La filosofia política de Kant

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La filosofía política de Kant 1 El contrato social Según Kant el estado de naturaleza es salvaje, un estado de hostilidades y de guerra declarada o bien posible y amenazante. El motor de los individuos en la naturaleza es satisfacer sus fines y deseos sin cortapisa alguna, usando al otro como medio e incluso aniquilándolo si fuera necesario para conseguir sus deseos. En la naturaleza no hay moral, no somos por naturaleza seres morales; tenemos por naturaleza una sociabilidad hostil que Kant llama “insociable sociabilidad”. Movidos por la razón y por el deseo de seguridad, los hombres salen del estado de naturaleza y del derecho natural y entran en el estado civil mediante un pacto o contrato: renuncian voluntariamente a la libertad natural e instituyen el Estado, en el que se rigen por el Derecho Positivo, que Kant llama Derecho Político, un conjunto de leyes del que todos dependen y al que todos deben obedecer, sea con consentimiento interno u obligados mediante la coacción externa. La coacción es legítima moralmente, dice Kant, porque es fruto de un pacto, de una decisión libre y racional tomada entre todos. El efecto del pacto o contrato social es la paz. El pacto o contrato no es un hecho histórico ni es una hipótesis científica susceptible de ser confirmada; es una idea de la razón, una idea rectora por la que debe guiarse el legislador: quien legisle -quien haga las leyes- en una sociedad debe hacerlo como si las leyes emanaran de la voluntad de todos, es decir, poniéndose en el lugar de todos y haciendo leyes pensando en que podrían ser elegidas de manera libre y autónoma por cualquier ciudadano. En el estado civil los hombres pierden la libertad natural y adquieren libertad jurídica. La libertad jurídica consiste en la capacidad de hacer lo que se quiera a condición de no perjudicar a nadie, y también en la capacidad de no obedecer ninguna ley más que en tanto se le ha podido dar consentimiento, se ha podido consentir interiormente con ella. Según esto último, podría parecer que Kant justifica la desobediencia civil, es decir, la desobediencia a una ley porque no estamos de acuerdo con ella; por ejemplo, negarse a ir al cuartel porque se repudia la guerra es un acto de desobediencia civil. Sin embargo, Kant niega explícitamente el derecho a la desobediencia civil; todas las leyes deben ser acatadas por el hecho de que están establecidas. Es el legislador quien tiene que pensar, a la hora de promulgar leyes, que esas leyes puedan contar con el consentimiento de todos; pero, una vez que una ley está en vigencia, todos los ciudadanos sin excepción tienen la obligación de obedecerla.

2 Clasificación de los Estados Kant clasifica los Estados atendiendo a quién tiene y ejerce la soberanía, es decir, a quién detenta el poder político, quién gobierna, y atendiendo a cómo se hacen e imponen las leyes, a la fuente de las leyes. Dependiendo de quién detente el poder político los Estados son monarquías, aristocracias o democracias. En las monarquías gobierna un ciudadano, en las aristocracias varios y en las democracias todos. Por la forma de hacer y de imponer las leyes los Estados son despotismos o repúblicas, tienen una Constitución despótica o republicana. El Estado despótico y su Constitución despótica se caracterizan por lo siguiente: • Los tres poderes del Estado -el poder legislativo, el poder ejecutivo y el poder judicialse concentran en la misma persona o en la misma institución, es decir, en el mismo sujeto político. • Las leyes proceden de la voluntad particular de esa persona o institución, y se imponen a los ciudadanos sin tener en cuenta su posible consentimiento.


