir adelante. Cuando estudiaba aún en Medellín, escuchar a su profesor de finanzas corporativas lo impulsó a tomar el camino de los datos e intentar estudiar en Los Andes. Se presentó a la convocatoria de Manos Visibles para la II Escuela de Economía del Pacífico y pasó el proceso de postulación. Era el único con formación de ingeniería con la intención de trabajar en proyectos de inversión en desarrollo rural y su perfil resultó invaluable. Su disposición a aprender fue absoluta. Cuando salió elegido, aunque vivía en Bogotá, asumió el compromiso de viajar una vez al mes, jueves, viernes y sábado para poder aprender. Asumió el costo financiero y se apasionó con los talleres. Su trabajo de grado sobre Acandí incluyó particularidades sobre la economía de este municipio, con datos precisos que le permitieron
decisiones. Pensar en lo colectivo no sólo empodera a los jóvenes sino a la comunidad y a los gobernantes locales. “Para hacerlo, son cruciales los datos y las estadísticas que alimenten la discusión local”, añade. Leyner finalizó su maestría y ganó protagonismo al punto de publicar una columna en Semana, donde escribe de temas de desarrollo del Pacífico con la intención de cerrar la brecha desde lo local. Para él, la gente de las regiones debe estar metida en discusiones nacionales relevantes. Si no es así, será difícil que salgan adelante y se cierren brechas. Ahora trabaja en la evaluación de políticas públicas, un cargo que generalmente hace la gente del interior, pero que debe tener en cuenta el contexto local. “En el Semillero Pacífico y con Los Andes, mi vida cambió. Se alinearon mis intereses personales y académicos con lo colectivo como líder del Pacífico”, dice, con satisfacción. En todo este proceso tuvo un gran mentor: el actual decano de Economía, Juan Camilo Cárdenas, otra mano visible. 37
El enlace se fortaleció cuando Paula Moreno le ofreció su apoyo, y también los recursos, para que crearan la primera Escuela de Economía del Pacífico, en una colaboración entre la facultad de Economía de la universidad y Manos Visibles. La idea era maravillosa y, a la vez, ambiciosa: llevar catedráticos y cursos cortos para líderes de la región, dado que no existía una facultad de Economía en ninguna de las ciudades principales del litoral.
JUAN CAMILO CÁRDENAS
JUAN CAMILO CÁRDENAS (Bogotá), 54 años Decano de economía y profesor titular de la Universidad de Los Andes Ruta de liderazgo: Facultad de Economía de la Universidad de Los Andes - Escuela de Economía del Pacífico. Ecosistema de transformación: Universidad de Los Andes, Columnista Portafolio y La Silla Vacía Conoció a Paula Moreno cuando fue invitado al Taller Conexión Pacífico en Cali (2014) con más de 300 líderes. Posteriormente, la Universidad de Los Andes creó el Semillero del Pacífico, bajo su liderazgo, con el lema “más Pacífico en Los Andes”. Desde ese momento se encontraron en distintos puntos de la vida por intereses comunes y porque ambos trabajaban con un mismo foco: fortalecer los liderazgos y el capital humano del litoral Pacífico. 38
la corporación sigue convocando distintas voces y esfuerzos, y construye lentamente una red de jóvenes líderes que participan en el empresariado y la política de la región. Dos Escuelas, en los años 2016 y 2017, atendieron los nodos Pacífico norte (Quibdó) y Pacífico sur (Cali). La Escuela fue tan exitosa que derivó muchas más conversaciones sobre la importancia de entender los modelos de desarrollo más apropiados para la región. Y sembró más bases para el cambio y el salto a nuevos modelos, construidos desde lo local. A lo largo del proceso, este ingeniero industrial con doctorado en Economía ambiental, que ya tenía como preocupación promover la cooperación entre individuos y la solución de dilemas sociales de manera equitativa y sostenible, había ido entendiendo la mayor importancia de Manos Visibles en las regiones: “Se convirtió en una escuela y un ejemplo para mí por su compromiso con una población marginada del desarrollo que había recibido el centro del país. Gracias a su empuje, la corporación sigue convocando distintas voces y esfuerzos, y construye lentamente una red de jóvenes líderes que participan en el empresariado y la política de la región. Con todos ellos mantenemos una relación
permanente de colaboración y de esfuerzos conjuntos”, deja en claro el investigador. Hoy, Juan Camilo Cárdenas está convencido de que el mayor aprendizaje que ha ganado, en lo personal, es el de modificar los discursos, las enseñanzas y el pensamiento del centro a las lógicas del Pacífico. “Estos contactos y proyectos me ayudan a mantener un tono de humildad y de horizontalidad en la conversación con líderes y con los retos del Pacífico. Además, hemos podido traer a la universidad otras voces”. Esas voces cambiarán las relaciones de cooperación, confianza y construcción social dentro de poco. O más bien, lo están haciendo ya.
EL PODER DE MODIFICAR EL DESTINO SANDRA PATRICIA PALACIOS MORENO (Pie de Pató, Chocó), 33 años Asistente de investigación del Centro de Estudio Afrodiaspóricos CEAF Ruta de liderazgo: Centro de Estudio Afrodiaspóricos CEAF Ecosistema de transformación: Red de mujeres Solidarilabs Afrocolombia, Centro de Estudios Afrodiaspóricos – Universidad Icesi Desde que tiene memoria, amó el trabajo comunitario. Esa vocación no era casual: Sandra Patricia nació en Pie de Pató, la cabecera del municipio del Alto Baudó, y desde sus primeros años de vida entendió cómo las comunidades chocoanas se unían para discutir soluciones a sus necesidades apremiantes y para clamar por sus derechos. Su familia, trabajadora y humilde, creyó como muchas de la región en el poder de la educación. Gracias a ello estudió bachillerato en el corregimiento de Puerto Echeverry y cursó Administración de empresas en la Universidad Tecnológica del Chocó Diego Luis Córdoba.
naturales, humanos y su patrimonio intangible. “El territorio es vida y como es vida, debemos protegerlo”. El paralelo de valorarse y valorar su territorio se dio al mismo tiempo porque ambos estaban profundamente ligados. Esa transformación en paralelo la llevó a expandir su liderazgo para apoyar a las personas que habían sido violentadas en sus derechos y estaban decididas a cambiar de pensamiento hacia una concepción de sus territorios como propios y dignos.
SANDRA PATRICIA PALACIOS MORENO
Pero el trabajo comunitario seguía siendo su vocación natural. De hecho, en 2013 conformó la Asociación de Mujeres Productoras de Batatal, compuesta por 28 mujeres dedicadas a la elaboración de panela y miel de caña de azúcar. Consciente de que le faltaban herramientas, postuló a la convocatoria de la Escuela de Economía en 2015. Su tesón la llevó a dar el paso para convertirse en una de practicantes del programa Conexión Pacífico, en la Universidad Icesi, de Cali, en el Centro de Estudios Afrodiaspóricos. Allí entendió su vocación por ayudar y apoyar las causas comunitarias, y, de paso, se liberó de la necesidad de reconocimiento. En su paso por los programas de Manos Visibles se quitó ese lastre, ganó en conocimiento y liderazgo, pero también valoró sus potencialidades y capacidades. Aprendió a quererse y aportar porque le nacía. Y vio su tremendo potencial. A la vez, reconoció el poder de su región. “El territorio nos pertenece porque viene de nuestros ancestros. Hacemos resistencia al cuidarlo y no permitir que sea utilizado como una herramienta de explotación”, reafirma. Eso significa cuidar sus recursos materiales,
“El territorio nos pertenece porque viene de nuestros ancestros. Hacemos resistencia al cuidarlo y no permitir que sea utilizado como una herramienta de explotación” “Mi pensamiento y mis ideales cambiaron cuando llegué a la Universidad Icesi por medio de Manos Visibles, donde conocí a mi gran mentora, Aurora Vergara, una mujer chocoana como yo, y una de las primeras manos visibles. Inicié un vínculo con las asociaciones Casa Cultural del Chontaduro y de la Mujer, y otras organizaciones. Pensé en hacer en el Chocó una escuela sociopolítica y ser su mentora, en organizar a mujeres con VIH. Mi vida tuvo un cambio. Ahora soy una mujer segura”. Su afirmación es poderosa: Sandra recuerda momentos de discriminación y burla. Ese pasado ha sido reemplazado por espacios donde aporta sus conocimientos, junto con otras lideresas, por un presente de compromiso y transformación. Ella sabe lo que le ha costado a su gente demostrar de qué están hechos. Ahora que lo sabe y lo ha interiorizado se propone abrir más ojos y más caminos.
AURORA VERGARA
AURORA VERGARA (Istmina, Chocó) 33 años Directora del Centro de Estudios Afrodiaspóricos (CEAF) Universidad Icesi. Autora ‘Análisis de la Masacre de Bojayá: Demando mi libertad’, entre otros Ruta de liderazgo: Tutora Gestión del Desarrollo para mujeres afrocolombianas, DALE, Conexión Pacífico, MingaLab, Fondo Juventud y Construcción de Paz BBVA; Participante Escuela de Innovación Comunitaria MIT, Miembro Afroinnova; Miembro Comité estratégico Maestrías Poder Pacífico, Cocreadora talleres identidad étnica para entidades (e.g. Fulbright Colombia). Ecosistema de transformación: Universidad Icesi, Pacific Task Force, Manos Visibles, Plataforma Black Women Disrupt, columnista invitada Revista Semana y La Silla Vacía. Nació en Cali y creció en Istmina, lo que la hizo chocoana enraizada en Cali. Su familia se vio obligada a migrar por la desaparición forzosa de su padre durante el apogeo del Cartel de Cali cuando Aurora tenía 4 años. La falta de opciones para estudiar en Istmina la llevó a dejar en claro, ya en su adolescencia, que quería buscar la manera de reescribir la historia del Chocó y cambiar aquel pasado personal y colectivo de violencia, desarraigo y olvido. Pensaba en grande. 39
Gracias a su vocación intelectual, apenas se graduó en Istmina obtuvo el pase a las grandes ligas: se ganó el premio Andrés Bello en historia, con lo que pudo ingresar a estudiar sociología en la Universidad del Valle. Con el dinero a ras y un cúmulo de dificultades logró superar el primer año. Al segundo, se ganó la beca Martin Luther King para jóvenes afro. Doctorada en sociología en la Universidad de Massachusetts (EEUU), y distinguida con el Premio Martin Dinsky, el mayor reconocimiento académico a nivel de Las Américas otorgado por LASA, recuerda que su vocación por lo social le venía de niña.
“Hay que invertir en los liderazgos y acompañarlos. Todo líder o lideresa necesita una comunidad de base que lo acompañe, cuide y oriente, y de mentores que cultiven su pensamiento” Había sido lideresa comunitaria en la parroquia de Istmina, y a pesar del poco tiempo que le quedaba de su vida entre libros, trabajó en procesos de organización comunitaria. En la diócesis de Istmina supo que los procesos de liderazgo toman tiempo, formación y requieren de acompañamiento, pero se encargó de organizar las fiestas patronales y organizar los grupos juveniles. También leyó de grandes líderes que la inspiraron, como San Martín de Porres, el patrono de su barrio Pueblonuevo. En Cali, se unió al Grupo Afrocolombiano de su universidad, donde profundizó en su conocimiento de África y sembró en su mente la palabra definitiva de su vida: “diáspora”. Ese compromiso por su territorio la conectó con Manos Visibles casi desde la misma formulación de la idea de la corporación. Su década personal también fue de transformación: “De pregrado a maestría, a doctorado, 40
a comienzo de una vida laboral en el servicio público, de asesora, profesora de la Universidad Icesi y directora de CEAF”, recuenta. Una maratón. Para llegar donde llegó, sin embargo, recibió el apoyo de muchos. Agradecida con la vida, entiende ahora que el verdadero liderazgo de otros se construye con formación y trabajo colectivo, gente que apoya a otra gente, la recomienda y la orienta. “Hay que invertir en los liderazgos y acompañarlos. Todo líder o lideresa necesita una comunidad de base que lo acompañe, cuide y oriente, y de mentores que cultiven su pensamiento”. El liderazgo, en resumen, es un tejido que se construye con relaciones e interacciones. Alguna vez quiso quedarse en el Chocó porque lo amaba y soñaba con ser misionera. Luego de viajar, su mente se expandió y entendió que no importaba el lugar: todo está conectado. Su diáspora chocoana se enlaza con la del Reino Unido, Ghana o Mozambique. A eso apunta su idea de empoderamiento. Y a construir, desde lo positivo, el conocimiento de la historia y la propia identidad. Cree en los “liderazgos que transforman”. Ella misma, cuando estudiaba su primer año y pensaba junto con su tío cómo salir de la pobreza, vio el impacto que un apoyo tuvo en vida. Ahora, ella misma toma decisiones que transformen las vidas de otras personas. Sigue pensando en grande.
