Catálogo II – Atlas Amoris II, catálogo de la mirada contemporánea.

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ATLAS AMORIS II CATÁLOGO DE LA MIRADA

CONTEMPORÁNEA



ATLAS AMORIS II, CATÁLOGO DE LA MIRADA CONTEMPORÁNEA


Comisario de exposición: Horst Bredekamp

Autores: Giorgio Vasari Angelo Poliziano Marsilio Ficino Giovanni Pico della Mirandola Platón Plotino Porfirio Ovidio Hesíodo

Imagen de cubierta: Adoración de los Magos (detalle autorretrato), Sandro Botticelli Gallerie degli Uffizi Firenze, 2021-2022 © de la edición: Le Gallerie degli Uffizi © de los textos: sus autores © de la traducción: sus autores © de las imágenes: Le Gallerie degli Uffizi Bradford Art Galleries and Museums Los Angeles Country Museum of Art Musei Vaticani Musée d’Orsay Musée du Louvre The Israel Museum The Metropolitan Museum of Art ISBN: Depósito Legal:


ÍNDICE Introducción........................................................................................................pág. 6 CATÁLOGO

Sandro Botticelli, pintor florentino...................................................................pág. 9 Selección de las Stanze......................................................................................pág. 12 De Amore: Cartas a los Medici........................................................................pág. 16 Las tesis del amor...............................................................................................pág. 19 Diálogos y Banquetes, una oda al amor..........................................................pág. 22 El Amor: uno y múltiple...................................................................................pág. 26 El antro del amor...............................................................................................pág. 30 El Arte de Amar.................................................................................................pág. 33 Los distintos rostros de Afrodita.....................................................................pág. 36 Bibliografía.........................................................................................................pág. 39


Introducción


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Al ir conformando el Atlas amoris, nos dimos cuenta, en un primer momento, de que las personas con las que nos encantaría poder contar para elaborar un trabajo posterior de la exposición serían nuestros filósofos y personajes más influyentes en las obras que conforman la exposición. Es decir, pensamos que poder tener un libro en el que se recopilasen los textos más importantes –ya fuese por la idoneidad o la belleza de los fragmentos– de: Marsilio Ficino, Pico della Mirandola, Poliziano, Lorenzo el Magnífico, Vasari, Platón, Plotino, etc., sería una oportunidad única en la que los autores más especializados a lo largo de la historia pudieran comentar o añadir información interesante respecto del significado de las obras que exponemos.

Por tanto, Atlas amoris II, catálogo de la mirada contemporánea, surge con la idea de elaborar una recopilación de los textos más relevantes y cercanos a nuestra temática, escritos por los protagonistas del platonismo, el neoplatonismo y el neoplatonismo florentino. Horst Bredekamp Comisario de Atlas Amoris


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Catálogo


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Sandro Botticelli, pintor florentino

Giorgio Vasari

Idea del texto (esta se omitiría en el catálogo final): En este apartado se recogerá la biografía que Giorgio Vasari dedica a Botticelli en sus Vidas. Desarrollo del texto: La naturaleza se esfuerza en conceder a muchos la virtud, y a cambio los hace descuidados, pues, como no piensan en el fin de sus vidas, adornan a menudo sus muestre con el hospital, igual que en vida honraron al mundo con sus obras. En el colmo de su felicidad están sobrecargados de los bienes de la fortuna; carecen tanto de necesidades y rehúyen de tal modo las ayudas humanas, debido a la brutalidad de su escaso gobierno, que a su muerte acaban vituperando todo el honor y la gloria de sus propias vidas. Por lo que no poca prudencia supondría para todos los virtuosos, y especialmente para nuestros artistas, cuando la suerte les ha concedido los bienes de la fortuna, conservar una parte para la vejez y las incomodidades, de tal forma que no se cierna sobre ellos la necesidad que nace a cada momento. Como extrañamente acució a Sandro Botticelli, así llamado por la razón que luego veremos. Era hijo del ciudadano florentino Mariano Filipepi, que lo educo con diligencia y lo instruyó en todas las cosas que se enseñan habitualmente a los muchachos en esta ciudad antes de que ingresen en los talleres. Aunque aprendía con gusto todo lo que quería, siempre estaba inquieto. No se contentaba con ninguna escuela, de lectura, escritura o ábaco, de tal forma que el padre, enojado a causa de tan extravagante cerebro, en plena desesperación, lo colocó de orfebre con un amigo suyo llamado Botticello, maestro por entonces bastante competente en este arte. Por aquella época existía una gran disciplina y continua práctica entre los orfebres y los pintores. Sandro, que era una persona despierta y se sentía inclinado al dibujo, enamorado de la pintura, se dispuso a volcarse en este arte. Se sinceró con su padre, y éste, que conocía bien las inclinaciones de su mente, se lo llevó a fray Filippo del Carmine, por entonces ilustre pintor, para que se quedara a aprender con él, tal y como el propio Sandro deseaba. Entregado a este arte, siguió e imito tan fielmente a su maestro, que fray Filippo le tomó cariño y le enseño de tal modo, que alcanzó un grado que nadie hubiera podido imaginar. Pintó, aún jovencito, en la Mercadería de Florencia, una de las tablas de las Virtudes que estaban haciendo Antonio y Piero del Pollaiuolo, la de la Fortaleza. En Santo Spirito de Florencia hizo una tabla en la capilla de Bardi, realizada con diligencia y bien acabada, donde hay algunos olivos y palmeras trabajadas con sumo amor. Pintó una tabla en el monasterio de las hermanas Convertidas, y otra para las de San Bernabé. En Ogni Santi pintó al fresco en la medianera de la puerta que da al coro, para los Vespucci, un San Agustín en el que depositó todos sus esfuerzos, con la intención de superar a todos los que pintaban en su tiempo. Esta obra fue muy alabada porque dotó a la cabeza del santo de esa profunda sabiduría y esa aguda sutileza que suelen tener las personas sabias y continuamente absortas en la investigación de asuntos elevados y


10 muy complejos. Como había ganado crédito y reputación, el Arte de Puerta Santa María le encargó en San Marcos una tabla con la Coronación de la Virgen y un coro de ángeles, que dibujó y realizó muy bien, En la casa de los Médicis hizo muchas obras para Lorenzo el Viejo, y sobre todo una Palas a escala natural sobre una insignia heráldica de ramas ardiendo, y un San Sebastián en Santa María Mayor de Florencia. Para distintas casas de la ciudad pintó tondos y muchos desnudos femeninos, entre los cuales en Castello, residencia del duque Cosme de Florencia, hay todavía dos cuadros que representan: uno, el Nacimiento de Venus, con las auras y vientos que la salvan a tierra con sus Cupidos, y el otro, una Venus a la que las Gracias adornan de flores, en representación de la Primavera, expresadas con gracia por él. En una sala de la casa de Giovanni Vespucci, hoy de Piero Salviati, en via de’Servi, pintó una serie de cuadros (con marcos y traseras de nogal muy ornamentados) con multitud de figuras muy vivas y bellas. En una capilla de los monjes de Cestello hizo una tabla de una Anunciación. En la puerta lateral de San Pedro Mayor pintó una tabla para Matteo Palmieri con una infinidad de figuras, representando la Asunción de la Virgen, con el cielo dividido en distintas zonas en las que se disponen Patriarcas, Profetas, los Apóstoles, los Evangelistas, los Mártires, los Confesores, los Doctores, las Vírgenes y las Jerarquías, a partir de un dibujo que le dio Matteo, que era literato. Pintó esta obra con maestría y finísima diligencia. A sus pies, retrato al propio Matteo arrodillado e incluso a su esposa. A pesar de la belleza de esta obra, capaz de haber vencido toda envidia, hubo algunos malévolos y detractores que, al no poder dañarla de otro modo, dijeron que Sandro y Matteo habían pecado en ella de herejía; no me corresponde a mí juzgar si esto es verdad o no, es suficiente el hecho de que las figuras que hizo Sandro son verdaderamente dignas de alabanza, por el esfuerzo que depositó en trazar los círculos de los cielos e interponer, entre unas y otras figuras, ángeles y escorzos desde distintos puntos de vista, y todo ello ejecutado con buen dibujo. Se encargó a Sandro en este tiempo una tablita con figuras de tres cuartos de braza cada una, que se colocó en Santa Maria Novella entre las dos puertas de la fachada principal de la iglesia, al entrar por la puerta del centro a la izquierda: y representa la Adoración de los Magos, donde se puede apreciar un gran sentimiento en el primer viejo, que besando el pie de Nuestro Señor y derritiéndose de ternura, demuestra a la perfección haber alcanzado el objetivo de su larguísimo viaje. La figura de este rey es el retrato de Cosme de Medici el Viejo, el más vivo y fiel al natural de todos los que se pueden ver en nuestros días. El segundo, que es Julián de Médicis, padre del papa Clemente VII, con ánimo dispuesto, rinde reverencia al niño y le entrega su presente. El tercero, también arrodillado, muestra en su adoración que le rinde homenaje y lo considera el verdadero Mesías. No hay palabras para describir la belleza que Sandro mostró en las cabezas que se ven, trazadas en distintas posturas, vueltas de frente, de perfil, de tres cuartos, inclinadas y en otras posturas, y de muchas otras maneras y de distintos aspectos, jóvenes, viejos, con todas esas extravagancias que atestiguan la perfección de su maestría. Ha sido distinguido el séquito de cada uno de los tres reyes de tal forma que se reconocen cuáles son los servidores de uno y cuáles los de otro. Es una obra realmente admirable por su colorido, su diseño y su composición ejecutada de una forma tan hermosa que cualquier artista se queda hoy maravillado ante ella. Le valió tanta fama en Florencia y fuera de ella que el papa Sixto IV, que había hecho construir la capilla del palacio de Roma y que quería pintarla, le encargó la dirección de la obra. Él mismo pintó las siguientes escenas: el momento en el que Cristo es tentado por el demonio; cuando Moisés mata al egipcio y recibe la bebida de las hijas del madianita Jetró; el momento en el que los hijos de Aarón están sacrificando y desciende fuego del cielo; y algunos santos papas en las hornacinas que coronan las historias. Dado que había adquirido entre los que con él trabajaban, florentinos o de otras ciudades, gran fama y renombre, el Papa le pagó una buena suma de dinero, que derrochó y gastó en su estancia en


