Zine Oficial del Club de Amigos del Rifle MOTOCOBRA. Impreso en Zaragoza en Mayo de 2017. maríabastarósymisterperfumme
El 6 de junio de 2017, a las 23.45h, la policía de California encontró los cuerpos sin vida de una mujer y un hombre en un descampado de Palm Springs. Clifford Stanley, varón blanco de 49 años que trabajaba como payaso en el Circo Palmotti, realizó la llamada de aviso tras encontrarse semejante pastel por casualidad a las 23.15h. Tras una larga investigación, y a pesar de que nunca se pudo esclarecer el motivo de la muerte, se identificó a las víctimas como Piñitas y Placen, también conocidos como El Club de Amigos del Rifle Motocobra. Junto los cadáveres se encontró un cuaderno lleno de anotaciones, notas y dibujos. Éste era el contenido de dicho cuaderno.
UN HOMBRE FRENTE A OTRO Hay un hombre frente a otro hombre en mitad de la calle. Es una escena cotidiana que vemos así como de lejos, rollo cuadro de Edwar Hopper. Tiene hasta cierta estética, cierto nosequé que la hace hermosa, que le da empaque plástico, cierto empaque artístico, como de festival de fotografía en la Casa Encendida de Caja Madrid, como de catálogo del Ivam, pero de repente, toda nuestra visión se convierte en una locura de zoom cinematográfico que nos lleva de lleno hasta la acción en sí misma. El túnel espacial que se ha adueñado de nuestra psique y de nuestra visión de espectadores nos arrastra hasta lo que acontece, lo que realmente acontece, despojándolo de misterio y enfrentándonos con los hechos sin remedio. Y allí uno de los hombres le espeta al otro: ¡Voy a curar a su hijo! ¡VOY A CURAR A SU HIJO, ME ENTIENDE! ¡Maldita sea, tiene usted que creerme! ¡Voy a curar a su hijo! ¡Que me aspen si no voy a hacerlo! ¡Voy a curar a su hijo hoy mismo! ¿Pero que demonios ocurre? ¿Es que acaso mi hijo está enfermo? ¿es eso? ¡Dios! ¿ y porque usted, amable desconocido tiene esa información que yo, un padre realmente preocupado, un padre que no se ha dejado llevar por la vorágine del trabajo, por la complacencia, no tengo? ¿Porque sabe usted amable desconocido que mi hijo está enfermo y yo no lo sé? ¿en qué he fallado? ¿Qué? ¿Que cómo sé yo qué? Espere, oh, por dios, no me ha entendido, espere, por dios, debe haberse asustado mucho, yo no, no... usted seguro que es un padre ejemplar, yo no quería decir que su hijo está enfermo, ¿cómo podría? Oh, dios, usted no ha entendido lo que yo trataba de decirle, ha habido algún tipo de disrupción entre lo que yo trataba de contarle y lo que usted ha entendido. Lo que yo trataba de decirle es que voy a curar a su hijo, pero, entiéndame, que lo voy a llenar de sal y lo voy a dejar secarse. Era eso a lo que me refería, como a los jamones. Como a uno de esos jamones tan ricos. ¿los ha probado alguna vez? Cortados en lonchitas muy finas. Tan finas que parecen transparentes. Mmmmmmmm.... jamoncito. A eso me refería.
#PELUQUERÍA
Hoy he ido a la peluquería a que me arreglaran el desastre que me hice anteayer, demasiado entusiasmada, con la tijera de uñas de mi madre. Le he dicho a la peluquera de prácticas, iguálalo un poco, pero déjalo por delante más largo, como una escalera. Me he agenciado una revista horrorosa sobre gente con mucho dinero a la que no conozco, y al rato, he levantado la cabeza, y allí estaba, mi pelo tuerto, si un pelo puede ser eso, todo ahuecado hacia arriba y he dicho oye, qué coño es esto, no es lo que quería, me has entendido fatal. Y la peluquera, apurada, cómo lo querías, pues recto, pero como en diagonal, sin capas, y ella, sin capas, pero no entiendo entonces, qué te gusta, escalonado o sin capas, porque has dicho escalonado, y sin capas no sería escalonado, sería como una rampa, y yo, anda apáñamelo, aunque haya que cortar más, y ella, pero qué te gusta, el pelo decapado, para peinarlo con picos, con cera, eso te gusta? O el pelo recto, con menos volumen, como la chica de esta foto. ¿Qué te gusta? Decía señalando la imagen con la voz temblorosa. No quiero volver a fastidiarlo, en serio ¿Qué te gusta? Y me miraba, muy nerviosa, tijeras en mano, con los ojos brillantes. ¿Qué te gusta? Y yo he observado mi reflejo, reflexionando con calma, diez largos segundos. Chica pues a mí, lo que de verdad me gusta, es ponerles farlopa en la polla, a los tíos, antes de follar. Así que por esto del pelo tampoco te des mucho mal.
