Capítulo II COLONIALIDAD DEL CAPITALISMO MUNDIAL Y LOS INICIOS DE LA PATRIA GRANDE LATINOAMERICANA
1. Sistema Mundo Mercantil-Colonial, el Virreynato Español en las Américas y el Ciclo Independentista Anticolonial 1700-1824. En lo que denomina Dussel, el Sistema Mundo Interregional (Europa-Asia-África), los intercambios fueron afianzados por los Imperios del Caballo y del Hierro, que hacían posibles las conquistas y el traslado de los bienes entre ellas. Al apreciar la pugna por la hegemonía en su desarrollo, señala Arrigí, rectificando a Wallerstein, la dinámica de cambio es de índole endógena, pues generada la expansión de una hegemonía existente, ésta genera caos y brota luego una nueva hegemonía, la que a su vez refleja una mayor concentración de recursos organizativos y mayor volumen y densidad dinámica del sistema. (Arrigí 2007, 41) Desde esta perspectiva, el crecimiento de las actividades en el sistema interregional, obliga a buscar nuevas rutas para los tráficos en el sistema mundo, y la aventura se formula por los mares para encontrar nuevas rutas. España conquista su hegemonía en el sistema mundo, al descubrir una nueva ruta hacia el Asia, y encontrar las América como un nuevo continente al que somete. El nuevo continente tenía un desarrollo civilizatorio autónomo: las Américas, con mayas y aztecas en Centro América y los grupos regionales y los incas en los andes, habiendo formado éste último, el Imperio
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del Sol, la piedra, el arado de pie y la calzada. España establece su hegemonía en el sistema mundo con el oro y la plata de América, y con el control del comercio en el Pacífico, el que incluye el boyante negocio de la trata de esclavos, que se focaliza en el triángulo de la muerte del Atlántico entre África, Europa y América. España no solo expulsa a los árabes de la península Ibérica, sino que forma el Sacro Imperio Romano Germánico, que vence al Imperio Otomano de Soliman el Magnífico y al Imperio ruso de Iván El Terrible. Durante tres siglos, el Imperio Español va a sustentarse en ser el propietario de la plata y el oro, que se usaba como moneda metálica para el intercambio de bienes de todo el sistema mundo especialmente con China. El Imperio Español tenía a las Américas como su fuente de riqueza. Su extensión territorial además de la península Ibérica y las Américas, incluía también a parte de Alemania, Italia y vastas zonas del mediterráneo. La irrupción de América como nuevo continente, va a ser también el de la presencia de un nuevo Océano, el Pacífico y la organización de las nuevas rutas del tráfico marítimo en todo el planeta. Se distinguen dos etapas: la primera que va a influir decisivamente en el dominio del Imperio Español, y la otra en los años de la independencia de las Américas. La primera, de 300 años, en el apogeo del imperio español, va desde 1520, fecha del viaje de Magallanes, hasta 1815, último viaje del Galeón a Manila. El puerto de Sevilla es el punto de origen, y sus referencias de tránsito son los Virreinatos de Nueva España y del Perú. La segunda etapa de la presencia del Océano Pacífico está ligada a las independencias de las Américas. La revolución norteamericana forma una Confederación de Estados Republicanos, que asumen su condición de un gran continente bioceánico. Este es el sentido estratégico de su marcha hacia el Oeste, de su propia unidad, y de sus empresas marítimas para ir por el Cabo de Hornos hasta su borde en el Pacífico. En las nacientes naciones de Suramérica, la continentalidad es una urgencia planteada desde los inicios de las independencias, recuperando la importancia de Panamá como país interoceánico futuro, la Gran Colombia como unidad bioceánica, y la unidad del conjunto como expresión de un gran continente que tiene en los andes sus riquezas y que unido será interlocutor en el mundo. El tráfico marítimo por el Cabo de Hornos, fue de gran utilidad para la presencia de Gran Bretaña, y reubicó las jerarquías entre las partes integrantes.
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Era indudable que la unidad del continente, con el altiplano y sus valles cercanos como la plataforma de comercio entre los litorales y con la Amazonía daría otra perspectiva no solo al comercio marítimo sino al propio fundamento de unidad de los Estadosnaciones en formación. El pase y lucha en los andes, fue crucial para las emancipaciones políticas, sin embargo las naciones se afincaron en sus litorales, y se perdió la continentalidad. Tras quebrarse el sistema económico colonial minero tributario en torno a Potosí, no se formó una nueva centralidad desde su plataforma andina altiplánica con vocación bioceánica, para vincularse al mundo, sino que se disgregó en sus litorales para comunicarse con los mercados mundiales. Los Estados-nación nacieron desde la fragmentación de su vocación territorial, y quedo pendiente la integración bioceánica del continente como una urgencia del territorio, requerido para que puedan desplegarse sus potencialidades y labrarse los sueños de la Patria Grande. La historia del tránsito de los imperios-mundo a la formación de la economía-mundo capitalista, la sustenta Wallerstein (2000,53) en una nueva forma de apropiación del excedente, sobre la base de una nueva división territorial del trabajo en el mundo. No se originaba en la apropiación directa del excedente agrícola, sea en tributos o en rentas feudales, sino en un excedente basado en la productividad más eficiente y ampliada (agraria, industrial), a través del mercado mundial y la asistencia del Estado. Esta nueva forma de apropiación del excedente, requiere la expansión geográfica planetaria para reemplazar el oro del Sudán por el de América y la plata de Europa central por la de América, también requería el fortalecimiento de los aparatos estatales en Europa, y especialmente, necesitaba una nueva división territorial del control del trabajo. Con esta se establecía el trabajo obligado en las zonas periféricas y semi-periféricas. En las plantaciones, de producción de una agricultura para el mercado mundial, en base a trabajo esclavo. Y se agregaba al trabajo servil el trabajo obligado de las mitas mineras a Potosí en América. En la zona central del sistema mundo, el trabajo se hacía en pequeñas unidades agrícolas y manufactureras. De este modo, gracias a esta división territorial del trabajo, la emergencia de la economía mundial capitalista podía no solo intercambiar oro y plata por bienes de lujo de China, sino ampliar el mercado mundial a otros bienes (madera, vestidos, alimentos). Las Américas eran fuente complementaria de España antes que de Europa. Se organizó, con el Virrey Toledo, un sistema continental económico colonial minero-tributario, en torno a Potosí y el mercurio de Huancavelica. Ante la imposibilidad de esclavizar a la población indígena, la cual había alcanzado el grado de civilización con desarrollo im-
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perial y distribuida en un vasto territorio, se estableció un sistema de trabajo servil combinado con la obligación de la mita-minera a Potosí, y al pago del tributo con metálico. Las dos repúblicas, de Españoles y de Indios, fue la forma pactada de este régimen, pues daba a cambio a los indígenas la pervivencia de sus curacas y formas de cultura, así como el control de los territorios a los cuales habían sido reubicados en reducciones. Se redistribuyeron tierras para los españoles, en las cuales se introdujo las técnicas y productos que traían de Europa, estableciendo que varias actividades, como la cría de ganado vacuno, solo podían ser efectuadas por los españoles y no por los indígenas. De esta forma, por doble efecto, se arrinconó a las poblaciones indígenas a la subsistencia, para obligarlos al trabajo en la mita y a la servidumbre, y se congelaron los sustantivos conocimientos desarrollados por la civilización andina en la gestión del territorio altitudinal de los andes. Se impulsaron la formación de plantaciones, para la producción agrícola comercial. Para esta actividad, se trajeron esclavos africanos. Estas plantaciones se localizaron principalmente en los valles de la costa, sobre todo en torno a Lima, metrópoli comercial de todo el virreinato. A Lima llegaban los minerales, traídos desde los andes o por el mar desde Arica. La élite nobiliaria de Lima fue la más fuerte del virreinato del Perú, basaba su poder en el comercio, haciendas con esclavos, minería, naves y trata de esclavos. Fue mayoritariamente formada de criollos, hijos de españoles nacidos en América, los que compraban los cargos en el Estado colonial que vendía la corona para obtener ingresos. Dadas estas condiciones del territorio, continental y marítimo, de la división territorial del trabajo y de la estructura social, en el posicionamiento de las Américas en el Imperio Español, es que la dinastía de los Habsburgo organizó el Imperio con el criterio de soberanía pactada entre el Soberano y los reinos. Es decir, que el Rey era el que tenía imperio sobre territorios, administración y vidas, pero compartía la soberanía con los Reinos que establecía en diversas zonas del mundo. Delegaba en los reinos, pero no perdía el imperio. Por esta razón, dictaba leyes obligatorias, las que podían acatarse pero no cumplirse, y los diversos sectores podían hacer reclamos ante la Corona, pasando por los encargados de los reinos e incluso en contra de ellos. Las Américas, complemento de España, fueron organizadas primero en dos virreinatos. El del Nueva España (actual México) y el del Perú (de Panamá a Chile). Al iniciarse la crisis de la hegemonía de España y para hacer frente a la expansión de otras potencias, se forma en 1739 el virreinato de Nueva Granada (Caribe, Colombia), para controlar el agitado Caribe. En 1776 se forma el Virreinato de La Plata (Argentina), para hacer frente a la expansión portuguesa brasileña e inglesa sobre Buenos Aires y Potosí.
