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Gabriela Franco

GABRIELA FRANCO, ESTRELLA DE LA MUSICA Y LA BONDAD.

«SOMOS ESCLAVOS DE LA APROBACIÓN DE LA SOCIEDAD, DE NUESTRO PROPIO EGO».

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Por José Luis Ortiz

Gabriela Franco (GF), está trabajando en lo nuevo de su presente, después de haber lanzado el año pasado, con la pandemia, «Como una princesa», dedicado a los musicales de Disney. Después de ocho exitosos discos, los últimos en 2019, «Soy La Canción»; así como en

2018 «Ella y algo más», paralelo con su álbum en inglés «Golden Time» que destacan en las plataformas de escuchas, tan de moda actualmente.

Quise entrar en la mente de la reina de la emoción, un humilde escritor y columnista que veía a la cantante como a una diva, una señora del escenario y de la música latina. Una conversación sin tapujos que no se iba ahorrar nada y en la que descubrí a una mujer vulnerable, solitaria y solidaria, que huye de la popularidad, pero con la vitalidad y la fuerza de un

La forma en que Gaby se había movido en la entrevista, en su casa, en Guayas, Ecuador, me había impresionado como nunca lo hizo nadie en mi trayectoria en el mundo del periodismo.

Desde aquel momento quise lanzarme a ese nuevo reto con la mayor de las coherencias y desde el mayor de los respetos. La verdad es que quería entrar en la esencia de esa gran mujer, de esa gran artista. Nuevamente su candor en la conversación me resultó, si cabe, más decididamente agradable que la primera vez que fui a entrevistarla.

«Cuando salgo a escena para actuar o en algún programa, me separo de mí misma y entonces aparece la figura de Gabriela Franco. En ocasiones, no tengo ningún control sobre la fuerza que impone y sobre la persona que aparece entre las luces y los sonidos del concierto».

A pesar de tu juventud, pero con la experiencia de tantos años actuando, esas dos mitades, ¿se vuelven a unir?

Aparentemente podría decirse que sí, por unos momentos, hasta que el último de los espectadores se retira luego de una foto conmigo o con un póster en la mano. No obstante, creo que la artista desinhibida de los escenarios, se queda allí y siempre vuelve esa mujercita un poco reservada, que puede pasar horas, cuando eso es posible, con sus audífonos puestos, escuchando música… o tiempo

indefinido grabando, arreglando, produciendo música, buscando aprender más y más. O también, ahora que soy madre de un niño de poco más de un añito, pasar horas retozando, hablando, gozando con mi hijo.

Bueno, mi idea inicial era demostrar con esta entrevista que no sólo tienes la cabeza sobre los hombros, sino que vives con el corazón en la mano. ¿Cuál es la parte que en estos momentos está hablando?

Es indistinto que cuando hablamos de mi actitud… mi corazón es el mismo, siente igual, idéntica emoción cuando empiezo a hablar de mis cosas, sean de la música o personales… no hay diferencia, no podría haberla porque lo que siento, ¡todo el tiempo está arraigado en mí!

Ya te conozco y sigo pensando que eres una verdadera «señora». Para mí, señora es esa palabra maravillosa de una mujer que hace lo que hacen las demás, pero con una notable diferencia, con un estilo que marca la diferencia, ¿me equivoco?

¡no entiendo bien el por qué! La verdad es que me siento igual que cualquier muchacha de mi edad, con experiencias de vida, alegrías infinitas y tristezas hasta las lágrimas, que ha sido muy amada, ¡pero que también ha sufrido desamor! Que sin embargo me he visto compensada de todo lo negativo, gracias a ese amor incondicional de mi familia cercana, a la que respeto por sobre todas las cosas. Cuando canto puedo llegar a emocionarme a tal punto que en algún determinado momento se me ha apagado la voz. Quizás esa emoción se transmite, y eso es lo que mi público aprecia… quizás eso marca una diferencia.

Tú un día me dijiste: «En este tiempo que vivimos una persona famosa tiene una especie de permiso para obrar con carta blanca. Te dan carta blanca. El público vive de una forma suplementaria a través de tu imagen, sueñan con ser como tú y hacer lo que tú haces y eso, la verdad, me supera. Simplemente soy Gaby, una mujer que ama a su familia, a su hijo y que busca el amor y la emoción como cualquier otra persona, como tú, como la persona que me lee. Sólo hay una diferencia y es que hago algo con todo el amor del mundo y se llama cantar y emocionar, nada más. Es lo que quiero romper, pero la fama es una tirana que ciega al que la mira». ¿Sigues pensando lo mismo?

¡En cierta forma eso no va a cambiar! Quienes somos personas públicas de alguna manera estamos sujetos al escrutinio de nuestros seguidores. Los que nos admiran pueden ser muy cálidos… pero

siempre hay alguien, o muchos, quienes por A o B circunstancias ¡no nos quieren! Puedes hacer lo que haces, con todo el amor en tu corazón y a muchos les llega el mensaje, pero de pronto a otros les pueden llegar a disgustar esas demostraciones de cariño de tu público. Me di cuenta y sufrí cierto grado de acoso cuando estuve en un reality. Quizás porque había un grupo considerable de personas que seguían a otra participante, que no fue seleccionada para integrar el grupo de 30 que entramos al concurso, y desde ese momento, aprovechando las redes sociales, estuvieron lanzando veneno a diestra y siniestra.

Lo bueno es que el cariño de mi público y el aprecio sincero de mucha gente de mi entorno, en el concurso, me ayudó a soslayar lo que ocurría… tanto así que, aunque no gané el reality, estuve hasta el final y alcancé muchísimos más seguidores y amigos con los cuales hasta hoy mantengo comunicación.

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