Extra san mames

Gure lurraren deia

Domingo 26 de mayo de 2013

Noticias de Bizkaia

AGUR SAN MAMÉS FOTO: ZIGOR ALKORTA

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Domingo, 26 de mayo de 2013 Deia

El campo de nuestras vidas

EDITA: Editorial Iparraguirre S.A. Capuchinos de Basurto, 6, 5º-C 48013 BILBAO Tfno: 944599100

Presidente: Iñaki Alzaga Director Editorial del Grupo Noticias: Pablo Muñoz

“Sentimos tristeza y alegría” Urrutia celebra el paso que se va a dar con el traslado al nuevo San Mamés JOSÉ L. ARTETXE BILBAO. En las vísperas del adiós al

viejo San Mamés, Josu Urrutia ordena sentimientos, recuerdos y reflexiones. El tránsito constituye una experiencia única para cada persona que con su simple asistencia a los partidos ha sido testigo y partícipe de la historia del Athletic. Urrutia valora como un honor y un privilegio más que el Athletic le otorga que el cambio de campo coincida con su mandato, pero advierte que en este proceso que ahora culmina el protagonismo está muy repartido y trasciende a los diferentes estamentos rojiblancos, en alusión a las instituciones implicadas. Confía en que los plazos se cumplan y el equipo celebre a mediados de septiembre el primer partido en el nuevo San Mamés.

“Hemos tenido tiempo para hacernos a la idea, unos cuantos años para mentalizarnos. Creo que se va a dar una sensación doble, se van a combinar la nostalgia y la alegría. Y lo

que va a influir mucho es que el nuevo campo está tan cerca que casi no nos vamos a mover, aunque el recinto vaya a ser muy diferente al que hemos conocido. La gente que nos ha precedido, que ha vivido más años que nosotros, sí tendrá más motivos para sentir nostalgia. Esto es como en la familia, que se va el aitite y viene el nieto. Se combinan sentimientos opuestos, de tristeza y de alegría.

Cualquier persona del Athletic va a pasar por esto porque este campo es su historia. Hay que pensar además que el nuevo se va a llamar igual y va a representar de la misma forma al club”.

A Urrutia no le cuesta echar la vista atrás, su archivo mental rebosa de anécdotas, nombres, fechas, números. La primera vez que escuchó la idea de construir un estadio que sustituyese al actual, pertenecía al primer equipo, tenía 28 años. “Entonces se veía como algo muy lejano. No estaba nada claro cómo se desarrollaría el proyecto porque parecía que Bilbao estaba iniciando un cambio profundo y el Athletic debía convencer a la administración y llegar a acuerdos. La idea, cuando se lanzó, estaba mediatizada porque la ciudad

ya había empezado a dar pasos para convertirse en lo que es ahora”.

Celebra que se alcanzasen consensos y especialmente que se respetase la naturaleza urbana del estadio: “Estaba empezando cuando me convocaron para jugar contra la Juventus. Fuimos al Comunale de Turín, donde perdimos 5-1, y diez años después volvimos a jugar con la Juventus, pero en Delle Alpi y el campo estaba vacío. La explicación es que el primero estaba en la ciudad y el segundo en las afueras y la gente no iba. Aquí la afición siempre ha podido venir andando al campo, tranquilamente, y es un detalle muy importante”. Una premisa para aspirar a que no se pierda el sabor que ha caracterizado el espectáculo del fútbol en Bilbao. En este sentido, Urrutia saca a colación a Nick Hornby, escritor inglés y acérrimo seguidor del Arsenal: “Hornby echa de menos Highbury, el campo antiguo, porque dice que con el cambio se ha perdido algo y es que el espectacular Emirates Stadium le parece un aeropuerto, no un campo de fútbol. A nosotros esto no nos va a pasar, entre todos vamos a conseguir que en el nuevo campo haya un clima que

“Nos dimos cuenta de que San Mamés no tenía respuesta para la demanda de la afición” “Conseguiremos que se siga diciendo ‘qué a gusto se juega o se ve el fútbol aquí”

invite a decir qué a gusto se juega aquí o qué a gusto se ve el fútbol aquí, como en el viejo San Mamés”.

Hilando con el comentario anterior, afirma con rotundidad que “de todos en los que he jugado, San Mamés es el mejor campo con diferencia”. No teme ser tachado de subjetivo, tiene la réplica a mano: “Los contrarios te dicen que también para ellos es especial. No me preguntes por qué piensan así, pero es lo que dicen. Es lógico que uno del Athletic lo sienta como su casa y es además donde más veces va a jugar, pero hay algo más, es significativo que los de fuera digan que también ellos lo disfrutan”.

SIN CAPACIDAD DE RESPUESTA Esa sensación placentera que produce La Catedral contrasta con las insoslayables limitaciones de muy diversa índole que presenta y que, más que aconsejar, urgían el traslado. El presidente sabe algo de esto: “El año pasado te das cuenta de que San Mamés no tiene respuesta para la demanda de la afición. Del aforo de 40.000 localidades, más de 36.000 son de los socios y luego hay que vender un cupo de entradas al equipo rival y están los pases, los compromisos

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El presidente

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Director:

Bingen Zupiria Director Adjunto: Iñaki González

Adjunto al Director: Enrique Santarén

institucionales, las invitaciones… En una temporada en la que el equipo funcionó muy bien, tuvimos una serie de partidos muy atractivos en los que no se pudo atender a la gente. Y eso por no hablar de las exigencias que en materia de seguridad marca la UEFA, que no se cumplían o a duras penas. Es verdad que luego vas por ahí y ves campos bastante peores, pero San Mamés se nos ha quedado muy corto”.

Esta visión propia de un responsable institucional, nada tiene que ver con los sueños que proyectaba siendo un alevín: “Nunca olvidas que de niños íbamos a un balconcillo que había en la esquina de la Tribuna Sur. Los jugadores de las diferentes categorías teníamos un pase para entrar allí. Había un banco corrido que sería para diez personas y luego otras diez o quince se quedaban detrás de pie. Tenías que ir muy pronto para coger sitio y no siempre veías el partido sentado porque venían los juveniles y te hacían levantar. Solo quedaba buscarse la vida”. Y un recuerdo más de esa época: “Fui con mi hermano a la Preferencia Lateral, era un partido contra el Salamanca, al que se le goleó y la gente cantaba ¡Todos queremos más!

Ese día le pegué el primer trago a una bota de alguien que estaba al lado. Antes le miré al hermano como para pedirle permiso. Sería en la Liga 78-79 y yo tendría 10 años”.

Así se bautizó Urrutia como espectador en San Mamés y pronto vino la parte más emocionante: “Pisé el césped en el homenaje a Iribar. Tengo

grabado en la memoria la figura del Txopo, con barba y con un jersey de pico. Antes de salir al campo vino a hablarnos, no sé qué nos dijo. Pero imagínate, que él se dirigiese a nosotros, que éramos los jugadores del Alevín y le íbamos a hacer un pasillo...”. De aquí salta al estreno como jugador: “Fue contra el Salmantino, en el año de la huelga en Primera.

Los jugadores del Bilbao Athletic sustituyeron a los del primer equipo en el Pizjuán y los del juvenil a los del filial. Ganamos 2-1. En esa época solía comentar con Ander Garitano, Ritxi Mendiguren y otros lo que tendría que ser jugar con aquel campo lleno, viendo el ambiente que había con el Athletic jugando contra el Sporting de Lisboa, donde estaba Océano, que luego fue a la Real”.

EL SUEÑO CUMPLIDO “Mi debut con el Athletic fue un partido por la tarde contra el Sporting de Gijón, 1-1, goles de Patxi Ferreira y Joaquín, no en ese orden. Para muchos sería uno más, algo cotidiano, pero para mí claro que no, era el primero con el Athletic en San Mamés”. Unos dos centenares de partidos en este escenario mágico después, a Urrutia le llegó la hora de instalarse en la grada. “Fue una semana antes de morir Javi Uria, en junio de 2003. Yo tenía derecho a un partido de homenaje, pero le dije al club que ya me había homenajeado durante mucho tiempo y que, además, no quería forzar a nadie a nada, que prefería una cosa sencilla y así se hizo. Salí al campo con las dos hijas, saludé y ya está”.

Josu Urrutia posa sobre el césped de San Mamés.

Tras este somero recorrido por casi tres décadas bajo la disciplina del Athletic, Urrutia vuelve al presente, que le reserva un protagonismo que él rebaja: “En el Athletic casi todo lo veo como algo que se hace en grupo, en equipo, aunque sea evidente que cada uno tiene que aportar su granito de arena. En esto del campo ha participado muchísima gente y nadie es más importante que nadie.

El destino ha querido que a mí me toque inaugurarlo, pero sé que este campo es el fruto del trabajo, el empeño y la ilusión de mucha gente. Antes he dicho que el homenaje me parecía algo excesivo, no creí merecer un acto así para mí solo, pensaba que ya me habían ayudado y aguantado bastante, las dos cosas, durante años y años. Lógicamente, a la apertura de un campo nuevo, que es algo que pasa cada cien años, hay que darle un realce y me toca representar a la institución. Lo tomo como algo que me produce orgullo y lo contabilizo como un privilegio más que me ha concedido el Athletic”. Antes de acabar el diálogo, Urrutia quiere hacer hincapié en el que sería el penúltimo cometido relacionado con el nuevo San Mamés: “En otros aspectos, a esta directiva solo nos ha correspondido dar algún retoque, porque el trabajo ya estaba orientado, pero el traslado me generaba inquietud, era una operación que entraña una complejidad y podía tener un punto de conflictividad. Sin embargo, tengo la sensación de que este proceso, como se dice de los buenos árbitros, está pasando desapercibido”.

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El campo de nuestras vidas

La afición de San Mamés: Publicamos en este friso fotografías enviadas por nuestros lectores a la página web de DEIA. También incluimos algunos textos que nos han llamado especialmente la atención.

Cien años y creciendo San Mamés nació en 1913 para responder a la dimensión social del Athletic cias enfrentadas, una más en uno de los fondos y una simple valla detrás de la otra portería. La instalación del césped corrió a cargo de Diógenes Orueta y, cómo no, se empleó simiente inglesa, la misma que vestía los estadios de la cuna del football.

JOSÉ L. ARTETXE BILBAO. El campo de San Mamés

construido en 1913 fue un proyecto tan necesario como puede serlo el nuevo recinto que ahora se levanta al lado. Pese al siglo que separa ambas iniciativas, su razón de ser es idéntica: intentar amoldar la dimensión social del club a su contexto correspondiente. Entonces, el fútbol era una actividad que podría catalogarse como incipiente, su desarrollo en todos los órdenes era precario, aunque empezaba a calar en la población, sin duda al amparo del éxito, puesto que el Athletic era un candidato permanente a los títulos y ya había coleccionado un buen puñado. En la actualidad, el fútbol goza de una implantación formidable, es un fenómeno que posee una proyección mediática apabullante y un volumen de negocio que le convierten en el principal espectáculo para la generalidad de la población. Hoy el Athletic se dispone a dar un salto que le debería consolidar en el largo plazo, mientras que cien años antes carecía de una perspectiva nítida, aquella mudanza simplemente trataba de dar una respuesta a la demanda de una afición que disfrutaba del momento álgido de su equipo.

San Mamés es el tercer campo en la historia del Athletic, que en principio se instaló en Lamiako, un antiguo picadero escogido para su esparcimiento por los marineros ingleses que entraban por la ría años antes de la fundación del club y que llegó a tener capacidad para 3.000 espectadores cuando fue utilizado por los rojiblancos. De allí, tras la primera década del siglo XX, hubo un primer traslado a Jolaseta, cuyo césped tampoco debía ser el idóneo para que el pujante Athletic exhibiese sus virtudes, siendo penalizado frente a rivales de inferior nivel, que eran casi todos. Un tercer factor que promovió el rápido cambio de aires al emplazamiento por todos conocido fue lo engorroso que resultaba el obligado desplaza-

TRIANGULAR CON POLÉMICA El 21 de

La apertura de San Mamés fue un gran acontecimiento social. miento en tren de la mayoría de los aficionados, detalle que además encarecía el precio de la entrada.

Jolaseta, que acogió la final de Copa de 1911, tuvo una vigencia efímera como sede deportiva del Athletic, aunque fuera muy celebrada con comentarios a tono con la mentalidad de la época por los cronistas gracias a que favoreció la incorporación de la mujer al fútbol: “Bendito sea el balompié que tan buenas y bonitas cosas nos deja ver”.

El presidente del Athletic, Alejandro de la Sota, convocó el 10 de diciembre de 1912 una Junta General Extraordinaria a fin de poner en marcha la construcción de un campo en Bilbao. Se barajó ubicarlo en un solar de Onchena, en Indautxu, pero finalmente se optó por unos terrenos de los herederos de Novia de Salcedo junto al Asilo de San Mamés, centro que en 1872 había inaugurado Amadeo de Saboya. El asilo se había erigido al lado de una ermita dedicada al Niño Santo

En el campo cabían 10.000 personas y el césped fue traído de Inglaterra Pichichi seguirá ocupando un lugar preferente en el nuevo recinto

Mamés de Cesarea, martirizado en el circo romano el año 273, aunque respetado por el león que, en mansa actitud, le acompaña en su efigie.

De la reunión de socios del Athletic salió la decisión firme de hacer el campo. El prestigioso arquitecto Manuel María Smith empezó a dibujar los planos y se calculó que el costo de la obra ascendería a 50.000 pesetas. A falta de fondos propios, el club abrió una suscripción popular con notable éxito, pues se recaudaron 40.700. Sin embargo, los cálculos se quedaron cortos, dado que finalmente el proyecto necesitó de 89.061,92 pesetas, tal como quedó registrado en acta.

El 20 de enero de 1913 se puso la primera piedra, con la bendición de don Manuel Ortuzar, acto que contó con la presencia de los dirigentes del club, jugadores y varias decenas de aficionados. Smith levantó en siete meses un campo con aforo para 10.000 espectadores, con una tribuna de madera y dos preferen-

agosto, San Mamés abría sus puertas con un triangular. Para la ocasión, los jugadores locales exhibieron bordado en sus camisas un novedoso escudo inspirado en el original de la institución y donde por primera vez figuraban las divisas de Bilbao y de Bizkaia, como en el vigente. En el primer partido jugaron el Athletic y el Racing de Irun, invitado en su condición de campeón de ese año, precisamente a costa del Athletic. Empataron a uno (el tanto visitante llevó la firma de Patricio Arabolaza) y dice la leyenda que Rafael Moreno Aranzadi, Pichichi, fue el autor del primer gol conseguido en el nuevo recinto, un dato de indiscutible trascendencia y envuelto en una desconcertante polémica.

Algunas crónicas difieren de esta versión, que es la que definitivamente ha prevalecido, y adjudican ese primer gol a Seve Zuazo, el ariete del equipo. De lo que no hay duda es de que este dio el primer toque al balón porque efectuó el saque de centro atendiendo la orden de silbato del árbitro Berraondo, pero queda la duda relativa al gol. Ni siquiera el testimonio del propio Zuazo logró despejarla: “Fue Pichichi”, declaró días después en un diario, si bien dicho reconocimiento público pudo obedecer a un intento por rebajar la controversia existente, pues en su círculo íntimo contaba otra cosa. Elegante Seve Zuazo, quien con su gesto contribuyó a agigantar la figura de su compañero, la gran estrella del equipo que pronto alcanzaría la categoría de mito.

El Athletic jugó con Ibarretxe;

Funeraria ARANGUREN Aguirre y García de Andoin, S.L. Móvil 617 468 670 - 71 - 72 TANATORIO Teléfono - Fax 94 712 61 63 C/ Eladio Bustamante, 35 VILLASANA

TANATORIO Teléfono 94 639 06 42 - Teléfono - Fax 94 639 12 31 POLIGONO ARETXAGA 48860 ZALLA

TANATORIO Teléfono 94 610 30 96 Teléfono - Fax 94 680 05 48 El Calvario, 11 bajo 48800 BALMASEDA

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La inauguración del viejo San Mamés

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Solaun, Hurtado; Egia, J. M. Belauste, Izeta; Pinillos, Kortadi, Zuazo, Pichichi y Acedo. Al día siguiente, el Racing de Irun perdió ante el Sheperd’s Bush inglés, 1-3. Y sólo 24 horas más tarde tuvo lugar la final, donde valió un solitario gol foráneo obtenido en la primera parte. Al presidente De la Sota no le hizo gracia esta primera derrota en San Mamés por la ausencia de fair play que observó en el rival y de la que se hicieron eco las crónicas: “Los ingleses son fuertes, temibles y verdaderos maestros en el foot-ball y por estas razones fueron más dignas de censura las zancadillas, cargas y demás procedimientos sucios que fueron empleados para contrarrestar el empuje de los del Athletic”.

CRÓNICA SOCIAL A la cita asistieron

los reyes, Alfonso XIII y Cristina, por cierto con retraso, lo que obligó a detener el juego hasta que se hubieron acomodado en el palco. La apertura de San Mamés fue un gran acontecimiento social, “todo el Bilbao elegante se hallaba en preferencia y tribuna”, profusamente reflejado en los diarios. El prestigioso cronista José María Mateos, de La Gaceta del Norte, se deshizo en elogios: “El nuevo campo, ¿estupendo? Estupendo es poco. ¿Maravilloso? Maravilloso no me parece bastante. ¿Colosalísimo? Puede que más sea ese el juicio que ha merecido el campo que ayer inauguró el Athletic…”. El árbitro Berraondo también aportó su opinión: “Solo el campo del Chelsea puede compararse a este. Ni el Crystal Palace ni ningún otro”.

En los años siguientes, aparte de para encuentros oficiales, el club aprovechó el recinto celebrando amistosos con equipos belgas, suizos, húngaros e ingleses, no en vano seguía habiendo mucho que aprender de los inventores. El Athletic iniciaría un período brillante, conquistando títulos cada año con una plantilla donde Pichichi llamaba poderosamente la atención. Su fama traspasó fronteras y no faltaron intentos de contratarle por clubes extranjeros sorprendidos por su calidad. En 1912, la prensa local le apodó como “auténtico rey del shoot (chut)”, con ocasión de la visita del Racing de París, al que se le despachó con un 3-0 y en cuyas filas actuaba un tal Boucheron, a quien en Francia se adjudicaba dicha condición.

Plantilla del Athletic del año 1914, uno después de la inauguración del campo.

ANTES DE SAN MAMÉS

Solar en el que se instaló el campo.

Una localización ideal con el paso de los años

San Mamés es el tercer campo en la historia del Athletic, que en principio se instaló en Lamiako.

Pichichi fue el primer ídolo que dio el Athletic y su prematura desaparición le convirtió en un icono que ha perdurado hasta nuestros días.

Nació el 23 de mayo de 1892 y falleció el 1 de marzo de 1922, sin cumplir los 30 años. Una enfermedad contagiosa y la ingesta de ostras en mal estado se han barajado como causas de

su muerte, que conmocionó a Bilbao y provocó una inmediata reacción: sólo cuatro días después se organizó un partido de homenaje con el Arenas. Este encuentro se repetiría el 8 de diciembre de 1926, coincidiendo con la colocación en San Mamés de su busto, una obra encargada a Quintín de Torre y costeada por los

bilbainos de a pie. Por delante de esa estatua de bronce han desfilado desde entonces todos los equipos que han visitado por vez primera al Athletic, depositando en su base un ramo de flores a modo de homenaje póstumo a la leyenda rojiblanca, que seguirá ocupando un lugar preferente en el nuevo San Mamés.

En un primer momento, el presidente del Athletic, Alejandro de la Sota, y la Junta Directiva barajaron ubicarlo en un solar de Onchena, en Indautxu, pero finalmente se optó por unos terrenos de los herederos de Novia de Salcedo junto al Asilo de San Mamés, centro que en 1872 había inaugurado Amadeo de Saboya. El asilo se había erigido al lado de una ermita dedicada al Niño Santo Mamés de Cesarea, martirizado en el circo romano el año 273, aunque respetado por el león que, en mansa actitud, le acompaña en su efigie.

De la reunión de socios del Athletic salió la decisión firme de hacer el campo.

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Es hora de conquistar nuevos territorios.

Eskerrik asko San Mames!

Desde 1913 has sido la casa de los leones y la catedral del fútbol. Ahora también serás un recuerdo imborrable en nuestra memoria.

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Pichichi

Aquella rara habilidad...

Le recuerdan como autor del primer gol en San Mamés aunque en su día hubo controversia Murió por unas fiebres tifoideas a los 30 años tras ingerir unas ostras en mal estado

Pichichi fue idolatrado y repudiado en San Mamés, que llegó a exigirle su retirada JON MUJIKA BILBAO. La temprana muerte le convirtió en leyenda, pese a que el viejo San Mamés que le había reverenciado acabó abucheándole y exigiéndole que se marchase. Para entonces, Aurelio Arteta, uno de los grandes pintores de la época, ya le había inmortalizado en el famoso cuadro Idilio en los campos de sport, acodado en una barandilla mientras hablaba con Avelina Rodríguez Miguel, la que más tarde sería su esposa. He ahí la corta y turbulenta vida del sobrino de Unamuno, del primer héroe caído de San Mamés. Estaba predestinado. No en vano, ni siquiera hubo acuerdo el día en que tocó la gloria al marcar el primer gol en San Mamés: mientras La Gaceta del Norte, se lo otorgaba a Zuazo, El Noticiero Bilbaíno concedía el honor a él, a Rafael Moreno, Pichichi.

Antes, mucho antes de que Juan Antonio Zunzunegui escribiese su novela Chiripi: historia bufo-sentimental de un jugador de foot-ball, allá en 1931, donde dejó aquella reseña que rezaba algo así como “la venida de este Mesías futbolístico embraveció más a la afición. El centenar de escritores deportivos que garrapatean en los periódicos bilbainos anunció el nuevo dios en una prosa bíblica...”, al pequeño Rafael ya le llamaban Pichichi. La historia se cuenta pronto y rápido: el mote le cayó encima a los 11 años, cuando desafiaba a los gigantes de más edad en las campas de Deusto, entre driblings diabólicos y una inteligencia capaz de contrarrestar un físico poco atlético. Jugaba en el nombre del gol, dicen.

No se sabe cuándo marcó Pichichi su primer gol. Sí hay constancia de que solía jugar, junto a su hermano Raimundo y otros condiscípulos, en La Campa de los Ingleses. Cuentan los cronicones que el padre de Pichichi, Joaquín Moreno Goñi, abogado y natural de Amurrio, fue elegido concejal en 1895 y durante unos meses de 1896 fue incluso alcalde accidental. Por

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Famoso cuadro de Aurelio Arteta, ‘Idilio en los campos de Sport’. aquel entonces, Rafael estudiaba en los Escolapios, colegio en el que se formó un equipo, el Victoria, que sería el primero de los dos en que militó Pichichi a lo largo de su vida. Huelga decir cuál fue el otro, el mismo que le dio gloria y fama.

Haro, 11 de setiembre de 1921. El Athletic se enfrentó al Erandio en un partido amistoso con motivo de la inauguración del nuevo terreno de juego del Sport Club Haro. Fue este el último partido disputado por Pichichi con el club rojiblanco.

Marcó los dos goles del partido del

amargo adiós. Rafael amaba el fútbol, un deporte cuyas crónicas aparecían en los ecos de sociedad de la época. Así que tras dejar su práctica, ingresó en el Colegio Vizcaino de Árbitros, debutando en el partido amistoso disputado el 18 de septiembre de 1921 entre el Arenas y el Athletic.

El legendario Pedro Escartín dejó escrito que “era un fino interior que tenía una rara habilidad para llegar al gol”, circunstancia que se refleja en las matemáticas. Cuentan, por ejemplo, cómo en aquellos

tiempos el Athletic le endosó 17 goles al Fútbol Club Barcelona en dos partidos amistosos de 1916: 9-1 y 8-0. Y que entre ambos duelos, Pichichi marcó siete goles, aunque le situasen en el interior izquierdo, un clásico 10, con el pañuelo de cuatro nudos anudado a la frente para protegerse de los correajes de aquellos tremebundos balones.

Todo se nubló un 1 de marzo de 1922, por culpa, dicen, de un plato de ostras en mal estado. Rafael, con 30 años, murió por unas fiebres tifoideas. Y su muerte conmocionó a la sociedad vizcaina. Cuatro años más tarde, en 1926, el Athletic —a través del presidente de aquel entonces, Ricardo Irezábal Goti— le encargó al artista Quintín de Torre la realización de un busto del futbolista. El bronce ha cambiado de lugar dos veces hasta su ubicación definitiva, cerca del palco presidencial de San Mamés. Está allí desde hace cuarenta años para mantener vivo el ritual: la entrega de un ramo de flores de manos del capitán del equipo que visita por primera vez San Mamés.

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La fe era un asiento de madera ElescritorRamiroPinillaevocaelviejoSanMamésdelosaños20,30,40y50 ALAIN LAISEKA BILBAO. En el prólogo de la charla

Ramiro Pinilla (Bilbao, 1923) desliza la mirada hacia la mesita de madera y la grabadora que ha posado sobre ella el periodista contando que el cacharro es viejo, pero que le tiene cariño y que por eso no lo cambia por uno nuevo y moderno. Piensa en eso el escritor recostado en su sillón, de espaldas a la luz que se cuela en la salita por la ventana, para concluir que es peligroso tomar cariño a las cosas porque el amor engaña y en desmesura, lo que viene a ser la fe, te hace perder el juicio y la serenidad. Dice que tener fe es como entregarse a un mentiroso. La define como a una gran traidora o el peor veneno que ha podido caer sobre la humanidad. Así, Pinilla se reconoce un humano envenenado. O que lo fue. Un apasionado, “de joven porque la fe es cosa de jóvenes”, de San Mamés y del Athletic. Como su padre.

Su padre era un hombre de clase media-baja que se miraba en el espejo de la moda inglesa que gobernaba la Bizkaia industrial.

Le gustaba vestir bien y adoraba a míster Pentland, el primero de los grandes entrenadores del Athletic.

“Se le caía la baba con él”, recuerda Pinilla, que supo del británico por los relatos de su padre. “Cada vez que ganaban un campeonato los jugadores le quitaban el bombín y lo rompían”. Le destrozaron 13 bombines: dos Ligas, cinco Copas y seis Campeonatos de Bizkaia. “Nunca vi a Mr. Pentland, pero es el entrenador que más se ha fijado en mi memoria”.

De ese armario sin fondo va rescatando recuerdos Pinilla. Se acuerda de un chico de seis años que iba a San Mamés de la mano de su padre. Así heredó la fe. “El campo, el Athletic, el fútbol y las victorias eran todo uno. No es que mi padre me hubiese hablado de un cielo que existía allá y que yo un día pude pisar. Ocurrió todo simultáneamente”. No hay un primer recuerdo ni una primera imagen ni una primera fecha de San Mamés en el archivo de Pinilla.

Cuando se dio cuenta, él estaba dentro del campo y el campo dentro de él. Conquistado.