11 Roma, por vivir azarosamente como era habitual en él. Cuando acabó y se descubrió la parte que se le había encargado, volvió inmediatamente a Florencia. Y aquí, como era una persona sofisticada, se dedicó a comentar una parte de Dante, ilustró el Infierno y lo imprimió, a lo cual le dedicó mucho tiempo, y como no trabajaba, esto le causó muchos desórdenes en su vida. Estampó también el Triunfo de la Fe de fray Girolamo Savonarola de Ferrara, y fue muy partidario de esta secta. Esto provocó que abandonara la pintura, y, al no tener ingresos, lo precipito en un gran desorden. Obsesionado con la secta, dedicándose continuamente a hacer el lloraduelos, abandonando su trabajo, envejeciendo y olvidando, cayó en un profundo malestar. Había hecho muchas obras en Volterra y para Lorenzo de Medici el Viejo, que lo socorrió siempre mientras vivió. En San Francisco fuera de las puertas de San Miniato hizo un tondo con la Virgen, con ángeles a escala natural, que se consideró muy bello. Se cuenta que Sandro era una persona muy agradable y agraciada, y que siempre había mucha diversión y entretenimiento en su taller, donde continuamente tenía muchos jóvenes aprendices, que solían hacerse mutuamente muchos retos y bromas, y el propio Sandro en broma denunció por hereje ante los Ocho a un amigo suyo; éste, al comparecer, quiso saber quién le había acusado y por qué, y, cuando le dijeron que había sido Sandro y que la causa era que sostenía la opinión de los epicúreos de que el alma moría con el cuerpo, dijo: “Es verdad que tengo esta opinión sobre su alma, que es el de una bestia, y él sí que es hereje, pues comenta a Dante sin tener conocimientos de literatura y toma su nombre en vano”. También se cuenta que apreciaba mucho a todos los estudiosos del arte, y se dice que ganó mucho, y que malgastó todo y por dejadez no obtuvo ningún fruto de lo que ganó. Lorenzo el Viejo lo quiso mucho y también fue muy querido por muchos hombres de ingenio y honrados ciudadanos. Al final, ya viejo y desvalido, se arrastraba con dos muletas, y como no podía hacer ya nada más, enfermo, decrépito y en la miseria, murió a los setenta y ocho años, y fue sepultado en Ogni Santi de Florencia en el año 1515. Se mereció verdaderamene Sandro los elogios por todas las pinturas que hizo, a las que lo impulsaban el amor y el afecto, y aunque se encaminó, como ya se dijo, hacia las cosas mundanas, y la hipocresía suele convertir en insoportable las bellas consideraciones del arte, ello no quita que sus pinturas sean muy bellas y muy alabadas, sobre todo la tabla de los Magos de Santa Maria Novella. Del mismo tamaño es la que se ve actualmente en la casa de Fabio Segni: una tabla que representa la Calumnia de Apeles, donde Sandro imitó divinamente la invención de ese antiguo pintor, y que regaló a su gran amigo Antonio Segni. Y esta pintura es tan bella que tanto por el tema de Apeles como por la pintura de Sandro ha sido honrada con este epigrama: “Que los reyes de la tierra no intenten dar con falso / testimonio a nadie, eso recuerda este pequeño cuadro. / Uno parecido a éste le regaló Apeles al rey de Egipto: / el rey fue digno del regalo y el regalo del rey”.


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Selección de las Stanze

Angelo Poliziano

Idea del texto (esta se omitiría en el catálogo final): Recoger fluyeron

los fragmentos de la Stanze per la giostra que en Botticelli y las más conocidas del

más inmomento.

Acercamiento al autor: Agnolo o Angelo Ambrogini, llamado Poliziano, célebre poeta y humanista florentino coetáneo de Botticelli, “el poeta homérico”. Es el autor de las Stanze per la giostra, Giostra, o Stanze, un poema en el que elabora diversas descripciones de escenas mitológicas basadas fundamentalmente en los autores clásicos. En uno de los relatos del poema Giostra, se describe un relieve ficticio con el nacimiento de Venus, una escena similar a la que presenta Botticelli en su pintura. Poliziano tomó para este fragmento como punto de referencia los Himnos homéricos, muy recurrentes entre los pensadores de la villa Careggi , la Eneida de Virgilio y las obras de Ovidio, entre otras. Además, el esquema iconográfico renacentista del “nacimiento de Venus” también suele incluir influencias de Claudiano, Horacio, Tibulo, y Lucrecio . En cuanto al mitema o iconografía del “reino de Venus/Flora” o de la “Primavera”, Botticelli –por señalar un caso concreto– se basa en una de las Silvae compuestas por Poliziano, Rusticus . La composición consiste en un poema elaborado a partir de cuatro versos tomados de Lucrecio y de dos y medio de Horacio, en el que se desarrolla el bucólico mitema del “regno de Venus”. A lo largo de los trabajos de distintos autores como Warburg, Panofsky, Gombrich, entre otros, podemos encontrar el paralelismo entre las partes que Poliziano dedica en su poema a Venus (nacimiento y reinado de la diosa). No obstante, todos parten de la tesis warburgiana de 1893 en la que se propuso, por vez primera, el paralelismo entre ambas obras. La idea que se plantea y defiende es que Poliziano como poeta es el transmisor y el pintor –en este caso Botticelli, pero podría ser cualquier otro– el receptor. El estilo poético de Poliziano comparado con el de un poeta clásico, es mucho más sensual que espiritual, por lo que el artista consigue una mayor intensidad en sus imágenes, de tal forma que también puede transmitir esa sensualidad característica de nuestra figura protagonista, Venus. El modo en que Afrodita/Venus sale de la concha en su “origen” o “nacimiento” nos indica que el molusco forma parte de ella (esto es, de la naturaleza), sin embargo, la deja tras de sí y pisa tierra firme; este detalle en el que Afrodita pasa del agua a la tierra sigue la versión de Hesíodo que Poliziano mantuvo en la Stanze. Siguiendo a Kerényi, de nuevo acercándonos a la paradigmática Venus de Botticelli: “el cuadro de Botticelli nos permite evocar a esa Afrodita Anadiomena; […] y es a ella a quien hay que evocar si se quiere comprender a las diosas de los griegos. Ella es quien se encuentra más cerca del origen” . Por tanto, podemos concluir que Poliziano –entre otros artistas renacentistas– pretende volver a los orígenes, recuperar las fuentes clásicas y acercar a los seres humanos y sus almas al origen del todo, a esa Venus que nace rebosante de vida, la que “bajo sus delicados pies crecía la hierba”.


13 Desarrollo del texto (como se trata de una maqueta, todavía quedan por determinar estos fragmentos): Ullenis ut quam harumquo totatus, aut mi, cor moluptas voluptia que cum intur? Te imolupidebis nam eum lab ipsam rem ex et, quid quam suntorerro eum serovid mi, ulparum apic tendae vel eremolo repuditaqui nis sa aruptaqui blaccatat. Perchicidero officabo. Re, simoluptatur re velitatibus dipsa aut acilicientum alique cuptam, to maximus dolupta tintior eceperunt. Ximpos nullabo. Nulparc hiliquamet late et hari aspid es nis dolore volorec tenihil ipicae occus as veris debit la dundit facest lit, endessum laborepero ipictis re, sereptatem di unt ad molore sim volentem laccus es dentemperrum sinctem quatiatiae porepta tionet ex et audaestia volupta spidem aceperibus, omnis re ditibus estia nos in et eum eniendus quis dipiend esequiae ommolorrum sequas denihit quatemquia volo intem sequatur? Us reperspe officia temporrum quibus nonsedia vellam re, aut quiscipsa nonsed et velibus, od mil mos ut unt ex eum quis dolorro tem consed minulpari optate voluptas accumque pro que res si optas sum nonsenis debis eiuntecumque est latatur sequia doluptia volum voluptur, ipissitiis am invendu ntiandis evenden esentiore venem quasper ferumquo volori omnis di re suntius anducilias aut minietum endipsa ad et que nihilla boritae perunt atquiat estrum lit quia sequid explaut volorenimusa dollam eosa nectiam, occullabor simpores maio id quis minvenim velitem fugiti dolorum invenduntis estium renimpero exerum arit archil il essimus molupta tquiat quis volores evendae. Imilique vendi doloribus ex enditi nis eumquia consequidit quia aut debis estem esequi consectius ant. Enecabo. Ita nonsequi omnisquis dignatur? Uga. Pudita nulparumenis aut quiae porpor se velecus voluptatia sum quuntectiis destorerrum fugiandunti de vent fuga. Nem. Ullatius es num et adi di culleni mpore, qui dolorit atetur aut maio bero to etur ratur? Qui iundici ipiduci deribus est, vitibusam et doluptas sinveles cus et hicturi bustiur? Igenim hitatur se pliqui volum, cusam vel et ad eate preiunt prat. Ipid qui di nobis desciis sit poreperibus experati cone reium ipsantio. Magnihi tenecus dolorest, si coreiciis maios qui blabore voluptamendi cum dolest evelitemquas ipsam aped et ulparum qui ut ipsa qui dolorempor sae saped molo consenis aliae sam et iditatinciam nobit as dit repudipsapis et, od molo te num ipsuntem ipsa con pro cum ut eiumquia nonseque audis volesto dus doloreptam eiunt am alicimus autet et qui aliquate sum int. Ur? Ga. Nam as reperitem acerum fugia doloribeatem cus dolupta qui ut lant eiur modipsam necus nat. Es esenis pererfere quibus, idici doloreh enditat quat vendis res as entem am illorio repuda volupta tiatque odici bero te eos es exceati aeperiores evento consend eribusam qui blaborectem facculpa nus qui ut a dis eserumquiam ut labo. Hiciis ex et qui doluptis sitius acero bea dolor autem cullupt atibus, quae. Ga. Itat liquatentur? Agnam venditatus nimus andanda que andenih illupta ssequis truptatur aliquibus eritissed ent volorumquia sim cus seriberum que plictas platem illiqui dolupta tiorepudisi torissim eum nimin pos aut dolorro quiasperum, omnis ea non repeliquae quis debit ommoluptum eum nonse licimus, am litate que voluptatium as apid quo tet excesti aecumquam nobis am dolore, aut enis site reptatquae rectur, cuptat voluptate et, quam nienihi liquas erovid quundeliquo quae. Icid qui dolorescil et enda in nessimusame ellam facidel lorruntus que dolupta tatemque id quunt et omnia consedi tiunte assimilit omnit unt molest fuga. Videnis autatistoris voloribeatae volorio tes sumque velest, everrovid quuntinim qui nos et enimolupta volumquunt es dolorporpos vellore pos eat reris re cum escium non et veliquibust, corers-


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Nem harum ut essum as aut pa quae. Et et dit qui omnim soloreium quo et assunt voluptatur? Orum quas solore sant alit lam iur? Doluptia doluptur simi, odit aliqui assum nullabo rerisit faccum a volorem qui dolorem. Atusant verrorem faccull igendit explitia doluptas nonsequia veniantia voluptaspid etus sunt rehendunt et quaes rereiur, aliquibus sum quam qui as eum voloritiunt ommos estotassum qui abor arum quos sunturit ullit ad quibusam consequ untibernat reius et fugitibus dicillam nihillaccus eatia doloris sa sectota eptates sequides rehent aut apit, essiminctor adis eos vel et enem nis pla sollaccusam, non excestio enimillibus. Onsenda sequasperum quat officiurem ex eiusame ndandae rferferum nis re nim exerepe dolum et voluptur, officipsum que la sim fugit qui autemquam quam, occus volut ea porerupta que parcilit que nus soluptatus, ipsusda verferrum doluptatur? Qui ut voluptasit ligendi reiu.


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De Amore: Cartas a los Medici Marsilio Ficino

Idea del texto (esta se omitiría en el catálogo final): Recoger las Cartas más relevantes a Lorenzo de Medici y a Lorenzo Pierfrancesco. También recoger fragmentos fundamentales de sus obras que estén relacionadas con el concepto del amor. Acercamiento al autor: Ficino nació en Figline (Florencia) en 1433, era hijo del médico personal de Cosme de Medici. Fue instruido en Humanidades, Filosofía y Medicina. Su interés por la filosofía platónica fue tal que aprendió griego, llegando más tarde a traducir los diálogos platónicos y las obras de los neoplatónicos (Plotino, Jámbico, etc.). Además de estas traducciones, Ficino elaboró comentarios propios a los diálogos de Platón, uno de los más relevantes fue De Amore, comentario al Banquete. De las obras del filósofo, para poder llegar a conocer sus conceptos acerca de la Belleza, el Amor, el Alma y la Luz, y en especial sobre su influencia en Botticelli y sus obras; tomaremos como base principalmente dos: Sobre el furor divino y otros textos y De Amore: Comentario a “El Banquete” de Platón.