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El tránsito del Reinado de la dinastía de los Habsburgos a la de los Borbones, significó un cambio fundamental respecto al Imperio y la soberanía. Los Habsburgos, habían organizado y administrado por siglos el Imperio español, con el criterio de una monarquía imperial y patrimonial. El Rey era “de España y las Indias”. La estructura del reino era la de los estamentos medievales. Y en el amplio Imperio Español se formaba una confederación de Reinos, en los que un Virrey, con atributos recortados temporalmente de soberanía, y reteniendo la decisión última tras apelación administraba los Virreinatos. En la crisis del Imperio español, los Borbones consideraron que había que “refundar el imperio”. Eran una dinastía que asumía las ideas de la modernidad ilustrada. Influenciados por Francia, asumieron el carácter nacional español de la monarquía, personificado en el Rey. Era el Rey del imperio nacional “de España y Emperador de América”, lo que expresaba el profundo cambio de esta refundación imperial. Las Independencias de América, van a estar marcadas por esta disputa entre dos concepciones de soberanía en el Imperio Español, contrapuestas ambas con la soberanía republicana, enarboladas por la revolución francesa y la norteamericana. La preocupación principal de los Borbones era ganar la guerra al Imperio francés, para resolver la crisis. De ahí que reorganizaron la administración de América, en función de financiar su campaña de guerra. Ajustaron la recaudación de tributos; impusieron las intendencias, con delegados para administrar los territorios; enviaron nuevos grupos de inmigrantes españoles, en especial al Caribe; dieron prioridad a algunas ciudades como cabeza de las intendencias; anularon la venta de cargos públicos y su sucesión hereditaria, para excluir a los criollos de los puestos de poder; expulsaron de América a los jesuitas, el principal grupo criollo, poseedor de haciendas, centros de enseñanza, prestigio y poder político. Al afirmarse Gran Bretaña, debió terminar de resolver su enfrentamiento con Francia y España. Francia se alía con España, para atacar Inglaterra, en momentos que se produce la revolución independentista en Norteamérica. Francia y España ganan posiciones navales, pero entran en crisis. Se produce en Francia, la Revolución de 1789, marcando el conjunto de la humanidad con los derechos del hombre y del ciudadano. Luego de su periodo de terror jacobino, es reemplazada por la nación como sustento del Imperio Napoleónico. Gran Bretaña se concentra entonces, en fortalecer el poderío naval y en recuperar el control del Caribe, principal zona productora de azúcar en plantaciones de esclavos, lo que logra entre 1793 y 1810. En 1783 con el Tratado de Versalles se suscribe la paz entre Gran Bretaña y Estados Unidos y entre Gran Bretaña y Francia, lo que ayuda a la consolidación de la revolución
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americana. Entre 1793 y 1796 se desarrolla una guerra entre Francia y España, que culmina con el tratado de San Idelfonso de 1796, que une a los contendientes contra un enemigo común: la emergente Gran Bretaña. La repuesta no se hizo esperar, Gran Bretaña con su poderosa flota naval, desde 1796 corta la comunicación marítima de España con las Américas. Coincidentemente a esta aguda desconexión, entre 1797 y 1814 es que se impulsa la aplicación de las reformas borbónicas en América. Napoleón respondió a Gran Bretaña extendiendo su control territorial. En 1807 junto con España invaden Portugal. Luego invade Francia a España, y Fernando VII abdica el trono ante José Bonaparte, impuesto por Napoleón. En 1813 recupera el trono Fernando VII. Napoleón, ante la posibilidad de una alianza de Rusia con Gran Bretaña, invade Rusia y es derrotado. Con la invasión napoleónica a España, estalla la pugna entre las dos soberanías en los reinos del Imperio. En Cádiz, con la constitución de 1812, se afirma la soberanía centralizada del despotismo ilustrado, se anula el pactismo con los reinos, y se incluye una forma limitada de representación de las poblaciones en las asambleas, dando cabida a los criollos. En Sevilla y luego en Cádiz, las Regencias y Cortes centrales estaban sostenidos por la armada inglesa, mientras Francia dominaba la península. Al haberse cortado la comunicación marítima con las Américas, era indudable el vacío no solo del Rey sino de la misma administración central del Imperio. Pero el debate constitucional formulado abrió en las Américas la inmediata respuesta en torno a las soberanías. Si el Rey ejercía en cuanto soberano, la detención o sustitución de la persona, trasladaba la soberanía a otro órgano, la Regencia. Pero esta cuestión de soberanía debía resolver una más amplia y sustantiva, relativa al pacto de la misma entre el rey y los reinos. Se reabría en otras condiciones el debate entre los Habsburgos y su confederación de reinos y los Borbones del despotismo centralizado. En las Américas, la práctica social vio llegada la hora de las soberanías, y se formaron Juntas de Gobierno en casi todas las principales ciudades que encabezan territorios. Más fuertes y soberanas eran, según su propia lucha, como aconteció en Buenos Aires, en donde en 1806 los criollos habían derrotado con sus propias fuerzas a la invasión inglesa, y eran más débiles donde las élites criollas estaban más comprometidas con el dominio territorial español, como ocurría con la élite nobiliaria comercial limeña. Pero existían los otros sujetos reales, que señala Lacan, en condición de lo fantasmático, el Otro-real, que es componente básico de la propia realidad. Los criollos no olvidaban en 1810, ni la revolución de Túpac Amaru II de 1780 que remeció el continente, con una alternativa de centralización distinta a la de la élite nobiliaria limeña, ni tampoco
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sacaban de su memoria la revolución de Haití, en la que habían triunfado los esclavos que formaron una República, la que funcionó varios años, derrotó una invasión militar de la Europa coaligada, e incluso financió a los criollos independentistas como lo hicieron con las dos primeras incursiones de Bolívar en Venezuela. Los criollos eran minoría en una América poblada de indígenas y esclavos, a los que muchos tenían pánico, y respecto a los cuales no buscaban cambiar básicamente sus condiciones de trabajo y sistema de producción. Para la soberanía de los nuevos Estado-Nación, por lo dicho, el acontecimiento fundacional se redujo a la independencia política de la soberanía de los propios criollos, excluyendo a indígenas y esclavos, es decir, a las mayorías. Eran naciones, pero débiles. De república con raíces débiles; sin ciudadanos cohesionados en una nación común. En 1816 Bolívar reinicia combates, con apoyo de Gran Bretaña, y se van emancipando las naciones, hasta llegar a concentrarse las fuerzas en torno al todavía sometido Virreinato del Perú. Entre 1821 y 1824, el gobierno virreinal se había concentrado en Cusco y la zona andina. En 1824, se produce la batalla de Ayacucho y la capitulación de los españoles tras su derrota. Los Estados en las naciones formadas por criollos, tenían jurisdicción principalmente en torno a ciudades de actividad comercial y portuaria, vinculadas con la producción agrícola comercial, y a yacimientos y rutas mineras. Son ciudades-cabeceras de estadosterritorios imaginados como propios. Para la negociación de fuerzas en las futuras delimitaciones, aceptan que sea en torno a las anteriores demarcaciones administrativas del virreinato. No siempre se cumplieron ellas, y eran trazos aproximados y muy imprecisos. Estas demarcaciones no fueron el fundamento de las naciones, como sostiene Benedict Anderson. Fueron formas fechitizadas de legitimar el nuevo Estado criollo, su soberanía excluyente, su condición litoral en un continente desintegrado. La condición provisional de continuidad de la demarcación colonial como referencia espacial, en la relación de fuerzas en las potestades sobre territorios, expresaba que la estructura formada en la colonia no cambiaba. Si bien la guerra afecto la economía y generó trastornos sociales, pasada las primeras inflamadas declaraciones de la utopía republicana igualitaria, el Estado mantuvo el pacto colonial gracias al cual seguía recibiendo sus ingresos principalmente de las contribuciones indígenas, del trabajo de servidumbre en el agro de subsistencia y abastecimiento, y del trabajo esclavo africano en las haciendas-plantaciones el cual se mantuvo hasta mediados del siglo, para ser sustituido por el trabajo neoesclavo de los coolíes chinos.
