Tomo 38 Escritos Varios

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¡DIOS Y LAS ALMAS!

ESCRITOS VARIOS APUNTES – MEDITACIONES. DE

NUESTRO PADRE FUNDADOR PABLO MA. GUZMÁN. M.SP.S.

MÉXICO, D.F. 1


Los dolores de María y Corazón de Jesús (1) Reflexiones sobre los dolores íntimos de los Sagrados Corazones de Jesús y María, dirigidas especialmente a los sacerdotes y a las almas sacerdotales [1]

Dedicatoria. (2) A Ti, Madre Purísima, que pasaste tu vida en un mar de dolor, que fuiste un “eco” amorosísimo de todos los sufrimientos del Corazón de Cristo, con toda la ternura del amor sacerdotal te consagro este humilde trabajo. ¡Que el mérito inmenso de tus dolores internos le dé vida y que nos una más a Ti, para ser transformados en Cristo, por obra de Aquel Espíritu Divino que un día feliz lo confió a tus cuidados y las ternuras del Inmaculado Corazón. Roma, -Marzo de 1929.

Introducción. (2) Son muchos, gracias a Dios, los libros que nos hablan de María. Todos ellos la han presentado en distintos misterios de su vida. Pero no se ha insistido ni aun por aquéllos que nos hablan de María Dolorosa, en la consideración de los dolores internos del Corazón de María, especialmente relacionados con los del Corazón de su Divino Hijo. Sin duda que la Pasión de Cristo fue para [2] María fuente de grandes dolores, pero así como la pasión exterior no constituyó el principal sufrimiento de Jesús, tampoco lo fue para su Madre, sino que, penetrada Ésta de las intimidades del Corazón divino, sufrió con él sus dolores internos. Jesús en el Paraíso como en el Tabernáculo, lo sufre y no puede sufrir, porque se encuentra en estado de gloria; pero si es impasible, no es ciertamente indiferente a los honores y a los ultrajes. Cuando se habla pues, de sufrimientos de su Corazón, como si fueran actuales, se expresa un concepto que no responde, ciertamente a la realidad, pero es conforme al uso de la tradición católica. En efecto, el Corazón de Jesús que sufrió en su vida mortal, es exactamente el mismo Corazón que vive ahora en el Paraíso y en el Santísimo Sacramento; se dice que sufre, para significar que sufrió cuando podía sufrir, y no solamente por las penas físicas y morales inherentes a su condición de Redentor, sino también por la previsión clara, precisa y distinta de cada uno de los pecados de los hombres hasta el fin de los siglos. Todos los días, nuestra malicia le obli[3]ga a asistir a aquellos excesos de ingratitud, aquellos triunfos de la iniquidad que hacían estremecer a su Corazón hace ya veinte siglos, y que en cuanto de ellos depende , serían aptos, si El no estuviera ya glorificado, para renovar la tragedia de sus dolores. 2


En este sentido se deben entender las palabras de Santa Margarita María, relativas a aquellos serafines que rinden homenaje al Sagrado Corazón “para reparar la profunda amargura que El ha sufrido y que sufre aún en el Santísimo Sacramento a causa de la ingratitud y frialdad de nuestros corazones”. 1 “Todas las ofensas de tu vida, las de ayer como las de mañana no se encierran en el momento presente: tienen el alcance de la presciencia divina; sufrí al mismo tiempo su vista y su peso. “Todo lo que vas a hacer, piensa bien en ello, habrá sido pa[4]ra Mí, un dolor o un consuelo”. 2 Al hablar del Corazón de María, necesariamente tendremos que hacerlo del Corazón de Jesús. Están tan íntimamente ligados, que nada podría separarlos. El Corazón de María fue expresamente formado para amar y comprender al Corazón de Jesús. Cuando Dios quiere alcanzar gracias al mundo, cuando trata de reparar las ofensas que recibe, suscita corazones amantes, a los cuales llena de su Santo Espíritu, para que infunda en ellos todo el amor y fortaleza que les es necesaria. Los hace identificarse con El. Pero ningún corazón recibió las gracias que el Corazón de María. Allí el Espíritu Santo hizo derroche de sus Dones, como que había sido destinado para animar al ser excepcional que fue María, la Corredentora del género humano, la primera gran Consoladora y confidente del Sa[5]grado Corazón de Jesús.

I.- Fuentes de dolor y de consuelo. (6) El amor de Jesús a su Divino Padre lo hacía desear ardientemente su gloria. Para eso pensaba en darle almas, en devolverle todas las hermosas, aquéllas que El iba a redimir con su Preciosa Sangre. Miraba, con ansias de ser inmolado, hacia el Calvario, y venían a su mente las almas puras que serían su corona y el más hermoso trofeo de su victoria, trofeo que había de depositar ante su Padre amadísimo. Y Jesús prodigaba su amor, multiplicaba sus ternuras hasta llegar a la suprema manifestación de su infinita caridad, al instituir “el Sacramento del Amor”, la Divina Eucaristía, y su complemento obligado, el Sacerdocio, instituciones ambas que habían de perpetuar su presencia entre los hombres. Pero ¿quién lo había de pensar? No todos los llamados acudieron, no todos los 1

Vie et oeuvres, lett. 28 a la M. Saumaise ou Greufié 11, 58, G. lett 30-11 288. Se puede ver la cuestión tratada de modo claro en Baivel: “La devoption au S. Coeur 2ed 1902,p. 215. Nota tomada del precioso librito “Manete in dilectione mea”. Padove Libr. Gregoriana Editrici.

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Esta vista universal e individual, extendiéndose hasta el porvenir, parece extraña. No se piensa que Jesús ha llevado nuestras faltas y que fue un Redentor plenamente consciente. Cada falta que ha expiado, la ha visto y sentido; cada una de nuestras compasiones o penas, ha sido para El un consuelo. (Beaudenon, “Pratique progressive de la Confession p. 45 y Nota.)[

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predilectos se dieron cuenta de su ternura; muchos lo abando[6]naron y uno de los suyos lo traicionó entregándolo a sus verdugos. Parece que no bastaban las horas de agonía de Getsemaní aquel sentirse abandonado de su Padre, el estar lejos de su Madre que siempre lo comprendía, sino que cuando más necesidad tenía de amor, de cariño, de delicadeza y de ternura, los que más fieles habían sido, dormían, y el que velaba, no llegó a consolarlo sino a darle un beso traidor que lo pondría en manos de sus enemigos. ¡Pobre Jesús! Y ¿qué hizo? Lo de siempre, sufrir y perdonar. Adelantarse sediento de dolor hacia el Calvario, para gritar una vez más con el desgarrador grito de su inmenso sacrificio y pedir perdón para los culpables, y ofrecerse como Víctima por ellos para comprarles el cielo.

II.- Jesús quiere consuelos (7) En las consideraciones anteriores puede compendiarse toda la doctrina, toda la esencia de los dolores internos o íntimo de Jesús y Ma[7]ría. En distintas ocasiones Jesús nos pide consuelos. Veamos pues:

¿Qué cosa es consolar? (8) Consolar no es únicamente decir palabras, no consiste en repetir mecánicamente ciertas fórmulas que pueden ser muy hermosas si son dichas con sinceridad; pero que en labios rutinarios vienen a ser como una profanación del lo mismo que quieren expresar. Esta doctrina del consuelo a los Corazones de Jesús y de María, no la pueden comprender todas las almas, como no pudieron comprender los dolores y las ternuras de Cristo, ni las penas íntimas de María. Consolar supone delicadeza de alma y amor muy subido. Más grande, en la medida que lo es la pena que tratamos de aliviar. Se necesita pues, una preparación esmerada para cumplir esta misión, y el Espíritu Santo se encarga de darla a las almas de buena voluntad. ¡Cuántas de esas almas escogidas por Dios, pasan una vida que no moviera a verdadera compasión si no supiéramos que es una gracia inmensa lo que obra en ellas. ¿Las habéis conocido? Llevan todas las [8] señales del verdadero amor. Para ellas amar es lo mismo que sufrir. Y todo en silencio, sin ser comprendidas, ni consoladas; pero siempre con la sonrisa en los labios, a imitación de Jesús y María. Dios va haciendo poco a poco el vacío en ellas. Disgusto del mundo. Cansancio en el trato con las criaturas, desengaños e ingratitudes de los seres amados. En la oración desolaciones. Jesús escondido… viviendo vida de fe. Y en medio de todo, sin perder la paz, siendo amables, condescendientes y serviciales. Gozando en las humillaciones y sintiendo que ése debe ser su elemento y más bien extrañándose de que alguien las pudiera estimar. 4


En una palabra, es la muerte a sí misma, a las creaturas; muerte indispensable para alcanzar la verdadera vida y después poseerlo todo. Cuando el alma es fiel y se va dejando modelar por el Espíritu Santo, entonces va comprendiendo al Corazón de Cristo, entonces aprecia los dolores de María. Viene al mismo tiempo a ella el amor, y un celo ardiente por la gloria de su Amado. [9] Se olvida de sí misma para pensar en El, y no se imagina ya la vida sin penas. Ni podría ser, porque lleva en sí misma el fuego que la consume. Sabe que Jesús es despreciado y ofendido y con eso quedará siempre en su mirada, como una expresión de lo que su alma siente, esa apacible tristeza tan propia de los santos. *** Entre las primeras Religiosas de la Visitación hubo una especialmente ardiente, entusiasta y pura como un ángel. Desde los primeros años de su juventud se consagró a Dios, habiendo sido sacada del gran mundo por el Obispo de Ginebra, San Francisco de Sales, para que con Santa Juana Fremior de Chantal, echaran los cimientos de esa Orden gloriosa que tantas almas santas ha dado a la Iglesia y donde ha encontrado el Corazón de Jesús almas de temple, que, como Santa Margarita María, se han consagrado a extender su reinado. Me refiero ahora a la Madre Favre. Y me he fijado en ella, porque recibió especialmente ese don de participar de los dolores internos [10] de Jesús. ¡Feliz ella que supo ser fiel y generosa en el sufrimiento hasta la última hora! Fue casi a la orilla de la tumba, cuando Nuestro Señor le quitó sus penas interiores para darle un gusto anticipado del gran cielo que prepara a sus almas consoladoras. Leemos en la “Vida de las primeras Madres” (Tom. I p. 320) el párrafo siguiente que, a mi modo de ver, es todo un panegírico de la legítima santidad: “La Madre Favre, dice, no conocía estos favores sobrenaturales (se refiere a algunas gracias extraordinarias, gratis datas, que se narran de otras de sus Hermanas).Siempre en las tinieblas y las penas internas, con los ojos bañados en lágrimas, con el rostro pálido, tenía siempre en los labios la única palabra: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? Pero en medio de tales penas, aquella ‘gran hija’, como la había llamado San Francisco de Sales, se mantenía en calma como aquellos peces que viven en paz en medio de las olas y las tempestades. “Queriendo demostrar a Dios su perfecta sumisión a la grandeza de su espíritu de sacrificio, hizo voto de no detenerse nunca voluntariamente en ningún otro pensamiento que el de Dios o que tendiera a Dios. Voto [11] admirable, digno de ser enumerado entre los más sublimes, y puesto casi en el mismo rango de aquél que hizo tan célebre a Santa Teresa y a Santa Juana Francisca”. (Monseñor Bougaud, Vida de Sta. Juana Francisca). 5


