Flameco en Extremadura

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músicas Extremadura ha aportado dos palos al flamenco ortodoxo: los tangos y los jaleos extremeños

Extremadura es una de las cunas del flamenco, y éste cuenta cada vez con más adeptos en nuestra Comunidad. A la buena acogida que ha tenido durante las últimos años se suma ahora el hacer de una nueva generación de buenos aficionados y de buenos cantaores, cantaores respetuosos con la tradición pero sin miedo a innovar. Son muchos los que dicen que, como en el toreo extremeño actual, el flamenco de esta región tiene ya dos sellos: el de identidad y el de calidad. Texto: José Antonio Moreno Fotos: J.Armestar y S.Sauceda


Y los gitanos fueron a la guerra. 1808

Celebramos un bicentenario. Hace exactamente 200 años que los españoles expulsaban a los franceses en la batalla de Bailén. Una batalla sin precedentes, ganada gracias a los numerosos gitanos, bandoleros y garrochistas que se sumaron al ejército, hizo que de pronto en España los que antes eran unos malditos ladrones ahora llegaran a todos los palacios. La moda fue el punto de partida de toda nuestra “identidad cultural” tal y como la conocemos. Ahora, en este impredecible siglo XXI, el extranjero invasor lleva nombre de conceptos económicos y escasez de recursos. Y la cuna del arte se traslada a capricho allá donde llegan las tecnologías para buscar el calor del subsuelo. El flamenco ya no es patrimonio de los artistas andaluces. Hace poco pude verlo en Cáceres. La Peña Amigos del Flamenco de Extremadura nos regaló un baño de humildad ante tres artistas flamencos japoneses. El cantaor, la bailaora y el guitarrista, nipones los tres, sorprendieron al más pintado con su dominio del arte jondo. Pero puestos a salir de Andalucía la primera parada lógica en el camino está en la “otra cuna del flamenco”, a saber, Extremadura: en otro festival reciente como Badasom pudimos ver que los grandes del flamenco también guardan sitio para los artistas extremeños. Hagamos un recorrido por algunos de los actuales imprescindibles.

CANTAOR. RUECAS (BADAJOZ). LÁMPARA MINERA 2004. ORO PURO Extremadura ha aportado dos palos al flamenco ortodoxo, los tangos y los jaleos extremeños. Dos toques en la sonanta (en la caja de la guitarra) separan a los jaleos de las clásicas bulerías, y esos dos toques son los que han hecho que en lugares como la Feria Chica de Mérida (Badajoz), la feria de ganado de los gitanos de toda España y Portugal durante cien años, se perpetuara este compás, interpretado con frecuencia sin guitarras, con pitos y en el suelo a golpe de bastón. El nomadismo caló ha servido de canal para propagar este sonido. Porrina de Badajoz, entre otros, también dejó su huella en el flamenco universal. Pero hoy hay un nombre iluminado con la lámpara del Festival de Cante de las Minas de La Unión. Miguel de Tena es el primer extremeño en ganarla. Es un ajuste de cuentas con la periferia. A este joven de voz clara y potentísima le sobran aptitudes para dejar boquiabiertos a los muy entendidos desde el primer arranque por granaínas, peteneras, fandangos o cantes autóctonos. Casi no ha pisado el extranjero pero se ha recorrido el país con el formato más puro del flamenco: guitarra y cante. Más limpio no se puede, es nuestro lingote de oro. El nuevo Aquiles del flamenco. Será posiblemente el Porrina de las próximas décadas, debe serlo porque a pesar de su pureza formal él mismo confiesa: “No tengo miedo a la evolución”.


GUITARRISTA. CÁCERES. AUTOR DEL LIBRO “TANGOS Y JALEOS EXTREMEÑOS”. EL TERCER BRAZO Parece que la guitarra la inventó él. La domina, es su tercer brazo. Mientras toca observa al cantaor a quien acompaña, atento a que no se le escape ni un solo gesto para encajar alguna falseta. A partir del archivo sonoro de la Peña Amigos del Flamenco de Extremadura, Perico ha demostrado que es también un estudioso del género y ha descubierto incluso dos nuevos estilos de cante, algo que no se recuerda desde hace 75 años, en los tiempos del cantaor de Jerez de los Caballeros José Pérez de Guzmán. Perico ha descubierto que Pepe el Molinero, cantaor de Campanario creador de su propio estilo de tarantas, también fue un innovador en fandangos, y que llegó a crear dos nuevas formas de interpretarlos. A pesar de ello, El Molinero pasó a nuestra historia musical gracias a sus milongas y colombianas que interpretaba en las giras de los clásicos cafés cantantes o en el Circo Price, antes de retirarse muy joven de los escenarios. Pero su audio-libro, editado con motivo de las bodas de plata de la Asamblea de Extremadura, nos revela estas nuevas formas. Para romper moldes lo mejor es conocerlos.

