MÁLAGA Café Negro, Café con Libros, Café del Viajero, Librería Luces, Centro Cultural Provincial, Galería Alfredo Viñas, Librería Áncora, CAC Málaga, Hotel del Pintor, Ateneo, Área de Cultura del Ayuntamiento, Centro Andaluz de las Letras. Universidad de Málaga: Comunicación, Filosofía y Letras, Rectorado. MADRID La Fugitiva Librería Café, Ocho y Medio, Sala Triángulo, Café Molar. SEVILLA Librería especializada en arte Un gato en Bicicleta. JAÉN Librería Metrópolis, Café Deán, Biblioteca municipal. RONDA Museo Joaquín Peinado.
Tema del mes Luis Buñuel 04. Perfil The Great Oh! 18. Cine Bergman 1963 20. Escenas ‘Enrique VIII’ 24. Televisión ‘Misfits’ 28. Música José Ignacio Lapido 32. Literatura Agustín Gómez Arcos 36. Arte Dennis Hopper 40. El Cierre 44. Asociación Think Again / Edición Miguel Pradas, Jesús Peña, Sergio Sánchez / REDACCIÓN Sergio Sánchez (behance.net/diecinueve) / Diseño / colaboradores Antonio Gómez Hueso, Emilio Perianes, Irene Urbano, Juan Jesús Millán, Sergio Contreras, Isabel Bono, Juan Gabriel Pelegrina, Estanislao M. Orozco, Fran Sánchez, Nacho Sánchez, Flor Gómez, María Sánchez, Laurent Wauquier, María José Moreno, Antonella Montinaro, Ruth de Frutos, Isabel Vargas López, Tom J. Manning, David Dueñas, Isabel Moreno Caro, Guiomar Díez Puertas, Esther Gómez Cáceres, Marta Díaz, Alejandro Díaz del Pino, Carmen Alcaraz, Manuel España Arjona, Francis Moriel MA 3069-2009 / depósito legal
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/ contacto manualdeusocultural@gmail.com / Miguel Pradas (666 701 142), Jesús Peña (645 623 693) Manual de Uso Cultural es una publicación gratuita de la asociación Think Again. No se hace responsable de la opinión de sus colaboradores. Prohibida la reproducción total o parcial de sus contenidos.
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ARCHIBALDO
POR MIGUEL PRADAS.
'Ensayo de un crimen' o 'La vida criminal de Archibaldo de la Cruz' (1955) conforma junto a 'Él' (1952) un díptico buñueliano negrísimo y desasosegante, repleto de obsesiones y fetichismo, en ataque constante de placer y crimen, con un carácter primitivo y descarnado, con un aire sensual e irresistible. Archibaldo cree que es capaz de asesinar con el pensamiento, justo desde aquel momento de su juventud en que, escondido en un armario y al abrigo de un corsé, anheló y presenció la muerte de una doncella. «Desear no es delinquir», le repetían a Archibaldo, como el eco de su existencia alucinada. En su mente, ese impulso para matar al ritmo febril de una caja de música, con sangre que envuelve acosadora las medias de una mujer en la forma de un río interminable. «Adoro los sueños, aunque mis sueños sean pesadillas», diría Buñuel en ese torrente de vida que es 'Mi últi-
mo suspiro'. A ello se abraza Archibaldo, apasionado y patético, como esa cajita de siete navajas con los nombres de los días de la semana. «Rasúrese usted con máquina, señor De la Cruz», le aconsejan mientras narra sus pulsiones homicidas entre maniquíes que hacen brotar el deseo y lo desahogan, como aquél que enamoraría a Michel Piccoli en el 'Tamaño natural' de Berlanga. «Sí, era placer, el placer de sentirme poderoso», recordaría al rememorar la muerte de la doncella. Pero también el placer de fallar para sentir de nuevo. Como reconocería Buñuel: «Le gusta la frustración, la adora. Busca matar a una mujer y falla. Intenta matar a otra y vuelve a fallar. Se diría que desea fallar, para volver a intentar». Niño mimado, rico de cuna, Archibaldo pasea por la vida con la mirada altiva y el paso desafiante, convencido de que el mundo es apenas un escenario de marionetas.
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EL DEMONIO DE LOS CELOS
POR ANTONIO GÓMEZ HUESO.
Excelente retrato de un paranoico, 'Él' es uno de los mejores films de Luis Buñuel y obra cumbre, junto a 'Los olvidados' y 'Nazarín', de su etapa mexicana. Sorprende que, pese a que han pasado ya 60 años de su estreno, se mantenga de rabiosa actualidad, tanto por su contenido (muy relacionado con la violencia de género), como por su puesta en escena. Se combinan el riguroso estudio de una mente enfermiza con un esperpéntico humor y una feroz crítica a la hipocresía de la moralidad burguesa y al papel represor de la iglesia. La película nos narra el proceso paranoico-destructivo de Don Francisco Galván, un «perfecto caballero cristiano», como lo define el cura, con la idea obsesiva de posesión, que aplica no sólo a sus fincas, sino también a su esposa. La película es tan completa y compleja que la utilizan, como material pedagógico, psicólogos y psiquiatras. Además de mostrar perfectamente las etapas
evolutivas de la esquizofrenia (tensión, insomnio, desconcentración, sentimiento de ser perseguido, cambios bruscos de personalidad, alucinaciones, violencia, etc.), presenta también un rosario de comportamientos fetichistas y anormales: misoginia, voyeurismo, fobias, megalomanía, malos tratos, uxoricidio potencial, podofilia, etc. Pero 'Él', aparte de un perfecto retrato de una locura, es también el testimonio denunciante de las injusticias y vejaciones que ha tenido que sufrir la mujer dentro de una sociedad machista en connivencia con la iglesia e, incluso, con la familia. Los protagonistas (Arturo de Córdova y Delia Garcés) están soberbios. La puesta en escena es perfecta, con un inicio sin palabras, espectacular, y con un final impredecible. En resumen, uno de los mejores títulos de Buñuel, con escenas memorables que han servido luego de inspiración a clásicos como 'Vértigo' o '¿Qué fue de Baby Jane?'. De obligada visión.
Tema delmes
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EL DISCRETO ENCANTO DEL SURREALISMO Alguien dijo que todo exiliado lleva siempre dos mochilas a la espalda, la nostalgia y el resentimiento, y que no podrá desprenderse de ellas durante el resto de su vida. Desde aquel momento cruel en que violentamente es desprendido del cordón umbilical que lo fija a sus raíces. Aún en el caso del hipotético regreso, resulta difícil apaciguar el dolor de la memoria, que se vuelve incapaz de reconocer personas y lugares que se volvieron diferentes, tanto como el que retorna, el mismo Ulises. Buñuel es un paradigma del maño errante, el que tiene que abandonar su país, sin la esperanza del indiano –su padre– sobre un confortable regreso. La guerra civil supuso la imposición del billete de sólo ida para los perdedores. Y las escalas en París, Nueva York o Méjico, fueron sólo estaciones del vía crucis que no lograron sino exacerbar los componentes citados, esenciales en la paleta del artista.
Los gritos de «Vivan las caenas» que aparecen como caprichos de procedencia goyesca en sus últimas películas, su actuación como verdugo –aplicando el garrote vil– en 'Llanto por un bandido', de su presunto sucesor, Saura, y todos los ecos de la España negra, el esperpento filmado, no son otra cosa que el reflejo del dolor, la nostalgia por la Calanda de su infancia, y por el Madrid prodigioso de los años de su generación, finales de los 20, cuando la aurora del arte y la política llenaban interminablemente sus días en la Residencia de Estudiantes. El resentimiento, más explícito que sugerido, como sentimiento ambivalente amor-odio, lo polariza, aparte de mitigar su añoranza imposible por un país perdido, en otros dos aspectos fundamentales de su obra (y de su vida): el anticlericalismo y la misoginia. De cómo con esos mimbres puede conseguirse un cesto prodigioso que encierre
dos docenas de películas imprescindibles, sólo se entiende si creemos en los misterios (gozosos) como el experto religioso D. Luis, que consiguió pasar de blasfemo y hereje a ser propuesto como modelo de beatitud por algunos, debido a su constancia en el anatema. «Habla de mí aunque me detestes, que todo lo aprovecharé». Desde 'La edad de oro' (1930) hasta 'La vía láctea' (1968), una constante. Pero si bien el iconoclasta presta su sello irónico, escandaloso para algunos, sobre ciertas incoherencias eclesiales, es su recalcitrante visión morbosa, francamente patológica, sobre la mujer, la que ofrece innumerables pretextos para que la psiquiatría tome cartas en el asunto. Ofrece un novísimo y personal enfoque cinematográfico en la relación hombre/mujer y presta un singular atractivo a casi todo su cine. Fetichista, necrófilo, sádico, masoquista, o ambas cosas, pequeñas o no tan
pequeñas desviaciones del comportamiento humano que ponen de relieve, incesantemente, esas situaciones límite, en la frontera invisible entre la normalidad y la desviación enfermiza. Quizás la etiqueta de surrealista quede demasiado pequeña, y sobre todo obsoleta, para calificar su estilo, eminentemente buñueliano, claramente inclasificable, único, como el de todos los genios que en el mundo han sido. Descubierto y santificado por los sacerdotes de la escuela parisina, 'Cahiers du Cinéma', pasa de ser un oscuro realizador mejicano a figurar en la galería de los genios consagrados. Hoy, 'Los olvidados' está considerada patrimonio de la Humanidad con todos los merecimientos. 'Viridiana', como una de las cinco películas españolas imprescindibles para nuestra filmoteca e incluso nuestra historia del siglo XX, y él mismo, junto a los otros B, Bardem y Berlanga, como los realizadores españoles motivo de orgullo patrio. Si bien D. Luis siempre prefirió ser comparado con otro B, Bergman, con quien compartía obsesiones y admiración mutua. Impagable toda su etapa mejicana, cine de ínfimo presupuesto e inestimables colaboradores, como Alcoriza o Silvia Pinal y su abnegado marido, el productor Gustavo Alatriste. Escasas y geniales sus películas españolas, aunque españolas lo fueron todas de alguna manera, y posiblemente sobrevalorado, por previsible y reiterado, el final francés. | Emilio Perianes | Pieza gráfica: Irene Urbano