Resumiendo, podemos decir que estas almas entienden el amor que consuela como una vida de continuo vencimiento y aceptación del dolor en cualquier forma que le plazca a Dios enviarles. Ellas saben que amar no consiste únicamente en hacer actos de amor, sino en hacer siempre y en todo la voluntad del Divino Padre, y por lo demás, están dispuestas a conquistar para Dios miles de almas aunque les cueste la vida. *** Veamos finalmente, una oración sacerdotal escrita en un momento de esas penas íntimas que tanto acercan a Jesús: [12] ¡Quiero ser fiel!… Jesús mío, yo quiero serte siempre fiel, lo mismo en los días de consuelo, que en aquéllos de grandes amarguras. En mis oscuridades y penas interiores, quiero repetirte esa palabra que tan grata debe ser a tus oídos, y más aún salida de un corazón sacerdotal: ¡Te seré fiel!… Es cierto que el mismo medio en que me encuentro me hace temer en algún modo, dada mi natural miseria; pero en mí ha sido siempre por favor singular tuyo, más fuerte el sentimiento de confianza en tu gran misericordia. Por eso seré fiel, por eso nada temo, y espero tranquilo la hora en que quieras hacer brillar tu luz. Yo sé por experiencia que Tú tienes el poder divino de hacerme pasar en un momento de la oscuridad a la luz, de la desolación a una alegría inconcebible. Sí, Jesús mío, en estas pruebas quiero manifestarte mi fidelidad, y más aún, cuando el enemigo no cesa de invitarme a rendir las armas. ¡Oh Espíritu Divino! No te partes de mí, acuérdate que quiero ser tu apóstol y llevar tu gloria al universo entero. [13] Dame mucho amor para Jesús, dame mucho fuego para hacerlo amar. Jesús es amor, es misericordia y siempre se manifiesta así al mundo. Pues bien, Espíritu Divino, yo quiero, auxiliado por Ti, teniéndote como Jefe y Guía, suscitar en el mundo lo que para mí debe ser la correspondencia a la misericordia es decir, la gratitud. Del cielo a la tierra desciende constantemente la divina Misericordia, y yo quiero que de la tierra al cielo ascienda siempre el perfume delicado de la gratitud. [14]

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Ejercicios Espirituales del 8 al 17 de Noviembre de 1931. (15) Dados por Monseñor Luis Ma. Martínez.Tlalpan, D.F. Apuntes.

Preparación – día 8 15 Estos Ejercicios los consagro al Corazón Divino de Jesús. Comienzo estos Ejercicios poniéndome completamente en manos de Dios para que El dé a mi alma la orientación que quiera. Nuestros Ejercicios son los días de Jesús, se nos dijo; debemos dárselos y recibir las comunicaciones que El quiera dar a nuestras almas. Se nos recomendó comenzáremos por un entrega total, que fuéramos generosos, etc.

Día 9 (15) En la Santa Misa hice la entrega total de que se nos habló anoche. En la primera meditación nos dio el plan general de los Ejercicios, para [15] ayudarnos a comprender nuestro ideal; según él no es otra cosa sino reproducir el interior doloroso del Corazón de Jesús, copiar a Jesús Crucificado y ser mensajeros de la Cruz en todo el mundo y por todos los medios, especialmente el de la dirección espiritual de las almas. Debemos completar lo que faltó a la pasión de Cristo y para eso, decir como El: Ecce venio, Deus, ut faciam voluntaten tuam! El vino para ser crucificado y morir por nosotros y también esa es nuestra vocación, ser crucificados con Él para la salvación de las almas. *** En la media hora siguiente a los puntos pude hacer mi oración fácilmente, pues me levantó mucho el solo enunciado de “copiar el interior doloroso-amoroso del Corazón de Jesús” Pedí mucho a San Miguel, etc. que me ayudaran en estos Ejercicios para ver si penetro un poco en aquellas regiones de la contemplación de Jesús, a donde muchas veces he sido atraído; pero a donde creo nunca he penetrado. [16] Ofrecí la Sangre de Jesús, los dolores de María y las oraciones y sacrificios de las almas santas. En el curso de la oración pedí mucho por los sacerdotes. Y pedí también almas sacerdotales para darles aquel hermoso colorido que El sabe. Pedí en especial por algunas almas, con mucha seguridad de ser oído por quererlas para El, que todo lo merece y para Quien todo fue creado. Tema de la plática de las 11 “Nuestra misión consiste en reproducir la vida íntima del Corazón de Jesús”. Las Obras de la Cruz son el complemento de las revelaciones de Paray. 7


Todo lo anterior se ve mejor ahora y resalta más aquel cuadro. Esto se demuestra tanto en la explicación de los Símbolos de la Cruz del Apostolado, como en la realidad misma, estudiando el Corazón de Jesús. Tenemos pues una espiritualidad bien marcada en n.m. y dentro de ella podemos encuadrar [17] las inclinaciones propias y los diversos matices de nuestra vida espiritual. Meditación de las 4:30 La vida interior del Corazón de Jesús tuvo un principio: “El Espíritu Santo”. Le inspiró siempre su amor al Padre, etc. etc. En la Cruz del Apostolado aparece dominándolo todo. También nosotros debemos ser guiados por el Espíritu Santo; amar con el Espíritu Santo. Meditación de las 7:30 Puntos: Ofrecernos con Jesús al Divino Padre.

Día 10 (18) Meditación de las 9 a. m. Debemos meditar en los dolores íntimos del Corazón de Jesús. Fueron terribles. Esa es nuestra herencia como Misioneros del Espíritu Santo. [18] María.

Son muy desconocidos aun después de las Revelaciones de Santa Margarita

Tema de la plática de las 11: Una de las fuentes principales de los dolores internos fue el pecado de ingratitud y especialmente el ver que muchas almas se perderían a pesar de sus dolores. El olvido de muchas almas que ni siquiera sospecha estos sufrimientos de Jesús. *** 4:30 p.m. - Noche. - Los dolores íntimos de Jesús fueron sacerdotales. Especial malicia del pecado en el Sacerdote, etc.

Día 11 (19) Que nuestra oblación debe ser como la de Jesús, inmaculada. Conceptos sobre la pureza. Debemos ofrecernos por las almas. Plática de las 11. – Explicación de la Cadena de Amor. Debemos prolongar la Cadena de amor a Jesús en la tierra. El Espíritu Santo busca almas crucificadas. Su grande obra fue la crucifixión. Busca cruces vivas. [19] 7:30 p.m. El gran modelo para la práctica de la Cadena fue María en su Soledad. Ella continúa la Cadena de amor de Jesús. 8


Un nuevo concepto para la Soledad de María. Jesús vivió como Solo, por no encontrar casi (excepto María), quien lo comprendiera y María lo copió en eso también, viviendo Sola. Me impresionó bien la plática, pues es un tema muy querido para mí.

Día 12 (20) 9 a.m. - La vida de unión con el Corazón de Jesús debe informar no sólo nuestra vida interior, sino también nuestro apostolado exterior. Debemos ser contemplativos, etc. 11 a.m. - Debemos ser almas víctimas. Conceptos sobre el alma víctima. Según él, almas víctimas verdaderas son aquéllas que están dispuestas a todo lo que Dios quiera de ellas. No precisamente las que hagan cosas extraordinarias. El alma víctima de aquel modo, es comparada al que de una firma en blanco, con la cual puede sacar poco, mucho, o todo el dinero de un [20] Banco. Conceptos muy prácticos sobre el valor de las cosas pequeñas. Valen mucho unidas amorosamente a los méritos de Jesús. Tendemos despreciar lo pequeño y no debe ser. Ejemplo Santa Teresita.

Día 13 (21) Cómo debe ser nuestra transformación en Jesús. Conceptos: amar como Jesús; ver las cosas bajo un punto de vista sobrenatural. No medir las cosas de Dios por nuestro propio criterio.

Día 14 (21) Continúa: Amar como ama Jesús. Amor puro, sobrenatural. Amar como Jesús; desprendernos de todo afecto que no sea en El. Es muy celoso de las almas, especialmente de las almas sacerdotales. Cualidades de nuestro celo: ante todo prudente, aunque ardiente, entusiasta. Hacernos todos para todos. Mucho me impresiona y gusta el: “Ser todos [21] y sólo de Jesús”. Quitar el exceso en el trabajo. Ante todo darle su tiempo a Jesús. Plática 11 a.m. - Debemos hablar como Jesús habló. Modo de predicar. Preparación, oración, estudio, etc. - (Interesante). 4 p.m. Debemos obrar como obró Jesús. ¡Omnia bene facit”…(todo lo hizo bien). Elogio de la prudencia, la principal de las virtudes. etc.

