Aqui no llueve manuel villagran reyes

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AQUÍ NO LLUEVE

MANUEL VILLAGRAN REYES


TENGO TODO“ LO“ TALENTO“ MENO“ EL DE “ABER U“ARLO“

EL AUTOR


DEDICATORIA

A mi querida familia A mis inolvidables terruĂąos: Durango y Zacatecas


MIS AGRADECIMIENTOS: A la maestra Josefina Nava Sanchez A Anabel Rubalcaba Flores

por su desinteresada y valiosa ayuda en las transcripciรณn y correcciรณn de los textos cuantas veces fue necesario


AQUÍ NO LLUEVE Dios hizo al mundo y lo pobló de humanos. Después se lavó las manos y lo dejó libre que rodara:

¡Maldita sea! otra noche más y el tuerto no regresa, y ya no falta mucho pa’ que amanezca. Y ni modo que no sea cierto, si yo lo vi con mis propios ojos cuando salió de su casa despuesito de cerrar la tienda, hasta iba el, su tío, y el ministro rumbo a la escuela, dónde éste vive solo, y donde se reúnen y juegan cartas o dominó y beben vino, pos son bueno amigos y siempre se procuran. Pos el maistro es el único amigo que aquí tiene el tuerto, tal vez porque éste no tiene esposa, o porque los dos son fuereños. Si, ha de ser por eso. Pero lo mejor es largarme ya de aquí pa´ que nadie me vea, pos esto que quero hacer debe ser discreto. Al cabo, en el peligro: eite a se o es hui , i el espe a es p ude ia… quiero meterme a la cama pa´ que se me quite el frio, pos no sé por qué canijos la madrugada es


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fría; pos aquí, en este tiempo, son calientes, y en el día se anda uno derritiendo sobre este llano de mucha tierra, que más que tierra parece ceniza. Y estoy harto de llegar de madrugada tras madrugada, cansado y molesto por culpa del maldito tuerto. Ya hasta sufro de insomnio noche y día. ¡Ah! ue agusto. ¡A do i !.........Pe… pero, ¡qué diablos me pasa!... ¡debo dormir!... no quiero pensar, me volveré loco. Dios mío ¿por qué no me quitas esta maldita idea que me atosiga y me obliga a que haga algo malo, aunque tenga mucho miedo? ………Mira estoy apostándome a mí mismo, ¿Y si pierdo?......... ¡Pos ya estaría de Ti!... ¡Ay! Mi corazón es como u ho o va ío……… ¡Ca ajo! a so u has las noches las que me eh pasado cazanguiando al tuerto, pa ´en la primera oportunidá, cobrarme la que me debe; ya hasta me está haciendo callo la pistola en la cadera por la falta de costumbre, por no hacerle caso a mi apá, pos me decía, hijo: las armas son pa´ cargarse. El siempre traía su pistola en la cintura, hasta cuando dormía no se separaba de ella pos la metía debajo de la almohada. ¡Já, Já! Aquella vez que estaba soñando que entraron tres a robarlo, entre


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dormido y despierto, agarró la pistola y se puso a disparar y mi amá se despertó toda asustada, gritando: -¡Qué pasa… ué pasa!... Entonces él, ya despierto, le dijo: -Nada vieja. Sólo estoy practicando. Y se puso a roncar como si nada. El maldito tuerto pocas veces sale de su casa, y cuando lo hace es acompañado del maistro Raúl o de su tío José que vive en la misma casa y no lo dejan ni a sol ni a sombra y le tapa todas sus sinvergüenzas, lo malo es que es tan bragao o o él………Qué a o, el tuerto rara vez madruga, pos dicen que al que madruga Dios lo ayuda, y que aquél que no madruga pos es ue Dios a lo a udó, se á po eso………Al maistro, a pesar de ser un catrín, no se le asusta con el petate del muerto. Recuerdo que recién llegado al pueblo nos caía gordo, pos siempre anda de traje y corbata, pos según él, pa´ que lo absorba el miedo, ¡vaya, vaya! Tereso, Luis, Lionardo, del que dice Braulio que es híbrido de lión y liopardo, y el panzón del barriga bola, Juan, un día en la calle se encontraron con él y empezaron a echarle pullas delante de algunas


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gentes por lo que éste, mirándolos enojao, les dijo: Mi e : … seño es, o o vi e a uí a empeorar el desorden, pero tampoco voy a permitir que unos jumentos me pateen sin yo defenderme, así que el que se sienta más machito adelante, con confianza. ¡Já, Já! Los cuatro se quedaron como pendejos que son, no se movieron ni dijeron nada. Y el maistro al ver que no había respuesta, movió la cabeza y siguió su camino. Antes Rupe to, ue avega a e sus aguas , se lo encontró y le dijo como buen borracho: -Échese un trago, profe. -No, gracias. -¿Pero por qué no? -Porque así me siento bien. -¡Mire, mire! Que se me hace que no es tan ho e… -El que es hombre, con o sin vino lo es. Y si yo no soy, aunque tome, éste no me hará hombre, me hará bestia. Ruperto, a pesar de su estado, comprendió y se fue gruñendo. Bien dicen que en el borracho la estupidez se desborda con toda libertad. Al maistro desde entonces todo el mundo lo respeta. Es muy exigente y muy


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francote, no se anda por las ramas pa´ decir algo. Y es bueno con los muchachos ¡Hasta juega con ellos! Cada fin de semana se va pa´ la ciudá a con su familia, y algunas veces lo acompaña el tuerto. El maistro no tiene enemistades como el Felipe por mujeriego, pos éste, por eso siempre carga pistola y cuchillo al cinto, no por aquello de a gao de a as, a gao de iedo . No, o Felipe eso no va. Yo creo que si no fuera por eso, Felipe sería bien visto por todo el pueblo, ya que siempre ayuda a la gente más pobre con mandadito, lo que sea de cada quien; pos es muy rico, se sabe heredó una gran fortuna, por eso su tienda es la más surtida y grande; además, tiene un camión, y su casa es muy o ita………Pa í ue el tue to a da ju e do de algo, por eso se vi o a vivi a á………¿Pe o, ué le ven las mujeres a Felipe? ¿Será lo alto y fornido? ¿Lo güero y bigote delgao? ¿Las botas y sombrero texano de los finos, y hora un parche negro cubriéndole el ojo izquierdo? ¿O porque es muy atrevido el condenado? pos es un gallo al que no le importa que haya otros en el gallinero, a todas les hace la rueda y a muchas pisa. A las mujeres que le gustan las mira fijamente, y como


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que se les mete por los ojos primero; luego, a quemarropa les pregunta: - ¡Entonces qué! ¿Habrá modo? Eso es todo. El u hijo de… ha di ho o todo descaro que pa´ que se casa, habiendo tantas mujeres a la mano; que pos el amor de muchas bien vale una muerte. Aquel día que fui a comprar unos cigarros a su tienda, antes que yo, entró la mujer de Nicanor a comprar medio kilo de frijol, y al terminar de despacharla, el cabrón le dijo delante de mí, sus hechiceras palabras, lo que hizo que la Josefa se pusiera colorada, agachara la cabeza y se fuera de allí a toda prisa. -¡Oiga! Eso no se hace. –Le reclamé, y el muy cabrón me contestó: -¿Y porqué no? ¿Qué tiene de malo? -Es casada. -¿Y…? -Pos hay que tener respeto. -Já, Já! Mire amigo, la honestidad en las mujeres es solo un velo que cubre las llamas del amor; y pues, a veces, éste se quema; y, a pesar de haber u has, po … o tos o las goza os. No, o se admire ni se espante, todo es natural; yo con todas tengo amistad, esto no significa, que todas


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han sido mis amantes, sólo alabo y complazco en todo lo que puedo a la hermosa y a la fea, porque ni la una ni la otra son distintas entre sí se ual e te, sólo so dife e te p ese ta ió … -Pos sí, pe o… -Nada amigo, la lucha es prometida. Y, un mes después, supe por mi prima Chole, que sí hubo modo con la Josefa. Así es este maldito. Y no es que sean pasalones los gueyes de este pueblo, lo que pasa es que son o a des o se at eve a ha e ada. Me… ejo di ho: o os at eve os, ¡Me lleva…! Los que se atrevieron, ahora están bien muertos, pos Felipe es muy peligroso, ya que no conoce el miedo, de esto ha dado muchas pruebas, lo e o oz o. Re ié llegaos al pue lo, Li o io el Neg o Jua , fue o e us a e ple o día pa´ matarlo por andar con sus mujeres, primeras víctimas de este garañón sin rienda, pero él se los echó a cuchilladas en menos que canta un gallo. A él sólo le sacaron un ojo, desde entonces lo llamamos el tuerto Felipe. Todo sucedió cuando los ahora muertitos, recién llegados del norte, contentos porque traían dolaritos, se fueron con la Chuya la que vende mezcal, a celebrarlo. Algunos de los que estaban allí, se les


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unieron a invitación de ellos, pero a trago y trago, las lenguas se soltaron y salió a relucir el engaño de sus mujeres con Felipe el de la tienda, y pa´ luego se fueron pa´ sus casas, y después de la bárbara golpiza que les dieron a sus esposas, que no metieron pa´ nada las manos y llorando, sólo decían que lo hicieron porque los niños tenían hambre. Los dos hombres, ciegos de coraje, salieron en busca del sonsacador, se juntaron casi llegando a la casa de Felipe. Este daba de comer a un gallo giro que tenía amarrao de una estaca, fuera de la tienda. Al verlos presintió que iban por él y se alistó pa´ la lucha, sacó el cuchillo de la funda y los esperó tranquilamente. Li o io se a gó a la de e ha el Neg o Juan al otro lao pa´ agarrarlo en medio. Pero Felipe, astuto y ágil, entendió la jugada y dio un gran salto y se puso al lao de Juan, que sorprendido por la acción de su rival, perdió ventaja y ya cuando quiso defenderse, estaba con chico agujerote en la panza, ya Liborio estaba al ataque y le tiró una cuchillada, pero con tanta mala suerte, que apenas con la punta del cuchillo le sacó el ojo izquierdo un instante antes que Felipe le ensartara el suyo en el