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En una parte de Suramérica se derrotan las propuestas de monarquías y sus reinos. Tras la derrota del sueño integracionista de Bolívar, se instalan Repúblicas en los independientes pero fragmentados Estado-Nación de los criollos. La pugna al interior de estos, y por sus delimitaciones interestatales, se realiza a partir de la continuidad de la condición colonial y en las nuevas condiciones de la hegemonía de Gran Bretaña en el sistema mundo y la emergente economía capitalista mundial. En este contexto, se forma el Perú como Nación. Otra parte de Suramérica, asiste a la instalación de un Reino, el de Brasil, que continua en forma independiente bajo el dominio portugués. En 1815, Portugal forma con Brasil un Reino Recíproco y una monarquía dual, bajo protección Inglesa. Una revuelta en Brasil de 1820, obliga a la cesión de la corona, y en 1822, Don Pedro, se declara Emperador de Brasil. Es la soberanía del Rey, la que pervive largamente en Brasil, hasta la tardía conquista de la República.
2. El Ciclo Independentista 1770-1824, con el viraje definitivo estratégico en el Ciclo de la emancipación de la Patria Grande: de Túpac Amaru a Bolívar Para apreciar en su densidad la gesta emancipadora continental de la Patria Grande Latinoamericana es necesaria una mirada del conjunto de este ciclo continental emancipador, y recuperar su real sentido histórico. Se ha construido una periodificación histórica para distinguir la emancipación continental, de otras actividades políticas sociales, a las que se les califica de “precursoras”, porque tendrían otro carácter, no estatal, sino básicamente fiscalistas o de autonomías locales. En esta periodificación se pretende distinguir en estancos cerrados, y reducir a reclamos fiscales, la revolución nacional continental de Túpac Amaru II y los levantamientos de pueblos indígenas; encerrar en una Isla aislada la revolución antiesclavista de Haití; y estrechar a reclamos de sectores criollos la lucha popular emancipadora anticolonial. Es indudable que la conquista de américa forma el mercado a escala mundial. Se abre una competencia imperial por mercados y colonias entre las potencias europeas. Se impulsa el capitalismo mercantil, promovido con los recursos de los metales de américa, en base a la esclavitud de africanos y americanos. Era posible porque China se cierra sobre si misma, cuando era el taller del mundo cuyos bienes adquiría Europa con el oro y la plata de américa.
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El feudalismo trato de señorearse en el mundo. Promovió una nueva Roma Imperial, con el manto religioso de la cristiandad del Sacro imperio Romano Germánico. España, tras unirse en la península Ibérica, derrotar a los moros y conquistar américa, impone su imperio mundo. El emergente mercado mundial acrecienta el capitalismo mercantil. En Europa disputan la hegemonía en cruentas, costosas y prolongadas guerras religiosas entre los reinos de Francia y de España. Pero quien aprovecha para crecer con las nuevas riquezas venidas de américa y la esclavitud, es Italia y, luego, sobre todo, las Provincias Unidas de Holanda, lo que mas tarde aprovechara Inglaterra. El mercantilismo financiero alemán, es el gran beneficiario del afán guerrero parasitario de la monarquía española. En Holanda e Inglaterra empezaban a asomar los inicios de la revolución industrial capitalista, aprovechando las riquezas que esquilman de india y china. Inglaterra empieza a dominar los océanos, y por esta vía, el comercio mundial. Se acrecienta la competencia capitalista. En Francia, tras la revolución francesa democrática, el Emperador Napoleón impone su poder imperial continental, para expandirse. En 1808 Francia invade España y Portugal. Toma preso y consigue que el Rey de España abdique a su favor. Y se traslada la monarquía Portuguesa a Brasil. Francia Napoleónica busca controlar militarmente el continente europeo para acabar con la nobleza, y bloquear por mar a Inglaterra para capturar sus recursos. Las colonias en América, son fundamentales en esta disputa, que reformula el sistema mundo en su conjunto. A los pueblos de América se les abre la coyuntura estratégica para lograr su Independencia y formarse como Nación continental. En América del Norte, se forman los Estados Unidos de América, al independizarse las antiguas colonias inglesas. En el Caribe y Suramérica, en continuidad con las luchas de los pueblos indígenas y la rebelión de los esclavos, se despliega la lucha emancipadora, que va a remecer al conjunto de la humanidad. El Imperio Español disponía el oro y la plata de américa. Y se sustentaba en el comercio y explotación de esclavos africanos y de los pueblos indígenas americanos, para sus pugnas por la hegemonía eurocéntrica. Se da así un impulso sustantivo a un amplio sistema mercantil global. Durante varios siglos, el Reino de España, con sus casas de comercio, van a acumular rentas y pagar canonjías para financiar las guerras religiosas europeas por el Imperio. El Reino Español era feudal, atrasado, encerrado entre la inquisición y el lujo parasitario. Hunde sus fuentes en los metales y en la esclavitud. Y organiza sus poderes de mercado en casas de contratación, que siendo privados financian a los
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imperios y administran el reparto del botín y el saqueo, apropiándose de la inmensa riqueza producida por los conquistados y la esclavitud que generalizan. En estas condiciones, se desata en américa Sur, central y el caribe, un ciclo continental emancipatorio estratégico. En los 50 años que van desde 1770 a 1824, el ciclo de la Emancipación de Nuestra América, de Túpac Amaru a Bolívar es una continuidad de cambios para la unidad de patria grande. Es posible distinguir etapas en este ciclo emancipador. Primer momento: la revolución nacional continental de Túpac Amaru Entra en crisis el sistema colonial organizado, con Potosí como centro, la conexión altiplánica como eje, y el saqueo del trabajo vivo en condiciones de esclavitud o semi esclavitud (plantaciones, mita/obraje indígena colonial). Requerido de dinero para sus guerras europeas, el absolutismo español intensifica las mitas mineras en Huancavelica y Potosí, los obrajes virreinales, y eleva las tasas fiscales a las poblaciones, lo que es respondido con respuestas cada vez mas intensas. Se inician en 1730. Juan Santos Atahualpa es la primera y nunca vencida rebelión, que se asienta en la sierra y amazonía central. En 1750-55 las rebeliones llegan incluso a expresarse en un intento de toma de Lima. En 1760 se producen rebeliones en Quito, y motines y sublevaciones en varios lugares, como los de 1776 y 1777 en La Paz. Quien reúne, expresa y eleva a un rango emancipador el conjunto de estas luchas es Túpac Amaru. Este reconocido integrante de la nobleza inca, arriero activo en la ruta de Potosí, convoca a formar el cuerpo plural de la nación, organiza la rebelión por años en los virreinatos de Perú y La Plata, hace reconocer al Imperio Español su origen y título Inca. Existen diversos antecedentes directos de la revolución nacional de Túpac Amaru, sobre los cuales han escrito varios autores, entre ellos Julio Cesar Chaves (Chaves, Julio Cesar, Túpac Amaru, Editorial Asunción, 1972. Buenos Aires). El reclamo general no era solo por la crisis del comercio mundial y la administración virreynal, sino sobre todo por las oprobiosas condiciones de trabajo y población de los sistemas de esclavitud en las minas de Potosí, los obrajes y las mitas, así como en las compras forzosas de mercaderías inútiles en los repartos. Eran fuente del oprobio los sistemas de Corregidor, el reparto, los obrajes y las mitas. Acabar con ellos era el objetivo principal de la larga batalla que se iniciaba. Los sistemas de corregidores de indios y repartos, eran también de feroz explotación. A los corregidores se les daba autoridad sobre las poblaciones indígenas, sujetas a su
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voluntad, en lo espiritual y lo material. Su principal instrumento eran los repartos, por el cual los indios estaban obligados a comprar cada año al corregidor mercaderías inservibles, a precios exorbitantes y en tiranía para el cobro. Juan y Ulloa, en su informe oficial al tratar sobre corregimientos y repartos, señalaba la desventurada suerte de una nación, cuyos miembros eran más esclavos que los africanos y en situación más cruel. En 1777, Tomas Catari, en Potosí, corregimiento de Chayanta, hace una primera rebelión. Dirige memoriales y moviliza a pueblos, rechazando al sistema de corregidores. Hace un largo peregrinaje hasta Buenos Aires, arribando a fines de 1778. El Virrey Vertiz responde a la queja de Tomas Catari, y por decreto del 15-1-1779, ordena la investigación y castiga a los culpables. Pero de regreso Catari a su pueblo, encuentra un nuevo corregidor, Alos, más despótico y ambicioso que el anterior. Alos mete a la cárcel a Catari. Este sale y lo denuncia ante el Virrey Vertiz. Alos en mayo de 1779 vuelve a meter a la cárcel a Túpac Catari. Sale y es detenido otra vez en Potosí, cuando marchaba a Buenos Aires. La población indígena tomo al Corregidor y exigió la libertad de Catari, abriéndose una masiva revuelta en la zona. Por orden del virrey Catari fue liberado, y quedo también en libertad el corregidor. Fueron casi diez años de anticipación, en los que Túpac Amaru preparaba la revolución nacional continental. Túpac Amaru nació el 10 de abril de 1738 en el pueblo de Surimana, hijo de caciques y descendiente de Felipe Túpac Amaru, ajusticiado por el virrey Toledo en la plaza mayor del Cusco en 1579. La zona era relativamente rica al ser Tinta parte del camino de postas que unía a las capitales de los virreinatos de Buenos Aires y Lima, pasando los negociantes y comerciantes que traficaban sobre todo ganado vacuno y lanar, la producción de lanas, alfombras, bayetas, costales y sogas. Era una zona directamente vinculada al comercio y el arriaje de mulas y llamas, que unía los dos virreinatos y formaba parte del sistema económico continental construido en torno a Potosí, para exportar sus metales, así como para abastecer a lo que era una de las ciudades más grandes del orbe. Túpac Amaru estudió en el colegio San Francisco de Borja del Cusco, regido por los Jesuitas. Existe debate sobre si frecuento las aulas del colegio para indios nobles y caciques, establecido por el virrey Esquilache en 1620. Contrae matrimonio el 25 de mayo de 1760 con Micaela Bastidas Pulmacalma. Tuvieron 3 hijos. A los 23 años fue nombrado cacique de Tungasuca. En 1766 el corregidor de Tinta lo nombro cacique de Pampamarca, Tungasuca y Surimana.