Día 15 (22) 9 a.m. - Meditación continuando el tema: “Debemos ser mensajeros de la Cruz”Habló de la dirección espiritual. Muy interesante como que es nuestra cuerda. 9


*** Todo lo de hay fue sobre la Dirección espiritual. [22]

Día 16 (último) (23) 9 a.m. - Para realizar el ideal, debemos seguir el Camino del desprendimiento. “Vade, vende universa quae habes…” Lo material y lo espiritual.

Breve Consagración a la Santísima Virgen. (23) Tú sabes, oh Madre nuestra, que te pertenecemos por completo; pero el corazón de los hijos se goza en renovar su entrega absoluta a la mejor de las Madres. Por eso en este día renovamos nuestra consagración para suplicarte una vez más que nos tomes por tu cuenta y nos transformes en Cristo y nos conceda perseverar hasta el fin en nuestra consagración. ¡Oh Esposa amadísima del Espíritu Santo, cúbrenos con tu precioso manto y guárdanos en tu Inmaculado Corazón. Amén. [23]

Palabras de Nuestro Padre a un grupo de jóvenes, sobre los Misterios del Rosario. (24) (Sin fecha) Amados jóvenes: Nos hemos propuesto honrar en estos días a nuestra Madre Inmaculada. Fieles compañeros de su soledad, sentimos, al acercarse el día feliz de su glorioso tránsito, la necesidad imperiosa de multiplicar nuestros actos de amor. Júntase en nuestras almas el gozo de ver glorificada a nuestra Madre y sentimos también las nostalgias de la soledad. Hacemos ahora lo que entonces hubiéramos hecho; y ¿qué mejores temas ara nuestras conversaciones con María, como éstos que se han propuesto sobre los Misterios del Rosario, o sea sobre la vida de Jesús? Jesús.

Tócanos hoy considerar el Tercer Misterio gozoso, es decir el Nacimiento de

Indudablemente que nunca había presenciado la tierra escena tan llena de encantadora sencillez, como ésa en que un Dios Encarnado se dignó nacer de una Virgen en humilde pe[24]sebre. Contemplemos un momento lo que allí pasó. María, nuestra Madre, llevando en su Corazón inmaculado el amor virgen de alma enamorada de su Dios y el amor maternal, esperaba, sumergida en un profundo éxtasis, el momento dichoso de estrechar en sus brazos al Redentor del mundo. ¿Podemos siquiera imaginarnos qué emociones inundaron el alma de María? 10


Torpe es nuestro entendimiento y mezquino nuestro corazón para poder sondear tales abismos; pero séanos concedido descorrer siquiera en parte los velos del misterio. Purísimo fue el primer beso de María a su Hijo. Beso candoroso, beso humilde que arrancó las primeras lágrimas de amor a Jesús Niño. Después, cuando el mundo lo hiere con sus ingratitudes, El recuerda este beso de María y por él perdona a la humanidad culpable. Se encontró la inocente Paloma frente a frente de la Pureza misma. Por eso se comprendieron tan bien sus corazones; por eso había de quedar la devoción de este Misterio como un legado a todas las almas pequeñitas, almas de niños con amor de gigantes. ¡Cuántas almas santas se han congregado en [25] derredor del pesebre de Belén para adorar al pequeño Infante! Recordemos entre otros a Santa Teresa del Niño Jesús. Procuró vivir la vida de infancia espiritual, ser niña con Jesús Niño, y como El, arrojarse en los brazos maternales de María para que Ella velara por su bien. ¿No os parece, amados jóvenes, que realmente en la vida infancia está es secreto de la santidad? Ser pequeño, pasar desapercibidos, pero siempre bajo la mirada de María. Desconfiando de nosotros mismos y poniendo en Ella nuestro porvenir. ¡Felices las almas que arrojan su porvenir en manos de María! Ellas lo tienen asegurado! Necesitamos ser niños en nuestras relaciones con Dios y con nuestros hermanos. Es preciso que le hablemos con la sencillez del niño. Siendo pequeño, María no nos dejará, sino que nos mostrará siempre el Caminito más breve para llegar a la unión con Dios. Las virtudes de María son las de los niños: candor, pureza, sencillez, inocencia… ¡Qué hermoso cerco de virtudes y cuánto [26] debiéramos esforzarnos en adquirirlo! Amar en la sencillez a nuestros hermanos desinteresadamente, pensando sólo en agradar a Dios.

haciéndoles

el

bien

¿Para qué queremos otra cosa si María nos espera con sus brazos abiertos para estrecharnos contra su pecho siempre que obramos bien? Seamos pequeñitos, que los pequeños, decía Teresita, no se condenan. El Espíritu Santo forma ahora almas que se enamoren de María con las locuras y sencillez del amor infantil. Nuestra Congregación tan amada, a la que vosotros deseáis ingresar con tanto ardor, debe ser un Legión de almas de niños y su virtud característica la sencillez. Y ¡que bien nos formará María en nuestro espíritu si la amamos con delirio!

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Yo creo que no debemos descansar nunca hasta haberle arrancado al Espíritu Santo esa gracia tan grande de revelarnos el Secreto de María! Con María debemos vivir; con Ella debemos morir y con Ella pasaremos nuestra eternidad. ¡Qué dicha! [27] ¡Ah, amados jóvenes! Pidamos a nuestra Madre en el día de su triunfo, cuando escuche las armonías celestiales y todo el cielo se rinda ante Ella, dirigiendo una mirada hacia la tierra, vea a este pequeño Oasis que es suyo y nos conceda la dicha de amarla con pasión. Debemos ser copias de Jesús y El, ¡cómo amó a María! Yo le pido en este día al Espíritu Santo que haga desarrollar en nuestras almas un sentimiento anticipado de las cosas celestiales… de vuestra hermosa vocación. ¡Cómo no desearla! Y si yo veo en vosotros a los futuros apóstoles de nuestra Congregación; si sóis vosotros ahora los que con sus pequeños sacrificios hacen sonreir a Jesús y a María!… María ama mucho a los niños, niños por su alma más aún que por su cuerpo. Le recuerdan a su Jesús Niño y cuando una de estas almas se acerca para besarla, entonces llora de amor, recordando su beso a Jesús en Belén y el beso primero que los rosados labios de ese Dios Niño imprimieron en su rostro. ¡Qué hermosa es la pureza! ¡Qué perfume [28] despide! ¡Qué fuerza de atracción irresistible la suya!… Y nuestras Casas deben ser las Casas de la Pureza y nuestras almas deben ser ánforas llenas. Ejército de niños será el formado por los Misioneros del Espíritu Santo, enamorados de María. Amadla, amadla con pasión; nunca creáis haberla amado demasiado! ¡Espíritu Divino, yo te pido en este día que te está especialmente consagrado, que te dignes conceder a estos niños, a estos jóvenes, a todos los que aquí estamos, el Don inapreciable de tu Esposa Inmaculada! Tú has dicho que a las almas que te amen les harás ese Don, y, mira, si en alguna parte eres amado, es en tus Oasis predilectos. Por eso te pido que nos des un amor ardiente para María; que vivamos con Ella; que Ella también recoja nuestro último suspiro y que con Ella ensalcemos a Dios por toda la eternidad. ¡ASÍ SEA! [29]

Artículo sobre el Espíritu Santo. (30) Sin fecha. La fiesta de Pentecostés debe celebrarse con mucha pompa. Muy poca gloria se da al Espíritu Santo en el mundo; muy pocos templos se le dedican. El Espíritu Santo vive dentro de nuestro Jesús; descansa en todas las almas puras. No deja el Espíritu Santo a los que le son fieles. 12


El nido del Espíritu Santo está en el Corazón de Jesús. Cualquiera que allí entre, tendrá comunicación con El y recibirá celestiales favores. El Espíritu Santo vive en Jesús y Jesús en El y en el Padre y no pueden separarse. El Espíritu Santo es como un lazo de luz que ata al Padre y al Hijo; es un lazo de amor, del más apretado cariño, que también los ata en uno con tal viveza, que vienen a ser uno mismo por el amor, mezclados en el mismo amor que es el Espíritu Santo; mezclados en la misma luz que es el Espíritu Santo. De manera que son uno en los tres y [30] los tres en uno, con una misma Sabiduría, Poder, Luz y Amor. Las Obras de la Cruz, al dar culto al Espíritu Santo, se lo darán a toda la Trinidad. El Espíritu Santo, infundirá en estas Obra la misma Luz, en mismo amor de que El es la fuente, que son los ejes principales, pues encierran las virtudes teologales que son las más perfectas y abarcan a todas las otras. Amemos al Espíritu Santo, acariciémoslo, metámoslo lo más adentro de nuestras almas que podamos. No podemos comprender el inmenso favor de ser nidos del Espíritu Santo, del Espíritu del Padre y del Hijo. ¡Llamemos con mucha frecuencia al Espíritu Divino y veremos los bienes con que nos regala.