PECHUGAS DE POLLO Hola, una cosa: Me he imaginado que me partía la boca a hostias con un hijo de la gran puta delante de la neverita de la carne en un súper mercado Día. Dios sabe que me encantan esos malditos súpermercados Día, que son el mejor termómetro social que conozco, que puede que me exciten un poco, de una manera alegre y confusa, pero menuda locurita, se me debe estar yendo la olla. Ojalá que no te lo cuente nunca, amor mío, que no te haga partícipe de todo esto, de estas cosas que me pasan, pero, joder, con lo borracho que me pongo seguro que te lo cuento, es que, es más, joder, con lo fino que me pongo el cuerpete seguro que te mando como 30 watsaps para explicártelo bien y que no albergues ningún tipo de duda. Ojalá que no, eh? Pero tampoco nos hagamos ahora los tontos. No finjamos haber caído desde un guindo. Yo esta mirando las pechguguitas, sabes cariño? cuando todo esto ocurrió. Esas pechuguitas del súper mercado Día que yo a veces compraba y que comíamos algún domingo con una salsa de nata y champiñones y que eran como comer cemento con polvorones pero que eran hermosas porque el cemento era el cemento de nuestra casa, de la que compartíamos, y los polvorones eran para celebrar esa navidad tan larga y tan rara que no habíamos montado y a la que llamábamos amor. Yo miraba las pechugas y lloraba sin demasiado control porque me invadía la nostalgia y porque las pechugas de pollo de los súper mercados Día siempre han tenido ese color tan extraño que debería llamarse rosa tristeza y que recuerda a las canciones de Leonrad Cohen o a las mudanzas y que dejan a las personas vacías y temblando. Así es como yo estaba pasando la mañana en el Día. Y entonces llegó él. Cogió una bandeja de carne picada de cerdo y vacuno y me miró a los ojos. Esta parte de la historia puede sonar extraña, pero así es como yo lo viví. Me miró a los ojos, que hay que ser hijo de puta para hacer algo así a un hombre que llora, y yo vi en él a todos los hombres que van a tocarte de algún modo durante el resto de tu vida. Vi en sus ojos a un ejército de hombres que piensan pasar por tu vida de mil maneras diferentes. Los vi avanzar con antorchas, cantando himnos que parecían himnos de equipos de fútbol, inevitables, una Santa Compaña de futuras muescas en tu alma y en tu cama. Y me imaginé que me partía la boca con él. Con todos ellos, en realidad. Pero me quedé llorando frente a las pechugas. Cuando llegué a casa las cociné con una salsa de nata y champiñones, pero eso no había quien se lo comiera.