08 los olvidados Después de las películas en clave surrealista y de una etapa de cine comercial, Luis Buñuel dirige su claqueta al film de trama social y denuncia. En 1950, desde el exilio en México y testigo del proceso de configuración social del país, Buñuel rueda 'Los olvidados', película referente de la Edad de Oro del Cine Mexicano, premio a la Mejor Dirección en el Festival de Cannes y Memoria del Mundo por la Unesco. 'Los olvidados' retrata el diario de un círculo social invisible, de 'personajes auténticos con historias reales', donde se denuncian la falta de derechos de los niños y adolescentes en los suburbios de la Ciudad de México, y las consecuencias de su marginación en la violencia como escuela, y el vertedero como metáfora de su destino. Así mismo Buñuel cuestiona los instrumentos con que se afronta esa realidad: el reformatorio y la falsa caridad. El odio, la carencia afectiva, la lucha por la supervivencia, las responsabilidades como cabeza de familia, jornaleros de trabajos forzosos, «Vestido entre jirones, etc., arrebatan Buñuel recorrió los su condición suburbios mexicanos» natural de niños, reducida a unos escasos minutos de juego, como se representa al inicio del film. Vestido entre jirones y con pasos empolvados, Buñuel recorrió los suburbios mexicanos, observando y memorizando las historias que entramaban estas calles. La experiencia directa del espacio se
evidencia en la cuidada escenografía de la película, desde su desaliñada estética. Buñuel sumerge a los personajes en un escenario gris, cruel, aquel en el que se confunden el cuarteo de un suelo árido y el de los pies desnudos de quien lo pisa: Jaibo, quien representa el sadismo de la discriminación social y del poder, oprime y pone a cada uno 'en su sitio', a los indefensos, el ciego don Carmelo y el mutilado, les rebaja a su condición de inválidos; a Marta la convierte en una madre capaz de denunciar a su propio hijo y negarle comida y afecto, y a Pedro, en víctima de una cadena de fatalidades. La escenografía y fuerte carga social, emergente ya en 'Tierra sin pan' o en 'Las Hurdes', son influencia del realismo literario de finales del XIX, de los retratos costumbristas de Galdós ('Tristana') y Baroja ('La busca'), entre otros, y del neorrealismo italiano del siglo XX como 'Alemania año cero' de Rossellini, 'Ladrón de bicicletas' de De Sica, etc. André Bazin también encontró en la película rasgos del Teatro de la Crueldad de Artaud. Luis Buñuel consigue el equilibrio de dos lenguajes que trasladan por igual el canibalismo de las relaciones de estos personajes y sus quejidos arrinconados, no sólo desde el género del realismo sino también manteniendo la mirada surrealista: escenas oníricas como la de Pedro cuando su madre le ofrece un trozo de carne, o en la agonía de Jaibo, donde se entrecruzan en sobre-
impresión su cara, la voz de la madre y un perro. El uso reiterado de la carne y las gallinas simboliza para Buñuel lo 'podrido' de lo reaccionario. Las gallinas son utilizadas como elemento contra el que Pedro descarga su ira, y forman parte del bestiario en otros films que Buñuel explica como una amenaza que emerge del irracional de su infancia. El genio aragonés hubiera continuado el repertorio: una orquesta muda sobre un edificio inacabado, que simbolizaba la falsa promesa de un centro médico social, o un sombrero de copa al fondo de la escena en la que Pedro suplica a su madre que no le abandone. El final de la película rompe con el tratamiento moralista del cine ruso sobre la rehabilitación de la delincuencia infantil; una idea que se reafirma al abandonar el final alternativo que habían reservado en un noveno rollo. El duro realismo testimonial supone la escisión con el melodrama mexicano, a pesar de chocar con las críticas de sindicatos que veían ciertos pasajes exaltando la burguesía, llegando a pedir la expulsión de Buñuel del país. La película de 'Los olvidados' provocó tal impacto que se considera la segunda mejor del cine mexicano. Sin embargo, aquellas 'fuerzas progresivas de la sociedad', en las que Buñuel depositó la esperanza, no reaccionaron ante el huevo que Pedro lanza con ira hacia el 'objetivo', sino que apartaron la mirada, abandonándoles en el surco de su condición. | Guiomar Díez Puertas | Pieza gráfica: Sergio Sánchez
10 De galdós a buñuel, lo malo de ser bueno «Don Rodrigo, ¡qué malo es ser bueno!». 'El abuelo' (1998). Con estas palabras se lamentaba Don Pío a un genial Fernando Fernán Gómez (Don Rodrigo) mientras éste lo consuela en semejante desbordamiento del alma. Es sin duda una de las secuencias más hermosas del cine español interpretada por dos de los grandes, todo ingenio y sensibilidad. Pérez Galdós parecía sentir cierta fascinación por personajes dominados por la bondad, el honor o el deber sin importar el sacrificio que tal hazaña suponga. De igual forma, los vecinos de Nazario, personaje trazado con la misma pluma que Don Pío, quedaron atónitos ante tan solidaria entrega sin lucro alguno. De cualquier forma no es posible una comparación entre ambos personajes, la profunda ternura que me inspira Don Pío en nada se puede comparar con la ambigüedad del cura rural, por otra parte, notablemente conseguida en el filme de Buñuel y que conecta directamente «Es un 'vagamundo' con la lectura quijotesco con una que del 'Nazaconducta intachable» rín' de Galdós hace el autor. Su propia concepción de la religión, que si bien es conocida por un fuerte rechazo hacía el universo teológico, también apunta en esa misma dirección, en sus películas más religiosas queda patente la fascinación hacia el mismo. Todos conocemos la faceta más surrealista
del director aragonés, el humor velado entre los fotogramas de sus películas, la rebeldía hacia el orden establecido. Sin duda, su parte menos visitada, o a la que menos artículos se le dedica, tal vez sea la del cineasta más convencional. Clasificada en su etapa mexicana, 'Nazarín' supone un cambio de línea en su trayectoria, una de sus películas más realistas. Aunque no falto de cierto surrealismo, no es su valor estético lo que más brilla en ella, será, más bien, la narración equilibrada y el ambiguo juego ideológico al que somete al protagonista su mejor baza. Se trata de Nazario, un personaje que recuerda a otros, un vagamundo quijotesco de conducta intachable, seguidor e imitador de Jesús y amante de la Iglesia por la que se verá rechazado. Este santo padre siente una febril necesidad de servir a Dios y a los hombres y, como conocedor y practicante del mandato celestial, no duda durante todo el metraje de la película en seguir el propósito divino aun a coste de su vida, y de la de cada una de los que se cruzan en su camino. Aunque tenía todas las cartas para convertirse en una víctima del chascarrillo fácil, Buñuel sortea con buen gusto estos escollos, y sin llegar nunca a ridiculizar al protagonista evidencia la inutilidad de toda una vida de sacrificio pese a la simpatía que profesa al ahora aturdido hombre. Pero que esta sencilla empatía no nos engañe, tras este afinado trato a Nazario se esconde todo un enjam-
bre de hilos bien articulados donde podemos ver al Buñuel de sus otras películas y, que por momentos, nos lleva a imaginar otra posible lectura más hilarante y atrevida, siempre negada por él. La visión de un cristo que ahora ríe no sabemos bien por qué, un beso que acaba en un mordisco cuasi sádico, la inquietante niña que vaga por una calle vacía o la inesperada ofrenda (una piña) que recibe en los últimos minutos de la película un Nazario más humano, nos devuelven al Buñuel que conocemos. Será en Andara y Beatriz, cual María y Marta a Jesús, donde se refleje claramente el fracaso de cuanto sufrimiento a padecido el cura en su éxodo. Beatriz siempre ha sabido que su fin es volver a los brazos de su amante que, por otra parte, la ha humillado, abandonado e incluso agredido. Andara, sin embargo, se ve obligada a dejarlo cuando la arrestan por un delito cometido al principio del filme. A éstos le siguen una serie de desengaños, daños colaterales e, incluso, muertes que terminan minando la fe del pobre infeliz Nazario. Para algunos –quizá un tanto exagerado– 'Nazarín' supone la versión de Buñuel de la vida de Jesús, sólo que de forma un tanto caricaturizada. Me refiero a la pareja configurada por Andara (la prostituta) y Ujo (el enano) y, entre otros, a las últimas secuencias cuando la sombra de la duda recorre la mente de Nazario –y la nuestra– al ritmo de los tambores de Calanda. | María José Moreno | Pieza gráfica: Juan Jesús Millán
12 Viridiana, erotismo y misticismo Hace poco más de medio siglo, 'Viridiana' había significado la vuelta a España de Buñuel tras sus años de exilio en México. La dictadura franquista consideró la ocasión de instrumentalizar una presunta apertura cultural del régimen concediendo su conformidad para rodar al cineasta aragonés. Que 'Viridiana' llegara a existir de la forma en que existe y recibiese la Palma de Oro en Cannes en 1961 es un milagro en sí mismo. La historia de su creación es tan emocionante, tortuosa y sutil como la propia película. No se estrenaría en España hasta después del fallecimiento del dictador, concretamente el 23 de mayo de 1977. Para entonces, ya hacía mucho que había sido considerada una de las más importantes obras ideadas por Luis Buñuel, cuyo regreso a España, tantos años después de su exilio, no pudo ser más popular y sonado. El guión de 'Viridiana' lo escribiría Buñuel conjuntamente con Julio Alejandro, con quien ya había trabajado en la magistral 'Nazarín' (1959) y que también le ayudaría en futuros proyectos. Es importante recordar que Buñuel empezó en el terreno de la escritura y que buena parte de la fuerza de sus trabajos cinematográficos reside justamente en los textos. Basada en 'Halma' de Benito Pérez Galdós (forma parte de su serie de novelas sobre caridad y espiritualidad cristiana) e inspirada en Santa Viridia-
na, ascética ermitaña italiana preocupada por los pobres, consiguió pasar la férrea censura franquista gracias a esta historia clásica, aunque una parte del argumento original en realidad era fruto de una de las fantasías eróticas adolescentes del cineasta: conseguir acostarse con la reina de España. Buñuel soñaba despierto con la reina Victoria, esposa de Alfonso XIII, tenía entonces catorce años y le parecía muy guapa: «Una noche, la reina se retiraba a sus aposentos, sus doncellas la ayudaban a acostarse y la dejaban sola. Ella bebía entonces un vaso de leche en el que yo había puesto un narcótico irresistible. Un instante después, cuando ella ya estaba profundamente dormida, yo me introducía en el lecho real, donde podía gozar de la reina». Esto es lo que pretende hacer don Jaime (Fernando Rey) con su sobrina novicia Viridiana (Silvia Pinal). Alrededor, la historia de esta mujer, que una vez colgados los hábitos aloja en la mansión a un grupo de mendigos y tiene que convivir con su primo Jorge (Francisco Rabal) y la amante de éste. La parodia del aire litúrgico es subrayada por la elección de los temas musicales: el 'Aleluya' de Händel en la orgía de los mendigos y el 'Requiem' de Mozart en la escena que reproduce 'La última cena' de Leonardo. Esto contribuye a reforzar el contraste entre lo sagrado y lo picaresco, como si se tratase de una pantomima de las narraciones