Meditación. (31) …“No podemos oír cantar al Espíritu Santo sin morir; si se nos concediera esta gracia, sería preciso privarnos de la vida. Aquí sólo escuchamos sus gemidos. Y los escucha[31]remos más, cuanto más nos mortifiquemos, cuanto más oremos, cuanto más recogidos vivamos. “No con el recogimiento exterior, aunque éste ayuda y es indispensable para muchas almas, sino con el recogimiento interno en el que El se comunica. “Su Corazón es el Corazón de Jesús y también el del Padre… Son Tres Personas, pero con un mismo Corazón, es decir un mismo amor, una misma voluntad. “Amemos y hagamos amar así a ese Corazón.” *** “Demos todo al Espíritu Santo cuanto tengamos y podamos de hoy más. El nos pagará centuplicado nuestros obsequios, aun el más pequeño. El Espíritu Santo es el Espí[32]ritu Creador que todo lo fecundiza con su purísimo aliento. Donde el Espíritu Santo anida, saca santos espíritus, porque El es la esencia de la Vida y siempre da, da, se está dando continuamente y en cambio ¡qué poco recibe! Y 13


al darse, comunicase El mismo y hace santas a las almas, alimentándolas El con todas las virtudes y dones y frutos. Con esto las alimenta, las hermosea y las recrea. *** “Como del mar salen los ríos que fecundizan la tierra, del Espíritu Santo la gracia que fecundiza las almas para el cielo. *** “Los nidos del Espíritu Santo forman cruces y las cruces forman sus nidos, que tienen siempre forma de Cruz. “Cuidemos los nidos del Espíritu [33] Santo que tienen tres enemigos mortales: el mundo, la vanidad y la soberbia. Luego que tocan estos enemigos a sus nidos, el Espíritu Santo los aborrece como aborrecen los suyos las palomas de la tierra cuando alguien los toca. “El es muy delicado y cuando por eso se ausenta y a veces no vuelve. “Cuidemos, cuidemos los nidos del Espíritu Santo y el remedio para esto es ocultarlas a las miradas humanas. El Espíritu Santo habla y se comunica en la soledad interior, llena lo que encuentra vacío y alumbra o ilumina lo que está oscuro. Y nos quiere vacíos del mundo, ocultos en la soledad y a oscuras de todo lo que no sea El. “No podemos comprender lo que el Espíritu Santo aprecia esta clase de tinieblas, de vacíos, de soledad. Estas son las disposiciones que se deben tener para escuchar sus gemidos los gemidos del Espíritu Santo que hacen estremecer al cielo por su suavidad… que causa la felicidad eterna del Padre y del Hijo. “En la tierra se alimenta el Espí[34]ritu Santo; lo alimenta su Esposa la Iglesia con la leche de las almas puras y con el trigo de los escogidos. *** “El Espíritu Santo ansía dar la vida que es el Verbo. Él lo da a las almas, pues en cierto sentido es de Él y se complace en su Verbo de una manera inefable, que ni los Ángeles ni los hombres pueden comprender. “En esa felicidad eterna y purísima se gozan eternamente las Tres Divinas Personas: todas tres son una misma substancia, una misma vida, unas mismas perfecciones”. “La verdadera imitación de Jesús consiste en el olvido propio; el abandono en los brazos de Dios, la inmolación más pura en favor de las almas extraviadas y de las que aspiran a la perfección. 14


“Eso hizo Jesús. Eso es la caridad de la cual el Espíritu Santo es el Foco y que comunica a las almas que son suyas”. [35] “Muchos escalones hay en cada grado con que regala el Espíritu Santo a las almas que se le entregan. Mas para cruzarlos no sólo se necesita andar sino ascender siempre… es decir que para subir por ellos, necesita concurrir más o menos, pero siempre algo, el trabajo del alma. “Cuando el alma no corresponde a sus inspiraciones, al trabajo y correspondencia que El exige de ella, entonces se retira. Hay almas que necesitan empuje para cada paso, otras que corren y otra que vuelan, y a medida de su correspondencia, avanzan, subiendo siempre hasta alcanzar los grados a que las tiene destinadas. ¡Vigilemos y escuchemos la voz del Espíritu Santo!” [36].

El Espíritu Santo y la Cruz. (37) Artículo sin fecha. La Cruz rompió el dique o fortaleza que el pecado había puesto entre el Espíritu Santo y las almas y por ella se han derramado en el mundo espiritual sus Dones y sus Frutos. De suerte que los frutos de la Cruz son los frutos del Espíritu Santo. Las almas sin embargo, vuelven a alejar de sí a este purísimo y Santo Espíritu manchándose con la culpa y están en tinieblas porque no invocan al que es la Luz… y yacen heladas porque no se acercan al Fuego. Este fuego divino se ausenta a medida que el fuego de las pasiones crece en el corazón. Quiere conquistar su reinado en las almas este Santo Espíritu por medio de la Cruz y del Corazón de Jesús. La Cruz es la delicia del Padre y el encanto de Jesús y la gloria del Espíritu Santo. En la Cruz anida el Espíritu Santo, y por eso ahí y sólo en ese árbol sagrado, se recogen abundantes sus Frutos. Los Frutos del Espíritu Santo se representan en el Corazón y ese Corazón es el primer Fruto del Divino Espíritu que en[37]cierra en sí todos los demás. El alma que lleva la Cruz lleva con ella al Espíritu Santo con sus frutos y también al Corazón de Jesús, inseparable de la Cruz y del Espíritu Santo. El sello de la Cruz es el sello de los escogidos. La Cruz es la consentida del Espíritu Santo, el sello sagrado de la Iglesia, el espejo de los sacerdotes, la salvación del mundo. *** La consagración al Espíritu Santo implica y obliga a una nueva vida de fervor y a una exquisita pureza de alma. Lo que pertenece al Espíritu Santo debe ser puro y 15


santificado y nadie puede amar al Padre y ser puro sin el Espíritu Santo, ni unirse al Verbo sino por este medio. …“Nadie se me entrega en vano y Yo me esmero en santificar lo que me pertenece…” [38] *** ¡Oh Espíritu Divino, amadísimo de nuestras almas! En nombre de todos aquéllos que hemos tenido la dicha de consagrarnos a Ti, voy a pedirte la gracia tan grande de que triunfe la Iglesia en la lucha que actualmente sostiene contra el poder de las tinieblas. Tú eres el alma de la Iglesia que tiene por misión glorificar a Cristo en ella y dar testimonio suyo ante todas las naciones; pues por todos esos títulos, manda esa paz tan deseada, a fin de glorificar tu nombre y que las almas se salven por millares. Aquí tienes a tus pequeñitos hijos que se ofrecen como víctimas por su Madre la Iglesia. ¡Oh Espíritu Santo, que reine Cristo! ¡Qué viva y que impere! Invoquemos al Espíritu Santo: amémoslo; démosle culto y cambiará el mundo material espiritualizándose! ¡Espíritu de Amor, en Ti confío! [39]

Por qué se quedó Jesús en los altares. (40) Meditación (40) …”Sólo por el amor, por un fin de caridad, pero de este fin, derivados otros muchos. “Me quedé, por una sed sublime que consume, diré al Verbo hecho carne, gozándose en la inmolación por el hombre. “Me quedé por completar a las almas con mi vida de víctima en los altares, lo que a ellas les falta de sacrificio. “Me quedé para seguir expiando las ingratitudes del hombre con sangre, con sacrificio perpetuo. “Me quedé por ser la única Víctima pura; que recordando, diré a la Divinidad ofendida mi inmolación en la Cruz, la hiciera derramarse en gracias para las almas, deponiendo su justicia. Sin Mí, toda inmolación sería nula y de esta manera, perpetuándose mi Sacrificio, se perpetúa también el perdón, tomando valor en mi unión los sacrificios del hombre. [40] “Me quedé para atraer a las almas con mi ejemplo a enamorarse del dolor en todas sus formas.

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“Me quedé, ¡oh sí! Por el placer que causa al Verbo hecho carne la cercanía de la creatura, de corazón a corazón, oh bondad!… “Me quedé para estar en contacto continuo con el hombre y deshacer con mi abajamiento, ternura y amor, su ingratitud! “La abyección inaudita del Verbo al encarnar, trajo al hombre incalculables bienes que él ni agradece. Entre estos bienes Yo, al revestirme de la carne, tomé sus propiedades y la inclinación al afecto, a la comunicación, al acercamiento con la criatura, cuya sustancia llevo. “Todo esto me detuvo, yéndome al seno del Padre para glorificar esa carne que había tomado en el virginal seno de María; también me quedé, por ese secreto de unión, de atracción, de comunicación que toda carne lleva consigo. Sólo que en Mí todo esto es santísimo y con u n fin de amor, el de hacer felices a los que me rodean. [41] “El hombre como materia, necesita el palpar con los sentidos lo que ha de amar, y esto se encuentra en su ser; y como Yo conocía esa necesidad, y tenía además sed de su amor, por eso tomando lo más humillante y común, lo más usual, el alimento cotidiano del pobre y del rico, un pedazo, un punto de pan, me quedé en los altares bajo las especies sacramentales. “Yo soy feliz en la transubstanciación de las especies… Yo anhelo a cada instante verme sacrificado y mi Corazón está en vivas ansias en los altares mientras esto no sucede. Ansío verme sacrificado por el hombre y a favor del hombre. ¡Oh misterio incomprensible del amor de un Dios! “El hombre pecó crucificándome y Yo lavo su crimen cada vez que ese hombre en el mismo altar me crucifica, y ¿por qué? Porque ahí el sacerdote no es el hombre pecador, sino que me representa Mí, Corderito inmaculado que borra los pecados del mundo, a Mí, que en el Cenáculo me inmolé primero. [42] “Ahí no es el hombre precisamente el que me sacrifica, es el hombre transformado en Dios Hombre, el que ofreciéndome a la Santísima Trinidad, se ofrece también en mi unión como víctima expiatoria para reparar y salvar. Ahí es sacrificador y víctima. “¡Qué sublime y santo es el ministerio del Sacerdote, y cómo más que nadie, debe asimilárseme en todas sus partes!” *** ¡Oh mi Verbo! mi adorado, mi amadísimo Verbo! ¡Basta, basta! No puedo soportara por más tiempo los sentimientos que invaden a mi pobre alma! Te comprendo, aunque en parte infinitamente pequeña Bien mi corazón te amaba tanto! ¡Con razón el Espíritu Divino puso en mi mente aquella idea de buscarte 17


almas víctimas de gratitud! Ahora. Bien mío, en nombre de todos, de la humanidad redimida, y haciéndome eco de esos millares y millones de seres que se consumirán por pura gratitud hacia Ti, te digo: ¡Gracias! ¡Gracias! Vamos a reparar [43] nuestra ingratitud y, conducidos por el Espíritu de Amor y por María, te haremos sonreír y haremos también sonreír a tu Divino Padre que sólo en Ti piensa y sólo en Ti ama. Oye la oración sacerdotal de tu hijito Misionero y concédeme millones de almas puras para que formen la legión de almas agradecidas, y dame otras más perfectas y más puras para esa pequeña Congregación que será la encargada de agradecer por todo y por todos, pero muy especialmente por las Obras de la Cruz. Bendícela y Tú que eres la Vida, haz que nazca, que sea fecunda y que siempre se distinga por su delicadeza para Contigo. ¡Qué muchas de esas almas sean Mártires! Tú sabes por qué te lo pido… ¡Oh Padre, oh Espíritu Santo, oh María! Haced que pronto se llegue el día de ver realizados esos deseos para poder morir y habiendo derramado mi sangre, poder exclamar. “Consummatun est”. ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Jesús mío! [44]