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meritito corazón. Y, luego de un tiempo, también se enfrentó con Justino por la misma razón, hombre de pocas palabras y de muchos güevos como el Felipe. Por casualidá se encontraron. -A ti te iba a buscar –le dijo Justino. -¿Sí? ¿Para que soy bueno? -¡Pa´ nada! -¿Tú crees? ¡Pregúntale a tu mujer! -Maldito! Te vo a……… Intentó sacar la pistola, pero el tuerto, más rápido, se le adelantó con muy buena puntería, y como las balas no son fruta que se pueda digerir, pos le hicieron un gran daño en la panza. De esto, hace ya tiempo, y con tan buena suerte o con tan buenos dineros, que nunca ha sido detenido. Descaradamente ha dicho que las leyes sólo se hicieron pa´ violarlas y comprarlas. Cómo lo odio por haberse metido con mi Petra, a la cual yo quería mucho, y a la que ayudé a bien o i ……… ¡A Dios! a o de o pe sa … de o do i … ¡Ah a ajo! El sol a va alto… ¡Có o!... ¿Nubes?... Sí. Sí son nubes, nubes que llevan p isa, pe o u es: g a des, eg as, pesadas… ¡Carambas! ya hace muchos años que aquí no llueve, lo que se llama llover, pos sólo aparecen


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de vez en cuando unas nubecillas que parecen lana, o algodón desmenuzao por el viento, y unas quiotras aguaceras despistadas pero tan tacañas que más que lluvia, lo que sueltan son relámpagos y truenos en todas direcciones amenazando con acabar con el mundo; y, a veces ni eso. El viento que las viene arreando se las lleva a la fuerza hacia los cerros azules que casi se confunden con el cielo, allá por onde se mete el sol. Cada año se me figura que jamás volverán a cruzar más nubes este llano caliente que ni con varias tormentas se quitaría la sed de tanto tiempo de estarse secan do al sol. Decía mi padre, que en paz descanse, que antes a fuerza de rezos y procesiones, llevando por delante a San Isidro Labrador hasta los barbechos, llovía, de mala gana, pero llovía y se levantaba el maicito y el frijolito pa´ irla pasando. Todavía a mí me tocó siendo niño, estas procesiones acompañadas de molestos cuhetones que me asustaban. ¿Pero, qué hacer con estas salvajadas? ¡Nada! Son costumbres, y hay que aguantarlas, aunque sea olestas………Esos g itos… ¡Ah! es Pa ho, el sa istá . ¿Pe o, ué razón lo mueve a cargar con el santo y la cera? ¿Qué no se aburrirá de ser el encargado de la


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capilla? ¿Será porque como dice Braulio, bueno está San Pedro en Roma aunque no coma? Yo creo que los que velan por la iglesia aran en el cielo. Esta es una capillota que más cré uno bodega de cosas, que una capilla, donde parece almacenada la oscuridá pa´ las noches, pos sie p e está os u a……… ¡Ca ajo! ta to hijo ue tie e el o de ao Pa ho… ¿Qui ce? no, ¡diez y seis! más uno que viene, parece escalerita, y todos panzones y flacos, pues piden pan y no les dan, piden queso y les dan un beso. ¿Pos así quien no está flaco? Siempre tiene a su mujer como cuero de tambor, y más descolorida y flaca que una tortilla, con poca carne y faldas largas, y hasta la amenaza con abandonarla el día que deje de parir. Yo creo que sólo así se siente que es ho e; ade ás, pos es fiel al: C e ed ultipli aos . Pos no se equivoca Braulio cuando dice que las mujeres del campo son sólo máquinas de hacer niños, y que por eso debe haber una ley que obligue a cada pareja a tener dos o tres hijos como máximo, y que así no habría tanto desempleo y tanta miseria, ni habría tantos problemas que provoca tanta gente, y que, aunque el hambre se reparta entre muchos, de todos modos a todos alcanza


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bastante. Que pos al pobre, su misma escasez le aumenta su miseria, que de esto no hay duda. Y que lo malo no es haber nacido idiota, sino seguir siéndolo, a pesar de la experiencia, dice que: El estado del pobre siempre es crítico, pues su mesa modesta siempre es escasa y su le ho ise a le, p olífi o… ¡Carajo! aquí el dinero es tan escaso que apenas se o o e ……… ¡Ya asta! de o do i ……… ? Sí Pancho es cabrón, es de los que con gusto te ayudan, arrojándote sin remordimiento la piedra más pesada sólo pa´ matarte una mosca que te molesta en tu cara, y le gusta pasarse de listo, cuando nació su primer niño a los seis meses, le preguntó al doctor que porqué tan pronto, éste le dijo: No te preocupes, esto sucede frecuentemente sólo al primer chiquillo, ¡y no te hagas!......... Yo creo que a veces nos es divertido se to tos……… ¿Qué di e?… ¡Ah! que saquemos a “a Isid o……… Algu os ha e o o, o o e os……… Po ie to, ¿ ué dijo el pad e ito la últi a vez ue vi o, ha e… ás de u año?... ¡Ah!, que nosotros tenemos la culpa de que no


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llueva, pos dios está ya cansao de nuestras maldades y nos manda estas sequías en lugar de otro diluvio pa´ castigarnos, que porque el otro fue inútil, pos cré que este castigo es pior que el otro. Pero yo creo que ni éste ni otro nos hará cambiar, pos ya semos malos de por sí. Pos todos llevamos una fiera adentro, por es creo que no estamos hechos a semejanza de Dios, como todo mundo cree. También cada vez que viene nos echa en cara que abandonemos a nuestras viejas, o que seamos infieles. Nos contó que mucho antes, los cristianos, aquellos cristianos de a deveras, no dormían con su esposa las tres primeras noches después de la boda; y que hoy son las únicas noches que duran juntos y a luego luego cada quien por su lao. Y que mujeres hay que se casan y tienen un marido en varios cuerpos, que hoy al despertar un marido, halla a su lado otro Adán, que pos que qué eso. Dijo también que algunas señoritas se e ie a e el astillo de su e ato, peo… ue es un castillo que casi siempre se rinde al primer asalto. También les dijo a las mujeres que deben bajar los ojos mirando a la tierra y no a los hombres. Yo creo que, como los hombres, según la Santa Biblia, fueron hechos de tierra, ellos


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deben mirar a la tierra; y las mujeres como fueron hechas del hombre, deben mirar al hombre. Socarrón, dijo: -Ustedes mujeres, se lavan pi ta pa a i a… ual uie luga . E a io e asa, sie p e está de asiado ellas pa a olesta se e a egla se, eso o es justo. también muy enojao, dijo: -No hay en el mundo bastantes sabios ni buenos cristianos, ni bastante gente caritativa, pos casi nadie da limosnas; y los que se dicen cristianos han convertido a los templos en basureros de devoción rutinaria; y si hubiera bastantes sabios mi público no sería tan numeroso. Esto último, lo dijo como pa´ sí, mientras hojiaba un libro. Después de sermoniarnos, nos dijo que debemos amar a dios sobre todas las cosas, pero yo creo que primero hay que tener todas las cosas, pa´ pode a a a Dios so e ellas………Las vo es se a e a … ¡Ah! es Rod igo Abel los que llevan a San Isidro, y todos cantan el ave María, pero, ¡qué desentonados!...... Van rumbo a las tierras de siembra. Yo debo ir, pero la verdá no tengo ganas, ¿pa´ qué? Además, San Isid o a o le e ha ta po o ga as. Ped o, el a oso , di e ue se lla a sa Isid o Hablador, que porque ni es labrador ni es aguador. ¡Caray!


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a o ha espeto i pa´ los sa tos……… ¡A Dios!...... ¿Y de dónde sacaron ese nuevo canto? Ha e … Di e : Santa Virgen de Fátima por favor implora por nos, ten de nosotros lástima y recomiéndanos a Dios. Santa María, Santa Coca Supliquen al Señor las dos, que a nosotros pedir toca y a ustedes e via el sos… Pa´ mí que no es santa Coca, sino Santa Cu a……… Pe o ue o… Llovie do, o o sea. Pobre de Abel, es de dar lástima tan callao y ta … Su gorda mujer, rellena de mal humor lo tiene agorsomao, su pendejez es confundida por algunos como santidad, y lo compadecen. Hora creo que los hombres son lo que las mujeres quieren. Ella es muy curiosa, como que se cré una muchacha, y es muy cursi y ¡hasta coqueta la condenada! Y dicen que nomás se la pasa pintándose las uñas; uña tras uña, todas as uñas.


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Eso debe ser agotador. Tal vez por eso siempre anda como cansada; y siempre está de pleito con el pobre Abel. A lo mejor por eso se hacen las guerras. Aunque dice Braulio que éstas las hacen los poderosos, como otros hacen peleas de box o lucha entre animales, sólo pa´ divertirse, y so etodo pa´ ga a i uezas o el ielo……… Cuando le pregunté que creía sobre la gloria, riéndose me dijo que, con cierta dosis de estupidez se puede ganar fácilmente, que pos así lo ga a tiza el Bie ave tu ados los po es de espíritu por que de ellos es el reino de los ielos ……… Di e también que no entiende por qué hombres cultos son tan creyentes, que a aso so sólo es lavos de u a t adi ió , ue…… o se es ho e o se es o je……… ¿A B aulio le habrá hecho daño el estudio? Pos tiene a veces ideas muy raras. Pos dice que el hombre no ha evolucionado en cuanto a creencias, pos que sigue sino tan primitivo como antes. Pa´ mí que anda mal, pos en lugar de haber dado un paso pa´ lante lo dio pa´ tras, ¡pobrecillo!........ .......... ¡Ca ajo! i ad e de sueño te go……… ¡Me lleva……… ……… Tengo ha e, pe o… o he puesto los f ijoles……… ……… ¡Ah! ué i o está ese ez al……… A ue A el, di e ue los i os


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tienen la culpa de que seamos pobres. Pero yo le digo que no. Que semos pobres por pendejos o po güevo es… ¡A ! e o dí la le gua……… Pa´ que pe sa e eso……… Pe o. ¿Cuá tos go dos ha a uí? Ha e : i p i a Chole… Ped o… Jua … A ue Jua , i a la iudá ada ás pa i al club de tragones anónimos de c.v., o sea, de comidas varias, que pa´ adelgazar, mejor debía de comer menos y hacer más ejercicio……… ¡Ah! Que calor y no llueve, sea por Dios. Sí, por eso Braulio, compuso dizque una oración que pa´ que llueva. ¿Cómo va?... creo que así: Diosito, o seas alito, haz ue llueva, i a ue si o lo ha es, la… os lleva. No abras toda la llave ni tampoco la cierres, compadécete de tus hijos; ¡No la amules! Mira, dále agua a los campos sedientos para que den sustento a tus hijos ha ie tos . Dios mío, aquí todo va de mal en pior, por eso algunas mujeres se van a la carretera caminando los tres kilómetros que hay hasta allá, a venderse a los traileros. Algunas casadas, como la de