idealizadoras del Renacimiento, que sin olvidar la influencia del surrealismo y del psicoanálisis, reproducen metafóricamente lo sórdido de la realidad social con una respuesta irónica y de carácter antiheróico. Con producción de Gustavo Alatriste desde México y de Pere Portabella y Ricardo Muñoz Suey desde España, superó la censura franquista porque algunos quisieron ver en ese relato un melodrama sin grandes pretensiones, aunque cuando se estrenó en la última jornada de Cannes todos supieron que se trataba de algo bastante más arriesgado. Buñuel consiguió llevar a cabo ese guión en España porque el franquismo estaba buscando una apertura cultural y supuestamente se trataba de acoger al genio exiliado que había triunfado en EEUU y México, pero esto no salió según las expectativas deseadas. Buñuel logra fundir en 'Viridiana' el realismo con la línea teológica de sus obras y esta mezcla de erotismo y misticismo predomina en la película consiguiendo penetrar en el subconsciente colectivo de la tradición española y liberar las profundidades oscuras del pensamiento de sus prejuicios, tanto sociales como individuales. Lo resuelve en una original mezcla de lo divino con lo diabólico y quizás ésta sea la mejor manera de explicar las ironías del destino de 'Viridiana' y su acogida clamorosa por los públicos de todo el mundo. | Antonella Montinaro | Pieza gráfica: Tom J. Manning
14 EL ÁNGEL EXTERMINADOR En sus memorias, Luis Buñuel resumió la trama de su película 'El ángel exterminador' con las siguientes palabras: «(…) un grupo de personas que, una noche, al término de una función teatral, va a cenar a casa de una de ellas. Después de la cena, pasan al salón y, por una razón inexplicada, no pueden salir de él». Puede parecer un planteamiento simple, y lo es en realidad, pero solo a primera vista. Un grupo de personas encerradas, y, más aún, por algo que es inexplicable, provoca inmediatamente una serie de condicionantes de gran fuerza narrativa, pues enseguida aparecen en liza la carestía de recursos básicos para la vida, y con ésta, la sed, el hambre, la falta de higiene, la competencia, la superstición, etc. El genial director aragonés maneja todos estos hilos con maestría posibilitando que el espectador se replantee conceptos como la condición humana y el valor de la sociedad. Los avances sociales que suponemos firmemente conquistados por la humanidad, que creemos ampliamente superados, son tan frágiles como la llama de una vela. Con un soplido bien dirigido, basta para apagar su luz. En otras palabras, 'El ángel exterminador' hunde sus raíces en lo social, en la fragilidad de las convenciones sociales con las que nos hemos dotado en pos de la convivencia; un maremágnum, en definitiva, al que se le abren las costuras en cuanto es agitado un poco. Para potenciar el contraste entre la
situación inicial, antes del inexplicable enclaustramiento, y la situación final, la degeneración en la que caen los personajes, Luis Buñuel optó por retratar a la clase alta de la burguesía. El efecto con otros estratos sociales más bajos habría sido similar en cuanto al fondo, pero mucho menos efectivo en cuanto a la forma. 'El ángel exterminador' se rodó en México, cosa que en algunas ocasiones lamentó Buñuel, pues padeció cierta pobreza de medios que suplió con mucho esfuerzo. La película se estrenó en 1962. Buñuel, al presentarla al público, advirtió: «Si el film que van a ver les parece enigmático e incoherente, también la vida lo es. Es repetitivo como la vida y, como la vida, sujeto a múltiples interpretaciones. El autor declara no haber querido jugar con los símbolos, al menos conscientemente. Quizá la explicación de 'El ángel exterminador' sea que, racionalmente, no hay ninguna». Sin embargo, es inevitable tras ver la película preguntarse cosas como: ¿Por qué los personajes no son capaces de franquear el umbral del salón?, o ¿por qué los que están afuera, todos los demás, no pueden entrar en los recintos de la mansión de la calle Providencia?. Es imposible no intentar desentrañar y darles un sentido a la amalgama de sensaciones que 'El ángel exterminador' nos provoca. Buscar nuestra interpretación. El director aragonés es consciente de esta necesidad del espectador y,
desde ese punto de vista, comprendemos mejor estas declaraciones recogidas por J. F. Aranda en su obra, de 1969, 'Luis Buñuel. Biografía crítica': «(…) aquellos que esperen de mí una obra de tesis con un mensaje ¡pueden esperar!. Pero que 'El ángel exterminador' es susceptible de ser interpretado, qué duda cabe. Todos tienen derecho a interpretarlo como quieran. Hay quien le da una interpretación únicamente erótico-sexual. Otros, política. Yo le doy más bien una interpretación históricosocial». En este asunto de las interpretaciones, de la multitud de diferentes opiniones sobre las mismas imágenes, consideramos fundamental (junto al uso de recursos generalmente denostados, como la irracionalidad, los sueños o las repeticiones) el magnífico título, 'El ángel exterminador' –también llamado 'ángel del abismo', Apocalipsis, 9:11–, pues proporciona a la película una mayor amplitud de alcance al retrotraernos a uno de los libros más enigmáticos de la Biblia y a cómo estas visiones escritas por San Juan nos exhortan a los humanos a la autoevaluación. En definitiva, 'El ángel exterminador' es una película sustentada en un enigma: la condición humana. De hecho, el mismo Buñuel, en una entrevista recogida en el libro Buñuel por Buñuel, publicado en 1993, se preguntaba: «¿Por qué no se entienden? (…) ¿Por qué no llegan juntos a una solución para salir de la casa?». | Estanislao M. Orozco | Pieza gráfica: Fran Sánchez
16 LOS BURGUESES TAMBIEN SUEÑAN Los burgueses también sueñan y sus sueños están llenos de estampas de miedo, recelo y aprensión. La imagen que Buñuel ofrece de las clases altas en 'El discreto encanto de la burguesía' es de todo menos condescendiente, presentando al espectador una manzana aparentemente lustrosa pero verticalmente podrida. La cinta fue rodada en Francia (1972) como espacio alternativo a la España franquista en que no se pudo filmar debido a la censura, y ganó un Oscar a mejor película extranjera. En 'El discreto encanto de la burguesía' el humor es una constante, y el sarcasmo y la crítica social asoman sutiles pero contundentes en los diálogos y actitudes del embajador de Miranda, el matrimonio Sénechal, el matrimonio Thévenot y la hermana de Madame Thévenot, personajes vividores todos ellos, entregados en cuerpo y alma al hedonismo y a la frivolidad. Tras un primer amago de cena en un restaurante en el que se está llevando a cabo el velatorio de su propietario, haciéndose la muerte omnipresente desde un principio, los protagonistas se encuentran en diversas ocasiones siempre en torno a una mesa, donde se ven estorbados por otros personajes que aparecen repentinamente e inmersos en situaciones extrañas, no pudiendo llegar nunca a disfrutar plenamente de estas comidas. El maestro Buñuel se esfuerza por esbozar en sus selectos burgueses vicios, defectos y actitudes
propios de una baja calaña humana: acidez y proceder desaprobatorio en sus comentarios, falta de tacto, pura y llana mala educación, lascivia, gula, ira, deslealtad, infidelidad, constante engaño, pasividad ante lo que no les concierne y sobre todo una grandísima hipocresía. Absolutamente corruptos, los tres hombres principales de la película llevan a cabo labores oficiales que sirven de tapadera a sus negocios turbios con drogas, pero el ir a la cárcel casi al final de la cinta, no es sino un pretexto para que una llamada les saque inmediatamente de allí, paradigma del búnker que mantiene a los poderosos al margen de los efectos de la ley. Otros estamentos sociales también están representados por el cineasta surrealista con mirada implacable, especialmente la iglesia, que encarnada en la figura de un obispo sale malparada de la visión buñuelesca, convertido el sacerdote en jardinero de ricos, un pelele que se sienta a la mesa de los poderosos, un cínico que absuelve de frente para ejercer la venganza desde la sombra y a la espalda. El aparato militar y la policía también tienen su espacio en la película, intransigencia para con otros, indulgencia hacia sí mismos. A nivel estructural, el hilo narrativo de la película carece de linealidad, frecuentando el cineasta motivos repetidos y valiéndose a menudo de una disposición en cajas chinas. Como sello
caracteristico la vertiente surrealista y onírica, el mundo de los sueños que aparece infatigablemente soldado con planos reales, dejando al espectador en estado de confusión respecto de la veracidad de lo que ve, desdibujadas las fronteras de la realidad. En esa esfera onírica los muertos resucitan, el subconsciente libera sin barreras sus tensiones en forma de violencia, donde se dibujan los miedos al fracaso frente a la audiencia, al juicio externo o a lo desconocido. Fantasmas que asoman en la esfera de los sueños o un piano de tortura del que brotan cucarachas, espacios oníricos en que se entrometen los deseos y terrores inconscientes de los burgueses, militares y policías. Hay quien ha visto 'El discreto encanto de la burguesía' como metáfora de la imposibilidad de realizar el ideal de libertad, plasmada en los coitus interruptus de las cenas burguesas o en los intentos frustrados de los protagonistas por tener sexo, lo que también podría interpretarse como un presagio del fin próximo de la clase burguesa, dada la necesidad primaria humana de comida y sexo en términos de supervivencia. Otra lectura sugestiva podría llevar a contemplar la cinta en su inextricable urdimbre realidad–sueño como una flecha crítica que apunta hacia la burbuja irreal en que vivían las clases altas de la época, insanamente desconectadas de su tiempo. | Isabel Moreno Caro | Pieza gráfica: Laurent Wauquier
Elperfil