María! Te amo!... (45) Meditación. (45) “María desde la Encarnación repetía al Eterno Padre en un acto continuado de amor y refiriéndose a Jesús en Ella: “Este es mi cuerpo esta es mi sangre”… clamando por la salvación del mundo. “El Espíritu Santo y Jesús le inspiraban este secreto, le infundían este sentimiento, se lo hacían indispensable, empujando su voluntad a que, unificada con Jesús por la naturaleza y por el amor, levantara su Corazón al cielo ofreciéndose en unión de Jesús en la transformación más pura, pronunciando en su alma estas divinas palabras! “Y Jesús al pronunciarlas la noche antes de su pasión, tuvo el pensamiento y la intención de pronunciarlas en unión con María al decir: “Éste es mi Cuerpo, Ésta es mi Sangre”, pensando en que era el Cuerpo y la Sangre tomada de María, la más pura de las víctimas después de Jesús, la más santa e inmaculada. “Y al dejar ese legado al mundo, fue la intención de Jesús que los Sacerdotes como [45] María desde la Encarnación y con Jesús en la última cena, pero teniendo en cuenta a María de donde por naturaleza El procedía, en su Santísima Humanidad, pronunciaran estas palabras sagradas, transformándose en Ella por su amor y sus virtudes. 18


“El Espíritu Santo tuvo parte en la fecundidad de estas palabras en la Consagración, porque venían de María en la Encarnación del Verbo, cuya obra fue por El ejecutada en esa Virgen singular. “El Espíritu Santo, hace un grande papel en la Eucaristía, lo cual poco o nada se tiene en cuenta. Vuelve a reflejar la Encarnación y en cierto sentido a reproducirla en esas palabras sagradas, y aun en cada alma que comulga. “Por aquí veremos cómo la transformación de María en Jesús ha trascendido en gracias para la transformación de otras almas y especialmente en la de los sacerdotes, pues ya tenía en cuenta Ella el papel que éstas debían desempeñar de pureza, de santidad, de transformación en Jesús, imitándola a Ella. [46] “Estas palabras: “Éste es mi Cuerpo. Ésta es mi Sangre, nunca se pronuncian en vano. En la Misa por su poder transformativo y en las almas que se unen a Jesús y a María con el Espíritu Santo, tienen poder fecundativo o de fecundación. “¿Por qué? Porque en su principio y fondo proceden del Espíritu Santo. Jesús las pronunció con su boca, pero el inspirador de ellas y el que les dio la facultad de transformar y multiplicar fue el Espíritu Santo. “Estas palabras no pueden pronunciarlas ni deben sino las almas transformadas. Por aquí podemos entender la santidad que debe tener un sacerdote para celebrar los divinos misterios. ¡Con qué pureza, con cuánto amor y temblor deben pronunciarlas las almas cuando tengan las condiciones del paso de transformación! “Todo esto es como la síntesis, el corazón de las Obras de la Cruz. ¡Oh qué grandes son y cuánto aprecio merecen! El mundo no las comprende, pero dominarán al mundo en todos sentidos, siendo una poderosa palanca en favor de la Iglesia, un brazo precioso para la mayor gloria de Dios. [47] “Por esto María tiene tanta y tan íntima parte en la Misa, y todo sacerdote debe invocarla, acompañándose de Ella para decirla. ¡Oh! Si esto hicieran los sacerdotes, cuántas conversiones de ellos mismos habría! ¡Cómo esta Virgen Inmaculada les recordaría su deber de ser Ángeles! ¡Cómo este Trono de la Sabiduría les recordaría siempre al Verbo Divino, a esa Palabra que debiera inspirarlos en la ciencia y la virtud! “¡Cuánto ganaría la Iglesia si sus sacerdotes estudiaran, copiaran y amaran a María en sus relaciones eucarísticas, en sus martirios que se los merecieron! *** ¡Qué los Misioneros seamos modelos y reflejando a María nos acerquemos al 19


altar, pronunciando dignamente las palabras de la Consagración! ¡Oh Espíritu Santo, aumenta mi amor a la Santísima Virgen! ¡Oh María, Ángel de mi Sacerdocio, gracias! [48] En mi adoración de la tarde hice la renovación solemne a mi Jesús, de todas mis promesas. Bastante fervor. Cosas que no se pueden expresar. Credo videre bona et semper misericordias Domini! ¡Señor, que haya gratitud en el mundo, en todos los míos, para que haya el equilibrio de la caridad! [49]

Puntos de predicación. (50) (N. M.)

Meditación. (50) …“El Padre y el Hijo aman al Espíritu Santo con la misma intensidad con que se aman entre Sí. Pero es difícil decir el matiz propio de ese amor, porque tiene más remota analogía con los amores de la tierra; se vislumbra que ha de haber en ese amor el gozo, la paz, el descanso de la consumación, puesto que el Espíritu Santo es la consumación del amor y de la vida de Dios; debe estar impregnado de pureza y de santidad, porque el Espíritu Santo como que consuma la pureza y la santidad de Dios uniendo al Padre y al Hijo debe de tener una suavidad inexplicable y divina, puesto que el Espíritu Santo se simboliza por la unción. “Ha de ser algo delicadísimo, puesto que el Espíritu Santo se compara a una brisa suave, henchida de divinos perfumes; ha de ser ardiente e impetuoso, puesto que el Espíritu Santo, es fuego y es impetuoso. [50] “El alma que ama con el Espíritu Santo debe amar a este Espíritu Divino, tanto como al Padre y al Hijo, pues son un solo Dios, y debe amarlo como se ama al Amor consumado como se ama la paz y el gozo del Amor, como se ama la Pureza sustancial, la santidad infinita, con una suavidad, con una delicadeza, con un ardor que solamente puede comprender quien ha sentido tan divino amor. “Me parece que el amor al Espíritu Santo lleva también consigo un tinte de gratitud especialísimo, ya que por ese Espíritu, el alma se une con Dios, y entra, por decirlo así, en el misterio de la Santísima Trinidad. “Otro de los caracteres propios del amor que el Padre y el Hijo tienen al Espíritu Santo es el anhelo, como la necesidad de darlo y de difundirlo. Casi siempre que en la Escritura se habla del Espíritu Santo, se dice que se derramará sobre toda carne, sobre la vara de Jessé, sobre la Santísima Virgen, sobre los Apóstoles, o que es el Prometido por el Padre, el Don de Dios, etc. [51] “Es el Espíritu Santo como la unción santa que el Padre y el Hijo derraman sobre las almas; como el perfume divino que vierten sobre los corazones, como el Don que hacen en el exceso de su amor. 20


“El alma que ama con el Espíritu Santo, debe darlo, debe difundirlo sobre la tierra, porque si el Espíritu es el Don, amarlo es darlo, si es unción, si es perfume, amarlo y difundirlo. “Al Espíritu Santo debe amársele como se ama la Belleza, como se ama el Cántico del amor, porque el Espíritu Santo es como el cántico sustancial de Dios, ese cántico que se derrama en el universo. “Puesto que el Espíritu Santo es la Consumación, el alma que ama, debe ser perfecta y consumada en todo. “El alma que ama con el Espíritu Santo es fidelísima a sus santas inspiraciones como una lira delicadísima que canta al menor soplo del viento. *** “La Virgen Inmaculada es el perfecto [52] modelo del alma que ama a Dios con el Espíritu Santo. “Nadie duda de que la Virgen Inmaculada ama a Dios con el Espíritu Santo. Nadie duda de que la Virgen Inmaculada ama a Dios como nadie lo ha amado ni lo amará, ni que lo ama con el Espíritu Santo de quien está llena, al grado que podemos decir, aunque de otra manera que de Cristo: que de su plenitud recibimos todos. “Ahora bien, ¿cómo amaría a Dios la Virgen María? Con una Pureza única Con un amor sobrehumano, Con una delicadeza celestial Con una generosidad perfecta. “Íntimamente unida a Jesús, perfectamente transformada en Cristo, María ama al Padre como Jesús lo ama, con la misma ternura, con la misma pasión, con la misma fidelidad. “Aquellas palabras ‘He aquí la esclava del Señor hágase en mí según tu palabra’, nos descubre el alma de María Santísima perfectamente sometida a la voluntad del Padre, por amorosa y perfecta adoración. “Y el ‘Magnificat’ es un cántico de [53] amor al Padre. Y en el Calvario unió los sentimientos de su Corazón a los sentimientos del Corazón Sacerdotal de Jesús, para ofrecer heroicamente como prodigioso holocausto de indecible amor al Padre, el Sacrificio de Jesús y de todos sus hijos. “Véase el alma en este espejo y aprenda a amar al Padre con el Espíritu Santo. “Participa como nadie de la fecundidad y del amor del Padre, María, la Madre de Jesús; ama a Jesús con el amor más semejante al amor del Padre Celestial. “¡Con qué plenitud de amor aceptó la Encarnación! “¡Con qué ternura y suavidad lo alimentó con su leche virginal! “¡Con qué esmero lo cuidó de Niño! 21


“¡Con qué transportes de amor lo vio crecer a su lado! “¡Cómo fue para Jesús, Madre y confidente y compañera y consoladora en los dulces años de Nazareth! “¡Con qué ansia deseaba que Jesús se mostrara al mundo aunque sabía que esto iba a costarle una cruel separación! [54] “¿No fue Ella quien lo hizo adelantar su hora es Caná de Galilea? “¡Cómo lo acompañaría en espíritu, en los días de la vida apostólica de Jesús! “¡Cómo correspondería en el Cenáculo al don divino de la Eucaristía! Nadie como Ella comprendió el don inenarrable; nadie como Ella supo recibirlo; nadie como Ella corresponderlo! Nadie como Ella convertirse en Eucaristía! “Pero donde se reveló todo el amor de María para Jesús fue en la Pasión y en el Calvario. ¡Sentir todos sus martirios y ofrecer a su Hijo y ofrecerse con El! “Allí sí que fue la mujer fuerte, la imagen del Padre, que como El, no vaciló en entregar a su Hijo a la crucifixión y a la muerte! Y en su larga e incomprensible Soledad su espíritu y su corazón ¿no estuvieron llenos del pensamiento, del dolor y del amor de Jesús?