LA VOCACIÓN DE RENOVAR OTRAS VIDAS HAYNO TAKIR MURCIA, Estudiante de administración de empresas de la Universidad Icesi 23 años Ruta de Liderazgo: Becario Fondo Juventud y Construcción de Paz BBVA – Universidad Icesi 2020 Ecosistema de transformación: Organización Macoas,
HAYNO TAKIR MURCIA,
Potrero Grande (Cali), Miembro de Manos Visibles para la transformación en el territorio de Cali Cuando salió del colegio, Hayno no tenía claro el camino que vendría para su vida. Pasaba tiempo en las bibliotecas para aprender por su cuenta y empaparse del conocimiento, pero también porque quería estudiar en la universidad. Sin embargo, no hubo dinero para la matrícula y aunque su puntaje de ingreso le permitió soñar, una serie de carambolas de la vida le negó la oportunidad. Siguió participando de lleno en un proceso comunitario en Cali, por compromiso social, y trabajando como mesero para vivir. Un amigo alertó a Hayno Murcia de una convocatoria de Manos Visibles. No tenía computador ni acceso a internet, y para participar debía hacer un video y subirlo en línea. Quedaba un día para el cierre de la postulación al II Fondo Juventud y Construcción de Paz, así que se dijo a sí mismo que no dejaría pasar esa posibilidad. Le pidió ayuda a un amigo para hacerlo desde su casa. Lo que parecía breve, le tomó toda la noche.
El formulario se borraba, la velocidad de carga lo traicionaba, pero a las 4 de la mañana consiguió subirlo, con el apoyo de la familia de su amigo. Cuando se enteró que competía con 1.200 jóvenes más, cruzó los dedos para que la vida no le negara otra posibilidad. Pero pasó todos los filtros. A sus 22 años, es de los mayores del grupo de becarios de Manos Visibles que estudian en la universidad Icesi, la segunda cohorte del Fondo Juventud y Construcción de Paz. “Me eligieron a mí y a otros del Distrito que teníamos este sueño. Esto es una ayuda para seguir con mi propósito”, dice este joven con orígenes en Guapi, que sigue trabajando con el movimiento afrocolombiano social y ambientalista Macoas mientras estudia Administración de empresas con énfasis en negocios. En ambos componentes de su vida apoya procesos de juventud y construcción de paz.
“El territorio nos pertenece porque viene de nuestros ancestros. Hacemos resistencia al cuidarlo y no permitir que sea utilizado como una herramienta de explotación” La beca le dio un vuelco a su destino. “Entiendo ahora que hay gente que cambia las cosas y gente que no: exclusión y incidencia del liderazgo. Nada está mal, es lo que hay, pero es posible cambiarlo”. Poco antes de postular y de pasar aquella noche sin dormir había tomado la decisión de trabajar como auxiliar logístico. Ahora su futuro está lleno de palabras como “prepararse”, “estudiar” o “contribuir” a la sociedad. Y no puede de felicidad cada vez que se refiere a su presente. Una de las manos visibles ha sido su mentora, Ana Isabel Vargas. Ella, al igual que Zoyla Salazar y Angélica Mayolo, integra el grupo de padrinos del programa. Al final, el liderazgo es una cadena de apoyo mutuo y solidaridad.
dolor que le generaba ver aquellas realidades entendió que acercarse a ellas le permitía entender que también ella era vulnerable. Y sensible: le dolía el mundo y quería sanarlo. El concepto africano de Ubuntu le dejó en claro su mantra de vida: “Soy porque nosotros somos, y dado que somos, entonces yo soy”. Entender que todo está conectado, que todo lo que hacemos repercute en otros y lo que sucede en el entorno nos determina y podemos modificarlo la llevó a vivir en coherencia y a cambiar su forma de pensar. Ese proceso, recuerda, se dio en profundidad cuando entró en contacto con Manos Visibles. ANA ISABEL VARGAS
ANA ISABEL VARGAS (Cali, Valle del Cauca), 41 años Asesora Rectoría Universidad Autónoma de Occidente y Asesora técnica de Manos Visibles Ruta de liderazgo: Tutora DALE, Escuela de Gobierno, Escuela de Economía, Conexión Pacífico, Conexión Pacífico, MingaLab, Fondo Juventud y Construcción de Paz BBVA; Gerente EducaPazcífico y Escuela de Economía; Asesora Innovación Comunitaria MIT y Afroinnova; Miembro Comité estratégico maestrías Potencia Pacífico, cocreadora talleres identidad étnica para entidades (e.g. Fulbright Colombia). Ecosistema de transformación: Universidad Autónoma de Occidente, Ministerio de Educación, Universidad Icesi, Manos Visibles, columnista invitada Razón Pública. Desde niña, ayudar era parte de su vocación. De hecho, Ana Isabel participó en iniciativas con comunidades vulnerables, donde trabajó de cerca con niños y jóvenes en condición de calle, niñas forzadas a llevar a cabo labores sexuales o comunidades afectadas. En medio del
“Soy una mano invisible dentro de Manos Visibles; una que ayuda a impulsar cosas, que acompaña y aporta”, recalca. Nacida en Cali y criada en su infancia en Alemania y luego en Estados Unidos, viajó por el mundo y aunque estudió en Bogotá, tenía la certeza de que viviría en el exterior. La seguridad se diluyó cuando comenzó a trabajar con la corporación en temas de gestión de proyectos. Un viaje a Quibdó como facilitadora de una de las sesiones de la Escuela de Gobierno le cambió el rumbo predeterminado de su vida.
“No hay dos mundos. Todos somos parte del mismo” “Desde entonces he participado en la mayoría de los programas de Manos Visibles, de todas las formas posibles: tutora, coordinadora, presentadora, asesora, voluntaria…”. Conoció y siguió explorando un mundo dentro del país, y dentro de sí misma. El exterior dejó de tener el halo de misticismo con el que lo veía antes. “No hay dos mundos. Todos somos parte del mismo”, comprendió.
41
Ese proceso de transformación y reconexión con su tierra le permitió entender que ha recibido más de lo que ha dado. “he compartido mis experiencias y conocimientos; a cambio, me han entregado lecciones de vida; me he esforzado por identificar potencialidades y he visto, en medio de las adversidades, florecer líderes empoderados; he tratado de impulsar el cambio, por mínimo que sea, en las comunidades con las que trabajamos y me sorprendo con las transformaciones que los mismos líderes propician en sus territorios; me he sentido derrotada a veces, pero me inspira y fortalece la resiliencia de esta región que ‘no se rinde, carajo’”. Ana Isabel sabe ahora que no hay liderazgo sin una oportunidad. Una sola basta para transformar una vida. Y una vida basta muchas veces para transformar las demás. Ha sido testigo también de cómo se tejen redes fuertes de incidencia, como cuando la Agenda Pazcífico sirvió de insumo para los acuerdos de paz, o incluso desde lo personal, como cuando conoció a su esposo en uno de los talleres de Conexión Pacífico. JOHN EDUAR ANGULO (Puerto Tejada, Cauca), 19 años Estudiante de administración de empresas en la Universidad Icesi Ruta de Liderazgo: Becario Fondo Juventud y Construcción de Paz II BBVA – Universidad Icesi Ecosistema de transformación: Fundador de Walking on Money. Universidad Icesi A los 7 años emprendió el viaje más importante de su vida: salió de su Puerto Tejada natal rumbo a Cali. En ese nuevo entorno urbano, y con la carga de creatividad que ya tenía, se enamoró del rap y comenzó a forjar su talento en el freestyle y las rimas. Pasaba las horas improvisando por su cuenta y en la calle con sus amigos. Lo que parecía un pasatiempo cobró fuerza a los 16 años, justo cuando terminaba el bachillerato. 42
El resultado de la convocatoria le cambió el rumbo de la vida. Comenzó a formarse en la en la Universidad Icesi y hoy ve esa oportunidad como un regalo del corazón. Además, porque “propuestas así pueden sacar a jóvenes de las drogas y el vandalismo para que comiencen a hacer arte y representen nuestra cultura”. De su lado, ha desarrollado un espíritu emprendedor y una habilidad empresarial enfocada en fortalecer el arte y la cultura en su comunidad. “Mi vida tuvo un cambio grandioso: pasé de ser un joven a alguien que trabaja por lo que le gusta y por jóvenes que lo quieren, igual que yo, un joven que ahora se forma profesionalmente para trabajar por mi comunidad, y para que sea más fuerte en el arte y la cultura”, asegura. JOHN EDUAR ANGULO
Un año después decidió ir más allá de la interpretación y el rapeo para formar la organización Walking on Money junto con un amigo. Ambos tenían la intención expresa de apoyar a los jóvenes que querían adentrarse en el mundo del arte urbano. Fortalecido como líder urbano, desde el barrio Potrero Grande entendió que para inspirar a otros era necesario superarse y ser mejor persona.
“propuestas así pueden sacar a jóvenes de las drogas y el vandalismo para que comiencen a hacer arte y representen nuestra cultura” En ese momento de su vida se enteró de la convocatoria de Manos Visibles para el Fondo de Juventud y Construcción de Paz. John quería a toda costa acceder a la educación superior, pero veía esa opción como una senda empinada. Mientras hacía su música se dedicaba a hacer encuestas para una empresa. Postuló, en medio de la incertidumbre, pero con positivismo.
La ilusión se le desborda. Como en un rap fluido, las estrofas de sus sueños se suceden y conectan. ZOYLA SALAZAR (Cali, Valle del Cauca), 49 años Gerente financiera de Arroz Blanquita Ruta de liderazgo: Escuela de Innovación Comunitaria MIT y Mel King Fellow MITCoLab: Tutora Escuela de Economía y Talleres y Prácticas Conexión Pacífico; MingaLab apoyo financiero Jóvenes Creadores del Chocó y Canto Pazcífico. Ecosistema de transformación: Arroz Blanquita, Festival Petronio Álvarez Su vida laboral ha estado ligada al arroz y, por ende, al trabajo con este producto que alimenta a millones de personas, en especial en las zonas más vulnerables del país. Gracias a su vínculo con Arroz Blanquita, esta economista de la Universidad de San Buenaventura, especializada en temas financieros y evaluación de proyectos, conocía ya parte de la realidad de su país. Igual, le faltaba algo. “Tenía un velo que me impedía ser consciente de los procesos”.
Festival Petronio Álvarez. Zoyla entendió las dificultades del Pacífico, la poca sensibilidad del país sobre una realidad que los afecta a todos y la falta de oportunidades de la mayoría. “Eso me transformó. Asumí en mi vida y en mi trabajo una filosofía más humanitaria, social y colaborativa”, recuerda.
de la localidad Continente El Pailón, Buenaventura. Cuando Blenny terminó sus estudios secundarios en la institución Teófilo Roberto Potes tenía 17 años y una gran ilusión por cambiar el mundo. Sin embargo, las
“Si las personas pueden desarrollar sus habilidades y destrezas, y lograr sostenibilidad, todos ganamos como sociedad. Los conocimientos nos transforman a todos” ZOYLA SALAZAR
Buena parte del país siente que las problemáticas de su entorno no los implica ni los afecta. En su caso, tenía raíces chocoanas por parte de su madre y una familia conectada a los temas sociales, además de trabajar en una empresa que dedica sus mayores esfuerzos a promover la igualdad y la diversidad a través de buenas prácticas sociales y éticas. Sin embargo, la conciencia de su territorio no era parte de su ser. Con su familia habían vivido en un barrio de clase media. Su madre, una mujer fuerte con dominio propio, formó a sus hijas para que tuvieran una fuerte personalidad y se defendieran solas. Fue cuando entró en contacto con Manos Visibles que amplió su visión de la región a través de la Escuela de Innovación Comunitaria con el MIT, como becaria Mel King y también durante su participación directa en los programas como orientadora en Escuela de Economía o como mentora en los Talleres Conexión Pacífico. Al igual que cuando Arroz Blanquita patrocinó procesos culturales como Jóvenes Creadores del Chocó o Canto Pazcífco, como lo ha hecho de manera decidida con el
Más humana, comprometida, sensibilizada y con la intención de brindar ayuda, se metió en la cabeza que su propia transformación debía estar orientada a brindar oportunidades. “Si las personas pueden desarrollar sus habilidades y destrezas, y lograr sostenibilidad, todos ganamos como sociedad. Los conocimientos nos transforman a todos”, afirma. Ahora es una de las madrinas y mentoras del Fondo Juventud y Construcción de Paz.
RENOVACIÓN BASADA EN EL EMPODERAMIENTO BLENNY VALECILLA
(Buenaventura, Valle del Cauca), 38 años Alcaldesa de Continente El Pailón, Buenaventura Ruta de Liderazgo: I cohorte Maestría en Gobierno y Políticas Públicas Poder Pacífico (Universidad Icesi), Talleres Regionales y Laboratorio de Innovación Política. Ecosistema de transformación: Concejo de Buenaventura, (única mujer electa) 2015-2019, Alcaldesa
BLENNY VALECILLA
puertas de la educación superior parecieron cerrársele en ese momento. Pudo cumplir su sueño de estudiar Administración Pública cuando ya había tenido a su hijo y consiguió una beca para hacerlo. La vida parecía demorarle los planes, pero su obstinación la terminaría llevando adonde quería. Fue en el proceso universitario donde tomó la decisión de hacer incidencia política. Junto con otros nueve compañeros se unió para conformar un equipo que trabajara con y para la comunidad. Su trabajo en 43
Probisoc, la Corporación Social Abriendo Caminos, le permitió desarrollar iniciativas empresariales y procesos organizativos, formación en artes y oficios, y asesorías a la comunidad. Hasta ese momento desconocía el alcance de su liderazgo, pero lo fue hallando a medida que ampliaba su universo. Y ese universo se amplió significativamente cuando la también licenciada en filosofía y asuntos políticos fue seleccionada a la maestría de Gobierno de Manos Visibles y empezó a formar parte de Conexión Pacífico y del Laboratorio Innovación Política para la Paz. Ese encuentro con más personas de la región en su misma sintonía fue determinante porque le permitió ver que su liderazgo era posible y que sus mitos y barreras eran solo obstáculos mentales.