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Hilario y la de Toribio, que ellos mismos las encaminan todos los días muy temprano; y después, al oscurecer van por ellas hasta el entronque. Sonriente, Toribio dice que a él no le ponen cuernos sino mesa y comida. Además, que comparte lo que de su mujer le sobra. ¡Qué po a ad e………! Hila io, a lo ejo tie e azó , se le a la a o, po eso es la uje de Estebanillo aunque esté casao, pos éstos son como los carros del tren, enganchan por los dos laos……… Y o o di e B aulio muchos hacen el oso, el perro, y hasta el güey, pos si solitos lamben las coyundas; pos hay hombres que son como bestias y bestias que son como maridos. (Esto lo dice por un caso que sucedió). Pero yo creo que la maldita pobreza obliga a hacer cosas malas, desde aquella maldición que nos trajo Adá de ue al ho e le sude hasta el… lo o pa´ poder comer. Además, pos muchas mujeres son como el dinero: Amigas de rodar y que las manosién. Pos dicen que las mujeres son como los trenes, que cuando deciden descarrilar no ha uie las dete ga…… ¡Ah! pe o, ue a ve es las mujeres pueden ser felices en el matrimonio; y los hombres minotauros, dice Braulio. Pa´ él,


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cuernos en la cabeza de un hombre sólo significa que éste tiene cabeza. ¡Pos sí!.......y yo creo que no se debe prestar a la mujer ni al caballo, por que los regresan muy al……… ¡Já, Já! Que Hila io a tes de asa se se confesó, y al ver que el padre no le imponía ninguna penitencia, preocupado le preguntó la razón, y éste respondió, riéndose: Ya es bastante penitencia el matrimonio, hijo. Anda, vé con dios………Já, Já , ua do la uje de Hila io e dijo, tomándome de la mano: -Vé te, va os a… -Yo, riéndome, la atajé, diciéndole: ¡No! -¡Pero!... ¿Por qué no? Eres solo, y ya bastante grandecito. –Me preguntó sorprendida. -Pos, que no sabes como me gusta. -¿Pos cómo te gusta, desgraciao? -Pos, regaladito. -A ue…Baltaza . Dijo se ió la o de ada. Yo digo lo que Braulio: Sólo porque el toro es hijo de vaca llega hija de diosa y leche lesaca.


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Y así es, ella desde luego no es como la Petra, pero pior es nada, a caballo dao no debe buscársele colmillo, pos a quien dan no se escoge. Además, se conserva fresca y es melosa. No sé por qué, dice que debo casarme otra vez. Dios perdona un error una vez pero dos veces el mismo, no. Pos lo mismo es casarse que estar en prisión. Como Remigio, después que le fue como e fe ia, t ata de se a ido ot a vez. El u … burro dice que la esperanza de ser feliz puede más que el escarmiento. Pos allá él; porque yo ni loco. Me dice que el consejo de una mujer es poco, y el que no lo toma es loco. Pos yo, por creerme de una mujer, estoy loco. Pero, si me caso, haré lo que los novios de hoy, que van al altar contentos porque han de divorciarse o enviudar mañana, por aquello de: hasta ue el ve i o os sepa e …… De e ás ue ha uje es raras, y las que no los son, se venden caras y como lo exquisito es raro, yo creo que por eso ta ié se ve de a o… ¡A Dios! Ya e o tagió B aulio de sus i as………Pe o, de o do i . Dios ío, a úda e… a o uie o pe sa … Maldito tue to, po tu ulpa e esto volvie do lo o……… ¡Maldi ió ! A uí o ha nada que hacer, es por eso que muchos hombres


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se han ido en busca de trabajoa otros lugares, o se van de mojaos pa´l otro lao, y algunos ya no vuelven, por eso el pueblo se ha ido despoblando desde hace años, teniendo desde entonces más mujeres que hombres. Yo debo irme también. Pero no puedo dejar este maldito pue lo hasta a egla i asu tito……… Me duele lo que dijo Braulio, que pa´, otros lleva el burro la carga, que pa´ otros tiene la lana la borrega, que pa´ otros hace la leche la vaca, que éste es el retrato de nosotros que nada más sabemos t a aja pa´ ot os……… ¿Pe o, ó o a ió este pueblo y cómo ha logrado sobrevivir en este lugar, donde hasta las lagartijas y las víboras le hacen el feo, y donde hay pocos pajarillos, y a donde las golondrinas llegan cada año cantando y haciendo giros bruscos y vuelos a ras de tierra, y de pronto desaparecen, dejando sólo el grato recuerdo de su alegría? A decir verdá, este pueblo es un lugar muy triste y feo, y más ahora que no tengo a mis padres ni a la mujer que tanto quise. Vivir aquí es como estar enterrao en la vida. aquí no crecen las ilusiones y muchas mueren antes de nacer, y uno vive como los animales sin saber pa´ qué, sólo viendo a los días cruzar el llano con mucha flojera; y, ensartando a


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éstos uno tras otro en un gran rosario que va formando meses y años inútiles; y, sacándole al sol dentro de las casas calientes o bajo las nopaleras que los padres de nuestros abuelos plantaron, y que ya casi nos los acabamos entre las vacas y nosotros, porque el hambre es canija y el que la aguanta, pos más. El pueblo sin calles, y cercos de piedra negra agarradas del único cerro cercano, se ve curioso visto desde lejos, es como un manchón verde oscuro, por sus nopaleras, rodiado por un gran llano pelón, tendido al sol, seco y medio agrietao onde apenas pueden vivir las malas yerbas. Hasta parece que el cerro de color oscuro y pedregoso fue traído de otra parte y vaciao allí así nomás, como pa´ subirse y alcanzar a medir con la vista todo el tamaño del llano. LA pequeña isla, en medio de este mar de tierra ceniza, fue mi aliada, gracias a la barranca que está al lao contrario al pueblo, donde hay un pirul viejo y ramudo, un bendito ucalipto que se asoma or encima de ella, y un manantial…M …vié dolo bien, esto es lo más bonito del lugar, porque el pantión encorralao por tapias de adobe blanco, pa´ los medio muertos que aquí vivimos pos está feo. Lo más bonito de este pueblo y de otros


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muchos, era Petra. ¡Ah! Aquella vez que iba con un vestido de seda floriado que difícilmente se agarraba a sus curvas, que me hizo decir fuerte: ¡Bárbara! y oyó Juvencio, el novio de ella y me dijo: ¿y yo, no te gusto? Sí. Le contesté: pa´ que me tiendas la cama. Y se le puso la cara más roja que la cresta de un gallo, me tiró un puñetazo, yo reculé, no pa´ huir, sino pa´cer lo que los borregos: retirarse pa´ pegar más duro. Y cuando intentó golpiarme de nuevo, yo ya le había dado una patada allí donde más duele y lo dejé tirado, uejá dose…… Me gusta los versos que Braulio le compuso: !Ah! e dita tu he osu a sea que al nacer te dio el acaso, no hay ninguno que te vea ue o sie ta de ti el fle hazo . Así es mi primo, bromista y díscolo, es menor que yo diez años, y sólo a él se le ocurren ideas tan curiosas que a veces me hacen reír o pensar, como lo que me dijo hace poco: que de las carnes, la más hermosa es la de la mujer; que la de los pescados, la más sabrosa es la del bagre; que la de las aves la más bendita es la del


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Ave Ma ía……… Co o a uella vezque andaba yo enfermo de la panza que me dijo: tómate una purga preparada con hojas de calepino de ocho lenguas, y cuando yo le pregunté que qué era eso y que dónde se conseguía, se rió tanto que me enojé y lo maltraté. Pa´ calmarme, me dijo que le perdonara la broma, que ese era el nombre de un diccionario octolingüe del tamaño de u ado e, sepa la ola… él sie p e se íe de nuestra ignorancia. El otro día me dijo: ¡Qué o ito o te de pelo! Pe o… ¿Pa´ ué ta a o e una cabeza tan barata? Y se rió el aldito… Y como grillero de la universidá que fue, Braulio agarró experiencia en política y nos cuenta cada cosa, que nos deja con los ojos cuadrados y la boca abierta y apendejaos. Diciendo que el verdadero carácterde los políticos se oculta tras una máscara agradable y prometedora de bienes que nunca cumplen; y que éstos, jamás dicen lo que piensan, ni piensan lo que dicen. Y que les cuesta más trabajo a los partidos políticos llevarse bien con sus miembros que manejar a sus contrarios; y que cuando un partido recluta lo peor de otro, después lo presenta como honrrao, trabajador y capaz de servir a la sociedá. Él a esto le llama: Lavado de políticos.