Cómo amará María al Espíritu Santo (55) “Nadie ha comprendido ni amado al Espíritu Santo como María. En el primer instante de su Concepción Inmaculada, el Espí[55]ritu Santo se derramó en su alma con una plenitud y un amor inconcebibles; y desde entonces, aquella alma purísima fue toda amor para el Espíritu Santo. Se dejó llenar de Él, pues siendo el Espíritu Santo Amor, su anhelo es difundirse, llenar; y así amar al Espíritu Santo es dejarse llenar por El, dejarse llenar, de tal suerte, que no quede fibra del Corazón, rinconcito del alma que el Espíritu Santo no unja con su suavidad, no encienda con su amor, no impregne con su perfume divino. “El alma de la Santísima Virgen es como una atmósfera purísima embalsamada por el Espíritu Santo, como el ambiente en maravillosa primavera, enrojecida con su fuego, como el firmamento en una aurora boreal; vibrante como el cántico celeste con la música divina del Espíritu Santo. “María está llena del Espíritu Santo, por eso el Ángel la saludó diciendo: “llena de gracia”. “El Espíritu Santo llena a las almas que se abren plenamente a su soplo sin ponerle el menor obstáculo; a las almas que le abren hasta sus más íntimos senos. [56] “Lo que abre las almas al Espíritu Santo en la pureza. “Lo que abre las almas al Espíritu Santo es el recogimiento, porque el Espíritu Santo busca el silencio, y el alma de María vivió en un silencio de adoración y amor. “Lo que abre las almas al Espíritu Santo es el amor, porque siendo el Espíritu Santo el Amor infinito, necesita en las almas amor para que tengan con El similitud y vibren al unísono con El; y María es la Madre del Amor hermoso. 22


“Lo que abre las almas al Espíritu Santo es el dolor, porque el dolor es el amor de la tierra, y María es la Reina del dolor. *** ¡Qué coloquios del Espíritu Santo con el alma de María durante su niñez y juventud… en la Encarnación! El Espíritu Santo la enseñaba a tratar a Jesús. El secreto para llegar a su Corazón… “En su Soledad fue el Compañero inseparable y dulcísimo de María. “En Pentecostés la sobrellenó de gra[57]cia. La llenó para que amara cada día, más delicadamente, La llenó para que sufriera mucho. La llenó para darle una divina y maravillosa fecundidad, concibiendo en el amor y el dolor las almas… *** “La última efusión plenísima del Espíritu Santo sobre el alma de la Santísima Virgen fue tan ardiente, tan intensa, tan impetuosa, que María acostumbrada a las más prodigiosas efusiones divinas, no puedo soportarla, sino que murió de amor, murió de la inenarrable efusión del Espíritu Santo.”

Blanco y rojo (58) Los votos implican sacrificio y lo blanco y rojo es lo que distingue a mis Obras: blancas por el Espíritu Santo LUZ. Rojas o víctimas por MI, dándole gloria a mi Padre…Mis Obras de La Cruz han sido enviadas al mundo especialmente para glorificar a la TRINIDAD”… [58]

Consagración al Espíritu Santo. (59) ¡Oh Espíritu Divino, deseosos de practicar la doctrina de Jesús, anhelando difundir en el mundo la doctrina de la Cruz, venimos a consagrarnos a Ti por medio del Corazón Inmaculado de María! Jesús dijo que quien lo amara observaría su doctrina; pero Tú eres el único amor que lleva a esa observancia y quien nos dispone a ser templos de la adorable Trinidad. Enséñanos los secretos de amor que encierran las palabras de Jesús; queremos comprenderlas, queremos vivirlas. El aseguró que Tú nos enseñarías todo, que nos descubrirías el secreto de sus palabras. Queremos conocer al Jesús íntimo, queremos cooperar con El a la gloria de su Cruz que consiste en darte a Ti al mundo, oh Espíritu de amor! ¡Ven a reinar, Don precioso del Padre y del Hijo! ¡Ven a reinar, Fuego divino que ha de consumir tanta miseria y pecado! [59] ¡Ven a reinar en las almas puras que suspiran por ser todas de Jesús! 23


Recibe nuestra consagración y la que hacemos de todo lo que nos pertenece. Santifica las almas de aquéllos que escogiste para conducirnos en nuestra santa vocación. Santifica a todos en la verdad, y que el amor con que el Padre amó a Jesús, esté en nosotros. Ese Amor eres Tú; permanece pues en nosotros obsequiando así los deseos de Jesús manifestados a su Padre en noche memorable. Estando Tú en nosotros y siendo nosotros todos tuyos podemos seguir confiados en nuestra misión: glorificar siempre y en todas partes a la Trinidad Santísima, ahora en el tiempo y por toda la eternidad. AMÉN. Enero de 1941. [60]

El verdadero religioso. (61) Para ser un verdadero religioso hay que crucificarse verdaderamente; por eso hay tan pocos verdaderos religiosos, porque son pocos los que verdaderamente se crucifican y aun son más pocos los que se dejan crucificar según el divino beneplácito. Dejarse hacer; jamás resistir a la voluntad divina. Jesús quiere poseernos y que le poseamos. ¡Si comprendiéramos estas palabras: “poseer a Dios!” Más a medida de la pureza del alma es generalmente la posesión de Dios en ella y de ella en Dios. Seamos puros con el depuramiento de todas las virtudes y entonces poseeremos a Dios y Dios nos poseerá más. El blanco de las aspiraciones de un religioso debe ser este: el poseer a Jesús por medio de la pureza del alma, adquirida por la práctica del depuramiento de las virtudes perfectas. Las principales virtudes que deben llenar el corazón del religioso son las teologales: debe creer, esperar y amar con todas [61] las fuerzas de su alma, en el Padre. Verdad eterna, en el Hijo, Modelo y Camino, y en el Espíritu Santo, Luz y Vida. Después de las virtudes teologales que deben llenar el alma de un verdadero religioso, la humildad, joya preciosísima, debe cimentar el edificio de todas las virtudes; mas no sólo la practicada en el exterior, sencilla y pura, sino la humildad espiritual perfecta, en su depuramiento absoluto. Abrácese de esta virtud siempre y en todas ocasiones: practíquela particularmente en el interior; que ella sea su comida, su bebida y su aliento. Esta hermosa virtud arrastra en pos de sí a todas las otras y ninguna virtud sólida puede existir sino lleva por principio, medio y fin a la humildad. Sobre todo la Pobreza, Castidad y Obediencia, no son firmes, no son puras, sin el precioso cimiento de la humildad.

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Sea humilde el religioso antes que todas las cosas. Su vida entera se emplee como debe emplearse la vida de un religioso, en conocerse y conocer a Jesús, en recibir de Él y devolverle, en morir a sí y en vivir tan sólo de la voluntad divina. En esto con[62]siste la perfección religiosa. La vida de un religioso o religiosa es vida de luchas y vencimientos es decir, vida de crucifixión. El descanso del religioso no está aquí; y el que lo busque aquí, se engaña, y ele que se lo proporcione, no es verdadero religioso. Un solo descanso existe para él, y que lo debe llamar su descanso y éste es la CRUZ. La Cruz fue el descanso y la delicia de Jesús. Tal fue su amor y el exceso de su caridad! Y este mismo descanso debe ser el descanso del religioso, y esta misma delicia debe ser la delicia del perfecto religioso. Se entabla una terrible lucha entre la gracia y la naturaleza en el religioso o en el alma que quiere ser buena y toda de Dios. La gracia tiene bastante poder para vencer a la naturaleza; mas la naturaleza tiende siempre a dominar. La materia domina, en efecto, al espíritu, si éste es débil o cobarde, y al contrario, la materia tiene miedo al espíritu y se doblega, mal que le pese, cuando ve que no se rinde ante ninguna súplica o sensibilidad. Pero ¡cuán pocas almas son las que tienen esta voluntad de hierro para doblegar a [63] la materia! La materia triunfa en multitud de casos cuando sofoca al espíritu y lo ata; cuando el hombre se hace caso, por la sensualidad y comodidad a que tiende naturalmente, no porque la materia tenga más fuerza que el espíritu, pues que el espíritu es como infinito y la materia limitada, llena de cieno y miseria. Si las almas pensaran y pesaran cuánto les importa dominar (la materia) y no condescender con ella, trabajarían más y más por mortificarla y arrancar el señorío de sus manos, haciéndose dueños de sí mismos. La siguiente regla es de oro: “No hacer caso al cuerpo”; esta cuesta mucho en la práctica, pero se avanza mucho en poco tiempo en la vida del espíritu. Dios debe ser la atmósfera que respire el religioso, el eco dulcísimo de las palpitaciones de su alma. Jesús debe ser su todo, en quien debe respirar, moverse y morir. Si pone las manos sobre su pecho, ahí debe encontrar a su Rey como en su trono hecho cruz; si su pensamiento se lanza en cualquier dirección, ahí debe encontrarlo siempre. Si su mente se mueve, debe tropezar con el único Bien que es Dios, que es Jesús. [64] Jesús debe ser su fin, su posesión, su voluntad, su amor. Debe devolverle a Jesús lo suyo y quedarse con lo de él que es pobreza. Debe su alma ser de Jesús, toda suya; debe vivir y morir en el sacrificio oculto, sólo por El. cielo.