La mirada del territorio ha cambiado de la queja a la acción porque estamos entendiendo que somos los llamados a hacer parte de una nueva historia. Con las herramientas que había ganado, y luego de su graduación en la maestría en 2015, quedó elegida como concejal de Buenaventura. En el cargo tuvo claro que su nivel de incidencia en el territorio debía ser positivo y que toda la región formaba parte de un núcleo orgánico cuyo rumbo era hora de redireccionar. Decidida a transformar las circunstancias adversas puso en marcha lo que había aprendido: derrumbar el mito de que había espacios reservados a unos cuantos y transformar las circunstancias adversas propias y de su comunidad. Su transformación era evidente. Había pasado de la timidez al empoderamiento y a “liderar la reivindicación de mi gente con entereza, confianza y entrega. La mirada del territorio ha cambiado de la queja a la acción porque estamos entendiendo que somos los llamados a 44
hacer parte de una nueva historia. Somos los llamados a construir ese desarrollo, ya no como Buenaventura solamente, sino como región entera. Vamos a cambiar la historia”, afirma, con absoluta convicción. Así como aplaude las protestas que han visibilizado la desigualdad, ahora promueve rutas claras de incidencia para cambiar el horizonte. Hoy, como alcaldesa de la localidad Continente El Pailón, cumple con su misión personal. “La historia ya contó que no contamos. Pero nosotros transformaremos la historia que contarán las próximas generaciones”, dice, llena de emoción.
ANGÉLICA MAYOLO
(Buenaventura, Colombia), 30 años Presidente Ejecutiva Cámara de Comercio de Buenaventura Ruta de liderazgo: Escuela de Gobierno “Poder Pacífico”, Talleres Conexión Pacífico, Tutora Fondo Juventud y Construcción de Paz II Ecosistema de transformación: Cámara de Comercio de Buenaventura, Presidencia de la República, Jefe de Cooperación Internacional Ministerio de Medio Ambiente, Secretaria de Desarrollo Económico de la Alcaldía de Cali, Obama Fellow. A sus 14 años entendió que era una privilegiada en medio de una ciudad de contrastes. Jugaba en la Selección Buenaventura de Voleibol y viajó a representar a su municipio en un torneo fuera de la ciudad. En el viaje conoció a los padres de sus compañeros y las condiciones complejas que afrontaban para poder competir: la mayoría hacía un enorme sacrificio. Ella, que había crecido en un entorno de labor social en el que su mamá desarrollaba brigadas de ayuda y su papá había educado al menos a cinco generaciones diferentes de alumnos en su labor como docente, entendió que debía seguir la tradición de su hogar de vocación por el servicio. Había que equilibrar la balanza.
ANGÉLICA MAYOLO
Amaba su Buenaventura natal. Vivió en su ciudad hasta los 16 años en medio de la unión de su gente y de la calidez de sus tradiciones, pero también en medio de sus contradicciones hasta que decidió estudiar en Cali para romper el estigma de que había diferencias entre un lugar y otro, o de que la calidad de los alumnos de su ciudad era inferior a los de la capital del Valle. Se propuso ser la mejor y lo logró: obtuvo 300 puntos de 300 posibles en el proceso de admisión y mantuvo un promedio general superior a 4,7 hasta el final de la carrera.
A través de la Escuela de Gobierno de Manos Visibles entendí que nacimos para servir y que quienes venimos de regiones con grandes desafíos debemos aportar todas nuestras capacidades para cambiar las condiciones de nuestras poblaciones
Creó la organización Cojamos Lucha, para generar conciencia ciudadana y campañas cívicas en su tierra. El camino de aprendizaje la llevó al Consejo de Estado, a la Jefatura de la oficina de Asuntos Internacionales del Ministerio de Ambiente, a la Secretaria Económica de Desarrollo en Cali y más recientemente, a la presidencia de la Cámara de Comercio de Buenaventura. Sus cargos son parte de su ciclo de expansión. Y transformación.
García Márquez fuera porque el Nobel tenía recuerdos ambiguos de París y evadía los homenajes, pero sí fue Paula Moreno como Ministra de Cultura. Entre los dos nació una amistad poderosa. Ambos estuvieron de acuerdo en que era hora de darle un tratamiento igual a la élite en formación del Pacífico que a los altos funcionarios de la capital; que la capacitación de calidad no se podía limitar a unos espacios de privilegio, sino que era hora de ampliarla a otros escenarios para que la equidad comenzara a ser real. Eso quería decir llevar a Harvard, Oxford, MIT o la Universidad de los Andes a Quibdó o Buenaventura. O llevar al mismo Cepeda Ulloa a esos escenarios.
“Soy una mujer negra, criada en un hogar que valoraba la cultura del Pacífico. A través de la Escuela de Gobierno de Manos Visibles entendí que nacimos para servir y que quienes venimos de regiones con grandes desafíos debemos aportar todas nuestras capacidades para cambiar las condiciones de nuestras poblaciones”, reafirma, con convicción. FERNANDO CEPEDA ULLOA
Hay más: Manos Visibles permitió visibilizar el trabajo de otros líderes de la región Pacífico, entre ellos el suyo, al punto de crear sinergias e incidir a nivel nacional. Por su lado, aprendió a abordar los desafíos de su región de manera diferencial, y hoy está convencida de que parte del gran cambio radica en entender la región. Eso, y algo más: “Apoyar los potenciales de la región permite fortalecer los niveles de equidad. En cada rincón hay innovación y creatividad. El reto es aprovechar el talento y dar oportunidades para que se potencien”, concluye. Ver el talento y cómo florece, confiesa, transforma su vida a cada instante.
FERNANDO CEPEDA ULLOA
(Bogotá), 82 años Ex ministro, diplomático, embajador, académico y uno de los líderes más influyentes del país por décadas. Ruta de liderazgo: Asesor Conceptual Maestrías Poder Pacífico; Promotor, Fundador y Profesor Escuela de Gobierno “Poder Pacífico”, tutor y panelista en todos los talleres conexión Pacífico.
Fernando Cepeda Ulloa era el embajador de Colombia en Francia cuando se encontró con Paula Moreno en París. El encuentro tenía la misión oficial de colocar una placa conmemorativa en el hotel parisino de Flandre, en el que vivió durante seis meses Gabriel García Márquez. Aquella era ya, de por sí, una historia fascinante, tal como la que ambos iniciarían a partir de ese momento. El Nobel colombiano había vivido en París durante varios años y permaneció un duro periodo sin poder pagar la renta del hotel, viviendo en una buhardilla a la espera de que le llegara algún dinero de Colombia con el cual sobrevivir. La administradora del hotel aceptó que continuara hospedado allí en un espacio helado y de mínimas comodidades, pero resguardado del invierno y a salvo. Mientras la espera se prolongaba, el escritor producía su nueva obra, El coronel no tiene quién le escriba. Cepeda Ulloa se había hospedado allí por casualidad y cuando identificó el lugar en el renovado Hôtel des Trois Collèges y conoció la historia completa decidió colocar una placa que la recordara y crear una biblioteca con su obra en varios idiomas. Fue en 2008. No lograron que
“Dígales cómo es el tema de poder, cómo se ejerce influencia, cómo es el liderazgo, no eche cuentos ni teorías: dígales lo que es útil para ellos para que puedan ayudar al Pacífico e influir y en las decisiones en Colombia” Su papel sería hablarles de política, algo que tenía muy en claro: había sido ministro de Comunicaciones y de Gobierno, embajador ante la OEA, la ONU, en Reino Unido, Francia y Canadá, entre otros, en una carrera política de cerca de 40 años. “Dígales cómo es el tema de poder, cómo se ejerce influencia, cómo es el liderazgo, no eche cuentos ni teorías: dígales lo que es útil para ellos para que puedan ayudar al Pacífico e influir y en las decisiones en Colombia”, le pidió Paula Moreno. “Eso fue lo que hice. Sin especular”, confiesa, con orgullo. La tarea no fue fácil: implicó crear una maestría en el Pacífico con las mejores universidades privadas posibles, hablar con decanos, profesores y directores de programa para definir enfoques nuevos y una verdadera utilidad, 45
sin dejar de lado la exigencia. Cepeda se emocionó con el proceso: desde su trabajo en los gobiernos de Belisario Betancur y Virgilio Barco se había hablado de generar un cambio real en el Pacífico, pero no se dio. Su legado en el Mingobierno lo llevó a implementar el más generoso programa de becas para estudiantes del Pacífico, “pero faltaba una corporación así. Todas las regiones deberían tener una que las proyecte a nivel internacional”, reflexiona. Remata su reflexión con una anécdota: “Una vez hablé en Quibdó sobre la corrupción y planteé predicamentos éticos. Cuando los estudiantes opinaron, entendí el nivel de tolerancia a la corrupción que existía allí. Se había interiorizado como algo natural. Eso me demostró que había que transformar la norma social y no las leyes. Lo importante era cambiar el pensamiento de sus líderes, y eso hacemos”.
LA CONVERSIÓN Y POTENCIACIÓN DEL ENTORNO HAROLD YUSTY CASTILLO
(Buenaventura, Valle del Cauca), 38 años Jefe comercial de Gesampa Ruta de liderazgo: DALE, MingaLab Ecosistema de transformación: Gesampa Hay una enorme gratitud en Harold por la familia que le dio la vida. De hecho, recalca que la suya es humilde, trabajadora y honesta; que su padre constructor, Raúl, y su madre modista y artesana, Gloria, así como su hermana Ximena, nunca le negaron nada, y menos una educación basada “en buenos principios y respeto”. Tampoco le negaron el gusto de dedicarse a lo que más amaba: el fútbol. Hay tanta gratitud en su afirmación que conmueve. 46
HAROLD YUSTY CASTILLO
URIEL SÁNCHEZ
Desde pequeño, de hecho, se dedicó al balompié, al punto de que pudo ingresar a la mejor escuela de fútbol de Buenaventura, la del ‘profe Juan Purula’. Llegó a ser profesional y demostrar su talento. Su profe, sin embargo, murió en un accidente de bus cuando volvían de un entrenamiento. Varios compañeros más resultaron heridos. El suceso trágico lo llevó a retirarse de la escuela y a emprender el camino por su cuenta. No le fue mal, pero era joven, indisciplinado y no supo medir el impacto de aquel éxito inicial.
Estudió arquitectura y en la universidad conoció a María Teresa Sinisterra. Ambos descubrieron una vocación ambiental y se embarcaron en el proyecto ambiental Gesampa, con la idea de mejorar las condiciones ambientales de la ciudad y darle una segunda oportunidad a los plásticos que se desechan. Harold terminó formando parte del programa DALE. En su proceso de Manos Visibles se encontró con Uriel Sánchez, un empresario ambiental. Ambos unieron sus capacidades para sacar adelante el proyecto.
Mientras ese camino parecía disolverse, su corazón siguió ligado al trabajo social y ambiental. De hecho, a los 17 años ya había entrado a ser parte de la Junta de Acción Comunal de su barrio y había liderado el grupo juvenil y participado en actividades sociales. El incremento de los problemas de orden público en Buenaventura lo impulsaron a migrar a Buga con una tía mientras cursaba Diseño gráfico. Pero el corazón lo tenía en su pueblo natal. Volvió para dedicarse al trabajo social y con la idea de estudiar en la Universidad del Pacífico. No lo tenía tan en claro entonces, pero su familia se emocionó con la posibilidad y le tuvo el formulario diligenciado al día siguiente. Solo tuvo que firmarlo.
“Aprendí a mirar mi territorio de otra manera y a hablar desde lo positivo. De hecho, mi vida dio un giro total y ahora actúo con un pensamiento más racional e investigativo. Tengo confianza para sacar adelante mis proyectos”
“Aprendí a mirar mi territorio de otra manera y a hablar desde lo positivo. De hecho, mi vida dio un giro total y ahora actúo con un pensamiento más racional e investigativo. Tengo confianza para sacar adelante mis proyectos”, confiesa este emprendedor de 38 años, casado con Viviana Meza. Su iniciativa se articuló con la Plataforma Pacífico, que impactó a cinco poblaciones de la región, beneficiando a 440.000 habitantes, y se convirtió en una alternativa de sustento económico para más de 220 familias. Entre los proyectos de Gesampa, uno se destaca: el programa Ecogol, que financia con reciclaje las inscripciones en torneos de fútbol infantiles y activa la conexión con el deporte de los niños de Buenaventura. El gol que Harold Yusty pretendía hacer en cancha contraria lo hace ahora desde lo social. Y eso lo hace muy, muy feliz.
URIEL SÁNCHEZ
(Antioquia), 52 años Director Regional Norte CO2Cero Ruta de Liderazgo: Tutor DALE, MingaLab y Encuentros Conexión Pacífico. Ecosistema de transformación: Universidad de Los Andes, CO2Cero Cuando Uriel Sánchez fue al Pacífico con Manos Visibles y recorrió las calles y algunos sectores de Buenaventura, cambió la perspectiva de cuando fue por primera vez, cerca de 20 años atrás. Era imposible entrar allí sin salir transformado. Había ido a prestar asesoría en gestión integral con residuos aprovechables, invitado por Bart van Hoof, pero el impacto que le produjo conocer la realidad fue tan contundente que pidió ser más activo porque sintió que podía aportar mucho más. Visitó la organización Gestores Ambientales del Pacífico (Gesampa), enfocada en recoger plástico reciclado para tener una fuente de financiación y, de paso, apoyar un
campeonato de fútbol que integraba a jóvenes y escuelas. Hoy, casi 18 equipos compiten en un torneo “y desde el deporte le hacen un quite a la violencia”, aclara Uriel Sánchez, con orgullo.
lo nutrían como ser humano. “A uno lo enriquece el optimismo y la alegría que guardan, a pesar de las dificultades. De hecho, ellos nos plantean un reto: si en esas condiciones asumen transformarse, ¿qué hacemos nosotros?”.
