40. TURISMO EXPERIENCIAL
TEXTO: Liborio Barrera
FOTOS: Jesús Gutiérrez, Toni Gudiel y Festival de Teatro Clásico de Mérida
El viajero del siglo XXI busca vivir experiencias. Lo dice el máximo responsable de Turismo del Ayuntamiento de Cáceres, Francisco Torres. Y Extremadura está llena de experiencias por vivir: deportivas, lúdicas, arriesgadas, artísticas, culturales, gastronómicas, saludables, acuáticas, aéreas y hasta educativas. La región ya no se ofrece como una tierra por descubrir, sino como un lugar para vivir y sentir emociones. Aunque el turismo patrimonial y de naturaleza sigue siendo el más demandado, empiezan a despuntar nuevos modelos como el ornitológico, el termal o deportivo (golf o deportes de riesgo). “Tenemos que ofrecer una Extremadura abierta al siglo XXI, en la que se busquen otras vías de desarrollo abiertas a la experiencia”, señalaba la consejera de Turismo ante la última convocatoria de la Feria Internacional de Turismo de Madrid (Fitur).
el reclamo de las aves Extremadura alberga un 75% de territorio IBA’s (Áreas Importantes para las Aves) y 69 áreas declaradas como Zonas de Especial Protección de las Aves (ZEPA). Esto la convierte en un lugar privilegiado para contemplar aves, algunas incluso únicas o en peligro de extinción. El interés ornitológico de la geografía extremeña es incuestionable, con el Parque Nacional de Monfragüe como la principal referencia.
Diez especies constituyen el principal reclamo para los aficionados: el águila imperial ibérica, el águila-azor perdicera, el buitre negro, la cigüeña negra, la avutarda, el sisón común, el elanio común, la grulla común, el cernícalo primilla y, por supuesto, la cigüeña blanca. Otras especies interesantes son el gorrión moruno, la alzacola, la golondrina dáurica, el vencejo pálido, el abejaruco, la carraca, la abubilla o el martín pescador. El avistamiento de estas especies puede hacerse sin problemas en observatorios ya creados para este fin por diferentes administraciones y organizaciones en el parque de Monfragüe, los embalses de Talaván, y Arrocampo, los Canchos de Ramiro, la sierra de San Pedro, el parque natural de Cornalvo, el puerto Mejoral, Moheda Alta y el monasterio de Tentudía.
Además, existen ya empresas especializadas en el sector, que ofrecen guías, rutas y material (telescopio, prismáticos…), como Elanus en Trujillo; En Ruta o Monfragüe Vivo, en Monfragüe; Escuela Lutra, en La Codosera; o Jera S. C..
la huella del pasado Los tres enclaves declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco (Cáceres, Mérida y Guadalupe) hablan por sí solos de la riqueza histórico-artística y patrimonial de la región. Su monumentalidad e historia componen, junto a la naturaleza, el motor de la maquinaria turística de la región. Estas tres ciudades son la huella del pasado más esplendoroso de la Comunidad, pero no son las únicas.
Igual de valioso es el patrimonio de Trujillo, Plasencia, Coria, Medellín, Zafra, Yuste o incluso Badajoz. Y si es pasado lo que el turista busca, el de Extremadura se remonta a la Prehistoria. Son importantes los testimonios de arte rupestre que conserva la región, desde la cueva de Maltravieso de Cáceres, la cueva de la Mina en Castañar de Ibor o el abrigo de Minerva en Garlitos, también grupos de pinturas en covachas de Monfragüe y las Villuercas, Santa Ana en Cáceres, en la Serena, la Siberia, Hornachos, sierra de San Serván o Alburquerque, entre otros.
El visitante puede contemplar las pinturas bien directamente, como son en el caso de los abrigos del castillo en Monfragüe o el Risco de San Blas en Alburquerque; o en centros de interpretación, como ocurre en las cuevas de Maltravieso. Son destacables igualmente los monumentos megalíticos (dólmenes), más de 300, que se conservan diseminados por las comarcas de Alcántara, Valle de la Serena, Magacela, Barcarrota, Valverde de Leganés o Prado de Lácara, y son accesibles sin dificultad.