Dios, sólo Dios debe ser su amor, su dicha, su única felicidad en la tierra y en el

El encierro interior es esencial para la santificación del alma que quiere ser de Dios. El alma limpia y recogida vive en Dios y Dios en ella; vive no en el ruido y la 25


vanidad, sino en la soledad interior y en el sacrificio de su propio desprecio; en este santuario que nadie ve, está la verdadera virtud y por lo mismo la mirada de Dios y de su Santo Espíritu. No debemos perder punto ni momento de perfección. No perder punto se relaciona con todo lo exterior que nos rodea y quiere decir que no dejemos pasar ocasión para subir a Dios, aunque nos cueste el mayor sacrificio, humillación o la sangre y la vida es decir que lo mismo pongamos los pies en un escalón de oro como en uno de espinas, el caso es subir, siempre subir. [65] No perder momento quiere decir que tiendan nuestras almas siempre a la unión constante con Dios, con un vuelo tendido que jamás se suspenda; como si la misma unión fuera nuestra atmósfera, aliento y vida. Todos los días, al ponernos en la presencia de Dios, hundámonos hasta el fondo de nuestra nada; pensemos en nuestra miseria e impotencia, besemos mentalmente la tierra y después levantemos nuestra alma hasta Dios con humilde confianza. Dios no escucha la oración que no es humilde y ni siquiera debe llevar tal nombre. Entonces pidamos, pidamos y Dios derramará gracias en los corazones, según el vacío que en ellos encuentre.

A las Superioras. (66) Sé Madre, no soberana… Suplica, no mandes… Pide, no exijas… Sé humilde, paciente, prudente y sincera… Sé suave y severa por virtud, no por temperamento… La que no sabe sufrir, no sabe gobernar… [66]

El Padre. (67) “… Invoquemos siempre con grande confianza al Padre que es Padre de Jesús y Padre nuestro. “Llamémoslo con amor filial, que El mucho nos ama. Pidámosle mucho, digámosle: ¡Padre, Padre!… Y cuando nos aflija la desolación o cualquiera clase de penas, cuando ya no podamos más y Jesús se esconda, clamemos a Él y digámosle a imitación de Jesús: ¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu! “Sí, pongámoslo en sus manos amorosas, ¿en dónde podremos descansar mejor, y quién podrá cuidarnos con la ternura de Él? ¡Si supiéramos lo que El aprecia a un alma crucificada! *** 26


“El adelantarse a dar gracias no es por el fin de comprometer, como quien dice, a mi Padre para hacer un favor. Es para mostrarle el acto de que cree en su poder, de esperanza o de confianza que está cierta de conseguir de la Bondad infinita lo que pide. Es amor porque la gratitud es amor, es reverencia, es adoración, y encierra muchas virtudes. [67]

Invocaciones al Divino Padre. (68) ¡Oh Padre amadísimo! Principio sin principio de Quien todo procede. ¡Queremos adorarte en espíritu y en verdad! ¡Oh Padre amadísimo! Que eternamente engendras a tu Verbo… ¡Oh Padre amadísimo! Que amando eternamente a tu Divino Hijo y siendo de El, espiras al Espíritu Santo… ¡Oh Padre amadísimo! Que en un exceso de amor para el mundo le diste a tu propio Hijo… ¡Oh Padre amadísimo! Que por los méritos de Cristo nos diste a tu Divino Espíritu… ¡Oh Padre amadísimo! Que por amor a tu Verbo Encarnado concediste privilegios singulares a María… ¡Oh Padre amadísimo! En Quien se complace tu Divino Hijo… ¡Oh Padre amadísimo! Que quieres ser amado en espíritu y en verdad… ¡Oh Padre amadísimo! Que recibiste de tu Verbo Encarnado esa adoración en espíritu y en verdad… [68] ¡Oh Padre amadísimo! Que fuiste adorado por María en ese mismo espíritu… ¡Oh Padre amadísimo! Que recibiste de San José y de los Apóstoles esa adoración que quieres… ¡Oh Padre amadísimo! Que en sacrificio de Cristo recibiste todo honor y toda gloria… ¡Oh Padre amadísimo! Que quisiste perpetuar el Sacrificio de Cristo en los Altares para recibir esa gloria… ¡Oh Padre amadísimo! Que te haz complacido en el Sacerdocio eterno de Cristo… ¡Oh Padre amadísimo! Que quisiste que los hombres participaran de ese eterno Sacerdocio… Hijo…

¡Oh Padre amadísimo! Que en cada Sacerdote contemplas la imagen de tu

¡Oh Padre amadísimo! Que concediste al Sacerdote participar de tu eterna fecundidad… 27


¡Oh Padre amadísimo! Que concediste al Sacerdote participar de tu infinita ternura… ¡Oh Padre amadísimo! Que quieres amar con tu mismo amor, por medio del Sacerdote a tu Divino Hijo… [69] ¡Oh Padre amadísimo! Que quieres glorificar a tu Divino Espíritu por medio del Sacerdote… ¡Oh Padre amadísimo! Que quieres glorificar a María por medio del Sacerdote… ¡Oh Padre amadísimo! Que quieres hacer sentir al mundo tu infinita ternura por medio del Sacerdote… *** Cielo.

¡Oh Padre amadísimo! haz que tu Voluntad se cumpla en la tierra como en el ¡Te rogamos, óyenos! ¡Oh Padre amadísimo! haz que todas las criaturas te alaben y glorifiquen…

¡Oh Padre amadísimo! haz que el mundo entero escuche la voz de tu Hijo Divino que pide tu mayor gloria… ¡Oh Padre amadísimo! haz que tu Verbo Encarnado se goce contemplando tu gloria a través de tus verdaderos adoradores… ¡Oh Padre amadísimo! haz que tu Divino Hijo reciba el mayor consuelo viéndote amado por sus Sacerdotes con su mismo amor… ¡Oh Padre amadísimo ¡ conmueve al mundo [70] con el Sacrificio de Jesús que reclama gloria para Ti y la Trinidad Santísima… ¡Oh Padre amadísimo! haz que el mundo entero comprenda la grandeza de los Dolores de María… ¡Oh Padre amadísimo! manda de nuevo a tu Divino Espíritu para renovar la faz de la tierra… ¡Oh Padre amadísimo! manda a tu Espíritu para que dé testimonio de Cristo… ¡Oh Padre amadísimo! manda tu Espíritu para que transforme las almas en Cristo… ¡Oh Padre amadísimo! manda tu Espíritu para que forme Sacerdotes santos… María

¡Oh Padre amadísimo! manda tu Espíritu para descubrir al mundo el Secreto de *** ¡Oh Padre amadísimo! que perdones las ofensas a tu Divino Hijo… ¡Te rogamos óyenos! ¡Oh Padre amadísimo! que perdones los olvidos e ingratitudes de los hombres… ¡Oh Padre amadísimo! que muestres ser siempre el Padre de las misericordias…

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[71] ¡Oh Padre amadísimo! que aceptes nuestro sincero arrepentimiento… ¡Oh Padre amadísimo! que como señal de tu perdón nos concedas la paz de tu Espíritu Santo. ¡Oh Padre amadísimo! que eternamente vivamos en tu Seno amorosísimo… ¡Oh Padre amadísimo! por tu Verbo y por María, danos tu Espíritu Santo, y que movidos por El, te llamemos siempre PADRE, te amemos como a Padre a imitación de Cristo Nuestro Señor, en el tiempo y en la eternidad. ¡AMÉN! Puebla, Pue. Enero 10 – 1952, 14 ° Aniversario de la muerte de nuestro Venerado Padre Félix de Jesús, ardiente Apóstol del Divino Padre y de la Trinidad Santísima. [72]

Nuestro venerado Padre Félix de Jesús alma de la Trinidad. (73) 1962 La obra realizada por los santos es tan grande, que sólo Dios puede medirla. Precisamente porque el santo obra movido por Dios y aparece como ejecutor del beneplácito divino, nadie sino El puede apreciarla. Sin embargo, la riqueza opulenta de las almas de Dios que son los santos, nos permite vislumbrar algo de su grandeza y nos hace gozar con ese gozo único que proporciona lo divino a través de las criaturas. Se ha hablado en esta ocasión, al celebrar el centenario del nacimiento de nuestro Venerado Padre, de varios aspectos de su vida y de sus obras; pero yo quiero insistir en el aspecto de su vida interior, de aquella unión con Dios tan aconsejada y practicada por él mismo. Quiero estudiar la fisonomía de nuestro Padre como “alma de la Trinidad”. Decía en alguna ocasión a una Venerable Comunidad Religiosa: “Mi fiesta íntima es la [73] de la Santísima Trinidad”. Aparece evidente para quienes conocimos a nuestro Venerado Padre, que todo en él hablaba del hombre de Dios, del sacerdote según el Corazón de Dios. Sentíamos a Dios en sus palabras y en sus ejemplos. La unción divina lo acompañaba en todo. Su alma sencilla, realizaba las grandes notas de la infancia espiritual. Esa infancia que no es debilidad, sino fuerza, porque se apoya en Dios; esa infancia que es luz porque acercándose a Dios, el alma se baña de luz, esa infancia que es fecundidad porque todos los tesoros y bienes del Padre pasan al hijo; esa infancia que comunica audacia porque se siente toda apoyada en Dios, Padre Omnipotente; esa infancia que es fuente de alegría porque el Espíritu Santo la comunica a las almas sencillas; esa 29