Él era el penúltimo de 13 hermanos de una familia tradicional antioqueña. Su padre había muerto muy joven, lo que hizo que su infancia estuviera marcada por la escasez de pertenencias y posibilidades. “Pero no de sentimientos”, aclara. Su hermano mayor los empujó a todos y en su caso, lo llevó a dar un salto a un colegio de calidad. “Fue la misma apuesta, hace más de 40 años, que hoy vivo con Manos Visibles”.
En especial, en el tema medioambiental. “Es el rincón más biodiverso del planeta. En el Pacífico son ya los protagonistas y gestores de las soluciones a la mayor preocupación global. Es hora de explorar economías alternativas de manera sostenible y estratégica”, remata diciendo, desde Santa Marta.
INNOVACIÓN PARA EL
“A uno lo enriquece el optimismo CAMBIO DE PARADIGMAS y la alegría que guardan, a pesar de las dificultades. De hecho, KATHERIN GIL ellos nos plantean un reto: si (Quibdó, Chocó), 30 años en esas condiciones asumen Directora Jóvenes Creadores del Chocó y Coordinadora transformarse, ¿qué hacemos MIT CoLAB Quibdó nosotros?” Ruta de liderazgo: DALE (2013), Escuela de Gobierno Uriel, director regional norte en CO2Cero, terminó trabajando como miembro suplente de la junta directiva, acompañando los programas DALE como tutor, organizando su calendario anual de acuerdo a los programas de Manos Visibles, y entendiendo que el punto del camino que más le emocionaba acudir en ese proceso era a la graduación de “muchachos que han apostado a la educación como herramienta para superar la pobreza”. Él había tenido la oportunidad de trabajar con comunidades desde 2006, cuando dejó el Ministerio de Medio Ambiente. Trabajó en emprendimientos de aprovechamiento de residuos, vinculado a comunidades en el sur de La Guajira y Cesar, y entendió que las experiencias con otros grupos humanos y culturales
(2014), Escuela de Innovación Comunitaria MIT (2014-2016), Laboratorio Innovación Política, Talleres Conexión Pacífico, MingaLab I-V, Maestría en Gobierno y Políticas Públicas U. EAFIT, Afroinnova, Coordinadora Quibdó Manos Visibles Ecosistema de transformación: CoLaB MIT, Jóvenes Creadores del Chocó “Yo era una niña intentando ser niña”, dice. La infancia de Katherin estuvo signada por un contexto más que difícil: creció en un barrio popular de Quibdó en el que había una fuerte incidencia del microtráfico de drogas, unido a bandas callejeras, prostitución y el dolor de los homicidios y las riñas callejeras. “Éramos una generación que intentaba ser niños y niñas en ese entorno complejo. Lo hacíamos desde la resistencia 47
allí narraron sus propias historias. La obra Amangualados, con la historia de Eugenio Gómez Borrero, el primer hombre fusilado en Colombia y chocoano en el centro del poder, fue su acercamiento inicial a una realidad que desconocían.
KATHERIN GIL
de los juegos tradicionales, contando nuestras historias de vida o soñando con nuevas historias. La calentura de mi barrio me hizo pensar en salirme de ese mundo”. Decidió lograr metas para darles opciones de trabajo a los jóvenes de esas bandas. Sería su retribución social a su crecimiento personal. Apostó por la educación, porque era lo que estaba a su alcance y porque había entendido que así podría ayudar a otros y salvar vidas. Supo la manera de lograrlo: había rap, break dance, movidas culturales fuertes que rompían la presencia del caos y la muerte y se convertían “en hilos finos para construir y sacar la frustración”. Conectaban a la gente y les sacaban sonrisas. Con la claridad de qué tenía que hacer, se dedicó a llevar a cabo actividades comunitarias, participó en el grupo Somos Chocó, jugó baloncesto, hizo danza tradicional y se decidió a ir en contra del status quo que no quería. Fue allí cuando entendió la necesidad de formar parte del universo de poder. “No queríamos más adultos dándonos órdenes. Para no ser anulados nos unimos varios y creamos Jóvenes Creadores del Chocó” y desde 48
Hoy quiero reivindicar nuestros valores identitarios. Que mi palabra sea constructiva y generativa para narrar mi territorio desde la acción: si lo narro positivo, será positivo. No más narrativas que nos minimicen” Participó en la convocatoria DALE, en los talleres regionales de Conexión Pacífico y Mingalab, decidida a no ser más invisible. Se transformó para dejar de pensar en Quibdó y pensar desde todo el Pacífico. Aprendió a gestionarse y a ser una persona integral para inspirar y servir, desde la Maestría en Gobierno y Políticas Públicas. Habló de poder y cobró poder. “Hoy quiero reivindicar nuestros valores identitarios. Que mi palabra sea constructiva y generativa para narrar mi territorio desde la acción: si lo narro positivo, será positivo. No más narrativas que nos minimicen”. Su transformación nace de la innovación y por Manos Visibles se conectó con el CoLAB de MIT. Trabaja en las potencialidades de su territorio y por una democracia económica. “Innovación desde los márgenes”, específica Katherin, quien sabe bien qué significa estar en el margen.
JIMMY GARCÍA
(Quibdó, Chocó), 38 años Fundador y Director de la Escuela de Robótica del Chocó Ruta de liderazgo: MingaLab II-VI, Escuela de Innovación
Comunitaria MIT, Talleres Regionales y Afroinnova. Tutor DALE y creador Innovation Girls. Ecosistema de transformación: Escuela de Robótica del Chocó Pocas cosas emocionan más a un joven que las palabras laboratorio y juego. Le había sucedido a Jimmy García desde niño, cuando fue fanático de los Transformers, y experimentó con ellos el poder de convertir unos autos en robots automatizados y viceversa. Gomoso de las bicicletas y el fútbol, siempre motivado a ocupar los primeros lugares de su clase, Jimmy cumplió con el sueño más chocoano de todos: forjarse un camino propio a través de la educación.
JIMMY GARCÍA
En 1998 culminó el bachillerato y su familia hizo un gran esfuerzo para que su hijo pudiera tener una educación de calidad. El destino elegido fue Bogotá. Era el momento del auge de la ingeniería de sistemas en el mundo, así que Jimmy apostó por ir a la vanguardia y se apuntó a esa carrera en la Universidad Libre. No tenía experiencia con los computadores, pero era el futuro, y había que jugársela. Bogotá, sin embargo, no era su destino final. Cuando
acabó la carrera pasó a Medellín, donde se sintió más acogido. Terminó laborando con la Secretaría de Educación de Medellín y allí mismo comenzó a labrar un camino de enseñanza de la ciencia, la tecnología y la innovación. En 2011, por cosas del azar, llegó la robótica a su vida. Lo que parecía un capricho tecnológico se convirtió en una aventura. En 2016, con una nueva ilusión y muchas ideas, regresó a Quibdó.
apoyo de personas cercanas que pudieron ayudarme a poner en marcha la iniciativa, pero no desistí. Cada día me apasionaba más por hacerlo una realidad y el entusiasmo de los niños fueron el factor fundamental”, anota. En ese proceso entendió que no podía depender del Gobierno para cambiar la realidad, sino de los liderazgos nuevos, como el suyo. Esa transformación real sobrevendría, además, solo de una reingeniería.
“Nos decían que estábamos condenados a la pobreza y a la exclusión, pero la historia se está reescribiendo. Será una historia contada por nosotros mismos”
Como ingeniero tiene claro que el cambio se da modificando el sistema operativo, reprogramando, y esta generación de líderes tiene ese poder. Hoy, piensa en lo colectivo y en la construcción colaborativa, ama su territorio, quiere sumar al cambio e inspirar a los estudiantes, pasando de la resistencia a la trascendencia.
Se encontró con lo que esperaba: ningún apoyo local a su idea. Junto con Adolfo Copete presentó la iniciativa de la Escuela de Robótica del Chocó a la convocatoria de Manos Visibles y MIT para hacer parte de la Escuela de Innovación Comunitaria, EIC-Lab. Fue un espaldarazo crucial. No solo su iniciativa tuvo más eco, sino que pudo fortalecerse. Con MingaLab en 2017 y la visión de ser una organización de base, llegó a gestarse la Corporación Centro de Innovación del Pacífico. Mientras los alumnos asistían a la Escuela y manipulaban la tecnología y los circuitos con la emoción de crear y experimentar, Jimmy entendía su propio proceso de transformación personal: el principal insumo para lograr sus metas había sido la pasión, que se había convertido en empeño y obstinación. “Una gran idea sin pasión puede fracasar rápidamente, pero lo que parece una mala idea con pasión puede convertirse en una fantástica si la vas puliendo con el tiempo”, asegura. De hecho, habría desistido más pronto que tarde de su idea en apariencia disparatada de crear un laboratorio donde niños y niñas aprendieran de robótica en Quibdó. “No tuve apoyo de las administraciones locales, no tuve
“Nos decían que estábamos condenados a la pobreza y a la exclusión, pero la historia se está reescribiendo. Será una historia contada por nosotros mismos”, concluye. Y él lo sabe bien: ocuparon el puesto 20 en la competencia mundial de robótica en China, entre 700 delegaciones; las Innovation Girls ya visitaron la NASA, han ocupado el segundo lugar en el campeonato nacional y su meta es ir al próximo campeonato que se realizará en Japón.
JOSÉ CARLOS ÁLVAREZ
Ecosistema de transformación: Ágora Talks, empresas, fundaciones nacionales
JOSÉ CARLOS ÁLVAREZ
Sus primeros años de vida no fueron estáticos en casa, como otros niños. Su primera infancia y niñez las vivió en el monte, entre comunidades, jugando con niños que eran sus iguales, y que luego entendería que otros consideraban diferentes. Tuvo la fortuna de que su madre fuera una antropóloga con un fuerte liderazgo político en el Cauca y que lo llevara en sus viajes de trabajo a las comunidades indígenas y afrocolombianas del Cauca. Su papá complementaba esa intensa viajadera porque también trabajaba con temas de organizaciones sociales.
Ruta de Liderazgo: Asesor Comunicaciones ProBono Manos Visibles, Tutor Programa Gestión del Desarrollo para Mujeres Afrocolombianas, tutor en comunicaciones y vocería de todos los DALE, Escuelas de Gobierno, Laboratorios de Innovación Política y tutor comunicaciones MingaLab.
De hecho, su mamá fue la directora del Plan Nacional de Rehabilitación, que dirigió el proceso de paz de 1989 con el M-19. Eso le significó visitar las comunidades donde operaba el grupo Quintín Lame, y salir a jugar fútbol o entrar a la escuela con los hijos de los combatientes de Corinto, Cauca, que reclamaban justicia social. Con su papá, por otro lado, entró en el corazón de las
En este proceso, en el MingaLab, José Carlos Álvarez, tutor general en comunicaciones para la red de Manos Visibles y el MingaLab, les ayudó no solo a tener claridad sobre el mensaje y la estrategia de comunicaciones, sino cómo el valor de sus acciones debía ser conocido por el país para que la nación entendiera que el Chocó y la ciencia van de (Popayán), 39 años Socio/ Director de Ágora Talks
49
comunidades afro y se volvió por un tiempo parte de su día, acompañar a vadear el oro en su dura rutina de minería artesanal. Salir, para él, era acompañar en el trabajo a sus padres. Otros niños de su edad iban a Disney mientras él recorría el Pacífico desde su natal Popayán. Esa primera conexión con la realidad le permitió tener una mirada amplia del mundo de manera inocente, fortalecida por las conversaciones en su hogar durante la cena alrededor de política o conflicto social. Politólogo y filósofo, Carlos saltó al mundo corporativo, vivió fuera del país y volvió para asumir las comunicaciones digitales del Proceso de Paz con las Farc. En ese punto de su vida encontró el filón que conectaba su pasión personal por la estrategia política con el aporte al desarrollo.
“Mi visión se ha transformado. Yo llegué a las regiones queriendo ayudar, pero no hay que ser asistencialista. Uno va a aprender para construir. Es un error pensar desde un centro que provee a las regiones” Sin embargo, el mundo estratégico y su trabajo lo desconectaron de la realidad social. Fue ahí cuando entró en contacto con Manos Visibles. Paula Moreno lo invitó a dictar talleres de estrategia política y José Carlos entendió que aquello lo reconectaría con su pasión original. “Yo enseño técnicas, pero ellos me enseñan más a mí de lo que imaginan porque a través suyo encuentro verdaderas voces”. De hecho, reenfocó su empresa y repensó su propio emprendimiento. “Mi visión se ha transformado. Yo llegué a las regiones queriendo ayudar, pero no hay que ser asistencialista. Uno va a aprender para construir. Es un error pensar desde un centro que provee a las regiones”, dice. 50
Lo hace sonreír pensar en las caras de quienes han alcanzado sus sueños gracias a sus estrategias. “Recuerdo el caso de un chico gay, afro, en Quibdó, de 18 años, que estaba decidido a ser concejal en Cértegui. Le ayudé a armar la campaña y lo logró”. Él sabe lo que eso significa: cambios que parecen diminutos, pero dejan huella en las nuevas generaciones. Cambios profundos que él sabe que sí se pueden alcanzar si se extrapolan las experiencias y se ajustan a las realidades locales. Él mismo es otro ahora, con su empresa Agora Talks. O el mismo que soñaba ser cuando niño.
me causó contradicción porque no entendía por qué se debía a los otros, pero al final entendí, a través de ella, la esencia de una vocación por los demás. Quien no vive para servir no sirve para vivir. Mi colegio, de hecho, tenía un enfoque hacia el liderazgo y gracias a ello asumí esa condición. Participé en la asociación indígena y afro Amusí, y con la Red Nacional de Mujeres Afrocolombianas “Kambirí”. Seguí ese camino hasta estudiar administración de empresas y hacer un diplomado sobre temas relacionados con mi identidad”, narra.
