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Sommelier Ricardo Gil Rodríguez.......................................................................................................................... Pag
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Autor y Sumiller Ricardo Gil Rodriguez fotografía por: Alhamas
Allá por el año 1322 aparecen las primeras referencias escritas del uso de las alpargatas en el Viejo Continente, aunque también hay constancia de que en el Nuevo Mundo se usaban como calzado antes del Descubrimiento de América en 1492. Pero parece que hay un consenso de que el origen de las alpargatas se traslada al antiguo Egipto, donde nos encontramos unas sandalias como calzado reservado a ciertos niveles sociales, que posteriormente serían empleadas por las tropas romanas, evolucionando en el tiempo hasta la llegada de la Edad Media. Pero entrando es España en esa fecha por Cataluña, pronto se extendió a muchas zonas de España y sur de Francia, siendo uno de los puntos geográficos de máximo arraigo La Rioja.La clave del éxito de las alpargatas en España radicó en que, a diferencia del antiguo Egipto, se convirtió en un calzado tradicional, vinculado sobre todo al que usaban las clases trabajadoras del campo para protegerse del calor y del sol. Las alpargatas se convirtieron en un calzado de uso cotidiano, elaboradas de lona con suela de esparto o cáñamo, que se asegura por simple ajuste o con cintas (RAE). Y en La Rioja en concreto se vincularon al mundo de la viticultura y del campo, ya que los trabajadores tenían problemas para protegerse del sol y el calor, como ya os comentábamos, pero a lo que se le añadía las diferentes composiciones de los suelos de los viñedos riojanos que hacía que los viticultores necesitasen de un calzado de suelo duro y resistente que se adaptase a todos ellos. Esto hizo que pronto se extendiese el uso de las alpargatas entre
las clases trabajadores convirtiéndose en el calzado más empleado durante siglos para las labores en los viñedos. Tal fue su éxito que se incorporó a los trajes tradicionales de diferentes regiones, pasando a ser una parte más de la cultura tradicional. De una necesidad de los viticultores en La Rioja, pronto pasó a ser un elemento de su patrimonio histórico-cultural. Pero como todo en esta vida, el uso de las alpargatas también ha ido evolucionando. Así, de ser un elemento fundamental para los trabajadores de los viñedos en La Rioja, que aún lo emplean, ha pasado a ser un calzado de complemento de moda, con diferentes formas, estilos, colores, …, centrado en la época estival, pero eso sí, conservando su elaboración tradicional desde hace siglos. Como nos indican desde la firma ALHAMAS, ubicada en la localidad cuna de las alpargatas en La Rioja, Cervera del Río Alhama.
“Se teje artesanalmente en telares triangulares caseros utilizando pabilo (hilo de algodón), combinando distintos colores. La suela puede ser de cuero curtido, cáñamo o esparto (lo habitual en España). Se compone de la capellada o capellá (parte superior que cubre al empeine y la parte delantera del pie), «talonera» (parte que forma el arco del talón) y el «atadero» (también llamado «correíta», que sirve para sujetar la capellada a la talonera)”. ALHAMAS, se ubica en la localidad cuna de las alpargatas en La Rioja, Cervera del Río Alhama. Lurdes Pomar y José Vidorreta han formado parte del negocio familiar de la alpargata durante más de 40 años. En 2020 deciden comenzar su andadura en solitario, creando la nueva marca ALHAMAS. En un principio elaboran alpargatas enfocadas a la mujer, pero con tiempo, seguro que amplían
catalogo y el hombre también entra a formar parte de sus colecciones. El proceso de elaboración que Lurdes y José siguen utilizando para dar luz a sus creaciones es manual y artesanal. Utilizan un hilo procedente del cáñamo, como se hacía antaño. Para formar la suela o piso, el esparto es convertido en trenza mediante el urdido, material duro y resistente al que se le añade una goma en la parte inferior mediante el vulcanizado (calor prensado). El piso puede ser de diferentes alturas, plano, media cuña, cuña entera. Las telas que dan forma a la alpargata son cortadas a medida, parte delantera y talonera o trasera por separado. Una vez tenemos ambas partes, la unión se realiza de manera tradicional, cosidas a mano cómo se muestra en las fotografías. Con la alpargata terminada, solo queda hormarla con calor, para que tome la forma que se desee. Se etiqueta y embala en cajas de cartón, y están listas para ser disfrutadas. Cada año las colecciones suelen traer novedades. Invierno verano. Trabajan numeraciones desde el 35 al 42.
“Las alpargatas parte de la historia del vino de La Rioja, han sido durante siglos algo fundamental para nuestros viticultores. Hoy siguen siendo un calzado que se emplea en las épocas estivales en las tareas del campo, pero también ha pasado a ser un calzado de moda sin duda”.
Pasado, presente y futuro de las alpargatas riojanas
De un pasado vinculada al mundo del vino, el mundo de la alpargata en Rioja ha ido evolucionando en el tiempo, pasado de ser un bien de uso cotidiana en tareas laborales a un elemento en el presente de vestir, un complemento que se aleja del mundo laboral inicial para adentrarse en un elemento más de nuestra vestimenta en el día a día. Pero eso sí, ya no solo circunscrito a una zona determinada geográficamente hablando ya que, en el presente, y sobre todo en el futuro, es un producto que ha traspasado fronteras, no solo dentro del territorio nacional sino que también en el ámbito internacional. A este ‘boom’ dentro del mundo de la alpargata ha contribuido de forma clara el que la diversidad de formatos, estilos, materiales, …, haya conseguido el hecho de que prácticamente haya un tipo de alpargata parra cada usuario, con una total posibilidad de elegir y cambiar de modelo en función de los gustos y necesidades del cliente final. Una ‘socialización’ en el mundo de la alpargata que ha permito alcanzar unos niveles de reconocimiento y utilización que, difícilmente, se habrían previsto cuando inicialmente eran empleadas por los viticultores riojanos. El futuro es, sin lugar a dudas, muy halagüeño dada la situación presente, lo que nos alegra mucho, siendo un producto muy nuestro y de reconocimiento internacional por la calidad de nuestras elaboraciones.