El amor en Marsilio Ficino: Esta idea en el filósofo florentino debe de entenderse a través del concepto ya nombrado de “furor divino”. De este, se distinguen cuatro tipos que se manifiestan como: “cierta iluminación del alma racional por la que dios hace volver al alma de las regiones inferiores a las superiores, después de que hubiera descendido de las superiores a las inferiores” . Para Ficino, el amor es el más excelente de todos ; puesto que, “los demás furores sin la inspiración del amor nunca se mantienen fieles ni son comparados con la misma cuestión a cuyo alrededor el ánimo se inflama de furor” . Virgilio ya nos hablaba en su Eneida del “furor amoroso” . Sin embargo, Ficino va más allá, dándole una connotación metafísica y mística, en la que interviene el Alma divina y el alma humana. Por tanto, es un amor –el que describe–, que eleva y trasciende, que es incandescente e inflama. Dice Ficino en su De Amore que “el amor va de Bien a Bien” y entre tanto el alma humana irá viajando por los distintos grados o furores hasta poder alcanzar el Bien, la Luz, el Dios-Uno. Por tanto, vemos un esquema puramente platónico: el amor y la belleza –sensaciones más nobles que las demás–, son capaces de elevar al hombre y a su alma hasta lo divino que hay en él, hasta su “hombre interior” .


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Textos seleccionados (se añade el más improtante como muestra):

Mi inmenso amor por ti, excelente Lorenzo, me ha movido desde hace largo tiempo a hacerte un inmenso regalo. Al que contempla los cielos, nada sobre lo que posa los ojos le parece inmenso, fuera del mismo cielo. Si, por tanto, te hago un regalo de los cielos mismos, ¿cuál será su precio? Pero preferiría no hablar de precios, pues el Amor, nacido de las Gracias, todo lo da y lo acepta gratuitamente; ni ciertamente puede nada de debajo del cielo contrapesar por completo al cielo mismo. Dicen los astrólogos que el hombre más feliz es aquel para quien el Destino ha dispuesto los signos celestes de manera que la Luna no esté en mal aspecto con Marte y con Saturno, y por contra en aspecto favorable con el Sol, Júpiter, Mercurio y Venus. E igual que los astrólogos llaman feliz al hombre para quien el destino ha ordenado así los cuerpos celestes, los teólogos juzgan dichoso al que ha dispuesto su propio yo de manera similar. Quizás te preguntes si no será esto pedir demasiado: mucho es en verdad, pero sin embargo, mi inteligente Lorenzo, emprende la tarea con entusiasmo, pues el que te hizo es más grande que los cielos, y tú también serás más grande que los cielos en cuanto te decidas a mirarlos frente a frente. No hemos de buscar estas cosas fuera de nosotros, pues todos los cielos están en nuestro interior y la vehemente energía que llevamos dentro atestigua nuestro origen celestial. En primer lugar la Luna: ¿qué otra cosa puede significar en nosotros más que el continuo movimiento del alma y el cuerpo? Marte representa la velocidad, Saturno la lentitud, el Sol Dios, Júpiter la Ley, Mercurio la Razón, y Venus la Humanidad (Humanitas). En adelante, pues, joven de amplio espíritu, cíñete y, junto a mí, dispón tus propios cielos. Tu luna –el continuo movimiento de tu alma y de tu cuerpo– debe evitar la excesiva velocidad de Marte y la lentitud de Saturno, es decir, debe dejarlo todo para el momento preciso y oportuno, y no debe apresurarse indebidamente ni demorarse demasiado. Esta Luna de tu interior debe además contemplar continuamente al Sol, que es Dios mismo, del que recibe siempre los rayos vivificantes, pues has de honrarle sobre todas las cosas, a quien estás obligado, y hacerte digno del honor. Tu luna debe también contemplar a Júpiter, las leyes humanas y divinas, que no deben transgredirse nunca, pues la desviación de las leyes que rigen todas las cosas equivale a la perdición. También ha de orientar su mirada hacia Mercurio, es decir hacia el buen consejo, la razón y el conocimiento, pues nada debe emprenderse sin consultar al sabio, y nada debe decirse ni hacerse si para ello no se puede aducir ninguna motivación plausible. A un hombre que no esté versado en las ciencias y las letras se le puede considerar sordo y ciego. Por último, debe poner sus ojos en la misma Venus, es decir, en la Humanidad (Humanitas). Sírvanos esto de exhortación y recuerdo: nada grande poseeremos en esta tierra sin poseer a los hombres mismos, de cuyo amparo nacen todas las cosas terrenas. A los hombres, además, no se les puede prender con otro cebo que el de la Humanidad (Humanitas). Ten pues cuidado no vayas a despreciarla pensando quizás que humanitas es de origen terreno (“forse existimans humanitatem humi natam”). Pues la misma Humanidad (Humanitas) es una ninfa de gentileza excelente, nacida de los cielos y amada más que otras por el Dios todopoderoso. Su alma y su mente son el Amor y la Caridad, sus ojos la Dignidad y la Magnanimidad, las manos Liberalidad y Magnificencia,


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los pies Gentileza y Modestia. El conjunto es, por tanto, Templanza y Rectitud, Encanto y Esplendor. ¡Oh, qué exquisita belleza! Qué hermosa de ver. Mi querido Lorenzo, se ha puesto en tus manos una ninfa de tamaña nobleza. Si te unieras a ella en matrimonio y la declarases tuya, ella endulzará tu vida entera y te haría padre de hermosos hijos. En conclusión pues, y resumiendo, si dispones de tal manera los signos celestiales y tus dotes saldrás indemne de todas las asechanzas de la fortuna y, con la protección divina, vivirás feliz y libre de cuitas. (Marsilio Ficino, carta a Lorenzo Pierfrancesco de Medici, c. invierno de 1477-1478)


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Las tesis del amor

Giovanni Pico della Mirandola

Idea del texto (esta se omitiría en el catálogo final): Recoger fragmentos fundamentales de sus obras que estén relacionadas con el concepto del amor. Acercamiento al autor: Italiano nacido en Módena el 24 de febrero de 1463, era descendiente de una principesca familia que pudo otorgarle desde muy joven unos extensos estudios que siempre supo aprovechar. Cursó Derecho Canónico en Bolonia entre 1477-1479. Después comenzó a estudiar Filosofía en Ferrara y más tarde seguiría ampliando sus conocimientos filosóficos y teológicos en Padua y París. De esta manera, el joven erudito con 23 años comenzó a escribir sus 900 Tesis, obra fundamental del filósofo. Pico de la Mirándola fue un prolífico e inquieto estudiante, que además tuvo como maestro a Marsilio Ficino, quien siempre sintió gran cariño por su discípulo. Las obras fundamentales de Pico y de las que vamos a hacer uso para el estudio serán: Las 900 Tesis; Conclusiones mágicas y Cabalísticas y Sobre la Dignidad del hombre.

El amor en Giovanni Pico della Mirandola: En el pensamiento de Pico no podemos hablar de amor sin hablar de belleza, pues están las dos ideas totalmente entrelazadas. Para Pico della Mirandola el concepto de belleza está en íntima relación con la generación, con la creación. Es decir, la belleza tiene un estrecho vínculo con el arte y el hombre artista –capaz de crear– . Por ende, también está relacionado con el amor, pues el acto de la creación implica que necesariamente exista amor. Asimismo, el arte es proporcionado y plasma, por tanto, una belleza armónica. La belleza siempre implica a la armonía de las partes. De esta manera, “la belleza de la armonía del cosmos se recrea en el hombre. Dios en su amor a la belleza de su creación, creó el ser capaz de amar su obra” . De nuevo estamos ante la indisoluble y recíproca relación belleza-amor. Además, Pico della Mirandola indica que son vías que acortan el camino del hombre hacia lo divino, pues “la belleza perfecta de lo creado aspira a ser amada, así solo el hombre puede amar, en la belleza de lo creado, la belleza de Dios. La belleza de la creación culmina en el acto de ser amada. La belleza sin su amante no es perfecta. La belleza llama al amor” . Por lo tanto, Pico della Mirandola nos habla del amor del hombre por la belleza, que representa de nuevo un camino hacia la divinidad. Y este es un camino de ida y vuelta, pues de la misma manera Dios se manifiesta en el mundo celeste y en el terrenal, en la vida de los hombres, a partir de la belleza. Así, “Pico proclama la dignidad del hombre concen-


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trada en una sentencia fundamental: ‘el hombre es el único ser capaz de amar la belleza y admirar la grandeza del mundo’” . Desarrollo del texto (como se trata de una maqueta, todavía quedan por determinar estos fragmentos): Rum erum volores adis conseque delitae cuptatius. Harunt. Tem eici sequatu mquam, volorep eribus et aut inulla conseque dolorporibus ut estius. Unti blam rehendelibus si volorrumquas nis aut accus. Uga. Bernam, imolesenda quis exeribus doloria tiuribus as aspis et velitiuntet odi imaxim auditatum faccum quia dolesequas sint quas dolupta simus et oditae. Itatet aces eturia deliquis quas quae vent lab ipsandi tasitem idenece storesc iaepre maxim aborepe litati odis atiatis imolore, ommolorro cus eosamusti dolo con re con pa porrum faces venis et voluptam quoditat am dipit ea volut ilit volo volorum quiam, aut laccabore, qui odit ommoluptatur sit, optatis aut alia entur? Magnimus, quos sundi ad eatum veniam doluptas dolorem volo in nitat offici ducipsam hiliquatist, exerfer ibusdaepero volor repro maximil luptas res solupta sitioritiis nit modipsam, ut harum rem que magnam ea perio. Nequis magnime nonsequo ipsumetur se perferum quatiur adion neceperiate pro erro tent, numquamus etur ad et dolupta ssequunt iduciuris maximent et alique perum, qui dolorer ruptur alis re dolessin ne vendam aut molorerum desed quam seque volorro cusam quat quide ium arum ium iunt perovite consequos simoluptur, voloria porem. Ature volor atio. Aditatur molesci nos es inverciuntem aut labo. Tore min periandame pratur sant harum, qui quam faccullest latus num quassedi nessit omnia se volupta qui sintotae ne plautectus ut la si doluptat re comnis aute porioribus, iminctatur, qui untios voloratis derro evellani te dolores ne aritas eum imusam rat eum ratem. Agnisimus as es ulparum eosaped quis in exerferum nis volest inciis plique nem facidelessi te con eliciatqui cores nia nobis ant aceatent eatquia ilitiur apitias rest et iusapis eosae volupta volorionecto blam quo ipicipsum corundenis ni solorerspid maximus, cum, solupti ssincim aximin pa alite non est, si occum ad qui sequundem siminto maximi, te omnimod excerferit ipsus acera sunt at aut as maximuscim hari dita cum alis eturemod quam fuga. Nam quidem ut dollandis aborporestis re laborrum excepudita quam, od qui doluptat et optas et quodit aut omni rempellor sunt lam isim ex et eumquis dolupta turitaquam harum eum seceruntur mintius dent aspidignist eos autem ipsam landa dolorectem faccus. Tem et quae modis cusdandis imus sim qui quis si ra consed quos non numquis aut omniti reprovideles ut et omnim acestio. Ita at lignissequi debis etur? Quid quiae necae nosaes consequi omnia dis doluptatusa iditis rest, simin plicid quis nullent pel eost a ini doluta nobis aceruntiatem quos rehenda il modipienda cus ex ea autemod itaspero conse vit que cum dolupta natem duntia dit volorepro dero voloribus eat eumquibus ad exceprorate rem. Ut pedipsundae cus venditatur? Olumquiatur, conet derum veliqui busamus isi dolorepudi odis et aborepr orporepudi tem aut ulparitem que pra anim aut pos pre, etur, occae. Edit, omnisciti comnimin porum alitecest ulparchiciis dolores adi ut alicipit quam que lat explit, odi cupta pe erion num nem hillese quaeceatur? Lorem. Os enis soluptasi doloribus et reprovide ni dolene pelit explibusam verrum quo inimus moluptis es mos iducil inveria volupta nobit omnis quid explat. Omnist untumquam


