CONFESIÓN
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L A S A N T I T R I O NA S Y SUS AMANTES
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NOS ESTÁN MATANDO Mataron a Pedro Mataron a Juan Mataron a Rosa y al capitán. Mataron sus sueños y también sus almas Mataron todo aquello que ellos anhelaban. Nos matan a tiros, nos matan a golpes, Nos matan sin prisa y sin reproche; Nos matan a oscuras, pero también de día, Nos matan los sueños y las alegrías. Nos matan los niños, las mujeres y a las viudas. Nos matan los líderes, las lideresas y a los exguerilleros, Nos matan a todos y tú sigues mirando. Nos matan la vida y nos dejan agonizando, Nos matan en primavera cuando inicia el ocaso. Nos matan a tiros y también a machetazos, Nos matan a oscuras, y nos matan al amanecer, Nos matan a todos por un charco.
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Nos matan los ríos, Nos matan el campo, Nos matan los niños y a los ciudadanos, Nos matan y nos seguirán matando. Nos matan lento y nos dejan agonizando. En el campo que vivía ya no quedan más establos, solo gente triste y estos potreros sin caballos, semillas sin tierra solas, deambulando, por un desierto vacío en donde no cesan los llantos. Y agoniza la vida, la naturaleza y el campo. Agoniza mi existencia, mi vida y mi canto, Mis formas de ver la vida ya no alcanzan para tanto, no deseo estar inmóvil frente al llanto, de una madre ya no viva y un hijo sin su manto, que grita sin consuelo, que reclama tiritando, que solo quiere el alivio que no alcanza con su brazo. Nos matan y nos seguirán matando…
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