San Mamés pasó a ser un lugar santo en el ideario de Pinilla. La visita era sagrada. “Cada quince días, el partido de los domingos era clave en mi vida”, relata el escritor; “si el Athletic perdía, regresaba a casa cabizbajo preguntándome: ¿ahora qué me queda en el mundo? Ese pensamiento que es literal

Ramiro Pinilla observa con atención una lámina del Athletic en la salita de su casa. significa la hondura de la tragedia, la imbecilidad de mis 18 años”. Al llegar a casa tan profundamente desahuciado, Pinilla buscaba el modo de sostener su existencia y encontraba consuelo o algo parecido en las aficiones de segunda división. Sacaba tebeos y algún libro que tenía en un pequeño armario y leía para subsistir. “Me tenía que agarrar a ello, supongo que para no morirme”.

Cuando el Athletic ganaba era otra cosa. “Enloquecía. Estaba deseando que pasara la noche”.

Para coger La hoja del lunes y repetir, ver y leer todo lo que ya había vivido 24 horas antes en aquel campo de madera que era el santuario de su fe y, evoca ahora tan entrañable, “como no ha vuelto a serlo nunca”.

Para los que no lo vieron describe Pinilla aquel San Mamés: recuerda la general, donde la gente estaba de pie, y luego, de frente, la preferencia con bancos de madera, un pasillo alto y la tribuna que se alzaba sobre un muro de piedra pero que era también de madera, como la barandilla y los asientos corridos con respaldo. Había unas escaleras que bajaban del vestuario que estaba en el estómago de la tribuna hasta el mismo césped. Un directivo de aquella época decía que era capaz de calcular la calidad

“San Mamés era aquel de madera; el nuevo resultó árido, frío. Ya no era lo mismo”

de un jugador solo con verlo descender por aquella escalinata. Pinilla siempre se sentaba en preferencia. “Era un lugar muy acogedor”.

Como aquel Bilbao de antes de la guerra que tiraba más a pueblo que a ciudad. “Apenas existían coches.

Por la calle solo había carros y poca gente, salvo a la hora del paseo en la Gran Vía”, rescata. En la posguerra, la época oscura, Pinilla se refugió en las salas de cine.

“No me gustaban ni los bailes ni los bares”. Allí vio la luz. “El cine me educó”. Le sedujeron las películas norteamericanas, Clark

“Mi abuelo nos ha pasado sus buenos recuerdos de Bilbao” Mike Hilton, nieto de míster Pentland, desea desde DEIA el mejor de los futuros para el nuevo campo. “Gracias por informarnos del cierre de San Mamés, todos tenemos buenos recuerdos del Athletic y Bilbao que han pasado de mi abuelo, el señor Pentland, a nosotros. Esperamos que el nuevo campo conserve el calor y el afecto generado en el pasado. A tal fin, deseamos la mejor de las suertes para el futuro”.

Gable, Lo que el viento se llevó y John Ford y su Hombre tranquilo.

LA ELEGANCIA DE PANIZO Él, en

cambio, era un apasionado del Athletic que se escapaba con 20 años de la Escuela de Artes y Oficios junto a tres o cuatro amigos para ir a San Mamés. “Allí vi los primeros movimientos sobre el césped de Oceja, Panizo, Zarra y toda esta gente”, cuenta. “No hablábamos con ellos, pero eran como de la familia. Fui un feliz espectador de fútbol por aquellos jugadores”. Vio jugar a dos grandes delanteras: primero, a Lafuente, Iraragorri, Txirri, Bata y Gorostiza; luego, una década después, a Iriondo, Panizo, Zarra, Garate o Venancio y Gaínza. “Detrás vinieron todos los demás que ya no eran aquéllos”.

Le encandilaba Panizo por su silencio, técnica, simpatía y humildad. “Mientras, Gaínza llegó a enemistarse con San Mamés. Tenía partidos malos, el público le abroncaba y él no lo admitía. Tenía muy mala leche”.

Recuerda Pinilla algo del ambiente de las tardes de partido, los cánticos, la animadversión que sentía San Mamés por el Atlético de Madrid –Atlético Aviación– pese a ser un club creado por universitarios vascos, y el respeto que se le

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El viejo campo de madera

procesaba siempre al Madrid. Y sin embargo, no logra borrar de la memoria lo que no vivió. “El partido que se me quedó más grabado es uno que no vi. Estaba navegando y jugó en San Mamés el San Lorenzo de Almagro, un equipo suramericano que practicaba ya el toque, el pase, la técnica depurada.

Empataron a tres. Cuando volví de navegar, durante varios años no dejé de escuchar comentarios sobre ese partido, tanto en la prensa como entre los amigos. Se quedaron todos maravillados, deslumbrados por el juego del San Lorenzo. Y por aquel partido en el que el Athletic opuso su estilo más directo. Creo que fue un encuentro inolvidable”. Pinilla no lo olvida. Porque no lo vio.

Sí vio a Gorostiza volver a San Mamés después de la guerra vistiendo la camiseta del Valencia.

“La guerra deshizo al Athletic. Los jugadores se fueron a América, pero Gorostiza no quiso ir. Era más franquista, se conoce. Fichó por el Valencia y cuando le tocó volver a San Mamés el público le abroncó. ¡Pero el sinvergüenza de él metió un gol de bonito! Tenía un trallazo el tío. Entró por la escuadra como una flecha y nos dejó a todos boquiabiertos”.

Imagen de un encuentro disputado en San Mamés en sus primeros años de existencia.

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“Fue una época maravillosa, pero no lo era porque aquellos jugadores fueran mejores que los de ahora, sino porque nosotros éramos jóvenes. La fe, la pasión, es cosa de los jóvenes. Luego, algún día, algunos despertamos”. Mientras, a otros no les abandona la fe. La mayor muestra de pasión que Pinilla ha visto en San Mamés fue un domingo de principios de los 70 que vio entre la gente de la tribuna a Patxo Unzueta, “periodista deportivo que en aquel tiempo estaba políticamente escondido. Pero era tal su afición que aquel domingo salió del escondite para ver el partido. Yo le conocía y él a mí. Nos saludamos. Cuánta pasión hay que tener por el fútbol y el Athletic para arriesgar la vida, o eso me pareció a mí”. Para entonces, a Pinilla le había abandonado la fe. Se quedó sentada en aquel banco de madera de preferencia. “Aquel campo nunca envejeció para nosotros. La razón de cambiarlo –a principios de los años 50– no la entendimos nunca. San Mamés era aquel, el de madera. El nuevo resultó árido, frío. Ya no era lo mismo. No me gustó el cambio como tampoco entiendo el de ahora, aunque ya no me importa”, cierra Pinilla su relato sobre el viejo San Mamés.

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El campo de nuestras vidas

Llevamos los colores del Athletic en el corazón

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San Mamés y la guerra

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La guerra solidaria de San Mamés En plena contienda bélica, ‘La Catedral’ albergó amistosos para recaudar fondos destinados a luchar contra Franco IBAN GORRITI BILBAO. San Mamés fue campo de

batalla durante la Guerra Civil. Se convirtió en un terreno donde el Gobierno vasco actuó de forma solidaria por sus sueños de retornar a una nueva República, a la libertad de la democracia. Si por los campos guipuzcoanos y vizcainos jugaron como pudieron nacionalistas vascos, socialistas, comunistas y anarquistas; en La Catedral lo hicieron, por ejemplo, fuerzas nacionalistas como el PNV contra ANV. Dos equipos de gudaris que jugaron para obtener beneficios y poder comprar, por ejemplo, el avión Euzkadi.

Durante el franquismo, la hemeroteca recuerda que el campo del Athletic fue pasto de reivindicaciones ante el totalitarismo. Un ejemplo fueron las protestas políticas llevadas a cabo por Eusko Gaztedi en un partido que enfrentó a los leones contra el Betis.

El futbolista Isaac Oceja, capitán del club obligado por Franco a llamarse durante un tiempo Atlético de Bilbao, también tuvo que levantar el brazo al ganar la Copa del Generalísimo. Tuvo que cuadrarse –no lo hizo con muchas ganas, según muestra el NO-DO– ante José Moscardó, uno de los golpistas.

Años antes, en plena Guerra Civil, el 7 de febrero de 1937, germinó la inminente y futura selección vasca de fútbol, luego Euzkadi. Fue en San Mamés. Al menos, dos partidos benéficos entre PNV (Eusko-Gudarostea) y ANV (Eusko-Ekintza) resultaron ser la naturaleza genética de un combinado tricolor que siete décadas después continúa reivindicando la oficialidad. Arrancada la contienda bélica y con Bizkaia aún en resis-

El lehendakari Aguirre, que jugó en el Athletic, sigue un partido en San Mamés. FOTO: DEIA tencia, los mejores futbolistas de la época se enfrentaron para obtener dinero con el que comprar el avión Euzkadi para el Gobierno presidido por José Antonio Aguirre, curiosamente, exfutbolista del Athletic.

El lehendakari promovió una selección que giró por el mundo como altavoz del conflicto, de la existencia de una nación y de la defensa de la tierra vasca ante el totalitarismo sublevado. Algunos de los futbolistas dejaron de ser gudaris por participar en los partidos benéficos y también se dio el caso de dos cambios de bando, como Guillermo Gorostiza y Roberto Echevarría, que acabarían disputando sus partidos apoyando la causa franquista ANV estaba capitaneada por Iraragorri, y el PNV por Mandaluniz.

El duelo tuvo como promotor al periódico Tierra Vasca. Aguirre presidió aquel 7 de febrero el palco de honor junto al secretario de Defen-

Se enfrentaron dos equipos de gudaris para recaudar dinero para el avión ‘Euzkadi’

sa, Joseba Retolaza, y los consejeros Telesforo Monzón y Jesús María de Leizaola; Gracia, Aznar y Aldasoro, el alcalde de Bilbao, Ernesto Ercoreca y Régil, el cónsul de la URSS, Tumanav y también representantes de la aviación destacada en Euskadi.

Eduardo Iturralde –abuelo del excolegiado Iturralde González–, dirigió el encuentro. El marcador concluyó con un 7-5 a favor de ANV. Se sabe que el propio Iturralde tuvo que hacer gestiones para que Langara, preso en el buque Quilates, amarrado en la ría, pudiera jugar el partido.

“Este ha sido un homenaje a los gloriosos aviadores que defienden nuestras vidas”, amplificó por megafonía el lehendakari Aguirre. “¡A un pueblo así no se puede vencer!”, pregonó. Aguirre concluyó con un “Gora Euzkadi!” y un “¡Viva la República!”.

Hubo 19.000 espectadores y se recaudó “un beneficio líquido superior a los 8.000 duros”. Pero la cosa no que-

dó ahí. Hubo revancha, pero antes las selecciones de Bizkaia y Gipuzkoa jugaron en San Mamés.

ANTES DE LOS BOMBARDEOS El 21 de marzo, tan solo diez días antes de los fatídicos bombardeos de Durango, se jugó la revancha entre PNV y ANV. Esta vez, se dio la vuelta al resultado anterior: Terminó con un 3-0 para los del Euzko Gudarostea. El choque se presenció con alineaciones similares a la primera cita, aunque con algunos cambios. Por ejemplo, Julián Ramón –hermano del famoso valencianista Juan Ramón– cedió su lugar a Muguerza. El sobrino de Julián e hijo de Juan, recordó el trágico final de su tío: “Mi padre era del PNV y mi tío de ANV. Después de aquel partido en el que jugó Julián, fue apresado y acabó muriendo en El Dueso. Le torturaron hasta la muerte”.

Hubo otro partido benéfico más, el pro Konsomol, un buque del Gobierno de Euzkadi. El combinado blanco contó con Eguzkiza, Areso, Pablito, Bienzobas, Soladrero, Zubieta, Ruiz, Iraragorri, Mandaluniz, Larrinaga y Gorostiza. El rojo formó a Blasco, Ciriaco, Ahedo Cilaurren (Arana), Muguerza, Marculeta, Larrazabal, Bata, Unamuno, Gerardo y Sánchez Arana. La selección blanca ganó por 7-2. La jornada benéfica se saldó con una triste noticia. Arana sustituyó a Cilaurren a quien advirtieron ya en el campo de que su padre estaba grave. Cuando entró al vestuario le dieron la noticia: su aita había muerto.

Con la selección de Euzkadi, del PNV fueron exiliados Pablito, Areso, Cilaurren y Zubieta. Gorostiza abandonó el combinado para entrar en líneas franquistas y formar parte de la denominada delantera eléctrica del Valencia. El periodista Carlos Bacigalupe, autor del libro Pan en la guerra, analiza estos partidos: “Era una forma de afrontar el porvenir queriendo mucho al Athletic y al fútbol vasco. Se hacían partidos con combinados en San Mamés. Es la pera, la gente acudía. Esto es la cuna del fútbol. Una forma de distraer la tragedia era organizar fútbol como salida para hacer frente a la tristeza”. La guerra también pasaría factura al Athletic.

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Iriondo, Venancio, Zarra, Panizo y Gainza, la delantera más legendaria del Athletic, posa sobre el césped de San Mamés.

El cielo ficha a otra estrella En febrero de 2006 murió con 85 años Telmo Zarraonandia, el mejor goleador de la historia del Athletic y de la Liga IGOR CAMAÑO Cuentan que cuando le entregaron el sexto trofeo Pichichi y le dieron la enhorabuena, las palmadas en la espalda y todo eso, Telmo se volvió y les susurró algo así: –El sexto... de momento. Espero seguir metiendo goles en el cielo.

El cielo cerró ayer el fichaje de uno de los mejores jugadores que ha tenido el Athletic, si no el mejor. Telmo Zarraonandia Montoya viste desde la tarde de ayer la camiseta de la eternidad. Un infarto fatal hizo de silbato arbitral para determinar el final de su partido en este mundo, en el que era, es y será conocido por sus quince temporadas como jugador del Athletic, por sus 354 goles como futbolista profesional y por su exquisito comportamiento dentro y fuera de los terrenos de juego. Tenía 85 años.

El cielo ha fichado otra estrella.

Hace unos meses, el célebre delantero bromeaba con Fernando Lamikiz. “Presidente, fíchame que te aseguro un montón de goles”, le decía Zarra entre risas. Dicho montón no hubiera venido mal tal y como está el panorama. Esta temporada, definitivamente, está gafada para lo rojo y blanco. Por si no había bastante con la nefasta campaña deportiva, el destino se ha empeñado en elevar la

zozobra. Más que rojo y blanco, es un año en rojo y negro.

Con Zarra se van muchas cosas.

Tantas como goles. O más. En los diccionarios de sinónimos y antónimos debiera aceptarse Zarra como sinónimo de gol. Era lo mismo. Han pasado 49 años desde que colgó las botas.

En este casi medio siglo el mundo y la Liga han evolucionado mucho.

Han llegado jugadores de mil sitios.

Los mejores: Maradona, Di Stéfano, Cruyff, Hugo Sánchez, Romario, Ronaldo, Ronaldinho... Todos han estado aquí. Y todos por detrás de Zarra. Ningún crack ha roto tantas redes como Telmo. 49 años después de dejar el verde, Telmo Zarraonandia todavía es, y parece que por bastante tiempo, el máximo goleador de la historia de la Liga (253 dianas en quince campañas; alguna memorable, como la de 1950-51, con 38 goles en treinta partidos). Nadie ha sido capaz de ser el máximo artillero del campeonato seis veces. Nadie excepto él, que lo logró en las temporadas 1944-45, 1945-46, 1946-47, 1949-50, 195051 y 1952-53. El cielo ha fichado una estrella. Está claro.

Todo comenzó en el Asua, su equipo natal. Allí nació Telmo un 20 de enero de 1921. Dos temporadas después de su debut futbolero, pasó al

blanca. Un sueño cumplido; una pasión por despertar. Su calidad y su rendimiento se multiplicaron: cinco goles en su primera campaña con el Athletic, 18 en la segunda. Venía bien. Y les venía bien. Juan Urkizu tejió un equipo que el paso del tiempo catalogó de ensueño. Todo rojiblanco que se precie, como si de los Diez Mandamientos se tratara, sabe recitar alto y claro aquello de Iriondo, Venancio, Zarra, Panizo y Gainza. Costará recomponer una delantera más brillante y más eficaz que aquélla.

“AH, CON QUE TELMO” Sus goles le

Zarra marca a Inglaterra en 1950.

Pitoberetxe. De ahí al Erandio, que por aquel entonces militaba en Segunda División. Su primera visita a San Mamés estaba cerca. El Athletic, también. Los ojeadores rojiblancos quedaron prendados de un joven integrante de la selección vizcaina. Al año siguiente se enfundó por primera vez la camiseta roji-

sacaron billete para la selección española. En veinte partidos marcó veinte tantos. Entre ellos el que endosó al inglés Bert Williams en Maracaná en el Mundial de 1950 y que le hizo famoso de Miranda de Ebro para abajo. ‘‘El gol de Zarra’’.

Se cuenta que ese día, los amigos del padre del jugador, que era jefe de estación en Mungia y vendía billetes, irrumpieron en el apeadero y, alborozados, le comentaron que Telmo había marcado el famoso gol. El padre sonrió y dijo: ‘‘Ah, con que Telmo’’. Y siguió vendiendo billetes.

Para entonces, Zarra ya era un ído-

LOS HITOS DE ZARRA

Una Liga y cuatro Copas.

El palmarés de Zarra lo adornan una Liga (1942-43) y cuatro Copas (1942-43, 1943-44, 1944-45 y 1949-50).

Seis veces máximo goleador del campeonato.

En 1944-45, 1945-46, 1946-47, 1949-50, 1950-51 y 1952-53.

Una máquina de marcar.

Zarra fue capaz de marcar cinco goles en cinco choques. Un 10-0 ante el Celta, ante el Oviedo (8-1), ante el Castellón (6-0), contra la Real (7-1) y en Copa ante la Leonesa (8-2). En la final ante el Valladolid (1950) hizo cuatro, tres en la prórroga: Zarra, 4; Valladolid, 1.

38 goles en 30 encuentros.

Telmo Zarra ostentó el récord de goles en un campeonato: 38 dianas en 30 partidos. El mexicano Hugo Sánchez también consiguió esta cifra, pero en una Liga con ocho jornadas más. Posteriormente, le superaron Messi y Cristiano Ronaldo.

Una expulsión en toda su carrera.

Pese a jugar 353 partidos oficiales con el Athletic y 20 con España, el futbolista de Asua solo fue expulsado en una ocasión: en la temporada 1943 por el árbitro Pedro Escartín.

Tres lesiones de entidad.

Se fracturó la clavícula y la pierna en 1945; en 1947, otra vez la pierna, y en 1951 se lesionó por no dañar a Montes, portero del Atlético de Madrid.

Sus dos últimos equipos fueron Indautxu y Barakaldo, con el que se retiró, y en ambos jugó gratis.

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La delantera mítica

lo futbolístico en Euskadi. Memorable es, por ejemplo, la final de Copa de la temporada 1949-50. Ahora se la recuerda como la de Zarra, 4; Valladolid, 1. El punta firmó los cuatro goles de aquel encuentro, tres en la prórroga. Decir que los marcaba a pares es poco. Fue capaz de lograr cinco goles en cinco partidos oficiales (cuatro de Liga y uno de Copa) e incluso en uno materializó seis: Athletic, 10; Lleida, 0. Años después, el letal delantero no tenía reparos en recordar sus primeros sueldos: 4.500 pesetas de ficha y 500 de mensualidad. La cantidad máxima que le pagó Ibaigane fue de 875.000 pesetas.

Así anunciaban a Zarra en Suecia: ‘‘Vea a la mejor cabeza después de la de Churchill’’ SU PEOR LESIÓN El fútbol convirtió a

Zarra en un fenómeno de masas. El jugador y su por entonces novia Mari Carmen debían entrar al cine con la película empezada. Si lo hacían antes y los espectadores se percataban de que entre ellos estaba el jugador rojiblanco, el jaleo que se montaba era más que considerable.

Telmo era querido y admirado. En 1951, las calles de Estocolmo aparecieron con carteles promocionales del partido entre Suecia y España. El lema, de bueno, era impagable: ‘‘Vea usted a la mejor cabeza de Europa después de la de Winston Churchill’’.

La efectividad de Zarra con la cabeza no podía haber elegido mejor lema. El de Asua recibió una insignia de oro y brillantes del Málaga y un botafumeiro de plata del Deportivo de A Coruña. La primera, porque el portero local chocó con él, se lesionó y Zarra, pese a estar solo en la portería, prefirió tirarla fuera para que atendieran al cancerbero. El segundo, igual. Su peor lesión se la provocó en 1951 un choque con Montes, meta del Atlético. Todo se arregla, menos lo de ayer. > HEMEROTECA Artículo publicado en DEIA el 24 de febrero de 2006 tras el fallecimiento de Zarra.

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“Los cinco delanteros éramos, sobre todo, amigos” Rafa Iriondo es el último superviviente de la delantera más legendaria del Athletic A. LAISEKA Tras la muerte de Zarra en 2006, Rafa Iriondo (Gernika, 1918) es el único superviviente de la delantera más legendaria que ha existido en el Athletic y aún recitan los niños: “Iriondo, Venancio, Zarra, Panizo y Gainza”. Entre los cinco anotaron 550 goles en los años 40 y 50: Zarra, 333; Panizo, 163; Gainza, 149; Iriondo, 115, y Venancio, 89. Estos son algunos extractos de entrevistas publicadas en DEIA en las que Iriondo recuerda aquella época.

Losinicios “Antes de la guerra había jugado un único partido, el último del Gernika antes de desaparecer por la guerra.

Luego, en la guerra, también jugábamos algunos partidos. Un batallón contra otro y, además, cerca del frente. Estuve en Teruel y hasta en los malos momentos siempre había un rato para el fútbol”. Al finalizar la contienda volvió a Bizkaia y tuvo que cumplir el servicio militar. Le destinaron al cuartel de Garellano, muy cerca de San Mamés. Un día se presentó en La Catedral junto a un amigo para hacer una prueba con el Athletic. “Nos preguntaron si habíamos jugado antes al fútbol y el que iba conmigo dijo que yo sí, en el Gernika, pero solo aquel partido”.

ElAthletic El 29 de septiembre de 1940 hizo su debut con el primer equipo. “Fue en un partido contra el Valencia en su campo. Zarra debutó conmigo aquel día y metió dos goles”. Recuerda con más cariño la primera vez que jugó con el Athletic en San Mamés, ante el Atlético de Madrid con derrota por 0-5. “Es muy grande ir a San Mamés y que esté toda la gente viéndote.

Quieres hacer las cosas bien para asentarte en el primer equipo, y yo las debí de hacer cuando entré, porque me quedé hasta acabar mi carre-

ra”. Iriondo recuerda que ser futbolista del Athletic suponía un estatus.

“Los sueldos no eran como los de ahora, pero es verdad que también se ganaba dinero”.

Ladelantera “La delantera es lo que ha quedado en la memoria, pero no jugábamos solo cinco. Éramos once, los delanteros solos no podíamos ganar”.

“Además de ser compañeros de equipo, éramos, sobre todo, amigos. Estábamos siempre juntos. Íbamos al campo juntos y cuando acababa el partido seguíamos juntos. Había mucha unión y hacías vida con tus compañeros fuera del fútbol. Íbamos al cine o de comida. Ahora seguro que también se llevan bien, pero es diferente. Después de cada entrenamiento o cada partido, cada uno coge el coche y se va a sus cosas. Antes no era así”. “Los cinco nos llevábamos de maravilla. No había ningún tipo de celos entre nosotros. Telmo era el mejor. Venancio era también alto y técnico. Panizo era el más reposado de todos, quizá el más dotado técnicamente. Luego estábamos en las bandas Gainza y yo. Éramos los más rápidos, pero yo más que Piru. A mí me gustaba jugar de delantero centro, pero ahí estaba Telmo, así que me pusieron de extremo derecha.

Tanto Piru como yo, a ponerle balones a Telmo y él, para dentro”.

Zarra “Tenía mucha facilidad para rematar de cabeza. Yo me entendía de maravilla con él. Después de los entrenamientos nos quedábamos los dos en San Mamés. Yo, a centrar, y él, a rematar. Así una y otra vez. Al final era mecánico. No hacía falta ni verle. Ponía el balón y sabía que allí iba a estar para rematar. Telmo siempre ha sido un amigo íntimo y un jugador estupendo. Todo lo que se diga de él es bueno. Siempre ha simbolizado al Athletic. Es un hombre muy carismático. Ha llegado a mucha gente y

Iriondo, con una fotografía en la que posa con sus cuatro compañeros. ha tenido la suerte y la habilidad de meter muchos goles. En especial me acuerdo de uno que le metió al Oviedo a pase mío y nada más sacar de centro”.

Iriondo jugó trece temporadas en

el Athletic. Su último partido, el 21 de junio de 1953, una final de Copa ante el Barcelona. “Perdimos. La delantera se rompió entonces. Los otros cuatro siguieron, pero ya no jugaron tanto”.

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L O S D AT O S

Inicio del proyecto: 1950.

Inauguración: 1953. ● Del hormigón al acero: El proyecto que resultó ganador había apostado por el hormigón, pero finalmente el arco fue de acero. ● Formado por dos arcos: uno de 115 metros de luz (longitud) y otro de 16,28 metros de flecha (altura). ● ●

LA CIFRA

200 La inauguración del arco en 1953 dio un renovado aire a San Mamés, que pasó a lucir una estructura que se ha convertido en icono del club.

BILBAO. Cerrar los ojos, pensar en

San Mamés y visualizar su fastuoso arco es todo uno. Forma parte de una misma ecuación, un ejercicio mental mil y una vez repetido por la fiel afición rojiblanca desde la temporada 1952-53, curso que vio nacer a uno de los símbolos más arraigados en la larga y brillante historia del Athletic.

A pesar de no vestir de corto y no marcar goles, el arco de San Mamés ha sido capaz de mantenerse firme, impoluto, para presidir con suma elegancia todos y cada uno de los envites que ha acogido La Catedral durante los últimos sesenta años. Y parte importante, por no decir elemental, de esa titánica supervivencia ligada a una eterna majestuosidad tiene que ver con la labor realizada por aquellos trabajadores que formaron parte de su construcción hace más de medio siglo. Son hombres de ayer y hoy. Figuras del pasado con una imborrable huella en el presente y un profundo reconocimiento asegurado en el futuro.

Francisco Izaola (Basauri, 19-V1923) es uno de esos hombres con nombre y apellido, de carne y hueso,

Recuerdos de un arco inmortal Francisco Izaola, nacido en 1923, participó como soldador en la construcción del arco que puso su granito de arena para dar forma a un arco que ha terminado por convertirse en un admirado y reluciente icono del club de Ibaigane. “Era soldador en La Basconia en aquella época y nos llamaron para trabajar en el proyecto del arco de San Mamés, aunque cuando nos pusimos manos a la obra no pensábamos que fuera a tener tanta repercusión como la que ha tenido con el paso del tiempo; en su día nos lo

ARKAITZ ARAMENDIA

tomamos como un trabajo más”, confiesa Francisco, a quien a pesar del fugaz transcurrir de los años no se le ha olvidado el frío y las heladas que tuvieron que soportar durante seis largos meses, aproximadamente.