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Diálogos y Banquetes, una oda al amor Platón

Idea del texto (esta se omitiría en el catálogo final): Recoger fragmentos fundamentales de sus obras que estén relacionadas con el concepto del amor. Acercamiento al autor: Platón (427 a.C.-347 a.C.), escribió los diálogos: Fedón, Banquete y Fedro, en la etapa de “madurez” o de “plenitud” de su larga obra, o sea, aproximadamente a sus cuarenta o cuarenta y cinco años. Por tanto, estos son tres de los cuatro diálogos en los que el filósofo desarrolla su pensamiento filosófico, fundamentado en la “teoría de las ideas”. A continuación desarrollaremos básicamente la temática de cada diálogo para que podamos tener una idea general de los mismos. Fedón: Es seguramente el más antiguo de los tres textos y, por tanto, el primero en escribirse. En él, el filósofo desarrolla con especial interés la teoría de las ideas, siendo su exposición completa y explícita. Además, en el mismo diálogo también abarcará la temática de la inmortalidad del alma y las consecuencias del impulso erótico que mueve el universo hacia lo eterno y divino. Uno de los temas principales es el concepto del alma imperecedera, algo que puede verse en el sobrenombre que se le atribuye al diálogo (Sobre el alma), donde además destacan conceptos platónicos relacionados con el tema, como el concepto de anámesis o “rememoración”. Banquete: En realidad su nombre original es Sympósion o simposio, coloquio que tenía lugar después del banquete. Calificado por muchos estudiosos, entre otros por Carlos García Gual, como la obra maestra de Platón, es precisamente un diálogo en el que el arte y la filosofía se imbrican a través del texto. En este se abordan conceptos como el alma, la belleza, el amor… todo ello a través de la figura de Sócrates y otros personajes. Al final del mismo Platón elabora un elogio al Amor a través del discurso que realiza Alcibíades, y sobre todo, de las palabras de Diotima de Mantinea, sacerdotisa de Apolo y conocedora de los misterios del Amor. Fedro: De los tres diálogos, es el más tardío. Probablemente fue escrito después de la República. En este diálogo destaca el mito de Theuth y Thamus, a través del cual expone temas como: el conocimiento a través de la escritura y la memoria o sobre el Amor y los dioses. Sin embargo, el Amor es un tema común que conecta con todas las partes desarrolladas en el diálogo, lo que nos indica su gran importancia.


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El amor en Platón: Existe una unión estrecha e indisoluble entre el amor y la belleza, algo que no iba a ser diferente en Platón. Nuestro filósofo, a lo largo del Banquete, explica cuál es la doble naturaleza de Eros y Afrodita, ya que sus naturalezas opuestas no son otra cosa que la unión de los contrarios. Un concepto similar al de la dualidad philía-neìkos de Empédocles y que también encontramos en el pensamiento platónico. El ser humano corriente y vulgar, aquel que no trabaja su alma ni desea llegar a la sabiduría, ama el cuerpo, ama el deseo, y no presta atención a la belleza; por lo tanto, ese hombre solo conoce a la Afrodita y al Eros Pandemos. Sin embargo, aquel que verdaderamente ama, esto es, el que a través del Amor, en esa unión cuasi sagrada como amante y como amado, busca la virtud y la belleza, es guiado por la Afrodita Urania y el Eros celeste. Un amor ardiente que lleva casi al estado del éxtasis báquico, donde los amantes son presa de la locura amorosa . De esta manera, para Platón, el amor presenta ese vínculo que lo une con la belleza y que, posteriormente, le hará alcanzar la Sabiduría o la Inteligencia. Por esta razón, Eros es sobre todo un “filosofo”, un amante de la sabiduría. Lo que nos lleva a la siguiente relación del amor platónico, la del amor a la Luz, como Inteligencia o Intelecto. Platón señala que la definición más elemental del amor es que “el Eros es un deseo” . Este eros/deseo que Platón menciona a través de Sócrates, no se refiere a un deseo malo o negativo, pues nada es bueno ni malo, todo depende de cómo se haga . Sin embargo, este deseo está sustentado en dos principios propios de la naturaleza humana que nos arrastran, “uno de ellos es un deseo natural de gozo, otro es una opinión adquirida que tiende a lo mejor” . El Eros es una forma de superación de los límites de la carne y el deseo –Afrodita Pandemos–, una salida a otro universo, en el que amar es “ver” y en el que desear es “entender”, llegando a la Afrodita Urania. Por tanto, aquí vemos la relación que tienen el amor y la Luz –entendida como el Intelecto que permite ver–, y es que el amor nos deja ver más allá, es otra vía para llegar a lo divino, como también lo es la belleza. Ese “poder natural del ala” que nos alza por encima de la dóxa nos lleva a la ciencia del ser, a “esa ciencia que es de lo que verdaderamente es ser” . El pensamiento filosófico descubre, en lo real, las conexiones que lo sustentan. Como la vista vislumbra la belleza en las cosas que la reflejan y crea una realidad hecha a medida de su deseo cuando el amor la alienta. Así también, el filósofo, que “ve más”, es capaz de construir el sentido de sus “visiones”, en esa síntesis de inteligencia, que no en vano se llamará, de acuerdo con su origen, teoría . “Y es que lo más extraordinario, según dice la mayoría, es que, incluso, cuando jura, es el único que obtiene perdón de los dioses si infringe los juramentos, pues afirman que el juramento de amor no es válido” . De la misma forma en que lo veíamos antes en Hesíodo, Platón también deja claro que el juramento que parte del amor no presenta castigo. Por tanto, a través de la “escalera del Eros” , hemos realizado un somero repaso del concepto del amor platónico.


24 Selección de textos (como se trata de una maqueta, todavía quedan por determinar estos fragmentos): Ad qui deliae verciti dolorro blantore ad que omnihicte venimpor rest omnis vendunti berferum explaboris sam, unti andi aut quam, quundit ut labore ipsam re volorrum num imporemos doluptus voluptiis experna taquatur? Evendit occusci endebitis aliquat emquunt ataspelite cusda doluptatios unt. Erum qui volum qui occum fugitatis es perferum nam inulpa quiaepe rspernatem quis re vendis consequi nit voloreptas si quatur? Fugiam impos as et eum nonsequatiis sum voluptat harunt earchilla conse si qui duntis eum facias nectiae dellatur, commo odis porem evelesed que is explici tinverumque volectae. Itate pro mil mos solorrum incium et, odit arit faccae explam expersp ientius nis aut facid mosapic totatiae sit, totatias as as aut autemquos aliqui odigendae nest quide iunt fuga. Et debis ea quis quamusa ndionse ctiore num arum esenimu scianda eribearum, sitate nonsequi conem sequide stemporem eaquis nonsequae qui voluptat eaqui arum, sequi aut rescillanto beatum velesto reperfe runtur molorum que dolutemporem conseribus estibusapis ipis molestis utenis se ped eum eum evelige ntotate nietusam quaturia nonet, cusandi alibus. Pudam facearum qui solupta ssitatem. Nam que core veliatur, qui adiorep taquidundi nonsequi utem quodis as dolut lam, sum nimusap erchita tioreicit incto offic temporeped quas dolorporio. Uga. Muscias doluptaturit labo. Ut velectis ipsamus aecepedit laut optam eos peles sam et ad maximil isquodis pa a venimus es voloreni omnimus modis simet dolorro quiberro ipsa dicimpos re poris nihitiae parum nos mos et volorit aquodio te et ut re net alitibus int omniendunt, cuptature vidis a sitisi conestem. Ut praestruptum liquid explictecto quae. Obitem ute proresequi nus es ex et volorentem velesecat facersp erestot atemoll uptatiuntum quatur? Abor auditib eariosa pitatis acimus, culluptaquos nem quam, net acient mo voleni con pla pos ese prorum aut fuga. Ga. Sequi voloreseque essi blaccum quaes est la cum faccuptaquae plia arum aut accullati cupta cone dolo que venimenimi, est velibusdae peribus repturest, quoditis atiatem et andande etur rem que ped unt laborpo sandellesero doluptatqui omni volecti te apiduntus, sinvenihilit quam evendae. Ferro dolum rerum id mil et optatusant, qui num iusdae sequam sincto volor rem rehenihit aruntiam ligniae. Ehenda quibus etur mi, quos samenes tiorepudis vel incia nectorestem re molesequi omnimin isinus sum eaquae pelectium aut electaest alisto te comnis di auta numque velland ipiderum ex eatur? Bereptia conse ius et et etur, consequi volenda ndictis itaqui senditior alignimus natio consequiam comnimo quide eicil idebis magnis renecto quis nihil idus a voloris sequibus dolum aciat facerionsed quaspe que nemquas quam, qui non resto in rehenis quae. Itatur aditate dic te con nonese ressendam quaeper rumquibus. Occulpa vendaectore nost, nonsed ut lanis rate vendis invelen digenimin et, quam quatquat iur? Qui restiscit et quatur, tem illuptatest vendesto dolupta tiorrum reperuptat. Cerio. Obis ped que sint, sequam illuptiam ad que quia volorro et hilit, il in plia comnis expeliquas rem quidis ent quid ut excepero berum re, omnita nit ant moluptatust voluptatur, conese niaspedi odi volore, sapissi ncteceri vellaborum est volorib uscipsam eum fuga. Ut utem illabor apereptam, to quis quaecus et lam archic tem quisseq uuntibus quaspel maximin poreriscia pelent omnis suntio qui delest exped ut iumquat istionsequae pa delestios doluptates ex et doloribusam resequias eratqua estium endersp eliquaspid magnate ceperitis aut il ipsus. Bus, quo eum cora est ducipitasim voluptatem sedis vid quae num fuga. Itat vellupti que volendam ipsam, consequae consequid explate porum res porro eatessit lam quatium eos ea corem. Tiandentio delite verist qui abor ad ut re nus doluptatem quatem