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THE GREAT OH!: GEOGRAFÍA ARTÍSTICA POR NACHO SÁNCHEZ. Los nuevos tiempos que corren nos han enseñado que al sector cultural no le queda otra que reinventarse. Siempre lo ha tenido que hacer, pero quizás, en esta ocasión, se trata de darle una vuelta de tuerca con la intención de buscar espacios, iniciativas, proyectos que cambien las antiguas reglas culturales. La dificultad de muchos artistas para exhibir su trabajo o darse a conocer al gran público es cada vez menor: las redes sociales han permitido dar un gran paso en ese sentido; sin embargo, quizás no sea suficiente para muchos de ellos. «Hay gente muy válida en el mundo que por no cumplir los requisitos de moda del momento no se le da una oportunidad y se quedan a la sombra de todo lo que ocurre. El panorama del arte contemporáneo que vemos en los medios o en ciertos espacios especializados es solo la punta del iceberg de todo lo que ocurre», explican Alejandro Robles y Hadaly Villasclaras. Ambos han buceado mar abajo para descubrir que se escondía bajo ese iceberg y han puesto en marcha el proyecto The Great Oh! en el que están
apostando «por la verdad, por democratizar la información visual, ordenarla y exponerla de una manera coherente, sin filtros, ni preferencias». Porque hay algo muy claro para ellos: «El arte no solo está en los museos, galerías, ferias y otros círculos de difícil acceso». ¿Pero de qué se trata?. Ni más ni menos que de dar la oportunidad a creadores sin la repercusión necesaria como para que le hagan caso «pero que tienen un trabajo de igual o más calidad de aquellos a las que sí se les hace». Y no sólo a ellos, sino también ganan visibilidad los jóvenes escritores de arte, los futuros comisarios y, en definitiva, «por todo aquel con buenas ideas que quiera hacer algo interesante». Así, la web www.thegreatoh.com se convierte en un mapa de arte, de la creación más contemporánea; un proyecto que nace «con la idea de divulgar y hacer accesible la obra de artistas visuales aunados sobre una plataforma virtual que permite el acceso inmediato a su trabajo». En definitiva, una muestra de algunas de las iniciativas más interesantes que se están llevando a cabo en Málaga,
19 Córdoba, Bilbao, Granada y Valencia, aunque Madrid, Sevilla y Barcelona están en camino. Y para formar parte de la web, existe una serie de criterios: innovación, trayecto, experiencia, presencia activa en el mundo del arte, competencia y proyección... «Estamos continuamente a la búsqueda de nuevos creadores del panorama», explican Robles y Villasclaras, quienes cuentan que a veces son los propios artistas los que se ponen en contacto con ellos a través de la web o las redes sociales. Beatriz Ros, Dadi Dreucol, Florencia Rojas, Pepo Pérez, Erika Pardo o Luis Alhama, entre otros, son los artistas malagueños que se dan a conocer actualmente en este proyecto, aunque la nómina, presumiblemente, irá creciendo con el paso del tiempo. «Desde que empezamos a ponernos en contacto con los artistas que nos interesaban para promocionar su trabajo en la web todo ha ido expandiéndose de una manera muy natural», cuentan los responsables de The Great Oh!. Un proyecto que, a pesar del poco tiempo de vida –poco más de medio año– está funcionando muy bien. «Tenemos una visión muy optimista del futuro. Desde que empezamos se nos han ido abriendo muchas puertas y estamos muy contentos y agradecidos por ello», cuentan Robles y Villasclaras, quienes quieren sumar actividades al proyecto: exposiciones, encuentros multidisciplinares, conferencias, talleres… «Todo lo posible por acercar el arte a la gente de una forma sencilla y honesta», concluyen.
Cine
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las cuestiones del cineasta de altura Feliz cumpleaños para dos peliculones de Bergman: 'Los comulgantes' y 'El silencio'. Cumpleaños feliz para estas dos obras que celebran sus cincuenta años y que desde su aparente longevidad, medio siglo, tantas cosas tienen que contarnos aún. 'Los comulgantes' se puede ver hoy como la historia de un hombre que se desmorona. De un edificio que le han construido y que se cae. Más bien un templo. El de la Iglesia. Es la biografía reescrita de cosas que a Bergman le hubiese encantado que le sucediesen a su padre, ese pastor fanático que moldeó el carácter de su vástago con letras de imprenta bíblica y castigos de siglos pasados. Además es un puro thriller de terror psicológico, ese terror
en el que el hombre es un lobo para el hombre, ese terror de los países del norte de Europa, made in Suecia, etc..., –eso, por ejemplo, en países más cálidos es impensable, casi ridículo, pienso en esas conversaciones hirientes donde una pareja sentada en un sofá casi se saca los ojos, es una cosa del maldito frío, hace tanto por allá que es normal que se le dé tantas vueltas al coco, lo siento, últimamente tal vez he hablado mucho de Bergman con amigos brasileños y colombianos– y que, dentro de su filmografía alcanzará su punto culminante en 'Pasión' (¿quién es más peligroso: el sádico que se carga animales en la isla de Färo o la pareja Sydow–Ullmann en horas bajas?).
22 'Los comulgantes', además, tiene como telón de fondo todas las inquietudes metafísicas del hijo de un fanático religioso hábilmente transformado en cineasta (Bergman iba para sacerdote), todas estas cuestiones dadas la vuelta: el silencio de Dios en el Universo, la soledad del hombre en este valle de lágrimas y el tic–tac existencialista que nos anuncia con mala uva que todos somos efímeros (y además funciona como implacable leitmotiv sonoro). 'El silencio', aparte de radiografiar con precisión la acechanza de la muerte en un núcleo familiar atípico, es un ejercicio de estilo acerca de cómo mostrar la guerra en el cine. Porque, está claro, hay dos estilos: el norteamericano, donde con mayor o menor acierto, el espectador se mete directamente en el campo de batalla y, después, el de algunos cineastas serios que con bastante buen tino decidieron dejarla fuera de campo y que sean sus terribles consecuencias las que afecten de manera directa o indirecta a los personajes. «Se puede palpar en su Es decir: la cine: el hombre es un guerra como lobo para el hombre» videojuego o la guerra como lo que es (algo que el Cine nunca podrá captar). En 'El silencio' hay una escena fabulosa que resume todo esto: el niño protagonista mira la guerra desde el vagón de un tren y a través de formas y sombras ésta se representa como una maquinaria irreal y monstruosa,
casi como los juguetes deformados de ese infante o su pesadilla. Terrorífica alegoría del conflicto bélico como mero wargame demente sin ni siquiera tener que filmar una explosión ni un tanque (sólo su reverso, su sombra). Y centrarse en las consecuencias. ¿La guerra como la cruzada de los niños tal cual decía Kurt Vonnegut en 'Matadero Cinco'? O la guerra desde la mirada de un niño sin el caramelo de 'La vida es bella' y compañía. Claro que hay guerras y guerras. Y entreguerras. La generación de Bergman –y eso se puede palpar en todo su cine, el hombre es un lobo para el hombre– quedó marcada por la Segunda Guerra Mundial y, sobre todo, por la Guerra Fría. El pánico nuclear. Esa forma suya de no tratar la guerra (que hasta en películas donde es más evidente como 'La vergüenza' no es una forma televisiva) responde a la tremenda presión psicológica de personas atemorizadas por la bomba atómica. Pavoroso handicap. Tal vez fue Tarkovsky el que mejor lo no-mostró en 'Sacrificio': el sonido de varios cazas y el temblor de unas copas. ¿Hace falta más?. En fin: la guerra, la falta de fe, los discretos devenires sexuales de la burguesía, la falta de referentes, el terror que surge cuando acaba la pasión de una pareja, el pavor a la muerte, los sueños y las pesadillas trasladados a la Imagen... Son algunos de los temas transversales a los que se enfrenta un cineasta de altura. | Miguel Blasco
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‘LAS VENTAJAS DE SER UN MARGINADO’
‘TE Quiero para SIEMPRE’
'moonrise kingdom'
Existen dos tipos de comedias adolescentes. Las de Disney (pastelosas sin mesura, aunque enganchan hasta el punto de sentir compasión de uno mismo) y las del estilo 'El club de los cinco' (1985), que sin llegar a ser obras de arte dibujan un halo de irreverencia y cainismo incompatible con la indiferencia. Las ventajas de ser un marginado es de las segundas. Pese a algunos vacíos puntuales, la trama, a medio camino entre la esperanza y el llanto, es seductora. Stephen Chbosky, autor también del libro en el que se inspira la cinta, mezcla sexo, drogas y psicosis en un cóctel de inadaptación –convertida en nexo de la amistad– sobre el que no dejan de merodear los fantasmas de la traición y el abuso. Además, pone ver a Emma Watson lejos de Harry Potter. | Jesús Peña
Susanne Bier, que más tarde produciría las magníficas 'Hermanos' (2004) y 'En un mundo mejor' (2010), compone en 'Te quiero para siempre' un agridulce triángulo amoroso en el que destaca un gran Mads Mikkelsen, quien estos días encarna al Dr. Lecter en la serie 'Hannibal'. Enmarcada en el movimiento 'Dogma' de Lars Von Trier y Thomas Vinterberg, esta película propone una visión de las relaciones humanas cruda y austera, con ese tono que tan bien le funcionara a Bier en 'Después de la boda' (2006), de nuevo con un Mikkelsen muy acertado. Conflictos de pareja, miedo a la soledad y deseos frustrados se van sucediendo en un entorno que estremece, con muchos espacios vacíos y personajes que aparecen abrumados por la frialdad y la indiferencia de quien les filma. | Miguel Pradas
Las películas rara vez son solamente películas. Lejos de limitarse a un entretenimiento más o menos conseguido de entre 90 y 120 minutos, un filme narra una historia al espectador en un contexto, rodeado de circunstancias y sentimientos que resultan determinantes en su recepción. Y para quienes la infancia no ha sido una etapa de tránsito, sino un hogar al que regresar, el lugar donde los sueños, las esperanzas y «Cautiva a un público en ocasiones la más terrible soledad, hizo su nido, 'Moonrise que guerrea cómodo Kingdom' (Wes Anderson, 2012) en la marginalidad» es el guiño cómplice de compañero. Con una fotografía personal y cuidada, un ritmo propio, interpretaciones magistrales y un humor capaz de conjugar sin artificios la rara mezcla de surrealismo, realidad e irreverencia, esta historia de amor nada sencilla cautiva a un público que no se compadece, sino que guerrea cómodo en la marginalidad y las aguas turbulentas, conocedor de la cruel verdad que esconde la frase «Te quiero, pero no sabes lo que dices».