Medio año en el que San Mamés y su entonces inacabado arco se convirtieron en el epicentro de sus vidas. Porque Francisco no trabajó solo en las alturas tras ser seleccionado para tamaña labor dada su con-

toneladas: Es el peso del arco. No es ligero, pero sí desmontable, independientemente del coste. ● Material utilizado. Acero B-2 y S-2. ● Las piezas: Tramos de seis metros. ● Las chapas: 10-12 milímetros de espesor (el arco es hueco por dentro). ● Número de cruces del arco: 16 completas y 4 medias cruces (dos en la clave y una en cada extremo). dición de soldador de primera. “¡Cómo para hacerlo solo!”, exclama instantes antes de recordar el gran número de trabajadores destinados a aquella gran obra y el grupo de cinco soldadores que formaron él y otros cuatro compañeros de La Basconia. “Yo formaba parte de un grupo de cinco soldadores y cuatro éramos de aquí, de Basauri; hicimos una gran amistad entre los cinco.

Ahora ya solo quedamos dos vivos.

Han pasado muchos años”, apunta con cierto dolor, de nostalgia por lo vivido, un Francisco a quien tampoco se le ha borrado de su envidiable memoria aquel señor sin aparentes recursos económicos que vivía en la calle cerca de donde él y sus compañeros trabajaban en la construcción del arco. “No sé cómo no se murió con el frío que hacía, nosotros estábamos ahí arriba trabajando con los trozos de seis metros que forman ahora el arco y llevábamos estufas para calentarnos los pies. Fueron meses de bastante trabajo, pero el arco se convirtió después en un símbolo del Athletic y haber participado en una obra así siempre es bonito”. Lo dice un basauritarra de 90

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El arco

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Icono de Bilbao y Bizkaia San Mamés formaba parte de nuestras vidas, allí se jugaba algo más que un partido de fútbol

POR JOSÉ LUIS BILBAO EGUREN

R Francisco, con su mujer al fondo, muestra uno de sus ingresos por la construcción del arco. años que, además de trabajar en tamaña obra, participó en la construcción del puente del Ayuntamiento y en el Puente Colgante, entre otros. Sin embargo, como fiel aficionado rojiblanco y socio del Basconia –donde jugó en su juventud llegando a disputar dos partidos ante el Bilbao Athletic en San Mamés en la década de los 40–, haber participado en la construcción de un arco que asoma ahora como inmortal es un orgullo que acompañará de por vida a Francisco.

UN TESORO GUARDADO Tanto es así

que aún guarda cual reliquia el extracto de uno de los sueldos que recibió por trabajar en las alturas de San Mamés: “Mira, nos pagaban las salidas, un extra por la altura a la

“Estuvimos trabajando allí arriba unos seis meses y con mucho frío”

que trabajábamos, la nocturnidad y también por las horas extra que hicimos allí arriba”. Ahora, a la espera de que mantengan con vida el arco para “poder ir a visitarlo de vez en cuando”, Francisco mantiene la esperanza de que sus nietos Rikar y Koldo le cedan uno de sus carnés de socio para volver a pisar el viejo San Mamés antes de su inminente demolición.

Una última visita para poder ver por última vez allí arriba, en lo más alto de la vieja Catedral, un arco “al que tengo mucho cariño después de tantos años viéndolo” y que lleva el sello de Francisco y sus antiguos compañeros de faena. Esos hombres que dieron vuelo a un icono inmortal en la larga y apasionante historia del Athletic.

ECUERDO mi primer partido en San Mamés, un Athletic-Mallorca de los años 60, pero no guardo en la memoria nada de aquel ambiente, los cánticos, las jugadas, si hubo goles y quién los metió o lo que sentí en ese momento porque no era más que un niño que no se enteraba de nada de lo que pasaba a su alrededor. Eso, lo de saber qué era San Mamés, lo que llegaría a ser en mi vida y lo que supone para Bilbao, Bizkaia y Euskadi vino más tarde y es algo que jamás olvidaré.

Como tampoco olvido aquel partido contra la Real que nos dio la segunda Liga de Clemente, también la última de nuestra historia.

Es la tarde que con más cariño recuerdo. Ganamos 2-1. Marcó primero Liceranzu de cabeza, empató Uralde, un gol que vi bien cerca porque estaba en la parte alta de la Tribuna de Ingenieros, y finalmente nos dio la Liga Liceranzu, que metió el gol 3.000 de la historia del Athletic. A partir de ese gol San Mamés fue una fiesta como no recuerdo otra.

Hablo como socio cuando digo que San Mamés es un icono de Bilbao y Bizkaia. Recuerdo los lunes cuando te preguntaban si habías ido al fútbol el domingo y la res-

puesta no podía ser otra: “No, fui a San Mamés”. Esa experiencia de estar en el campo trascendía lo meramente futbolístico. Allí se jugaba algo más que un partido.

San Mamés formaba parte de nuestras vidas.

Por eso la nostalgia es inevitable.

Yo la siento, pero también sé que el nuevo campo va a ser más grande, moderno y cómodo. También estoy convencido de que no se va a perder el espíritu del viejo campo porque, por así decirlo, va a seguir siendo una bombonera donde los jugadores sentirán de cerca el aliento de la grada. Creo que el cambio viene legitimado por el hecho de que estoy seguro de que vamos a un sitio mejor. San Mamés se había quedado viejito y lo perdemos, le decimos agur, para ganar un nuevo espacio en el que seguiremos disfrutando con nuestro Athletic.

El nuevo San Mamés también supone una inyección económica para Bilbao y Bizkaia. Espero ver finales europeas en San Mamés y que con el cambio se fortalezca la propia estructura financiera del Athletic porque va a tener capacidad para generar nuevos recursos propios.

* Diputado general de Bizkaia

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El arco de San Mamés como metáfora urbana

A

tenor de las preguntas que se suscitan en la prensa bilbaina, no cabe otra cosa que concederle a la demolición del estadio de San Mamés y la aparición a su lado del nuevo campo de fútbol, la especial importancia que tiene para el ciudadano.

Destaca, sobre todo, el interés respecto de la desaparición del arco, de su valor como símbolo y de las posibilidades de la nueva instalación deportiva para encarnar, para los socios y los bilbainos en general, una referencia urbana equivalente. ¿Se podía haber integrado el arco en la nueva instalación? ¿Qué hacer con él? ¿Aprovecharlo como puente?

Está claro que el equipo que ha proyectado el nuevo San Mamés no ha contado con el arco en la definición arquitectónica de la nueva infraestructura. Por otra parte, dar al arco una función distinta de aquella para la que fue concebido parece algo fuera de lugar por no decir un puro absurdo.

Me viene al recuerdo la noche de la primavera de 1979 en que nos estábamos afanando por concluir, con Imanol Abando, Javier Salazar y nuestro equipo de trabajo, la propuesta de ampliación del estadio de San Mamés para los Mundiales de 1982.

Habíamos hallado un criterio ade-

Indiscutiblemente, Bilbao pierde un símbolo con el derribo del campo cuado para la formalización general del estadio anticipando un cierto modelo de nido y una forma de proyectar este tipo de instalaciones que se generalizaría veinte años más tarde. Sin embargo, en esa idea de modernizar La Catedral hubo un concepto que no siguieron la mayor parte de los equipos que participaron en el concurso convocado. El concepto fue el de preservar el arco.

Aún a costa de parte de la idea original, que nos tenía entusiasmados.

A este gesto se unieron con posterioridad Luis Pueyo, arquitecto, (QEPD) y Javier Manterola, director, este último, de la oficina técnica del ingeniero Fernández Casado, autor del arco construido en los años 50. Javier Manterola se ofreció para asesorar el proceso de cambiar los apoyos del arco que sostenía la cubierta, y la sigue sosteniendo, de la Tribuna Principal.

Esta sencilla, aunque delicada operación, sirvió para prolongar durante 31 años la permanencia de una solución arquitectónica y técnica convertida, en razón de su originalidad y de su validez, en el símbolo y la imagen del club bilbaino y la ciudad misma.

Todos los días desayuno viendo, desde nuestra casa, cómo emerge el

POR ELÍAS MAS SERRA

nuevo estadio y como el viejo campo de San Mamés va camino de su desaparición y siento, como no podría ser de otra manera, una cierta tristeza. De hecho, quisiera, muy de veras, que la nueva gran infraestructura del club fuera un modelo que claramente sobrepasara las cualidades técnicas y estéticas de La Catedral. Puede ser que así sea, pero que no se me pida a mí que lo confirme, por razones obvias.

Darle una función distinta de aquella para la que fue concebido parece fuera de lugar

Indiscutiblemente, con el derribo del actual campo de fútbol, Bilbao perderá un símbolo urbano. La función de hito emblemático del nuevo estadio dependerá, en todo caso, de dos cuestiones: la primera y más importante es que el Athletic, como conjunto deportivo, sepa dar continuidad a sus hazañas competitivas y, consecuentemente, a su historia, en el nuevo coliseo; la segunda, que depende de manera muy fundamental de la primera, es que, poco a poco, el estadio halle acogida en el sentimiento de su afición y de los ciudadanos y que, por lo mismo, todos se sientan identificados con esta nueva instalación.

En Bilbao, desde su misma fundación (y, si no, véase el escudo de la Villa) los edificios y monumentos han tenido un claro sentido de identidad urbana: San Antón y la puente, la Basílica de Begoña, el teatro Arriaga, el Ayuntamiento, la Diputación, los puentes, las estaciones, los bancos Bilbao y Bizkaia, la Universidad de Deusto, la Plaza Elíptica, el Museo de Bellas Artes y San Mamés son, qué duda cabe, hitos y signos de identidad de la ciudad como conjunto social y como territorio urbanizado.

En los tiempos modernos, o mejor

dicho actuales, el Museo Guggenheim, la Ría y sus riberas, el palacio Euskalduna, el Metro y el extraterritorial aeropuerto se han ido incorporando a aquellos signos de identidad que configuran, en conjunto, el Bilbao del siglo XXI. Puede que en el tintero se me haya quedado, queriendo o sin querer, algún edificio que entusiasme a algunos de los ciudadanos. Lo siento, digo lo que pienso y no pienso decir otra cosa.

Sustituir, pues, al viejo San Mamés no va a ser sencillo y el proyecto en ejecución, a fuer de algunos aspectos espectaculares prometidos, no es especialmente esclarecedor del papel que, en el futuro urbano, puede desempeñar la mole de la nueva construcción.

Será más cómodo, más seguro, dotado de las mejores instalaciones, de eso no me cabe la menor duda, y en la medida que, discretamente, sepa soportar el paso del tiempo, como el viejo campo, y se convierta, sobre todo, en el ámbito donde se produzcan las notables hazañas deportivas que reclama la historia del club, se ganará, muy probablemente, el sentido emblemático para la ciudad y en la idiosincrasia de sus habitantes, que pueda justificar, a mi entender, la demolición del feudo, hasta este 2013, de nuestros leones.

* Arquitecto

La voz de la afición

“Me presento. Soy el arco de San Mamés…”

JUAN CARLOS TEJADA OREGA Me presento: soy el arco de San Mamés. Nací en 1953. Me quedan escasos meses de vida. He visto al Athletic ganar Ligas, Copas, jugar la Champions, la UEFA, la Europa League… También le he visto luchar por no descender. En todas estas situaciones, me han hecho temblar del ruido y color que había en La Catedral. He visto al equipo

sufrir como nunca y la gente apretaba cada vez más fuerte. He visto cómo iban pasando distintas generaciones por mis 40.000 asientos.

Cómo lleva el aitite a su nieto por primera vez, cómo ese nieto crecía y llevaba a su hijo con la misma ilusión… He visto estrellas mundiales sucumbir ante el grito al unísono de nuestro templo. He visto grandes aficiones rivales ante nuestro empuje.

He visto aplaudir grandes actuaciones del equipo rival. He visto 40.000 bufandas al viento cantando la marcha triunfal de Aida. Siempre hemos tenido momentos malos y hemos acabado saliendo todos juntos. Sé que la situación actual no es buena y que en escasos meses os habréis callado todos. Ya no os veo desde aquí arriba cantar, gritar, empujar, llorar de alegría… No veo

nada. Créanme señores y señoras, no podría morir más triste si en estos escasos meses que me quedan, os veo así. Hagamos un homenaje a la vieja Catedral… Se lo estaremos haciendo al Athletic Club y a todos los athletizales repartidos por el mundo.

Acudamos hoy todos en masa al hotel de concentración del Athletic antes del choque ante el Levante. Ya

os veré desde lo alto. Es el momento de dar un paso adelante todos juntos, de volver a empujar, de volver a sonreír, de volver a emocionarnos…

Lleven bufandas, banderas, bengalas... Que el paseo del autobús del hotel a mis pies sea un pasillo humano rojiblanco. Decid que somos distintos… Es hora de demostrarlo.

Dejad todas las últimas decepciones a un lado, pensad en la vieja Catedral. Vamos a homenajearla como se merece. AUPA ATHLETIC, GORA SAN MAMES!

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Visto con los ojos de Iribar Su estrecha relación con San Mamés desde que debutase en 1962 le otorga una perspectiva privilegiada para analizar la evolución y las claves de un campo especial para propios y extraños

José Ángel Iribar guarda numerosos recuerdos de su estrecha relación con San Mamés.

JOSE L. ARTETXE BILBAO. Hay gente, socios, cuya

relación estrecha y fiel con San Mamés atraviesa décadas y décadas hasta superar holgadamente el medio siglo, que supone la mitad de la vida del recinto sagrado del Athletic. Cincuenta años es precisamente el tiempo transcurrido desde que se produjo el primer contacto de José Ángel Iribar con San Mamés. Y la singularidad de su vínculo con el campo, cultivado hasta hoy, estriba en que él ha tenido el privilegio de enriquecerlo gracias a las diferentes labores que ha desempeñado al servicio del Athletic en este tiempo. A su condición de espectador, Iribar agrega una serie de ópticas al alcance de una minoría, empezando por la que le concede haber defendido la portería del equipo durante 18 temporadas. Confiesa que es su favorita, incomparable a la que concede el banquillo, la localidad de socio o el palco, así como que nunca ha logrado desprenderse totalmente de la misma. Viene a decir que quien ha

estado abajo, en la hierba, mira el fútbol y lo analiza siempre desde ese prisma independientemente de que, como él en la actualidad, ocupe un lugar en la grada. “Me quedo con la perspectiva de jugador, no hay comparación posible. He tenido la oportunidad de estar en la hierba, de ejercer de entrenador, de sentarme en mi localidad de socio y en el palco, y lo tengo muy claro: como abajo, nada. Además a los que hemos sido futbolistas nos pasa que nunca dejas del todo de serlo y aunque estés siguiendo el partido desde la grada, tiendes a ponerte en el lugar que conociste, en mi caso la portería, el sitio del portero. Analizas lo que pasa a partir de la posición del portero y así haces la lectura del partido y sacas tus conclusiones” Con Iribar repasamos vivencias, impresiones, anécdotas, recuerdos y deseos, tratando de seguir cierto orden cronológico, aunque haya aspectos que trasciendan a situaciones concretas. Y ya que jugar es lo más bonito y en su caso fue ade-

“Se acerca el cambio y noto algo dentro porque son unos 400 partidos y eso marca, es como mi casa” “En mi época la gente venía con sus mejores galas, como si fuera a una fiesta”

más la circunstancia que le permitió conocer San Mamés a él, un chaval nacido en Zarautz que fue captado por el Basconia, habría que hablar de su premonitorio estreno defendiendo al club de Basauri. Su entrenador, Manuel de Nicolás, le dio la titularidad en un partido de Liga contra el Indautxu que se jugó en San Mamés, a continuación de un Athletic-Celta, año y medio antes de que debutase en el mismo escenario luciendo el escudo del Athletic en el pecho, el 4 de abril de 1963 frente al Real Madrid.

En medio de estos dos partidos oficiales, Iribar disfrutó de un frecuente contacto con San Mamés: “Era costumbre que equipos como el mío, el Basconia, hiciésemos de sparring para el Athletic en un partidillo que se organizaba siempre los jueves. Para nosotros aquello era impresionante, un gran escaparate, y mentalmente te preparabas como si fueras a jugar un partido oficial. Te impresionaba todo, el césped, las tribunas y que jugabas contra el Athletic, aunque fue-

ra un entrenamiento. Pero no tengo para olvidar la primera vez que jugué en San Mamés”, ese duelo saldado con triunfo (2-0) con el propietario del vecino Garellano. También mantiene fresco el recuerdo del penalti de Puskas que abrió su cuenta oficial de goles en contra, penalti injusto remacha, como reza la tradición con los merengues de por medio.

EL VESTUARIO

Lugar sagrado La hierba no es lo primero sino lo último que pisa un futbolista. Antes se entra en ese espacio vedado para el resto, el vestuario, un trance que da pie a que Iribar se recree. “El vestuario era un lugar sagrado, secreto, donde estaban tus ídolos, así que la primera vez que entré allí estaba nervioso, pero a la vez contento porque pensaba que ya había conseguido llegar. Ese primer día sería en verano, en pretemporada, llegamos juntos Iñaki Sáez y yo, los dos éramos nuevos y fuimos de los pri-

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tantes, a ver dónde nos poníamos.

Yo me puse en el sitio de Eneko Arieta. Esa fue la primera bronca que recibí por coger su percha.

Pasamos vergüenza, tampoco Iñaki acertó al escoger sitio. Esto era parte de la liturgia, una especie de broma que estaba institucionalizada, algo parecido a la novatada que había que pasar en la mili. Todos esperaban ese momento para el típico cachondeo y luego ya te decían dónde ponerte. En aquella época no era como ahora que hay taquillas y están personalizadas con el nombre de cada jugador, así que era imposible para un recién llegado elegir el lugar correcto”.

EL AMBIENTE

La General

meros. Recuerdo que yo fui a pie, mientras que Iñaki apareció montado en su bicicleta. Él vivía al lado del campo desde niño y apareció con las patas del pantalón sujetas con pinzas. Dejó la bici en el pasillo y entramos en la caseta. Nuestra

primera preocupación era situarnos, encontrar nuestro sitio, dónde colgar la ropa. Ya estaban dentro los masajistas, Guillermo Perdiguero y Biritxinaga, que se limitaron a saludarnos, no nos dijeron nada más. También ellos estaban expec-

Puesto a decantarse por una imagen de San Mamés, la más especial o con la que más se identifica o le quedó grabada, Iribar no duda: “Si tengo que elegir, aparte de la visión del arco desde fuera, porque se ve desde muchos sitios, desde dentro sería la antigua General. Cuando salíamos al campo desde el túnel que estaba en el córner de Misericordia, lo primero que veíamos era la General, justo enfrente, llena de gente, hasta los topes. Allí era donde se concentraba el ambiente más alegre. Y me llamaba mucho la atención que siempre había algunos aficionados subidos en el muro, arriba, en unas columnas que sobresalían, casi a la altura de donde estaban las banderas. Había que estar allí quieto durante más de dos horas viendo el partido”.

La vieja General, a donde se acudía a primera hora para coger sitio y había que estar de pie, una estampa lejana que genera nostalgia: “El paso de que hubiese gente de pie a que todas las localidades fuesen de asiento se dejó sentir. La comodidad rebajó un poco el calor, no es lo mismo. El hecho de estar sentado te convierte más en espectador, casi hasta favorece que cada aficionado sea un poco más entrenador que hincha. Con esto no quiero decir que haya que volver al pasado, pero no cabe duda de que estar de pie, haciéndote sitio para ver, con empujones y demás, te mantiene en una tensión y hace que exteriorices más fácilmente los sentimientos y también el apoyo al equipo. Es algo natural. De todas formas, pienso

El exportero rojiblanco, en plena acción.

“Se decía que el público entendía de fútbol porque aplaudía al rival si lo merecía, eso solo pasaba aquí” “El mayor aforo del campo refleja que el Athletic sigue siendo un sentimiento vivo en el pueblo”

que ahora en el viejo campo se crea un ambiente bonito y este va a ser uno de los retos de cara al traslado al nuevo, donde aún estaremos todos más cómodos. Eso sí, el principal factor para motivar al aficionado es responsabilidad de los que están abajo, de los jugadores, pero hay que conseguir que el nuevo San Mamés se encienda en cada partido” Siguiendo con el público, Iribar rememora el sentido casi de celebración que se le otorgaba al partido de San Mamés, como si fuese el acto culminante de toda la semana: “La sociedad ha cambiado muchísimo en todo este tiempo. Van cambiando las modas en todo, también en el vestir. Cuando yo jugaba, la gente venía al campo vestida con sus mejores galas, como si fuera a una fiesta. Este era uno de los detalles que reforzaban ese vínculo con el fútbol inglés porque cuando jugué en campos de Inglaterra veía a la gente de allí vestida como si se preparasen para asistir a misa mayor. La gente de Tribuna estaba pendiente de Rompecascos (apodo por el que era conocido Gabriel Ortiz, un hincha que rompía botellas de vidrio golpeándolas contra su boina y creador del grito de

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¡Athleeeeetic!, coreado por el resto de la gente), que con su increíble voz era el encargado de calentar el ambiente”.

La evolución arquitectónica que Iribar ha conocido es asimismo importante: “Cuando yo empecé en Primera División los grandes clubes de la Liga ya habían pasado a tener campos nuevos o reformados, campos que se podrían llamar modernos.

San Mamés también se fue ampliando y mejorando sus condiciones tanto para los profesionales como para el público. Yo he visto buena parte de la transformación de los campos y tengo que decir que los más parecidos al nuestro eran los campos ingleses y de otros lugares de Europa”.

de los demás equipos y aquí toca enlazar de nuevo con el factor humano del campo: “Los jugadores de otros clubes agradecían mucho que la afición de San Mamés apreciara cuando jugaban bien y nos ganaban bien, claro. O cuando un jugador concreto soltaba un gran partido. La gente aplaudía eso, no digo que era algo frecuente, pero puntualmente se producía esa reacción que le llegaba al futbolista de fuera, le emocionaba. En los demás sitios, esto era impensable, más bien pasaba un poco lo contrario. Esta circunstancia de reconocer al rival daba pie a que se comentase que el público de San Mamés era entendido o sabía degustar el buen fútbol”. Ese constatación del talante abierto, generoso incluso, del feudo rojiblanco, ha perdurado hasta nuestros días. Con alguna ilustre excepción (Schuster, Iniesta,…) sigue bien presente en las opiniones de técnicos y jugadores visitantes.

Habría un elemento más que redondearía el singular carácter del campo. A juicio de Iribar es obligado referirse al estilo que ha distinguido al futbolista local: “La forma de jugar nuestra ha sido noble, un aspecto que también valoraban los rivales. Aquí no hemos tenido esa tendencia a utilizar recursos que ensucian el espectáculo. Claro que se ha entrado y se entra duro, pero yo recuerdo que los mejores delanteros venían a San Mamés sabiendo que sería un partido de poder a poder, competido, pero sin juego subterráneo. Sabían que en cualquier otro campo corrían un riesgo mayor a sufrir entradas subidas de tono”.

EL CÉSPED

Para jugar a gusto Iribar se ha detenido en las tripas y en las formas del campo, ha paseado la mirada por su cemento, es hora de pisar el rectángulo verde de La Catedral. “San Mamés siempre se ha distinguido por estar en buenas condiciones. Hombre, no es como ahora, que se cuida mucho más, antes el equipo se entrenaba allí y eso se notaba, sobre todo se castigaban más las áreas. Es verdad que a veces estaba embarrado y quizás en épocas anteriores era peor, eso dicen los jugadores más antiguos, que a veces hasta costaba mover el balón si caía en algunas zonas, en el círculo central por ejemplo. Cuando llovía mucho se intentaba no pisarlo y a veces nos cambiábamos en San Mamés y luego íbamos andando a Garellano para entrenarnos. Una de las razones por las que los equipos de fuera venían a jugar a gusto aquí era precisamente porque el campo estaba bien”.

LOS PARTIDOS

Final del 77, Madrid, United,…

EL ESTILO

El trato al rival No sería el único motivo por el que San Mamés ha ejercido una inusual atracción para los jugadores

Iribar, sobre el césped de su segunda casa.

Los partidos inolvidables se apilan en la memoria del hombre que más veces ha actuado en San Mamés, si bien enseguida rescata

un par: “La final de la UEFA con la Juventus es el partido con el me quedó de todos los que he jugado en San Mamés, pero también quiero destacar el 5-0 que le metimos al Real Madrid en la época de Ronnie Allen. La visita del Madrid ha sido sin discusión posible el partido que cada temporada ha estado por encima de todos los demás. De todas formas, me gustaría decir que recientemente he percibido un clima muy parecido al que se creó en aquella final del 77. Por ejemplo, en la semifinal con el Sevilla de hace cuatro años y el año pasado en varios partidos, pero sobre todo en el del Manchester. Creo que esos partidos son inolvidables, al menos para mí”. Por edad no puede citar la primera visita del Manchester United, pero seguro que merece un lugar de honor al lado de los cruces con el Honved y el Oporto, todos ellos en la Copa de Europa de 1957.

Bueno, el futuro está a la vuelta de la esquina, en cuestión de meses el Athletic jugará en el nuevo campo y en cosa de semanas el viejo irá desapareciendo. Ahí va la última reflexión de Iribar: “Según se acerca el día del cambio sí que vas notando algo aquí dentro (posa la palma derecha a la altura del corazón). Yo he hecho unos 400 partidos en este campo, como jugador y como entrenador. Eso marca quieras que no, San Mamés es mi otra casa o mi casa, porque al final no sé dónde he estado más tiempo. Yo, por mi forma de ser, no soy muy partidario de los cambios, pero sé que es necesario este trasvase al nuevo, entre otras razones porque el propio aficionado así lo reclama. Hay que tener en cuenta que entrarán varios miles más y este es un dato muy importante porque refleja que después de más de un siglo de existencia, el Athletic sigue siendo un sentimiento vivo en el pueblo. Y por supuesto, esto va a suponer una serie de ventajas en temas como seguridad, visión, accesos,…”.

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Cien años de historia de un campo único San Mamés es más que un simple edificio y mucho más que un equipamiento deportivo. Es parte del alma y de la historia de Bilbao. Lo que miles de bilbainos han vivido en su interior es, también, más que fútbol

Ante el éxito que tenía el fútbol, en 1911 se proyectó un ambicioso estadio con múltiples usos, pero este proyecto no se materializó.

Los datos de San Mamés Fecha de la firma del acta para su construcción: 10-XII-1912 Arquitecto: Manuel María Smith Coste: 89.063 pesetas Primera piedra: 21-I-1913 Inauguración: 21-VIII-1913 Primer partido: Athletic 1-1 Racing Irun (El primer gol fue obra de Pichichi) Capacidad inicial: 3.500 espectadores Capacidad actual: 40.000 Dimensiones: 103x68 metros

1913: Partido inaugural. Tras jugar en Jolaseta y La Campa de los Ingleses, por fin el Athletic tiene un terreno de juego propio.