Marta y María se van a meter a prostitutas. Empiezan hoy. Se van a meter a prostitutas porque se licenciaron en Historia del Arte y Bellas Artes y están hartas de currar diez horas al día en garitos de mierda por una miseria de sueldo. Ya han asimilado que no van a ser artistas, de acuerdo, no pasa nada, pero oye, lo que tampoco van a ser es pobres. Van a montárselo muy bien, siempre en casa, las dos juntas, como si fueran un pack de esos de nocilla y palitos de pan, un sinsentido por separado pero la bomba al combinarlos. Ya han hablado de dónde irá cada una y a qué, han decidido unos cuantos gestos que les servirán para comunicarse en caso de necesidad, e incluso han hecho un par de dibujos para ilustrar el estilo que esperan acabe reportándoles fama y una envidiable situación económica. Y nada de gente turbia, sólo tipos limpios, que no pasen de los cuarenta, a los que puedan espiar en Facebook para asegurarse de que no huelen a agresividad pre-coital y a venérea. El primero está a punto de llegar y le están esperando con la mesa puesta, porque el tío quiere cocinarles algo antes, una receta suya especial, un rollo de familia, o sea, obviamente se trata de un ciudadano decente. Aunque bueno, dice María, si lo piensas, resulta un poquito extraño eso de querer currarse una cena antes de meterse en harina, ese deseo de intimar de una forma no sexual, no sé, me parece un poco invasivo. Y nos ha pedido que pongamos velas, es darle un rollo romántico muy innecesario, ¿no? Me estoy poniendo un poco nerviosa, vamos a mirar su Facebook otra vez. Joder tía, no sé, son esos ojos achinados, esa media sonrisa a lo Robert Mitchum, ¿no te parece que tiene pinta de depravado? Y mira esa foto sujetando un pez enorme, esta perla no la habíamos visto. Dios, espero que esas niñas sean sus sobrinas. Y fíjate, antes llevaba un rollito rockabilly. Muchos rockabillys son como un poco nazis, ¿no? Tía yo no quiero que nos follemos a un pelao. Mierda, menudo plan. Y encima se retrasa. Qué clase de persona tiene a dos prostitutas, no de lujo pero bueno, de un caché autoimpuesto con bastante alegría, esperando a la luz de las velas a que les cocine una cena con vete tú a saber qué mierda de receta ideada por su abuela de Soria. Ay tía fijo que es como uno de esos tronados de Estados Unidos que viven en una cabaña procreando con sus hijas y luego se meriendan a los excursionistas. Lo estoy viendo venir. Vamos a cancelarlo. Esto va a tener unas implicaciones emocionales en nuestras vidas de las que nos va a resultar muy jodido escapar, yo no podré volver a mirarme al espejo sin verme la picha de ese tipo rondándome la cara, yo no soy Virginia Despentes, no sirvo para esta movida, vamos a cancelarlo por favor, vamos a cancelarlo, en serio tía escúchame.
Oye. Que dice que no viene. ¿Qué? Acaba de mandar un mensaje. Que está en el hospital y que no viene. ¿Y eso? Pues tía. No sé. Debe ser una broma rara, o sea dice que está en urgencias porque, cuando estaba en el súper comprando la cena, un tipo le ha destrozado la cara a golpes. Con una bandeja de pechugas de pollo.
#RUTINA Llevas cinco años con tu pareja muy enamorada aunque físicamente empieza a aburrirte un poco la tibieza de lo ya cotidiano La patilla larga Las ojeras lilas El mentón cuadrado Y se te ocurre que tal vez sería una buena idea reclamar novedades y adornar la rutina con un bigote espeso o un flequillo nuevo o un tinte de pelo Pero ¡NO! Te dices Eso no es amor El amor no pide el amor no exige El amor sabe aguantar las mismas patillas toda una vida Y te quitas esa idea ingrata de la cabeza No precisas nada nuevo en la cara del amado Aunque sabes podría ser guay tirar un poquito de la fuerza centrífuga como si su rostro fuera una lavadora de carne y pelo ralo Y si bien no pedir rasgos nuevos cambiar de sitio los existentes
a placer conforme con lo recibido como un buen feligrés pero jugando sólo a veces un ratito a ser DIOS Y al no poder caer en el ejercicio de tu fantasía empiezas a desarrollar una filia extraña una atracción abstracta por los muñecos Mister Potato que encarnan ese dinamismo añorado esa anarquía facial esa renovación del deseo Y pronto la cosa deja de ser tan abstracta y te ves inmersa en una espiral ridícula y acudes a tiendas de juguetes a comprar recambios de Mister Potato amparada en el anonimato del pañuelo en la cabeza y las gafas de sol tintadas Y por la noche mientras tu novio duerme ejecutas atroces puzzles cubistas sobre su cara Y acabas amando más las piezas y su apuesta por el cambio que al propio novio Y las pegas en tus zonas erógenas Y les cuentas tus inquietudes y dilemas Y todo eso Toda esa enfermiza movida con las piezas de Mister Potato te acaba costando tu relación y tu trabajo Y vagas por las calles sola, desnuda forrada en piezas de plástico no recomendadas para menores de tres años Y sientes que te has metido en un agujero muy negro, muy jodido por no haber reclamado a tiempo la exultante novedad de un buen bigote.