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Que en campaña, surge en los candidatos el gran amor por su pueblo y los súper poderes que acabarán con todos los males, como aquel candidato a gobernador que prometía que llovería durante sus seis años de gobierno, ya que era muy amigo del que hacía los pronósticos del tiempo. Y que todavía se dan maña pa´ a ui a al pa tido ue los vio e e … ¡Qué diablos…¿A ué ho a e do i é? Pos sa e………Hijo de la… Ya hasta el ez al se e está a a a do……… ¿Y, si o t ato u fue eño pa´ ue lo ate?... No ue histe… M . Pe o está a ó ………Ca a ! “i i p i o estudió e la universidá y se tituló de ingeniero, por qué está aquí trabajando como cualquier pión? Hasta me hace pensar que el estudio no sirve pa´ nada. Ora que si vive uno tan poco ¿de qué sirve saber tanto? él dice que no hay industrias dónde trabajar de lo que él sabe, por un lao, y que más vale, que porque la creación de industrias alimenticias, por ejemplo, sólo encarecen los productos y rebajan la calidá de éstos; que por criar industrias dañinas, sólo pa´ dar trabajo a unos cuantos y enriquecer a unos pocos a costa de joder a miles, es injusto. Y que lo que pertenece a todos, es aprovechao por unos


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cuantos, como los bosques. Ora que si cortan árboles pos los deben reponer inmediatamente, pos siempre dejan a los cerros pelones. Y que algunos industriales convierten el oro en piedra, sólo pa´ poder llenar sus bolsillos de plata. ¡Caray! la patria se atraganta con tanto des ad e………Dios ío, haz ue due a. ¿Si?......... ¿No? ¡Carámba, ya es tarde! pos ya llegó don Pedrito, el señor que da cine, pos ya se oye su música. ¡Increíble! aunque pasa unas películas tan viejas como él, sí le va bien. La otra vez, ¿Cuál pasó? ¡Ah! La ue te de u Ma a a ho . Y está a u ia do LA Ve ga za del Hijo del Ma a a ho . Este seño tie e a a de yo no fui. Es buenazo y muy atento se le quiere aquí; además es bromista, dice tener sesenta años y espera seguir trabajando hasta los cien, pos se siente tan bien como una persona de noventa y nueve años. Dice también que es un judío errante pos anda de pueblo en pueblo y que a su casa muy poco va que ya hasta el perro le ladra cuando llega. Las funciones de cine son pa´l pueblo una fiesta y la gente se pone su mejor ropita. ¡Já, Já! Ora si, menos me voy a do i o la úsi a………Y ta to ue a la Petra le gusta a el pa o le he… ¡Oh! la Pet a, ue


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en paz descanse aunque no se lo merezca, cuando comenzó a tener novios, era ya na mujer hecha y derecha verdá de dios, aunque todavía era una jovencita. Yo entonces era comisario ejidal. Ella era hija de Cayetano Flores el hombre más viejo del pueblo, que murió de más de ciento cinco años de edá, y de su tercer mujer, de las cuatro que tuvo y a las cuales sobrevivió. Recuerdo que la última siempre traía un rosario en el cuello, tan grande y pesao que la jorobaba, pos del colgaban cruces y muchas imágenes de santos muy milagrosos, la prueba es que a Don Cayetano le hicieron el milagro de enterrarlas a todas Esta mujer –dijo Braulio- tenía cara de beata y uñas de gata. Yo creo que lo dijo porque era maldita la condenada, pos al pobre viejo lo malmodiaba y se reía de el en su cara arrugada; y a la Petra le ponía a rezar y a ayunar que pa´ que se le saliera el chamuco, que por eso la seguían los hombres como perros, y luego le echaba manotazos de bendición. Era una mujer rellena y oliente a incienso, y cuando no estaba llorando, estaba rezando, aquella vez que yo platicaba con don Cayetano, este estornudó y la mujer le dijo; ¡Jesús te ayude! El muy serio, le contestó: No necesito ayuda de Jesúsm ni de


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Pedro ni de nadien, ¡Ya te he dicho! La verdá, es que muchos quieren tener un Dios pa´ ellos y un diablo pa´ los otros, y la vieja se creía estar bajo la gracia de Dios. Cuando hablaba, hablaba a borbotones tirando manotadas y haciendo gestos. Esto me recuerda lo que dijo Braulio, que una mujer devota pocas veces tiene capacidá pa´ ganarse el amor de su marido. Y que ama a Dios con más fuerza que a un hombre. Pos siempre trai a Jesús en la boca, y al hombre como cosa poca. Cuando don Cayetano murió sin quejarse ni decir nada, estaba sentao en la entrada de la puerta de su cuarto, solamente se recargó en el filo del marco y se quedó dormido. Murió antes de enfermo que de curao, pa´ horrarse lo del médico, pos era muy codo. Además, decía que por ser las medicinas amargas y dolorosas, sus enfermedades huían antes de siquiera comprarlas. Pos ni siquiera cuando le dolían las muelas iba al dentista que porque le vaciaban su boca y le adelantaban la vejez. Como algunos que tapan portillos en sus bocas con dientes que son suyos sólo porque los compraron. Decía Petra que él vivió muchos años porque nunca visitó a un médico, porque creía que éstos eran como los diablos que andan tras los malos, y


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rogando que los buenos sean malos y que los alos o sea ue os u a………Es u ioso, de una manera se nace y de muchas se muere: pos hay la muerte de hambre, la muerte de frio, la muerte de amores, la muerte de miedo, la muerte de risa y otras. Pero, ya debo do i ……… ¿Do i ? ¡Pe o ó o!.........Me gustaría encenderle un bombillo al tuerto en el trasero. ¡Maldito!.........Aah, bostezos de hipopóta o, pe o o e due o………O e, deberás que Petra era de esas mujeres que se antojan apenas las vé uno, por eso más de cuatro andaban tras ella como perros calientes; y ella a todos animaba con sus coqueteos, o lo que es lo mismo, a todos daba atole con el dedo, pos les dirigía unas miradas en las que los pendejos leían una declaración entera y se daban por amaos; y por ella, todos como perros se apo ia a . Así Lisa d o, Lute io Jua el alalo , pe die o la vida pos su a o po pendejos. Y los matadores, dos de ellos: Cornelio y Juvencio, están en la cárcel por lo mismo y por confiaos, pos no creyeron que la ley los buscara y agarrara en este lugar tan olvidao de Dios y del gobierno. En cambio Juaquín luego luego huyó, y todavía es hora que no se sabe nada de él. ¡Ah!,


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ese Juaquín, el borrego de Braulio, siempre tan pegao a nosotros, la carota que puso cuando supo por qué Braulio siempre le decía al terminarnos unas copas: -Paga ie t as… -Mientras qué. -Mientras se te quita lo pendejo. Desde entonces ya no se juntó con nosotros. Y también desde entonces la traía con Braulio, pero éste no le hacía caso. ¡Já,Já!, lo que nos platicó aquél día que andaba alegre por culpa de los tragos de mezcal que se metió entre pecho y espalda, acerca de cuándo se arrejuntó con Isidra a la que se robó y que a los cuatro meses se le murió. ¡Qué bárbaro! Dijo que se volvió loco por ella durante unas dos horas, y que aún tenía muchas cosas que decirle cuando ya no tenía ninguna que hacerle. También nos contó el descaro que la primera vez le hizo daño y se quejó; la segunda, le dio placer y se quejó; y la tercera, ni daño ni placer, pos no se uejó……… Y la vez ue se e o a hó hasta perder la conciencia y el reloj y tuvimos que llevarlo a su casa de palomita, y otro día me dice: oye Baltasar, que güeno que nos vimos de con la


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Chu a, si o a uello a a a e o a he a… ¿ “í, fue aquél sábado que andábamos de parranda Braulio y yo, que me dijo: esa Petra es el diablo, pobre del que se case con ella. ¡Ah! Y los que se casan con mujeres bonitas, generalmente alcanzan el reino de los celos. Cuánta razón tenía. En ese entonces yo todavía no me atrevía a echarle los perros a pesar de que me hacía mucho jalón y que a mí se me caía la baba por ella. A raíz de los hechos que siguieron, Braulio me ofendió al componer unos versos: Baltasarama en extremo a la Petra, su cara mitad, aunque ésta tenga en estreno u a a te de alidad Tus versos, le dije enojao, son pendejadas, no tienen luz, sólo quemándolos. Pero, Tenía que perdonarlo, al fin y al cabo, era verdá. Además, el consuelo que se me queda, es que a él, a pesar de ser estudiao, también le ha ido mal en amores; pos antes de pedir la mano de Jacinta, se peliaron, y Braulio le dijo que era una estúpida, y la Jacinta se metió llorando a su


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casa. Y cuando al otro día, mi primo fue a pedir su mano, lo recibió ella. -¿Qué queres? –Le preguntó. -Vengo a pedir tu mano. -Mira que soy estúpida ¡pero no tanto! Soy doncella pa´ casar no doncella pa servir –Y cerró la puerta con coraje- Jacinta es una chulada. Ella no nació aquí. Pero, se ve que a las peregrinas no les importa donde crecen. Bueno, las mujeres pueden faltar a su palabra, pero el hombre jamás, a menos que sólo sea un títere. Braulio trató de cumplir su promesa como hombre, aunque sin bigote. Contaba mi apá que antes, un pelo del bigote de un hombre valía más que diez juramentos, y que hoy diez juramentos no ga a tiza u igote… Todavía es ho a ue o entiendo esto. Bueno, al fin y al cabo, nadie es sa io sie p e…… ¿Por qué a mi primo Braulio le ha ido tan mal desde que nació? Pos al nacer, mi tía murió, por lo que su padre como que le agarró cierto rencor, pos seguido le echaba la culpa de su viudez; pero mientras tanto, estaba horrando dinero que pa´ comprarse una mujer, privándole a él de muchas cosas, pos sí tenía su dinerillo el muy llorón. Y ya andando en los cincuenta y ocho años, se casó con Chabelita


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como él la llamaba, muchacha huérfana de pad e ad e, pe o o ita a iñosa… o otros, menos con él. El viejo creía que pa´ gato viejo, ratón tierno. Decía que el amor nos hace soportar las miserias de la vida, y nos consuela en el triste esperar a la muerte. Decía también muy triste, que los viejos sólo pueden dar a las mujeres asco y dinero; y que a algunas se les e ita o a i ias, a ot as o plata……… ¡Vaya! Ya paró su música don Pedrito, de seguro va a o e . O a sí, a ve si a e due o……… ¡Dios mío!, no puedo!......... Aquel día que yo me andaba echando unos tragos de mezcal, que me encontré a don Pedro y le ofrecí uno, me dijo: ya no estoy pa´ buscarle tres pies al gato, y más cuándo sé que tiene cinco. Todavía creo que me va iló, el u ladi o……… ¡Ca a a! ua do murió don Nicolás, ¿De esto cuánto hace?... ¿Cómo cinco años? ¡Sí! más o menos, la Chabela se vistió de luto como de costumbre, y lo primero que hizo fue mirarse al espejo pa´ ver qué tal le quedaba el traje negro. Esto me lo contó mi prima Chole, la que se quedó a vestir santos, y amiga de Chabela, y eso que es más vieja que ella, y pos le ayudo a ponérselo; éste vestido lo hizo Juana, con la que Chole pelea