aventura, deporte y riesgo En la visita a Extremadura cabe también el riesgo. Submarinismo, alpinismo, montañismo o vuelos en parapente forman parte de la oferta extremeña de deportes de riesgo y turismo activo. Ocho clubes de buceo permiten aprenden, por ejemplo, a surcar las profundidades acuáticas, primero en piscinas para luego aventurarse en algunos pantanos. Quienes prefieren las alturas cuentan con la Federación Extremeña de Montañismo para iniciarse o informarse de rutas por la región. El portal wikiloc tiene registradas por los usuarios 35 rutas de montaña de diferente dificultad y distancia, gran parte de ellas en la sierra de Tornavacas pero otras en Las Hurdes o Las Villuercas. Se puede subir más alto aún volando, en parapente por ejemplo. Colectivos como
Aerofly ofrecen cursos de iniciación al parapente y paramotor por unos 500 euros y paseos de media hora en un biplaza por 80 euros. Las posibilidades son tan amplias como accidentes geográficos tiene la naturaleza extremeña. Circuitos de raids permiten, por ejemplo, combinar varios deportes de riesgo siguiendo un recorrido (piragüismo, rapel, escalada, tirolina, kayak…). Al menos una veintena de empresas están dedicadas a la organización de actividades relacionadas con turismo activo y de aventura, como Légola (www. legola.com), Mérida Aventura o Explorer. Para los aficionados a deportes menos arriesgados, caza, pesca o golf, Extremadura también es su destino. La región posee unos 3.500 cotos para la caza mayor (ciervo, jabalí, muflón, corzo…) y menor (liebre, conejo, perdiz roja, codor-
niz…), y cerca de tres millones y medio de hectáreas acotadas para la actividad cinegética, que se distribuyen entre cotos privados, deportivos, reservas regionales y zonas de caza controlada. La pesca tiene habilitados 86 cotos. Barbos, tencas, truchas, carpas, bogas de río, jarabugos o frailes, son algunas de las especies que pueden capturarse en los ríos extremeños. Los golfistas cuentan en la región con dos campos de golf: el Norba Club de Cáceres (www.norbagolf.es) para 18 hoyos y par 72 en 6.044 metros, y Golf Guadiana con un campo de 18 hoyos par 73 en un recorrido de 6.381 metros. Ambos completan su oferta con un complejo hotelero anexo, instalaciones deportivas adicionales y escuela de golf.
turismo del conocimiento Un viaje a Extremadura puede ser también un viaje de conocimiento. Un congreso, un curso de idiomas o la participación en un campo de trabajo son opciones para una visita a la región. Nuevas y competitivas infraestructuras, como el renovado Complejo Cultural San Francisco de Cáceres y los palacios de congresos de Badajoz y Mérida, así como los que están en construcción o proyecto en Cáceres (antiguo Auditorio), Plasencia, Villanueva de la Serena y Jerte (Cabrero), hacen de Extremadura un destino sugerente para la celebración de congresos y reuniones profesionales y científicas.
Para promocionar la región en este sector nacieron los convention bureau municipales en las dos capitales de provincia, una especie de oficinas de congresos integradas en un circuito nacional. Además, siete empresas están especializadas en la organización de estos encuentros. El mercado de los cursos de idiomas es aún incipiente. El reciente Servicio de Español para Extranjeros de la Universidad de Extremadura ofrece ya cursos de inmersión lingüística y cultural en la región, con estancias en hoteles, residencias de estudiantes y familias. Y para el aprendizaje de los más jóvenes, la Dirección General de la Juventud (www.juventudextremadura.com) continúa con su programa de campos
de trabajo y este año organiza seis: de circo en Talayuela, de cine en Cáceres, de arqueología (proyecto Primeros Pobladores) en Malpartida de Cáceres, de cooperación internacional en Valencia de Alcántara, de arqueología e investigación (Recuperación de la Memoria Histórica) en Santa Amalia, de información y comunicación en Mérida, de integración y medio ambiente en Plasencia.
turismo termal Salud, bienestar y contacto con la naturaleza brindan los ocho balnearios con los que cuenta la Comunidad: Alange, Baños de Montemayor, San Gregorio (Brozas), Fuentes del Trampal (Montánchez), El Raposo (Puebla de Sancho Pérez), Valdefernando (Valdecaballeros), Valle del Jerte (Valdastillas) y El Salugral (Hervás). En conjunto, ofrecen el 10% de las plazas de termalismo social de España, un turismo que está en auge y que cada vez demandan personas más jóvenes y con poder adquisitivo alto.
El de Alange es el más antiguo. En él aún se conservan estructuras y restos arqueológicos de las primeras termas romanas que funcionaron con cierta fama en el mismo lugar allá por los siglos III y IV. Los baños del Valle del Jerte y El Salugral han sido los últimos en abrir sus puertas recientemente. Son múltiples los beneficios terapéuticos de los ocho manantiales que nutren estos baños: artrosis, artritis, reumas, lesiones, problemas respiratorios o de circulación, afecciones de la piel, curas de adelgazamiento, estrés y otras más. Para tratarlas, los balnearios cuentan con modernas instalaciones, consultorios médicos y
variados servicios, como vapor de ozono, duchas escocesas, aerosoles, hidromasaje termal, oxígeno medicinal, duchas Vichy, masajes, parafangos. Baños de Montemayor y El Raposo disponen incluso de su propia línea de productos cosméticos.