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Tenía una vieja mina, pero su negocio principal era el arriaje. Transportaba mercadería en gran escala, poseyendo 35 piaras de 10 mulas cada una, señala Cesar Chaves. Transportaba azogue, tejidos, azúcar y otras mercaderías. Viajaba mucho por las diversas zonas. En 1770 hace un gesto, que es fundamental para la preparación de la revolución nacional continental, que estaba organizando. Túpac Amaru reclama el marquesado de Oropesa, que había sido conferido al inca por Felipe II. La real Audiencia acepta su reclamación, y lo declara heredero del marquesado por ser el octavo con derecho, en línea descendiente del Inca Túpac Amaru, ejecutado por el Virrey Toledo en 1571. En 1776 recibió en Cusco el poder de varios caciques para que los represente en la gestión para que se liberten a los naturales de los ayllus de la pensión de la mita. El 22 de Julio presento en la Audiencia en Lima la solicitud de la liberación de la mita. El fiscal rechaza la solicitud aduciendo que no era cacique. En Octubre de 1776, Túpac Amaru, en su condición de cacique de los pueblos de Surimana, Pampamarca y Tungasuca, de la provincia de Cabas y Tinta, presentó un reclamo para liberar los pueblos de la mita de Potosí. Areche, Visitador General, le responden que faltan instrucciones para el recurso y lo posterga. La respuesta de Túpac Amaru fue presentar a la Audiencia de Lima una extensa petición, reiterando su petición para anular la mita a Potosí, en la que a los mitayos son tratados peor que esclavos. En diciembre 1776 vuelve a presentar otro extenso escrito, reiterando sus argumentos. El Visitador Areche, el 23-09-1777, se la devuelve arguyendo que no traía el poder necesario para el recurso de relevación de la mita. Durante su estancia en Lima continúo uno de sus objetivos principales: el reconocimiento como descendiente de los Incas. Lo que consigue Túpac Amaru, es que, ¡el propio Virreinato!, le reconozca su titulo de Inca, de ser descendiente directo de la élite Inca. El sabía el poder que estaba conquistando con esta argucia, poder fundamental para los preparativos. Presento extenso escrito al respecto en un pleito que mantuvo con Diego Felipe Betancur. Sostiene Julio Cesar Chavez, que por lo menos desde 1773 estaba premeditada la sublevación. Cita una copia simple de parte de “la causa del traidor José Gabriel Tupamaro”, en A.R.A.H. Colecc. Mata Linares, t. 57, que dice: “Siete años tenía pensado esto lo que solo había comunicado con Mariano de Tal, su operador en Lima y después con Lucas Aparicio, que se halla en Potosí a quien lo había prevenido lo que pusiese luego en práctica: que en lima confirmo el asunto con nueve personas de categoría y lo
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estimularon a que pasase a la ejecución y no se fuese a España, lo que oyó también su mujer Micaela Bastidas diciendo que su marido Túpac Amaru había venido con esta determinación”. Afirmando que la sublevación cubría los dos virreinatos, Cesar Chavez escribe: “Ancho era el ámbito de la conjura. Tenía el Cacique agentes en Lima, el Cusco, La Paz, Potosí y otras ciudades de los dos Perú. En la capital peruana el principal de ellos era Miguel Montiel Surco; y otro Mariano Barrera. En el Cusco, José Palacio y los hermanos Ugarte, y en Potosí Lucas Aparicio. Un indio paceño, entonces desconocido, Julián Apaza, futuro Túpac Catari, había venido tres veces a Tungasuca para dialogar con Túpac Amaru. Su esposa, Bartolina Sisa, declarara que oyó decir a su marido (Julián Apasa) que el movimiento se estaba premeditando diez años antes de la sublevación. Vastas eran las ramificaciones de la rebelión: “y yo lo que aseguro a V.M. es que es increíble lo que este indio (Túpac Amaru) tenía minado en todo el reyno)”. Se han detectado contactos suyos con Lima, Cusco, La Paz y Potosí. Túpac Amaru cuenta que “… en Lima comunico todos sus proyectos a Miguel Montiel Surco y que este le aconsejo que era mejor prender al corregidor y Alcaldes del Cusco, a que le dijo que se allanaba, porque sería dar mucha bulla”. El Visitador José Antonio de Areche, al dictar en 1780 la sentencia del ajusticiamiento de Túpac Amaru, a su familia y demás sublevados, reconoce el carácter emancipador de la rebelión continental nacional de Túpac Amaru. Dice la Sentencia de Areche: “En la causa criminal que ante mi pende, y se ha seguido de oficio de la Real Justicia contra José Gabriel Túpac-Amaru, cacique del pueblo de Tungasuca, en la Provincia de Tinta, por el horrendo crimen de rebelión o alzamiento general delos indios, mestizos y otras castas, pensado mas ha de cinco años, y ejecutado en casi todos los territorios de este virreinato y el de Buenos Aires, con la idea (de que está convencido) de quererse coronar Señor de ellos, y libertador de las que llamaba miserias de estas clases de habitantes que lograron sacudir ahorcando a su corregidor don Antonio de Arriaga”. La revuelta fue muy amplia. En 1777, había dado un paso decisivo: presento un memorial señalando como improcedente el envío de mitayos de Canas y Canchas a las minas de Potosí. Las revueltas se ampliaron y estalla la crisis. En 1780 en enero los pueblos indígenas invaden la ciudad de Arequipa, y en Cusco lo hicieron los plateros. En la Paz, los barrios toman la ciudad y consiguen se suspendan los impuestos. En Agosto, los aimaras de chayan se sublevan en una despedida de mitayos. En noviembre de 1780, en Tinta-Cusco, Túpac Amaru da inicio a una revolución continental con el ajusticiamiento del corregidor Arriaga. Decreta la primera liberación de
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la esclavitud en la historia de la humanidad. Establece y da inicio para acabar con los repartos, los obrajes, la mita y la esclavitud. Integra y une en su movimiento a grupos sociales distintos: indígenas, afrodescendientes, criollos. La revolución tupamarista se extiende a todo el cusco, al conjunto del altiplano y crece repercutiendo en todo el virreinato del Perú y el de Buenos Aires. Logra formar un ejército y tomar pueblos y ciudades. Pese a su despliegue, Túpac Amaru es derrotado en batallas posteriores. Fue ajusticiado, con terror ejemplar, el Inca, su familia y sus principales colaboradores en Cusco, el 18 de mayo de 1781, pretendiendo extinguir su familia hasta el tercer grado de la descendencia. Pero la revolución continental prosiguió, especialmente en el resto del altiplano. Túpac Katari tomo la Paz y otras ciudades, y durante casi un año mantuvo la revolución activa. Pese a los grandes combates, fue derrotada por los refuerzos militares enviados por el imperio desde el Virreinato de La Plata (Argentina). El castigo del poder virreinal impuso la pena de muerte en forma cruel para Túpac Amaru y toda su familia. Mando la destrucción de las diversas manifestaciones de la cultura andina, especialmente la inca. Ordeno la aniquilación física de la familia Túpac Amaru hasta la cuarta generación, y condujo una caravana de la muerte de 70 de sus familiares detenidos (hombre, mujeres, niños) llevados a pie, desde el Cusco a LimaCallao, para ser derivados a las cárceles de África y España. Esta caravana fue la grotesca puesta en escena de un terrorífico acto sacramental, que duro más de 4 meses y en la que fallecieron sus 70 integrantes de hambre y varias enfermedades. Pero el Imperio Español estaba herido de muerte. Se había iniciado la revolución continental. No lograron destruirla. Los esclavos de Haití al liberarse, se autodenominaban Tupacamarus. Los ideólogos criollos de la emancipación, como Vizcardo y Guzmán, en su Carta a los americanos, y el Venezolano Francisco Miranda, en sus planes independentistas, plantean que la emancipación debe contar con la nobleza inca, de los Túpac Amaru, para encabezar el nuevo Estado independiente. En Argentina, en la lucha por conquistar la independencia, se planteara también que uno de los herederos de Túpac Amaru, que había sobrevivido, fuese proclamado para conducir bajo formas monárquicas el poder independiente. Segundo momento: 1791-1804 La Revolución antiesclavista de Haití El 1 de Enero de 1804 se proclama la República de Haití, conquistada por los esclavos africanos que se rebelan desde 1791 y conquistan el poder 12 años después. Derrotaron