Los cambios más significativos 1923-25: Construcción de la grada Capuchinos, ampliaciones de la Tribuna y la Preferencia y mayor capacidad para la General.

1952-1953: Construcción de la Tribuna Principal y el arco.

1953: El arco de San Mamés se eleva sobre ‘La Catedral’ del fútbol.

Un balón de la década de los 20 del siglo XX. Para evitar el golpe de la cabeza contra los cordones, Pichichi jugaba siempre con un pañuelo anudado.

Era, pues, inconfundible en el terreno de juego.

Sus arquitectos fueron Carlos de Miguel, José A. Domínguez y Ricardo Magdalena. El ingeniero fue Carlos Fernández Casado. El aforo pasó a 48.000 espectadores.

1957: Construcción de la Tribuna de Capuchinos (actual Tribuna Sur).

1961: Construcción de la Tribuna de la Misericordia (Tribuna Garay, actual Tribuna Norte).

1972: Construcción de la Tribuna Este. Mejora de la iluminación del campo e instalación de la megafonía.

1982: Remodelación con motivo del Mundial de España’82 (700 millones de pesetas). El club aumentó en 5.000 nuevos socios que se sumaron a los casi 25.000 existentes por entonces. El aforo era de 46.000 espectadores.

1997: Supresión de las localidades de pie.

Resultados más abultados Máxima goleada a favor:

12 1 (8-II-1931)

Máxima goleada en contra:

0 6 (10-III-1991)

La única final de Copa jugada en San Mamés. Fue en 1921 y enfrentó al Athletic contra el Atlético de Madrid. Resu

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Una historia de fútbol

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ESCUDOS. Ha habido hasta quince rediseños. La bandera, sin embargo, siempre ha sido la misma desde la inauguración de San Mamés.

ultado: 4-1.

El arco de San Mamés, icono de la actual edificación, durante su construcción.

RAFAEL MORENO, PICHICHI. El goleador se hizo futbolista en la calle Ayala, donde vivía, jugó el duelo inaugural de San Mamés y marcó, entre controversias, el primer gol de su historia. Su personalidad y su carisma le convirtieron en ídolo de su época.

Imagen del derribo en, 1981, de los palcos para afrontar la última remodelación importante con ocasión del Mundial de 1982.

Antigua tribuna en los años 50, con la Misericordia al fondo.

Aspecto de la Tribuna Este en 1972.

F. IBÁÑEZ DE ELEJALDE

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B U T R A G U E Ñ O Y A M A N C I O > EXJUGADORES DEL REAL MADRID

metió por entre las piernas. Fue gol y aquel día el instinto me llevó a abrazar al que lo metió, a Aranguren, que casi me da una hostia.

“Aquel campo sabía a fútbol” ALAIN LAISEKA MADRID. Antes de que San Mamés

desaparezca, Amancio Amaro (décimo máximo goleador de la historia del Madrid con 155 goles) y Emilio Butragueño (noveno, con 171) aceptan encontrarse en el Santiago Bernabéu para mezclar sus recuerdos del viejo campo bilbaino. Amancio debutó con el Depor en una eliminatoria de Copa en la que estaban Orue, Mauri, Carmelo y los demás y luego vivió, ya de blanco, el San Mamés de los tiempos de Iribar, con quien hizo amistad en la selección. Butragueño descubrió San Mamés en 1985, un año después de la última Liga del Athletic.

El Madrid ha sido el gran rival del Athletic en San Mamés.

AMANCIO: Pero nos respetaban mucho. Íbamos encantados a Bilbao.

Nos daba una sensación como de campo inglés. San Mamés sabía a fútbol.

BUTRAGUEÑO: En Bilbao, el Madrid siempre ha sido muy bien considerado, pero también es cierto que el ambiente en aquellos partidos era muy vivo, de rivalidad, siempre, claro, dentro de esa nobleza que aporta el deporte. Siempre fue muy duro ganar en San Mamés porque desde la grada llegaba un aliento que daba fuerza a sus jugadores. El sentimiento de la afición por el Athletic era y es muy profundo. Incluso parece que es la propia ciudad la que juega el partido y sostiene a los jugadores. Es un caso digno de estudio.

Y en realidad, era bonito jugar allí por eso, por el ambiente. El jugador de fútbol lo que quiere es ver el campo lleno. Lo más triste es llegar a un estadio con las gradas vacías. Eso no ocurría nunca en San Mamés. La ciudad se engalanaba. Se notaba que llegaba el Madrid, que era un partido especial y nosotros lo sentíamos desde el principio. El día anterior en

el hotel había mucha gente esperándonos y el trayecto hacia el campo era igual. Gente por todos lados.

Era un día grande y nosotros sentíamos que formábamos parte de aquello. Eso es muy bonito para un futbolista.

AMANCIO: Aquellos partidos en San Mamés eran siempre muy complicados. El Athletic tenía unos grandes jugadores, empezando por mi amigo El Txopo, los marcajes de Larrauri y Fidel Uriarte, que era un tipo muy competitivo. Con Fidel nos parecía que tiraba los córners y los remataba él mismo de lo rápido que se movía, de lo que corría, de los pulmones que tenía. Era un jugadorazo. Siempre nos ha costado ganar en San Mamés. Nunca hubo resultados a favor nuestro exagerados. Si ganábamos, lo hacíamos por uno o dos goles. No más. Los partidos eran siempre muy igualados. Salvo en el 70, que nos metieron cinco.

¿Recuerdan su primer partido en San Mamés?

BUTRAGUEÑO: A nosotros San Mamés no se nos dio mal. Y eso que el Athletic tenía un buen equipo.

Recuerdo a Argote, que mandaba unos centros muy envenenados.

Arriba tenía jugadores peligrosos: Sarabia, Dani... Atrás, firmes, correosos y contundentes: Goiko, Liceranzu... Y, claro, estaba Zubi de portero. Aquellos eran partidos muy intensos. En San Mamés el Athletic no perdía, tenías que ganarle tú.

AMANCIO: Fidel, Iribar, Polvorilla (Txetxu Rojo)... Me llevaba bien con ellos. También con Aranguren, del que me enteré no hace mucho que había muerto. No sabía nada. Todo el mundo le tenía mucho cariño. Era un chaval excelente. Recuerdo un partido en San Mamés que le hizo una cesión a Iribar y este, como en él era habitual, antes de recibir la pelota ya estaba mirando a quién se la iba a pasar. Pero como el campo estaba mojado, la pelota le patinó y se le

AMANCIO: Lo que yo recuerdo es a Rompecascos gritando ¡Athleeeeeeeeeeeetic!, y la bronca que se montaba luego en la grada. Era impresionante. ¡Qué bonito! Esas cosas solo se daban en ese campo.

BUTRAGUEÑO: Mi debut en San Mamés iba a ser en 1984, cuando subí del Castilla al primer equipo en febrero. Estábamos disputando el título de Liga con el Athletic y yo no pude viajar a Bilbao por lesión. Perdimos 2-1. Marcó primero Stielike de un tiro lejano que pegó en el palo y luego entró. Empató Goiko en un centro desde la derecha que remató en plancha en el primer palo y la cruzó y el 2-1 nos lo metieron a falta de diez minutos, pero no me acuerdo quién. Aquella Liga la ganó el Athletic. La siguiente temporada sí jugué.

AMANCIO: Yo jugué por primera vez en San Mamés en una eliminatoria de Copa con el Depor. En la ida en A Coruña ganamos 3-0 y yo metí los tres goles. En la vuelta nos metieron cinco en quince minutos. Estaban Mauri, Maguregi, Orue, Carmelo...

Con el Madrid volví a Bilbao en 1962.

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El gran rival

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Jo, aquel día se lió un poquito. El árbitro nos pitó un penalti a favor cuando no quedaba tiempo y ganamos 0-1. Al final llovieron unas cuantas almohadillas.

Ese mismo día debutó Iribar.

AMANCIO: Con Iribar pasé mucho tiempo en la selección, nos llevábamos muy bien y lo seguimos haciendo. Es de esa gente que siempre recuerdas y admiras. Nunca vi un portero como él. Era sobrio, nada palomitero. Con la altura que tenía iba por abajo de cine y por arriba salía fenomenal. Algunos goles le metí. Recuerdo especialmente uno que le hice en A Coruña cuando vino con el Basconia. Fue de saque. Tocamos el balón una, dos, tres, cuatro veces y gol. Creo que no llegó ni a 30 segundos de juego. Es el gol más rápido que le he metido a Iribar.

BUTRAGUEÑO: Esos nombres son inolvidables. Como cualquier niño, yo coleccionaba cromos de fútbol y en mi época infantil, el Athletic tenía la simpatía de todo el mundo.

Recuerdo a Iribar en la selección, a Rojo, a Fidel Uriarte...

AMANCIO: Yo de crío era del Athletic.

Incluso me llamaban Zarrita. Luego llegué a conocer a Zarra y nos hicimos amigos. Era una persona sencilla, trasmitía modestia, era campechano. Jugando eran muy buenos, pero su fútbol era más inglés, largo y profundo. Mucho Gainza, mucho Rojo, mucho Arieta. Era fútbol fuerza, fútbol potencia. Siempre se habló de las patadas que me daba Larrauri, pero yo nunca le he visto como un leñero. Era duro en el marcaje, pero muy noble.

BUTRAGUEÑO: El Athletic de mi época era un equipo duro, pero no leñero. Eran jugadores fuertes que iban al choque, pero no sucios, para nada.

Eran nobles. Con aquel Athletic nunca tuvimos grandes polémicas en ese sentido, aunque luchaban a muerte cada balón dividido, que es una de las grandes características del equipo en toda su historia.

AMANCIO: El mío era otro estilo. De regate. Pero no era fácil porque con la lluvia los balones pesaban más y los campos se embarraban.

BUTRAGUEÑO: En San Mamés nos regaban siempre el césped para que estuviese rápido. Aquellos partidos eran de raza, de lucha, pero buenos partidos.

Emilio Butragueño y Amancio Amaro, durante la charla en el Santiago Bernabéu. y yo no sabía jugar de otra manera.

BUTRAGUEÑO: Esa es la nobleza de San Mamés. Su grandeza es que, siendo extremadamente leal a los suyos, no es tan ciego como para no reconocer el talento. Salí ovacionado una vez en San Mamés que me cambiaron y eso es algo que no se olvida cuando ocurre en campo contrario.

San Mamés se demolerá en unos días.

A usted, Amancio, San Mamés le aplaudía los regates.

AMANCIO: Sí, apreciaban esas cosas

‘El Buitre’, durante un partido en San Mamés.

AMANCIO: Si es para que el socio se sienta más a gusto me parece bien, pero es una pena y entiendo los sentimentalismos. Hay gente como Iribar que ha pasado toda su vida ahí.

BUTRAGUEÑO: Se va un pedazo de historia. San Mamés ha sido un templo del fútbol. Somos lo que somos por lo que los demás antes han hecho y en este campo se ha podido disfrutar de los jugadores que han escrito la gran historia del Athletic. No deberíamos olvidarlo. Cuando se va algo así hay una parte de nosotros que se va con ello.

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El campo de nuestras vidas

El eco de los vientos del pueblo SanMaméshasido,alolargodesuhistoria,unahermosacajaderesonancias JON MUJIKA BILBAO. Pronto será polvo y escom-

bro. Mas, como dijo el poeta, será polvo enamorado. Y en sus escombros aún se oirán, los domingos de fútbol, aquellas voces, vientos del pueblo, que llevaron al Athletic en volandas tantas veces. Una sucesión de generaciones bilbainas aprendió a cantar en las tabernas y en San Mamés, dos escuelas de música donde la entonación y el compás importan menos que la cuerda más sagrada de la garganta: el corazón. Quién diría, cien años atrás, que hoy nos duele su adiós, con ese mismo dolor con el que el poeta chileno abrochó sus veinte poemas de amor, esa canción desesperada. “Era la sed y el hambre, y tú fuiste la fruta. Era el duelo y las ruinas, y tú fuiste el milagro”, añoraba el viejo bardo. Parecía escribir para un día de estos, para cuando tengamos que entonar un réquiem de despedida. ¡Cuánto se ha cantado en estas gradas que hoy amenazan derrumbe!

Se cantaba para celebrar y para mantener en pie la esperanza; para organizar la resistencia o para llamar al abordaje; se cantó para hablar del más grande entre los grandes (se acuerdan, verdad, de aquel “Iribar, Iribar; Iribar es cojonudo. ¡Como Iribar, no hay ninguno!”) y hubo quien más que cantó, cantuvo de tanto quebrarse la voz en el aliento a los suyos. Incluso cantaron el Chopo Pavarotti, los once aldeanos Rolling Stones, AC/DC, con cinco voces tan poderosas como Venancio, Iriondo, Zarra, Panizo y Gainza; Shakira, que tenía la cintura de Sarabia, o Bruce Springsteen, The Boss desmelenado, que trajo consigo, en aquella voz dura y ronca, un Andoni Goikoetxea en la garganta.

Cuentan los cronicones que en aquel mismo 1913, cuando la vega de San Mamés se convirtió en tierra sagrada para el fútbol –es curioso que las obras de aquel primer San Mamés fuesen bendecidas por una hoja de berza en vez de un hisopo,

Una de las estampas más inolvidables de San Mamés: ¡Athleeeeeeetic!. FOTO: DEIA dado que este se le había olvidado al sacerdote Manuel Ortuzar...–, Teresita Zazá, afamada cupletista de Madrid, trajo en sus baúles una partitura La Canción del Alirón. La cantó en el Salón Vizcaya (era el más picarón de una época donde Bilbao se abría paso a dentelladas, pese a la dureza de aquellos días...) que tenía un sobrenombre en la época: La catedral de las varietés. ¿Predestinación? Los rojiblancos más románticos no lo dudan un instante: por supuesto que sí. Julián Echevarría, Camarón, testigo de lo que

se cuenta, explica en su Cancionero Bilbaino: “(...) Grande fue la sorpresa de la Zazá cuando el público, levantándose, le rectificó el estribillo final, obligándola además, a cantarlo con él: ¡Alirón! ¡Alirón! ¡El Athletic campeón!

La primera canción rojiblanca de la que se tiene constancia es, sin embargo, más antigua. Les hablo del pasodoble del Athletic, escrito por Jacné en 1903. Se sabe que acompañaba a los recibimientos coperos y a los partidos disputados en Lamiako y que fue interpretado

en numerosas ocasiones por la banda de Garellano. Sin embargo, el tiempo borró su recuerdo y no se conserva ni la letra ni la música.

Años después, en 1923 y con la excusa de la celebración de las bodas de plata del club, Marcelino Amenabar, director de la banda municipal de Portugalete, escribió el pasodoble Athletic Club. La pieza se estrenó en Atxuri el 15 de mayo de 1923.

Fue muy popular en la época y se perdió en un traspapeleo de la banda de Garellano. Para entonces, otro cuplé había hecho fortuna entre las

huestes rojiblancas, aquel que decía Aúpa Txirri, aúpa Blasco, Goros, Pichi, Careaga y Velasco, Unamuno, Batá y Felipé (así, ambos acentuados), Roberto, Muguerza y el míster inglés. Redondea aquella historia de amor con el Salón Vizcaya aquella otra que decía Ay, Cecilio, Cecilio Ibarreche/están echando pestes/los de San Sebastián/y es seguro que p’aliviar sus penas/le nombran al Arenas/su sucursal, apoyándose en la melodía de un chotis que la tonadillera –y más tarde locutora de Radio Bilbao...– Emilia Bracamon-

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Las canciones

la ría a bordo de una gabarra para celebrar el título de Liga de la temporada 1982-83. Con ocasión de aquella celebración, el Athletic, al fin, decidió encargar el primer himno oficial de su historia: el Altza Gazteak que hoy perdura, treinta años después.

En 1982, el compositor de Otxandiano Carmelo Bernaola recibió el encargo de su vida: escribir el himno del Athletic. Bernaola buceó en las tradiciones (desde el Alirón de Aquino y Retana al pasacalles del Altza Gaztiak de Beobide...) y reorganizó los viejos cantos, arropándolos con versiones instrumentales.

Propuso entonces a Antton Zubikarai la creación de una letra en euskera y el conjunto se escuchó por

El ‘Altza Gaztiak’ y la marcha de Aida son las únicas canciones que hoy emocionan

Centro de Estudios

primera vez el 30 de marzo de 1983, en los prolegómenos a la disputa de los cuartos de final de Copa jugados frente al Barcelona. Ninguna como esta ha llegado tan hondo al corazón de los aficionados. Un viejo león recordaba que, en cierta ocasión, en medio del Padrenuestro habitual del vestuario previo al partido, les llegó el eco de San Mamés desde las gradas que traía esta canción agarrada de la cintura.

Para entonces en San Mamés ya habían sonado otras melodías.

Recuerda la memoria aquel Arriba,/arriba arriba,/arriba Rojo ese balón,/que Amorrortu lo prepara,/chuta Dani y mete gol que luego tuviese nuevas variaciones y una canción del pueblo, el Ikusi Mendizaleak, que ponía los pelos de punta cuando sonaba en la hermosa caja de resonancias de La Catedral. Hoy lo consigue, a duras penas, la marcha de Aida y el propio Altza Gaztiak.

Se canta menos que antaño y en los coros se cuelan letras discordantes, con algún que otro insulto.

No quedarán para la memoria de este cancionero, salvo, tal vez, aquella dedicada a José María del Nido, presidente del Sevilla. ¿La recuerdan, verdad?

La voz de la afición

“Se llama Urtzi, tiene 11 años y siempre recordará los momentos vividos en San Mamés” Se llama Urtzi y tiene 11 años.

Siempre recordará los buenos momentos vividos en el campo.

Cómo despedirse de San Mamés… Mejor no, mejor pensar que ha estado unos días ingresado y que cuando vuelva a estar presentable, va a ser para bien… Lo veremos renovado y con una cirugía muy bien hecha… o por lo menos eso esperamos.

Momentazos los vividos en ese campo, transmitidos a nuestros herederos y como los trasmitimos con tanta emoción,

pues sigue calando hondo. Esta familia, cada vez que acude a San Mamés, lo sigue viviendo intensamente, porque San Mamés es un campo intenso y que siempre, siempre, va a estar en nuestro recuerdo, igual que ha estado en el recuerdo de los que ya no están y que gracias a ellos hemos tenido la oportunidad de vivir este sentimiento.

AÚPA ATHLETIC!!! AÚPA SAN MAMES!!!

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te había popularizado en el viejo salón.

Como se acostumbra en esta tierra, cuentan las voces que en 1950, sobre los manteles de un restaurante y en los blancos de una servilleta, el letrista Goyo Nadal y el músico Timo Urrengoechea compusieron una canción de urgencia, un himno oficioso del Athletic para que esa misma tarde sonase en el programa de Bobby Deglané. Nació así, inspirado en un pasacalles, la viaja canción que cualquiera recuerda, aquel Tiene Bilbao, un gran tesoro... bajo el que se han librado cientos de batallas deportivas. Para entonces el legendario Gabriel Ortiz (perdón, Rompecascos...) ya había popularizado el histórico irrintzi ¡Athleeeeetic! que se remataba con un ¡eup! multitudinario antes de que estallase una botella de vidrio en su cabeza al grito de ¡Pa’ los pollos!.

Por el río Nervión bajaba una gabarra, rúmbala, rúmbala, rum; con once jugadores del club Atxuritarra rúmbala, rúmbala, rumba, la rumba del cañón.... No hay un aficionado que no conozca la canción tradicional Athletikzaleak, inspirada en una coplilla de los años 20. De su letra se extrajo la idea de surcar

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El campo de nuestras vidas

V I C E N T E D E L B O S Q U E > ENTRENADOR DE LA SELECCIÓN ESPAÑOLA

“La nostalgia va a ser llevadera” recibían sin problemas, luego el ambiente se fue enfriando, se confundió un poco, pero siempre que íbamos a Bilbao jugábamos en un sitio cómodo.

UNAI MUÑOZ

Al Real Madrid siempre se le ha considerado en Bilbao el rival a batir.

BILBAO. Con un Mundial, una Euro-

Pero había mucha gente del Athletic y algunos jugadores que apreciaban al Real Madrid.

copa y varias Champions entre sus logros deportivos, Vicente del Bosque (Salamanca, 1950) ha pisado campos de medio mundo, aunque siente predilección por San Mamés.

Reconoce que la afición bilbaina siempre ha sabido diferenciar y reconocer el buen fútbol. Ahora, con la mudanza, no cree que se pierda la sustancia. El seleccionador español solo tiene buenas palabras para La Catedral. Sobre el terreno de juego, con su característico bigote, llevó la batuta del juego del Córdoba, Castellón y Real Madrid. En el banquillo del viejo San Mamés vio cómo la afición rojiblanca despedía entre aplausos a los rivales, algo poco habitual en el mundo del fútbol, pero que dice mucho, según Del Bosque, del señorío de la parroquia bilbaina. “Siempre ha habido muy buena gente de fútbol, muy cordial”, subraya el que ha sido nombrado mejor entrenador del mundo, que de niño confiesa haber sido del Athletic, equipo que no cree que tenga especial problema para aclimatarse al nuevo campo. Lo considera ley de vida: “El espacio, la zona, los sitios a los que la gente va antes de que empiece el fútbol van a ser los mismos, no va a haber cambio de costumbres”.

Su debut como entrenador en San Mamés no pudo ser mejor. Un 0-5, la mayor goleada del conjunto merengue en Bilbao, y Laudrup se fue entre aplausos de la grada bilbaina.

Pues sí, fue un día bonito, pero también te tengo que decir que fui por primera vez como jugador, con el Córdoba, y nos metieron cinco. Un fantástico Uriarte, Txetxu centrando de maravilla... Luego, a la temporada siguiente, fui con el Castellón y marqué el gol del empate.

Usted tenía fama de tener mucha calidad. Las ponía donde quería. ¿En San Mamés tenía tiempo de pensar?

Tampoco era una presión asfixiante, siempre tenía la posibilidad de jugar la pelota. He sufrido más en Atotxa, que era un campo más reducido y donde casi no había espacios. Pero es que cogí los dos años en los que el Athletic fue campeón, con grandes jugadores que además de defender practicaban buen fútbol.

Antes ha mencionado a Fidel Uriar-

¿Qué tiene de diferente del resto de campos?

Lo que tengo presente siempre son las vallas que tenía alrededor del terreno de juego antes de su última remodelación.

La gente del fútbol, que se ha movido por todos los campos del mundo, siempre que habla de San Mamés lo pone en un lugar especial. ¿Por qué?

Es cierto que siempre ha habido muy buena gente de fútbol, muy cordial. Desde hace años, con el Real Madrid, que es lo que conozco, nos

Los Orue, Mauri, Maguregi, Artetxe, Markaida, Uribe, Gainza… En Salamanca los chavales teníamos simpatía por diferentes equipos, y yo de niño era del Athletic. Luego me fui con 17 años al Real Madrid y la cosa cambió, pero he tenido mucho afecto siempre a la gente del Athletic.

¿Cuánto tiene que ver el público en la fama de San Mamés?

Siempre hay un punto a favor del juego del equipo de casa, pero ha sido un campo grande, en el que se ha podido jugar y la gente del Athletic siempre ha reconocido a los que han jugado bien al fútbol, sean del propio equipo o del rival. No ha sido un campo especialmente incómodo, al contrario, ha sido un campo agradable para jugar. Lo que pasa es que cuando el Athletic presionaba, cuando empezaba a poner centros desde las bandas… Recuerdo a Txetxu Rojo, pero luego vino Estanis Argote o la pelea de Dani.

También se las vio en muchas ocasiones con Villar, su presidente en la FEF. Sí, por supuesto. En el tiempo que yo estuve como jugador en el Real Madrid, el Athletic nos ganó más partidos en San Mamés, pasó al contrario en Chamartín. Y la aceptación del Athletic en Madrid ha sido buena más allá de los asuntos políticos que no vienen a cuento y no correspondían con el fútbol.

¿Se acuerda de algún partido en Bilbao especialmente complicado por la forma de apretar del Athletic?

¿Ganó con los juveniles?

La verdad que no me acuerdo cuando fue la última vez que pisé San Mamés como entrenador (risas).

En Salamanca, cuando era un crío, ¿qué ‘leones’ se escuchaban por la radio?

Yo me incorporé al Madrid en la temporada 1973-74, justo cuando se abren las fronteras a los extranjeros. Siempre he convivido con extranjeros, pero la identificación de los equipos no se ha perdido, tampoco quiero decir que vaya en contra de la filosofía del Athletic, sino todo lo contrario, ya que es de alabar. En el Madrid ha habido gente que no ha sido de la cantera que son símbolos, como Puskas, que es húngaro y siempre será identificado con el Madrid, Di Stéfano o el mismo Gento. Pero bueno, mejor es que salga un chico de la cantera.

El primer recuerdo, que es de chaval. Fui con la selección castellana juvenil a jugar un campeonato con el combinado vizcaino. Tenía 18 años. Pisar el campo fue algo fantástico, pero en aquellos años estaba bastante más embarrado de lo que lo está ahora, que es una auténtica alfombra.

¿Y su último recuerdo en ‘La Catedral’?

Yo coleccionaba en los cromos a Orue, Canito… pero no me enfrenté a ellos. Sí que me impresionó enfrentarme a Fidel Uriarte, que era un jugadorazo.

En su época de jugador, el Real Madrid no tenía apenas extranjeros.

Eran el Madrid de los García… ¿Se está perdiendo la esencia?

¿Qué se le pasa por la cabeza si le digo San Mamés?

No, perdimos 2-1, pero hubo una gran entrada en el campo. Tengo un bonito recuerdo.

te, uno de los mejores jugadores que ha pasado por el Athletic. ¿Qué rojiblancos tiene en mente?

Del Bosque presiona a De Andrés en San Mamés.

“El espacio, la zona, van a ser los mismos, no va a haber cambio de costumbres”

Tampoco fue para tanto. No quiero meter la pata, pero creo que la entrada de Iñaki Sáez a Lezama fue el antes y el después. El Athletic empezó a jugar más al fútbol, a buscar jugadores de la cantera de otro perfil. De hacer futbolistas técnicamente más dotados, algo que ha florecido con el paso de los años.

¿Esperaba ver a un Athletic jugando como lo intenta Marcelo Bielsa?

En los años 80 ya hubo un cambio.

Evidentemente, sería muy difícil ahora volver a lo antiguo, el fútbol se ha globalizado, ya hay un estilo autóctono afincado.

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Del Bosque

¿Tendrá problemas el Athletic para aclimatarse al nuevo campo? ¿Puede haber síndrome?