BLACK METAL Querida cariño, te escribo para contarte algo. Estaba arrojando unas migas de pan a unos adolescentes noruegos cuando, si querer, de repente, algo me recordó a ti. Ya sabes que me pasa a veces, que, joder, soy un poco nostálgico. Eran unos de esos adolescentes black metal, con las caras pintadas de blanco, algunos pajarillos muertos pegados con cinta en sus camisetillas negras, yo que sé, amor, una escena en apariencia cotidiana que, de algún modo, me hizo acordarme de cuando estuvimos en Praga y bebíamos absenta, de tus dibujos favoritos, de nuestra pequeña buhardilla en Barcelona, siempre llena de libros y oliendo a comida china, no sé, cosas tontas y románticas, cariño. Cosas pasadas. Yo daba de comer a los adolescentes black metal nórdicos porque estaban agotados porque habían quemado ya varias iglesias, y comían con sus pequeñas boquitas paganas que había que verlos. Te hubiera gustado tanto verlo. Me hubiera gustado tanto que estuvieras conmigo. Y me imaginaba que eran nuestros hijos, no me malinterpretes, ya sé que nunca los hemos tenido, pero imaginaba que todos ellos eran nuestros hijos, un ejército de adolescentes black metal pegando palizas a curas por las calles de Oslo, matando ardillitas y clavándolas en las puertas de viejitas, nuestros cachorritos, llegando a casa, bebiendo el colacao como si no hubieran bebido nunca, y, yo que sé, a lo mejor tú tenías seis pezones, y yo otros seis, y teníamos una alfombra calentita y nos tumbábamos y ellos bebían leche de nuestros pezones, en varias tandas por que eran un montón, y después pedíamos más chino, porque yo sé que te encantan los domingos de chino, y era como nuestra buhardilla de Barcelona pero a la vez era más grande, y, no sé, después veíamos todos juntos Iker Jiménez, y, joder, jugábamos a que nos lo creíamos todo aunque en realidad no lo hacíamos, y reíamos, porque eso es lo que hacen las familias, ¿no? Aunque sean familias black metal.
#AUTOCORRECTOR Tienes tu primera cita Cita de Tinder Y quieres que salga bien Que sea perfecta Necesitas DROGA Y le dices al chico: Píllame coca Que es lo que más me mola meterme Yo soy así Así estoy de loca Y el autocorrector tiene un revés muy jodido: Píllame caca Que es lo que más me mola meterme Yo soy así ASÍ ESTOY DE LOCA Y te quedas en shock Mirando la pantalla Has dicho CACA y pasas de aclarar nada Y el pobre tipo de Tinder Intimidado No quiere quedar mal No quiere que parezca que no sabe lo que de verdad se mueve en la calle Y aparece con una bolsa de heces Heces humanas No sabes cómo rechazarlas - él está MUY BUENO Y te dices
---tía, en el amor hay que hacer sacrificios--Y empezáis a pintaros rayas con las heces Y acabáis pasándolo guay Y echando un polvazo Borrachos de mierda de amor y de asco Y en vuestras bodas de plata Te coges un ciego bien guapo Muy de reírte de todo Muy de apostar al milagro Y en el apogeo etílico en ese frenesí verbal incontrolado Le confiesas a tu hija: En nuestra primera cita Tu padre y yo Esnifamos MIERDA Y la niña Que ya es adolescente Que ya pilota en esto del romance y sus ultrajes Te mira muy seria suspira y te dice:
Mamá en el amor o te llenas de mierda o te vas sola a casa.