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a poderosos contingentes enviados por los diversos imperios europeos: España, Francia, Inglaterra. Haití era la perla colonial de Europa. En 1789 la colonia de Santo Domingo, con medio millón de esclavos y produciendo azúcar, café, algodón y cacao, aportaba dos tercios del comercio exterior de Francia, baluarte del capitalismo mercantil europeo. La República de Haití fue la primera revolución exitosa de liberación de los esclavos por ellos mismos, que forman un Estado, y que proclaman sus huestes como tupacamarus. Las pugnas internas, derivan en la división del país entre el gobierno de Dessalines, proclamado emperador, y la república democrática dirigida por Alexandre Petion, como presidente vitalicio. El apoyo de Petion a Bolívar es una de las claves de la lucha continental. Lo apoya en 1817 y a lo largo de sus campañas libertadoras, en las sucesivas batallas y derrotas de las repúblicas, hasta la conquista de la independencia de Venezuela. Bolívar, republicano rousseniano, desde y con Haití asume definitivamente que el hombre no puede ser propiedad de otro hombre. Rechaza la esclavitud. Incorpora en su programa republicano independentista la libertad de los esclavos. Convoca en 1816 y en adelante: “todos los hombres que antes eran esclavos se presentaran al servicio para defender su libertad”. Tercer Momento: 1810-1820 Bolívar y el despliegue de la emancipación continental Esta etapa es la que abre las movilizaciones, batallas, derrotas, conquistas, y victorias del proceso de la independencia continental. Los pueblos se levantan en juntas independentistas, con variada participación de los distintos contingentes sociales, conducidos principalmente por los criollos y distintos sectores sociales. Se forja la independencia de las repúblicas de Venezuela, Colombia, Ecuador, Bolivia, Argentina, Chile, con Bolívar desde Venezuela y San Martin desde Argentina y Chile. El imperio Español contraataca, concentrando sus fuerzas en los andes peruanos, entre Pasco-Cusco y el Alto Perú, y buscando rehacer sus pactos coloniales con sectores criollos y de las poblaciones indígenas. Se abre así la coyuntura del Perú, como escenario de la batalla estratégica continental para la victoria de la independencia continental. La batalla clave para la libertad de América se definía en el Perú. El poder colonial español en América estaba concentrado en el virreinato del Perú, y la reconquista de américa dependía de esta guerra. La República era incipiente e incierta. La llegada de San Martín en 1820 desencadena declaratorias independentistas, sin haberse dado todavía combates militares decisivos. El Virreinato del Perú esta escindido entre la República en el Norte-Lima y el Virreinato en el Sur y Alto Perú.
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Los últimos virreyes buscaron fórmulas de Monarquías constitucionales, comprometiendo a sectores de los criollos, generando el ensueño del “Reino propio”, comprometiendo para ello a los integrantes de la elite mercantil naviera colonial reunida en el Tribunal del Consulado de Lima, mientras llegaban los refuerzos desde España. Los estudios de Cristina Mazzeo sobre esta elite naviero comercial del Perú muestran sus acciones. Señala que “Tanto en Perú como en Nueva España, los principales comerciantes, integrantes de sus respectivos Consulados, aportaron a la Corona para financiar sus actividades bélicas, ya sea mediante préstamos, como con donativos. ...En Perú, es conocido el caso de José Antonio de Lavalle y Cortés, quien auxilió las arcas virreinales durante la rebelión de Túpac Amaru II y fue recompensado con el título de Conde de Premio Real y además fue autorizado a internar a 2 000 esclavos negros sin pago de derecho alguno. Fue prior del Consulado en 1787 y 1788… También son conocidos los aportes en 1777, de 1 500 000 pesos para financiar la expedición de Buenos Aires, para recuperar la colonia de Sacramento, tomada por los portugueses. La Corona se había comprometido a devolver este préstamo en tres años, al término de los cuales solo había entregado 300 000 pesos. Para afrontar la guerra de 1779 contra los ingleses, el Consulado realizó un préstamo con la garantía de un nuevo impuesto… Entre 1780 y 1783, el Consulado invirtió 380 534 pesos y para 1785, había prestado 1 702 234 pesos… Más adelante, el Consulado sería exigido para financiar los gastos en que incurría el ejército realista para contener el avance patriota en el Alto Perú, durante el gobierno de Pezuela. El virrey consideraba que necesitaba 117 000 pesos mensuales para el sostenimiento de las tropas, pero él solicitó 200 000 al Consulado. Esta entidad discutía el pedido del virrey, al mismo tiempo que buscaba negociar con él la entrega de lo solicitado, bajo ciertas condiciones que permitieran proteger la actividad de los comerciantes limeños, facilitando el ingreso de mercancías.” “El Consulado de Lima aportó 8 655 027,6.5 pesos fuertes entre 1777 y 1820. Con respecto a los impuestos, el aporte del Perú a la Corona significó el 83%, poniendo en evidencia que la exacción fue a través de la presión fiscal. En 1804, el Consulado registró 2 303 465 pesos fuertes cobrados en impuestos, entre ramos propios que consistían en los impuestos sobre los efectos de Europa y del país, tanto en entrada como en salida, ramos ajenos que incluían el impuesto sobre el oro y la plata, los gastos del Consulado, como sueldos, aguinaldos, limosnas, etc., más las deudas de los particulares.” Esta elite naviero comercial, tenía desde el poderoso tribunal del consulado el poder mercantil, y presencia activa directa en las fuerzas militares virreinales. El Virrey Abascal forma en el 2010 el Regimiento de la Concordia, como un cuerpo militar de elite, aristocrático y directamente ligado e integrado por los partícipes del Tribunal