Creo que no. Además, el campo nuevo va a tener la misma sustancia que el viejo San Mamés, arropado, vertical, muy coqueto. Va a ser un estímulo más. La vida va cambiando, las casas se reforman o se van cambiando, pero no se va a perder el sabor de lo que ha sido el viejo San Mamés. Además, está al lado y no va a haber problemas.

¿Cómo se le quedó el cuerpo cuando vio que a Laudrup y a Raúl les ovacionaron desde la grada pese a ser rivales?

Es un síntoma bueno para todos.

Aunque yo estaba en el banquillo del Real Madrid de forma interina, fue una satisfacción para todos.

¿Quién es el jugador del Athletic que más le ha impresionado?

Iribar. Además, cuando era un niño, creo recordar que le vi jugar en San Mamés cuando estaba de portero en el Basconia. Luego ha sido un histórico en Bilbao, además, tuve la fortuna de debutar con la selección española estando él todavía bajo la portería. Siempre ha sido un buen hombre, majo, al que se le guarda mucho respeto.

¿‘La Catedral’ es irrepetible?

Tampoco es muy drástico el cambio.

Se han movido un poco las paredes de sitio, es ley de vida. El espacio, la zona, los sitios a los que la gente va antes de que empiece el fútbol van a ser los mismos, no va a haber cambio de costumbres. Es normal que haya nostalgia, porque ha sido un siglo de relación, pero va a ser llevadera.

“No ha sido un campo incómodo.

Lo que pasa es que cuando el Athletic presionaba...”

“De crío era del Athletic.

Me acuerdo de los cromos de Canito, Orue...”

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La voz de la afición

Fotos no tengo, recuerdos todos… La mayoría buenos Huuum... San Mamés. De todas las anécdotas que seguro hemos vivido todos y cada uno se podría escribir un libro… Yo os comento algunas.

1. Recuerdo mi primer día allí en Preferente viendo al Bilbao Athletic contra el Lleida, perdimos… pero después de dar el coñazo al difunto aita de mi vecina conseguimos que nos llevase a tribuna, donde los asientos rojos… Espectacular la inmensidad desde aquella perspectiva… Sin embargo, no recuerdo mi primer partido del primer equipo, soy incapaz.

2. Los días que mi hermano mayor gastaba su paga para llevar a su hermana pequeña con él al fútbol… Se lo agradeceré infinitamente, eso y cuando me llevaba en tren a Lezama, para mí era lo más. Con los años yo he conseguido llevar a su hijo, mi sobrino Jon, y estoy encantada de ver que este tiene el virus dentro…

Bendito virus.

3. El día que aburrí hasta lo impensable a aita porque yo también quería ir a ver la final de 1985 contra el

Atlético con mi hermano. En una de estas, aita enfadado me dijo: “Se acabó, vale, el año que viene te prometo que te llevo…”, pero ya no llegaban a finales y mi padre, diez años después, en unas Navidades, me despertó, me pidió dos fotos y me dijo: “Hace años te prometí una final de Copa, como no se si estos cazurros llegarán, no quiero dejar promesas pendientes, te regalo el carné del Athletic… El mejor regalo de mi vida, por lo que es el Athletic y porque cinco filas por encima de mí, se sentaba el que hoy es mi marido.

4. El gol del Gallo al Zaragoza… ¡Champions Luis!

5. El bienio negro… El gol olímpico que no fue gol de Julen, el penalti de Tiko y el 0 de Iraola... El sinvergüenza de Mejía Dávila.

Aquel gol fue clave para seguir en Primera... y yo embarazada de siete meses. Mi marido me dijo: “Aino, jamás te he prohibido nada, pero hasta que nazca Aitor se acabó San Mamés… Mesedez eskatzen dizut!

6. El día que se cantó por primera

vez al lehendakari Toquero… Semifinal y a Valencia.

7. El día que llevé a Unai, mi hijo mayor, a ver al Manchester. Solo teníamos un carné y su padre me pidió que fuese el crío el que viera ese partido, como cincuenta años atrás había hecho su aitite un día que nevaba en Bilbao y dos horas antes San Mamés estaba lleno. Me dejaron entrar sin entrada para sentar al crío y no tuve valor para esconderme en el baño y esperar al partido. Tonta de mí vi el partido en un bar fuera.

8. Cuando Llorente marcó aquel gol al Sporting de Portugal. Las lágrimas se me caían e intentaba disimular… y cuando me dí cuenta unos cuantos al lado mío lloraban igual. ¡Joé! no hace un año y parece una eternidad.

Fotografías no tengo, pero recuerdos todos… y la mayoría buenos… ESKERRIK ASKO SAN MAMES, ESKERRIK ASKO ATHLETIC!!

Café Oficial del Athletic Club

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Pichichi (en la foto con el pañuelo en la cabeza) jugó su último partido con el Athletic en la final de Copa ante el Atlético Madrid, única disputada en San Mamés. FOTO: DEIA

Liga 1983-84, antepenúltimo partido. Dani celebra el 2-1 ante el Madrid, resultado clave para ganar el octavo título liguero. FOTO: DEIA

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Yeste es llevado a hombros por los hinchas tras la electrizante victoria (3-0) del Athletic ante el Sevilla, en la semifinal de Copa de la temporada 2008-09. FOTO: DEIA

13 trances mágicos entre 1913 y 2013 Elúltimoalegrónen‘LaCatedral’ocurrióhace unaño,conelSportingdePortugalcomorival que han hecho del fenómeno futbolístico y del Athletic en particular parte cotidiana de nuestras vidas.

EL REY EN LA INAUGURACIÓN. El 21 de agosto de 1913 fue inaugurado San Mamés con un torneo triangular que disputaron, además del Athletic, el Racing de Irún y el Shepherd’s Bush londinense, que acabó primero. Ante la mirada de los reyes Alfonso XII y Cristina, desplazados especialmente para el acontecimiento, Pichichi iniciaba su leyenda anotando el primer gol del nuevo campo. El Racing Club de

1.

JULIÁN GOIKOTXETA BILBAO. Cien años, miles de parti-

dos, 100.000 sensaciones. Una barbaridad. Acotar la densa historia de San Mamés en trece partidos es una osadía, pero a ello vamos, con el riesgo consiguiente de pasar por alto momentos de tensión, belleza, tristeza, alegría; emociones en suma

Irun, vigente campeón de la Copa, reaccionó y acabó empatando el encuentro.

LA GRAN PALIZA AL BARÇA. A día de hoy, el 12-1 que el 8 de febrero de 1931 le endosó el Athletic al Barça sigue siendo la mayor goleada en la historia de la Liga. El Athletic también tiene registrada la mayor goleada en la Copa, al Celta y por idéntico guarismo: 12-1. Ante el Barça, Bata anotó siete, que también es el récord de goles, compartido con Kubala, en un solo partido. En su web oficial, el Barça trata de edulco-

2.

Temporada 1976-77, final de la Copa de la UEFA ante la Juventus: Iribar, Dani, G rruca, Amorrortu, Lasa, Irureta y Rojo I. FOTO: DEIA rar la mácula: sus futbolistas, enfrentados con la directiva, hicieron huelga de piernas caídas, se afirma.

CAMPEÓN DE COPA EN CASA. El Athletic ganó su octava Copa derrotando por 4-1 a su hijo, el Atlético de Madrid, y en San Mamés, abarrotado con 15.000 espectadores.

La final se disputó en La Catedral porque la sede se adjudicaba de antemano. Laca y Acedo marcaron cada uno dos goles. El gran Pichichi, en el que fue su último partido con la camiseta rojiblanca, se marchó de vacío. También se despidió míster

3.

Barnes, el técnico que imprimió el sello británico al Athletic.

SEIS AL REAL MADRID. La segunda delantera histórica del Athletic –Iriondo, Venancio Zarra, Panizo y Gainza– le endosó el 12 de marzo de 1950 un espectacular 6-2 al Real Madrid, con tres goles de Panizo, dos de Iriondo y solo uno de Zarra, que aquella temporada logró el cuarto de sus seis Pichichis como máximo goleador.

EL UNITED Y LA NIEVE En su estreno en la Copa de Europa, el Athletic se topó en cuartos de final

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5.

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Partidos inolvidables

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un 0-6 en la temporada 1930-31).

Zubiaga, un defensa, marcó tres goles; Igartua y Uriarte completaron tan rotunda goleada al Real Madrid.

LA JUVE Y LA FINAL DE LA UEFA Una mezcla de satisfacción y frustración por lo que pudo haber sido y no fue, el primer título europeo del Athletic, embellece ese partido. La final de la Copa de la UEFA se jugaba a doble encuentro. Los leones ganaron a la Juventus en San Mamés (2-1) remontando, con goles de Irureta y Carlos, el tanto inicial de Bettega (m. 6). Perdieron el trofeo por el doble valor de los goles a domicilio si hay empate (1-0 en la ida).

GOIKOETXEA A HOMBROS En los dieciseisavos de final de la Copa de Europa el Athletic se midió al Lech Poznan polaco. En la ida perdió 2-0. Había que remontar. Y el día marcado fue el 28 de septiembre de 1983. Andoni Goikoetxea abrió brecha a los once minutos y lanzó un rugido liberador de auténtico león.

Liberador porque cuatro días antes había lesionado a Maradona y fue sancionado con 18 partidos, castigo rebajado posteriormente a siete. El Athletic metió cuatro goles (4-0) y al término del encuentro Goiko fue levantado por sus compañeros a hombros ante el delirio de la afición.

LA CLAVE PARA EL TÍTULO El Athletic de Javier Clemente se midió al Real Madrid en San Mamés en la antepenúltima jornada, el 1 de abril de 1984, en un partido cargado de tensión. El triunfo rojiblanco (2-1, goles de Goikoetxea y Dani) fue decisivo para amarrar el octavo titulo liguero porque tomaba a su favor el gol average particular (0-0 en el Bernabéu), ya que tras la última jornada Athletic y Madrid terminaron con 49 puntos.

ALIRÓN ANTE LA REAL El último partido de aquella Liga se disputó frente a la Real Sociedad. Liceranzu liberó de angustias La Catedral. El txuri urdin Uralde marcó y un silencio sepulcral cubrió San Mamés. Rocky repitió, hizo el gol 3.000 del Athletic y aseguró el octavo título de Liga.

UN CENTENARIO PLETÓRICO En la temporada 1998-99 el Athletic, con Luis Fernández al frente, conmemoró su centenario con un magnífico segundo puesto, que le dio derecho a disputar la Liga de Campeones, consolidado con el triunfo en el último partido ante el Zaragoza (2-0). La hinchada celebró el subcampeonato con frenesí.

SEVILLA Y LA AUTOESTIMA Curso 2008-09. Semifinal de Copa. Enfrente, un Sevilla crecido.

Había ganado en la ida por 2-1. “Nos vamos a comer el león, de la melena a la cola”, dijo su presidente, José María del Nido. El Athletic ganó 3-0 y tanto la afición, que invadió el campo, como el equipo recobraron la autoestima tras años de tinieblas.

DE LISBOA A BUCAREST Eliminados el Manchester o el Schalke, el Athletic se enfrentó en semifinales al Sporting de Portugal, que ganó 2-1 en la ida. En San Mamés se adelantó Susaeta, empató Wolfswinkel; Ibai puso el 2-1. En plena tensión, cuando se mascaba la prórroga, Llorente anotó a falta de dos minutos el 3-1. San Mamés estalló. Y ya no supo de más alegrías.

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Piru Gainza y el trío arbitral poco antes del Athletic-Manchester United bajo la nieve (16-I-1957). FOTO: DEIA

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12-1 y al Barça, la mayor goleada de la historia liguera. FOTO: DEIA

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Liceranzu anota el gol 3.000 del Athletic ante la Real, que supuso el 2-1 y el octavo título liguero. FOTO: EFE

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Guisasola, Escalza, Alexanko, Villar, Chu-

con el reputado Manchester United.

El primer partido se jugó en San Mamés, y la nieve, aquel 16 de enero de 1957, tan rara por estos lares, enfatizó el sentido épico del choque (5-3).

El Athletic, en la vuelta, con muchas bajas, quedó eliminado con un gol de Berry en el minuto 85 (3-0).

ZUBIAGA Y EL 5-0 AL MADRID Mateo Félix Zubiaga Atxa, El Hacha de Arrankudiaga, aquel 1 de febrero de 1970, domingo, tuvo su día de gloria. El Athletic logró su victoria más amplia en San Mamés sobre su gran antagonista (hay registrado

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6 2 Iriondo, Venancio, Zarra, Panizo y Gainza, la mítica delantera que anotó un 6-2 al Madrid (12-III-1950). FOTO: DEIA

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El humor de Asier

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“La localidad ha pasado de mi abuelo a mi aita y ahora me toca a mí” CRISTINA AIRA URIBE San Mamés, 54 años de mi vida has formado parte de mí, de mi familia, de mis amigos, de mi gente. No has sido un estadio cualquiera. ¡No! Has sido La Catedral, donde hemos vivido momentos de euforia animando a nuestros colores como solo los rojiblancos sabemos vivir el fútbol.

Momentos de muchas alegrías, de salto con la bufanda en mano para cantar un gol de los nuestros. Victorias vividas. ¡Tantos buenos jugadores han pisado tu césped y nos han echo vibrar! También algún sustillo, pero no te preocupes, San Mamés, eso pasa en las mejores familias. Y la nuestra, tú sabes que es, ha sido y será siempre la mejor.

La localidad en la que acogías a los míos: desde mi abuelo Fermín, que con puro en mano y su boina siempre te visitaba los domingos

de partido, pasando después a mi aita Luis, que heredó del abuelo el carné de socio y que siempre lo ha mostrado con orgullo…. ¡Tener un lugar, un sitio en tu casa, San Mamés, ha sido mucho más importante que tener todo el oro del mundo!

Hace un par de días tuve que elegir con mi aita un nuevo sitio en un nuevo campo, algo que para mí ha sido histórico. Un nuevo campo, una nueva Catedral que te va a sustituir, lo mismo que mi aita sustituyó a mi abuelo.

Siento una pena en el alma difícil de explicarte, pero tú bien sabes que desde muy niña has sido un referente para mí. ¡¡¡Mi San Mamés del alma!!! No es un agur, es un gero arte.

Son tantos los recuerdos que siempre estarás en mí.

Nunca te olvidaré.

La primera vez que fui a San Mamés me sentía en el cielo Para transmitir mi vivencia hay que retroceder 57 años, allá por 1956...

T

ODOS tenemos guardados en las entrañas de la memoria unos momentos muy especiales, en mi caso muchos de ellos están vinculados con el fútbol. No soy especialmente un coleccionista de recuerdos, pero hay alguno que otro que siempre aparece y uno especialmente es el primer día que pude asistir a San Mamés. Para transmitir mi vivencia hay que retroceder 57 años, allá por el año 1956.

No recuerdo con quién jugó el Athletic, mis recuerdos están circunscritos al haber vivido un DÍA GRANDE. Días antes, mi padre, trabajador de Ferrocarriles La Robla, me dijo que si hacía los deberes y tenía buen comportamiento me iba a llevar a San Mamés a ver al Athletic. El partido se jugaba en domingo a las 5.00 de la tarde. Desde ese día fui un

POR JOSÉ MANUEL ESNAL, MANÉ

santo, me quería saltar los días.

Hasta entonces solo escuchaba las conversaciones de los mayores, entre ellos a mi abuelo, que contaba alucinantes historias de Pichichi. Ya se había encendido esa llama de fuego que cautiva y te hipnotiza, la afición por el fútbol ya se había prendido en mí.

Domingo, 7.00 de la mañana, arriba: aseo, desayuno, ropa de los domingos y al tren de las 8.45 (el mixto). Los balmasedanos de la época lo recordarán, trayecto de

noventa minutos hasta Basurto y otra hora y media de cola para sacar las entradas en taquilla, (general y de niño). Todo aquel trajín, tanta gente, bien vestida, canciones, conversaciones en voz alta, gritos de ánimo, encuentro con conocidos de mi padre, te tocaban la cabeza, te preguntaban por el resultado, qué jugador te gustaba...

Me sentía en el cielo. La localidad de General estaba dividida en una parte de asientos sentados y corridos y, detrás de ellos, el público estaba de pie, apretujados según mi padre, porque a los niños nos hacían un sitio cerca de las primeras filas. Recuerdo las protestas de los de atrás, cuando los de las primeras filas se ponían de pie en el fragor de juego, con la palabra: Sen-tar-se. Me llamó la atención lo que allí se fumaba y un aroma de colonia muy fuerte.

Durante el partido había un

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SAN MAMÉS 1913-2013 EXTRA

Deia Igandea, 2013ko maiatzaren 26a

Mané

señor que cantaba en solitario dando un grito de ATHLEEEE...

TIC. El resto del campo, en silencio, hasta que aquel interminable alarido que parecía que iba a ahogar al autor terminaba y todo el campo le respondía a coro, terminando con el himno del equipo. A mi pregunta de quién era el señor que cantaba, me contestó que se llamaba ROMPECASCOS y me contó la historia de que rompía botellas en su cabeza... En fin, todo era magia por todos lados. No recuerdo cómo acabó aquel partido. La vuelta a casa fue una auténtica cascada de preguntas y más preguntas acerca de todo lo que había vivido.

Posteriormente, cada una de mis visitas a San Mamés me ha proporcionado un cúmulo de emociones vitales en mi existencia. Por ejemplo, ver jugar en directo a los mejores jugadores del concierto futbolístico internacional (todos los últimos Balones de Oro), pero, sobre todo, poder admirar a tus ídolos, los Iribar, Garay, Uriarte, Artetxe, Rojo, Argote, Dani, Clemente... Seguro que me dejo muchos, no habría espacio en este artículo. He podido vivir también acontecimientos de gran emoción como la trayectoria de la dos Ligas

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ganadas, las eliminatorias europeas que nos han llevado a dos finales continentales, las múltiples eliminatorias de Copa que nos han dado acceso a finales, un Mundial en 1982, con un partido FranciaInglaterra.

Otras de carácter profesional indescriptibles, como la primera vez que entré en San Mamés como jugador, las primeras ilusiones con la selección juvenil (esta jugaba partidos en San Mamés), finales de la Copa de aficionados y partidos de Copa con el Athletic y el Bilbao Athletic. Y en los últimos tiempos, como entrenador del primer equipo, son emociones imposibles de describir.

Ahora, en el momento de tener noticias de que nuestro San Mamés, nuestro viejo amigo, nos deja fluyen todos esos recuerdos entrañables, pero entiendo que el nacimiento de su descendiente hay que prepararlo con todo el cariño del mundo. El cordón umbilical de la edificación anterior transmitirá los genes y la fortaleza de nuestra Catedral.

Por tanto, desde esta tribuna, un agur al viejo San Mamés y zorionak al nuevo campo.

Mané, como técnico del Athletic, accede al terreno de juego de San Mamés acompañado por Ondarru.

* Exentrenador del Athletic

RPS: 143/12

EXTRA SAN MAMÉS 1913-2013

36

Domingo, 26 de mayo de 2013 Deia

El campo de nuestras vidas

Txorierri,

al servicio de la formaciĂłn y el empleo global E

n Politeknika Ikastegia Txorierri interpretamos el concepto de economĂ­a global como un elemento favorecedor del intercambio de servicios educativos a travĂŠs de las fronteras.

Por tanto, lo entendemos como una oportunidad para que nuestro sistema educativo aproveche el prestigio del que goza y atraiga recursos de otros países, o se asocie con otros centros como una estrategia para exportar su conocimiento, modelo de gestión, mÊtodos de aprendizaje... Los Proyectos de Transferencia de Innovación, ÀQDQFLDGRV SRU HO SURJUDPD HXURSHR /HRQDUGR VXSRQHQ XQD PDJQtÀFD oportunidad en aras a la búsqueda de sinergias de cara a la implantación de nuevos proyectos.

existentes y contribuir activamente a la transformaciĂłn de la “crisisâ€? en nuevas oportunidades. EMPLOY pone especial ĂŠnfasis en el hecho de que el estudiante/demandante de empleo participe cada vez mĂĄs activamente en el SURFHVR GH LGHQWLĂ€FDFLyQ GH ODV FRPpetencias y habilidades transversales que les faltan y en el hecho de que desarrolle estas competencias con enfoques nuevos y creativos. Se les animarĂĄ a diseĂąar el proceso de su futuro.

El resultado esperado es que este gru-

sarrollar las competencias previamenWH LGHQWLÀFDGDV ‡ 'HVDUUROODUiQ HQ ORV XVXDULRV KDELOLdades de búsqueda de empleo y estrategias de aprendizaje permanente.

Para desarrollar el programa EMPLOY, el proyecto llevarå a cabo un anålisis de las competencias que demandan los empleadores en cada país socio y publicarå un informe internaFLRQDO (O 3DUTXH &LHQWtÀFR \ 7HFQROygico de Bizkaia (socio en el proyecto) ayudarå a Politeknika Txorierri a lle-

BACHILLERATO DE CIENCIAS Y TECNOLOGĂ?A CICLOS FORMATIVOS DE F.P.

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SAN MAMÉS 1913-2013 EXTRA

Deia Igandea, 2013ko maiatzaren 26a

Opinión

Desaparece el cuerpo, persiste el alma Un campo inigualable que ha concitado la admiración y el respeto de todos

S

AN Mamés cumple 100 años y la vieja y entrañable Catedral del fútbol se prepara para su despedida y, como dice el insigne Iñaki García Ergüin en una maravillosa ensoñación artística, alumbrar como si fuese un hijo biológico un nuevo San Mamés, hermoso, espectacular, al que deseamos que venga al mundo futbolístico con los genes que le cede un campo inigualable que ha concitado la admiración y el respeto de todo el mundo futbolístico y la pasión y el amor de todo el mundo del Athletic.

Mis recuerdos de San Mamés podría situarlos estrujando la memoria a mediados de los años 50.

Recuerdo por ejemplo, que el primer partido que vi en San Mamés no fue dentro del campo si no desde una terraza de una casa de la calle Luis Briñas. Fue contra el Sevilla.

Perdimos 0-3. Y los tres goles los metió Pepillo. A partir de este recuerdo se me agolpan en cascada muchos otros sobre los que renuncio a darle un orden cronológico y prefiero expresarlos tal como me van saliendo del corazón.

La composición de aquel San Mamés con su Tribuna Principal y su General, sus Preferencias de Misericordia y de Capuchinos. La reventa oficial en la plaza del teatro Arriaga, los trolebuses del 1 y del 5 que nos dejaban para ir a San Mamés o en el Sagrado Corazón o en el final de Alameda Urquijo. La construcción de la Tribuna Principal Alta con su hermoso arco donde pasaron mis padres que eran socios de Capuchinos a ocupar una plaza en la fila 16, números 127 y 128. La almohadilla hinchable que llevábamos desde casa, la salida de aquella pléyade de jugadores a los que se dio en llamar La Gota de Leche: Orue, Garay, Mauri, Maguregui, Artetxe, Uribe, Marcaida y Arieta. Aquel partido contra el Independiente de Buenos Aires cuya figura era un fenómeno llamado Grillo, la tangana que se montó. Aquel aficionado, que no hubiese superado el control de alcoholemia, que se subió al arco un día de partido contra la Real. Los edificios laterales que sostenían al arco y que en la reforma de 1982 se cambiaron por unas inmensas ménsulas de acero y cemento que son las que actualmente lo soportan, constituyendo una nueva obra de ingeniería espectacular.

Recuerdo las avalanchas de la General, el famoso barrillo de San Mamés, que ha sido un campo que ha soportado estoicamente la lluvia (lo llevaba peor con la manguera).

Las salidas de los jugadores por los córners... Tengo una emoción especial referida al que yo creo ha sido el mayor lleno de la historia de San Mamés, el partido del Liverpool en Copa de Europa en 1983, cuando, al no estar amueblados los fondos, la capacidad de La Catedral llegaba a los 50.000 espectadores. O aquel otro

POR JOSÉ J. LERTXUNDI

anterior contra el Lech Poznan de Polonia cuando, después de ganar 4-0, los jugadores se llevaron a hombros a Goiko, que estaba pasando un momento delicado tras la lesión de Maradona. El final de la Liga de 1984 contra la Real. Partidos gloriosos contra el Barcelona y contra el Real Madrid. Recuerdo un partido contra los merengues en el que, al ocupar Buyo la portería de Misericordia, le lanzaban una lluvia de objetos una y otra vez, el árbitro se dirigió al delegado del campo, Manolo Morán, amenazándole con suspender el partido. Este le dijo: “Aguante un poco que esto se termina”. El árbitro le respondió: “¿Cómo lo sabe usted?”. Manolo le contesto: “¡Porque se les acaba la munición!”. La casa de Willi Perdiguero, la Feria de Muestras al lado, los entrenamientos en los pasillos de la Tribuna Principal en días de crudo invierno. Un recuerdo muy especial constituye para mí el Mundial de 1982, la apertura del grupo que nos correspondió con un Francia-Inglaterra de impresionante recuerdo un día de calor sofocante en el que superamos los 40 grados.

También me vienen a la memoria recuerdos de los jugadores míticos de las famosas delanteras, y me acuerdo de unas cuantas, por ejemplo una que era la que conoce todo el mundo: Iriondo, Venancio, Zarra, Panizo y Gainza. Hay otra también fantástica: Arteche, Marcaida, Arieta, Uribe y Gainza. Y otra: Argoitia, Uriarte, Arieta II, Clemente y Rojo.

Luego, más tarde, las delanteras fueron perdiendo efectivos y ya

San Mamés ha sido el cuerpo; el público, el alma llena de alegrías y emociones

eran de tres jugadores: Dani, Carlos y Rojo I. O un poco más tarde: Dani, Sarabia y Argote. Seguimos perdiendo efectivos, delanteras de dos como las de Valverde y Ziganda, o la de Etxeberria y Urzaiz, y la anteúltima de Toquero y Llorente, para llegar ya a la delantera de uno, la última, la de Aduriz.

Cómo no recordar al jugador que más me ha marcado como aficionado y como persona: Iribar, santo y seña del Athletic por siempre y para siempre, el mito viviente que ha estado, está y estará en el corazón de todos los que tenemos la sangre roja y blanca.

San Mamés ha sido el cuerpo. Y el alma, su público, siempre ahí, en una comunión perfecta, animando, arbitrando, premiando y castigando a grandes figuras que, si en un momento generaron rechazo, más tarde fueron aclamadas por su calidad en un proceso de reconocimiento único en el mundo. Cómo no recordar a Kubala y a Di Stéfano, a un Gento vilipendiado y más tarde aclamado, a tantos jugadores que, como dice un cronista madrileño, se les empieza a ver su calidad después de pasar la prueba de San Mamés, o a tantos equipos que en su primera visita honran nuestra historia haciendo una ofrenda floral al busto de Pichichi.