LIDERAZGOS PARA LOS NUEVOS TIEMPOS MILADY GARCÉS
(Buenaventura, Valle del Cauca), 27 años Consultora en estrategia para MIT CoLab. Ruta de Liderazgo: DALE 2014, MingaLab, Escuela de Innovación Comunitaria MIT CoLAB, Maestría en Gobierno y Políticas Públicas Universidad Icesi Ecosistema de transformación: Organizaciones de mujeres Buenaventura, MIT CoLAB, organizaciones rurales, Viche Positivo Desde pequeña, a Milady le generaron inquietud las dinámicas y procesos sociales. Parece algo poco frecuente en una niña, pero ella vivía en un entorno marcado por situaciones complejas, como Buenaventura, donde la contradicción más grande se da por el tamaño y la relevancia de su puerto masivo y el contraste con las condiciones de vulnerabilidad y de ausencia de derechos de sus ciudadanos. También tenía un ejemplo en casa: su madre, Gloria Amparo Arboleda, era una líder social que permanecía más en las comunidades que en su hogar. “Al inicio eso
MILADY GARCÉS
Mientras tanto, empezó a buscar referentes de mujeres afro que hubieran roto los estigmas y paradigmas sociales. Rosa Parks y Angela Davis fueron sus primeros referentes mundiales, pero quería figuras nacionales, más cercanas. Su propia mamá o Paula Moreno eran las que podía referenciar. Precisamente su participación en DALE, de Manos Visibles, la llevó a conectarse con la red del Pacífico. “Entendí que siempre comunicamos a través de todo lo que hacemos. Aprendí a profundizar en las complejidades, y a no actuar siempre desde la militancia, sino desde la estrategia”, explica, al hablar de su transformación personal.
“A partir de ese momento mi liderazgo fue más consciente porque pasé del discurso o el reconocimiento a escenarios de acción. Mi visión de la administración ganó en enfoque social. Aprendí a ver los factores multidimensionales que hacen que las realidades cambien, a resignificar el fracaso, entendí cómo hacer prototipos y ahora solo veo oportunidades de potenciar”, agrega, cargada de emoción. Participó luego en la Escuela de Innovación Comunitaria donde se conectaría con el MITCoLAB, el MingaLab y la Maestría de Gobierno. Con ello, ya tiene las herramientas. Previamente, Milady tenía la voluntad.
“Entendí que siempre comunicamos a través de todo lo que hacemos. Aprendí a profundizar en las complejidades, y a no actuar siempre desde la militancia, sino desde la estrategia” Su impulso de superación la ha llevado a asumir la vocería de que el viche sea considerado patrimonio; ha puesto el tema en la agenda pública, ha dignificado la voz de los productores de esta bebida ancestral y ha desarrollado tres cumbres vicheras y un encuentro de saberes ancestrales. Ahora, aunque sabe que el grito es una forma válida de exigir derechos, entiende que hay otras opciones de mayor incidencia. “Los líderes no somos líderes por momentos. Lo somos siempre”, afirma. Hay tanta seguridad en su voz que no cabe duda de ello.
JESSYMAR ÁLVAREZ
(Bojayá, Chocó), 31 años Consultor junior en temas de masculinidades. Ex concejal de Quibdó Ruta de liderazgo: DALE 2015, Escuela de Gobierno 2016, Laboratorio de Innovación Política. MingaLab Laboratorio de Literatura Africana
Ecosistema de transformación: Red Juvenil de Mujeres Chocoanas, Partido MIRA Su infancia estuvo signada por la dureza a tal punto que uno se pregunta, cuando escucha su historia, cómo hace para sonreír tanto y tener la fortaleza que lo acompaña. Jessymar nació en Bojayá en 1988, fue criado por su abuela paterna y la vida le impidió la posibilidad de tener una madre y un padre al mismo tiempo. Cuando los paramilitares entraron a su pueblo en 1997, se desplazó a Quibdó. Pasó de tener un espacio abierto a pagar arriendo en medio de carencias, de tener el río y los alimentos a pocos pasos a pasar hambre, y de vivir feliz y entre gente de confianza a crecer en un ambiente complejo.
Comunal de su barrio Los Álamos, y ganó. Postuló a edil y no lo consiguió. Pero se presentó al Concejo y alcanzó la segunda votación del municipio, lo que lo convirtió en el concejal electo más joven. “Mi fuerte ha sido trabajar por lo social, como niños en condición de discapacidad. Con la fundación Chocó Posible, por ejemplo, se ha impactado en la vida de cientos de personas y entregamos sillas de ruedas a 50 niños y 50 adultos mayores. Ahora me enfoco en la línea de género porque hay mucha violencia de hombres contra mujeres”. Jessymar es un hombre de avanzada y pensamiento feminista, que apoya directamente la Red Departamental de Mujeres Chocoanas y la Red Juvenil como coordinador de proyectos. En ese sentido, recuerda el impacto que tuvo su propuesta de pintar las casas de El Futuro 2, en la Comuna 1 de Quibdó: consiguió y ofreció pintura para los hogares que quisieran cambiar su fachada si le permitían hacer un trabajo de prevención de violencia. “Hoy todavía las casas conservan la pintura”.
tengo interiorizados los valores de pertenencia a mi territorio, de construir desde lo local, ser líder y demostrarlo con el valor de mi palabra
JESSYMAR ÁLVAREZ
Creció en el difícil barrio La Aurora, donde entendió las dificultades de la exclusión, pero también la importancia del liderazgo. En el colegio aspiró a ser personero, y aunque perdió ese primer intento en el mundo de la democracia, inició así su misión como líder natural. Consciente de que en la política se tomaban decisiones cruciales para su comunidad, aspiró a la Junta de Acción
Ahora trabaja en un centro de proyectos productivos y sostenibles para jóvenes; también lo hace con jóvenes víctimas de la violencia, en un proceso de emprendimiento en nuevas masculinidades transformadoras. Ese proyecto ya dio su primer fruto: el primer centro de expresión para hombres, cuya propuesta busca cambiar los imaginarios sociales en Chocó, que impiden, por legados culturales y presión social, que los hombres se expresen de manera fluida con las mujeres en temas tan sencillos como abrazarlas o tomarlas de la mano en público. Él lidera ese cambio. 51
Su contacto con manos Visibles se dio a través de la primera convocatoria DALE. Hizo el proceso, se graduó y luego participó en el Taller Conexión Pacífico, Escuela de Gobierno, el Laboratorio de Innovación Política para la Paz, Mingalab y el Laboratorio de Literatura Africanas. Con todas esas herramientas logró ser concejal. Su transformación continúa hoy: “Es imposible para mí llegar a un cargo y no hacer las cosas bien porque tengo interiorizados los valores de pertenencia a mi territorio, de construir desde lo local, ser líder y demostrarlo con el valor de mi palabra. Manos Visibles es mi familia Pacífica”, dice, mientras sonríe, como bien sabe hacer. En el proceso de lanzarse a la política tuvo múltiples tutores como Juan Pablo Milanese, Luis H. Berrio, Pedro Viveros y Jorge Melguizo, que le ayudaron a organizar la estrategia política y de mercadeo, lo sentaron en la realidad y lo impulsaron a conseguir su meta.
embargo, su amor por la tierra que ha defendido tiene un hilo conductor con las regiones invisibilizadas.
Siete años duró acompañando esa tarea, de manera puntual, desde el trabajo que hizo en Cartagena con proyectos de emprendimiento de mujeres hasta otros a los que se dedicó con absoluta intensidad, como el Mingalab, Escuelas de Gobierno, Laboratorio de Innovación Política, DALE, los talleres Conexión Pacífico en Cali y Bogotá y la elaboración del plan estratégico de Manos Visibles, ahora en ejecución. En ese periodo, Melguizo se vinculó al territorio, a la cultura afro, a sus raíces, y con ello, a todo el país y sus pueblos.
JORGE MELGUIZO
(Medellín, Antioquia), 58 años Consultor internacional, ha sido responsable de Cultura y Educación en Comfama y Secretario de Cultura e Integración Social de la Alcaldía de Medellín Ruta de liderazgo: Tutor Gestión del Desarrollo para mujeres afrocolombianas, DALE (todos), MingaLab (todos), Escuela de Gobierno (todos), Laboratorio de Innovación Política, asesor Plan Estratégico Manos Visibles y maestrías Poder y Potencia Pacífico. Ecosistema de transformación: Entidades que asesora a nivel nacional e internacional. Jorge Melguizo tiene a Medellín metida en el corazón. No solo por nacer en San Javier –en la comuna 13 de Medellín–, estudiar comunicación social en la Universidad de Antioquia o haber sido docente universitario allí, sino porque su trabajo en varias ONG, sus procesos de pedagogía y cultura ciudadana relacionados con su ciudad lo han llevado a hablar y sentir la capital paisa como si fuera parte integral de su propio ser. Sin 52
de Medellín. Sin embargo, después de aquel encuentro vinculado a la cultura, empezaron una relación más personal que terminó en una invitación a que Jorge se sumara de lleno a los proyectos de la corporación.
JORGE MELGUIZO
Manos Visibles es ese hilo. De hecho, gracias a él logró tejer un lazo sólido con una región que desconocía: el Pacífico. “El conocimiento de una región o de un territorio es el conocimiento de los imaginarios, simbologías, conocimientos, saberes, formas de expresión y de culturas distintas que lo conforman. Alguna vez dije en una reunión de la Maestría en Gobierno “Poder Pacífico” con las Universidades Eafit e Icesi, hablando del énfasis de la maestría en construcción de Paz, que es mucho más lo que nosotros tenemos que aprender del Pacífico que ellos del resto del país: aprender desde lo personal, la solidaridad, darnos cuenta de esa cultura, su naturaleza, su resiliencia, su música, su gastronomía y de su sabor tan auténtico en lo literal y metafórico”. Jorge Melguizo se conectó a Manos Visibles tácitamente primero, luego de conocer a Paula Moreno en la época en que coincidieron en cargos públicos, ella como ministra de Cultura y él como secretario de Cultura Ciudadana
“No nos construimos como nación. Muy pocos hechos nos han construido como nación. No tenemos el conocimiento ni el reconocimiento ni la valoración de lo que significan otros territorios porque cada uno vive metido en su pedacito de tierra” A sus 58 años aún vive un proceso de transformación y de comprensión de país gracias a lo que ha aprendido: “No nos construimos como nación. Muy pocos hechos nos han construido como nación. No tenemos el conocimiento ni el reconocimiento ni la valoración de lo que significan otros territorios porque cada uno vive metido en su pedacito de tierra”. Recuerda solo tres momentos cruciales en los que un sentimiento colectivo conectó a todos: las marchas masivas para pedir la liberación de Íngrid Betancourt y exigir un proceso de paz, el 5-0 de Colombia a Argentina y los conciertos del 20 de Julio que Paula Moreno organizó desde el ministerio de Cultura. “No era una región tocándose a sí misma, sino el
“Solo así nos hemos dado las manos para seguir adelante y jalonar procesos de manera conjunta”. Lorena y otros artistas están aprendiendo a acortar las brechas sociales que los mantenían lejos y las están remplazando por una red creativa que los lleva a reclamar la voz que merecen. “Manos Visibles ha ido más allá que otras organizaciones porque superó el diagnóstico para ofrecer soluciones que permiten que los líderes y lideresas tomen las riendas de su territorio y se formen para regresar y salir adelante. Nos ayudó a descubrir nuestra identidad y nos mostró cómo desarrollar proyectos desde lo individual y colectivo con el propósito de dejar semillas en la comunidad. Estábamos tan invisibilizados que nosotros mismos nos estábamos olvidando de mirarnos”, explica.
país encontrándose desde todas las regiones”. A pesar de que ha ejercido cargos de tiempo completo y de sus consultorías en más de 130 ciudades del mundo, confiesa que lo que en realidad extraña es no estar de lleno en Manos Visibles. “Es de los proyectos que más disfruto y de los que más aprendo”.