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del Consulado. Muchos de sus integrantes actuaban con la perspectiva de la Quimera del reino propio. Es un cuerpo militar de voluntarios, milicia urbana, que no percibía sueldo, y formaba parte directa personal del poder mercantil virreinal. Lo encabeza el propio Abascal. El marqués de Torre Tagle y otros de la elite limeña tuvieron rol fundamental. Torre Tagle estuvo en España, luego el regresar fue nombrado Intendente de la Paz (1817), Intendente provisorio de Lima (1818) y edecán del Virrey Pezuela (1819). Al llegar San Martin al Perú, declaró en diciembre de 1820 la Independencia en la Intendencia de Trujillo. El congreso lo elige en agosto de 1823 presidente del Perú. Los diversos oficiales de este regimiento fueron comerciantes peninsulares vinculados al Tribunal del Consulado Limeño. Abascal mantuvo de 1806 a 1816 el control férreo del Virreinato. Es depuesto por Pezuela en 1816, y este es depuesto por la Serna, que concentra el gobierno del virreinato desde el Cusco hacia el surandino y el alto Perú. La Independencia es proclamada inicialmente sin batallas fundamentales. En Guayaquil el 09 Octubre de 1820, y en Noviembre 1820 en Huancayo, Jauja y Tarma. San Martín emplaza al Intendente de Trujillo, Torre Tagle, a que se sume, lo que este hace en 1820. Piura, Cajamarca, Jaén y Moyobamba, lo asumen antes de Lima. De esta forma, sin guerra y convocado por el Cabildo existente, San Martín entra a Lima el 28 de Julio de 1821, y declara la independencia de la República, abarcando realmente al Norte y a Lima. San Martín asume el Protectorado, divide al país en 4 ámbitos (Trujillo, Tarma, Huaylas y Lima-costa), formando en esta ultima un Departamento, en cuya presidencia nombra a Riva Agüero, con el que tiene activa coordinación. El Perú estaba en crisis política institucional, que eclosiono al darse la disputa de dos simultáneos presidentes de la República que por su cuenta negociaban rendirse para formar una monarquía con un Reino presidido por un integrante de la corona española. El poder español se había concentrado en la sierra, de Pasco al alto Perú, afianzado en el Cusco, y aunque se divide porque Olañeta se rebela en el alto Perú, tras la derrota realista en Junín vuelven a reagruparse. Pese a su unidad son derrotados en la batalla de Ayacucho, batalla que sella el derrumbe del Virreinato en Perú y el continente, de los españoles en América. Se conquista la Independencia de una cuarta parte de la humanidad, como lo declara Bolívar. Es necesario que apreciemos los peruanos con verdad y serenidad, la profundidad de las circunstancias infaustas de la crisis política estatal en el nacimiento de la república. Esta crisis estatal nos puso indefensos y a punto de sucumbir como nación. Este es el
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trasfondo que fundamenta los poderes extraordinarios que el Congreso del Perú otorga a Bolívar en 1823-24-25, el que los asume con los tribunos republicano s, entre ellos José Faustino Sánchez Carrión, su Ministro a cargo del Gobierno. Era la propia independencia del Perú la que estaba en cuestión. La forma de Estado enfrentaba a los propugnadores de la República, contra los artífices de la quimera del Perú como Reino propio, en el marco del Imperio. La propuesta inicial de San Martin era una mezcla de monarquía con independencia, buscando un príncipe en otras cortes europeas. Este es el fundamento de un Protectorado que inicia negociaciones con las autoridades del Virreinato, y a cuyo formula estaban expectantes algunos de los más importantes, pero rivales, criollos con cargos políticos: Torre Tagle, Intendente de Trujillo, y Riva Agüero, a cargo del Departamento de Lima. Señala Mazzeo que “el 6 de marzo de 1822, el marqués de Torre Tagle y Bernardo de Monteagudo firmaron el decreto supremo, determinando que el Tribunal se llamaría Cámara de Comercio del Perú, cambiando la denominación por la de presidente y la de cónsul, por la de vocal, pero cumpliendo las mismas funciones recaudadoras del antiguo tribunal. En el asunto de los cupos, los mismos comerciantes que antes habían apoyado al sostenimiento del régimen virreinal, ahora estaban obligados a sostener al nuevo gobierno independiente: Manuel Gorbea aportó 3 000 pesos, Félix Balega, 2 000 pesos; Francisco Javier de Izcue, 4 000 pesos y Dámaso Arias, 2 000 pesos; siendo la mayoría españoles, teniendo que hacerlo en 24 horas y los criollos, en 48 horas. Algunos comerciantes españoles, a pesar de haber contribuido con los cupos, sufrieron confiscación de sus propiedades, por el Juzgado de Secuestros. A Manuel Gorbea se le confiscó 7 000 pesos; a Matías Elizalde se le confiscaron sus fincas, tiendas y casas accesorias de la calle Callejones del barrio San Francisco, que estaban arrendadas. A Juan Bautista de Lavalle le confiscaron las haciendas Villa y San Tadeo, a pesar de ser criollo. Pedro de Abadía tenía una deuda por 22 048 pesos con la Aduana de Lima y José Santos de Arismendi, por 60 065 pesos, motivo por el cual sus bienes fueron secuestrados. No se sabe con exactitud cuánta gente salió del país, se decía de 10 000 a 12 000 españoles, pero la cifra parece exagerada, considerando la población de la época en ciudades como Lima, Arequipa y Cusco, con 57 028 personas blancas españolas. Probablemente hayan emigrado unas 4 000 personas, muchas de ellas, refugiándose en los castillos del Callao. Continuaron los préstamos al Estado peruano, durante los sucesivos gobiernos de Torre Tagle y Riva Agüero, dinero que se utilizó para financiar las campañas a los puertos intermedios.” Los grupos de poder vigentes entre 1779 y 1821 que dirigían el virreinato a través del tribunal del consulado y su cuerpo militar especial del Regimiento de la Concordia,
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constituía la élite mercantil naviero comercial. Este era el poder opuesto a la independencia y estaba integrado por familias cuya especialización mercantil se basaba en bienes importados sobretodo vinculados a los repartos, alimentación, a las mulas y al cobre, mientras su exportación estaba vinculado a productos agrarios y mineros. Un artículo central de comercio eran los esclavos, donde algunos estaban dedicados principalmente. Como señala Alberto Flores Galindo12: “En cualquiera de los casos, casi siempre se produjo una asociación estrecha entre los comerciantes y la administración colonial. Hemos mencionado que encontraron en el monopolio comercial y el recurso al mecanismo impositivo del reparto, pero queza ambos sistemas exigieron que los comerciantes además integrasen la alta burocracia. Es así que es frecuente encontrarlos de oidores: Qurejazu, Ortiz de Foronda, Bravo de Rivero; Felipe Sancho Dávila fue alguacil; como alcaldes de Lima figuraron Sebastián de Aliaga, José María Snacho Dávila, Miguel de Oyague, José Colmenares; Agustín Quijano fue gobernador del cercado; casi todos los mencionados tenían algún cargo dentro del ejército: Coronel de Dragones como Oyague, o de Caballería como José Gonzáles y Fernando Carrillo de Albornoz. Desde luego que entre los cargos más preciados estuvieron, junto a los puestos públicos, los de Prior y Cónsules del Tribunal del Consulado, dententados, entre otros, por Antonio Elizalde, el Conde Villar de Fuentes, Francisco de Izcue, Joaquín Azcona, Isidro de Abarca, Joaquín Ferrer. La culminación en la carrera de un comerciante fue casi invariablemente el ingreso a alguna orden nobilaria”. La ruta de comercialización era por el Pacífico a México y por el Atlántico a Chile, Buenos Aires, río de Janeiro y España. Este grupo utilizaba el tribunal del consulado como su fuente financiera para el negocio comercial de compra y venta de todos sus bienes, incluido los esclavos. Y hacía préstamos al poder virreinal y al Estado republicano para sus actividades militares y administrativas a cambio de las cuales obtenía las autorizaciones, prebendas y canonjías por sus negocios. Estos eran 9 grupos: familia Lavalle, los hermanos Elizalde, el conde de Fuente Gonzáles, el conde de San Isidro, Domingo Ramírez de Arellano, Gaspar Quijano Velarde, Familia Tagle, Familia Sánchez Navarrete y Gonzáles, y Lucas de Cotera. Pese a sus avances, San Martín, pierde respaldo de la Junta de Buenos Aires a su planteamiento monárquico y reconoce que la única forma de lograr la victoria militar ante el Imperio era con las fuerzas de Bolívar y la República. Este es el trasfondo histórico de la reunión de Guayaquil entre Bolívar y San Martín. 12 Galindo, Alberto Flores, La ciudad sumergida, Lima, Editorial Horizonte, 1991, P.60.