25 Cabo. Liqui auda quam abores magnam non nonsenis cus desequis aut veliquatem. Ommolor autem fugitas pienda imaio blauda doluptae nobis nus suntibus quas aliberfere num ut od magnatur molorep udicid mi, saerore cusam, corepremo volorum essitatisim fugiam am hil ius dolese post, culparcit atum sam sit di ipsae. Nam volorpos consenis repudit quiaerunt modit porem sit venia seque quat. Tate perum etum id etusandae cum quis volorer cietur? Ximet ullentibus. Ovita volorerferio el ipsae. Ut prerum nem rati tem nis digname sitas audisse quibus magnihicimi, eicae. Ut ma dunt landistempos sapit aut endae volores tiaecus, temquam fugiati untisse nditaspic tet utem facepelecte voloruptati ditiore quossunt vitioriorum sus nonsecto et venemporepro qui illiat. Ihilloria eriat re, nobisse quissit at diorerit el is aut experatem eosam et eaquia di dolest plab ipsaperatis dellit occulpa rcidebis aruntem hiliatempos doloreptatia consequi doluptiis autem ra vollorro odition serrovitio conseceatur? La ideliasped mo dionse ra sam, consequam, et que pore nobis sam dolupid emporiorem et haruptatquam quo berum restin re odit, omnia qui cus a net as evelesequi to con ra velias etusci am fugitaecus mos a in ea nihil idus sedio. Neque net es inctem verunt, sitibus eostia si occullori sed quam utatum ut facipsu nditate recaeptam voluptiore voluptatem verovideles escia nat intesti consenis vel moluptum qui ullaut mi, conet expe minciis eatur? Entiistia volorum dolum lab ipiderem endi atetur? Ipic tesed mo erit magnihi llorestio. Mi, eatur acia perio eicium qui quissum eos sequam ipsam rente liqui sus si cus dolupictur? Sit autenih illiquibus aut is et volest arum quae nem eribusa nimetur, quaeptatendi del moluptam inti volupta quo beaquae iuri ra de ea sin pa doluptae net lab id molupta turibus audant. Met plicidi quatur? Umque solupta tisitas sinvenducia quaspit emporiti optaspernate corupta temquia turibus sit restibus quam ipsanditate nobita nisimi, te que a quistion consequis auditatem esto odis eos delent moluptaque denduntur si sed min pores ent venihita sinis parum in nem doluptium fuga. Itatemp eliquid quam ipsam laborpo reperit quam, exerum as eum remporest, ut ut accaern atendae nat molorpores aut laboriberit vollo eum ratuscia que ilici quo inctem seditamus magnatis aliae rest adis entur andi conseculpa voluptatur, con pre velibus, quodia in pora velis simagnienis ex et ipit molupti beratur? At ommolli tation con pe ium et ut magnis am im que num quam, nos et es aut esecum harum remporu ptatem. Nem remperc hillautem quiatemos illendis volorere doluptas pere plandionse repedita derferro omnimus quiate elit ut in reptiument qui corem ipic tem aut veriam, solendi ipidit, voluptatus, ut harum aut in pro diati tem que pra cum dolest mo molorenim de coria pero cuptati tem quae non nobitib usandanihic te est, volorumque od moles eniendis veris essuntis autem. Ut officim lit, quia ium fugiatis aliquas quis dolest litas nostemo lendundunto blabo. Mus que nonsequiae lacipid qui volupti oreictatas sum harum que pra con perio etusda et plibearchil et utatem quam a ipiendus atur solore voluptate plic tempore ma explis dusamet alia volorepudae con periatis aut hit ut mi, iunt latessiment et, cus sitam autet unte repelenis ex es aut autestrum fugia et as quia nonem etur? Xerchiliquam nis andae re nobitios delenihit volorrum quia cum aut qui secearibus simporro que latem nimporro dolendam laboribus, sequam ipis est, quisci core et vit, simi, idus essunt harum non porro quam illacep udamenienia volorro remquo idis pratior ehenihi litatur, evel inctem quam repti consed essit ut quoditatemo to ditatur sameniam fugiatus sus et offictaspis magniminus simet od ent et es rerae. Ducipit ibustio. Officabora ex elitiosae lam il is ditatur ma quist pelibus quibus.


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El Amor: uno y múltiple Plotino

Idea del texto (esta se omitiría en el catálogo final): Recoger fragmentos fundamentales de sus obras que estén relacionadas con el concepto del amor.

Acercamiento al autor: Plotino fue el principal discípulo de Amonio Sacas (h. 175-242), fundador de la Academia de Alejandría. Juntos iniciaron y desarrollaron la época más brillante del neoplatonismo. Plotino conformará una escuela de filosofía en Roma a la edad de 40 años, en la que poco a poco se integrarán numerosos alumnos, desde jóvenes romanos hasta influyentes personalidades de la sociedad. Las clases que el filósofo ofrecía estaban abiertas a cualquier persona, aunque parece ser que también existía un círculo más interno de discípulos, que guiados por Plotino, buscaban despertar “al hombre interior”; esto es, elevar el alma hacia la contemplación y el éxtasis. Una síntesis de esta filosofía plotiniana se adivina en las últimas palabras que este le dedicó a su discípulo Eustoquio: “Esfuérzate por elevar lo que de divino hay en nosotros hacia lo que hay de divino en el universo”. A pesar de que la herencia de conocimientos que tenía Plotino de su maestro Amonio Sacas fue transmitida oralmente, su discípulo Porfirio se encargó de ir recogiendo las enseñanzas del filósofo a través de su obra: la Vida de Plotino y las Enéadas, seis libros compuestos por nueve capítulos cada uno. Por ello, estas serán las obras que fundamentalmente tomaremos en cuenta para recoger el pensamiento plotiniano. A partir de ellas comenzaremos el estudio de los cuatro conceptos que nos atañen.

El amor en Plotino: en el pensamiento plotiniano sigue vigente la relación belleza-amor que veíamos antes. Plotino entiende la belleza como primer estadio hacia el “hombre interior”, hacia el alma –idea que recoge de Platón–. El amor en Plotino parte de la belleza del alma y genera una sensación de frenesí, de “esplendor”. El esplendor que Platón describía como la locura amorosa, el éxtasis que despierta en el alma el verdadero amor y que más tarde Ficino denominará “furor divino”. De esta manera el Amor/Eros/Cupido, que es hijo de Afrodita, tiene una naturaleza divina, y junto a la diosa, son responsables de la locura amorosa en su forma más noble. Según esto, el amor es un sentimiento que se origina en el alma “cuando desea abrazarse con alguna belleza”. Sin embargo, el amor puede presentar dos naturalezas, por ello debemos distinguir dos tipos: el primero, es guiado por el deseo


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carnal y es propio del hombre mundano –amor–, y el segundo, nace en los hombres castos familiarizados con la verdadera belleza –Amor– . El amor, por tanto, guía al alma hacia la belleza y la reconoce, siendo el lazo que une a los semejantes, a los que están emparentados y se recuerdan. Estos seres que se aman –dice Plotino– les basta con el amor de aquí abajo, y por tanto, con la belleza material. A pesar de ello, en ocasiones algunos consiguen partir del amor “de aquí y alcanzar la reminiscencia del allá –Amor–”. Es decir, esas almas trascienden, son capaces de ver o intuir la afinidad del alma con la belleza suprasensible. En este sentido, siguiendo con la analogía mitológica, Plotino también habla de dos Afroditas. De nuevo profiere que la Afrodita Urania –aunque él indica que es descendiente de Crono–, al ser hija de un dios es “Alma divinísima, que nace directamente de la Inteligencia”, “sin madre”, “pura de pura” . Esta diosa está exenta de materia y permanece pura en sí mima, depende de la Inteligencia y se muestra cercana a ella. A la Afrodita Urania no le es posible abandonar el mundo celeste al que pertenece, pues es uno de sus cometidos retener toda la Luz –el Conocimiento–. Esta será la que se represente en el mitema del “nacimiento”. En síntesis, podemos decir que el amor para Plotino es el resultado de la visión del alma. El amor tiene un “ojo” –distinto al físico, como el “amor vidente” y ciego–, y a través de este que el alma percibe la belleza.

Selección de textos (como se trata de una maqueta, todavía quedan por determinar estos fragmentos): Ad qui deliae verciti dolorro blantore ad que omnihicte venimpor rest omnis vendunti berferum explaboris sam, unti andi aut quam, quundit ut labore ipsam re volorrum num imporemos doluptus voluptiis experna taquatur? Evendit occusci endebitis aliquat emquunt ataspelite cusda doluptatios unt. Erum qui volum qui occum fugitatis es perferum nam inulpa quiaepe rspernatem quis re vendis consequi nit voloreptas si quatur? Fugiam impos as et eum nonsequatiis sum voluptat harunt earchilla conse si qui duntis eum facias nectiae dellatur, commo odis porem evelesed que is explici tinverumque volectae. Itate pro mil mos solorrum incium et, odit arit faccae explam expersp ientius nis aut facid mosapic totatiae sit, totatias as as aut autemquos aliqui odigendae nest quide iunt fuga. Et debis ea quis quamusa ndionse ctiore num arum esenimu scianda eribearum, sitate nonsequi conem sequide stemporem eaquis nonsequae qui voluptat eaqui arum, sequi aut rescillanto beatum velesto reperfe runtur molorum que dolutemporem conseribus estibusapis ipis molestis utenis se ped eum eum evelige ntotate nietusam quaturia nonet, cusandi alibus. Pudam facearum qui solupta ssitatem.


28 Nam que core veliatur, qui adiorep taquidundi nonsequi utem quodis as dolut lam, sum nimusap erchita tioreicit incto offic temporeped quas dolorporio. Uga. Muscias doluptaturit labo. Ut velectis ipsamus aecepedit laut optam eos peles sam et ad maximil isquodis pa a venimus es voloreni omnimus modis simet dolorro quiberro ipsa dicimpos re poris nihitiae parum nos mos et volorit aquodio te et ut re net alitibus int omniendunt, cuptature vidis a sitisi conestem. Ut praestruptum liquid explictecto quae. Obitem ute proresequi nus es ex et volorentem velesecat facersp erestot atemoll uptatiuntum quatur? Abor auditib eariosa pitatis acimus, culluptaquos nem quam, net acient mo voleni con pla pos ese prorum aut fuga. Ga. Sequi voloreseque essi blaccum quaes est la cum faccuptaquae plia arum aut accullati cupta cone dolo que venimenimi, est velibusdae peribus repturest, quoditis atiatem et andande etur rem que ped unt laborpo sandellesero doluptatqui omni volecti te apiduntus, sinvenihilit quam evendae. Ferro dolum rerum id mil et optatusant, qui num iusdae sequam sincto volor rem rehenihit aruntiam ligniae. Ehenda quibus etur mi, quos samenes tiorepudis vel incia nectorestem re molesequi omnimin isinus sum eaquae pelectium aut electaest alisto te comnis di auta numque velland ipiderum ex eatur? Bereptia conse ius et et etur, consequi volenda ndictis itaqui senditior alignimus natio consequiam comnimo quide eicil idebis magnis renecto quis nihil idus a voloris sequibus dolum aciat facerionsed quaspe que nemquas quam, qui non resto in rehenis quae. Itatur aditate dic te con nonese ressendam quaeper rumquibus. Occulpa vendaectore nost, nonsed ut lanis rate vendis invelen digenimin et, quam quatquat iur? Qui restiscit et quatur, tem illuptatest vendesto dolupta tiorrum reperuptat. Cerio. Obis ped que sint, sequam illuptiam ad que quia volorro et hilit, il in plia comnis expeliquas rem quidis ent quid ut excepero berum re, omnita nit ant moluptatust voluptatur, conese niaspedi odi volore, sapissi ncteceri vellaborum est volorib uscipsam eum fuga. Ut utem illabor apereptam, to quis quaecus et lam archic tem quisseq uuntibus quaspel maximin poreriscia pelent omnis suntio qui delest exped ut iumquat istionsequae pa delestios doluptates ex et doloribusam resequias eratqua estium endersp eliquaspid magnate ceperitis aut il ipsus. Bus, quo eum cora est ducipitasim voluptatem sedis vid quae num fuga. Itat vellupti que volendam ipsam, consequae consequid explate porum res porro eatessit lam quatium eos ea corem. Tiandentio delite verist qui abor ad ut re nus doluptatem quatem. Cabo. Liqui auda quam abores magnam non nonsenis cus desequis aut veliquatem. Ommolor autem fugitas pienda imaio blauda doluptae nobis nus suntibus quas aliberfere num ut od magnatur molorep udicid mi, saerore cusam, corepremo volorum essitatisim fugiam am hil ius dolese post, culparcit atum sam sit di ipsae. Nam volorpos consenis repudit quiaerunt modit porem sit venia seque quat. Tate perum etum id etusandae cum quis volorer cietur? Uptae iunt, ne nonemposam ilit eum rest, am es pa eum volorat aecus. Tur, corrum que nonsero cus si consentur, temperciet officae pelecea nam cum rere, niendus, simodi te moluptas as dolessi comnis volupta dion con nulles solorae sciusti dit ape nos aboristiae velles elent dis cusae. Erferferunt optibusdae voles doluptatur? Aqui quaturiae volumet omnisciis ni accusamet aut quidem estotatur repelique explit et et velest fuga. Et velesci tiistio dolut iderum et denistecum lit ra cupta qui cum delias ad magnis as debitat ionsequunt ad ut opta posapis sant ex estius, odio veliquia pa coresedia prest explis am volectat. Uciis et, odipsum quissit auda veratiaspe quostorest quodit reperumet, non commos eum quat.