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cada vez que ésta le hace uno, pos al mirar su deforme cintura, culpa a la costurera de estar mal hecho, hasta que ésta le dijo que ella no arregla lo que los años han desarreglao, y desde e to es a se al ó. Pe o… si las solte as se quedan a vestir santos ¿Los solteros se quedan a desvestir no santas? También me contó mi prima que la Chabela le había dicho, mucho antes de casarse, que la moda en cuanto a novios debe cambiar, que ahora se debe usar feos pero ricos; tontos, pero ricos; barbajanes, pero ricos. Nada de que contigo pan y cebolla, que pos que esos tie pos ha pasao, g a ias a Dios… ¡Adela tada la muchachita! Bueno, pa´ algunas mujeres, como mi prima, conservarse vírgenes no tiene ningún mértito, porque ¿Qué chiste tiene que una fruta esté completa en el árbol sólo porque no ha habido pájaro que la pique?......... A que mi prima, se cubre con polvos y cremas las arrugas y las pecas que pa verse bonita, logrando con ello sólo provocar asco a su espejo. Siempre le duele algo, y yo le digo que no le pegue al dolor de hoy, el de ayer ni el de mañana, pa´ que le sea más llevadero, pero le gusta quejarse, solo así vive. ¿Y por qué? si ella es menor que yo un año, dice que no tiene treinta y cinco años, sino ¡diez


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y ocho! y que el tiempo es un gran mentiroso?......... ¡Puta! al mes de enviudar Chabela se arrejuntó con Epifanio, el joven, que cumpliendo con lo que disponen las obras de caridá y compasión de consolar triste, se hizo cargo de ella, llenando con mucho tan santo deber. Al ser criticada, Chabela contestaba que el luto lo llevaba en el corazón, no en otra parte. Y al poco tiempo se fueron del pueblo, no se sa e pa´ o de, o loa aho os del viejo……… ¡Ya basta! me voy a dormir, pos ya empieza a dole e la a eza……… ¡Maldita sea, o puedo!......... ¡Ah! pero que bonita pintaba nuestra relación a pesar de que yo era mayor que la Petra trece años, pos nos entendimos muy bien durante el noviazgo que fue corto, todo parecía un sueño ¿Por qué tenía que pasarme esto?... ¡Cuánta felicidá cuando nos casamos! Era la gloria. Esos recuerdos me yeren. Hora sé que hay dos clases de matrimonio: El uno pa´l otro. Y el uno contra el otro. En la boda: ¡Cuánta comida!... Y la gente estaba contenta, pos fueron dos torillos gordos, dos marranos también gordos, y sopas. Gracias a mis padres, que me dejaron buena herencia: La casa que es muy grande, hasta parece hacienda, con


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muchos nopales de castilla de tunas blancas, amarillas y rojas, muy dulces y jugosas; un tronco de mulas fuertes, no como una que tiene i p i o: fla a, ue sie p e está dispuesta a rebelarse, como si fuera comandante general de estado; y que siempre está pensando que piensa y de ese pienso mental se sostiene y se alimenta, por eso guarda siempre la línea. Está tan débil ue a hasta o sus so a se t opieza . Esto dice el bromista de Braulio. También me dejó los arneses y el arado; una parcela cercana al pueblo, once vacas lecheras y becerros; un toro semental fino; galli as… o hi os… o egas… hivas; ade ás bastante dinero, pos mi apá se dedicó en cuerpo y alma a las labores del campo y a cuidar el ganao; además prestaba dinero a rédito, logrando así hacer su fortuna, yo era el rico del pueblo, hasta que llegó el maldito tuerto, y me trasquiló la Petra. ¡Ah!, el día de la boda que bien tocó Anastasio con su acordión y Pedro con su guitarra. De vino, mejor dicho mezcal desde que hace perlitas, hasta sobró. ¡Híjole! A la madrugada, ya casi todos los invitados, que fue todo el pueblo, estaban borrachos. Yo no tomé ada… ue o, ada ás u po o pa´ i da


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no porque me faltaran ganas, sino porque quería llegar consiente a la cama con mi Petrita. Se dice que antes, mucho antes, el vino no sabía por onde subir a la cabeza, y hora parece que ya encontró el camino pa´ arriba; por eso, del borracho decimos: ya se le subió el vino a la a eza……… “í, Pet a o os lleva os ie los primeros meses de casados, todo era felicidá y place ¡Ah! pe o después… todo fue g itos pleitos; y ya no hubo paz, ni siquiera treguas, en este matrimonio ya no faltaba más que el demonio pa´ ser el infierno. En el noviazgo fue mansita y cariñosa pero, ya cazados empezó a sacar las uñas. Por eso, del buen tiempo y del a o u a de e os esta segu os…Ho a eo que pa´ aguantar y ser un buen marido, hay que ser sordo y ciego. Y a veces creo también que la miel no se hizo pa´l hocico del burro. Pero a pesar de todo, yo era feliz pegao a sus faldas y haciendo lo que me ordenaba y dándole el dinero que me pedía pa´ comprar todo lo que se le antojaba. Y yo, como buen borrego, le daba la lana pa´ complacerla y no se me fuera a ir. Porque la verdá, ¿ónde se encuentra una mujer como Petra: bonita, con piernas duras, redondas, ni gruesas ni delgadas; pechos


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abultados, puntiagudos, agresivos; en fin, con un cuerpo casi perfecto? Cada vez que íbamos a la ciudá me hacía que le comprara no uno, sino dos o más vestidos, que porque ya no tenía ni siquiera unas garras que ponerse cuando le llegué a contar hasta setena y tres vestidos casi nuevos. Además compraba cremas, perfumes y toda clase de adornos, esas cosas que hacen parecer a las mujeres lo que no son. Por eso dice Braulio que las mujeres cada día son más misteriosas, pos sus hermosuras son más engañosas. Ya pa´ entonces había compuesto estos versos: Sacar los cuernos al sol ningún marido lo aprueba ¡ni siquiera bajo un parasol! aunque de ellos coma y beba. Y aunque siempre la Petra andaba muy bien vestida, hora sé que no era una seña de pudor, pos mostraba un corazón desnudo a todo el u do. Y pos la ve dá… hasta algu as sa tas se deja te ta po el dia lo; … si po e los cuernos las buenas, las que no son ¿Qué más podrán?.........Oye, ¿y por qué los diablos, si no


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so asados, tie e ue os? “epa la……… U sía le dije; ¿Tú dices que me queresa mí, entonces ¿por qué siempre me pides sólo vestidos, joyas, dinero y caricias nada? ¿Pa´ que me llamas mi vida o mi esclavo. Ella se río y me dio un beso en la frente, y ya. Ho a eo ue la Pet a e uiso ua do e olió el dinero, pos cuando se me acabó, se acabó el cariño. Cuánta verdá hay en lo que una vez me dijo Braulio, que por instinto, la mujer al fin de obtener del hombre la protección y sustento a él, muchas veces sin sentir una pasión, sólo cede a su codicia o a su interés. Y deberás que todo tiene fin, pos mi riqueza se acabó. Y bien decía i apá si o e es i o gastas si edida, po eso a i al se ás ¡ u estia! Pa´ o e algo, tuvimos que endrogarnos en la tienda del tuerto. Yo no quería, y le dije a la Petra que mi dignidá no me lo permitía, y entonces ella soltó la carcajada, y me dijo la muy zorra: -Los pobres no tienen ni pueden tener dignidá, anda vámos. A í e dolió. “i e a go… fui os. Hasta se me enchina el cuero al recordar. ¡Caray! No sé si ya desde antes de endrogarnos con el Felipe, la Petra andaba con él, o si fue después. Hasta


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ahorita no le eh sabido. Si no es por Tomasito el chivero, que me dijo que había visto a la señora Petra besándose con el tuerto Felipe, ni cuenta, pos a veces la claridá es un estorbo pa´ los ojos lagañosos; cuando me lo dijo, sentí cómo la noticia se iba desparramando por todo mi cuerpo, como agua fría, desde entonces, los malditos celos me mataban y me hacían ver el sol de noche, y estrellas al medio día. Y es que la condenada Petra le llenaba los ojos a cualquiera y cualquiera intentaría hacerla suya, aunque ya tuviera dueño. Hora lo sé por experiencia y por lo que eh visto y sabido, la mujer insatisfecha tarde o temprano buscará otro hombre, es la ley de la naturaleza, y ésta se brinca las leyes humanas. Recuerdo muy bien lo que me dijo la condenada cuando le reclamé mirádome muy enojada: -Si le crees al mocoso, ¿por qué no me matas o me dejas? ¿Eh? ¡Ándale! ¿Qué esperas? yo soy honrada ¿sabes? Muy honrada. -Si es así, Dios te lo permitirá que en lo que toca a mí, te castigaré, si dejas de serlo. Y me dijo: -Debí estar loca cuando me casé contigo. Y yo le contesté: -Sí, y sigues igual.


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Se sentía segura, creía que yo no era capaz de hacer ni lo uno ni lo otro. Sin embargo, su seguridad me confundió, pero de todos modos la espina de la duda ya estaba clavada. De entonces pa´cá, el carácter rudo de la Petra se volvió más insoportable; los insultos, las críticas y los reproches fueron el pan mío de todos los días. Pienso que presumir de honrao y no serlo, es reise del mundo; y si lo que arrastra honra, la honra del marido son las culebras. pa´unas, la honra es como un clavo en el zapato que las obliga a caminar con cuidao. En cambio, otras remachan el clavo. Como unos doce días después de reclamarle, de regreso de la ciudad donde estaba trabajando, Braulio me dijo: -Mujer bonita tienes, pero otro la goza mientras tú la mantienes, vi a Petra entrar a la casa del tuerto, estando ya cerrada la tienda y se tardó en salir, ocultándose lo mejor que podía en las sombras de la noche. Me uede helao… todo se vi o a ajo… u udo e la ga ga ta e hoga a, … llo e. Ya o le dije nada, ¿Pá qué? Al principio pensé en correrla de la casa sin más ni más como se echa a un perro; pero, ya más tranquilo, me dije: ¡No! por lo que


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ha hecho, merece algo peor que eso. ¿Golpiarla? Tampoco. La buena suerte vino en mi ayuda pocos días después. El niño Tomás que andaba con las chivas y las borregas cercas de la barranca, llego a mi todo asustao y chorriando sudor, a decirme que había visto que la señora Petra se había caído desde arriba de la barranca. La Petra tenia tos y fue por hojas de eucalipto pensé. Al no poder alcanzarlas por abajo, subía al cerro y estirándose hacia el abismo lograba alcanzar algunas ramitas. Así lo había hecho ya otras veces. Corrí como alma que lleva el diablo hacia la barranca; y si, allí estaba tirada bocarriba, quejándose y llorando. Me acerque como no queriendo hacer ruido y la mire muy serio sin decir nada. -Baltasa … Un gesto de dolor desfiguro su linda cara mientras me veía de reojo. -¡Ayuda!... no te uedes allí pa adote… Hablaba y hablaba y yo nada más la miraba. -¡Ayúdame, estúpido!... Estas palabras me sacaron del fondo de mis pensamientos. Busque con la mirada algo que sirviera a mis propósitos. Mientras, ella seguía


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hablando. Al fin, mi mirada trompazo con una piedra en forma de bola como esas piedras lisas de rio, la agarre con la mano derecha, y me acerque a la Petra que dejo de hablar, mirándome rete asustada. Levante la mano y la deje caer como martillo sobre su cabeza, que sonó como cuando se quiebra un guaje. Luego le puse la piedra como si al caise se golpiara con ella……. “í, así o ie za i ve ga za. Y de paso, se le cumplió el deseo a la Petra, pos una vez dijo que prefería morir hermosa antes que ver los estragos que hace la vejez. Poco después llegaron Josefa, Luz, Ruperto Epigmenio, Camilo y Tomasito, Cuando llegaron, yo estaba hincado junto a ella, rezando. Ya desto ha e… u os eses… ¡Ca a ! desde e to es vivo solo, como perro sin dueño, esperando la o asió pa´ ad uga le al tue to Felipe…. Pe o, ya basta de pensar y de tanta cobardía, iré a buscarlo hasta su tienda, y que sea lo que dios quiera, chingao.