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Pero si bien San Martín cede la conducción a Bolívar, el afán del Reino propio lleva a Torre Tagle y a Riva Agüero a enfrentarse, tratar de bloquear a Bolívar, y negociar cada cual por su cuenta con el imperio español fórmulas monárquicas, dejando de lado la república y la independencia. Pese a todo, Bolívar afianza su liderazgo y nuclea el sector más firme y capaz de la elite peruana para forjar el nuevo estado independiente. José Faustino Sánchez Carrión es el tribuno de la República, que va a ser fundamental en el liderazgo y organización del gobierno mismo y en el proceso constitucional. El proceso de la naciente república tiene rasgos muy nítidos en su actuación, influenciados por las propuestas republicanas roussenianas de Bolívar y Sánchez Carrión, plasmadas en las Constituciones de 1823 y 1825, y marcadas por la impronta de la batalla decisiva de la independencia. Ante todo, en primer lugar, la Independencia se asume continental y como república, sustentada en un cuerpo de soberanía electiva. Requiere quebrar el poder colonial del co-reino, llevado a cabo por la elite comercial naviero y sus funcionarios virreinales. Su reemplazo Independiente es la Confederación de Repúblicas de la Patria Grande. También, en segundo lugar, plantea una novedad de América respecto a los procesos de República en Europa y en Estados Unidos, en una relación diferente entre las autoridades y los derechos de los individuos, tema en el que Bolívar planteara ideas originales y ensayara variadas fórmulas, como el de la presidencia vitalicia. Igualmente, en tercer lugar, es original y decisivo, el énfasis entre República e igualdad, opuesto frontalmente a la esclavitud, rechazando que el ser humano pueda ser propiedad de otro ser humano. Por último, la impronta estratégica, en cuarto lugar, va a marcar ciertas acciones, desde lo que puede leerse una geopolítica de Bolívar contra el poder colonial mercantilnaviero-esclavista, pues lo fragmenta al incluir Guayaquil (donde estaban los astilleros de la naves), en la gran Colombia, al establecer Bolivia como República (donde estaba la Plata de Potosí) y al llamar a entregar la propiedad de la tierra en los andes a las comunidades, a diferencia a los criollos que en argentina y en chile planteaban exterminar y/o excluir a los indígenas. En relación a las comunidades, Bolívar repite el liberalismo clásico, y no logra apreciar la singularidad en este caso para la heterogeneidad estructural y la base civilizatoria andina de Túpac Amaru y los pueblos, para lo cual habrá que esperar hasta José Carlos Mariátegui. Estas consideraciones marcaran la crisis política estatal en los inicios de la república. Se manifiesta muy rápida y descarnadamente en torno a las facultades delegadas por el Congreso a Bolívar.
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El Congreso Constituyente de la República, a inicios de la misma, instala en 1822 un Triunvirato, una Junta Gubernativa compuesta de parlamentarios, encabezada por José de La Mar, y formada por otros ex funcionarios coloniales de la elite mercantil colonial. Esta Junta Gubernativa, con la que el Congreso asume el Poder Ejecutivo, estaba dirigida por La Mar, ex funcionario colonial, y jefe del partido opuesto a la alianza del Perú con Colombia. Cuando en Setiembre 1822 Bolívar ofrece 4,000 soldados para apoyar a Perú, la repuesta de La Mar fue que solo requerían 4,000 fusiles, recuerda Basadre. El 21 de enero 1823, en Moquegua son derrotadas las fuerzas republicana s de la primera expedición a Intermedios. Esto abrió la posibilidad que las fuerzas realistas localizadas en Jauja retomaran la ocupación de Lima. El 26 de Febrero 1823, en Lima, en el Motín de Balconcillo, el mando de las fuerzas militares de la república, movilizando agitación pública, conminan al Congreso designe como Jefe Supremo a José de la Riva Agüero. En respuesta, el Congreso el 27 de Febrero 1823 nombra a José Torre Tagle. Pero luego retrocede en la votación. Es elegido el 28 de Febrero Riva Agüero, al que le dan grado de coronel del ejército y el 4 de marzo lo elevan a Gran Mariscal, teniendo solo experiencia de coronel de milicias. El 18 mayo 1823 Riva Agüero solicita a Bolívar 4,000 efectivos, y Sucre viene al Perú con las primeras tropas. Londres da un importante empréstito al nuevo Gobierno de 1´200,000 Libras Esterlinas. Dirigida por Riva Agüero, se despliega la II Campaña a Intermedios al Sur, y Sucre se queda en Lima. Rápidamente, se hace evidente e inminente la derrota de la II Campaña a Intermedios. El 11 de Junio Riva Agüero insinúa dimisión, luego pide más facultades y se va al Callao y luego a Trujillo, tras intentar disolver el Congreso. El 18 de Junio entran los realistas y toman Lima, la que luego abandonan para retornar a la sierra. El Congreso cesa a Riva Agüero el 22-23 de Junio, y convoca a Sucre. Sucre marcha del Callao a Lima y delega en Tagle el mando militar. El 19 de Julio, Riva Agüero desde Trujillo disuelve el Congreso. Pero este se reúne en Lima el 7 de Agosto: cesan a Riva Agüero y nombran a Sucre jefe militar. El 8 de Agosto declaran a Riva Agüero reo de alta traición, por pretender abdicar ante el imperio español, al comprobarse sus paralelas negociaciones con el virrey La Serna para abdicar ante España y establecer en el Perú un Reino con un príncipe español designado por el monarca, y la Regencia a cargo de La Serna. En estas condiciones el Congreso Constituyente de la República Perú convoca a Bolívar, Presidente de Colombia, declarado Libertador, para dar la batalla definitiva por la independencia y salvar a la república.
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El 10 de Setiembre de 1823, reunido el Congreso Constituyente del Perú, a iniciativa del Tribuno republicano Sánchez Carrión, considera que “solo un poder extraordinario en su actividad y facultades es capaz de poner término a la presente guerra, y salvar a la República de los graves males en que se halla envuelta a consecuencia de la última agresión española y demás incidencias posteriores”. Con este fundamento, decreta otorgarle al Libertador Simón Bolívar Facultades Extraordinarias, asignándole la suprema autoridad militar y la autoridad política directoral conexa, para la salvación del país. Bolívar llega al Perú el 1 de Setiembre de 1823, desembarca en el Callao con el bergantín Chimborazo. El 2 de Setiembre el Congreso reunido autoriza a Bolívar las facultades necesarias, y las decreta el 10 de Setiembre. Pero ya estaba desatada la pugna y crisis de la República por la disputa de la Presidencia entre Riva Agüero y Tagle. El 12 de Noviembre 1823 el congreso termina y promulga la Constitución, la que no entra en vigor ante el estado excepcional de la República por las facultades otorgadas al Libertador Bolívar. Bolívar, afincado en Pativilca, logra reunir un importante contingente de soldados colombianos, que pueden arribar al Perú gracias a que el mar de la costa del Pacífico estaba defendida por la novísima fuerza marítima republicana . Bolívar busca ganar tiempo para aplicar la estrategia, la que diseña en Pativilca en Enero 1824, tomando en cuenta las experiencias decisivas en la libertad de Venezuela y Colombia. La comunica a Joaquín Mosquera y envía al Gobierno de Colombia, señalando que “No crea que soy hombre que veo visiones, que lo que yo preveo son cavilaciones de un enfermo, sino los cálculos mas perfectos de una razón experimentada”. Se centra en derrotar a los españoles donde se habían hecho fuertes: en la sierra, desde Pasco a Puno. La estrategia para la república, requería acabar con la esclavitud y unir a la nación, no para negociar un co-reino. Necesitaba tropas adaptadas, población comprometida, conducción estratégica firme, para desplegar desplazamientos y batallas rápidas y decisivas en un terreno andino montañoso, de planicies y desfiladeros. Para aplicar su estrategia, Bolívar busca ganar tiempo, por lo que ofrece un armisticio a los españoles, a fin de acrecentar sus divisiones, como había efectuado en las batallas anteriores. Esta convicción es con la que, preguntado ante los desafíos de la guerra y la república, y pese a estar enfermo, respecto a que pensaba hacer, afirmó enfático: ¡Triunfar! Pero el Presidente Tagle ya estaba en negociaciones secretas para abdicar ante los españoles. Bolívar lo confirma, interceptando las comunicaciones que negociaban establecer
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un triunvirato entre Tagle, Diego Aliaga y el general La Serna. Como parte de esta maniobra, el 5 de febrero de 1824 se desata un motín en el Callao, que el 10 de ese mes pone en libertad a los presos realistas, los que toman el Callao y amenazan Lima. El propósito militar realista era evidente: querían forzar a Bolívar a defender Lima en un combate precipitado y en una zona desventajosa, y llevarlo al desgaste. El 10 de Febrero al tiempo que el Congreso le reitera los poderes extraordinarios directoriales a Bolívar, este retira la guarnición de la capital. El 17 de Febrero Tagle fuga. El 27 de Febrero el jefe argentino republicano , deja la capital, presionado por la misma junta de Buenos Aires, que poco antes había abandonado a San Martín cuando vino al Perú en 1821-22. El español Monet toma la Capital, y publica bandos llamando a la rendición. El 6 de Marzo de 1824, el presidente de la república Tagle firmo un manifiesto aceptando la sumisión de súbdito leal al rey y atacando a los patriotas. Tagle terminará refugiándose en el Callao, cuando la fortaleza estaba controlada por los realistas. En esta fortaleza fallece, junto con su esposa e hijo menor, en los últimos días de la ocupación española, el 26 de Setiembre 1825, según su familia, anota Basadre. La traición del presidente Tagle, fue confirmada en proceso seguido en la corte suprema a su ex Ministro de Guerra, Juan de Berindoaga y a su auxiliar Teron. Estos últimos fueron sentenciados a ser ejecutados en la Plaza de Armas de Lima, lo que se realiza el 15 de abril de 1826 a las 11 am, con la presencia de Hipólito Unanue, integrante del gobierno. Esta tragedia nacional, por la traición de sus dos primeros Presidentes de la República que abdican ante el poder Virreinal colonial, es más que anécdota de personalidades. Hunde sus raíces en la configuración de sectores criollos en el poder colonial, los que buscaban abrirse camino entre los vericuetos del capitalismo mercantil colonial. El poder colonial, con las reformas borbónicas, y expresando el capitalismo mercantil en ascenso, se apoya en un sistema de intercambios de beneficios, otorgando autorizaciones a elites privilegiadas para importar y vender esclavos, controlar el comercio de los repartos y el tráfico de los metales, así como captar la renta de los préstamos y sus vales de aduanas. Se beneficiaron determinados grupos sociales, como los consignatarios de estancos y la elite de mercaderes navieros agremiados en los consulados. Por largo tiempo los comerciantes de Lima, vinculados al Consulado de Comercio, una elite mercantil naviera, dependiente del grupo de Cádiz, central en el sistema naviero-mercantil colonial, formaron parte del poder colonial. Entre otros aspectos, apoyaron financieramente a la Corona con la entrega de préstamos o donaciones para la leva de regimientos voluntarios para aplastar a los movimientos independentistas.