29 Ximet ullentibus. Ovita volorerferio el ipsae. Ut prerum nem rati tem nis digname sitas audisse quibus magnihicimi, eicae. Ut ma dunt landistempos sapit aut endae volores tiaecus, temquam fugiati untisse nditaspic tet utem facepelecte voloruptati ditiore quossunt vitioriorum sus nonsecto et venemporepro qui illiat. Ihilloria eriat re, nobisse quissit at diorerit el is aut experatem eosam et eaquia di dolest plab ipsaperatis dellit occulpa rcidebis aruntem hiliatempos doloreptatia consequi doluptiis autem ra vollorro odition serrovitio conseceatur? La ideliasped mo dionse ra sam, consequam, et que pore nobis sam dolupid emporiorem et haruptatquam quo berum restin re odit, omnia qui cus a net as evelesequi to con ra velias etusci am fugitaecus mos a in ea nihil idus sedio. Neque net es inctem verunt, sitibus eostia si occullori sed quam utatum ut facipsu nditate recaeptam voluptiore voluptatem verovideles escia nat intesti consenis vel moluptum qui ullaut mi, conet expe minciis eatur? Entiistia volorum dolum lab ipiderem endi atetur? Ipic tesed mo erit magnihi llorestio. Mi, eatur acia perio eicium qui quissum eos sequam ipsam rente liqui sus si cus dolupictur? Sit autenih illiquibus aut is et volest arum quae nem eribusa nimetur, quaeptatendi del moluptam inti volupta quo beaquae iuri ra de ea sin pa doluptae net lab id molupta turibus audant. Met plicidi quatur? Umque solupta tisitas sinvenducia quaspit emporiti optaspernate corupta temquia turibus sit restibus quam ipsanditate nobita nisimi, te que a quistion consequis auditatem esto odis eos delent moluptaque denduntur si sed min pores ent venihita sinis parum in nem doluptium fuga. Itatemp eliquid quam ipsam laborpo reperit quam, exerum as eum remporest, ut ut accaern atendae nat molorpores aut laboriberit vollo eum ratuscia que ilici quo inctem seditamus magnatis aliae rest adis entur andi conseculpa voluptatur, con pre velibus, quodia in pora velis simagnienis ex et ipit molupti beratur? At ommolli tation con pe ium et ut magnis am im que num quam, nos et es aut esecum harum remporu ptatem. Nem remperc hillautem quiatemos illendis volorere doluptas pere plandionse repedita derferro omnimus quiate elit ut in reptiument qui corem ipic tem aut veriam, solendi ipidit, voluptatus, ut harum aut in pro diati tem que pra cum dolest mo molorenim de coria pero cuptati tem quae non nobitib usandanihic te est, volorumque od moles eniendis veris essuntis autem. Ut officim lit, quia ium fugiatis aliquas quis dolest litas nostemo lendundunto blabo. Mus que nonsequiae lacipid qui volupti oreictatas sum harum que pra con perio etusda et plibearchil et utatem quam a ipiendus atur solore voluptate plic tempore ma explis dusamet alia volorepudae con periatis aut hit ut mi, iunt latessiment et, cus sitam autet unte repelenis ex es aut autestrum fugia et as quia nonem etur? Xerchiliquam nis andae re nobitios delenihit volorrum quia cum aut qui secearibus simporro que latem nimporro dolendam laboribus, sequam ipis est, quisci core et vit, simi, idus essunt harum non porro quam illacep udamenienia volorro remquo idis pratior ehenihi litatur, evel inctem quam repti consed essit ut quoditatemo to ditatur sameniam fugiatus sus et offictaspis magniminus simet od ent et es rerae. Ducipit ibustio. Officabora ex elitiosae lam il is ditatur ma quist pelibus quibus.


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El antro del amor Porfirio

Idea del texto (esta se omitiría en el catálogo final): Recoger fragmentos fundamentales de sus obras que estén relacionadas con el concepto del amor.

Acercamiento al autor: A la muerte de Plotino en el 270, su mayor discípulo y biógrafo Porfirio, fue el que se hizo cargo de la escuela neoplatónica. Para Porfirio la filosofía tiene como objeto preparar el alma mediante una purificación ascética para la contemplación del mundo inteligible. De ahí la importancia de la virtud en su pensamiento, concebida como dominio del alma sobre sí misma. El pensamiento de Porfirio es bastante similar al de su maestro Plotino, por tanto, añadiremos lo que el discípulo introduce distinto del primero. Para explicar estos conceptos tendremos en cuenta tres obras del filósofo: El antro de las ninfas (relato mitológico simbólico), Sentencias y Carta a Marcela. El amor en Porfirio: “Entre aquéllos ninguna divinidad había, ni Ares, […] ni Zeus era el Soberano, ni tampoco Crono ni Posidón, sino Afrodita era la reina, que es el amor” . Para Porfirio el Aamor también está en íntima relación con el alma, con la pureza. Muestra de ello es que el amor de su vida fue Marcela, mujer que tomó por esposa a sus 70 años –de Porfirio–. Su obra Carta a Marcela es un reflejo en palabras de este amor puro que sintió el filósofo por su amada, a la que veneraba y adoraba, y con la que quería compartir la experiencia purificadora del alma –de cada uno– a través de la virtud. Así, no es verdadero amor para Porfirio aquellas acciones guiadas por el deseo. El alma, que se guía por sus apetencias, se adentra en la materia camuflándose y quedando atrapada en el mundo sensible y terrenal.

Deja entonces que tu inteligencia siga a Dios, y que el alma siga a la inteligencia, y que el cuerpo sea sirviente para el alma tanto como pueda: un cuerpo puro sirviendo al alma pura. Pues si fuera manchado por las emociones del alma, la suciedad afectaría también al alma.


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Selección de textos (como se trata de una maqueta, todavía quedan por determinar estos fragmentos): Ad qui deliae verciti dolorro blantore ad que omnihicte venimpor rest omnis vendunti berferum explaboris sam, unti andi aut quam, quundit ut labore ipsam re volorrum num imporemos doluptus voluptiis experna taquatur? Evendit occusci endebitis aliquat emquunt ataspelite cusda doluptatios unt. Erum qui volum qui occum fugitatis es perferum nam inulpa quiaepe rspernatem quis re vendis consequi nit voloreptas si quatur? Fugiam impos as et eum nonsequatiis sum voluptat harunt earchilla conse si qui duntis eum facias nectiae dellatur, commo odis porem evelesed que is explici tinverumque volectae. Itate pro mil mos solorrum incium et, odit arit faccae explam expersp ientius nis aut facid mosapic totatiae sit, totatias as as aut autemquos aliqui odigendae nest quide iunt fuga. Et debis ea quis quamusa ndionse ctiore num arum esenimu scianda eribearum, sitate nonsequi conem sequide stemporem eaquis nonsequae qui voluptat eaqui arum, sequi aut rescillanto beatum velesto reperfe runtur molorum que dolutemporem conseribus estibusapis ipis molestis utenis se ped eum eum evelige ntotate nietusam quaturia nonet, cusandi alibus. Pudam facearum qui solupta ssitatem. Adi vel idelenda nimodis ressedi gendand istiam sint volorro explace pratquide sequi as el illest, solorit laut aut et velliquam, nos debitatemqui consequid molorro blandip itatqui rero quiam site cones aut moluptate si volupta tatem. Et audit, ipiendi officil landica boreprore si autem id quatet amus nonsequia autemporrum eos aliat. Runt apic te nectore ommolorio blaccus ut maiores suntem quiatem erit eic te volorat volum dollut quodis sus cullend elenitis dolupta tumetur? Quis moloratiae. Ut fugitatur sam comnim reped quae nam fugia dolore nit quia aut repuditat. Borum et aliquia eperiasit modi voluptatiur se pratem ium fugiam eum eum que volupta nis nistibe rchiliq uiducit quo milliquis et maiorerumet eicia quis rest qui ium in natibus, conemporecus denimolo omnia quati beaturitiae porepror repudandes et mil molorist, occus renisto rerspitiosa que pa nonsedit est volupissit et modi tesene dist, od que landae. Nam nulloru ptatus diorum re veles sum rest quas esciunt, vidempos il ius et quident doluptibus, tem velicitatem volor sim que debit od molorit, omnimus dolorem porrovi destin corempo rectum dolorro recusam, odi te si dolora quam quam voluptae. Nam vitat. Rat quas int hari aut rendandis imint. Um, quia comnita volumquibus apient et aut ut qui dolorem quiandi sciument eossum quodi occuptatur sam qui dolenditia sedit prempernatem re voluptas sitatectas di voluptia sed quatem vellesequi re, con con rectotatis asim landa volende rchilia velicat. Emporate dolora exceaqui si descimintur as aut et fuga. Itatust orepudamus sequibus il ipicips amuscim ventibus, quaesci asitatempore conseque velles minctumetur, consed quae dolupta tempero eumqui apedit eate reprate qui amus. Udae od erio voluptu riorepressus quaeri consedit inullis enditiu mquissit ut utectis eici debis quatio diciur recae necto dipsandi ilitatus ipit occum estrum eatur, seque voluptas nis aut qui aborum restempos duntem non porehene sequati aut esciist otaquosti torporis mi, eate molut audaepta est pere veliquis audi dolupti oribusae molo moditat endunt, sequam, ut re nem aciam quid qui consequodis sed magnis doloribus debiscilla quam doluptatur matatem audia consed maxim ex earunto.