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LA PERRA Fue solo un leve rozón al pasar junto a ella. Sin embargo, la reacción fue tan violenta, que me asuste y retrocedí un poco, sus ojos color miel, fijos en mí, destilaban odio. Nunca antes la había visto así. Siempre Doquier andábamos: ya caminando tranquilamente por el pueblo o correteando por la compaña, estropeando la mágica alfombra de flores silvestres o levantando polvo de las áridas tierras. Extrañamente, a partir de mi enfermedad, que cada vez se hace más y más insoportable, me esquiva y ni siquiera me mira. Hasta ahora. ¡Maldito perro sarnoso! me haz ensuciado mis piernas ¡lárgate! –grita furiosa. y, abriendo la puerta, de fuerte puntapié me e ha a la alle, ¡la u … pe a!


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LA MULA DE MI COMPADRE Es una mula muy mula. Digamos… si o plejo. Jamás ha estado de acuerdo en servir de bestia de carga y mucho menos de cabalgadura a ese fenómeno de dos patas llamados hombre. Está en su exclusivo pastizal, con las orejas enhiestas y la mirada alerta. Es de musculosa y su exuberancia. Me ve a e a … Con ligeros sacudimientos de su cabeza (y, ¿una sonrisa de burla?) parece desafiarme. Por supuesto, yo disimulo mi intención de atraparla, caminando despacio, en zig.zag; deteniéndome aquí y allá. Silbando y volteando a los lados, sin mirarla nunca directamente.


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Llevo arrastrando la soga llenándose de cardos que después hieren mis manos. Cuando logro acercarme a tiro de reata, giro la lazada sobre mi cabeza y, cuando voy a lanzarla, el astuto animal con brusco cambio se aleja al trote. Luego se detiene a prudente distancia. Voltea y me mira rápido; y, procede a mordisquear el pasto fresco. Desde luego, observándome discretamente, yo diría que divertida. Varia veces intento atraparla y, todas las veces me burla. Incapacitado para cogerla, hablo con el caballerizo; y promete que atrapara a la esquiva y la descortés mula no sin dejar de advertirme lo peligroso que es montarla. Sin embargo un deseo más fuerte que la razón, me impulsa a cometer un acto a todas luces estúpido. -¡Ese animalejo vera quien es quien!- me dije. Sudando la gota, llegan los tres: la mula, el caballo y el jinete de este. la mula y yo nos miramos en silencio y adivinando mis i te io es, pa e e de i e: Tú te lo buscaste, o ha á ua tel . Yo odesta e te es ozo u a sonrisa de adelantado triunfo. al fin y al cabo, jinetear es muy fácil. es nada mas inclinarse hacia adelante; luego impulsarse hacia atrás,


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como si fuera a acostarse de espaldas sobre el lomo del animal; y como variante, ladearse hacia los lados, como que se va a caer. otra vez hacia adela te luego… ta ié es e esa io lleva u a a o e alto, para mejor lucimiento. y que, al termino de junetear, se baja de tres maneras a saber: una de ellas, la mas usual por su dramatismo, es sin duda aquella que se ejecuta durante los quiebros mas formidales del animal. esta bajada se realiza deslizándose rápidamente por un costado del bruto hasta caer entre sus temibles patas. otra, verdaderamente espectacular, es aquella en que se aprovecha el impulso mas fuerte dado por la bestia, para ser lanzado lo mas alto posible, dando volteretas y luego caer hasta estrellarse contra la tierra: de frente, de espaldas, de lado o simplemente de cabeza, según se prefiera. la tercera manera de bajar, es menos difícil y menos apantallante; es decir, menos dramática y espectacular que las otras dos, quizá por eso, solo una minoría la practica, pues únicamente hay que aguantar sobre el animal hasta que este se canse y luego desmontar tranquilamente. Yo


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prefiero esta ultima: no por fácil, si no por que no me gusta impresionar. -¡Adelante, intrépido jinete!- lo dije muy en serio y en voz alta, tratando de intimidar a la bestia. aunque firmemente sujeto por el ranchero, el animal se mueve inquieto. y cada vez que trao de montar, se saca. al quinto intento, por fin logro caer sobre su lomo, de panza; pero fue tal el impulso, que cai de cabeza del otro lado; debido también, a que esta vez, la mula no se movio. con su actitud despreocupada parecía decirme: ¡Yo no tuve la culpa! enfuerido trato de estrangularla, ante la divertida mirada del ranchero, pero mis manos no alcanzan a ceñir el grueso pescuezo salvándose por eso de una muerte segura. al final comprendi que no era fácil, sino imposible montarlas sin valerme de trampas. por lo que le pedi a mi compadre, que se había unido al grupo, que le venderá los ojos, lo que le parecio una idea genial (barbaro). cierto que no estaba jugando limpio, pero algo te ia ue ha e a te ta to f a aso, asi ue… ¡fuera escrupulos! cuando cai sobre ella, bufo imitando una locomotora de vapor en pleno arranque. sus


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musculos se tensaron cual cuerda lista para arrojar las flecha. no bien se le quito el vendaje, salio disparada como por poderosos resortes, que por unos segundos mi mente estuvo completamente en blanco, pues mis pensamientos, menos rapidos, se quedaron muy atrás. ni una revolvedora mecánica es tan efectiva como esta endiablada mula decidida a no dejarse hullar por el obstinado mequetrefe de dos patas. con brusquedad dolorosa, soy agitado hacia arriba, hacia los lados, hacia adelante, y todavía no llego hasta donde el impulso me manda, cuando ya soy regresado violentamente hacia atrás. varios veces estuve a punto de caer y varias veces fui rescatado por los mismos quiebros del bruto. y por supuesto, al engarrotameinto de piernas que a manera de pinzas de presión ciñen el cuepo del animal. la da za i fe al du a ete idad as dos minutos, aproximadamente. eso por que fue interrumpida por un compasivo árbol que, iba se tado e el ostado de e ho de la ula, se interpone desafiante en nuestra trayectoria y, de


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certero golpe en mi pecho, me desprende de raíz, yendo a caer inconsciente al piso de hierbas. mientras la mula se aleja retozando, festejando el triunfo. LA TORTUGA Y EL MARRANO (FABULILLA) en un tranquilo lago de aguas claras, rodeado de arboles, que se hallaba en medio de un llano caliente, circundado de cerros lejanos, y mas aca, del oleaje suave de un lomerío del que resbalaban tranquilamente tierras rojas de cultivo de las cuales parecía brotar del polvo una casita que se desdibujaba a través del velo tembloroso del calor, medio oculta entre altos nopales donde un petulante gallo se daba tono y molestaba con sus requiebros a unas gallinas que escarbaban frenéticamente la tierra en busca de larvas al son de rebuznos provenientes de la aprte trasera de la humilde vivienda que mostraba al desnudo la pobreza del adobe. una gran tortuga macho, en traje de baño color gris muy anticuado, que se asoleaba sobre una piedra grande que semejaba una islita, miraba con ojos de asombro y con la boca abierta, que,


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mas alla, en apestoso lodo un cochino alegre se revolvaba. sin pensarlo nada, le grito: -¡Ea, amigo! venga a bañarse en esta agua cristalina y no en un charco pestilente donde en lugar de limpiarse se ensuicia. el cerdo con voz ronca, le contesta: -¡No quiero! -Pero ¿Por qué? -¡Por que no! -Ve ga o seas to to… -Que no¡ Aquí estoy bien, metichon. -Majadero, lo hago por su bien . -Tal vez, pero aquí quiero bañarme. …Y siguió e su iá dose as ejo . mientras, la tortuga se decía: -Tipos como este, me vuelven loco y los odio po … tontos y groseros. y para olvidar el suceso, se Zambulló en el agua fresca y se puso a nadar.


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EL GRAN DE“CUBRIMIENTO Es medio día. Los rayos solares abrasan la llanura. En el cielo azul-ceniciento, el sol sobresale con su intenso brillo. Cercas de él, aves de rapiña describen círculos ascendentes y descendentes en eterna monotonía. Allá sobre la lejana montaña del oriente, un cimiento de nubes blancas y grises se levanta tímidamente hacia el combo firmamento. y acá sobre la tierra calcinada, con la cabeza forzada hacia atrás y el hocico hacia adelante por el gran esfuerzo, y entrecerrando los ojos a cada choque del arado en partes más duras, los bueyes caminan a paso lento pero firme, tirando del arado de largo timón de madera mientras rumian y babean espeso. a paso de cojo, un hombre de unos treinta y tres años los sigue, manejando con destreza la mancera del pesado arado, mientras con la mano izquierda empuña el otate que continua y certeramente dirige hacia la parte trasera y musculosa de los bueyes


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según necesite corregir la dirección; o bien, para obligarlos a caminar más de prisa. El abundante sudor que escurre por debajo del liviano sombrero de palma, resbala por sobre el curtido y avejentado rostro de ojos achicados que miran siempre hacia adelante, tratando de descubrir alguna leve curva para corregirla; surgiendo así surcos rectos y uniformes, orientados de tal manera que no sigan la o ie te del te e o, etie do hijos do de se requieren para evitar la erosión y fuga del agua. Le sigue los pasos un chiquillo flaco y desgarbado de unos seis o siete años, cargado con un morral con semillas de maíz, que le cuelga del hombro izquierdo y del cual toma puñados, para luego dejarlas caer de dos en dos, por entre los dedos índice y cordial, empujándolas con el dedo gordo índice y cordial, empujándolas con el dedo gordo de su mano derecha en espacios de treinta y cinco a cuarenta centímetros unas de las otras. Camina pesadamente arrastrando la mirada por el fondo del surco recién abierto, mientras sus pies semidescalzos recién el calor medio húmedo de la tierra violada.