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Con estos apoyos financieros, se organizaron para financiar y hacer frente a la rebelión de Túpac Amaru, deuda que nunca lograron terminar de cobrar. También financiaron las acciones del Virrey Abascal para debelar en 1810 las juntas patrióticas en Chile, en alto Perú, en buenos aires y en quito. El Consulado de Comercio de Lima, fue el puente para estos préstamos comerciales, en la colonia. Luego de la Independencia, lo prosiguió con la incipiente República, sustentando a diversos regímenes de caudillos y militares a lo largo del siglo XIX. Esta estructura corporativa de poder mercantil, fue reestablecida en el Perú en 1829 y perduro muchos años, pese a que en el resto de países desapareció con la Independencia. Esta elite naviero comercial había empezado a incursionar en la agricultura, de caña de azúcar y algodón, con mano de obra esclava, y estaba afincada en la gestión comercial naviera del Pacifico. En la coyuntura que comentamos, sus personajes vinculados son los que protagonizaron la crisis presidencial, asociados sea a Tagle como a Riva Agüero. Tenían en común disfrazar como “nacionalismo peruano” la pretensión de negociar un “reino” dentro del Imperio Español, y, por tanto, los unía la feroz oposición a Bolívar y a la perspectiva de la emancipación continental en una Confederación de Estados republicanos independientes. En las palabras del 10 de febrero de 1825, al devolver al Congreso las facultades especiales otorgadas, Bolívar fue explícito sobre estos asuntos. Reconoció la excepcionalidad de las facultades delegadas, e informo del deber cumplido con las victorias de Junín y Ayacucho, que sellaron la Independencia. Remarco: “Yo soy un extranjero: he venido a auxiliar como guerrero, y no a mandar como político. …Yo no puedo, señores, admitir un poder que repugna mi conciencia: tampoco los legisladores pueden conceder una autoridad que el pueblo les ha confiado solo para representar su soberanía.”. En estos años con facultades excepcionales, Bolívar gobernó el Estado con un importante grupo de peruanos, con definido perfil republicano y claro compromiso con la independencia. Sánchez Carrión, tribuno de la república, era su máximo representante. Sánchez Carrión abiertamente republicano , se hace conocido como “El Solitario de Sayán”, y dirige la campaña doctrinal contra la propuesta de régimen monárquico. Integra el primer congreso constituyente del Perú. En 1823 participa como principal redactor de la primera Constitución Política del Perú. Sánchez Carrión impulsa la decisión del Congreso que otorgar plenitud de poderes al Libertador. En 1824, Bolívar lo designa como Ministro General, jugando un papel importante en la lucha contra las huestes realistas. A finales de ese mismo año, Bolívar lo designa Ministro de Gobierno
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y Relaciones Exteriores. En 1824 firmó la convocatoria al famoso Congreso de Panamá. El Congreso de la República lo declara “Benemérito a la Patria en grado heroico y eminente”. En febrero de 1825 el Libertador lo nombra Vocal de la Corte Suprema de Justicia, pero ya su salud había decaído. Fallece en Lurín, el día 2 de junio de 1825 a los 38 años de edad.
3. Una victoria continental Lo señalado, muestra que para apreciar en la memoria histórica lo sucedido hace 190 años en la República del Perú, al otorgarse las facultades extraordinarias a Bolívar para las batallas definitivas de la emancipación continental, es indispensable considerarlo en el marco del ciclo continental independentista, en una coyuntura estratégica mundial que en un espacio de múltiples dimensiones, la larga duración temporal, con el tiempo estructural y la coyuntura estratégica de cambios históricos. Bolívar, como Vizcardo y Guzmán, afirmaba que una debe ser la patria de todos los americanos. Su programa y visión era republicana y continental. Y también su estrategia y cada paso de ella. Al mismo tiempo que diseñaba y ponía en práctica su estrategia en el Perú, para las batallas definitivas de Junín y Ayacucho, daba pasos en el proceso continental. Es por ello que Bolívar convoca al Congreso Afictionico de Panamá, con su ministro José Faustino Sánchez Carrión, pues sabía que era indispensable dar paso a esta Confederación de Repúblicas Unidas para defender la Independencia que iba a obtener para América. Conquistada la Independencia del Perú y la Patria Grande, y al devolver al Congreso las Facultades excepcionales en 1825, anuncia las inmediatas batallas finales para liberar el alto Perú y también para retomar el Callao. Reitera su llamado a ligar las repúblicas de Perú y Colombia, en la grande Confederación de la Patria Grande, que una las Repúblicas la gran nación continental, para lo cual Bolívar y Sánchez Carrión, el 7 de Diciembre de 1824, dos días antes de la batalla de Ayacucho, habían convocado en Panamá al Congreso Afictionico, con la participación de los Gobiernos de Colombia la Grande, México, río de la Plata (Argentina), Chile y el de América Central (llamada entonces Guatemala). Citamos parte de la comunicación del libertador a cada uno de los gobiernos que asistirían a este congreso: “Después de quince años de sacrificios consagrados a la libertad de América por obtener el sistema de garantías que, en paz y en guerra, sea el escudo de nuestro nuevo destino, es tiempo ya de que los intereses y las relaciones que unen entre sí a las repúblicas americanas, antes colonias españolas, tengan una base fundamental que eternice, si es posible, la duración de estos gobiernos.
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Manuel Dammert Ego Aguirre / Desafíos Históricos
Entablar aquel sistema y consolidar el poder de este gran cuerpo político, pertenece al ejercicio de una autoridad sublime que dirija la política de nuestros gobiernos, cuyo influjo mantenga la uniformidad de sus principios, y cuyo nombre sólo calme nuestras tempestades. Tan respetable autoridad no puede existir sino en una asamblea de plenipotenciarios, nombrados por cada una de nuestras repúblicas y reunidos bajo los auspicios de la victoria obtenida por nuestras armas contra el poder español”. Afianzar esta memoria de la Patria Grande, es orgullo y compromiso con sus perspectivas emancipatorias. En la lucha por la actual, segunda y definitiva independencia, en esta batalla continental en el siglo XXI, afirmamos la soberanía de nuestras naciones unidas y la libertad Republicana de nuestros pueblos. Ante las nuevas condiciones del mundo multipolar y en la crisis ecológica-civilizatoria, nuestra Patria Grande Continental tiene inmensos desafíos. Vivimos en este Bicentenario un nuevo ciclo emancipador continental, con la actuación integrada de la Patria Grande Latinoamericana en la escena internacional, como lo evidencia la exitosa reunión de la Celac en la Habana-Cuba, los avances de Unasur, la unidad del caribe y centro América, el Alba y los diversos procesos integracionistas. En este siglo XXI, en el Bicentenario, tenemos nuevos desafíos. La memoria histórica del acontecimiento que hoy rememoramos es fundamental. Vivimos en nuestra América una nueva etapa estratégica emancipatoria. La causa de los derechos de la humanidad, con la unidad e integración de la Patria Grande y sus Repúblicas, con sus aportes civilizatorios andino-amazónicos-criollos, y como continente de paz, pluriculturalidad y libertades, debe seguir triunfando, abriendo las anchas alamedas de la libertad, la justicia, la belleza y la igualdad.