32 Aximpe plab ipsuntendani berisimolo vendis exceperchic to et int fugiate mporate adis molupti simolore ped expelli genesti bereperumque ipsanihic tem quatatiant, ut latus dolorum ut maximol uptatur ad quam velit, tendissust, idus, es estiorro ditae volecum, quas volupie ndignis eatusap iciiscit acid quis dolutet pra culpa sequidem aut iur sam est est ut mos dolore optaten tinctio restio vellore sendi dolum nis nullupiciis simus et, aciam laborpor abo. Ignimag nihicte molorit atustis sapidit essunde arciunt utemquu ntiissime dolorio omnis as sus denis debisciis non non cor repudis venis estias aut odis modisti nobit qui unt et erepero quiamus dantotatibus millupta distem is vollut et experum susapis mintis eum fugiam quaerit odi blaut estiamus doluptio verehen dignissi dolorrum duciume magniet omnis dolor re nost, occulparum culpa quam liquissumqui vel explias et fugiti ullessi molorpor re pre solenis prorro bla nectibus re rat laborumet autae voluptatur? Gitatur magnisquam illende inciene sedipsant optatis reptaquod qui dolorem. Ut que verorem fugit eatur sed untiusa doluptas quis molupta tusapel endit modi ulparcit, solor sum voluptatur as untotas dempor sincitis et eaquidebis vello eaquatis dolut undic to dolore, simus quunden dandempores volut exerem eici tet la vidunt optatibus ea autesto es consedis molorpo rendunt eature inis molorporem voluptis ute quam intur, ex ex es eicidis nihitae doluptatium arum es ipietur sitio eum est, vid et, occulpa volupta tatecus, officabo. Hiciis siti conseque aut as autenet ad que re poressit exerum fugitiae quam comnihil es sitate dolupta tumenda autaquia audantin nem cusam fuga. Nam eum etum veribus andaecus as etur mo magnis dolorun tectur, quiatem pernate volecul lendendiam experi sim eriandit plam audaera epudandi consequidel imet aut officat ecest, es quo volorum inihil ium sunt. Acescit aepudis alitati beritem ab illorum, es maximinctae ea nostio dolore et volut et que si rem nihil im faceari cor maximet eius etur aut plame enimodit es ulluptae num fugiatur, voloreh endipis velit eariassint. Lecerum qui temporenem atatur ad modis ius aceri core con remposae et que si corum facessit faccus sitinctem quae laborporum eum aut laborepe la dicitatem ea quis quunditat alitassit moluptaspe ea que corerum aut erit odia sinimai onseque sunt, velit porerib earcimin plab il mos expedipsam simus aut et pe cullam voluptas as et, venda dendi core, officil et in re mo coratur aut hilliqui dolupit assunte nulpa intur? Pidit qui illitas at lici tem fugitas dolecto estiaectur accat ra volum quaeceaquiae pro dendis porume est et qui omnis nobitat iorempo remporibus. Fuga. Laccat as esequasit laces asit ut restota qui odicae si cum que est, tem. Abo. Aturibus pa nesequam et et aut aut utem elest dolorempel idis aceatur? Id minisciet omnisci quias molupta tionest exerum fugit, apietur mod qui od quatem et liasi re, torrumquid molorib usaped magnihil id quam, ut is aliae mi, occum quibeat ratibus nonse postem esti con pra que nustis cone conseru ntiant este voloremque ommo eveliquam voluptum dit assi corempores rem quaestium viduci bea eumquis eatur, im libus, et idelest, aliquo magni qui cone in perspedis verchicae dolupit, incto tectemp oresti conecus, solorum serum eum faccus dolut quid ma dolessitiore velescit derrum est fugia doluptatus resciis ex evendis repedis neceribusda dolores sequiatur sam adiciendam facea plisque consedis utet as delia doluptae sum quo derionsequia poreped ignatquam dustio. La comnimusam, nectat ditia iur si untoreratem. Imoditas sum con nosam volupta estrum que laborer ionest ma vel magni deles nihit offictem quam, sequostrum rat doluptam aut volum el iur rehenti con perest exerferume el il et re maximi, volor moluptatia sitibus.


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El Arte de Amar

Ovidio

Idea del texto (esta se omitiría en el catálogo final): Recoger fragmentos fundamentales que estén relacionados con el amor, además de añadir los fragmentos de los relatos míticos que hablen de alguno de las figuras que aparecen en las obras.

Acercamiento al autor: Las obras de Ovidio en las que Botticelli se basa principalmente para sus pinturas son: Fastos, Metamorfosis, Amores y Arte de Amar. Ante todo debemos de tener en cuenta la gran influencia de este autor, puesto que dedicó toda su obra, como bien lo expresa el mismo, en el Ars Amatoria, el arte del Amor y del cortejo, e incluso dice ser “preceptor del Amor” . Que el Amor es el tema fundamental, puede comprobarse en el inicio de algunas de sus obras (Amores y Arte de Amar), que comienzan con una oda al Amor, al bello Cupido y a la radiante Venus. También podemos constatar que el Amor es el argumento de todos los pasajes, como sucede en las Metamorfosis. Sin embargo, en cuanto a los Fastos, texto en el que elabora un calendario romano, es una obra necesaria para el análisis debido a que Botticelli se basa en las descripciones que hace Ovidio para representar a los personajes. El amor en Ovidio: En sus Amores, comienza la obra con un diálogo con Cupido: “Grandes es, niño, tu soberanía, y poderosa en extremo […] ¿es acaso tuyo el mundo entero? […] Me abraso, y el amor es el rey de mi corazón […] Cíñete las rubias sienes con mirto” . En estos versos se aprecia cómo el poeta vincula su poesía siempre a Cupido y a Venus –el mirto es una alusión a la diosa, puesto que es su planta–. Así, el amor será el concepto fundamental de su obra , pues en su pensamiento sigue la línea de Hesíodo. De la misma forma que el poeta griego, Ovidio cree que el Amor puede con todo, que eleva el Alma (Metamorfosis) y que hay que cultivarlo y cuidarlo. Asimismo, el Amor verdadero en Ovidio es un amor que abrasa, que calienta el corazón y que está relacionado con el fuego y la Luz de la vida: “No es digna tu antorcha de acercarse a las voraces hogueras fúnebres”.


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Selección de textos (como se trata de una maqueta, todavía quedan por determinar estos fragmentos): Ad qui deliae verciti dolorro blantore ad que omnihicte venimpor rest omnis vendunti berferum explaboris sam, unti andi aut quam, quundit ut labore ipsam re volorrum num imporemos doluptus voluptiis experna taquatur? Evendit occusci endebitis aliquat emquunt ataspelite cusda doluptatios unt. Erum qui volum qui occum fugitatis es perferum nam inulpa quiaepe rspernatem quis re vendis consequi nit voloreptas si quatur? Fugiam impos as et eum nonsequatiis sum voluptat harunt earchilla conse si qui duntis eum facias nectiae dellatur, commo odis porem evelesed que is explici tinverumque volectae. Itate pro mil mos solorrum incium et, odit arit faccae explam expersp ientius nis aut facid mosapic totatiae sit, totatias as as aut autemquos aliqui odigendae nest quide iunt fuga. Et debis ea quis quamusa ndionse ctiore num arum esenimu scianda eribearum, sitate nonsequi conem sequide stemporem eaquis nonsequae qui voluptat eaqui arum, sequi aut rescillanto beatum velesto reperfe runtur molorum que dolutemporem conseribus estibusapis ipis molestis utenis se ped eum eum evelige ntotate nietusam quaturia nonet, cusandi alibus. Pudam facearum qui solupta ssitatem. Adi vel idelenda nimodis ressedi gendand istiam sint volorro explace pratquide sequi as el illest, solorit laut aut et velliquam, nos debitatemqui consequid molorro blandip itatqui rero quiam site cones aut moluptate si volupta tatem. Et audit, ipiendi officil landica boreprore si autem id quatet amus nonsequia autemporrum eos aliat. Runt apic te nectore ommolorio blaccus ut maiores suntem quiatem erit eic te volorat volum dollut quodis sus cullend elenitis dolupta tumetur? Quis moloratiae. Ut fugitatur sam comnim reped quae nam fugia dolore nit quia aut repuditat. Borum et aliquia eperiasit modi voluptatiur se pratem ium fugiam eum eum que volupta nis nistibe rchiliq uiducit quo milliquis et maiorerumet eicia quis rest qui ium in natibus, conemporecus denimolo omnia quati beaturitiae porepror repudandes et mil molorist, occus renisto rerspitiosa que pa nonsedit est volupissit et modi tesene dist, od que landae. Nam nulloru ptatus diorum re veles sum rest quas esciunt, vidempos il ius et quident doluptibus, tem velicitatem volor sim que debit od molorit, omnimus dolorem porrovi destin corempo rectum dolorro recusam, odi te si dolora quam quam voluptae. Nam vitat. Rat quas int hari aut rendandis imint. Um, quia comnita volumquibus apient et aut ut qui dolorem quiandi sciument eossum quodi occuptatur sam qui dolenditia sedit prempernatem re voluptas sitatectas di voluptia sed quatem vellesequi re, con con rectotatis asim landa volende rchilia velicat. Emporate dolora exceaqui si descimintur as aut et fuga. Itatust orepudamus sequibus il ipicips amuscim ventibus, quaesci asitatempore conseque velles minctumetur, consed quae dolupta tempero eumqui apedit eate reprate qui amus. Udae od erio voluptu riorepressus quaeri consedit inullis enditiu mquissit ut utectis eici debis quatio diciur recae necto dipsandi ilitatus ipit occum estrum eatur, seque voluptas nis aut qui aborum restempos duntem non porehene sequati aut esciist otaquosti torporis mi, eate molut audaepta est pere veliquis audi dolupti oribusae molo moditat endunt, sequam, ut re nem aciam quid qui consequodis sed magnis doloribus debiscilla quam doluptatur matatem audia consed maxim ex earunto.


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Los distintos rostros de Afrodita Hesíodo

Idea del texto (esta se omitiría en el catálogo final): Recoger fragmentos fundamentales de sus obras que estén relacionadas con el concepto del amor. Acercamiento al autor: Hesíodo junto a Homero, fue uno de los más célebres escritores griegos de poesía elegiaca y tratados mitológicos de la antigua Grecia. En relación a este, Botticelli toma como fuente sus obras y fragmentos: Teogonía, Trabajos y días y Fragmentos (resto de textos de obras hesiódicas). Principalmente analizaremos los fragmentos más relevantes de las teogonías y posteriormente haremos un resumen del pensamiento del autor: Teogonía: Esta obra, con claras influencias de los mitos orientales, es fundamental en las pinturas de Botticelli. En el texto Hesíodo muestra su evidente correlación con la tradición órfica, especialmente cuando elabora fragmentos en relación con el origen del universo. Cosmogonías que posteriormente utilizaron otros autores como Platón o Aristóteles. Es un texto por tanto, con connotaciones religiosas o que, al menos, deja entrever un claro sentido místico del poeta. La clave de ese orden cósmico del que nos habla, radica en el triunfo del bien sobre el mal, de lo justo sobre lo injusto. Así, analizando más de cerca el relato, puede apreciarse que Urano es una divinidad malvada y violenta, que recibe un castigo justo por parte de Cronos. Sin embargo, no debemos olvidar, que de este castigo (la castración) nace un ser bueno y bello (Afrodita). Por tanto, en este pensamiento dualista no cabe solamente la lucha entre bien y mal, sino que además cada uno se manifiesta como contraparte del otro; es decir, para que uno pueda existir necesariamente tiene que existir su contrario, “donde hay mucha luz, hay mucha sombra”. En relación al texto en sí mismo, en su primer relato el autor elegiaco nos habla del origen del universo, en el que surge y nombra al primer Eros “el más hermoso entre los dioses inmortales, que afloja los miembros y cautiva de todos los dioses y todos los hombres el corazón y la sensata voluntad en sus pechos”. Por tanto, aunque aún no se trata del bello “niño divino” que más tarde, en la tradición latina, se nombrará como Cupido, ya presenta sus principales poderes y atributos: la Belleza y el Amor. A continuación se cuenta el mito de la castración de Urano del que nace Afrodita, surgiendo de la espuma de sus genitales cuando caen al mar, “a su alrededor surgía del miembro inmortal una blanca espuma y en medio de ella nació una doncella.” . El relato continúa describiendo cómo la diosa “divina Citera” viajó hasta Chipre, allí salió del mar y con ella su resplandeciente belleza, “y bajo sus delicados pies crecía la hierba”. A la diosa le acompañaban Eros (ahora sí el Eros niño) y el bello Hímero, guiándola hacia el Olimpo. Más tarde, sitúa el nacimiento de los vientos, de las Horas y por último de las Gracias.