LORENA TORRES
(Buenaventura, Valle del Cauca), 52 años Poeta y escritora colombiana Ruta de liderazgo: Laboratorio de Literatura Africana “Desde el vientre de mi madre, ya declamaba”, asegura, con modestia la poeta Lorena Torres, licenciada en Arte Dramático en la Universidad del Valle y especialista en Pedagogía del Folclor en la Universidad Santo Tomás. Decir que, en su caso, los actos poéticos provienen desde antes de la cuna es, en sí, una metáfora de su predestinación poética. A los cuatro años ya hacía parte de los grupos de danza de su natal Buenaventura junto a Leonor Herrera, su progenitora, casada con Justino Torres, proveniente de López de Micay. También participaban en el grupo sus hermanos mayores Jairo y Nando. Este último la incentivó a convertirse en médica, con especialización en obstetricia. Para fortuna de la literatura del Pacífico, aunque Lorena alcanzó a inscribirse en la carrera de Biología, su vocación la llevó a rebelarse al destino idealizado de la medicina y optó por ser artista, a pesar de la advertencia de sus parientes de que se ‘moriría de hambre’. “No pasó, y aquí estoy”, añade la autora de Atarrayando el olvido, poema que resume el dolor de los desplazados de su región que llegan a soportar el desprecio en las ciudades. Su mentor en ese proceso de ganar su propia voz fue el poeta Hugo Montenegro, declamador de la riqueza plena del chocoano Miguel A. Caicedo. La inclinación hacia la poesía de mujer la heredó de su madrina, la no menos talentosa poeta costumbrista Lucrecia Panchano.
LORENA TORRES
Su vocación la llevó a un momento que recuerda con emoción, cuando le entregó al presidente estadounidense Barack Obama, en 2012, un ejemplar de la antología Poemas Matriax, y luego le hizo llegar el poema La lista negra, y un texto con el lema “Sí podemos”, que él utilizó en su campaña. Describe su vinculación a Manos Visibles en su estilo poético: “Fue como cuando ves a una mujer en embarazo, pero no ha nacido el niño. Conocí a Paula Moreno en el Ministerio de Cultura. Yo hacía parte de organizaciones afrofemeninas, entre ellas la Red de Mujeres Afrocolombianas. Cuando nació Manos Visibles viví un profundo regocijo, pues allí se fortalecieron los talentos humanos de la región y se visibilizaron líderes y lideresas que hacían un trabajo silencioso. Luego vinieron diplomados y procesos como el Laboratorio de Literatura Africana, que fue lo máximo para mí. Hasta mi hija Oriana ha sido favorecida con los proyectos de vida de la corporación, a pesar de que aún cursa el bachillerato”. Gracias a ello pudo reconocer las riquezas de su región y visibilizar las potencialidades culturales de su gente.
“Aplicamos el Sí se puede: hay que lograrlo porque lo que nosotros hacemos está lleno de riquezas que se deben resaltar” Del proceso que más se enriqueció fue del cultural. A través del Laboratorio de Literatura Africana aprendió el valor de su propia cultura, entendió las oportunidades que durante años le habían sido negada tanto a ella como a sus pares. Recordó el valor de los cantos que la arrullaban, de su forma de hablar, de las manifestaciones gastronómicas que eran un patrimonio en sí, y de cómo su voz personal y Pacífica es tan poderosa como las de los demás. “Aplicamos el Sí se puede: hay que lograrlo porque lo que nosotros hacemos está lleno de riquezas que se deben resaltar”, complementa Lorena, quien ahora se desempeña como docente y ha criado a su hija Oriana para que entienda que su herencia estará libre de los paradigmas de invisibilidad y exclusión. “El Pacífico debió tener su propia voz hace muchísimo tiempo porque siempre hemos tenido los mismos derechos de los demás. Es la hora. Hemos encontrado caminos de éxito y la lucha ahora se siente más. Nuestra escritura tiene un sentir histórico, va cargada de identidad, 53
lucha y dignidad. Es una escritura que no se queda en el dolor, sino que es resiliente y contiene espiritualidad”. Así lo define. Así lo hace. La poesía de Lorena habla de lo que es el Pacífico, de lo que ha pasado y de lo que aspira a ser. Como habla desde la identidad, su escritura contiene una fuerza que difícilmente se encuentra en otros escritores. En cada palabra suya está unida la esencia y la historia del Pacífico, la marginación y el dolor. Pero, ante todo, y por sobre todas las cosas, sus escritos gritan y le cantan a la vida.
GILBERT NDI SHANG
GILBERT NDI SHANG
(Camerún, África, etnia Wimbum), 38 años Doctor en literatura comparada. Tutor del Laboratorio de Literatura Africana en Buenaventura, Tumaco y Quibdó Ruta de liderazgo: Tutor Laboratorio de Literatura Africana En África, las historias cuentan. Gilbert nació entre ellas, en la ciudad de Nkambe, en el noroeste de Camerún, como parte de la etnia Wimbum. De hecho, su lengua materna es el Limbum, palabra que se divide en Li (idioma) y mbum (que se refiere a los oradores). De ahí que conservar su cultura y su narración tradicional es crucial para contadores como él. 54
Gilbert estudió primaria en Luh y la secundaria en Nkambe. En cuarto año de secundaria eligió estudiar artes (literatura, economía, geografía, lenguas, historia), en oposición a la decisión de su colegio, que lo orientó a las ciencias (química, física, biología). Él era bueno en ellas, pero su pasión era artística. Como su papá era maestro de primaria (ahora jubilado), creció con una biblioteca familiar con libros que le abrieron los pasos al mundo mágico de la ficción narrativa. En Yaundé estudió letras bilingües y se licenció con honores. Se formó como docente de lenguas e hizo una maestría en letras modernas inglesas. En 2010 cursó en Alemania sus estudios doctorales en Literatura comparada. Un libro suyo, Cartas de América (2019) hace un llamado panafricanista que, de algún modo, lo conectó con Manos Visibles. “Mis compromisos con la corporación entran en línea con mis convicciones sobre la colaboración obligatoria que debe existir entre África y América Latina. Existe una tragedia histórica entre nosotros e identidad para tender puentes entre estos dos continentes y replantear nuevas éticas de relación humana. Creo firmemente en lo que dice el filósofo camerunés, Achile Mbembe: ‘Hay una interconexión entre la condición de los afrodescendientes en el mundo y la situación de los africanos en el continente africano’. Nuestras luchas se inspiran recíprocamente. El bienestar de uno interesa al otro”. Gilbert encontró en Colombia y en el liderazgo de Manos Visibles un deseo honesto de colaboración. “Aprendí el sentido de compromiso y de la resiliencia con mis colaboradores del Pacífico colombiano y los participantes del Laboratorio. Su optimismo, incluso en condiciones difíciles, y su capacidad de trabajar juntos no se encuentran en muchos lugares del mundo. Hay buena energía, hermandad y sororidad entre los grupos e individuos que luchan para visibilizar a los afrodescendientes y empoderar a las nuevas generaciones”. En el país entendió que el verdadero desafío de los
territorios, tanto en África como en América Latina, es el desarrollo equilibrado, o darles oportunidades a los ciudadanos de sus regiones menos favorecidas. Si esto se logra, afirma, habrá un estallido de talentos.
Hay buena energía, hermandad y sororidad entre los grupos e individuos que luchan para visibilizar a los afrodescendientes y empoderar a las nuevas generaciones Para reinventarse, cree en el papel de la literatura. “Nos ayuda a reimaginarnos, a redefinir nuestras miradas e inventar nuevas visiones de manera reflexiva. El fundamento del Laboratorio de Literatura Africana que realicé con Manos Visibles era compartir la fuerza de la literatura africana y el papel que ha jugado en la descolonización y en la lucha para una sociedad justa e inclusiva. Esta necesidad también se encuentra en el Pacífico, y eso se puede leer en los cuentos seleccionados en la antología”, agrega. Del Pacífico colombiano solo conocía la literatura de Arnoldo Palacios. Durante su estancia conoció la de Rogerio Velásquez, Helcías Martán Góngora, Mary Grueso, Imelda Díaz, Laura Victoria Valencia, Paulina Cuero Valencia o Lorena Torres Herrera. Lo más importante fue lo que encontró en sus voces. “La cuestión de su identidad, la negritud, su conciencia africana, o su ‘sed de África’, como dice Laura Victoria en su poema sobre el río Atrato”. Una sed los conecta con un mundo en el que África está aún ligada a la estigmatización, pero en la cual los autores reconocen sus raíces y su descendencia africanas, ya no como una debilidad, sino como una fuente de inspiración, desde una conciencia ética. Gracias al Laboratorio, sus participantes interiorizaron la necesidad de cuestionar los prejuicios del centro y validaron el poder la periferia, concluye Ndi Shang.
55
NUEVOS FUTUROS, NUEVOS LIDERAZGOS, NUEVAS TRANSFORMACIONES El futuro que ya estamos escribiendo
Como quedó evidenciado en los capítulos anteriores, los programas de Manos Visibles dieron forma a las historias de vida y las transformaron. ¿Qué viene luego de que se escribe un relato que les confiere poder a sus personajes? En la literatura, los narradores de historias tienen dos claridades básicas. La primera es que en cada punto de la historia donde la trama da un vuelco, el relato cambia para siempre. La fuerza que impacta en la historia la modifica y sus personajes toman un nuevo rumbo. La segunda claridad es que los personajes, siempre, viven para transformarse: no hay historia profunda y significativa en la que los personajes no empiecen siendo unos y terminen siendo otros. A eso se suma que si la realidad se modifica cuando leemos, ganamos conocimientos y nos enriquecemos con nuevas visiones de mundo a partir de la ficción, nuestra realidad se amplía cuando escribimos nuestras propias historias. Estos fragmentos que hablan de identidad afrocolombiana fueron tomados de la antología ‘Vení te leo’, y son el resultado del primer Laboratorio de Literatura Africana. Son, además, la prueba de que la identidad afrocolombiana se está escribiendo a sí misma y está escribiendo su propio relato transformador. Ese es, justamente, el relato futuro que Manos Visibles apunta a escribir. “¿Saben?, si se han fijado bien desde un avión cuando están llegando al Chocó, observarán una vista majestuosa de selva, verde y ocre por el color del río que se extiende como una enorme culebra. Si lo has visto, podrías entender las dimensiones y formas bifurcadas de mi pelo, parece que sus rizos y enredos no tuvieran límites ni posibilidad de ser abrazados por el peine. Mi pelo está profundamente insertado en mis otros modos de ser, es muy parecido a mí”. Luisa Barcos “Mi cabello es como mi mente, selvática y misteriosa. Mis cabellos son lianas de hilo de donde se cuelgan las historias. Allí se balancean y juegan durante el día y la noche. Algunas veces se dejan caer sobre mi frente, mi espalda o detrás de mis oídos. Yo las 56
escucho jugar, las escucho bailar y cantar hasta que vuelven a adentrarse a la selva. Me gusta que me hablen, sobre todo cuando escribo. Por eso, al escribir siempre me acarició el cabello, incitando a las historias para que me cuenten algo. Me acarició el cabello para que las historias me susurren sus historias al oído”. Mario Alberto Dulcey “Soy Tatiana, hija de Tumaco, muy dueña del manglar, y muy dueña de aquel sol agonizante que entre amarillo y rojo irradia la belleza más pura en un atardecer sublime y deslumbrante. Soy la niña, soy la mujer, soy la sonrisa y el llanto también; jamás olvidaría ninguna de las aventuras vividas en mi amada tierra, ni siquiera las de más profundo dolor”. Gloria Tatiana Benítez (Tumaco) “Estando fuera de mi ciudad natal entendí que para mí Buenaventura era cómoda, muy cómoda, y por eso siempre estaba meciéndose en un sillón; por el lado de casa, permanecer en esta significaba inmovilidad y era algo que no me permitiría crecer, por ello mi decisión de irme, de tropezar, de parar cuando fuera necesario y continuar caminando”. Victoria Hurtado (Buenaventura) “El aguacero tiene el artilugio de atraparme en el pasado. Las primeras gotas que caen pausadamente sobre los techos anuncian el baile frenético de los recuerdos que después, en apresuradas gotas se desgranan, sobre todo, llenando de nostalgia cada pensamiento”. Lorena Torres (Buenaventura) “El Chocó es un lugar mágico, y no lo digo solo por los mitos del Riviel o la Tunda, las interminables vetas de oro y de platino que compiten con los paraísos de pedrería de Las mil y una noches sino también por sus plantas llenas de encantamientos, remedios eficaces contra los males del cuerpo y el alma, sus selvas pobladas por voces de antiquísimos espíritus y porque sus animales le avisan a la agente cuando la muerte se acerca; allí coexiste la pirotecnia verde de la naturaleza, la humedad del aire casi palpable y la ‘calentura’ de la gente”. Gustavo Rojas (Andagoya) “Los andenes de la afamada calle Sexta (una de las más importantes a nivel residencial y comercial del centro de Buenaventura, donde se ubicaba la humilde pero acogedora casa de madera donde nací) se convertían en una fiesta. Hombres y mujeres, entre vecinos y empleados de almacenes, sin distinciones de etnia o clase social, embebían sus gargantas con aquella letra que los embriagaba de alegría y sabrosura”. Salvatore Laudicina (Buenaventura) “Mi madre nació en el Chocó, en el río Baudó. No sabemos el año, por eso es una mujer sin tiempo. Cualquier edad es igual. Mi padre es caucano, nació en un lugar intermedio que no alcanza a ser un corregimiento (el Descanso), un espacio tiempo entre Padilla y Río Negro. Ambos fueron enviados muy jóvenes a Bogotá a estudiar y a los dos sus
