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La Angustia de María sola ante la Cruz
M. Stma. de las ANGUSTIAS
La Angustia de María sola ante la Cruz
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La Madre piadosa estaba junto a la cruz y lloraba mientras el Hijo pendía. Cuya alma, triste y llorosa, traspasada y dolorosa, fiero cuchillo tenía. Y ¿cuál hombre no llorara, si a la Madre contemplara de Cristo, en tanto dolor? Y ¿quién no se entristeciera, Madre piadosa, si os viera sujeta a tanto rigor?
Por los pecados del mundo, vio a Jesús en tan profundo tormento la dulce Madre. ¡Oh dulce fuente de amor!, hazme sentir tu dolor para que llore contigo. Y que, por mi Cristo amado, mi corazón abrasado más viva en él que conmigo.
Y, porque a amarle me anime, en mi corazón imprime las llagas que tuvo en sí. Y de tu Hijo, Señora, divide conmigo ahora las que padeció por mí.
¡Oh, cuán triste y cuán aflicta se vio la Madre bendita, de tantos tormentos llena!
Cuando triste contemplaba y dolorosa miraba del Hijo amado la pena. Vio morir al Hijo amado, que rindió desamparado el espíritu a su Padre.
Llega otro Domingo de Ramos, sin nuestra Madre María Santísima de las Angustias procesionando por las calles chiclaneras. Durante el tiempo que está durando esta pandemia parece que no alcanzamos a ver la plenitud de la semana santa. Quiero recordar que muchas familias se ha quedado viviendo una penitencia demasiada larga en ocasiones, de enfermedad física, aislamiento y soledad. Yo he perdido hace muy poco a mi marido, a mi compañero de vida, a mi mitad. Mi esposo, Antonio Butrón Serrano, “el Lari”, que era miembro importante de nuestra Hermandad del Huerto. Antonio desarrolló neumonía a causa del Sars-CoV2 y padeció un daño irreparable. Familiares, amigos, nuestra hermandad y muchos católicos chiclaneros rogaron por su curación, que no pudo alcanzarse. No pude acompañarle en sus últimos días, siendo una despedida en la distancia muy dura. Echando la vista atrás sólo quiero recordarlo desde el amor, libre del sufrimiento de esta vida terrenal. Los mensajes que pudieron transmitirle en el hospital, las últimas palabras que él escuchó hablaban de esperanza, de la intercesión de nuestra Madre, de la unión de todos los hermanos en su nombre, y sobre todo del cariño y amor que le teníamos y que le tendremos siempre. Antonio, el mensaje de vida que nos regaló Cristo, es el que tú también viviste. Para ti, en presencia de la Madre y el Creador, ya es Domingo de Ramos.
Chari Reina