CANTAORA. GÉVORA (BADAJOZ) FINALISTA DEL FESTIVAL DE CANTE DE LAS MINAS. LA PROMESA La hija de María Eugenia debutó en Alburquerque, el pueblo de su madre. Aquella noche la niña cantó en el festival de flamenco y copla levantando el teatro con aplausos. Así empezó. Esther Merino no deja indiferente a nadie. Acaban de poner su nombre a una peña flamenca y sólo tiene 23 años. Las mujeres son cada vez más importantes en el flamenco de hoy. Hasta el punto de acudir casi más que ellos a los concursos; por cierto, uno de los medios en los que los aspirantes a profesionales consiguen promocionarse. Esther es una cantaora larga con una característica voz rasgada de matices suaves. Su altar lleva figuras como Antonio Mairena o Carmen Linares. Tiene en su vitrina quince primeros premios; de entre ellos le gusta recordar el de Arrasate, en Mondragón. En aquella ocasión eran diez finalistas y Esther la única mujer: se llevó el primer premio. Conoce “el paño” y ha estudiado en la sevillana Fundación Cristina Heeren becada por la diputación de Badajoz, de la que salió como alumna aventajada dispuesta a comerse el mundo. Es la gran promesa de las mujeres del flamenco.


CANTAOR. CÁCERES. FINALISTA DEL FESTIVAL DE CANTE DE LAS MINAS. EL MÁS DIFÍCIL TODAVÍA Su carácter abierto y su sorprendente timbre de voz lo han convertido en una de las piezas claves del nuevo flamenco en Extremadura. Dicen que es capaz de encajar a compás hasta la guía de teléfonos, un don necesario para que el cante tome su tiempo y sea inteligente. Pero lo que más sorprende de este cacereño es su enorme y agudo chorro de voz. Un manantial dirigido hasta las notas más altas que mantiene como quien habla en su casa. Me recuerda a los trapecistas caminando tranquilamente sobre la cuerda en el “más difícil todavía”. Pero además Pedro sabe cómo poner su nombre donde antes nadie se había atrevido. En el Festival de las Minas pasó a la final con cantes autóctonos y letras de su tierra, algo que nadie había hecho jamás: uno no está para jugársela en La Unión; pero Peralta lo hizo, por primera vez el Olimpo de este arte tuvo el sonido de las calles de Cáceres.

Extremadura no sólo es cuna de artistas flamencos, también de entendidos que defienden con vehemencia sus teorías. El presidente de la Peña Amigos del Flamenco Federico Vázquez define el jaleo extremeño como un pequeño bosque. Juan Bazaga ha sido uno de los impulsores del flamenco en Extremadura durante los últimos años. Nadie como él sabe quién, cómo y por qué. Los miembros de las peñas de cada pueblo atesoran la intemerata en sus archivos. Uno de sus objetivos es ayudar a los nuevos valores. Enseñarles el mundo que aún está por conquistar. Los clásicos marcaron, y aún lo siguen haciendo, a los nombres imprescindibles del arte en activo; al menos mencionamos a algunos de los extremeños que dejaron y dejan su huella en el flamenco universal:


• Desde la Plaza Alta de Badajoz, Porrina y sus sobrinos los hermanos Guadiana y Ramón el Portugués; La Marelu; La Flora; Remedios Amaya; Alejandro Vega o La Kaíta. • Desde Mérida, la familia Vargas, actuales innovadores del flamen-fado, y Juan Cantero; aunque por encima de todo la familia de los Verdinos, el núcleo donde el jaleo extremeño eclosionó difundiéndose después de pueblo en pueblo hacia el sur, convirtiéndose así en un palo clásico. • Desde Almendralejo, los Fatiga. • Desde Villafranca de los Barros, la Tía Tijera y Antonio el Camborio. • Desde Jerez de los Caballeros, José Pérez Guzmán. • Desde Villanueva de la Serena, el Tío Baldomero. • Desde Campanario, Pepe el Molinero. • Desde Cáceres, Dieguino Rubio Molano (conocido como “Dieguino de Cáceres”), Agustín el Cacereño (de Valdefuentes), José Cantero y Simón García (el Niño de la Ribera). El futuro ha llegado. Es el momento de guitarristas como el pacense Francis Pinto, el prestigioso Javier Conde (con 20 años), la emeritense familia de Miguel Vargas, Juan Manuel Moreno, Joaquín Muñino y Domingo Díaz Escudero (nacido en Jerez de los Caballeros). Y de cantaores como Pedro Cintas, el joven villanovense Juan Francisco Hidalgo (conocido como Juanito de la Serena) o Raquel Cantero... Y esto sólo por poner unos pocos ejemplos. Son muchos los que desde Extremadura llevarán su arte por el mapa flamenco, que ya tiene enclaves destacados en países como Japón, México o Estados Unidos.

Federico Vázquez, presidente de la peña Amigos del Flamenco, posa en la sede del Centro de Documentación Flamenca en Cáceres


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