familiares de acogida los engañaron. Cuando se cansaron de esperar el inicio de clases había pasado mucho tiempo en el cual habían trabajado como niñera y lavaplatos sin salario para sus “tíos”. Lizeth Gómez (Bogotá) “Contaba con diez años, precisamente ese día los cumplía, y me encontraba en el municipio de Cértegui, Chocó, lugar de nacimiento de mi madre, y de domicilio de mi familia materna. Cértegui es célebre por sus dos ríos, Quito y Cértegui. Yo estaba entusiasta porque tendría la posibilidad de disfrutar de sus aguas, pues estábamos en épocas vacacionales y solo en esas fechas mi madre, mi hermana y yo nos desplazábamos desde Quibdó hacia allá”. Yamileth Velásquez (Quibdó) “Empecé a ser mucho más crítica y a querer impartir mis conocimientos con otros chicos, a querer hablar, a no tener miedo de reclamar, de exigir porque hay cosas que nosotros exigimos con tanta lucha (y por lo cual se ha derramado sangre, cuando eso debería ser lo primordial). El paro culminó, pero en mí quedaron las ganas de conocer más el funcionamiento de la universidad, ¿cómo se manejaban las cosas en ella?, ¿a que teníamos derechos? y así, estos conocimientos los usé para el fortalecimiento del grupo folclórico, que no era solo de danzas sino una forma de combatir las injusticias”. Tania Hinestroza “La profesora Anita se dirigió a mí con una mirada intimidante, un tono despectivo y arrogante, una postura rígida y de brazos cruzados, y me dijo: “Hey, you! ¡Péinese! ¡Recójase ese cabello y preste atención a lo que estoy explicando!”. No sabía a quién se dirigía, pues no solía llamar a nadie por su nombre. Cuando supe que me hablaba a mí, confundida ante su comentario, le respondí: “¿Qué me peinó? Mi cabello es así”. No entendía por qué llevar mi cabello al natural era una razón para no atender a su explicación. Como si mi cabello me hiciera menos inteligente y capaz que mis compañeros”. Rosa Cristina Martínez
cuentos, ese es el que más recuerdo”. Yaisa Mariam Rodríguez “Al amanecer, mi abuela —nacida a orillas del río San Juan, en un pequeño caserío que no tenía iglesias o centros de salud— se percató de la ausencia del aparato electrónico, como le decía ella. Pensó quizás que alguien lo había guardado, por lo que no alteró los ánimos y se puso a hacer café. Siendo la mayor de tres hermanos de padre y madre, mi abuela siempre supo cómo cuidar niños, cómo hacer las tareas del hogar: coser, cocinar, asear. En pocas palabras, cómo llevar una casa. Cuando ella tenía nueve años presenció a través de la televisión la muerte de Jorge Eliécer Gaitán, aunque para ese entonces ya no vivía en el Chocó, sus padres la habían enviado a la gran metrópolis del Pacífico: Buenaventura”. Angie Pastrana , Buenaventura “Aquel viejo artefacto (el pilón) pareciera estar destinado a ocupar siempre el mismo espacio; el último rincón de la inmensa cocina campesina. Hasta que llegaba el tiempo de cosechar, momento en el que pasaba a ser el centro de las actividades rutinarias de todas las familias en mi comunidad. Generalmente era operado por hombres, debido a la rudeza de los manducos (mazos de madera) que lo hacían funcionar, aunque también muchas mujeres se le medían a la cuestión, sin importarles que sus cuerpos perdieran lo que hoy llamamos “feminidad”. En definitiva, eran aquellos otros tiempos”. Cleider Palacios , Quibdó
“Estoy dentro de mí, / envuelta en mi propia sangre, / en la sangre que me cubrió el cuerpo / el día de mi nacimiento. / En la misma posición / que conservé durante meses, / en el suave líquido / que vestía / nuestra fragilidad, / absorta y queda, / envuelta en mi embrión, / despierto y me veo, / soy yo / metida en la carne de mi madre. / El doble color del espejo, / el mundo diseccionado /en la luz del parto / y la partida del territorio / amado y perfecto...” Luisa Barcos “Recuerdo que mi libro favorito era Niña bonita (1986), de la escritora brasileña Ana Maria Machado, un cuento sobre una niña negra, muy negra, que por su color tan negro era envidiada por un conejo blanco, muy blanco. El conejo, además de querer ser negro, muy negro como niña bonita, siempre estaba intentando hacer cualquier cosa para saber su secreto o para pintarse de negro. Aunque mi mamá me leyó muchos 57
NUESTRO DESAFÍO: LIDERAR LO INAPLAZABLE Para las comunidades étnicas y la mayoría de las comunidades excluidas, el actual confinamiento no es el primero. Existen otras pandemias que han marcado su existencia. La pobreza y el desplazamiento forzado son evidencia de ello. En el marco del COVID-19, hemos reconocido que el racismo estructural es uno de los grandes desafíos en la agenda global, al mismo nivel de la crisis climática y la violencia contra las mujeres, niñas y niños. Cada uno de estos temas tiene a la desigualdad como factor determinante. Con COVID-19 o sin él, seguiremos procurando vivir más que sobrevivir, nunca ha sido fácil para las comunidades con las que trabajamos. Vamos por más, porque ya no es tiempo de postergar lo impostergable. 58
Pedir lavarse las manos cuando no hay agua potable, educación virtual sin conectividad, quedarse en casa cuando el 90% de las personas viven en la informalidad es una encrucijada tremenda: ¿virus o hambre?
complejidad de los próximos años no va a ser menor. A continuación, nuestras manos visibles y su reflexión, en un especial que hicimos sobre el COVID-19.
Ser líder en condiciones normales puede confundirse con hacer la tarea por la que, en muchos casos, nos pagan. Pero hoy, ante esta crisis existencial que atravesamos, liderar va mucho más allá: es lo excepcional, lo grande y lo profundo que está en juego, y lo que requiere de los mejores pensadores, gerentes y motivadores.
Para aquellos de nosotros que vivimos en la Costa, de pie en los bordes constantes de la decisión, cruciales y solos... mirando hacia adentro y hacia afuera, al mismo tiempo antes y después, buscando un ahora que pueda engendrar futuros”
Liderar organizaciones y cambios sistémicos es muy demandante. Hoy, la supervivencia de sectores completos está en riesgo. Se debe ser muy selectivo para manejar lo urgente y ser estratégico para no morir ahogado atravesando la primera, segunda y las siguientes olas que sucederán. Las preguntas existenciales son: ¿Qué significa liderar hoy? ¿Cuáles son los liderazgos que se necesitan y a qué escala? ¿Puedo ser yo? Estoy convencida de que para todos es un imperativo renovar o abrir espacio a los nuevos liderazgos, que produzcan nuevas transformaciones y nuevos futuros, pues la
Audre Lorde (1978)
ENTRE LA PANDEMIA Y YO Hay que despertar de la falsa normalidad
Teidy Cano, Cartagena Programa de Gestión del Desarrollo para Mujeres Afrocolombianas, maestría Gestión Cultural Potencia Pacífico De manera inverosímil, mi vida diaria se convirtió en el pan de cada día para todos. Todos vivieron los días de encierro que conocí desde muy niña por la escasez de dinero en mi casa. Mis papás debían salir —ambos— todo el día a conseguir algo para comer. Sin duda, son un reflejo de la norma para muchas familias; para otras, la situación incluso es peor. De pequeña entendí que, por razones que no comprendía, la vida era más difícil para mí, así como lo era para muchos de mis compañeros de escuela. Pensar si íbamos a tener dónde vivir o qué comer, si iba a poder estudiar, si mi mamá no podría ir a trabajar más; sentía impotencia de no ser capaz de producir para ayudarle. Viví estrés prematuro, inestabilidad, incertidumbre. Entre la pandemia y yo, nuevamente no es una sorpresa que se hayan agudizado las brechas raciales en las que vivimos. Lo demás es parte de nuestra historia, de esa desigualdad que inequívocamente está cruzada por la etnia. Oí frases muy desalentadoras: que este virus es «cuestión de hambre», que esto ha afectado la salud mental de más de una persona; supe de una familia de diez integrantes que siempre ha vivido en una casa con una sola habitación y no tienen forma de aislar a quienes se han ido contagiando. Pero, a fin de cuentas, ¿quién soy yo? Es sencillo: soy humana, y lo humano me atraviesa. Entre mi cuerpo y el mundo soy mujer, afrodescendiente, ciudadana, con una identidad cultural y una libertad integral. Nací en un contexto y con un contrato social que me asignan estas etiquetas. Y, más allá de la coyuntura y de la presión histórica —no solo mis experiencias de vida y de las de mi comunidad, sino también de las de mis antepasados, de las fracturas sociales que perpetúa la pandemia—, más
allá de todo eso, nuestro espíritu es solidario; nuestra cultura y nuestros saberes nos ayudan a sobrevivir. Nos tenemos y colaboramos entre nosotros para cuidarnos y cuidar de otros. Sigo pensando, en qué puedo hacer yo para que una vida permanente en condiciones de pandemia deje de ser la vida normal para mi gente.
Reducir la pobreza en el marco de esta pandemia implica aumentar la conciencia sobre las desigualdades de género y el impacto de la precariedad de la infraestructura territorial en sus vidas y comunidades; una conciencia social y una corresponsabilidad estatal.
La pobreza tiene rostro de mujer
Salvatore Laudicina, Buenaventura Laboratorio de Literatura Africana y DALE
Milady Garcés, Buenaventura DALE, MingaLab, Escuela de Innovación Comunitaria MIT CoLAb y becaria maestría Gobierno Poder Pacífico U. Icesi
La población LGBTI resiste
Estamos frente a una feminización de la pobreza. Desde allí entendemos el predominio de las mujeres entre la población empobrecida. La pobreza es un fenómeno diferenciado, que afecta de manera específica a las mujeres. Esto, sumado a las secuelas del coronavirus, pone de presente un panorama complejísimo. El coronavirus agudizó la crisis que vivimos en el Pacífico y reveló la sobrecarga que esta ejerce en nuestros cuerpos como mujeres. Somos madres, esposas, hijas y líderes, que asumimos la tarea inacabable de equilibrar y sostener los procesos sociales, comunitarios, políticos y de subsistencia de nuestros hogares y comunidades.
Ser afrodescendiente y miembro de la comunidad LGBTI en el Pacífico colombiano implica una lucha en dos frentes. Como dice Newball Segura, líder juvenil y miembro del colectivo Corporación Social Pacífico Diverso: “significa alzar una sola bandera de lucha contra la discriminación”. La población LGBTI busca mitigar activamente los efectos del coronavirus entre las poblaciones más necesitadas. “Somos conscientes de nuestra responsabilidad social con nuestra gente. No solo se trata de exigir, sino también de dar. Esa es la columna vertebral de nuestro liderazgo: aportar con acciones al cambio. Hay mucho por hacer. Si podemos contribuir con una ayuda o varias ayudas humanitarias, lo haremos. Pertenecemos a Buenaventura”, agrega Newball Segura.
Pese a nuestra motivación, liderazgo y empuje, nos enfrentamos a las dificultades sanitarias, económicas, sociales y psicoemocionales generadas por el avance del virus en territorios precarios. Las desigualdades que sufren las mujeres en estas tierras son ahora más notorias debido a las siguientes condiciones:
Aunque la coyuntura exige acciones prioritarias, el presente también debe seguir su curso. La pandemia no puede ser una excusa para dejar de atender otros frentes; al contrario, debe ser un impulso para las acciones reivindicatorias individuales y colectivas que contribuyan a ese anhelado cambio sociocultural en el territorio.
El desabastecimiento de los hogares El aumento de la violencia intrafamiliar y por razón de género El riesgo inminente de muerte, dada la falta de infraestructura hospitalaria La dificultad de acceso a la conectividad para la educación Las consecuencias psicoemocionales y de salud mental
Buenaventura vive un momento histórico, y no propiamente por el virus. La unión en esos dos frentes, de la población LGBTI y afrocolombiana en medio de la pandemia, deja claro que han nacido nuevos liderazgos en el Pacífico colombiano. Estos liderazgos han comprendido el poder de sus acciones: lo que hagan hoy debe trascender en el tiempo y crear nuevos procesos que incidan sobre el devenir social de sus comunidades.