LA ESTACIÓN Te quiero tanto, amor mío pero tanto, tanto, joder, de una manera tan loca tan hermosa e inevitable, que me podías dar dos eurillos que me faltan para el tren ¿vale? ya, ya lo sé siempre me faltan justo dos euros cada vez que me ves en la estación y ya sé que no me conoces de nada pero tengo una jeringuilla ¿vale? con tu nombre escrito en ella dame los dos euros, hostia, que quiero ir al gastrobar que ha abierto uno de topchef
#influencer Llevas ya un buen rato en el bus sintiendo ese picor tan conocido el picor rabioso de la etiqueta de las bragas esa etiqueta monstruosa de filos tortuosos de dimensiones épicas esa etiqueta salvaje ideada por diseñadores sin alma Esa etiqueta - te dices la diseñan hombres Quién sino iba a pergeñar semejante horror
Malditos sean los hombres con sus ideas de mierda jugando con el cuerpo de las mujeres dejándonos la rabadilla en carne viva Malditos sean los hombres MALDITOS TODOS Y al llegar a casa escribes un post incendiario criticando a todos esos hombres que juegan con los sentimientos de las mujeres Y el post se hace viral
y te escriben de Tentaciones para que hagas un artículo sobre la movida ésta de las bragas y creas una petición en Change.org y la firman miles de personas y los CEO de Oysho y Woman´s Secret acaban en la calle alimentándose de las ensaladas a punto de caducar del Carrefour y se gesta un movimiento muy loco una revolución muy atroz contra las etiquetas de las bragas y te felicitan desde los medios por lo bien que llevas las peticiones del feminismo a las redes y sabes que has triunfado y te escriben adolescentes que sienten lo mismo que tú y te piden amistad en Facebook doscientas personas al día Y en la cresta de la ola por lo que sea por otro picor distinto no te sientes muy feliz no te acaba de llenar todo ese caos que has liado Y decides que ha llegado el momento de romper escaparates
Y montas una muy gorda secundada por cientos de chavalas Reventáis con extrema violencia la puerta de Stradivarius y quemáis frente al Primark una gran pila de bragas y aún así NADA que no amaina tu disgusto Porque a lo mejor la movida no es tanto la jodida etiqueta porque eso de que pican horrores tú ya lo tenías claro tú el tema de la etiqueta lo pilotas desde hace mucho Por eso siempre las cortas Por eso sabes perfectamente que esas bragas que cogiste a tientas en casa de tu novio de debajo de la almohada esas bragas que tanto daño te hicieron va a ser que no eran tuyas.
POEMA SOBRE VOSOTROS Que puta manía con follar y con las drogas las putas droguitas y los grupos de rock y con los flequillos y con el jaggermaister ahí a lo loco todo el rato siempre como galgos todo el rato Y con el grinder y con las putas exposiciones de mierda y las obras de teatro de Angelica Lidl que puta manía todo el rato y con los sentimientos ahí sí que se derrama el vaso ahí si que vamos demasiado lejos ahí sí que nos hemos venido arriba venga a sentir ahí a lo loco como si no hubiera otra cosa como si fuera lo único los putos sentimientos como una manguera loca comemierdas y los festivales, eh venga festivales ahí to drogaos ya va estando bien, eh venga ya tanto de todo todo el rato como si no fuera a venir un hijo de puta como si no estuviera ya detrás vuestro respirándoos en el cogote con una barra de hierro a puntito de reventaros la cabeza fuerte con cariño más o menos sólo para parar un poquito para que nos de tiempo a pensar o, no sé a mirar el mar reposar lo digo por poner un ejemplo, eh?