Susanne Bier, 2002
POR CARMEN ALCARAZ.
Stephen Chbosky, 2012
Escenas
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EL shakespeare olvidado Un día de junio de 1613 el mítico teatro londinense Globe se llenaba para ver la recientemente estrenada 'Enrique VIII' de Shakespeare. Pero la representación no iba a llegar a su fin, una chispa producida por un cañón para efectos especiales incendiaría el teatro hasta sus cimientos. Casi 400 años después, en el pasado 2012, Enrique VIII y toda su Corte volvían al escenario del Globe pero con un 'acento' muy particular, era la primera vez que se interpretaba en español. En el marco de las Olimpiadas Culturales de Londres, el teatro Globe encomendó la representación de 37 obras de Shakespeare a 37 compañías teatrales de diferentes partes del mundo. Las obras serían representa-
das en sus propias lenguas y, además, deberían respetar la iluminación fija y el escenario vacío característicos de esta sala. Rakatá –especializada en textos clásicos y en el Siglo de Oro español– fue la compañía encargada de representar a los hispanohablantes en estas olimpiadas. Y no sólo era la primera vez que unos actores españoles pisaban el escenario del Globe, sino que sorprendentemente fue la primera vez que 'Enrique VIII' se representaba en castellano. 'Enrique VIII' es la última pieza histórica que escribió Shakespeare y aborda la figura del rey inglés protagonista de importantes cambios históricos que ayudaran a configurar el orden político de la Europa actual. Casado por
26 primera vez con Catalina de Aragón, hija de los Reyes Católicos, Enrique se enamoró de la dama de honor Ana Bolena. Ante la negativa de las dos mujeres –Bolena a ser simplemente la amante del rey y de Catalina a aceptar la nulidad del matrimonio–, Enrique decide separarse de Roma e instaurar el anglicanismo. Después de Ana Bolena, a quien el rey mandará cortar la cabeza por delitos de brujería, vendrán cuatro esposas más, pero estas ya no son abordadas en esta pieza. Aunque la obra lleva por subtítulo 'All is true', lo cierto es que no retrata al impiadoso rey que las leyendas describen. Y es que cuando Shakespeare escribió 'Enrique VIII', tan sólo hacía una década que la reina Isabel I (hija de Ana Bolena) había fallecido. Además, no parece ser una pieza en exclusiva de Shakespeare, sino que fue escrita en colaboración con John Fletcher. A esa coautoría es a lo que cierta parte de la crítica atribuye la falta de pulso dramático de la obra y las carencias de profundización en ciertos personajes, como por ejem«'Enrique VIII' es la plo ocurre con última pieza histórica Buckingham. de Shakespeare» La versión de Ernesto Arias (director) y José Padilla (adaptador) no solo se emparenta con Catalina (Elena González) por el origen lingüístico común, sino que exalta y eleva su figura dándole el peso protagonista de la obra. La retratan como una Catalina honorable y justa que no duda en de-
nunciar los impuestos injustos establecidos por Wolsey (Jesús Fuente), o en mantener firme hasta la tumba la fidelidad a ese esposo que la repudia. Para lograr esta adaptación, el equipo directivo ha suprimido escenas, reorganizado otras y reducido personajes –de 40 personajes originales, a 18 de la representación actual–. La crítica dramatúrgica ha alabado, en esa reorganización, la yuxtaposición de escenas como el bautismo de Isabel y la muerte de Catalina, ya que aportan mayor dramatismo a la pieza. Fernando Gil (interpreta a Enrique VIII) ha destacado la actualidad de la obra: «Es un retrato del abuso del poder, de los tejemanejes de los poderosos para enriquecerse y controlar a la gente para ser cada vez más ricos». Pese a participar en un evento relevante como las Olimpiadas Culturales, los organizadores se sorprenden del poco apoyo público, y señalan que, para financiarse, han tenido que recurrir a otros métodos de financiación como el crowdfunding, además de los patrocinadores privados. Por casualidad, maldición o desmerecimiento, por ser una obra considerada menor dentro de la producción shakespeariana, ésta había sido una obra olvidada en España. Afortunadamente, el éxito cosechado en Londres animó a Rakatá a llevar el montaje finalmente por los escenarios españoles. Al Teatro Cervantes de Málaga llegarán los días 9 y 10 de mayo. | María Sánchez
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‘¡AY CARMELA!’
‘la mar de flamenco’ Las mil caras de Jodorowsky
Teatro Echegaray (10 y 11/05)
Teatro Cánovas (15/05)
por ruth de frutos.
En esta producción, Carmela y Paulino (Variedades a lo fino) son dos artistas insig-nificantes de 'escasas luces' y 'mínima conciencia política' que se ven obligados a realizar una improvisada velada artística, patriótica y recreativa para celebrar, en plena Guerra Civil Española, la 'liberación' de Belchite. La acción transcurre media hora antes de salir al escenario, durante la propia representación y cuando Paulino vuelve al teatro, con Carmela ya fallecida. | Teatro Echegaray
La expresión «La mar de flamenco» guarda varios significados: «La mar» es el medio por donde fueron llegando influencias culturales y musicales, creándose a lo largo del tiempo un estilo musical híbrido llamado «flamenco». Por otro lado, es una expresión muy nuestra decir que algo ó alguien es ¡la mar de flamenco!. Éste es el eje del espectáculo que presenta Joaquín Grilo (Jerez de la Frontera, 1968), un bailaor de prestigio que fundó su propia compañía en 1999. | Teatro Cánovas
Chileno de pasaporte y ciudadano de mundo por convicción. Alejandro Jodorowsky se reinventa en cada obra de teatro, cada guión de cine, cada acto que interpreta y cada obra que pule, dibuja o escribe. La magia y la psicoterapia son otras de sus múltiples facetas y, aunque poca gente lo sepa, ofició el matrimonio del excéntrico Marilyn Manson. Durante esta primavera Jodorowsky ha recorrido los teatros españoles, entre ellos el Cervantes de Málaga, en busca de un público que le sorprende más que los protagonistas de los telediarios. «Creo que el banquero y el político corruptos son como marionetas. Yo tengo fe en el ser humano. Al comienzo de este taller (teatral) explico qué es un ser humano. Lo primero que hay que saber es qué somos y establecer que el ego es una máscara que nos ponemos». Las marionetas son otra de las pasiones de este chileno que con su monólogo teatral critica la actual situación mundial: «Creíamos en la política, en la religión, en la economía, en la moral, en todo. Y no éramos felices, éramos esclavos».
Televisión
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La super heroicidad ni-ni
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Community blowblack. La serie de E4, 'Misfits', poco o nada le devuelve a la comuna de superhéroes anteriores. Su ciencia-ficción jocoseria, no pocas veces irreverente y de gástrica crítica social, un cóctel irregular de elementos de la cultura MTV, es una mofa y un allanamiento de morada a la simbología redentora de los superhéroes al uso: Superman, X-Men y compañía. Lejos está también del ambiente cuasi gótico de la trilogía de Nolan o de la deliciosa –aunque malograda– estética cómics de 'Héroes' de Tim Kring. En 'Misfits' sobra la pretensión yanqui de salvar el mundo y eso aflora, sin ton ni son a veces, en su amorfo cocido de argumentos y
nutrientes visuales: filmes como 'Sé lo que hicisteis el último verano' o 'King Kong', videojuegos como 'Grand Theft Auto' o realities como 'Jersey Shore'. Suck my bollocks, powers!.Tras una tormenta eléctrica, cinco jóvenes inadaptados que cumplen un servicio social por delitos menores descubren que poseen extraños poderes. Pero una situación que podría ser motivo de fascinación y que le subiría la adrenalina a más de uno, es vista como algo realmente aburrido. Para los protagonistas los superpoderes son un grano en el culo. Y sólo a veces pueden salvarles la vida. En el fondo tales capacidades suponen una minusvalía metafórica e intensificada de sus personalidades, miedos y deseos.