Me acuerdo, ya lo he comentado, del título honorífico que ha recibido siempre San Mamés, La Catedral, y del título honorífico que han recibido siempre nuestros jugadores, los leones, los leones de San Mamés, que reciben su título no como pudiera parecer por su condición de fuerza, fiereza y nobleza, que también, sino porque en la vieja capilla de la Santa Casa de Misericordia está entronizado San Mamés cuya leyenda dice que fue echado a los leones y estos no le atacaron. Allí está entronizado San Mamés y su león, y esto da origen a los Leones de San Mamés, que siguen siéndolo, y que seguirán siéndolo eternamente en el nuevo campo que está alumbrando como si de un parto del viejo se tratara, maravilloso, admirado y querido por todo el mundo campo de San Mamés.

Desaparecerá el cuerpo. Persistirá el alma llena de emociones, alegrías y tristezas, alborozo sin límite y lágrimas amargas llenas de amor y sentimiento, nunca de frustración y rabia. Dentro de poco nos acordaremos del último partido, del primero en el campo nuevo, de la demolición del viejo... Y nos invadirá una cierta tristeza, un estado de melancolía que trataremos de superar con la ilusión en el futuro, en igualar el pasado, en superarlo y recordarlo para seguir eternamente con un lema de un famoso periodista, Monchín, de la época de mis primeros recuerdos: “El Athletic tiene que copiar su propia historia”.

* Expresidente del Athletic

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El campo de nuestras vidas

Un campo sembrado de estrellas SalvoPelé,losgrandes‘cracks’delfútbolmundialhandesfiladoporSanMamés JULIÁN GOIKOTXETA BILBAO. Salvo Pelé, el luso Eusebio,

o el inglés Bobby Charlton, que sí estuvo, pero el año pasado y en calidad de presidente de honor del Manchester United, prácticamente los mejores futbolistas de todos los tiempos han pisado el césped de La Catedral, y si O Rei no desplegó su talento sobre San Mamés fue porque su carrera futbolística transcurrió en el Santos, y cuando dejó el club brasileño fue para enrolarse en el Cosmos de Nueva York con 35 años, para hacer caja y afrontar sus deudas.

El resto de las grandes leyendas balompédicas han competido frente al Athletic en su vetusto templo, sobre todo porque el equipo bilbaino ha tenido en su densa trayectoria vital a dos antagonistas gigantescos como son el Real Madrid y el Barça, clubes que cimentaron su poderío en los años 50 y contra quienes el equi-

po bilbaino ha sabido competir, pese a su franca desventaja, fiando el alma a la fuerza de su cantera.

Los cracks más luminosos en toda la historia futbolística mundial han pasado por el Real Madrid y Barça –Di Stéfano, Maradona, Cruyff, Kubala, Zidane, Ronaldo Nazario, Ronaldinho, Messi, Cristiano Ronaldo...– y por San Mamés.

Pero hubo jugadores que también marcaron una época, como en el fabuloso Bayern de Múnich de los años 70 que conquistó tres copas de Europa consecutivas (1974, 1975 y 1976) y fue la base de la selección alemana que ganó el Mundial de 1974.

También desfilaron por La Catedral.

Gerd Müller, cuyos récords goleadores están cayendo ahora, cuarenta años después, por la incontinencia de Messi y Cristiano; el Kaiser Franz Beckenbauer, que tuvo la ocurrencia de bajarse el pantalón

para mostrar su trasero a la afición, el portero Sepp Maier o el delantero Uli Hoeness. Aquel poderoso Bayern vino a Bilbao con motivo del Trofeo 75 Aniversario del Athletic, disputado en el mes de agosto de 1973, del que también formaron parte el Rapid de Viena y el Real Madrid.

Los torneos amistosos, sobre todo el Villa de Bilbao en la década de los 70, sirvieron para que notorios equipos, tanto europeos como de América Latina, pudieran exhibir a sus figuras en La Catedral. Los buenos aficionados reconocieron en un jovencísimo Lothar Matthäus el ímpetu y el talento que posteriormente desplegó en el Bayern, el Inter o capitaneando la selección germana que ganó el Mundial de Italia’90.

Matthäus jugó en San Mamés formando parte del Borussia Mönchengladbach que acudió al VII Trofeo Villa de Bilbao, donde también compitieron, además del Athletic, el Wolverhampton inglés y el Bohemians de Praga, el club referencia de la selección checoslovaca que ganó la Eurocopa’76. Y entre sus jugadores, uno, Antonin Panenka, que encontró hueco en el parnaso por cómo batió en la final ante Alemania a Sepp Maier, considerado entonces el mejor cancerbero del mundo, lanzando de forma tan sutil como genial un penalti que desde entonces lleva

grabado su nombre: a lo Panenka.

Del mismo modo jugaron el La Catedral los hermanos Van de Kerkhof, René y Willy, en la edición de 1978, en una especie de revancha de la final de Argentina’78, con el campeón holandés, el PSV, y el argentino River Plate de Pato Fillol, Daniel Pasarella y Óscar Ortiz.

Cuando en la temporada 1956-57 el Athletic debutó en la recién creada Copa de Europa se topó con el Honved de Budapest en octavos de final.

Aquel equipo húngaro, de enorme

Di Stéfano y Puskas

Kopa

Kubala

Luis Suárez

Matthäus

Laudrup

Panenka

Kempes

Müller, Maier y Beckenbauer

Platini

Keegan

Futre

Zidane

Messi

Ronaldinho

Romar

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SAN MAMÉS 1913-2013 EXTRA

Deia Igandea, 2013ko maiatzaren 26a

Los ‘cracks’

prestigio, aglutinaba un grupo de futbolistas con los que el Athletic se reencontró posteriormente enrolados en el Madrid (Ferenc Puskas), y en el Barcelona, (Sander Kocsis y Zoltan Czibor). El Athletic superó al campeón magiar y en cuartos cayó frente al Manchester United.

Kocsis y Czibor se juntaron en el Barça con otro ilustre compatriota, Ladislao Kubala, icono del barcelonismo y jugador que cambió la historia del club azulgrana. Kubala tuvo experiencias agridulces en San Mamés. En 1954, durante un partido de Copa, sufrió una grave lesión (rotura de ligamento lateral y menisco de la rodilla derecha) que tardó cuatro meses y medio en sanar.

Kubala coincidió en los años 50 con otra luminaria futbolística, Luis Suárez, único jugador español que ha ganado el Balón de Oro, en 1960.

Sin embargo Kubala, en los diez años

en los que estuvo al servicio del equipo culé, sólo anotó dos goles en San Mamés, ambos en un partido de semifinales de Copa del curso 195455 (2-2). De poco le sirvieron al Barça, pues acabó eliminado, el Athletic accedió a la final y quedó campeón.

De aquel legendario Honved, Puskas alcanzó la gloria plena asociado a otro de los máximos fenómenos que ha dado el fútbol mundial, Alfredo Di Stéfano. Ambos lideraron el Real Madrid de las cinco Copas de Europa en los años 50, junto a otros mitos del madridismo como Paco Gento o Raymond Kopa y establecieron las bases del dominio blanco en la liga española hasta la irrupción de Johan Cruyff entrenador y espíritu del Dream Team.

Di Stéfano marcó su último gol a domicilio con la camiseta madridista precisamente en San Mamés, el 12 de enero de 1964 (2-3).

Cañoncito Puskas anotó seis goles

en San Mamés, y a día de hoy es el jugador del Real Madrid que más tantos ha logrado en La Catedral. Los hizo a lo largo de diez temporadas.

Cristiano Ronaldo lleva cuatro y ya suma otros tantos goles, dos de los cuales los hizo el pasado 14 de abril (0-3). Tiene uno gol menos que Raúl y uno más que Hugo Sánchez, otro de los reputados matadores del fútbol, al que hay que añadir otros dos que logró con el Atlético de Madrid, club en el que militó durante cuatro campañas. Los hizo en la Liga 198485 (2-2). Poco después rubricó otros dos, en la final de Copa de aquel año antes de fichar por el Real Madrid... (mejor ni recordarlo).

Sin embargo, el auténtico matador, el argentino Mario Kempes, solo guarda pesadillas de su paso por La Catedral, según reconoció a DEIA en una reciente entrevista, en donde jamás pudo batir a Iribar, quien solo una vez recibió tres goles en La Catedral y se los hizo Marianín, jugador del Oviedo; ni a Zubizarreta en los siete años que jugó con el Valencia y

los dos en el Hércules. Tan curioso, aunque por exceso, es el caso del búlgaro Hristo Stoichkov. En siete cursos con el Barça contabiliza cuatro goles, pero gastó toda la pólvora en su debut. Fue un infausto 10 de marzo de 1991 que ha quedado marcado a fuego en el viejo estadio. El Athletic recibió la mayor goleada de su historia (0-6) y Stoichkov se convirtió en el delantero que más goles ha marcado al Athletic en su feudo en un solo partido.

Otro de los genios absolutos, Johan Cruyff, transformó dos goles en cinco visitas, aunque para la posteridad queda el K.O .que sufrió por un guantazo de Ángel María Villar. Diego Maradona fue más eficaz y mojó en todas sus presencias en San Mamés, tres goles en los dos partidos que disputó con el Barça (1982-83 y 1983-84), y otro con el Sevilla (1992-93).

Cuando el centenario San Mamés está a punto de echar el telón, las leyendas balompédicas y tropa en general ensalzan el aroma a fútbol que despliega su graderío, incluido Bernd Schuster, quien en su día lo comparó con Corea (la guerra de...), y cuyo recinto visitó con Barça, Real Madrid y Atlético. No fue el único en repetir con distinta muda. Otro ilustre, Michael Laudrup, lo hizo con la Juventus, Barça y Madrid; Figo

Dalglish

Beckham, Ronaldo y Raúl

W. Van de Kerkhof

Maradona

con Barça y Madrid; lo mismo que Ronaldo; Rivaldo con Depor y Barça; Zidane con la Juve, junto a Del Piero (en la Liga de Campeones), y Real Madrid; Romario con el Barça y el Valencia. Kenny Dalglish llegó con el poderoso Liverpool (1984). El Kun Agüero marcó su primer gol con el Atlético en San Mamés (2006-07) e Iker Casillas debutó en Primera con el Madrid en La Catedral, el 12 de septiembre de 1999 (2–2).

El Mundial de España’82 atrajo hasta San Mamés a Inglaterra, Francia y sus estrellas. Por el bando británico pelearon Brian Robson o Kevin Keegan, dos veces el Balón de Oro; y por el galo Michael Platini, ungido tres veces con el preciado galardón. Pero antes acogió a la Polonia de Boniek, que jugó un amistoso.

El 28 de mayo de 1964, con motivo de las bodas de oro de la Federación Vizcaina, una selección de Bizkaia se enfrentó en San Mamés al Manchester United. Allá estaba él, el quinto Beatle, el genial George Best, con solo 18 años, y Denis Law, que ese año se adjudicó el Balón de Oro. Del Divino Zamora a Jesús Mari Zamora o Bakero; el austriaco Sindelar, el Mozart del fútbol; Mauro Silva, Bebeto, Waldo, Bonhof, Rep, Quini, Amancio, Futre, Mijatovic, Suker, Beckham, Roberto Carlos, Leivinha, Ayala... Tantos.

Y el último fogonazo: Leo Messi despidiéndose de aquella manera, tan hermosamente cruel.

Del Piero Stoichkov

Cruyff

Hugo Sánchez Rivaldo Cristiano Ronaldo

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Figo

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El campo de nuestras vidas

100 años de historia se merecen el 100% de nuestro esfuerzo para construir el San Mamés del futuro.

Una gran obra que pronto se convertirá en el nuevo símbolo de Bilbao.

Con el espíritu del viejo San Mamés y unas modernas instalaciones para acoger nuevas ilusiones, nuevas emociones y, a buen seguro, grandes momentos inolvidables. Un estadio a la altura que nuestro club se merece.

SAN MAMÉS 1913-2013 EXTRA

Deia Igandea, 2013ko maiatzaren 26a

Opinión

Siempre nos acordaremos del viejo San Mamés Llegamos con media hora de antelación y, con las gradas vacías, ya pude sentir lo acogedor que es

POR JOSÉ LUIS MENDILIBAR

S

AN Mamés es mi campo emblemático desde niño: el arco, el Athletic, todas las gestas... Para todo el mundo que ha jugado en San Mamés se trata del estadio de la Liga, sobre todo por cómo se vive el fútbol. Espero que el nuevo tenga esa misma magia, pero no será fácil.

Como futbolista, pisé San Mamés en muchas ocasiones como jugador del Bilbao Athletic, con las gradas medio vacías, por lo que no era lo mismo que jugar con el primer equipo. Nunca había soñado con entrenar en Primera División, pero sí hacerlo como jugador. Cuando estás con 18 años en el Bilbao Athletic piensas que puedes subir a Primera División. No pudo ser, pero no fue

culpa de nadie, sino mía porque no pude llegar.

Lo hice como entrenador. Recuerdo mi primer partido ante el Cluj en la antigua Intertoto. Llegamos con hora y media de antelación y con las gradas vacías ya sentí lo acogedor que es. Es el campo donde más se ha vivido el fútbol y lo puede decir incluso el que haya jugado o entrenado solo una vez. Nosotros las pasamos canutas. Estuvimos poco tiempo, aunque empezamos bien con la victoria en el primer partido de Liga sobre la Real (3-0) que nos puso líderes. Luego llegó el parón de Liga, pero a partir de ahí las cosas empezaron a torcerse. La gente no se portó mal conmigo, ni mucho menos, pero los resultados no eran buenos y nos tuvimos que marchar el 30 de octubre. Aquella etapa, con todo, fue positiva.

Me quedo con ese partido ante la Real en un derbi lleno de fiesta, con la afición satisfecha, una victoria rotunda... Estuvimos poco tiempo, pero vimos lo da San Mamés.

Después me tocó estar al otro lado de la barrera, como entrenador visitante. No he tenido nunca un problema. La afición del Athletic siempre me ha respetado, apoyando al Athletic, sin regalarte nada, que es lo normal. Notas que los futbolistas profesan un gran respeto a San Mamés antes de saltar al césped.

Eso sí, tengo una especie de maldición, porque siempre he perdido en La Catedral como entrenador del Valladolid y de Osasuna. Cuando metan las grúas, lógicamente entrará ese punto de nostalgia. Por mucho que el nuevo San Mamés esté al lado del viejo, es difícil ofrecer esa magia de la que he hecho mención al inicio. Quizá sí la tenga con el tiempo. No solo es la estructura, sino es la historia. Siempre nos acordaremos del viejo, aunque los arquitectos prioricen que el aficionado esté gusto en el nuevo San Mamés y que sea lo más parecido al viejo.

José Luis Mendilibar.

* Exentrenador del Athletic

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La voz de la afición

Los 90 minutos, como un segundo

Yo, Javier Fraga Vázquez, recuerdo la final del Torneo de Lezama, justo antes de la remodelación del Mundial’82, que se disputó entre el Danok Bat y el Galdakao. Soy el que está situado el cuarto por la izquierda de la fila superior.

Fueron 90 minutos que me parecieron en aquellos momentos un segundo. Hoy me parece increíble haber jugado en San Mamés, sobre todo porque cuando sucedió nos decían que si llegábamos a la final, se disputaba en La Catedral. Fue cierto y el recuerdo es imborrable.

EXTRA SAN MAMÉS 1913-2013

Domingo, 26 de mayo de 2013 Deia

El campo de nuestras vidas

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Urrutia y Cafú, los capitanes del Athletic y de Brasil. FOTO: ATHLETIC CLUB

Selección de Euskadi que se enfrentó a Irlanda el 16 de agosto de 1979. FOTO: DEIA

El Wembley vasco SanMamés,sedehabitualdeEuskadi,acogió elprimerpartidoquejugóEspañaenelEstado JULIÁN GOIKOTXETA BILBAO. San Mamés acogió los pri-

meros partidos que disputó la selección de Euskadi y también sirvió como escenario para el estreno de España como selección en la península Ibérica, efeméride que tuvo lugar el 9 de octubre de 1921 contra Bélgica, el campeón olímpico.

La selección española jugó cinco encuentros más en La Catedral, tres

E

N estos momentos en que se acerca el final del viejo San Mamés, nos invade la nostalgia, incluso la tristeza. Nos da pena atisbar que, dentro de muy poco, se vaya a derribar un templo en el que hemos tenido múltiples sensaciones durante cien años. Unas, vividas personalmente, y otras, vividas por nuestros mayores, mediante relatos que hemos hecho propios. Ilusiones, enormes alegrías, desencantos, enfados, mas nunca nos ha defraudado.

Una de las experiencias más entrañables que tengo con San Mamés se produjo, curiosamente, en la peña de Bailén. Con motivo de un viaje de visita a la misma, un peñista me contó que, tras muchos años de espera, esfuerzos y ahorros para conocer San Mamés, la impresión que le causó fue muy superior a la primera vez que pudo ver la mar. El modo en que lo contaba y describía cada momento me hizo comprender, aún más, la grandeza de nuestra casa.

amistosos y dos oficiales, clasificatorios para la Eurocopa de 1964 y 1968. Pero aquel 31 de mayo de 1967, día en el que España se impuso a Turquía por 2-0, San Mamés dejó de albergar encuentros del combinado español sobre todo por el escaso eco popular que despertaba. Tanto hueco en las gradas desanimó definitivamente a los responsables de la Federación Española de Fútbol

(FEF) y autoridades franquistas en general, comprobada la escasa fidelidad del campo bilbaino.

Y nada más se supo desde entonces, hasta que el 16 de noviembre de 2009 el Parlamento Vasco aprobó, con los votos de PSE-EE, PP y UPyD, una resolución en la que invitaba a la FEF a que cuente con Euskadi en la “programación de las próximas citas” de las selecciones estatales.

Panizo saluda al capitán de la selección mexicana. FOTO: ATHLETIC CLUB Pero San Mamés tiene otro espíritu. Se ha convertido en la sede de la selección de Euskadi, el Wembley vasco, por dos razones: tiene más aforo, entusiasma y llena el recinto.

La selección vasca recobró en 1979 la posibilidad de disputar, al menos, partidos amistosos. Desde entonces, de los 24 encuentros que Euskadi ha jugado en casa, 18 han tenido como escenario San Mamés. En una oca-

La grandeza de nuestra casa Tendremos un nuevo San Mamés con la esencia del que ahora despedimos He tenido la enorme oportunidad de conocer sus entrañas y de visitar los campos más emblemáticos del fútbol europeo, y he de reconocer que se nos había quedado vetusto y un tanto decadente. Necesitábamos una nueva casa, más acorde a los nuevos tiempos. Ha sido necesario el entusiasmo y el trabajo de mucha gente para conseguir el anhelo y, entre todos, se ha conseguido .

Recuerdo los esbozos desarrollados durante el período de la Junta Directiva de José María Arrate, el primer proyecto de Norman Foster, las dificultades urbanísticas, las reticencias de mucha gente, las conversaciones con el Ayuntamiento y la Diputación, en especial, una larga reunión mantenida con José Luis Bilbao, en la que tras bastan-

POR FERNANDO LAMIKIZ

tes discrepancias, alcanzamos un acuerdo plasmado en una servilleta en la que se recogían tanto la ubicación, la capacidad y su financiación, dando lugar, posteriormente, a la primera maqueta, desarrollada por los profesionales de IDOM, presentada a Iñaki Azkuna y a José Luis un lluvioso día de agosto. De aquella maqueta me apena el que,

posteriormente, se haya obviado la oportunidad del cubrimiento total del campo que, sin duda, nos hubiese supuesto un mayor valor añadido.

Tendremos un nuevo San Mamés, con las esencias del que ahora despedimos y con las ventajas de una modernidad que nos hará sentirnos más confortables, con nuevas posibilidades. Supondrá un considerable salto de calidad y nos sentiremos orgullosos de aunar tradición, sabor, historia y modernidad .

Es precisamente todo ello lo que, en breve, nos hará cambiar nuestro actual estado de nostalgia por un nuevo sentimiento de ilusión hacia un futuro notablemente mejor. De todos nosotros depende que las nuevas generaciones cojan un testigo como el que nos dejaron nuestros

sión lo hizo en Mendizorrotza, el 5 de agosto de 1980, ante Hungría (1-5).

Otro en Atocha, ante Bulgaria (4-0) en diciembre de 1979, y los otros cuatro en Anoeta, el último frente a Bolivia (6-1).

Los primeros tres encuentros tuvieron como excusa recaudar fondos en favor del euskera y fueron organizados por Sustraiak.

Hubo que esperar nueve años para

antepasados, porque, no lo olvidemos, por mucho que nos pueda parecer que San Mamés es un campo histórico, con sabor británico, con un césped diferente, donde el fútbol se saborea e, incluso, se huele, por el que han pasado los mejores jugadores del mundo y donde se han librado infinidad de batallas deportivas, no es eso lo que lo ha elevado a la categoría de Catedral.

Es el comportamiento de nuestra afición, su conocimiento del fútbol, su inquebrantable fe en el equipo, su ánimo y, sobre todo, su respeto y señorío, lo que le han elevado a un estatus diferente, reconocido por nuestros propios contrincantes.

Ignoro si podremos trasladar el Arco, lo que sí podemos llevar es todo aquello que nos ha hecho especiales y que resulta intangible.

Seguro que lo haremos, porque es nuestro reto. De este modo San Mamés seguirá cumpliendo años y no hablaremos de un punto y aparte sino de un punto y seguido.

* Expresidente del Athletic

SAN MAMÉS 1913-2013 EXTRA

Deia Igandea, 2013ko maiatzaren 26a

Partidos internacionales

que la selección de Euskadi recobrara la actividad y su fundamento: reclamar su derecho a competir con plena legalidad. Lo hizo contra un club londinense, el Tottenham Hotspur, terminado el aislamiento del fútbol inglés tras la tragedia de Heysel.

Fue en 1994 cuando la selección vasca pudo regularizarse jugando al menos un partido anual, organizado por la Federación Vasca de Fútbol y al amparo del convenio colectivo del fútbol profesional, que hizo posible el parón navideño. Pero antes, mucho antes incluso de nacer la selección española y su propia federación (se formó en 1920 para acudir a los Juegos Olímpicos de Amberes), Euskadi ya tenía entidad propia y competía. De hecho, el primer partido que disputó en San Mamés ocurrió el 3 de enero de 1915 con Catalunya como rival (6-1).

LOS CAMPEONES DEL MUNDO Pero

La Catedral también ha contemplado a su Athletic retando a selecciones estatales, y de primer nivel. Lo hizo en 1924 con Uruguay, que acudió a la cita con la base futbolística que seis años después le convirtió en el primer campeón del mundo.

Tras jugar ante México, los dos encuentros siguientes tuvieron mucho que ver con el Mundial de España’82, que tuvo en el remodelado San Mamés una de sus sedes.

Inglaterra accedió a medirse al equipo bilbaino en el emotivo homenaje a Txetxu Rojo, y la Polonia de Boniek jugó ante el Athletic como preparación al gran evento futbolístico donde el enfrentamiento entre los pross de Keagan y Robson contra la Francia del gran Platini dejaron el aroma de las grandes tardes de fútbol.

Grandiosa fue la presencia de Brasil en San Mamés con su equipo de gala (Cafú, Roberto Carlos, Rivaldo, Ronaldo, Bebeto...) para conmemorar el centenario del club bilbaino.

Como años antes hicieron los ingleses, fue la primera vez que la canarinha se enfrentaba a un club. Y ese privilegio lo disfrutó el Athletic.

Partidos de selecciones en San Mamés Partidos de la selección española 9/10/1921 19/04/1931 16/03/1941 8/11/1953 9/01/1963 31/05/1967

España 2 - Bélgica 0 España 0 - Italia 0 España 5 - Portugal 1 España 2 - Suecia 2 España 1 - Irlanda del Norte 1 España 2 - Turquía 0

(Amistoso) (Amistoso) (Amistoso) (Amistoso) (Clasif. Eurocopa 1964) (Clasif. Eurocopa 1968)

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Nunca será un adiós ‘La Catedral’ es colorido, garra, afición, disfrute y un sinfín de adjetivos; es el fútbol más puro

P O R J OAQ U Í N C A PA R R Ó S

Partidos de la selección de Euskadi 16/8/1979 10/5/1988 21/3/1990 23/12/1994 22/12/1995 26/12/1996 26/12/1997 29/12/1999 29/12/2000 29/12/2001 28/12/2002 17/12/2003 29/12/2005 21/05/2006 27/12/2006 29/12/2007 29/12/2010 28/12/2011

Euskadi 4 - Irlanda 1 Euskadi 4 - Tottenham Hotspur 0 Euskadi 2 - Rumanía 2 Euskadi 1 - Rusia 0 Euskadi 1 - Paraguay 1 Euskadi 3 - Estonia 0 Euskadi 3 - Yugoslavia 1 Euskadi 5 - Nigeria 1 Euskadi 3 - Marruecos 2 Euskadi 3 - Ghana 2 Euskadi 1 - Macedonia 1 Euskadi 2 - Uruguay 1 Euskadi 0 - Camerún 1 Euskadi 0 - Gales 1 Euskadi 4 - Serbia 0 Euskal Herria 1 - Catalunya 1 Euskal Selekzioa 3 - Venezuela 1 Euskal Selekzioa 0 - Túnez 2

Partidos del Athletic contra selecciones nacionales 20/04/1924 Athletic Club 1 - Uruguay 2 21/04/1924 Athletic Club 0 - Uruguay 2 30/11/1949 Athletic Club 6 - México 3 23/03/1982 Athletic Club 1 - Inglaterra 1 (Homenaje a Txetxu Rojo, retirado tras 17 temporadas en el club) 4/05/1982 Athletic Club 1 - Polonia 4 31/05/1998 Athletic Club 1 - Brasil 1 (Partido de celebración del centenario) 3/03/2010 Athletic Club 1 - Paraguay 3 (Partido organizado para recaudar fondos destinados a clubes vizcainos)

Mundial’82 Fecha

Equipo local

16 junio 20 junio 25 junio

Inglaterra Inglaterra Inglaterra

Resultado

Equipo visitante

3-1 2-0 1-0

Francia Checoslovaquia Kuwait

C

UANDO leo y escucho en diferentes medios lo de “adiós San Mamés”, siento que no es un mensaje con el que estoy de acuerdo. Para mí nunca será un adiós por muchos motivos. Hablar de La Catedral es hablar de uno de los campos históricos no sólo de nuestro fútbol, sino de todo el universo futbolístico. Realmente me es difícil expresar lo que se siente al pisar un césped casi sagrado.

Muchas son las vivencias que he tenido e intentaré desgranar en este escrito. Hablaré de algunas de las impresiones que, a fuego, han quedado grabadas en lo más profundo de mi ser.

Empezaré destacando que he tenido la fortuna de visitar San Mamés tanto en calidad de visitante como de local. Ambas son experiencias totalmente diferentes pero con un nexo de unión, saber que estás viviendo en cada partido algo único. Como decimos en Andalucía, La Catedral tiene duende y además es muy especial.

En sus entrañas San Mamés aúna colorido, familia, garra, afición, disfrute y un sinfín de otros adjetivos que hacen que en este estadio se hayan vivido muchos momentos del fútbol más puro que se pueda imaginar. Si has pisado el césped de La

Catedral, no lo olvidas. Ese olor.

