Imagen de Extremadura: Somos Agua Dulce

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Somos agua dulce


IMAGEN DE EXTREMADURA Nº10 AGOSTO-SEPTIEMBRE EDITA: SOCIEDAD DE GESTIÓN DE LA IMAGEN DE EXTREMADURA, S.A.U. DISEÑO: REINADECORAZONES IMPRENTA: INDUGRAFIC ISSN: 1886-3949 DEPÓSITO LEGAL: BA-105-06 SUSCRIPCIONES: Si estás interesado en recibir esta publicación envía tus datos (nombre, apellidos, dirección, código postal, población, teléfono y correo electrónico) al e-mail: suscripciones@marcaextremadura.es

INDICE DE AUTORES: Jorge Armestar: 4, 5, 12-13, 14-15, 16-17, 18-19, 20-21, 38-39, 43, 54, 6061, 62-63, 64-65, 71, 72, 74-75, 78-79 José Mª Benítez: 23, 29, 45 Francis Villegas: 6, 7, 44, 73 José Enrique Capilla: 10, 11, 22, 24, 25, 28, 42, 48, 49, 50, 51, 55, 68-69 Toni Gudiel: 8-9, 26-27, 30-31, 32, 33, 34, 35, 36-37, 41, 46-47, 56-57, 58, 59, 66, 67, 70, 76, 77 Archivo Consejería de Cultura y Turismo: 52,53


Los viajeros se sorprenden: Extremadura también es agua. En ríos, gargantas, lagos, pantanos. Subterránea. Bajo nuestras ciudades corre el agua. En Badajoz el Guadiana es ya el eje de la ciudad. En Cáceres, bajo sus piedras, bajo su suelo, corren ríos de aguas subterráneas, y la Ribera del Marco, pequeño río de la ciudad, con sus huertas, pronto tendrá otra vida; como la tuvieron sus famosos aljibes. En Mérida, la historia se escribió junto al río. Pero más allá de las tres ciudades, esos valles verdes, las pozas y ríos de montaña, los pantanos con vegetación hasta la orilla. Extremadura es una verdadera “despensa” de agua dulce, la región española con mayor número de kilómetros de costa interior.



El agua es parte esencial de nuestros paisajes. Es nuestros paisajes. Sobre ĂŠstas lĂ­neas y en la pĂĄgina anterior el Embalse de la Serena.


La presa de Alcántara (con el famoso puente romano, al fondo, sobre el río Tajo) es una de las grandes obras extremeñas de ingeniería.


Interior de la presa de Alcรกntara.


La Garganta de los Infiernos, en el valle del Jerte, es uno de los enclaves más singulares del “mundo hecho de agua que también es Extremadura”, como escribiera Unamuno.



La Extremadura verde ofrece verdes diferentes: del verde maíz al verde alfalfa, del verde tabaco al verde arrozal... Sobre estas líneas y en la página siguiente, cultivos en Lobón.




El embalse de Alange ha construido un verdadero mundo interior hecho de calma y calidad de vida: agua para diferentes fines, incluso para el esparcimiento: para la pesca, para el deporte.



Pantano de Orellana.


El detalle, todo está en los detalles. La comprensión está en los detalles, al menos la de aquello que es importante. Y el agua lo es.

Entornos del río Zújar.




El acueducto de San Lázaro, en Mérida, es de origen romano, pero la construcción actual es en buena medida del siglo XVI.


Agua conducida, agua donde hace falta. Lo sabían los romanos, los árabes, los antiguos pobladores de Extremadura. En esta doble página, acueducto en Valencia de Alcántara.



Sobre estas líneas, atardecer en el embalse de Valdecañas. En la página siguiente, un arroyo extremeño y sus sempiternos helechos.



Sobre estas líneas, el canal de Lobón, uno de los muchos (mayores o menores) que riegan Extremadura; en la página siguiente, compuertas en el canal de Valdelacalzada.




Acueductos, aljibes... Y pantanos. Como el de Orellana. Ya fueron aprovechados algunos cursos en la Antigüedad. Luego, la ingenieria moderna logró constrcucciones como ésta. Y del río detenido nació una vida nada detenida: los embalses extremeños han generado una vida activa, una vida diferente, propia.





El Valle del Jerte y sus gargantas y arroyos desbordantes.



Valverde de La Vera. Fuentes. El canal minĂşsculo pero vivo y eterno del agua, agua por las calles, por el suelo.


Monfrag端e y los vestigios del pasado sumergido.




En ocasiones, contra la idea de Unamuno, tambiĂŠn florece el agua que no estĂĄ quieta.



La herencia romana, el legado visigodo, el árabe... Extremadura ha sido “muchos” pueblos, muchas culturas.

Acueducto de los Milagros, Mérida.


Valverde de la Vera. Cรกceres.




En la pĂĄgina anterior, el embalse de Alange en una imagen que parece muy lejana; sobre estas lĂ­neas, otro espacio lleno de atractivo y naturaleza en estado puro: Cornalvo.


El agua como “motor” de electricidad. Tal y como sucede en la presa de Alcántara.


Galizuela y embalse de la Serena



Uno de los lugares emblemĂĄticos de Extremadura es el Salto del Gitano, en MonfragĂźe


Aves acuáticas del interior, de las aguas dulces de Extremadura. En la página siguiente, garza real; sobre estas líneas, una gaviota reidora.



El magnífico puente romano (joya de la ingeniería de su época, incluso de la actual) de Alcántara.


El puente Lusitania, obra de Santiago Calatrava, en MĂŠrida.



Aljibes. Como el del Museo de Cáceres. Uno de los lugares con más encanto de la Ciudad Antigua, de lo que los lugareños llaman “la parte antigua”. Esta herencia: árabe.


El agua como “medicina”. Hay numerosas termas y balnearios en Extremadura. Como éste de Alange.


El abrevadero de Zarzacapilla es uno de los muchos que jalonan Extremadura. Cientos de ellos siguen ofreciendo sus aguas a las afueras de los pueblos.


Los r铆os y gargantas del norte de Extremadura son parte ya de un imaginario no s贸lo extreme帽o. La Garganta de los Infiernos fue cantada en el pasado, y hoy significa para muchos viajeros, que llegan desde lejos, la comuni贸n perfecta entre la herencia de lo natural y el respeto de algunas comunidades por esa herencia.



Una gota de agua. Y otra gota. Agua en medio de las calles. Rumor del agua. tambiĂŠn en Robledillo de Gata.




Puentes en desuso, como ĂŠste de AlconĂŠtar, pero con mucha historia, y mucha agua.


Pantano de Cornalvo.


Entorno del rĂ­o Tajo.



El acueducto de los Milagros recibe y despide a los visitantes que se acercan a MĂŠrida en tren.



Parque Nacional de Monfrag端e.


Orellana



Grandes ríos que se unen, meandros, deltas... El agua dulce compite en belleza y en poder con el agua marina. “Extremadura es dulce”, escribió Dulce Chacón. Monfragüe.


Presa Jose MarĂ­a Oriol. Valencia de AlcĂĄntara.



Hidroeléctrica de Alcántara



El embalse de Proserpina, en MĂŠrida, muestra otras formas de ocio, de vida junto al agua embalsada. Y ya desde muy antiguo.



Donde nacen las gargantas. En el norte de Extremadura. Como manando de la roca, del interior. Y luego, creando su propio cauce, erosionando la piedra, abriendo camino hasta desembocar. Sobre estas lĂ­neas y en la pĂĄgina anterior el Valle del Jerte.



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Embalse Jose MarĂ­a Oriol. Valencia de AlcĂĄntara.


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