turismo de naturaleza A pie, en bici, navegando… Extremadura puede conocerse también a través de sus caminos, montañas y ríos. Por tierra, existen al menos treinta rutas de senderismo, cicloturismo o montañismo por espacios, monumentos y reservas naturales de la región, englobadas en la Red de Espacios Protegidos de Extremadura (Renpex). La ruta principal es la Vía de la Plata (www.rutadelaplata.com). Su origen se remonta a la época romana, en la que sirvió de importante eje de comunicación entre la cornisa cantábrica y el sur de Hispania, y que en Extremadura discurre desde el Valle del Ambroz hasta la comarca de Tentudía. Desde el siglo IX se utiliza como uno de los caminos de peregrinaje a Santiago de Compostela. Su recorrido en la región ofrece apreciar un importante tesoro arqueológico, que la convierte en un museo al aire libre (la propia calzada empedrada, el arco de Cáparra), paisajes de importante valor
ecológico y las mismas ciudades por las que discurre, Cáceres y Mérida y otros núcleos urbanos. Para la práctica del senderismo, la región cuenta con varias decenas de rutas. La de Carlos V es la más popular. Discurre entre Tornavacas y Jarandilla de la Vera siguiendo los pasos del emperador en su viaje de retiro hacia el monasterio de Yuste, donde pasaría los últimos años de su vida. De interés especial es también la Vía Verde Vegas del Guadiana a Las Villuercas que sigue a lo largo de unos 50 kilómetros, desde Villanueva de la Serena hasta Logrosán, el trazado de una antigua línea de tren ya en desuso y recuperada para el senderismo, el cicloturismo y las rutas a caballo. Los portales en internet www.viajarporextremadura.com o www.tusrutasysenderos.com ofrecen
todas los itinerarios y existen varios clubes que facilitan información, como el Club de Senderismo Camino de la Plata (www.caminoplata.com) o la Federación Extremeña de Montañismo (www.fexme.com). En Extremadura también es posible la navegación o incluso la práctica del windsurf. No en vano es una de las regiones con más kilómetros de costa interior, 1.500 en total. De los 40 embalses que tiene la comunidad, 28 son navegables. Sólo en el Tajo son navegables de forma ininterrumpida 130 kilómetros. Extremavela o Jaramanda son dos de las empresas que ofrecen paseos fluviales a los visitantes. Para los surfistas, los embalses de Orellana o de Gabriel y Galán reúnen las condiciones adecuadas para su práctica.
citas culturales Cerca de 70 festivales y una treintena de fiestas de interés turístico regional ofrecen casi cien ocasiones interesantes para visitar Extremadura. La mayoría de festivales se desarrollan entre la primavera y verano y abarcan teatro, música, vídeo cine o circo. El de teatro clásico de Mérida es el principal referente de la programación cultural de la región, pero hay citas con la escena clásica en Cáceres y Alcántara, con el teatro en la calle en Villanueva de la Serena o el teatro contemporáneo y la danza en Badajoz. En música, marcan pautas el Contempopránea de Alburquerque, el Womad de Cáceres o el de música folk de Plasencia. Se puede seguir con Los Conversos de Hervás, Envideo de Cáceres, el festival de nuevo circo de Cabeza del Buey…
Y de festival en festival o de fiesta en fiesta. Extremadura tiene nueve fiestas declaradas de interés nacional: el Peropalo de Villanueva de la Vera, Los Empalaos de Valverde de la Vera, la Semana Santa cacereña, el Cerezo en Flor del Valle del Jerte, Fiesta de la Santa Cruz de Feria, Octava del Corpus de Peñalsordo, los Sanjuanes de Coria, la Fiesta de Nuestra Señora de las Nieves de La Zarza o La Encamisá de Torrejoncillo. Además, otra veintena está catalogada de interés regional. Una decena de museos completa la propuesta cultural extremeña. Destacan por su programación y trayectoria el Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo de Badajoz, el Museo Romano de Mérida, el Museo de Cáceres y el Museo Vostell-Malpartida de
Cáceres. Recientemente abrió sus puertas en Cáceres el, ya prestigioso antes de su apertura, Centro de Artes Visuales Fundación Helga de Alvear. Otros 14 museos de identidad recogen las costumbres y tradiciones arraigadas en el pueblo extremeño, como las vinculadas a su gastronomía (la cereza del Jerte, el aceite de Monterrubio, el pimentón de la Vera, turrones de Castuera o la torta del Casar), las fiestas religiosas (Los Empalaos de Valverde de la Vera) y paganas (el Carnaval de Badajoz) o los oficios (el del barro en Salvatierra de los Barros). Espacios museísticos son también los 13 centros de interpretación que reconstruyen la historia de algunos enclaves, como el de las cuevas de Maltravieso o Cáceres el Viejo, ambos en la capital cacereña.
“Tenemos que ofrecer una Extremadura abierta al siglo XXI, en la que se busquen otras vías de desarrollo abiertas a la experiencia.”