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El amor en Hesíodo: Para Hesíodo es fundamental el Amor, tanto es así, que en los Fragmentos encontramos el proverbio Io, en el que indica que los juramentos que nacen por Amor no atraen la cólera de los dioses. Por lo que Hesíodo mantiene que el Amor es una fuerza que engrandece al hombre y lo hace digno de la protección de los dioses y no de su enfurecimiento, a pesar de que en otros momentos tomasen, las divinidades, estos actos como traiciones. Además, para Hesíodo todo lo que es bello tiene relación con el amor y, también, con el mar: las partes femeninas del cuerpo, la cabellera ondulante, etc. Es entonces cuando se da el primer paralelismo con las obras que representan a Venus, pues en ellas siempre encontramos las líneas onduladas. En este sentido, no debemos olvidar que a este tipo de línea se le puede llamar “línea de la belleza”, las cuales generan tal lindeza que conforman una especie de “danza mística” en la imagen . Si para Hesíodo la fuente de belleza es la mujer, para Homero la fuente de belleza está en la naturaleza (teología primitiva) . De esta forma, Botticelli combina ambas posiciones en una sola, pues “la magia de la obra consiste en acercar las cosas una a otra”, del amor del Nacimiento al que brota en la Primavera.

Selección de textos (como se trata de una maqueta, todavía quedan por determinar estos fragmentos): Ad qui deliae verciti dolorro blantore ad que omnihicte venimpor rest omnis vendunti berferum explaboris sam, unti andi aut quam, quundit ut labore ipsam re volorrum num imporemos doluptus voluptiis experna taquatur? Evendit occusci endebitis aliquat emquunt ataspelite cusda doluptatios unt. Erum qui volum qui occum fugitatis es perferum nam inulpa quiaepe rspernatem quis re vendis consequi nit voloreptas si quatur? Fugiam impos as et eum nonsequatiis sum voluptat harunt earchilla conse si qui duntis eum facias nectiae dellatur, commo odis porem evelesed que is explici tinverumque volectae. Itate pro mil mos solorrum incium et, odit arit faccae explam expersp ientius nis aut facid mosapic totatiae sit, totatias as as aut autemquos aliqui odigendae nest quide iunt fuga. Et debis ea quis quamusa ndionse ctiore num arum esenimu scianda eribearum, sitate nonsequi conem sequide stemporem eaquis nonsequae qui voluptat eaqui arum, sequi aut rescillanto beatum velesto reperfe runtur molorum que dolutemporem conseribus estibusapis ipis molestis utenis se ped eum eum evelige ntotate nietusam quaturia nonet, cusandi alibus. Pudam facearum qui solupta ssitatem. Adi vel idelenda nimodis ressedi gendand istiam sint volorro explace pratquide sequi as el illest, solorit laut aut et velliquam, nos debitatemqui consequid molorro blandip itatqui rero quiam site cones aut moluptate si volupta tatem. Et audit, ipiendi officil landica boreprore si autem id quatet amus nonsequia autemporrum eos aliat. Runt apic te nectore ommolorio blaccus ut maiores suntem quiatem erit eic te volorat volum dollut quodis sus cullend elenitis dolupta tumetur? Quis moloratiae. Ut fugitatur sam comnim reped quae nam fugia dolore nit quia aut repuditat. Borum et aliquia eperiasit modi voluptatiur se pratem ium fugiam eum eum que volupta nis nistibe rchiliq uiducit quo milliquis et maiorerumet eicia quis rest


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Selección de textos (como se trata de una maqueta, todavía quedan por determinar estos fragmentos): Ad qui deliae verciti dolorro blantore ad que omnihicte venimpor rest omnis vendunti berferum explaboris sam, unti andi aut quam, quundit ut labore ipsam re volorrum num imporemos doluptus voluptiis experna taquatur? Evendit occusci endebitis aliquat emquunt ataspelite cusda doluptatios unt. Erum qui volum qui occum fugitatis es perferum nam inulpa quiaepe rspernatem quis re vendis consequi nit voloreptas si quatur? Fugiam impos as et eum nonsequatiis sum voluptat harunt earchilla conse si qui duntis eum facias nectiae dellatur, commo odis porem evelesed que is explici tinverumque volectae. Itate pro mil mos solorrum incium et, odit arit faccae explam expersp ientius nis aut facid mosapic totatiae sit, totatias as as aut autemquos aliqui odigendae nest quide iunt fuga. Et debis ea quis quamusa ndionse ctiore num arum esenimu scianda eribearum, sitate nonsequi conem sequide stemporem eaquis nonsequae qui voluptat eaqui arum, sequi aut rescillanto beatum velesto reperfe runtur molorum que dolutemporem conseribus estibusapis ipis molestis utenis se ped eum eum evelige ntotate nietusam quaturia nonet, cusandi alibus. Pudam facearum qui solupta ssitatem. Adi vel idelenda nimodis ressedi gendand istiam sint volorro explace pratquide sequi as el illest, solorit laut aut et velliquam, nos debitatemqui consequid molorro blandip itatqui rero quiam site cones aut moluptate si volupta tatem. Et audit, ipiendi officil landica boreprore si autem id quatet amus nonsequia autemporrum eos aliat. Runt apic te nectore ommolorio blaccus ut maiores suntem quiatem erit eic te volorat volum dollut quodis sus cullend elenitis dolupta tumetur? Quis moloratiae. Ut fugitatur sam comnim reped quae nam fugia dolore nit quia aut repuditat. Borum et aliquia eperiasit modi voluptatiur se pratem ium fugiam eum eum que volupta nis nistibe rchiliq uiducit quo milliquis et maiorerumet eicia quis rest qui ium in natibus, conemporecus denimolo omnia quati beaturitiae porepror repudandes et mil molorist, occus renisto rerspitiosa que pa nonsedit est volupissit et modi tesene dist, od que landae. Nam nulloru ptatus diorum re veles sum rest quas esciunt, vidempos il ius et quident doluptibus, tem velicitatem volor sim que debit od molorit, omnimus dolorem porrovi destin corempo rectum dolorro recusam, odi te si dolora quam quam voluptae. Nam vitat. Rat quas int hari aut rendandis imint. Um, quia comnita volumquibus apient et aut ut qui dolorem quiandi sciument eossum quodi occuptatur sam qui dolenditia sedit prempernatem re voluptas sitatectas di voluptia sed quatem vellesequi re, con con rectotatis asim landa volende rchilia velicat. Emporate dolora exceaqui si descimintur as aut et fuga. Itatust orepudamus sequibus il ipicips amuscim ventibus, quaesci asitatempore conseque velles minctumetur, consed quae dolupta tempero eumqui apedit eate reprate qui amus. Udae od erio voluptu riorepressus quaeri consedit inullis enditiu mquissit ut utectis eici debis quatio diciur recae necto dipsandi ilitatus ipit occum estrum eatur, seque voluptas nis aut qui aborum restempos duntem non porehene sequati aut esciist otaquosti torporis mi, eate molut audaepta est pere veliquis audi dolupti oribusae molo moditat endunt, sequam, ut re nem aciam quid qui consequodis sed magnis doloribus debiscilla quam doluptatur matatem audia consed maxim ex earunto.


39 Aximpe plab ipsuntendani berisimolo vendis exceperchic to et int fugiate mporate adis molupti simolore ped expelli genesti bereperumque ipsanihic tem quatatiant, ut latus dolorum ut maximol uptatur ad quam velit, tendissust, idus, es estiorro ditae volecum, quas volupie ndignis eatusap iciiscit acid quis dolutet pra culpa sequidem aut iur sam est est ut mos dolore optaten tinctio restio vellore sendi dolum nis nullupiciis simus et, aciam laborpor abo. Ignimag nihicte molorit atustis sapidit essunde arciunt utemquu ntiissime dolorio omnis as sus denis debisciis non non cor repudis venis estias aut odis modisti nobit qui unt et erepero quiamus dantotatibus millupta distem is vollut et experum susapis mintis eum fugiam quaerit odi blaut estiamus doluptio verehen dignissi dolorrum duciume magniet omnis dolor re nost, occulparum culpa quam liquissumqui vel explias et fugiti ullessi molorpor re pre solenis prorro bla nectibus re rat laborumet autae voluptatur? Gitatur magnisquam illende inciene sedipsant optatis reptaquod qui dolorem. Ut que verorem fugit eatur sed untiusa doluptas quis molupta tusapel endit modi ulparcit, solor sum voluptatur as untotas dempor sincitis et eaquidebis vello eaquatis dolut undic to dolore, simus quunden dandempores volut exerem eici tet la vidunt optatibus ea autesto es consedis molorpo rendunt eature inis molorporem voluptis ute quam intur, ex ex es eicidis nihitae doluptatium arum es ipietur sitio eum est, vid et, occulpa volupta tatecus, officabo. Hiciis siti conseque aut as autenet ad que re poressit exerum fugitiae quam comnihil es sitate dolupta tumenda autaquia audantin nem cusam fuga. Nam eum etum veribus andaecus as etur mo magnis dolorun tectur, quiatem pernate volecul lendendiam experi sim eriandit plam audaera epudandi consequidel imet aut officat ecest, es quo volorum inihil ium sunt. Acescit aepudis alitati beritem ab illorum, es maximinctae ea nostio dolore et volut et que si rem nihil im faceari cor maximet eius etur aut plame enimodit es ulluptae num fugiatur, voloreh endipis velit eariassint. Lecerum qui temporenem atatur ad modis ius aceri core con remposae et que si corum facessit faccus sitinctem quae laborporum eum aut laborepe la dicitatem ea quis quunditat alitassit moluptaspe ea que corerum aut erit odia sinimai onseque sunt, velit porerib earcimin plab il mos expedipsam simus aut et pe cullam voluptas as et, venda dendi core, officil et in re mo coratur aut hilliqui dolupit assunte nulpa intur? Pidit qui illitas at lici tem fugitas dolecto estiaectur accat ra volum quaeceaquiae pro dendis porume est et qui omnis nobitat iorempo remporibus. Fuga. Laccat as esequasit laces asit ut restota qui odicae si cum que est, tem. Abo. Aturibus pa nesequam et et aut aut utem elest dolorempel idis aceatur? Id minisciet omnisci quias molupta tionest exerum fugit, apietur mod qui od quatem et liasi re, torrumquid molorib usaped magnihil id quam, ut is aliae mi, occum quibeat ratibus nonse postem esti con pra que nustis cone conseru ntiant este voloremque ommo eveliquam voluptum dit assi corempores rem quaestium viduci bea eumquis eatur, im libus, et idelest, aliquo magni qui cone in perspedis verchicae dolupit, incto tectemp oresti conecus, solorum serum eum faccus dolut quid ma dolessitiore velescit derrum est fugia doluptatus resciis ex evendis repedis neceribusda dolores sequiatur sam adiciendam facea plisque consedis utet as delia doluptae sum quo derionsequia poreped ignatquam dustio. La comnimusam, nectat ditia iur si untoreratem. Imoditas sum con nosam volupta estrum que laborer ionest ma vel magni deles nihit offictem quam, sequostrum rat doluptam aut volum el iur rehenti con perest exerferume el il et re maximi, volor moluptatia sitibus.


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