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Un sonoro y prolongado trueno los hace dirigir la mirada hacia el macizo de nubes, cada vez más cercano. -¡ ue llueva… pa a des a sa ¡ I plo a el pequeño, alzando la vista al cielo. Luego, sus grandes ojos negros recorren de una mirada la gran llanura desierta, circundada por lejanas montañas que apenas asoman sus crestas por sobre la curvatura de la tierra, y allá surgen grandes remolinos de polvo rojizo que se alzan violentamente hacia las alturas, para luego desvanecerse. Poco más tarde el viento arrecia y grandes oleadas de polvo dificultan el trabajo. El hombre lanza una maldición y pica a los bueyes, haciendo que se encojan y aceleren el paso. Allá, a lo lejos, lo que parece una pared de lluvia, no es más que polvo. Polvo rojo. El hombre presiente que su hijo no lo sigue y detiene a los poderosos animales con solo su voz y mira hacia atrás. El pequeño se había quedado lejos, tosiendo violentamente. Amoratado y falto de aire, se había sentado en el borde del surco que aun despedía ese olor a tierra guardada por mucho tiempo. Angustiado el padre corre hacia él.


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-¿Cómo te siente? Jadeando, el niño mira a su padre sin contestarle. Aunque la tos ya casi había cesado, se sentía sin fuerzas. -¡Vamos! –Dijo débilmente, y trato de ponerse en pie su padre lo contuvo. -¡Espera¡ te llevare al jacal para que descanses. -¡No¡ yo puedo. Poco le faltaba para llegar a este cuando un trueno retumbo sobre sus cabezas. Con voz fuerte, el hombre le grita: ¡Jua ito…¡ El niño se detiene y mira hacia su padre. Este, señalando los nubarrones, le dice: si este año es bueno te comprare los zapatos que tanto deseas, ¡Ah¡… u so e o uevo. El chico no dijo nada y siguió el jacal. Los nubarrones, dando de truenos, dejan caer como a prueba, gruesas y espaciadas gotas que vorazmente la tierra se traga. El hombre llega en ese momento a la cabecera del barbecho donde está el jacal y detiene la yunta. Luego mira hacia arriba y se dice: ¡tie a ue llove …! ¡Tierra que llove …!.


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El aire caliente, tiene ya olor a tierra mojada y el hombre aspira profundo, sintiendo una sensación de rejuvenecimiento en su fatigado cuerpo. Serie. Parados en la orilla del terreno de siembra, los campesinos embobados y silenciosos, contemplan el panorama y nuevas esperanzas nacen al paso de la lluvia. El aguacero pasa veloz y no empapa la tierra. Era el segundo en caer después de siete días durante la ya atrasada temporada de lluvias. Las nubes, cada vez más blancas, se van alejando despaciosamente desparramadas y silenciosas, y el sol aparece más brillante. -¡bueno, a comer! –Dijo el padre jovialmente. Se sentaron en las piedras que a propósito allí tenían, y comieron en silencio las últimas tortillas duras y bebieron, también las últimas gotas de café negro. -Unas dos horas más y terminamos –dijo el papa, mirando al niño que anudaba las correas del huarache izquierdo. El pequeño no contesto. Sentía cansadísimo después de tantas vueltas caminando sobre la tierra suelta, no tenía ganas de nada. Solo de tirarse allí sobre el duro suelo y ya no levantarse.


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Solo el pensamiento de estar juntos a su madre allá en el lejano pueblito de apariencia abandonada y en ruinas, donde los habitantes aparecen como fantasmas de entre las tapias, o de entre el malpaís, le daba fuerzas para continuar. Se paró en el principio del surco, mirando hacia delante, su padre le llevaba largo trecho de tierra de ventaja, por lo que, decidido, comienza su penosa tarea. Poco a poco, el presente se borra de su mente quedando sumido en el mar agitado de sus pensamientos. Pues era común en él, estos escapes de la ealidad, pa a o ve el lento paso del tiempo y, a la vez, ignorar el cansancio y el aburrimiento. Maquinalmente hace el trabajo mientras su mente vaga. esta vez recuerda cuando hace unos meses, su papa lo llevo a la ciudad a visitar a sus tíos y primos, a los cuales el hacía mucho tiempo que no veía, pues hermana se casó y se fue a vivir a la ciudad, un escalofrió recorre su cuerpo cansado, al venir a su memoria el momento en que estuvo a punto de ser muerto por un carro, al soltarse de la mano de sus papa y querer cruzar la calle corriendo sin voltear a mirar, de eso, solo recuerda que despertó acostado en la


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cama de un hospital y que le dolía todo el ue po… Dos días después, regresas a casa de sus tíos todos dolido, pero eso no le impidió jugar con sus primos y con sus juguetes recién traídos por el Niño Dios. Fue allí, con sus tíos, donde se enteró de la existencia de un niño dios que regalaba juguetes y otras cosas a los niños cuando estos se portaban bien. Y sintió angustia, con toda seguridad él se portaba mal, puesto que el niño dios jamás le había regalado nada. ¿Cómo portarse bien? se p egu ta a… De pronto, una gran espina de mezquite, que se le clavo en el talón derecho, por donde el huarache se había desgastado en forma de herradura, lo saco de las profundidades de sus pensamientos. Con rápido movimiento la extrajo, y un puntito rojo oscuro tapo la herida inmediatamente. Asombrado vio que estaba terminando. Dos vueltas más y ya. Los últimos rayos solares doraban las algodonosas nubes, y un vientecillo refrescaba, cuando dieron fin a la siembre. silenciosamente desuncieron a los cansados animales, los cuales


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inmediatamente se dirigieron al ojo de agua al pie de un sauz llorón, cerca del jacal, dejando el arado, el yugo y el otate a mitad del terreno sembrado, a lo largo de un surco, y aquí al tercer día –lunes- arrastrarían la superficie sembrada, solo cargaron las coyundas, el barzón, las cobijas, el petate, la cantimplora, las botellas del café, dos te ios de leña de ez uite de huizache que fueron cortando por las tardes después de la faena. Los bueyes fueron encerrados en el potrero de agostadero, contiguo al de siembra, propiedad también de su patrón, al cual le trabajaba a medias de lo que se cosechara. Iniciaron el viaje con el burro de la carga por delante. El niño sentado en las ancas del otro animal, se aferraba a la cintura de su padre para no caer. el sol hacia rato que sasomaba por otras tierras, y aca, las estrellas comenzaban a multiplicarse. pero aun asi era poco o nada loque alumbraban, era algo asi como focos fosforescentes colgados en el techo de un cuarto en penumbra. y ya la luna se había ocultado al otro lado de los montes aun antes de oscurecer. atrás dejaban las tierras de cultivo y entraban a las tierras incultas llenas


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de espinosos arbustos, nopales pequeños, mezquites y huizaches de todos los tamaños, ancidos en terreno calichoso y seco, nido de víboras y coyotes; de conejos, liebres y pajarillos. el niño sabia por experiencia propia cuan largo era el camino a casa. su papa le había dicho que yendo al trote era posible recorrerlo en poco mas de dos horas y media, cosa que a el no le consolaba, de todos modos el camino era largo, la go… el burro delantero, seguía sin titubear la vereda invisible a penas marcada en el aspero terreno. la sensación de absolita soledad aplastaba el espíritu de aquellos seres sencillos dejados de la mano de dios. iban callados. solo se escuchaban las pisadas de los burros que algunas veces sacaban chispas de las piedras, la tos periódica del niño, y los aullidos de los coyotes en todas direcciones y distancias. poco a poco, el lugar donde había permanecido durante seis días iba quedando muy atrás. con poco esfuerzo se lo imagino solitario y cerro los ojos y apretó su cara contra la dura espalda de su padre. en eso, el aleteo de un pájaro cruzo por delante de ellos.


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el hombre sintió cuando los bracitos aflojaron y, rápido, tomo al niño en sus fuertes brazos, y lo dejo dormir. por su parte entrecerrolos ojos a manera de descanso, olvidándose de los animales que, a paso rápido, seguían fielmente el a i o… edita: ¿Po ué dios e hizo ta tonto? ¿Por qué tanta miseria? donde esta tu misericordia? ¿Por qué si lo ve tod y puede todo, o e au ilia? dios, po favo … ¡a uda e! – grita, mientras solloza. al fin, la fatiga lo vence y dormita, cabeceando. por la pequeña ventanilla de la única habitación de la casa, por donde la luz opaca de una lá pa a de pet óleo o apa ato es apa tímidamente hacia fuera, una mujer en estado gravido se asoma pero no ve ni escucha nada; sin embargo, el perro ladra y ladra, insistente a las asombras. tiempo después, a lo lejos, perros fueriosos ladran a alguien y presiente que ya vienen sus seres queridos, y se precipita hacia la estufa de petróleo de dos quemadores la enciende y pone a calentar el café. afuera, el perro de la casa siegue ladrando, y ya los perros de los vecinos también.