Mucha gente no se lo imagina, pero San Mamés también tiene un olor característico. Un olor con un influjo tremendo.

Tengo una frase que repito en multitud de ocasiones y es que como un partido a las 8.00 de la tarde en San Mamés, con el xirimiri cayendo, hay pocas cosas en la vida. De verdad, indescriptible. También he tenido la fortuna de realizar entrenamientos a puerta cerrada. Es otra experiencia. Girar la cabeza y ver la majestuosidad de ese campo es otra de las sensaciones que guardaré para siempre en mi memoria.

Ese silencio.

Son tan inolvidables esos entrenamientos como fue el partido de semifinales de Copa ante el Sevilla. La ciudad nos llevó en volandas. Una primera parte para enmarcar en que La Catedral rugió como en pocas ocasiones. El vello de punta.

En definitiva, para mí no es un adiós a San Mamés porque el espíritu seguirá presente allá donde vayáis los aficionados del Athletic, que sois los que hacéis especial ese estadio.

Quedan muchas tardes de gloria por vivir. ¡Aúpa Athletic!

Como decimos en Andalucía, San Mamés tiene duende, es muy especial

* Exentrenador del Athletic

EXTRA SAN MAMÉS 1913-2013

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Domingo, 26 de mayo de 2013 Deia

El campo de nuestras vidas

J A V I E R C L E M E N T E > EL ENTRENADOR QUE MÁS PARTIDOS HA DIRIGIDO AL ATHLETIC

“El Athletic y San Mamés se han hecho grandes juntos”

porque no me marché precisamente de muy buenas maneras.

El 29 de abril de 1984 fue el día que San Mamés celebró su último título. ¿Cómo recuerda aquel derbi ante la Real que dio el título de Liga?

Fue muy difícil porque entre que lo necesitábamos, que llevábamos una Liga impresionante, con una dura rivalidad con Barcelona y Real Madrid... Ese partido, siendo el derbi contra la Real, comenzó mal por culpa de los nervios. Nos costó muchísimo remontar y, además, remontamos como gusta muchísimo en San Mamés, a base de garra y fuerza, como fueron dos goles que llegaron de sendos córners rematados por Rocky Liceranzu. La lógica del goleador no salió en aquel partido, pero Liceranzu se merecía ser el artífice de aquella victoria.

¿Cuál fue su gesto nada más consumarse el título?

No lo recuerdo. Normalmente me marchaba de forma directa al vestuario. Siempre he pensado que los que más fuerza tenían en los títulos eran los jugadores.

¿Se magnifica el misticismo de San Mamés o realmente es real?

El arco de San Mamés y las características de su público le han dado una connotación especial y mundial al campo. Pero el campo sin el público no hubiera tenido la garra que ha tenido. Las dos cosas van unidas. San Mamés estaba concebido para acoger al hincha del Athletic. Es un binomio inseparable. Ahora se va a perder y espero que el nuevo campo tenga la garra del viejo San Mamés.

¿La historia del Athletic no se puede entender sin San Mamés y viceversa?

Javier Clemente posa en el Museo Athletic junto a la vitrina que guarda los trofeos de los últimos títulos. FOTO: PABLO VIÑAS

PAKO RUIZ BILBAO. Hablar de Javi Clemente

obliga a mojarse. O se está de acuerdo con él o se está en total desacuerdo. No existen grises. Clemente es

así. Odiado y venerado a partes iguales. Hay un dato contundente, es el entrenador que en más ocasiones ha dirigido al Athletic, 289 partidos. Y es el entrenador que ha liderado los últimos títulos. De aquello han pasado casi tres décadas. El viejo San Mamés se los llevará para siempre.

¿Qué supone San Mamés para Javi Clemente?

Es difícil resumirlo. Es donde yo

quería jugar, donde debuté y cuando me lesioné, dije: Volveré y lo haré como entrenador. Tuve suerte y consumé ese deseo. San Mamés ha tenido dentro de la vida del Athletic un encanto especial.

do títulos también será Javi Clemente. Pero nada más. No creo que sea más importante que cualquier entrenador que haya pasado.

¿Y qué supone Javi Clemente para San Mamés?

Puede presumir de ser el entrenador que en más ocasiones se ha sentado en el banquillo de San Mamés en su siglo de existencia.

Uno de los muchos entrenadores que ha tenido. Uno de ellos será Javi Clemente y uno de lo que ha gana-

Entre juveniles, Bilbao Athletic y primer equipo, así es. Creo que tenía que haber estado muchos más

Sin lugar a dudas. Diría que la historia del Athletic no se puede entender sin San Mamés y la historia de San Mamés no se puede entender sin la afición del Athletic. Ambos se han hecho grandes juntos.

¿Ha sido San Mamés generoso con Javi Clemente?

No me puedo quejar, pero en temas puntuales ha sido muy ingrato.

Pero no la afición, que ha sido francamente buena, excepto en el tema de Manolo Sarabia, que no entendieron lo que era la indisciplina.

Igual ahora sí la entienden, cuando se nos van jugadores. Al margen de ello, el público de San Mamés fue el que me sacó, el que me apoyó, el que llenó San Mamés en mi homenaje.

SAN MAMÉS 1913-2013 EXTRA

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La última Liga

¿Recuerda la primera vez que se sentó en el banquillo de ‘La Catedral’?

Fue un paso a paso. Me senté entrenando a los juveniles, luego al Bilbao Athletic y, por fin, al primer equipo. Cuando entrenas al Athletic la carne de gallina se te pone más fácil. Es un banquillo de mucha responsabilidad, en el que hay que trabajar mucho, al público también hay que moverle a veces.

Tenemos un público caliente, pero a este público hay que despertarle y yo he forzado mucho en ocasiones esa máquina. No siempre aciertas, pero sí ha habido que pincharle con el akuilu más de una vez. Era la única forma para ser campeones. Siendo light, el Athletic nunca puede ser campeón. Tiene que jugar siempre al límite para ser diferente.

¿Y de la última vez que se sentó en el banquillo?

que conseguimos el último título de Liga.

¿Y el peor?

El día que me cesaron, que se levantó una bronca monumental porque no estaba Manolo (Sarabia) y ganamos muy justo. Fue un día muy desagradable.

¿Cómo intuye el nuevo San Mamés?

Será bonito, seguro. Lo que sí creo es que a nivel de títulos y de clasificaciones para la historia, el nuevo San Mamés no va a conocer lo que ha conocido este. No va a tener la misma grandeza porque el fútbol ha cambiado mucho.

¿Qué cuerpo le deja la última temporada de vida de San Mamés?

Me deja un cuerpo muy malo. Nos despedimos del viejo San Mamés de la peor forma, con una temporada nefasta. Y con mucha pérdida de identidad, mucha pérdida de fami-

No sabía que iba a ser la última.

Cuando he venido de visitante, el banquillo calienta menos. No tiene nada que ver.

Vino por primera vez al frente del Espanyol poco después de su salida por el ‘caso Sarabia’.

lia, mucha pérdida de resultados, de muchas cosas. Este es el año en el que no sabemos lo que le vamos a dar al campo nuevo. Es una temporada para andar con mucho cuidado. No lo digo por la clasificación, sino por lo que está representando este año en cuanto a ideas, continuidad, ideología, sentimiento...

Hemos perdido muchas virtudes.

Se tenía que haber evitado que se perdiera sentimiento. No sé si se ha perdido sentimiento, sino que no se tenía que haber hecho nada para que se pierda. Creo que se ha dirigido mal. El Athletic está mal dirigido en muchos conceptos.

¿Lo dice por la Junta o por el presidente en concreto?

No sé quién es el que manda. Si es el presidente, el responsable será él.

Si no, el que sea. Alguien tiene que ser, a no ser que sea un problema de todos. Aquí de las cosas malas nadie quiere hacerse responsable. El Athletic tiene muchos problemas.

Antes no los había y hoy en día los hay muy gordos.

¿Qué huella le deja San Mamés?

¿Cómo vivía el derbi en San Mamés como entrenador de la Real?

Tenía 5 o 6 años, en la antigua General. No existía la Tribuna. Valía un duro la entrada, aunque no recuerdo qué partido fue, porque era un crío. Tenías que pasar a las primeras filas de la Preferencia para poder ver bien el partido. Ese es el inicio de cómo uno se hace hincha del Athletic.

¿Para la Real, el derbi de San Mamés es el partido del año?

A los jugadores de la Real también les gusta jugar ese partido. Hay una gran picada. Esa viveza del derbi tiene que continuar.

¿Con qué partido se queda?

Con muchos, pero si tuviera que elegir uno, el de la Real Sociedad

Del viejo estadio el mejor recuerdo que me llevo es cuando salí con muletas del campo porque no podía volver a jugar. El público llenó las gradas en mi homenaje y ese día nunca lo olvidaré.

¿Qué recuerda de la primera vez que entró en San Mamés?

“No me puedo quejar del público, pero en temas puntuales ha sido muy ingrato”

San Mamés es una especie de estigma Como entrenador sí pesa mucho más San Mamés, como jugador se vive otro tipo de cosas

¿Quiere decir que el jugador del Athletic carece del sentimiento de antaño?

Fue la ocasión más dura. Recuerdo que la afición me recibió bien. Era la primera vez que entrenaba fuera, pero después he estado en muchos equipos y los regresos han sido más suaves. La última vez fue el año pasado con el Sporting. Solo pudimos empatar y no nos sirvió para evitar el descenso.

Para mí también se trataba de un derbi. El partido que más disfruto son los derbis, tanto en el Athletic como en la Real.

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¿Quién era su ídolo?

Panizo, de la Margen Izquierda, y posteriormente Koldo Aguirre.

Cuando jugaba, fue Iribar, no solo el mejor en la historia del Athletic, sino también a nivel mundial.

POR IÑAKI SÁEZ

E

L primer partido que jugué en San Mamés me pareció grandísimo el campo. Fue con la selección vizcaina y creo que jugamos contra la murciana. Yo empecé jugando en la zona de Barakaldo. Me fichó el San Vicente y después jugué en el Barakaldo. Con 19 años me llamó el Athletic y debuté en el primer partido de Liga en San Mamés porque se lesionó José Luis Artetxe y me pusieron. En aquella época no había cambios. Fue el debut ante el Barça. Ya como entrenador me estrené con el Bilbao Athletic, que por entonces jugaba en San Mamés, con el que estuve cuatro temporadas. Con el primer equipo, debuté ante el Valladolid (temporada 198081) tras sustituir a Helmut Senekowitsch en el tercer partido de Liga. Ganamos 4-1 y recuerdo como anécdota que Txetxu Rojo marcó de cabeza, lo que ya era noticia. Yo no tenía mucha prisa. Estaba en Lezama y llevaba al Bilbao Athletic, pero cuando sucede, sucede. Afortunadamente, nos pudimos clasificar decentemente. También guardo de esa temporada un 4-1 al Barça.

En mi época todos los que éramos futbolistas llevábamos San Mamés

por dentro, jugar en La Catedral era especial. Era una especie de estigma clavado en todos los que hemos defendido al Athletic. Como entrenador sí pesa más San Mamés. Como jugador vivías otro tipo de cosas.

Cuando tienes la responsabilidad de dirigir al equipo, depende mucho de los resultados. Si ibas bien, era una fiesta; cuando ibas mal, se trataba de un suplicio. La gente siempre animaba al equipo al máximo, pero cuando las situaciones eran comprometidas, con el equipo descolgado y el rival te superaba o empataba, llegaban los momentos más difíciles.

Como jugador pesaban muchos los partidos de Copa, que eran muy especiales para el club. Recuerdo una semifinal ante el Córdoba (temporada 1966-67), que era un equipo complicado dirigido por Marcel Domingo. Tuvimos problemas allí y lo resolvimos en San Mamés, con el apoyo del público.

Todos esperamos que el nuevo campo sea más cómodo, pero el espíritu del viejo San Mamés tiene que permanecer en la retina, lo que genera ciertas añoranzas.

El espíritu del viejo San Mamés tiene que perdurar

* Exjugador y exentrenador del Athletic

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Domingo, 26 de mayo de 2013 Deia

El campo de nuestras vidas

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Opinión

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Costará mucho decir adiós al San Mamés de siempre No sé como voy a soportar el instante en el que las grúas entren al campo

Y

O veía todos los días el arco de San Mamés desde mi casa en Deusto. Son esos recuerdos de niños que afloran estos días, son momentos únicos que los tienes en tus adentros.

Empiezas a jugar al fútbol y sueñas con que algún día puedas llegar al Athletic. Por las circunstancias de la vida tuve esa oportunidad. Estando en el Indautxu, jugamos en San Mamés la final de la Copa juvenil de Bizkaia ante el Portugalete, lo que supuso algo enorme, además de quedar campeones. Pasé al Getxo, que por entonces tenía una relación muy estrecha con el Athletic. Solíamos jugar a veces en San Mamés los partidos entre semana. Es evidente que no es lo mismo que cuando debutas con el Athletic, algo que no se puede narrar.

Debuté en San Mamés ante el Zaragoza. Jugué un ratito y me sentí un tanto extraño, con el campo lleno.

POR JOSÉ MARÍA AMORRORTU

Ves el sueño cumplido. De aquella época como jugador me quedo con las noches de partidos de la UEFA, que fueron mágicas con la culminación de la final ante la Juventus, que tuve el placer de jugar como titular.

Fue una temporada muy bonita.

Después, llegué a San Mamés como jugador del Zaragoza y a medida que se acercaba el partido tenías unas sensaciones muy difíciles de explicar. Salí desde el vestuario del equipo visitante, que entraba al campo tras bajar por unas escaleras del lado contrario del que lo hacía el Athletic. Fue un momento inolvidable,

porque en esos días previos decía a mis compañeros del Zaragoza que no me pasara nada. ¡Tenía unos nervios!

Suponía jugar de nuevo en San Mamés, aunque fuera con otra camiseta. Esa emoción de encontrarte con tu gente, con el que hasta hacía muy poco había sido tu público.

Una experiencia bien diferente llegó como entrenador en San Mamés.

Me estrené como ayudante de Jupp Heynckes, pero después me tocó relevar a Javier Irureta y debutamos en un partido de Copa ante el Deportivo. Es otra responsabilidad, notas el peso que supone el Athletic, la carga emocional de ser el responsable técnico del primer equipo. Lo notas sobre todo cuando te quedas solo, reflexionas, te levantas cada día, eres el entrenador del Athletic, la ilusión de tanta gente por ver a su equipo sacar resultados...

Nunca olvidaré el partido que cerraba la Liga 1995-96 ante el Rayo.

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Amorrortu, en el banquillo rojiblanco de San Mamés.

No jugábamos una final, ni la clasificación para Europa, pero sí la tranquilidad de evitar un disgusto y asegurarnos la permanencia. Ganamos 3-1 con tres goles de Cuco Ziganda.

Posteriormente regresé como entrenador de la Real Sociedad. Escuchas un sonido diferente como entrenador rival del Athletic.

Son incontables los recuerdos que

guardo en mi memoria, pero lo cierto es que no veo el momento en que entren las grúas. No sé cómo voy a soportar ese instante. Costará mucho decir adiós al San Mamés de siempre, en el que todos nos hemos mirado.

* Exjugador, exentrenador y actual director deportivo del Athletic

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Domingo, 26 de mayo de 2013 Deia

El campo de nuestras vidas

Me da mucha pena, pero San Mamés no admitía más remodelaciones En los partidos claves no ha habido ningún campo mejor que el nuestro

S

OY socio desde hace 55 años así que puedo decir que he visto prácticamente todo lo que ha pasado en San Mamés en este medio siglo, y la verdad es que han pasado muchas cosas. La memoria es selectiva así que recuerdo más las cosas buenas que las malas, y entre las primeras, sin duda, me quedo con aquella trilogía de la Copa de Europa contra el Oporto, el Honved y el Manchester. Todavía no era socio, pero me saqué el carné entonces. Mi sitio ha estado siempre en la Tribuna Principal Alta. De crío me llevaba mi padre a la Tribuna Norte. Luego, ya iba yo solo a la esquinita de la General, a lo que llamábamos el triangulillo, hasta que me hice socio.

Han pasado tantos años que ni siquiera recuerdo la primera vez que me llevó mi padre a San Mamés, porque yo sería muy pequeño. Del primer partido del que tengo alguna noción fue de uno contra un equipo francés que vestía de blanco y azul, pero son los recuerdos borrosos de alguien que fue un crío hace ya muchos años.

Pretender hacer un resumen de lo que he vivido en San Mamés es algo imposible. Han sido tantas las vivencias que la memoria no da para tanto. Aquellos tres partidos de la Copa de Europa se me quedaron grabados, pero también me acuerdo de partidos más recientes, como el que quedamos campeones de Liga contra la Real, o aquel contra el Zaragoza en el que nos clasificamos para la Champions. El día que jugamos contra Brasil en el Centenario lo tengo también como muy especial y, claro, algunas goleadas que le hemos metido al Real Madrid, que eso siempre hace ilusión.

Ya digo que es prácticamente imposible quedarme con un único recuerdo ligado al campo, porque ha sido prácticamente una vida entera yendo a San Mamés aunque, puestos a elegir, creo que el partido más memorable de todos cuantos he vivido en el campo fue el día que ganamos la Liga contra la Real.

Aquel partido lo tuvo todo. El título no estaba decidido, había que ganar el partido y había que ganar a la Real. No se pueden pedir más ingredientes. Conseguir una entrada fue un acto heroico porque todo el mundo quería estar en San Mamés aquel día.

He ido a San Mamés desde crío, como aficionado, como socio, como directivo y como presidente y está claro que las cosas no se ven igual.

Los partidos en San Mamés se ven muy distintos desde la tribuna y desde el palco. En el palco no se ve el partido; se siente y se sufre.

Los partidos son más divertidos vistos desde la tribuna aunque yo siempre he sido un aficionado silencioso. No puedo soportar que la gen-

P O R J O S É M A R Í A A R R AT E te insulte o chille. De hecho, creo que el peor rato que he pasado en mi vida en San Mamés fue un partido contra el Atlético de Madrid que nos arbitró Blanco Pérez y que le tiraron de todo. Fue horroroso.

Pero esas han sido las excepciones.

En general, San Mamés siempre ha sido un campo muy respetuoso con todos, con los rivales y con los árbitros. Por algo es La Catedral.

Uno de los mayores motivos de alegría fue cuando se quitaron las vallas que le daban un aspecto muy poco amable al campo. Aprovecha-

Mi partido más memorable en el campo fue el día que ganamos la Liga ante la Real

mos el concierto que dio Pavarotti en San Mamés en el Centenario y ya no las volvimos a poner. También en esto San Mamés fue ejemplar, porque fue uno de los primeros campos en los que se quitaron aquellas vallas que obligaron a poner unos años antes.

Esta de las vallas no ha sido la única remodelación que ha sufrido el campo. San Mamés ha ido cambiando poco a poco y, desde luego, el campo de ahora no se parece en nada a aquel de mis primeros tiempos de socio. Se fueron construyendo las tribunas de gol, desapareció la General, se construyó la Este y la Este Alta; desaparecieron aquellos balconcillos de las esquinas de la Tribuna Principal… pero, aunque cambiando, San Mamés siempre ha sido San Mamés, un campo que para mí siempre ha sido el mejor cuando llegaban los partidos claves.

He estado en muchos campos en muchas circunstancias y he visto muchas finales del Athletic, pero el mejor ambiente que yo he vivido nunca siempre ha estado en San Mamés.

Por desgracia, después de la última gran remodelación con motivo del Mundial de 1982, San Mamés ya no admitía más remodelaciones.

Los tiempos actuales empezaban a exigir unas características que el campo ya no podía ofrecer. Cuando nos tocó dirigir el club fuimos los que empezamos a pensar en la necesidad de construir un campo nuevo y encargamos algunos estudios y proyectos que no cristalizaron en su día, pero que sirvieron de base para tomar conciencia de la necesidad de un nuevo estadio acorde con los tiempos. Da mucha pena, pero el cambio es imprescindible y seguro que con el tiempo el Athletic lo agradecerá. Quizá el campo que se está construyendo no es el que soñábamos, porque nosotros pensábamos en Abandoibarra, pero hay que reconocer que el sitio actual, justo al lado y casi encima de la vieja Catedral, es magnífico. Últimamente no voy muy menudo a San Mamés. Estos horarios tan disparatados y la comodidad de la televisión influyen mucho, pero pienso estar en mi sitio en el último partido contra el Levante y también estaré en el primero que se juegue en el nuevo campo, y será prácticamente el mismo porque he aceptado el que me ha propuesto el club.

Pero para mí, San Mamés siempre será el viejo campo, el de toda la vida, aquel en el que el equipo siempre jugaba mal con viento sur, el campo al que iba los domingos a las 5.00 de la tarde o los miércoles por la noche con bocata y bota de vino, a disfrutar o a sufrir con el Athletic, pero siempre en el mejor ambiente de fútbol del mundo.

* Expresidente del Athletic

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El campo de nuestras vidas

Agur, bihotzez “Para mí San Mamés es el alma del Athletic. Las gestas deportivas del Athletic no hubieran tenido la grandeza y la épica que han tenido de no haberse producido en un escenario como San Mamés, donde el nexo de unión entre equipo y afición era de tal magnitud que el sentimiento que se creaba hacía que nos sintiéramos invencibles” Luis de la Fuente

“Fútbol puro, sentimiento, en definitiva, todo un lujo haber jugado en San Mamés, un campo único”

“El espíritu de San Mamés jamás morirá en mi corazón” Andoni Cedrún

Jon Andoni Goikoetxea “San Mamés, La Catedral, ha sido un auténtico regalo para todos mis sentidos” Asier

Tiko

San Mamés, un sueño, un reto…

Jugar en San Mamés era mi mayor sueño. Desde que entré en Lezama, con tan sólo 8 años, cumplir ese sueño, era mi reto. Viví mis primeros años en San Mamés, cuando el Athletic ganó sus últimos títulos. Esperaba con mucha ilusión que llegara el siguiente partido para volver. El sentimiento que se desprende es algo que no se puede describir, simplemente te engancha y no te suelta. Es igual día, hora y rival, solo quieres volver.

Al mismo tiempo iba pasando por todas las categorías del Athletic y veía más cerca poder jugar con el primer equipo.

Sentir desde el terreno de juego lo que se transmitía desde la grada tenía que ser algo maravilloso. Y ese día llegó…

El 6 de septiembre de 1992 cumplí mi sueño: jugar en La Catedral con el Athletic. Todos los esfuerzos habían merecido la pena por ese momento. Ahora el reto estaba en hacerlo durante muchos años.

Desde el primer día me he sentido un privilegiado. He tenido la suerte de disfrutar de San Mamés, del Athletic y su afición… He sentido mucho cariño y he tratado de devolverlo con pasión, esfuerzo, dedicación, responsabilidad…

Cuando San Mamés ruge todo puede pasar. Es un sentimiento tan fuerte que el equipo vuela, el balón sonríe, la afición disfruta… Jugar en San Mamés es una gozada, pero vistiendo la camiseta del Athletic ha sido un HONOR… Julen Guerrero

“San Mamés siempre era un lugar donde jugar al fútbol se convertía en algo más; era un examen y a la vez una delicia pisar ese césped y sentir el apoyo de la afición, dándole la categoría de Catedral del Fútbol” Alexanko

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La despedida

“Jugar en La Catedral, la casa de mis ídolos de la niñez, fue lo más grande que pude vivir en el Athletic” Bolo

“San Mamés es la catedral del fútbol. Hay otros campos con mayor aforo, pero ninguno con esa grandeza. Tenemos la suerte de que, aunque se cambie de estadio, podemos mantener esa grandeza porque lo que a un campo le hace diferente no es la arquitectura, sino el público” Joseba Etxeberria

“San Mamés, uno de mis sueños y una suerte para mí haber podido disfrutar de él.

Hasta siempre” Ismael Urzaiz

“San Mamés, fútbol en esencia pura…”

Iñaki Lafuente

“Jugar cada partido en San Mamés ha sido increíble; espectacular cuando se llena y escalofriante cuando ruge” Ustaritz

“Desde mi barrio, siendo niño, veía San Mamés iluminado los días de partido. Era mágico verlo. Cumplí mi sueño de jugar muchos partidos y marcar goles en La Catedral y eso ha sido lo más maravilloso que he vivido nunca. Doy gracias a Dios cada día por ello” Javi González

“Jugar en San Mamés conlleva unas sensaciones a las que aspiramos cualquier futbolista, tiene duende” Armando

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El campo de nuestras vidas Año 2012

Territorial Norte I y Sucursal Bilbao Urdaibai C/ Henao 5 · 48009 Bilbao

Sucursal Bilbao El Abra C/ Elcano 4 · 48009 Bilbao

Sucursal Barakaldo C/ Bizkaia 13 1º drcha · 48901 Barakaldo

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Año 1977

Antigua sede de MGS en Bilbao (1935 - 2005) · C/ Licenciado Poza 6

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Las chicas

Adiós tras once participaciones En su década de historia, el Athletic femenino alterna los buenos momentos en los comienzos con los sabores amargos del final

Las chicas celebran su cuarto título de Liga logrado en la temporada 2006-2007. FOTO: OSKAR MARTÍNEZ JUAN CARLOS GRANDE BILBAO. Es imposible abstraerse a

un cierto tono de amargura al revisar la trayectoria del Athletic femenino en once sus participaciones en La Catedral. Aún teniendo como resultado final un mal trago, el hecho de jugar, de pisar, por un terreno de juego tan emblemático, dibuja un carácter de relevancia digno de hacer mención para todas las jugadoras vizcainas y sus técnicos.

Iraia Iturregi es la última capitana que ha pisado San Mamés. Para

T O D O S L O S PA R T I D O S D E L A S C H I C A S E N S A N M A M É S

FECHA Marzo 2003 Abril 2003 Agosto 2003 Mayo 2004 Abril 2005 Mayo 2005 Abril 2007 Mayo 2007 Mayo 2010 Enero 2013 Mayo 2013

RIVAL Puebla Híspalis Fránkfurt Torrejón Sabadell Levante Atlético Torrejón Barcelona Arsenal Ladies Barcelona

COMPETICIÓN RESULTADO Primer partido en San Mamés 5-1 Último partido de Liga y primer titulo 5-0 UEFA Women’s Cup 1-8 Último partido de Liga y segundo título 0-2 Último partido de Liga y tercer título 6-1 Ida de cuartos de final de Copa 0-2 Penúltimo partido en casa 5-1 Último partido de Liga y cuarto título 0-0 Vuelta de cuartos de final de Copa 0-2 Homenaje a la década del Athletic 1-0 Último partido de Liga 1-2

la jugadora de Loiu, que ha vivido lo malo y lo bueno, “es lo mejor que me ha pasado en el fútbol. El haber tenido la oportunidad de jugar en San Mamés, delante de 35.000 personas y celebrar un título”, relata.