infancia que gusta la conversación con Dios, porque El gusta de conversar con los sencillos (cum simplícibus sermocinatio)… Esa infancia que es verdad, rectitud, sinceridad, porque todo esto lo comunica su vida en Dios. A medida que escalaba las más altas cumbres de la perfección, su alma se simpli[74]ficaba en Dios, y al desaparecer en El, hacía que todo en él hablara de Dios y que Dios hablara siempre por él. Para seguir el orden exigido por el desarrollo de la gracia, veremos en primer lugar la obra del Espíritu Santo en su alma: su transformación en Cristo, y como consecuencia de esta transformación, su grande devoción y amor al Divino Padre. *** El primer encuentro del alma de nuestro Venerado Padre con el Espíritu Santo puede proyectarse más allá de aquel día feliz en que recibiera las aguas del Bautismo; tendríamos que contemplar las secretas predilecciones del amor de Dios que eternamente lo había escogido para enriquecerlo con sus Dones y hacerlo Padre y Patriarca de innumerables almas llamadas también a realizar la santidad. Pero acá en el tiempo, diremos que fue el día del Bautismo cuando el Espíritu Santo imprimió el primer ósculo de amor al alma de nuestro Venerado Padre. Allí comenzó una amistad divina, una unión que habría de perfeccionarse con el [75] tiempo y en la medida en que él se acercara a la Cruz de Cristo, cuna esplendorosa donde se proyecta la luz del Espíritu Santo y al mismo Espíritu de amor. Si el Espíritu Santo ha de reinar especialmente en estos tiempos, y si las Obras de la Cruz fueron suscitadas por Dios para contribuir poderosamente al reinado de esa Espíritu Divino, y conseguirlo precisamente por medio de la Cruz de Cristo, glorificando el Sacrificio de esa Víctima Divina, será fácil comprender que el Sacerdote escogido por Dios para orientar esas Obras a través de la Congregación de los Misioneros del Espíritu Santo, de la que él era el Padre y Fundador, tendría que ser un hombre excepcionalmente dotado por el Espíritu Divino. Las investigaciones que se han hecho con motivo de la causa de beatificación de nuestro Venerado Padre en el proceso informativo, han descubierto muchos tesoros de gracias que el Espíritu Santo puso en su alma. Fue un verdadero Misionero del Espíritu Santo porque lo amó y lo hizo amar. Su verdadera devoción al Espíritu Santo la mostró en la fidelidad tan grande a [76] sus inspiraciones y por el celo ardiente en hacerlo amar de las almas. Y si el Espíritu Santo debía reinar especialmente en el alma de nuestro Venerado Padre, era preciso llevarlo por el camino que recorrió el mismo Cristo hasta vivir y morir crucificado con El. El Espíritu Santo infundió en nuestro Padre un grande amor al sacrificio. Su alma era valiente, generosa y muy ejercitada en las virtudes. Aparte del sufrimiento propio de las enfermedades que padeció él mismo buscaba el sacrificio “voluntario y amoroso”, como lo llamaba. Los instrumentos de penitencia le eran familiares. Una equivocación al poner en 30


una carta para mí la lista de penitencias cuya aprobación pedía a su Director Espiritual, me permitió confirmar lo que por otra parte era notorio en él. Pero donde llegó al heroísmo fue en la práctica de la mortificación interior, practicando la humildad y la caridad en forma extraordinaria. Y cuando llegó a este grado de transfor[77]mación en Cristo Crucificado, pudo decirse que el Espíritu Santo perfeccionó su obra. *** Los raudales de luz y las gracias especiales del Espíritu Santo para el alma de nuestro Venerado Padre le comunicaron un grande amor a Jesús. Hablaba de Él con unción extraordinaria. Las horas de adoración en la Eucaristía descubrieron más y más a nuestro Padre los secretos íntimos del Corazón de Cristo y así pudo entrar en aquellas regiones inexploradas a donde entra el Sacerdote muy particularmente. Nuestro Venerado Padre se transformó en Cristo por la acción divina del Espíritu Santo; pero en el Cristo Adorador del Padre. Leyendo atentamente el Evangelio descubrimos en Cristo el amor apasionado por su Padre. “He aquí, oh Padre que vengo para hacer tu voluntad”, dijo al venir a este mundo y cuando salió de él, pudo asegurar que había glorificado a ese Padre amadísimo, haciendo en todo su divina voluntad. [78] Y así fue el alma de nuestro Venerado Padre. Apareció en el mundo para ser el grande “Adorador del Padre”, Adorador en “espíritu y en verdad”, de aquéllos que el Padre buscaba y de quienes hablaba Jesús a la Samaritana. Adorar en espíritu y en verdad es adorar a los Tres en unión con el Verbo Encarnado, la Verdad, bajo la moción del Espíritu Santo. Es transformarse es su imagen (2 Cor. 3-8), revestirse de Él (XIII – 14) y en ese estado presentarse ante Dios como Jesús. Sacerdote y Hostia de su propio Sacrificio, y cantarle “¡Santo, Santo, Santo, Tú, oh Señor!” Podemos asegurar que nuestro Venerado Padre vivió siempre bajo la mirada del Divino Padre, buscando complacerlo en todo. El Espíritu Santo le concedió en abundancia sus Dones, especialmente en Don de Piedad, que le reveló las hermosuras de la Paternidad Divina, y la dulzura de la filiación humana. Todo en nuestro Venerado Padre hablaba del Padre. El mismo aparecía con aquella nota característica de la paternidad divina: la bondad. Bondad en su trato, en sus apreciaciones. [79] De él se decía en los últimos años de su vida, que era todo corazón, es decir, todo bondad. Y ¿cómo no había de serlo si su alma vivía envuelta en la mirada del Padre y había recibido la plenitud de su Espíritu? Su amor al Divino Padre le comunicó una fecundidad espiritual extraordinaria. ¡Cuántas almas nos gloriaremos de poderlo llamar Padre y de haber sido 31


herederos de su espíritu! Dios realizó en él su obra maestra, como se ha llamado a los verdaderos adoradores del Padre. Hablando de ellos dice el Padre Pierre Thomas O.P.: “La obra maestra de Dios son los verdaderos adoradores, son esas almas privilegiadas en las que se realizará todo su pensamiento”. Y he ahí a Dios, Artista incomparable, Omnipotente, (al parecer) cruel a veces, absorto en su trabajo y descuidando todo el resto para inclinarse sobre esas pequeñas almas enteramente entregadas a su acción. Sí, Dios parece desinteresarse de multitud de cosas que remueven a la humanidad y que nos parecen a veces a nosotros mismos muy importantes para la Iglesia. [80] Deja todo otro cuidado para ocuparse de la formación de los verdaderos adoradores. Y que esto no nos extrañe; se trata en eso para Dios, de expresar el fruto de su Corazón, de realizar su ideal divino, de producir su Obra Maestra, y para un Artista no hay sino las obras maestras, lo demás no tiene importancia. Fue pues nuestro Venerado Padre una de esas obras maestras, como “Verdadero Adorador del Padre” y como Padre y Patriarca de almas escogidas que formarán la legión de almas pequeñitas, de verdaderos adoradores del Padre y de la Trinidad Santísima. Esperamos confiadamente que al ser glorificado nuestro Venerado Padre, aparezca en todo su esplendor ese rasgo característico de su vida, como alma de la Trinidad, como verdadero Adorador del Padre, como grande imitador de Cristo y ardiente apóstol del Espíritu Santo. Y para que nada faltara a su gloria, al descubrir el Espíritu Santo a nuestros Venerado Padre el secreto de la Paternidad divina, le reveló también el de la Maternidad divina de María. [81] Su amor al Padre lo hizo estudiar con entusiasmo esa Maternidad y encontrar en ella el secreto de la grandeza de María. Tuvo la dicha de ser un verdadero glorificador de la Santísima Virgen. ¡Demos gracias a Dios por haber creado y santificado esa alma tan querida! dar.

Que desde el cielo nos bendiga, con aquellas grandes bendiciones que él sabía

Y que al bendecirnos, nos comunique su espíritu, para buscar con ahinco la gloria del Padre y de la Trinidad Santísima, la gloria de María y la salvación de las almas. ¡ASÍ SEA! Fin del Tomo 38. [82]

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ÍNDICE NOTA: el número dentro del paréntesis, corresponde a la página del libro original impreso; el número en el extremo derecho, corresponde a la página del libro capturado en la computadora. LOS DOLORES DE MARÍA Y CORAZÓN DE JESÚS (1) ......................................................... 2 DEDICATORIA. (2) ......................................................................................................... 2 INTRODUCCIÓN. (2) ....................................................................................................... 2 I.- FUENTES DE DOLOR Y DE CONSUELO. (6) ................................................................... 3 II.- JESÚS QUIERE CONSUELOS (7) ................................................................................. 4 ¿QUÉ COSA ES CONSOLAR? (8) ..................................................................................... 4 EJERCICIOS ESPIRITUALES DEL 8 AL 17 DE NOVIEMBRE DE 1931. (15) .......................... 7 PREPARACIÓN – DÍA 8 15 .............................................................................................. 7 DÍA 9 (15) .................................................................................................................... 7 DÍA 10 (18)................................................................................................................... 8 DÍA 11 (19)................................................................................................................... 8 DÍA 12 (20)................................................................................................................... 9 DÍA 13 (21)................................................................................................................... 9 DÍA 14 (21)................................................................................................................... 9 DÍA 15 (22)................................................................................................................... 9 DÍA 16 (ÚLTIMO) (23) .................................................................................................. 10 BREVE CONSAGRACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN. (23) .................................................. 10 PALABRAS DE NUESTRO PADRE A UN GRUPO DE JÓVENES, SOBRE LOS MISTERIOS DEL ROSARIO. (24) ............................................................................................ 10 ARTÍCULO SOBRE EL ESPÍRITU SANTO. (30) ..................................................................... 12 MEDITACIÓN. (31) ....................................................................................................... 13 EL ESPÍRITU SANTO Y LA CRUZ. (37) .................................................................................. 15 POR QUÉ SE QUEDÓ JESÚS EN LOS ALTARES. (40) ........................................................ 16 MEDITACIÓN (40) ........................................................................................................ 16 MARÍA! TE AMO!... (45) .......................................................................................................... 18 MEDITACIÓN. (45) ....................................................................................................... 18 PUNTOS DE PREDICACIÓN. (50) .......................................................................................... 20 MEDITACIÓN. (50) ....................................................................................................... 20 CÓMO AMARÁ MARÍA AL ESPÍRITU SANTO (55).............................................................. 22 BLANCO Y ROJO (58) ............................................................................................................ 23 CONSAGRACIÓN AL ESPÍRITU SANTO. (59) ....................................................................... 23 EL VERDADERO RELIGIOSO. (61) ........................................................................................ 24 A LAS SUPERIORAS. (66) ...................................................................................................... 26 EL PADRE. (67) ....................................................................................................................... 26 INVOCACIONES AL DIVINO PADRE. (68) ............................................................................. 27 NUESTRO VENERADO PADRE FÉLIX DE JESÚS ALMA DE LA TRINIDAD. (73) ............... 29

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