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la mujer, al escuchar los gemidos de contento del perro, se dirige hacia la puerta. en su apresuramiento tropieza con la gran olla de barro llena de agua, yendo a caer sobre el charco que ya se desparrama por el piso de tierra. la caída es lenta, por lo que la mujer lograr meter las manos y proteger su vientre. al salir se dirige directamente hacia su hijo, al que cubre de besos y estrecha en un prolongado abrazo. aquel muchachito sucio y desnutrido es su adoracion; y mientras esto sucede, el hombre descarga a los animales, al parecer indiferente. ya adentro, la mujer les dice: ahorita les sirvo la cena. les tengo café y tortillas blanditas; además salsa de chile colorao muy picosa. al otro dia, al despertar, el niño se alegra de estar en su casa. sus padres aun duermen por lo que procura nohacer ruidos. mientras, pasea su mirada por todo el cuartucho, como si fuera la primera vez que lo ve. de pronto, un pensamiento interrumpe su examen: ¡Tenia que hablar con su mama muy seriamente! ocultarle cosas importantes era imperdonable. la ocasión se presento por la tarde, mientras su padre


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estaba ausente y su madre cosia a la sombra de un frondoso granado. dejo sobre la sinuosa carretera, construida por el, la tablita de unos quince centímetros de largo por cinco de ancho y cuatro de grueso, que le servia de camión y se enfrento a su mamá: -¡Ama¡ -¿Qué quere mi muchachito -Si. ¿Por qué? -¡Nunca me lo dijiste¡ -Yo… este… -¿Por qué, ama? -Pos… se e ha ía olvidao -entonces, si hay niño dios ¿Por qué a mi no me trai nada? yo no me porto mal ¿verda amita? -¡Claro que nomi´jito¡ uste es el mas bueno de todos, solo ue… vivi os ta es o didos ue el niño dios no nos encuentra. -¿Cuándo viene? -En noche buena -Y, ¿Cuándo es noche buena? .El veinticuatro de diciembre. -¿Faltan muchos días pa´ que llegue? -no ¿Cuántos días, ama? -pos u os seis eses…


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-¡que cuanto días¡ -¿he?... pos o o… -¡Cuánto ama¡ -como unos cien o ciento veinte días… -¿son muchos? -no, son poquitos. -¡ah¡… … Y siguió e su juego, e vuelto e el melancolico canto de una paloma real. quince días habían pasado desde que arrastraron la tierra, cuando el campesino visito la milpa. la tierra estaba humeda, seguramente había llovido un dia antes, quizá por la noche. las lozanas matitas de maíz presentaban al sol sus hojitas perladas de rocio, formado delicadas hileras de un verde oscuro sobre la tierra casi plana. el hombre, regocijado, mira desde la orilla el resultado de su esfuerzo, y mentalmente ora por que aquello fructifique, pues de ello depende la subsitencia de el y su familia. y ya en el hogar, le conto a la familia las agradables noticias. el niño se puso a dar saltos de gozo mientras repetia una y otra vez: i apa e o p a zapatos… i apa e o paa zapatos… hasta ue la tos o tuvo su


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entusiasmo. agotado y tosiendo, se dejo caer en el camastro. para el hombre, los días transcurren lentamente entre buscar trabajo meintras recoge la cosecha, hacer alguna cosilla en la casa, bajar al pueblo y tomar una copa de mezcal que algún conocido le obsequia o simplemente a platicar. para la mama son eterna rutina: moler el nixtamal en el molino, tortear y cocer las tortillar en el comal entre densa humerada. acarrear agua del lejano pocito, lavar ropa en la cercana acequia grande, abajo los frondosos sabinos que bordean el cauce, cuidar alniño. este, no tiene mas que hacer, que languidecer, dar de comer o beber a los burros, y jugar, aunque ya casi no, mas bien se estasentado o acostado. llega el mes de agosto, bajo un calor sofocante y entre esporádicas y leves lluvias. las plantas de maíz, con sus hojas retorcidas y de color ceniciento semejan plantas de ajos que apenas destacan en el color rojizo de la tierra seca. al contemplarlas, al hombre se le hace unnudo en la garganta y las lagrimas resbalan por sus curtidas mejillas. lentamente carga al burro con el arado, el yugo y el otate: y por ultimo vez, mira todo lo sembrado y enfila al pueblo con el


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corazón oprimido. ya para finales del mes, no quedaba ni señal de la otrora prometedora milpa. el hombre tuvo que recurrir a sus vecinos mas pudientes para que le dieran trabajo. ahora con fulano, mañana con Zutano o con perengano. a finales de noviembre, la enfermedad del pe ueño se agudiza. ha ía pe dido toda fue za… todo entusiasmo. y hacia todo el dia postrado en cama tosiendo. pensé a que las tardes eran frias, subada hasta empepar su ropa. y por las noches casi no dormia; y cuando podía lo hacia sentado recargado en la cabecera del catre, pues de otro modo sentía que le faltaba el aire. en una de esas noches de vela pidió lo sacaran al patio. la madre complaciente, lo envolvió en un sarape viejo, y lo cargo enbrazos y se fue sentar en la piedra grande que había un lado de la puerta, permaneciendo silenciosos. el niño miraba el fi a e to, la uje solo veía a su hijo. era una noche increíblemente agradale: quita, ni fría, ni calurosa. el silencio solo era interrumpido por el monótono ladrido de un perro lejano. -¡Amita¡ -la voz débil del pequeño se oye como un lamento-. -digame, mijito.


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¿es cierto que el niño dios viene del cielo? -si -a a. ¿po … -un acceso de tos lo interrumpe-Va i´jito, a… al ese… a… a a, ¿Po ué a i o e t ai juguetes el niño dios? ¿Qué a mi no me quiere? -si ni´jito, si lo quere. ¿entonces por que no tengo juguetes como mis primos? -po ue…po ue. no pudo proseguir. contenidas lagrimas brotan al fin en torrente, empañando la visión de la humilde mujer. y, apretando al pequeño contra su pecho da rienda suelta a su pena. y sus lagriumas caen sobre la cubierta cabecita del enfermo, quien por los espasmos de la mujer comprende que llora y pregunta: -¿Por qué lloras, amita? -No i´jito, o llo o… solo ue… ue o estornudar. -¡Ah!... alla o . e ese o e to se es u ha el a to cercano de un búho posado en alguno de los cuatro mezquites que están mas alla del patio, y también el ladrar de perros furiosos en la lejanía.


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el trabajo escasea y por añadidura el dinero. las tortillas se racionan mas todavía. y el café, el bendito cade, que era el que daba el toque de gran comida hacia tiempo que no se bebia, en su lugar se tomaba agua. parte por la escasez de alimento como por la perdida del apetito del niño, este era solo pellejo pegado a los huesos. sus ojos hundidos y brillantes solo se abrían pesadamente cuando su madre le hablaba, pero luego los cerraba, ya no tenia alientos para toser. dos o tres veces, la madre había advertido sangre en las comisuras de los labios del pequeño. ¡Cuando sufria aquella criatura! Y sin embargo no emitia ni un quejido. -“i pudie a lleva lo o u do to , pe o…. a uí no hay, ni di e o ta po o… ¡dios io! ¿Qué hago?... entre sufrimientos llega el veinticuatro de diciembre, gris y lluvioso. fuertes vientos helados azotan la aldea de apariencia solitaria. la mujer envuelta en su viejo rebozo, camina por la estrecha vereda, cubierta en partes por charcos de agua, hacia la tiendita lejana a un kilometro y medio aproximadamente. sabia que allí juguetes y estaba decidida a que esta navidad su hijo


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tenga un juguete aunque para eso gaste lo de la comida de la semana. llega a la puerta de la tie da … se detie e i de isa… el dueño al verla, la saluda y se pone a sus ordenes. -Quiero.. quero, un juguete. y sus ojos ávidos, contemplan embelezados a aquel conjunto de juguetes que le parecen todos hermosos. estos, aunque de diferentes preciosos, todos son corrientes: hay muñecas de trapo, de platico duro y de hule; caritos, pelotas, pistolas… -¿Cuál le gusta? –pregunta amablemente el tendero. -¿Cuánto vale esta troca? –Y señala un gran juguete. -Este camión le cuesta, diecinueve pesos y cincuenta centavos. el semblante de la mujer palidece. turbada, pregunta por otro mas pequeño. -¿Cuánto?... -Ese cuesta trece pesos, noventa centavos. mirando y tocado cada juguete, aplazaba la pregunta para saber el precio de aquella pequeña y tosca de plástico. por fin se atrevio,


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era su ultima esperanza. mirando fijamente al tendero y tartamudeando pregunta: -¿Y, es… esta? -Cinco pesos -Cinco pesos, sesenta centavos. la mujer se quedo como hipnotizada mirando al hombre. quiso decir algo pero no pudo. lentamente dio media vuelta con la mirada en el piso. antes de salir, la voz del tendero la detuvo. ¡Espe e¡ eo ue e e uivo ue, uesta… dos pesos treinta centavos. unos instantes la mujer permanece sin moverse; y, de pronto, se vuelve, dándole la cara. ¿Cuá to… dijo? dije, dos pesos treinta centavos. un fugaz destello de alegría embellecio su demacrado rostro. con manos impacientes saco de su viejo sumaban tres pesos diez centavos, y las deposito en el macizo mostrador de madera. el dependiente separo la cantidad pedida por el juguete y le regreso el resto, con el cual compro azúcar y café. cuando regreso, el niño aun dormia. busco indicios del regreso de su esposo, pues hacia mas de cinco días que se había ido a buscar


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trabajo a la ciudad, pero no encontró ningún rastro. en eso, el niño gimio. acercándose, le toca la frente. esta muy caliente. también le parece que esta mas ceniciento que nunca. aungustiada, lo besa, llorando. -aquí estoy mi´jito –balbucea. i te ta p epa a la e a, pe o… ¿Pa a uié ? el niño no quiere nada. el padre no esta ¿ella? ella no tien animos ni apetencias. por lo que se acuesta abrazando al enfermo. de sus resecos labios brotan palabras de cariño. le habla del niño dios y le asegura que el lo quiere, y que amaneciendo le traerá un juguete como prueba de su cariño. Asi, consoladolo se queda dormida. el cansancio y las muchas noches en vela cobran ya su tributo. al canto de los gallos despierta sobresaltada. mira al niño, este mueve sus labios como queriendo decir algo, pero de su boca no sale sonido alguno. -¿Qué quere mi muchachito? ¿sabe una cosa? vino el niño dios y le trajo un hermoso juguete. ¡mirelo, es suyo¡ tenga. –Y le puso en su manita izquierda la burda troquita. el niño no abrió los


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ojos ni se movio. pero al contacto, su manita se cerro, apretándolo. -Vealo i´jito, juegue o el. esta u o ito… este, abrió los ojos brevemente y sonrio; y asi, sonriendo, se fue, mientras la pobre mujer llora debatiéndose entre el dolor de la pena y los dolores del pre-parto.




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