Eli Ibarra logró el último gol en San Mamés, ante el Barça y de falta directa. “En el momento es algo muy grande. Es difícil encontrar las palabras para expresar las emociones. Lo he visto por la televisión, el ambiente, la celebración, creo que fue algo muy bonito que me enorgullece”, comenta.

Alberto Berasaluze fue el entrenador anterior a Fuentes. Sus recuerdos son imborrables. “Para la gente que sentimos el club tener la oportunidad de vivir un día de San Mamés es tremendamente especial. Es el campo del equipo de tus amores y te han enseñado a quererlo. Entiendes lo que significa cuando ves a la gente de fuera cómo te habla de él. Entonces te das cuenta de lo que es y de lo que supone.

Antes del día del Barça en Copa, ver San Mamés en el entrenamiento, vacío… No puedes evitar pararte, mirar alrededor y ver las gradas.

Incluso vacío, impresiona”.

EL PRIMER GOL El Athletic femenino vivió buenos momentos sellados con títulos. Corresponden a los de los primeros años. Nerea Onaindia, capitana del primer trienio rojiblanco, logrando los tres primeros títulos y fue la autora del primer tanto en San Mamés. “Cómo no me voy a acordar. Fue muy especial.

Fue el primer partido del Athletic femenino que se jugaba en La Catedral. No se esperaba que hubiera gente en las gradas, solo se iba a abrir la Tribuna Principal y con el partido empezado, como había mucha gente en la calle, hubo que abrir las puertas y dejar entrar hasta que se llenó”, relata.

Finalmente, Iñigo Juaristi, es el único entrenador que ha alzado títulos. “En torno al Athletic hay mucha magia. Cuando pasas a formar parte del club vas viendo cosas que eran impensables y una de ellas es poder estar presente en La catedral. Entrar por debajo del cartel con el nombre Athletic Club me emocionó muchísimo. Me salieron unas cuantas lágrimas, en ese despachito que hay a la entrada a la izquierda por la emoción de entrar al vestuario”, finaliza.

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Se va para renacer POR PEDRO AURTENETXE

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OMENCÉ mis andanzas por San Mamés en pantalón corto, de la mano de mi tío, en la que actualmente es la Tribuna Sur, que era la única de gol y estaba cubierta. Por si acaso la lluvia, tenía un gran plafón anunciando El Búfalo, una marca de impermeables y gabardinas.

Pero San Mamés, el viejo, se acaba para renacer, y se arremolinan los recuerdos. Recuerdo a Oceja con su pañuelo a la cintura...

Con el tiempo, y ya sin el amparo de mi tío, pasé a la tribuna de General. Usábamos ladrillos para ganar en altura, ver mejor y tener los pies secos, porque por ahí ya no estaba El Búfalo para protegernos de la lluvia, y acabábamos calados. Para los más osados, había unas columnas para escalar, y delante tenía la pista de la General, tres filas donde concurrían las avalanchas, hasta que pusieron vallas al tresbolillo para frenarlas.

Recuerdo el vuelo de las palomas hacia Santa Marina con los goles, el perdón de Gento, el respeto y admiración que inspiraba el Liverpool, la final ante la Juve, la llegada de Leizaola, la ikurriña con Duñabeitia de presidente, la campaña Bai Euskarari para AEK y la idea, a modo de colofón: un partido, la resurrección de la selección de Euskadi. Julio Lamana consiguió rival: Irlanda. Me ofrecieron presidir el partido pero consideré más conveniente que lo hiciera Alfredo Etxabe, que era director de Deportes del Gobierno vasco. Sí presidí el Kantaldi. ¿Y cuando recibimos las copas de campeón ante nuestro público?

Mi gran añoranza es la pérdida de Mi General, y sobre el nuevo campo comparto la necesidad de modernizarlo. ¡Enhorabuena! Lo importante es quedarnos con lo que nunca muda, lo insustituible: NOSOTROS.

* Expresidente del Athletic

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El campo de nuestras vidas

San Mames maitea Desde muy pequeña comencé a conocerte a la vez que a quererte

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OY, en este pequeño homenaje que tengo la posibilidad de hacerte, quiero decirte, aunque seguramente ya lo sabes, lo importante que has sido en mi vida.

Desde muy pequeña, en esos años en que las vivencias se fijan para siempre, comencé a conocerte a la vez que a quererte. Fui creciendo contigo porque tú, que eres un elemento vivo, ibas cambiando (crecías a pedazos), pero ello acrecentaba tu leyenda. Desde tu inauguración, aquel lejano 21 de agosto de 1913, has ido actualizándote siempre para, acorde con tu historia, ser el referente entre todos los campos. Ya en 1953 marcaste tu deseo de ser el mejor, cuando se construyó una tribuna, pionera para su tiempo con un arco que la sujetaba, modelo de ingeniería de la época, que se ha convertido en el santo y seña de tu existencia, hasta el punto que hoy debatimos cuál va a ser su destino, porque no solo es un símbolo tuyo, sino que es un emblema de Bilbao y no queremos que desaparezca.

La última remodelación que te hicieron, en 1982, te sirvió para albergar todo un Mundial. Casi nada.

Recuerdo la ilusión de mi padre, que por entonces ocupaba el cargo de vicepresidente del Athletic, al contarme cómo iban las obras, la instalación de los videomarcadores y todas los avances que iban a conseguir que siguieras siendo un campo de referencia. Alguna vez acudía con él para ver el desarrollo de las obras y me emocionaba viendo lo guapo que estabas quedando.

Me enorgullezco de cómo has conseguido adaptarte siempre a tu entorno, evolucionando del color gris, azul y blanco que adornaban tus gradas (colores propios del Bilbao de entonces) a la explosión del color rojiblanco que iba inundando tus localidades, teniendo su máxima expresión aquel 29 de abril de 1984, en un partido cargado de emoción en el que nos jugábamos la Liga de la temporada 1983-84 y terminamos ganando 2-1 y, por tanto, haciéndonos con el título de campeones. ¡Qué explosión de alegría y color vivimos todos cuando el árbitro pitó el final! El césped era rojiblanco.

Nunca te he visto luciendo tan bonito, pero la ocasión lo merecía.

Mi hijo Jon nació poco después, marcada su genética con las alegría de aquella temporada gloriosa que vivimos todos.

También has sabido ser polivalente. No has querido dedicarte solo al fútbol, demostrando que podías albergar otros eventos además de los deportivos. ¡Y siempre con éxito! ¿ Te acuerdas del 16 de junio de 1978, en el que pudimos celebrar aquella fiesta a favor del euskera y de nuestra cultura? Seguro que te hubiera gustado desdoblarte para poder acoger a todas las personas que no pudieron entrar. ¡Qué boni-

POR ANA URQUIJO

Aquel 29 de abril de 1984 el césped fue rojiblanco. ¡Nunca te he visto tan bonito! ¿Recuerdas la fiesta a favor del euskera que celebramos el 16 de junio de 1978?

to fue lo que vivimos aquel día! ¡Qué satisfechos nos sentimos los que apostábamos por el desarrollo de nuestra cultura al poder celebrarlo en tan magnífico escenario!

Como ya sabes, empecé a conocerte muy pronto, acudiendo con mis aitas a ver los partidos del Athletic, convirtiéndose los domingos en un ritual repetido con el único objetivo de llegar a la hora para ver saltar a los jugadores al campo. A ese césped tuyo, tan cuidado y alabado por todos los que lo han pisado y que algunos, como Alfredo Di Stéfano, resaltaron cuando salió por primera vez, exclamando con admiración: “¡Qué lindo es el pasto!”.

Yo, que conozco tus entrañas, me he sentido fascinada por la vida que albergas en ese interior que pocos ven y supongo que habrás estado muy satisfecho por todas las personas que te han cuidado a lo largo de todos estos años y que han hecho posible que cada tarde de partido todo haya estado dispuesto para que el encuentro empezara puntualmente. Imagino tu agradecimiento para con todos: los taquilleros, los txapelgorris, el personal de seguridad y sanitario, los cuidadores del césped y de tus instalaciones y a todos los que te permitieron, con sus atenciones, lucir siempre impecable.

Seguro que percibiste el enorme orgullo que sentí cuando tuve el honor de entrar, como presidenta, en el palco. Imagino, por otra parte, que tus sentimientos de gratitud hacia nuestra afición serán parejos a los míos en aquel año, no fácil para el club, en el que con su comportamiento domingo tras domingo y sin fisuras apoyó incondicionalmente a su equipo para alcanzar el objetivo de la permanencia. Una afición que siempre ha sabido estar con su equipo.

Y llegado el momento en el que, un poco cansado, nos vas a dejar, lo haces con todos los honores. Un trocito tuyo va a formar parte de ese gran campo que nos dejas como legado y continuación. Proyecto que iniciado y trabajado por las juntas que me precedieron, culminamos estando yo en la presidencia y que, aprobado entre todos, va a ser el estandarte que el club merece. ¡Cómo de orgulloso tienes que sentirte con los homenajes que estás recibiendo por parte de todos! Aunque estoy segura que desde tu corazón nos gritas que no te marchas, que no desapareces. Que vas a permanecer siempre con nosotros. Nos dejas parte de tu cuerpo, pero sobre todo nos dejas tu espíritu, aquel que te ha elevado a la categoría de Catedral y ese legado nos corresponde cuidarlo a todos los que hemos tenido el honor de conocerte.

Nos despedimos, pero en el adiós está la bienvenida. Eskerrik asko, agur eta ongi etorri.

* Expresidenta del Athletic

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Piru Gainza (28-V-22; 6-I-95) Temporadas en el Athletic: 20 Partidos oficiales: 493

El ‘once’ con más minutos

Los jugadores con más partidos en la historia del Athletic forman sobre el virtual césped de ‘La Catedral’

Julen Guerrero (7-I-74) Temporadas en el Athletic: 14 Partidos oficiales: 430

Joseba Etxeberria (5-IX-77) Temporadas en el Athletic: 15 Partidos oficiales: 514

Ismael Urzaiz (7-X-71) Temporadas en el Athletic: 11 Partidos oficiales: 419

José Mari Orue Estanis Argote (21-X-56) Temporadas en el Athletic: 13 Partidos oficiales: 427

(17-III-31) Temporadas en el Athletic: 17 Partidos oficiales: 480

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El once de San Mamés

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José Ángel Iribar (1-III-43) Temporadas en el Athletic: 18 Partidos oficiales: 614

Andoni Iraola (22-VI-82) Temporadas en el Athletic: 10 Partidos oficiales: 434

Canito Txetxu Rojo

(18-III-31; 24-VI-98) Temporadas en el Athletic: 15 Partidos oficiales: 435

Aitor Larrazabal (21-VI-71) Temporadas en el Athletic: 14 Partidos oficiales: 445

(28-I-47) Temporadas en el Athletic: 17 Partidos oficiales: 541

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Un escenario imborrable Villar se hizo un nombre como futbolista en San Mamés, campo junto al que nació y vivió, y que siempre tiene en su memoria POR ÁNGEL M. VILLAR

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E aseguran los que saben de ello que el próximo mes de septiembre ya se disputarán partidos de fútbol en el nuevo estadio de San Mamés, un moderno gigante que está creciendo a ritmo vertiginoso junto a nuestra vieja Catedral. Ese será otro comienzo histórico en la vida del Athletic, club al que amamos profundamente todos los bilbainos. El comienzo de un tiempo nuevo, que, sin embargo, no podrá hacernos olvidar el pasado. Al contrario.

San Mamés es el escenario en el que generaciones de bilbainos han visto cumplidos sus sueños. Unos, los más, poblando sus gradas; otros, entre los que me cuento, por fortuna, como privilegiados, pisando su terreno de juego. San Mamés ha aglutinado las ambiciones e ilusiones de todos aquellos que nos apasionamos por el fútbol e incluso de los que no sentían igual que nosotros. San Mamés y el Athletic fueron el teatro y los actores de esa obra común y gigantesca que dio forma a la historia de nuestro club.

Algo que viaja en la epidermis de todos nosotros, que forma parte de nuestro espíritu.

Esta vieja Catedral que empieza a respirar sus últimos días lleva casi cien años de vida. Levantada por el arquitecto Manuel María Smith se convirtió de inmediato en el reflejo de una forma de sentir y practicar el fútbol que el paso de los años no ha conseguido desvirtuar. Durante estos cien años y sobre su césped los distintos equipos del Athletic que se fueron sucediendo dejaron marcada una impronta que les caracterizaba. Fueron equipos de calidad humana y técnica, pero, también, de arrojo, grupos valientes y variados que jugaron con honor y así vencieron o fueron vencidos.

Si para cualquier crío llegar a jugar en el Athletic fue siempre el objetivo primero, para quienes nacimos y vivimos a tiro de piedra del estadio esa sensación fue mayor si cabe. Vine al mundo en la calle Luis

Ángel María Villar posa en la ciudad deportiva de Las Rozas con una fotografía en la que se le ve en un partido en San Mamés.

Briñas, frente a las gradas de San Mamés. Desde una de las ventanas de mi casa se veía el campo, se respiraba el fútbol, se olía la pasión sana. Nací para el fútbol junto al estadio, corrí por La Misericordia, entrené bajo las tribunas, llegué al Athletic y volví, en ambos casos de la mano de mis hermanos. Nací, pues, crecí y me hice futbolista vistiendo los colores del club, el único de los míos, el que llevo en el corazón. Evidentemente.

En San Mamés, la vieja Catedral, el fútbol español tuvo a muchos de sus más brillantes representantes.

No voy a dar nombres, que están en

“ Gauzak ondo egitea, egin behar diren moduan, beti

el ánimo de todos. Lucimos grandes porteros, espléndidos defensas, magníficos volantes y espléndidos delanteros y técnicos. La historia de nuestro fútbol está directamente ligada a todos ellos, simbolizada por jugadores que jamás perdieron el norte y que sobre el terreno hicieron grande y legendario el club que defendieron y defienden.

Desde su inauguración hasta hoy han transcurrido casi cien años salpicados por gestas, títulos, inmensas alegrías y también, naturalmente, decepciones. Nunca, sin embargo, San Mamés dejó de desprender ese aroma que causa el

enorme espectáculo que es el fútbol disputado con deportividad y sin dobleces, honesto y limpio. La Catedral ha sido parte de lo mejor que ha dado el fútbol español y, desde luego, a mí de todo lo que fui como jugador del club.

Me produce una enorme satisfacción haber actuado durante años en ese estadio espejo de tantos y tantos anhelos. En septiembre, el nuevo San Mamés abrirá sus puertas y en ese mismo momento estaremos iniciando una nueva época. El cemento y unas instalaciones modernas y objetivamente inevitables avanzan de forma inexorable hacia el fla-

mante recinto que dará cabida a nuestro viejo Athletic Club. Espero con la ilusión de un niño el comienzo de ese tiempo, mientras recuerdo los días en que también de niño me fijé un sueño que parecía inalcanzable: pisar su césped y vestir los colores del equipo. Unos recuerdos que nunca olvidaré y que van ligados a un escenario único e inolvidable, esta Catedral ya centenaria y que se nos va, entre la nostalgia de lo que fue y la esperanza de lo que esperamos que sea.

* Exjugador del Athletic y presidente de la FEF

egin izan diren bezala.

Erraztasunez, naturaltasunez eta tradizioa errespetatuz.

Halakoa da Campos etxean egiten dudan lana.

Eta halakoa da nire bizitza ere.”

BEGOÑA, 50 urte

ITSASOKO GAUZA

ON GUZTIAK

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El campo de nuestras vidas

Como la Torre Eiffel para París

San Mamés, esa fruta prohibida

Supone uno de los mejores recuerdos en mi carrera como entrenador

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ODOS son buenos recuerdos. Siempre me he sentido a gusto en San Mamés, satisfecho con su ambiente y la filosofía que ofrece. He vivido grandes momentos con el Athletic, cuya afición siempre me ha ayudado, además de estar detrás del equipo durante todos los partidos. San Mamés es uno de los mejores recuerdos en mi carrera como entrenador.

Me estrené en San Mamés en un torneo amistoso (Tercer Trofeo Euskadi, 18 y 19 de agosto de 1996) ante la Real Sociedad, a la que goleamos, y el Real Madrid. Era una Liga de 22 equipos y en el primer partido perdimos en Sevilla ante el Betis (3-0), por lo que fue muy importante el triunfo en el debut en San Mamés, en el que ganamos al Rayo (3-2). Ya ese día comprobé el gran ambiente de San Mamés, que era un campo complicado para los equipos que venían. Jugar en San Mamés siempre suponía una ventaja.

No me quedo con un partido especial, aunque me acuerde del día ante

POR LUIS FERNÁNDEZ

Volví hace poco a nuestro vestuario, donde aún sigue alguna marca de nuestra época

Desde 1975

La Calidad que sorprende

el Zaragoza cuando logramos el subcampeonato, el partido de Champions ante la Juventus, cuando remontamos al Barça (2-1)... Fueron partidos de un ambiente extraordinario, pero tengo que decir que en mis cuatro años en Bilbao he sentido el cariño y el aprecio de la gente.

En un partido te pueden sacar pañuelos blancos, pero a mí nunca me ha ocurrido en San Mamés. Aunque quizá quiera destacar mi último partido (ante el Alavés el 19 de mayo de 2000), porque una despedida como aquella te marca.

San Mamés ha sido mi casa, muy bonita. Es como la Torre Eiffel para París. Es un símbolo, un icono.

Estuve hace poco en San Mamés para un reportaje con el Athletic y volví a nuestro vestuario, donde aún seguía alguna que otra marca que dejamos en nuestra época. San Mamés lo llevaré siempre en el corazón. Es uno de los sitios donde he vivido momentos inolvidables.

* Exentrenador del Athletic

Cuando saltas al césped sientes un cúmulo de sensaciones: quieres llorar, quieres reír...

POR EDUARDO ITURRALDE GONZÁLEZ

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I relación con San Mamés empieza desde niño, cuando sueñas que un día jugarás allí. Pasan los años y te vas dando cuenta que tu sueño cada día es más difícil de cumplir. Entonces, decido dejar el fútbol como futbolista y me meto a árbitro, pasan los años, vas subiendo de categoría y el sueño de poder saltar a San Mamés vuelve a ilusionarte, vuelve a estar allí. Sabes que un partido oficial es imposible que puedas

arbitrar, pero te conformas con un amistoso. Tu gente, tu equipo, tu público, llega el día y estas nervioso, expectante, mucho más que ante un Madrid-Barcelona.

Por fin, tus sueños están ahí. Estás en la caseta cambiándote y cuando saltas al terreno de juego, un cúmulo de sensaciones que no puedes explicar: quieres llorar, quieres reír... Fue tu sueño de pequeño pisar ese campo, pertenecer a esa historia. Esa noche después del partido no puedes dormir; lo conseguiste, no como jugador, pero, por lo menos, como profesional del fútbol desde la óptica arbitral. Oficialmente no pude arbitrar nunca en San Mamés, pero mucho mejor. Porque como dijo Neruda: Para que nada nos separe, que no nos una nada.

* Exárbitro de Primera División

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Domingo, 26 de mayo de 2013 Deia

El campo de nuestras vidas

La génesis de un campo para otros cien años En 1995, la directiva de Arrate planteó la original idea de construir un nuevo San Mamés como paso estratégico clave JOSE L. ARTETXE

P O R J AV I E R I R U R E TA

BILBAO. El San Mamés que el Athle-

tic estrenará coincidiendo con el arranque de la próxima temporada tiene un origen que ahora queda muy lejano. Desde que se produjo el chispazo que alumbró la idea de que al club le convenía cambiar de campo hasta la inauguración del recinto habrán transcurrido casi dos décadas. Y todavía faltarán algunos meses más para que la obra se termine definitivamente y se cumpla el sueño de las personas que en 1995 gobernaban el club y tuvieron la visión de lanzar a los cuatro vientos un proyecto que, pese a que haya experimentado variaciones en aspectos tan relevantes como su ubicación, una vez concretado responde en lo fundamental a su idea.

San Mamés ya se quedaba chiquito entonces y encima iba a perder 5.000 localidades para quedar con un aforo de 40.000, porque la UEFA exigía que se suprimiesen las gradas de pie. Al margen de esta cuestión, incumplía muchas de las normas de seguridad para recintos de sus características. En Europa la sensibilización ante esta problemática se había acentuado a causa de accidentes e incidentes que arrojaron un saldo luctuoso. Varios países, con Inglaterra a la cabeza, empezaban a plantearse la sustitución de los viejos estadios por construcciones modernas y promulgaban leyes de prevención muy severas. Por si todo lo anterior no fuese suficiente para realizar una proyección de futuro, la directiva de José María Arrate valoró el impacto económico que para el club tendría disponer de un campo con una capacidad para 55.000 almas y dotado de una serie de servicios complementarios. Asimismo, otro San Mamés era la solución ideal para integrar a generaciones más jóvenes de aficionados, algo inviable sin una ampliación de las gradas.

Bilbao se había embarcado en una transformación, una revisión del concepto de ciudad, apostando por edificios emblemáticos y zonas abiertas a orillas de la ría. Se procedía a una redistribución de espacios y el Athletic se dio prisa para que el nuevo San Mamés tuviese acomodo.

Arrate pensó en Abandoibarra, en ubicar el campo muy cerca de donde empezó a jugarse el fútbol un siglo antes, pero chocó con el criterio de las instituciones y enseguida se generó una densa polémica, muchas voces no le veían sentido al abandono de La Catedral para embarcarse en una obra de semejante dimensión,

Te das cuenta del misticismo que ofrece

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Norman Foster muestra a Arrate su proyecto de nuevo campo en Abandoibarra en 1996. FOTO: DEIA incluso hubo quien abogó por una remodelación del viejo campo.

En Ibaigane, sin embargo, estaban persuadidos de la bondad del proyecto, una garantía para la supervivencia de la institución cien años más, de modo que para darle impulso promovieron dos vías de actuación. En sintonía con la tendencia en boga, se contrataron los servicios de dos arquitectos de prestigio y cada uno realizó un estudio de cómo sería la nueva casa. Los elegidos fueron Norman Foster y Santiago Calatrava, ambos vinculados ya profesionalmente a Bilbao, con sendos encargos en marcha. También se contactó con Frank Gehry. Foster y Calatrava presentaron sus maquetas, pensando en aprovechar el espacio colindante con el Puente de Deusto, incluyendo el segundo una cubierta móvil.

EMPUJE SOCIAL Por otra parte, el 1 de

noviembre de 1995, el Athletic abrió

En origen se planteó ubicarlo en Abandoibarra, con capacidad para 55.000 almas

un listado para todos los interesados en adquirir la condición de socio en el nuevo estadio. En el momento de la inscripción se abonaban 5.000 pesetas, con garantía de devolución con los intereses correspondientes en el supuesto de que la idea no prosperase. El adelanto servía de paso para cubrir parte de la financiación de la obra. La convocatoria fue un éxito, pues se contabilizaron 10.000 apuntados, un colectivo que constituía un argumento de peso más, el reflejo de una demanda social. Se visitaron una docena de estadios, no todos acabados, a fin de coger ideas que fuesen aplicables al futuro San Mamés, que encajasen con la idiosincrasia de la afición, con el modo de vivir el fútbol. Se fue elaborando un dossier con todo lo observado en materias como accesos, cubiertas, hierba extraíble, explotación comercial, palcos, etc... Era común el aprovechamiento de espacios que antes fueron industriales, pero se buscaba que fuese céntrico.

El club se integró en la ESSMA (European Stadium and Security Management Association), organismo nacido para responder a una realidad emergente, una corriente a la que había que engancharse. Inglaterra, Alemania, Francia, Holanda e Italia iban levantando nuevos campos, más funcionales, absolutamente seguros, verdaderas obras de arte en algunos casos. La reflexión que

hacía la directiva de Arrate era que el propio fútbol le estaba marcando al Athletic el camino a seguir.

Lo cierto es que el Athletic no halló excesiva receptividad tras las puertas que tocó y descartado Abandoibarra, se estableció un nuevo contacto con Foster, quien hizo una reformulación del proyecto que adjuntaba el diseño de los accesos por la zona del Sagrado Corazón, un aspecto hoy de rabiosa actualidad. El paso de los años favoreció que se fueran limando asperezas, que se generalizase el convencimiento de que San Mamés, tal cual es, encorsetaba al club, estaba desfasado, no reunía unas condiciones mínimas y abortaba cualquier intento de crecimiento del club. El proyecto atravesó por todo tipo de vicisitudes, pero ninguna de las directivas posteriores lo abandonó y con un ritmo desigual se fue fraguando el campo que ahora se construye a toda velocidad con el visto bueno de todas las instituciones. Casi veinte años después de que fuese enunciada en público, aquella ocurrencia tildada de bilbainada, de desvarío, está a punto de convertirse en el eje del porvenir del Athletic. Aunque sean muchos más los que han aportado dedicación e interés, hoy sería justo reconocerle la visión y el espíritu emprendedor a una directiva que alberga una razón íntima para sentirse orgullosa con el nuevo San Mamés.

AN Mamés era una parte de mi vida, que empezó con 20 años, la primera vez que jugué en La Catedral, y ya entonces te das cuenta del misticismo que ofrece. Con ese apodo que tiene ya suena como algo sobrio. Esa primera vez fue con el Atlético de Madrid y todo me llamó la atención: las casetas, los accesos al terreno de juego, ya que cada equipo salía entonces por una banda, por la zona norte lo hacía el Athletic y por el lado contrario, el equipo visitante. Era todo diferente a lo que estaba acostumbrado, sobre todo porque venía de jugar con el Real Unión. Tanto en mi época de jugador como de técnico, siempre he tenido ese respeto a lo que representaba San Mamés.

Como jugador del Athletic notas más el sentir del público. Tenía un halo diferenciador respecto a otros estadios. No tenía ningún ritual en concreto. Recuerdo mi primer partido como león ante el Sevilla en San Mamés. Había llegado el martes y ya jugué el partido. Lo hice como interior. Conseguimos ganar 4-1 y Dani marcó todos los goles. A partir de aquel debut, he vivido un montón de alegrías, más que sombras.

Como entrenador, quizá San Mamés pesó más en mi caso particular que como jugador. Llegué tras un proceso electoral y me encontré una situación desagradable, porque aparecieron incluso pancartas alusivas hacia mi persona. Hay cosas que, como todo en esta vida, te obligan a hacerte más fuerte.

Mi primer partido como entrenador fue al frente del Oviedo en la temporada 1990-91, cuando perdimos 2-1 tras haber conseguido adelantarnos en el marcador. No recuerdo mis sensaciones concretas, pero seguramente se me pondría la carne de gallina por la gran simbología que representa regresar a ese gran recinto futbolístico.

Por último, quiero decir que el derribo del viejo San Mamés es un proceso natural y lo recordaré como el campo con el que he convivido en muchas situaciones, la mayoría buenas, lo que, por supuesto, genera ciertas añoranzas.

* Exjugador y exentrenador del Athletic

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