• • • • •
59
La crisis del ecosistema y las organizaciones en el COVID-19 Las organizaciones sin ánimo de lucro en medio de la crisis Ana Isabel Vargas Tutora, asesora y gerente de Programas Manos Visibles desde 2013 El COVID-19 tiene varias caras: empezó como una crisis de salud, se consolidó como una crisis económica y se está convirtiendo en una crisis humanitaria. Numerosos expertos proyectan las caídas en el Producto Interno Bruto (PIB) de los países y las pérdidas de las empresas, pero muy pocos se han preguntado por la situación de las entidades sin ánimo de lucro o entidades filantrópicas dedicadas al servicio de la comunidad. ¿Qué está pasando con el sector que no busca enriquecerse, pero tampoco puede subsistir si no recibe ingresos? Las entidades sin ánimo de lucro (ESALES) están perdiendo mucho a causa de la pandemia. Una encuesta realizada a finales de marzo por la Charities Aid Foundation of America, que consultó a más de 550 ESALES ubicadas en 93 países, encontró que el 96,5% de ellas se han visto afectadas por la reducción en las contribuciones que reciben. El principal problema de la pandemia es la necesidad de actuar con urgencia, de modo que las ESALES no pueden planear en función de las necesidades agravadas de las comunidades a las que sirven, sino echar mano de las pocas oportunidades inmediatas que les quedan. En estos momentos, la creatividad y la improvisación razonable son más importantes que nunca, pues solo ellas permitirán que las ESALES identifiquen nuevos servicios y líneas de acción que les permitan subsistir y seguir ayudando a los que más lo necesitan. Hoy por hoy no tenemos rutas trazadas ni caminos seguros. Hay que entender que el regreso a la (nueva) normalidad 60
no será fácil y lineal, sino un camino con altibajos. Vale la pena señalar que, pese a sus múltiples limitaciones, las ESALES están dando ejemplo en tanto hacen hasta lo imposible para seguir cumpliendo su labor social. La crisis ha demostrado que el sector sin ánimo de lucro es uno de los pocos –o quizás el único– que respalda a los más necesitados en medio de la adversidad. Aunque no lo parezca, la crisis puede ser una oportunidad para que las ESALES se fortalezcan. Es cuestión de resiliencia, trabajo duro y creatividad. Las organizaciones ciudadanas y sociales en riesgo de extinción Giuliana Brayan, voluntaria, asistente y coordinadora Manos Visibles desde 2011 En medio de la crisis sanitaria, nuestras y nuestros líderes y sus organizaciones se reinventan. Este ha sido el recuento de algunas de las historias. A pesar de las lágrimas que trajeron estos diálogos, nos encontramos con heroínas y héroes del común que no se dejan vencer por el cansancio y siguen dándolo todo por el servicio. Estas y estos líderes no se han rendido. Por el contrario, se han reinventado en medio de la crisis. Después de los diálogos que entablamos, nos queda claro que estas organizaciones: 1. Han reafirmado su compromiso con la comunidad. 2. Han tenido que aclarar los obstáculos que se les han atravesado, así como las herramientas que quieren y pueden conseguir, comprobando la eficacia de los instrumentos que están a la mano. 3. Han aprendido a abrazar el término “proyecto piloto”; son conscientes de que en este escenario de pandemia hay varios retos, y que por ello las pruebas de implementación son necesarias para pasar a otro nivel.
4. Saben que no pueden permitirse descanso en el uso de las redes sociales. En este momento, son sus mejores aliados y deben ingeniarse cualquier método creativo para darse a conocer. 5. Reconocen que juntos son más fuertes. En grupo, pueden ser y hacer más. Con el apoyo de los otros, saben que pueden pedir ayuda y persuadir a sus comunidades para que se embarquen en esta nueva aventura. El camino no es fácil, pero nos lleva única y exclusivamente a pasar del discurso a la acción. Nuestras organizaciones, muchas de ellas culturales, están haciendo todo lo posible para reducir el riesgo de su extinción.
Cultura y reinvención
Y la infraestructura emocional, ¿qué? Paula Moreno, Presidente Manos Visibles En las últimas semanas hemos hablado con sentido de urgencia sobre la infraestructura hospitalaria. Como ciudadanos, aprendimos que el número de camas y respiradores son temas que nos deben importar, al igual que el bienestar y la protección del personal médico (todavía muchos sin recibir su pago de varios meses); sentimos el imperativo de cuidar a quien nos cuida. Hemos evidenciado que la infraestructura hospitalaria tiene múltiples fallas y, en algunas regiones, está colapsada, pero un tipo de infraestructura distinta nos sigue sosteniendo: la cultura, como soporte emocional y espiritual de este país. Sin música, libros, películas, movimientos, etc., ¿cómo resistiríamos las condiciones actuales? Sin embargo, de manera paradójica, lo más evidente se convierte en lo más imperceptible y secundario. En materia cultural, aquello que sustenta nuestra sanidad mental y emocional parece irrelevante frente a las dimensiones de las medidas de choque que se han
tomado. El distanciamiento social afecta la naturaleza de muchas expresiones culturales basadas en el contacto y la cercanía, por lo cual nuestro sector cultural se enfrenta al gran desafío de su reinvención; debe definir una estrategia de supervivencia y sostenibilidad. Además, tiene la tarea histórica de ayudarnos a entender, registrar y proyectar esta crisis, en la cual de nuevo lo cultural asume la recreación de lo humano. El ejercicio de transformación que se avecina es y será en gran medida una tarea cultural. Se necesitan con urgencia respuestas que correspondan a la escala de lo que está en juego. Colombia es una potencia cultural, y no podemos permitir que esa infraestructura esencial se debilite. Si bien la naturaleza del arte y la cultura ha sido —y más en nuestro contexto— la resistencia, este es un momento para la trascendencia. Hoy, en el Pacífico se reporta un crecimiento del reclutamiento forzado por los grupos ilegales, los niños de la región no tienen conectividad para las clases virtuales, y ahora comienzan a desaparecer las organizaciones culturales que generaban una alternativa real. Hay que reinventarse, pero también generar condiciones para ello. La agenda cultural cambió; no hay tiempo para discutir la dicotomía economía-cultura. Lo urgente es preservar algo básico y esencial: la vida cultural. Tenemos una oportunidad única para reducir las desigualdades culturales, que también son estructurales, actuar en esos municipios donde lo digital no se aplica y lo cultural es el alimento y el salvavidas. Como bien lo dijo André Malraux: “La cultura es lo que, después de la muerte, sigue siendo la vida”.
un consejo inesperado.Una canción en cuarentena puede ser como ese amigo que siempre está a tu lado cuando lo necesitas, que te hace reír y, al mismo tiempo, llorar. En este tiempo que atravesamos, una nota, un intervalo o un acorde puede mudar en súbito remedio para cualquier dolencia. El encierro obligatorio ha elevado los niveles de depresión y de ansiedad. Muchos han encontrado en estas transmisiones pentagramadas un paisaje sonoro de refugio y calma. Las piezas musicales que tocamos en las redes sociales se han convertido en el aire que muchos respiran para encontrar paz y evadir el estrés. Jordi Savall, especialista en música antigua, comparte una pregunta en sus escritos: “¿Cómo es posible que las personas esclavizadas aún quisieran cantar y bailar?. La respuesta es muy sencilla: el canto y el baile, al ritmo de la música, abrían un espacio para la expresión y la libertad”. La falta de apoyo estatal nos ha empujado como gremio a buscar nuevas rutas para obtener recursos. Debo reconocer que esas ayudas suplen algunas necesidades, pero son insuficientes y nos mantienen en la incertidumbre. Los mariachis se han ingeniado la forma de llevar serenatas, otros las dan virtuales, recomendadas por amigos o familiares. En nuestro Pacífico se recorren las calles de los barrios a merced de los regalos de los residentes. Otros tocan para ganar más seguidores o reconocimiento, o simplemente por deseo de interactuar con quienes los escuchan.
Y la música, ¿para qué? Darwin Perea Becario maestría en Gestión Cultural, responsable Cultura Manos Visibles
La creatividad, característica de los músicos, ha trascendido a niveles increíbles a lo largo de la cuarentena. El gremio ha estado más unido a la hora de generar contenidos pues ha sido la mejor manera de sentirse libres. Libertad que implica felicidad para los músicos; sin pensarlo, la transmitimos a todo aquel que se conecta a vernos.
Una canción en tiempos de confinamiento se convierte en una melodía que abraza, que acompaña y que brinda
En el Pacífico, las dificultades son mayores, pues carecemos de conectividad óptima para mostrar y
difundir toda la riqueza de nuestra música ancestral. La libertad es el sueño más anhelado que tuvieron nuestros ancestros y nosotros aún la añoramos. En medio del diario “reinvento” al que estamos sometidos, término que ya cae mal en la hermandad musical, hay muchas enseñanzas. La unión que hemos ganado será útil para exigir al Estado la expedición de leyes que amparen a los músicos —y a todo el sector cultural. Además, la creación colectiva permite destilar ideas disruptivas en beneficio de todos. Quiero recordarles que, en momentos críticos, nacen grandes ideas. Esta es una oportunidad para pensar, repensar, crear y actuar. Es tiempo de motivar nuestro intelecto y avivar la caja de ideas. En una de sus canciones, el maestro Jairo Varela Martínez dice que “En las buenas y en las malas siempre hay una carcajada”. De momento, colegas, les regalo una coma, para que sigamos escribiendo una linda historia musical por nosotros y por nuestros territorios. Que nunca se desvanezcan las ganas de soñar. La importancia de soñar y visualizar lo que queremos Soñar despiertos es soñar con los pies en la tierra posibilidades concretas. Soñar, de hecho, fue una palabra usada en la antigüedad como sinónimo “de visionar con inusual claridad, orden y significado” imágenes y hechos que se iban a concretar. Así que soñar es, en realidad, ser visionarios. Por lo tanto, es la hora de ser visionarios desde un contexto moral que no excluya a nadie, que no segregue ni separe, sino que piense en cada generación futura como un grupo de seres conectados a un entorno natural a los cuales hay que respetar y permitir trascender. El economista y escritor senegalés Felwine Sarr recordó que, en su país, para afrontar la crisis del coronavirus, los académicos crearon grupos de trabajo por campos para anticipar el impacto en términos de transporte, turismo, comercio, cultura y sector informal. Fueron 61
capaces de visionar las mejores medidas para garantizar a sus habitantes ingresos más sostenibles y estables. “Es una gran demostración del impacto que puede tener la sociedad civil. Cuando el mundo predijo lo peor, trabajamos para proporcionar una respuesta adaptada a las especificidades de nuestras sociedades… La pandemia nos mostró la necesidad radical de cambiar nuestra relación con la ecología, el consumo excesivo y el exceso económico e industrial. El cambio tendrá que expresarse en términos concretos, a través de la acción social y la fuerza colectiva”. Así es, y las dinámicas lo demuestran. Martin Luther King dijo tener un sueño. Lo dijo con convicción, intensidad y con toda la intención puesta en sus palabras. Su sueño fue tan poderoso que transformó lo conocido, abrió caminos y zanjó una brecha trascendental en la historia. Manos Visibles también tiene grandes sueños. Una vez superada la década actual de transición inicia esta década nueva en la que nuestro sueño conducirá a la transformación de los liderazgos y abrirá el camino de la trascendencia. Los líderes conectados a las redes de Manos Visibles son, de por sí, visionarios: tienen una perspectiva de futuro soñada y forjada por la resistencia; tienen talento y elementos de juicio, ganas y valor; se esfuerzan por cambiar los tópicos y las dificultades actuales para reconvertirlas en oportunidades. Soñamos un futuro posible construido desde la periferia. Trabajaremos para que así sea. Lideraremos ese cambio para que pueda ser. Algunas visiones para construir esos nuevos futuros precisos y concretos para esta nueva década, son: Una apuesta por un liderazgo intercultural y diverso, de vanguardia en su integralidad. Es decir, un liderazgo que permita entrar a los que han permanecido fuera, tanto a nivel local, regional y nacional como global. Ese liderazgo es afrodescendiente, indígena, mestizo, de la población en condiciones especiales o denominada con 62
discapacidad, al igual que mayoritariamente de mujeres. Este liderazgo está llamado a resignificar la palabra élite y su connotación negativa de exclusión, corrupción y abuso por una de servicio, eficiencia y transformaciones efectivas. Su propósito es poner a las identidades como activo e integrar su poder con autoridad moral y ética. En nuestra primera década fuimos más afrodescendientes. En la próxima seremos más amplios. Necesitamos múltiples voceros en múltiples agendas. Una apuesta por las periferias, por los otros Pacíficos de la geografía nacional y global. Nuestra transición natural será continuar en el Pacífico, pero ampliando nuestro trabajo al Caribe y a centros urbanos críticos, como Bogotá, Medellín y Cali. Consolidar nuestro trabajo en las dos costas será la meta. Buscaremos articularla con los nodos de la diversidad que corresponden a las periferias de grandes centros de poder. Asimismo, continuaremos con nuestro intercambio y con articulación con la diáspora africana, incluso planteándonos una plataforma permanente internacional para Afroinnova, con nodos en el continente africano, Europa, Estados Unidos y Brasil. Colombia tiene un rol que jugar en la siguiente fase que se abre hacia la equidad racial. Una visión enfocada en cambiar paradigmas, así como en buscar y materializar nuevas soluciones a viejos problemas. Una red de liderazgo que sea catalizadora de las tareas macro para transformar los colapsos como el de la salud pública, la calidad educativa, la cobertura de agua y saneamiento básico, la economía formal, así como trabajar por la existencia de una sociedad civil fortalecida. Es decir, todo aquello que no da espera. La cultura como el principal activo buscará no solo cambiar narrativas sino realidades, así como dar línea en los nuevos modelos de desarrollo, al igual que en prácticas que definan el destino político, social y económico de la región. Soñamos con un sector cultural que siga siendo muro de contención, pero también una catapulta para impulsar nuevas formas de pensamiento y acción.
Manos Visibles, fortalecida como una organización sin ánimo de lucro de vanguardia, y con una base financiera para la próxima década, contará con un equipo descentralizado y una sede que se convertirá en un gran centro de liderazgo con una perspectiva global, y a la vez, en un centro cultural, de pensamiento y un lugar de permanente encuentro para esos liderazgos de las periferias del país. Allí será posible cocrear, intercambiar experiencias, verse, reconocerse y articularse. Nuestro futuro es poético y estético. Lo estamos visualizando con la riqueza cultural y ambiental de las comunidades y con los liderazgos que nos han nutrido con su esperanza durante todos estos años. También lo visionamos con los recursos, las instituciones y las prácticas que demuestren que el futuro del país surge desde las periferias, y que estas se convertirán en centros de desarrollo y visiones propias. A eso le estamos apostando.
63
manosvisibles 10 AÑOS
© 2020 Corporación Manos Visibles PBX: (57) (1) 3838108 Calle 38 N° 15 - 67 Bogotá D.C.
64