30 Curtis, por ejemplo, puede rebobinar el tiempo y ve en ello una oportunidad de resarcir su delito por trapichear con cocaína. Pero ya es demasiado tarde para lo que había sido una prometedora carrera atlética, las posibilidades cuánticas del mundo son ya bastante complejas y apenas puede mover ficha sin provocar desgracias a sus allegados. O Simon, un chico retraído y con serias dificultades para relacionarse cuyo poder es la invisibilidad. Esta capacidad resulta doblemente agria: si de por sí ya era tenido poco en cuenta por los que le rodeaban, ahora su nadería se intensifica. A veces los poderes son casposos e irónicos, como el de ese antagonista secundario que se vanagloriaba por tener lactokinesis: capacidad de manipular a distancia los productos lácteos, y lo mismo le daba para cortar la leche, hacer quesitos o asesinar al primero que se hubiese levantado con un Cola-Cao en lo alto. Y, claro, es normal que estos outsiders a veces se basten para doblegar a los oponentes con armas como «Pocas series hacen una bolsa de del lenguaje soez un cacahuetes como ingrediente apetecible» si de criptonita se tratase o un Ipod que evite la melosa voz de sirena de una beata con poder de persuasión cristiana, que intentará convertirlos en «ciudadanos como Dios manda». La religión y la racionalidad que ha organizado el mundo moderno salen mal parados. No es de extrañar pues
que ante las nulas expectativas que la sociedad les ofrece, los protagonistas decidan deshacerse de los poderes y malvenderlos por unas pocas libras. ¿Pero qué opción les queda a una generación malversada que ha de lidiar con una sociedad en la que el dinero manda? Bloody prick, bloody language!. Por la boca muere el pez, pero no hay nada más atractivo que un bocazas insolente, aunque terriblemente simpático, en un grupo de superhéroes ni-ni. Es el caso de Nathan, uno de los grandes hallazgos de 'Misfits'. Este cínico 2.0, algo así como un bonaerense inglés dotado para el arte de los insultos, es para colmo inmortal. ¡Dios, toda una vida consigo mismo!. Pocas series son las que consiguen hacer del lenguaje soez un ingrediente apetecible. 'The Wire' era una buena muestra de ello: sólo utilizando fuck podían montar secuencias magistrales. En este sentido, 'Misfits' es un pulso sociolingüístico excelente. Desde el habla chav de Kelly a lo wasabi lenguaraz de Nathan nos topamos con una bofetada expresiva más allá de los diccionarios. Es ridículo que en el siglo XXI se siga etiquetando como ofensiva esta serie por su lenguaje UK-cata cheli o por su esmirriado contenido erótico, y que nadie se rasgue las vestiduras por el bombardeo continuo de términos y expresiones económicas, porque estas sí que son ofensivas, intencionadamente técnicas y peligrosas. Me temo que, desde ya, misfits somos casi todos. | Manuel España Arjona
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‘IN THE FLESH’
‘LUCKY LOUIE’
Mini-dosis de calidad
Dominic Mitchell, 2013 BBC, miniserie
Louis C.K., 2006 HBO, 1 temporada
POR FRANCIS MORIEL.
Y otra vuelta al género zombie. Pero atentos, no estamos ante el mismo planteamiento que 'The Walking Dead'. Aquí los no-muertos son considerados enfermos por el gobierno británico, que lleva a cabo una campaña para reinsertarlos en la sociedad previo tratamiento en centros especializados. Con la sociedad en contra, ¿qué pensar cuando es un ser querido el que vuelve desde el más allá tras meterse una merendola de ricos y sabrosos cerebros humanos?.
El humorista americano Louis C.K. ya hizo sus pinitos en la HBO hace unos años con una serie de bajo presupuesto donde lo que prima es un magnífico guión que roza lo totalmente absurdo en cada situación, precisamente escrito por el propio Louie y varios comediantes de importancia nacional por aquellos lares. Solo siete u ocho personajes (mención especial al de la hija de Louie o al de Rick Shapiro) consiguen recrear la vida misma desde la locura y la estupidez.
Entre la vorágine de capítulos y temporadas, a veces nos encontrarnos con fantásticas producciones que vienen en frascos pequeños, como los mejores perfumes. Son las miniseries, historias que apuestan por la calidad antes de por alargarse en el tiempo de forma, casi siempre, innecesaria. Hay decenas de ellas para destacar, pero aprovecho estas líneas para recomendar ‘Inside Men’ (2012, BBC). Este drama comienza con un sofisticado atraco a una «Una idea no empresa de almacenamiento de dinero, viendo original con un prácticamente el final de la historia, por lo que desarrollo excelente» toda la adicción de la trama recae en conocer cómo se llega a esa situación. De esta forma y mediante una realización excelente, asistimos a un desarrollo que cuenta con una fuerte evolución de los tres personajes principales, a los que dan vida los actores Steven Mackintosh, Warren Brown (Luther) y Ashley Walters (Five Days), y que se mueven en esos límites morales que tanto nos gustan como espectadores.
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HIRIENDO LA ETERNIDAD Tras la disolución de 091, José Ignacio Lapido inició su carrera en solitario componiendo para otros al principio y atreviéndose a lanzar, en 1999, el que sería su primer disco ('Ladridos del perro mágico'), dejando muy claro desde ese momento que lo onírico iba a ocupar un lugar muy importante en su producción creativa. Tras este largo llegarían el EP 'Luz de ciudades en llamas' y el disco 'Música celestial', creciendo a pasos agigantados álbum tras álbum. Así nos situamos en 2005, donde se encuentra con el sólido muro de las discográficas que no saben apreciar la calidad que atesora el granadino y cansado de golpear puertas, sin encon-
trar a nadie que apueste por él, decide lanzarse a la aventura de crear su propio sello: 'Pentatonia Records'. Bajo el amparo de éste llega 'En otro tiempo, en otro lugar', que consigue poner de acuerdo a toda la crítica, que no duda en lanzar alabanza tras alabanza. Aupándolo al parnaso con el impulso de la belleza y la elegancia de sus versos. Quedando patente, tras esa reacción unánime, que los intereses de las multinacionales nada tienen que ver con la calidad, ni tampoco los del público en general al que le cuesta llegar a la música que se encuentra lejos de los circuitos comerciales. Lapido, mientras tanto, continúa a lo
34 suyo girando por salas y defendiendo sus proyectos a capa y espada. Acostumbrado a transitar por las carreteras secundarias del panorama musical nacional, no se amilana en ningún momento y bajo ningún concepto. Más bien al contrario, continúa fajándose por defender su hueco, su espacio dentro de esa entelequia que es el tejido musical de este país y no deja de facturar discos rebosantes de creatividad, cuidando no sólo el contenido sino también el continente. En 2008 lanza 'Cartografía', en el que vuelve a demostrar su singularidad como compositor y donde su sonido característico es ya marca registrada de la casa. De este álbum Miguel Ríos versionaría 'En el ángulo muerto' y Quique González haría lo propio con 'Algo me aleja de ti'. Aquí ya no sólo coinciden los críticos, sino que los colegas de profesión también lo reivindican como uno de los mejores compositores del país. Pero todo esto sigue sin reflejarse en ventas de discos y los conciertos en recintos de gran capacidad tampoco llegan. En 2010 nos encontramos «Lapido sigue en la con 'De sombras brecha ajeno a los y sueños', disco dictados del mercado» en el que contaría con las colaboraciones de Amaral, Miguel Ríos, Quique González y Quini Almendros. En este álbum, Lapido sujeta los caballos y un sonido contenido marca el devenir de los temas, cosa que no impide que sea nominado como mejor disco de rock en los Premios de la
Música. Pese a todo, el ex 091 continúa sin inmutarse, consciente del lugar que ocupa y sigue su camino junto a su Gibson SG a golpe de acorde. Continuando con esta particular travesía llegamos al pasado mes de abril del presente año que, de momento, es el último puerto y que responde al nombre de 'Formas de matar el tiempo', disco que ocupa el séptimo lugar en su producción en solitario. Viene compuesto por diez temas cuyos pilares están asentados en la sólida base del rock, auténticos dardos envenenados disparados a diestro y siniestro por lacerantes guitarras que dejan los sentidos aturdidos. Este conjunto de canciones no es solo un jalón más en el camino: con este álbum, Lapido ha colocado su particular pica en Flandes. Ha conseguido rizar el rizo, su pluma en esta ocasión ha escalado los catorce ochomil hiriendo la eternidad en buena parte de sus versos y mezclando la cruda realidad con los sueños, lo cotidiano con lo infrecuente, nos ofrece un cóctel explosivo que no deja indiferente a nadie. Pese a que el éxito masivo le ha sido esquivo desde siempre reconforta saber que sigue en la brecha ajeno a los dictados del mercado, forjando con la habilidad y la paciencia de un orfebre su particular cáliz. Valiéndome del impulso de un verso de los muchos sugerentes que se encuentran a lo largo y ancho de esta redonda obra cierro el viaje convencido de que, en esta ocasión, un 'dios' lo ha mirado a la cara. | David Dueñas
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'LA PARTE CHUNGA'
'grace'
Jeff Buckley, 1994
POR FLOR GÓMEZ.
Dos años después de la desaparición de Rockberto, el carismático líder de la banda malagueña, 'La parte chunga' –álbum vital en la discografía de Tabletom– sigue conformando una configuración perfecta entre el reggae, el jazz, el blues, el rock andaluz y ciertas esencias flamencas. Tampoco sería justo analizar uno solo de sus trabajos, puesto que es precisamente la suma de todos ellos la que hace que Tabletom sea esencial en la música andaluza desde principios de los años ochenta. Aún así, siendo seguramente el menos reconocido, este tercer álbum de estudio de nuevo vuelve a ensalzar a la cultura local, ya desde sus letras (tremendas adaptaciones del poeta Juan Miguel González), pasando por la magnífica unión del saxo, teclados y eléctricas con la rota voz del malogrado cantante. | Sergio Sánchez
Comencé a escuchar a Jeff Buckley porque me lo recomendó con vehemencia una buena amiga, ya me había puesto tras la pista de los Smiths, por lo que su melomanía parecía gozar de buena salud. Jeff Buckley, californiano en el que encontraron inspiración Matthew Bellamy –el líder de Muse– y muchos otros, fue un genio iconoclasta que transportó el rock a la más deliciosa escala del arte. No supo, no quiso, hacer de la música una profesión. Solamente editó un álbum: 'Grace' (1994), 58 minutos de armonía psicodélica protagonizada por la fusión de géneros; acompasados en la captividad de una voz trémula y mística, embriagadora y plena, que alcanzó en los pausados acordes de ‘Lilac Wine’, la cuarta en el listado de once tracks, el sublime tributo al poeta. | Jesús Peña
Silbando y sentado en un muelle de la bahía de San Francisco podría estar hoy en día el denominado 'Rey del soul' si aquel accidente aéreo no le hubiese quitado la vida un gélido día de invierno de 1967. Ahora, más de cuarenta años después, Otis Redding sigue entristeciendo los corazones más vulnerables al género con sus baladas, esta vez reunidas en un cuidado recopilatorio que contiene algunos de sus grandes éxitos y otros temas menos notorios. La cubierta de 'Lonely & Blue: «Una antología ya no The Deepest Soul of Otis de canciones, sino de Redding' (Volt Records) imita tristes emociones» los viejos vinilos de Stax, la discográfica que lo dio a conocer en la escena del soul sureño norteamericano, y contiene notas interiores que también trasladan a ese tiempo de descubrimiento de nuevos talentos negros del blues, el jazz y el soul. Una antología ya no de canciones, sino de tristes emociones, a pesar de cuando cantaba sus baladas, Otis Redding era completamente feliz.