• La legalidad se ejerce de manera arbitraria, según criterio de quien detenta el poder, no sobre todos los ciudadanos por igual. El Estado republicano y su Constitución republicana se caracterizan por lo siguiente: • Los tres poderes del Estado están separados, no son ejercidos por la misma persona o institución, por el mismo sujeto político. • Las leyes representan la voluntad general. Son obra de un legislador que se pone en el lugar de los ciudadanos y tiene en cuenta que todos los ciudadanos puedan consentir con ellas. • La legalidad se ejerce sin arbitrariedad, sobre todos los ciudadanos por igual. Definidas así las distintas formas de Estado y de Constitución, Kant dice que las monarquías y las aristocracias pueden ser repúblicas, pero no las democracias. Una democracia necesariamente es un despotismo, una forma despótica de Estado. En una democracia la soberanía o ejercicio del poder político pertenece a todos los ciudadanos; todos los ciudadanos deciden y ejercen su poder directamente, por sufragio y por mayoría, no mediante la representatividad. En una democracia las leyes se aprueban y se hacen cumplir por decisión de la mayoría; por ello, la mayoría es un sujeto político en el que están unidos los tres poderes del Estado, y esta es una de las características del Despotismo. Por otra parte, lo que la mayoría quiere y decide no tiene en cuenta lo que quiere la minoría ni su posible consentimiento o consenso, por lo que las leyes en una democracia no representan la voluntad general sino la suma de una serie de voluntades particulares que se imponen despóticamente sobre la voluntad de las minorías. Una República no puede ser por tanto una democracia directa, sino un sistema representativo.

3 La Constitución Republicana En un Estado regido por una constitución republicana todos los miembros de la sociedad son libres en tanto hombres, son iguales en tanto ciudadanos, y están sometidos a la legislación común en tanto súbditos. Sobre estos principios deben fundarse todas las leyes o normas jurídicas de la sociedad en una República.

4 La paz perpetua Sólo la Constitución Republicana permite que los hombres vivan en paz; en Estados despóticos los hombres se enfrentan necesariamente, pues los intereses de unos chocan con los de los otros. La paz no consiste en el cese o la omisión de hostilidades ni en períodos más o menos largos entre dos guerras. Esa forma de concebir la paz está en realidad hablando de guerra y tomando como referencia la guerra. Por eso dice Kant que la paz es continua, perpetua, o no es paz. Kant se pregunta qué podemos hacer para que la paz perpetua no sea un lema inscrito en las losas de los cementerios ni una idea loca de filósofos soñadores sino una realidad sobre la Tierra. Y su respuesta es que la paz no es el resultado de la reforma de los corazones ni mucho menos de la intervención divina, sino la consecuencia de las siguientes medidas políticas: 1. Cada uno de los Estados del mundo ha de tener una constitución republicana, no despótica. Hay una relación directa entre la república y la paz. En una república los legisladores hacen las leyes teniendo en cuenta lo que conviene a los ciudadanos, lo que los ciudadanos decidirían para sí mismos. En una guerra lo que se decide es sufrir, morir, costear enormes gastos para destruir y emplear enormes energías en reconstruir lo devastado. Por ello, antes de decretar un estado de guerra, el legislador de una república se lo piensa muy mucho. En un despotismo, en cambio, una guerra la decide el jefe del Estado, que no es un miembro más de la sociedad sino su dueño, y la decide en base a sus intereses. Esos intereses son propiedades, banquetes, cacerías, palacios y fiestas cortesanas que no peligran con la guerra, por lo que al jefe de un Estado despótico le resulta muy sencillo declarar guerras.