Querida Paula No te rayes Eres buena gente Y muy guapa Joder en serio eres TAN GUAPA que te tengo una envidia absolutamente insana y condenable y envidio tanto tus piernas que las quiero para mí pero no para mí en plan tenerlas yo en vez de las mías si no en plan objeto precioso en plan para una vitrina y en días de calor como hoy ponerlas de aspas del ventilador y verlas girar en loca psicodelia de belleza Querida Paula en serio eres tan maravillosa esa espalda lisa como el mármol que clenchitas me haría yo ahí encima Y luego Paula podríamos subirnos al tejado de mi casa y abrazarnos un poco “Cierra los ojos Paula que el brillo de tus iris no me deja ver la luna” Ay que pelazo tienes paula me haría unas extensiones con esa melena y aún me sobraría para las axilas por si me siento muy rebelde un día
MIRA PAULA JODER podemos hablar del sentido de la vida del amor de Bustamente -Por qué noy puedes apañar mi armario pa buscarme un look boho chic de ésos que dices -si es que acaso dices eso yo no leo blogs de moda casi nuncaY no sé Paula podemos hacer un club de libro y leer a Dostoievski y hablar de la mente humana y del rencor -que asuntos más poderosos Paulapuedes hacer tantas cosas Pero hay una que en serio PAULA me parece que no puedes. No es que quiera cortarte el rollo eh. ni las piernas -me gusta mucho ficcionar, PaulaPero vamos a quedar mejor para otras cosas por favor deja de llamarme para hablar de feminismo y de lo mal que te cae Susan Sontag que tenemos ideas distintas Paula no me mandes más fotos de Beauvoir intervenidas con pollas en serio me estás agobiando mazo Paula por favor no dejes en mi buzón más libros de Butler quemados en serio Paula me caes guay y eres muy suave pero calla ya y pon Netflix.
LOS RUSOS Eran dos rusos de la mafia siberiana morreaban a escondidas se tocaban las pollas ahí con todos sus tatuajes y las bocas también tatuajes de navajas y movidas así él se llamaba Boris él se llamaba Dimitri todo el día dándole al morreo si no había que partir piernas o reventar bocorras con sus miradas cómplices de matones siberianos con sus miradas cursis de rusos enamorados deseando a toda prisa acabar para juntar sus pollas. Igor Petrevich. Antología Poética Bielorrusa (1919/1983)
Te echo tanto de menos. Te echo tanto de menos, maldita sea. Te echo tanto de menos, que, espera, escucha esto, he pensado algo, creo que te va gustar. Te echo tanto de menos que lo que he pensado es bajar hasta la calle, la calle hace que se te despeje la cabezota. Notar el fresquete en el careto, claro que si. Joder, es que te echo tanto de menos que pienso bajar hasta la calle y que me de el fresquete en el careto y voy a comenzar a caminar como un poeta anónimo, no, como un poeta no, como un ciudadano anónimo, uno más. Voy a empezar a caminar y, que demonios, voy a llegar paseando hasta el Mestalla, si total, está aquí al ladito, ¿Por qué no? Rondaré un poquito alrededor del Mestalla, así es como te echo de menos, así de potente se manifiesta, rondaré alrededor del Mestalla de lo potente que se manifiesta y, yo que sé, a lo mejor, no es seguro, pero puede que espere hasta que salga alguno de esos futbolistas, esos futbolistas del Valencia Club de Fútbol que entrenan para ser muy buenos y para dar un buen espectáculo, esperaré hasta que salga uno de ellos y lo meteré en mi coche. Le daré un pequeño sustete y lo meteré en el coche que hace días que tengo aparcado junto al campo. En el maletero del coche, me refiero. ¿Ves hacia dónde quiero ir a parar? ¿A lo que me refiero? Y conduciré el coche escuchando canciones que me recuerden a ti porque así es de imponente, de inevitable lo que te echo de menos. Y cuando llegue hasta el cobertizo que tengo junto la acequia de Puzol, a mi cobertizo medio abandonado, después de bajarlo del coche, casi seguro que ataré al futbolista a una silla. Será como una especie de teatrito un poco loco, no te lo voy a negar. Y, oye, todo esto puede que ni siquiera ocurra, yo no soy ningún chiflado, ya me conoces, pero si ocurre, si todo esto acontece, puede que le de unas cuantas hostias con una barra de hierro enorme que tengo al cabrón del futbolista, a ese hijo de puta tan bueno, que demonios, puede que, yo que sé, me pinte la cara como de payaso del infierno y le de una buena palicita a ese futbolista hijo de puta, casi seguro que no, ¿eh? Pero quién te dice a ti que no me ponga a cantar algo de melendi o de malú mientras todos sus preciosos piños vuelan por los aires como querubines borrachos y lo lleno todo de sangre de todo lo que te echo de menos. De lo mal que lo estoy pasando. De lo que te echo de menos, metafóricamente hablando, digo. No me malinterpretes, yo sé que el pobre futbolista del Valencia Club de Fútbol no tiene culpa de nada, pero joder, nosotros tampoco, ¿no?