Tabletom, 1998
lonely & blue
Literatura
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F U E G O FAT U O La prosa de Agustín Gómez Arcos (Enix, Almería, 1933 - París, 1998) permanecía velada en España hasta que en la editorial Cabaret Voltaire se decidió que era una injusticia. Exiliado en los 60 por el ahogo de la censura, Gómez Arcos encontraría en París y en el idioma francés la voz que aquí se había enmudecido en el rincón de los señalados. A pesar de que se premiaron dos de sus numerosas obras de teatro con el Lope de Vega, las autoridades españolas impedían que fueran representadas. Ése sería el germen del renombrado novelista galo Gomez-Arcos, cuyo grito desesperado sería descubierto en el sótano de un bar parisino mientras servía cafés y una obra suya era interpretada. De ella nacería 'El cordero carnívoro', publicada en 1975 (y editada por Cabaret Voltaire
en 2007). Luego, trece novelas más en francés y su designación como Oficial de las Orden de las Artes y las Letras de Francia en 1995. La ruina de la posguerra («almas como casas bombardeadas, fachadas calcinadas y ventanas sin cristales») es lo que subyace en 'El cordero carnívoro', más allá de los aires de incestuosa homosexualidad que acompañan, en su viaje hacia la edad adulta, a Ignacio, el protagonista. «La casa empezó a pudrirse como un trapo olvidado en algún húmedo sótano», diría mientras la familia iba descomponiéndose y más allá resonaba la orgía de la victoria. «¿Para qué conocer el otro mundo, el 'exterior'? ¿Qué había en él?», se preguntaría entre curas con dientes de caníbal y profesores de bigote prusia-
39 no que fueron capitanes del ejército franquista. Gómez Arcos expone su obsesión por la Guerra Civil y su incidencia sobre quienes no formaron parte del «cataclismo»: nuevas generaciones que nacieron después del conflicto ('El cordero carnívoro', 'El niño pan') y viejas generaciones que se sumergen en la soledad de la pérdida ('Ana no'), víctimas ambas de «la amargura de unos y del triunfo de otros». El inicio de la primavera, para siempre añorado por Ignacio como «un camino nuevo por el que va a transcurrir mi futuro», se antoja inalcanzable, de manera recurrente, para los personajes de Gómez Arcos en los 70 y mediados de los 80. Como a Ana Paucha, 'Ana no' (1977, editada por Cabaret Voltaire en 2009), cuyo viaje crepuscular sería eterno invierno, en busca de un Norte que no sería más que su perdición, rastreando, desde Almería y la desdicha del anonimato, una identidad y algo de esperanza. «La miseria solitaria es un pozo sin fondo», admitiría Ana, con 75 años, a quien el conflicto bélico dejaría viuda y «¿Para qué conocer el con dos hijos otro mundo, el 'exterior'? menos. Visitar ¿Qué había en él?» al tercero, condenado a cadena perpetua por comunista, es el motivo por el que se decide a cruzar la Península a pie, sin apenas dinero y acunando, como un tesoro que se esfumaría, un pan de aceite con almendras y anís. «Es más grande que yo, nunca me necesitó», diría Gómez Arcos de su
personaje, sabia analfabeta consciente de que la muerte aguardaba, con toda la paciencia del mundo, para apoderarse de ella. La represión es plasmada con maestría en 'Escena de caza (furtiva)' (1978, editada por Cabaret Voltaire en 2012), donde Gómez Arcos descorre las cortinas de la verdad 'oficial' del franquismo, amnistía del pasado más vergonzoso. «Nunca había visto tantas caras churretosas, tantas uñas negras, tantas plumas de ave embarradas en fuel-oil, tantas ropas infantiles descoloridas», había narrado Ana Paucha al llegar a la primera ciudad de su trayecto imposible. Era la herencia de la pugna fratricida. Como la que se revela con el protagonista de 'El niño pan' (1983, editada por Cabaret Voltaire en 2006) en un pueblo andaluz cualquiera, donde los vencidos son despreciados y degradados: «En el primer reparto del pan de pobres, él no contó para nada. Ni siquiera pudo hacerse con un pico». El pan es la metáfora de la intransigencia y la venganza; una hogaza común se erigía, a ojos infantiles, en algo único, «casi templo, casi angustia». La casa familiar, salpicada de pintadas color carmesí, era como un cuerpo vivo al que ya no se le oía latir el corazón. Afuera, gritos de «curilla» o «rojillo», esos «epítetos crueles» que retumbarían para siempre en la memoria del niño. «–Dime, si pudieras hacer lo que quisieras con el mundo, ¿qué harías?. –Sólo una cosa. –¿El qué?. –Una hoguera». | Miguel Pradas
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‘PALABRAS / words’
‘No me cuentes tu vida’
villanova university. 10€. 131 PÁGinas.
planeta. 20€. 464 PÁGINAS.
Palabras que cavilan sobre palabras, sobre el ensanchamiento de la tinta en el papel, sobre el acto de respirarse en el poema, en torno a voces arrinconadas, las que quedaron almacenadas en botes de silencio, de no poemas. El maestro chileno Carlos Alberto Trujillo reflexiona en 'Palabras' sobre el grado cero de la creación, sobre los caminos para darle a la voz zarandeada una nueva luz en el papel; y lo hace acunando a la letra en composiciones mayoritariamente breves que transmiten la sencillez y el vigor de las emociones puras, donde prima la nostalgia del que se sumerge en el devenir del tiempo buscándose en una serena desubicación en versos en que intenta aprehender una imagen que se le escamotea. Un poemario ineludible para disfrutar de la caída de la tarde. | Isabel Moreno Caro
La segunda novela de Luis García Montero comienza en el río Henares. La narración se centra en la relación amorosa de Ramón, un veinteañero licenciado, y Mariana, una joven rumana virtuosa del violín que emigra a España y trabaja para la familia de éste. Ateniéndose a la lógica del género novelístico, García Montero construye un testimonio basado en las vivencias de una familia a lo largo de tres generaciones. El hilo conductor será Juan, el padre de Ramón, que contará la historia que su hijo no quiere escuchar y que describe el abismo generacional que se vive entre padres e hijos y la necesidad constante de buscar la esperanza. Aderezado con el toque Montero: un discurso político marcado, el compromiso por bandera y unas exquisitas dotes para escribir / transmitir. | Isabel Vargas López
Carlos Trujillo, 2010
Luis García Montero, 2012
EL DESENCANTO DE NACHO VEGAS
POR ALEJANDRO DÍAZ DEL PINO.
Lo que significó el álbum ‘Cajas de música difíciles de parar’ para la carrera musical de Nacho Vegas no es ya ningún misterio. Alabado por la crítica, sirvió, de paso, para consolidar una leyenda que el propio Vegas se ha encargado de caricaturizar y alimentar casi a partes iguales. Hace unos meses, la editorial Lengua de Trapo publicó, bajo el título de ‘Cajas de música difíciles de parar o el desencanto de Nacho Vegas’, una propuesta biográfica que nos adentra en la génesis del músico a través de la grabación de un álbum que, como ‘Una semana en el motor del autobús’, de Los Planetas, u 'Omega', de Lagartija Nick y Enrique Morente –los dos discos a los que la editorial dedicó previamente sendos libros que completan la colección–, cuenta con los alicientes necesarios para generar un halo sin el que no se entenderían determinados fenómenos musicales. Carlos Prieto es el autor de unas páginas que aciertan al pasar por el lado humano sin dejar de lado –on the wild side– las dosis míticas, irónicas, ¿malditas?, que el seguidor de Nacho Vegas exige y encontrará, sobre todo, en el último tramo del libro.
Arte
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r e b e l d e
c o n
Probablemente os suene Dennis Hopper por 'Easy Rider' (1969), película de culto que dirigió y protagonizó este emblemático actor. Pero lo que nos ofrece el Museo Picasso de Málaga en la exposición 'Dennis Hopper. En el camino', es una amplia selección de sus magníficas fotografías, obras hijas de su tiempo, en las que detectamos el aroma de una época convulsa. El Hopper fotógrafo reduce su actividad a los años sesenta. A través de sus fotografías muestra una gran sensibilidad por el detalle y la elección del momento justo para captar la esencia del tema a retratar. Hopper dice: «Nunca he ganado un centavo con mis fotos. Me costaron dinero pero me mantuvieron vivo. (…) Em-
c a u s a
pecé a hacer fotografías a los 18 años. Paré con 31. (…) A los 25 me casé con Brooke, conseguí una buena cámara y me pude permitir hacer fotografías e imprimirlas. Durante esos años fue mi única salida creativa hasta 'Easy Rider'. Nunca volví a llevar una cámara encima». En 1963, Hopper participa en la marcha por los derechos civiles de Martin Luther King. Ese mismo año coincide con Warhol en la Factory de la calle 47. Hopper se convierte en un miembro más de este grupo de bohemios que, ilusionados en una nueva forma de vida, se oponían al american way of life y a los tabúes de su opulenta sociedad. Como decía Warhol, «en arte, más que comprender y razonar, lo que conviene
42 es oler, tocar, intuir y construir». Hopper está interesado por la totalidad del fenómeno artístico. Muestra una actitud pop a la hora de encarar los retratos que hacía a sus amigos artistas y actores, situándolos en espacios que acaban dominándolos: Lichtenstein y Tinguely en su estudio con su obra fragmentaria, Dennis Conner delante de un rótulo publicitario de otro Conner, Ed Ruscha y el neón o el enrejado característico del downtown urbano reflejado sobre el torso de Paul Newman. Como el pop, Hopper persigue la objetualización de la cotidianidad, pero consigue, además, incluir en este proceso humorístico a sus propios protagonistas. Pero es en los paisajes urbanos que retrata donde mejor plasma su actitud pop. Grafitis, rejas, carteles publicitarios, matrículas de coches, etc., son recursos recurrentes en las obras de artistas pop como Rosenquist, Warhol o Vostell. Con estas emotivas fotografías, Hopper recrea el ambiente de una década maravillosa a la vez que fija los temas visuales más identificables «Retrataba grafitis de la misma. antes de que fuesen En la segunda considerados arte» mitad del siglo XX, la fotografía conecta con gran fuerza con el arte de vanguardia desde su perspectiva social, general y no artística. Fue su aparente falta de cualidades específicas la que la hizo atractiva para el pop art, el arte conceptual y para todo el arte que vino posteriormente.