2. Crear un Estado de Estados, una federación de Estados o República mundial, o al menos tender hacia ello. Si cada Estado se rige por el Derecho Político, según el cual los miembros de ese Estado no pueden dañarse, la federación de Estados se regiría por el Derecho de Gentes, que es lo que entendemos hoy por Derecho Internacional. Según el Derecho de Gentes los Estados son en el mundo como los ciudadanos en el seno de un Estado y, como a éstos, les está prohibido hacerse mutuamente daño. Los Estados, dice Kant, se encuentran hoy entre sí como se encontraban entre sí los individuos antes del pacto, cuando regía para ellos el Derecho Natural que les permitía una libertad ilimitada sin restricción alguna a su agresividad. Por ello los Estados deben hacer un pacto o contrato, no ya mítico e hipotético sino jurídico y real. En virtud de ese pacto deben renunciar a su libertad ilimitada, declararse miembros de una comunidad de Estados y regirse por un derecho universal supranacional llamado Derecho de Gentes. Sin este pacto explícito y de obligado cumplimiento para todos los Estados del mundo, la paz nunca será otra cosa que un interludio entre dos guerras. 3. Instaurar un Derecho Cosmopolita, base de una ciudadanía mundial según la cual los individuos se consideren como ciudadanos del mundo. Este Derecho Cosmopolita está fundamentado en que la Tierra es de todos, es propiedad común; en ella todos formamos parte de un mismo colectivo, todos pertenecemos a la comunidad humana. Desde el punto de vista de una única Tierra donde todos estamos no existe el “nosotros” y el “ellos”: todos somos ciudadanos del mundo. Ser conscientes de esto y construir la realidad política mundial desde estas bases implica instaurar una hospitalidad universal. Esta hospitalidad universal implica a su vez el derecho a visitar cualquier país del mundo en son de paz, y a ser tratado en él sin la hostilidad y la desconfianza con que suele recibirse a los extranjeros, así como el derecho a circular libremente por el mundo.El Derecho Cosmopolita derroca el Derecho de Conquista, que entonces estaba vigente, ya que cualquier Estado podía invadir otro para extender su territorio y su jurisdicción sin más argumentos que su fuerza. El Derecho de Conquista viola le ley de la hospitalidad, pues convierte la visita a otro Estado en apropiación y violencia. 4. La vida política debe ser transparente y pública. El secreto de Estado es ilegítimo. Todo secreto procede de que hay algo que esconder, y por lo tanto es un síntoma de que se está ejerciendo una injusticia. Las acciones que no resisten la luz y la publicidad son necesariamente injustas para alguien. Otros filósofos después de Kant pensaron en la igualdad entre los hombres y en su libertad. Uno de ellos fue Karl Marx. [apuntes tomados de Rosario Miranda, Apuntes de Historia de la filosofía]


ESQUEMAS 5 Constitución republicana =/= Constitución democrática De la soberanía: autocracia, aristocracia o democracia (uno, algunos, todos; príncipe, nobleza o pueblo) Formas de un Estado Del gobierno: constitución republicana (A) o despótica (B)

(A) Republicanismo: • • • •

principio político de la separación poder legislativo/ poder ejecutivo forma de gobierno representativa reducido número de personas del poder estatal (soberanos) = mayor representatividad monarquía >aristocracia >¿democracia? (revolución violenta)

(B) Despotismo: • •

Principio político de la ejecución arbitraria por el Estado de las leyes que él mismo se ha dado: la voluntad pública es manejada como voluntad particular No-forma de gobierno; democracia [directa]=despotismo: poder ejecutivo donde todos deciden sobre y contra uno. ¿voluntad general?, ¿libertad?


6 CONTRATO SOCIAL HOBBES •

Libertad absoluta del s.h.--àguerra de todos contra todos

• • •

Estado de Naturaleza---àEstado Social Delegar parte de sus derechos a un tercero (Leviathan, único poder legítimo) Paz y seguridad a la ciudadanía

ROUSSEAU • • • • KANT

ESTADO NATURAL: Conservación de la vida; compasión hacia los demás. Derecho a la propiedad privadaàIndividualismo y conflicto. ESTADO SOCIAL: Estado justo e igualitario = Interés general /interés particular. Soberanía = voluntad general (democracia directa) • • • • •

Prima la fuerza bruta. Libertad salvaje sin ley. El ser humano vive bajo la amenaza de la violencia (Insociable sociabilidad) Búsqueda de la paz y la justicia: primera obligación moral Constitución perfecta-Voluntad unida del pueblo Características del Estado Civil: a. Leyes coactivas b. Poder del Estado: Derecho = co-libertad (Paz) c. Soberano--Voluntad unida del pueblo/Ciudadanos-Autonomía (moralidad>legalidad) d. Libertad jurídica: normas aceptadas libremente/Estado: Garantía del cumplimiento de las leyes; Sometimiento de las leyes a debate público (Filosofía)


7 La paz perpetua


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