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Somos afortunados, en este momento Extremadura es la Comunidad con la red más densa de bibliotecas de todo el país (en proporción al número de habitantes). Nada menos que 450, entre municipales, estatales y agencias de lectura se esparcen por todos los rincones de nuestra región, y a esto hay que sumar los archivos de las numerosas instituciones privadas que la han elegido como mejor enclave en donde establecerse. Texto: Fernando Pérez Fernández Fotos: Casimiro Moreno, Jorge Armestar, Toni Gudiel
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Fondo de la Biblioteca de Extremadura
Fondo Pedro de Lorenzo
bibliotecas extremeñas: tradición y vanguardia
e acuerdo con el Observatorio de la Lectura, por cada extremeño las instituciones conservan 2,21 libros, que todos podemos consultar, y gran parte de ellos también podemos llevarlos unos días con nosotros, frente al 1,17 que están disponibles en el resto de España. Para coordinar tan vasto sistema de libros, discos, películas y otros documentos de cultura se creó en 2002 un organismo central, la Biblioteca de Extremadura (BIEX), encargada de su gestión manteniendo los catálogos al día y asegurando su buena circulación a través del préstamo interbibliotecario. Los libros, como el agua, son frescos si se mueven, y desde luego aquí el caudal llega cristalino a todas partes. Aunque todavía no le sacamos todo el partido que podríamos a semejante patrimonio, las bibliotecas son ya parte del ocio de muchos extremeños. En ellas se promueven gran cantidad de exposiciones, conferencias, conciertos, concursos, talleres..., fomentando así el intercambio de conocimientos y gustos. Muchas de estas bibliotecas se ubican en edificios de gran riqueza histórica, como el de la propia Biblioteca de Extremadura, que enmarca la Alcazaba de Badajoz y se construyó sobre una catedral del siglo XIII, que a su vez aprovechó algo de la mezquita de Ibn Marwan, o la Biblioteca Municipal de Cáceres, asentada en el renacentista Palacio de la Isla, del siglo XVI.
Vista de las instalaciones de la Biblioteca Jesús Delgado Valhondo de Mérida (Badajoz), inaugurada en 1999
En Hervás, la biblioteca pública, situada en el coqueto Museo Pérez Comendador-Leroux de Hervás, parece formar parte de un “centro cultural total” con muchas caras (arte, música, libros, conferencias) y, además, jardín de aire romántico. En Almendralejo se encuentra la, para muchos, más importante biblioteca privada de la región de temas extremeños: la del ya fallecido IX Marqués de la Encomienda, con más de 100.000 volúmenes y gran tradición a sus espaldas. Una tradición que, con otro perfil, también encarna la biblioteca de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Badajoz, remozada recientemente, y que no ha perdido su encanto decimonónico.
“Contamos con bibliotecas en edificios emblemáticos, ya de siglos, y nuevas bibliotecas que ofrecen la mejor arquitectura de vanguardia” Interior de la biblioteca de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Badajoz, rehabilitada recientemente
“Extremadura es una de las regiones que más espacios bibliotecarios tiene de toda España”
Usuarios en la sala de lectura de la Biblioteca Jesús Delgado Valhondo
Volviendo a Cáceres, y en la Cuesta de Aldana, se encuentra la Biblioteca Zamora Vicente, de la fundación de igual nombre, que brinda todo el saber ligado al prestigioso filólogo, dialectólogo y lexicógrafo español y ocupa una hermosa casona del siglo XV llena de leyendas: la Casa del Mono. Son muchas más las bibliotecas extremeñas “con solera”, pero también hay lugar en nuestra región para bibliotecas hermosas y acogedoras de nuevo cuño, con el valor arquitectónico de la innovación, de lo cual constituye un ejemplo inmejorable el diseño de la Biblioteca Delgado Valhondo en Mérida, formada por un sólido armazón de tres cubos engarzados de granito, metal y cristal que se alza espejeante junto al río entre dos puentes, dos ciudades, dos épocas. Es un vivo ejemplo del arte contemporáneo de mayor pujanza, un vector hacia el futuro. Además, pronto hallaremos también cercana a otro puente, el Puente Real de Badajoz, la nueva sede de la Biblioteca Bartolomé José Gallardo, cuyo proyecto ha sido muy aplaudido y ya se da justamente por sentado que constituirá uno de los edificios emblemáticos de la ciudad. Y por último no debemos olvidar esas bibliotecas tan diferentes, que podemos desplegar en los pliegos líquidos de nuestras pantallas, las nuevas bibliotecas virtuales. Accesibles desde las páginas web de las diversas bibliotecas, fundaciones, etcétera, nos permiten consultar e imprimir fragmentos de una enorme cantidad de artículos, periódicos, libros, y hasta incunables digitalizados, que de otra forma sería muy difícil encontrar, con el orgullo añadido de que se trata de nuestra contribución, más que brillante, al patrimonio universal que constituye Internet.
Fondo Pedro de Lorenzo