Sin la carga del peso de la tradición, la fotografía ofreció la posibilidad de reconectar el arte con la vida social tras años de abstracción. No es casualidad que, más o menos en la misma época, personajes del mundo de las letras (Allen Ginsberg), de las artes (Andy Warhol) o del cine (Dennis Hopper), decidiesen valerse de una cámara fotográfica. La utilizan como instrumento para dialogar con la verdad. La pintura nos eleva a la abstracción pero la fotografía nos ancla en lo tangible. Los años sesenta fueron un terreno abonado para los ensayos revolucionarios y la rebeldía. La nueva generación quiso dar testimonio de ellos utilizando el medio más honesto que conocía: la fotografía. ¿Acaso Wim Wenders no se refería a esta cuestión cuando hablaba de la inmoralidad del cine y de la honestidad de la fotografía?. Tom Wolfe denomina el arte de los sesenta como la palabra pintada. Las fotografías de Hopper recrearon este mensaje de una manera innovadora: retrataba grafitis antes de que estos fuesen considerados objetos artísticos; obras que unían forma y contenido, trozos de realidad escupidos brutalmente pero ligados a una pared matérica: la unión posible entre la nueva corriente pop y la vieja, siempre querida, informalista. 'Dennis Hopper. En el camino' se expone en el Museo Picasso de Málaga desde el 29 de abril hasta el 29 de septiembre. | Esther Gómez Cáceres
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DIEGO SANTOS
ANRI SALA
CAC Málaga (hasta 30/06)
POR MARTA DÍAZ.
Gacma presenta la exposición individual 'Me mira, me mira...' de Diego Santos, artista malagueño, ecléctico y multidisciplinar, que se ha cimentado como pintor, escultor, dibujante, fotógrafo o diseñador a lo largo de toda su trayectoria. La muestra de obra reciente, comisariada por el mismo artista, comprende una videoperformance, una serie de 10 cajas de luz retroiluminadas y 15 pantallas de 10” con secuencias de ocho fotografías cada una. | GACMA
Un gesto cotidiano se convierte en el tema central de un video arte en las manos del artista albano Anri Sala (Tirana, 1974). En este caso, es un viaje a través de Arizona lo que capta su atención. La parada en un área de servicio de la autopista y las interferencias que se producen en la radio de su vehículo son el tema central de su trabajo. En 'Air-Cushioned Ride' (2006) el tiempo se detiene, mientras que la banda sonora es lo que en realidad le da movimiento y sentido a su obra. | CAC
A todos los que alguna vez fuimos niños nos hirvió la sangre el día que nuestra madre pensó que ya éramos demasiado maduros para tener juguetes. Afortunadamente, hay quién decidió rebelarse contra esta sensación de vacío y con seis añitos comenzó a guardar celosamente sus tesoros. El resultado: más de 150.000 piezas de 200 artistas, que el coleccionista alemán Selim «Más de un millar Varol ha ido buscando y guardando a lo largo de piezas con carga de su vida. El CAC expone desde hace varias de crítica social» semanas 1.350 de estas piezas en una exposición titulada 'At Home I’m a Tourist'. Sí, habéis leído bien, más de un millar de objetos maravillosos y con una gran carga de crítica social, de artistas contemporáneos de la talla de Banksy, ZEVS, OBEY…, que abarrotan las paredes del Centro de Arte Contemporáneo de Málaga y a las que, por supuesto, hay que dedicar más de una tarde para visitar…, y más de dos y muchas más.
GACMA (hasta 28/06)
El arte de no dejar de ser nunca un niño
Matrícula abierta todo el año Centro concertado de atención temprana, educación infantil, educación primaria, educación especial y rehabilitación del lenguaje y la audición.
Calle Doctor Escassi, 12. CP 29010 Málaga Tel. 952 30 57 46 Fax 952 61 32 51 lpurisimansma@planalfa.es www.lapurisimamalaga.com En Facebook: Colegio La Purísima (Málaga)
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SAN ZOKI Y EL DRAGÓN
POR ISABEL BONO.
Si uno busca dragones encuentra dragones. Pero hay hombres que encuentran sin buscar porque lo son. Mi querido hombre de los ojos de nieve, mi querido hombre del sombrero, que camina melena y barba al viento, mi querido Moisés de ciudad abriendo las aguas de las aceras de París a su paso. Francisco Javier Irazoki. Zoki, el hombre sin «Ira» (dijo su amigo Aramburu), acaba de publicar 'Retrato de un hilo' (Ed. Hiperión), y de un hilo se me quedan suspendidos los pulmones como reliquia expuesta en una urna. Después de 'Los hombres intermitentes' y 'La nota rota' no esperaba poemas breves, casi breves. Este libro será mi nuevo devocionario, con esa preciosa portada que más que un hilo parece el sueño de un dragón de agua (si los dragones soñaran y recordaran lo soñado, si los dragones existieran). Los latidos en la garganta me aseguran que ya me ha contaminado la sangre,
bendita y dulcísima transubstanciación. «Esa búsqueda fluye / para que el hombre no sea / sólo una pausa de la muerte». El tempo, la respiración. Chivite dice que la poesía es respiración, Chivite también sabe, también encuentra. Miro su gesto en la foto como quien reza a Santa Gema Galgani, que no se sabe si es rezo o sólo asombro de su belleza de top model con fondo celeste. Algún día espero tener en la mirada eso que él tiene y tan pocos consiguen (quizá porque tan pocos hay). Hoy respiro mejor. Leer a Zoki siempre me hace sentir mejor persona (como mi dulce Vonnegut, como todos mis dulces santos). Respiro tan bien que abriría la ventana y gritaría: ¡Que alguien me diga cómo consiguen algunos hombres ese gesto de bondad auténtica a pesar del paso del tiempo y sus devastadoras consecuencias!. «Porque lo son», responde el dragón.
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PERO TOCA SALIR
POR SERGIO CONTRERAS.
Hay que estar muy loco para llamar «pasear» a andar durante una, dos, tres horas por estas calles. Por esta ciudad. Sin rumbo. Sin destino. Sin saber lo larga que puede ser esa –esta– hora. Y peor aún, buscando un motivo para hacerlo. Para estar ahí. Cuando la realidad es que sabes que no lo hay y que nunca lo habrá. Pero toca salir. Últimamente anochece más temprano que de costumbre y por más que lo intento no creo que me pueda acostumbrar a sentir la luna palpitando en el pecho todas las eternas noches. La iluminación de las calles no ayuda en absoluto. Todo era distinto antes de la maldita crisis. Ahora los gobernantes han decidido abandonarnos a todos. También a las calles. Disponen de muy pocos recursos para guiarnos y es curioso como se puede observar en ellas una cierta bipolaridad. Unas sí, unas no. Luces encendidas. Luces apagadas. Aunque a veces en según qué barrios, todas no. Pero toca salir.
Suelo parar a tomar un café. Cortado. Intento leer alguno de los libros que siempre quiero terminar. Hoy acepté llevarme a Bolaño. Hago lo indecible por concentrarme y disfrutar de esta hermosa velada romántica. Leo la misma puñetera página cuatro veces. Mejor lo dejo. Saco un cigarro y, por fin, siento que respiro. Luego otra vez sigo hacia adelante. Veo a tipos que corren por esas cuestas como si le fuera la vida en ello. No siento envidia. Empiezo a sentir unos deseos incontrolables de volver a casa. Pero toca salir. La ciudad es realmente maravillosa. Bien organizada. Es mi personalidad. Es mi culpa. Ahora sí. Justo en pleno Chinatown, comienzan a fluir mis auténticos pensamientos. Los más sinceros. «Por favor, póngame unos noodles. Gracias. No ponga nada de picante por favor. Lo odio». A la noche también, la odio. Otra vez vuelvo a coger el autobús de regreso con la comida en la mano. Otra vez la misma pregunta.¿Por qué toca salir?
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el circo y las naranjas
POR JUAN GABRIEL PELEGRINA.
Dos hermanos se turnan para vender naranjas en la acera, junto a la gasolinera. Unas cuantas bolsas a cada lado de la calle y a esperar. En la acera de enfrente nosotros, proyectamos el trabajo del día: Pintar de color turquesa las paredes de un módulo prefabricado que servirá como laboratorio de revelado. El vendedor de naranjas se acerca y nos ofrece su ayuda. Las redes colaborativas se amplifican creando momentos tan sencillos. De un lado, un espacio sociocultural, autoconstruido y autogestionado en la ciudad de Sevilla: La Carpa. Del otro, el vendedor ambulante. Cada uno en un lado de la calle, pero en ella se encuentran cada día. Son nuevas intersecciones. Sin un firme apoyo institucional, desde 2012 está abierto y funcionando. Dos años antes el espacio era usado como aparcamiento de coches y furgonetas. 15 años antes, era un hueco para tirar escombros. 20 años antes, una vaquería abandonada.
La Carpa atiende a la necesidad de descentralizar las propuestas socioculturales de la ciudad, y dotar de unas situaciones artísticas que no se dan unidas, en otros contextos públicos: Huertos urbanos, salas de entreno, espacios multiusos, talleres especializados y escenarios, conforman este terreno. Además de la gestión de este espacio, los colectivos implicados actúan sobre bienes públicos y privados en desuso. A través de programas de reconversión de materiales, activan nuevas formas de interpretar el concepto y la propiedad de lo público o privado: El ciudadano propone usos directos sobre estos bienes manteniendo un compromiso de interés social. Alrededor, un polígono industrial. Un parque. Dos gasolineras. Las vías del tren. La Carpa está situada en los límites físicos de un barrio y también en los límites institucionales. Como los vendedores ambulantes de naranjas.