LA TITICOLONIA DE LOS TITIRITEROS PRESENTADOR: En la segunda mitad del SXVIII y siendo rey Carlos III, “el mejor rey de España”, como lo recordamos desde entonces, tuvo lugar un proyecto muy ambicioso: “La colonización y creación de las Nuevas Poblaciones” entre las que estaban Fuente Palmera y sus aldeas. Sí chicos, fue Carlos III, no hace tanto tiempo quien creó todo lo que nos rodea. CARLOS III: ¡Bueno, bueno! Tampoco es para tanto. PRESENTADOR: ¡Qué modesto es usted, su majestad! CARLOS III: De tú, de tú. No me hable de usted, joven. Tuve ayuda de amigos y hombres de confianza Verá, le contaré… (Se cierra el telón) (Se abre el telón y aparece Carlos III en un despacho. Hemos viajado hasta el siglo XVIII) CARLOS III: ¡Campomanes! Venga aquí querido ministro. Estaba yo pensando que después de hacer tantos puentes, bibliotecas, centros culturales y edificios varios… podríamos colonizar y poblar algunas tierras baldías y así dar un empujoncillo a la agricultura que tan necesaria es. CAMPOMANES: ¡Qué gran idea, su majestad! Precisamente tenemos algunas tierras ideales para esto que me propone allí por Sierra Morena y Andalucía. Pero necesitamos gente que quiera asentarse allí. CARLOS III: Pues se busca Campomanes, se busca. Calcule usted cuánta gente necesitamos. (Campomanes da vueltas por la habitación como pensando) CAMPOMANES: (Aparte) 10+10x100-5… (grita) ¡Lo tengo!, 6000, con 6000 yo creo que tenemos, su majestad. CARLOS III: ¡Campomanes! Es usted un fenómeno! (Se cierra el telón) (Se abre el telón y aparece Campomanes con Juan Gaspar de Thürriegel, contratista bávaro que se encarga de buscar a nuestros colonos en Centroeuropa. Thürriegel debe tener aspecto de extranjero) CAMPOMANES: Su Majestad, ¿da usted su permiso? CARLOS III: ¡Claro Campomanes, pase! ¿Quién le acompaña? (Thúrriegel se queda atrás) CAMPOMANES: Es el contratista bávaro de quien le hablé, Thürriegel. Es de fiar, su majestad.
CARLOS III: Pase usted, no se quede ahí. Supongo que ya le habrá contado mi querido Campomanes, mi ministro querido. Queremos crear algunas poblaciones para potenciar la agricultura por allí por Andalucía y Sierra Morena y así sacar provecho a algunas zonas que se encuentran despobladas. Hemos pensado que, quizás algunos de sus paisanos, unos 6000, de por allí, de Europa, querrían venir a cambio de casa y tierras que cultivar. Por cada uno de ellos le daremos 326 reales. THÜRRIEGEL: (Aparte) ¡Me voy a hacer de oro! CARLOS III: ¿Cómo dice? THÜRRIEGEL: Que tiene usted un corazón de oro. Estoy dispuesto y me pongo manos a la obra y tiene usted aquí a 6000 colonos antes de que cante un gallo. Con su permiso (hace una reverencia y se va) CARLOS III: Sí, marche, marche. Ah, una cosa, ¡no olvide que todos deben ser católicos! (dirigiéndose ahora a Campomanes) ¡Campomanes! No perdamos tiempo, vamos a poner algunas normas para que estos colonos no se nos desmadren cuando lleguen. (Se cierra el telón. Se abre de nuevo) CARLOS III: ¡Qué bien nos ha quedado! Todas las normas bien claritas para que no haya problemas en esta Nuevas Poblaciones. Lea usted, Campomanes, algunas de las más importantes. CAMPOMANES: 1.- Las poblaciones serán de 15, 20 o 30 casas y la hacienda a cultivar estará cercana a la casa (risita) para que no pierdan tiempo en ir y venir. 2.- A cada poblador se le darán unas 50 fanegas de tierra. 3.- A cada familia: 2 vacas, 5 ovejas, 5 cabras, 5 gallinas, 1 gallo y una puerca de parir. 4.- Los niños irán a las escuelas de primeras letras pero no habrá estudios superiores porque para dedicarse al campo no los necesitan. Los colonos solo se podrán dedicar a la labranza, ganado y artesanía. (Se cierra el telón) (Se abre el telón y sale Thürriegel poniendo un cartel. Algunas personas se acercan a leerlo) THÜRRIEGEL: ¡Anímense señores y señoras! En España les esperan tierras fértiles y un futuro próspero. (Se cierra el telón. Se abre y aparecen Carlos III y Pablo de Olavide)
PABLO DE OLAVIDE: ¡Su majestad! Quiero agradecerle la confianza que deposita en mí al concederme esta misión. CARLOS III: ¡Amigo Pablo, Don Pablo de Olavide! No se me ocurre persona más y mejor dispuesta para esta empresa. PABLO DE OLAVIDE: Pues aquí estoy para informarle de cómo se están sucediendo los acontecimientos. De camino vienen alemanes, flamencos, franceses, suizos e italianos. CARLOS III: ¿Cómo los organizaréis? PABLO DE OLAVIDE: Llegarán por barco a los puertos de Málaga y Almería y estamos preparando la ciudad de Almagro para recibir a los que vengan más adelante. CARLOS III: Y una vez allí, ¿qué tenéis pensado? PABLO DE OLAVIDE: Pues verá Majestad… (Se cierra el telón. Se abre y aparecen dos colonos y una persona que los va nombrando) CAPATAZ: ¡Silencio! Vamos a proceder al reparto de tierras: -
50 fanegas de tierra para los HENS. Otras 50 para los Hilinger, los Dugo y los Alinquer. 50 también para los Rossi. Cada familia recogerá también 2 vacas, 5 ovejas, 5 gallinas, 1 gallo y una puerca y vendrán conmigo para que los lleve al lugar donde se encuentran sus tierras. Allí encontrarán tiendas de campaña que el ejército les proporciona como vivienda y materiales suficientes para construir sus casas.
COLONO: ¿Pero las casas no estaban construidas? COLONA: Eso nos dijeron. CAPATAZ: ¡Vamos! Comencemos el camino antes de que caiga la noche. (Aparte y mirando al público) Estos caminos de noche no son recomendables, pueden aparecer gentes indeseables, ladrones, bandidos… COLONO: ¿Cómo dice señor? CAPATAZ: Digo que nos demos prisa, que otros de noche se han perdido. Me adelantaré un poco, sigan el camino y tomen la primera salida a la izquierda. Allí encontrarán una fuente y estaré esperándoles. (El capataz se aleja) COLONO: ¡Qué calor hace en estas tierras! COLONA: Sí, esperemos que el agua de esa fuente esté fresca. (Aparece un bandido) BANDIDO: ¡Alto! Ehhhhh! Aaaaaalto, he dicho! COLONO: ¿Quién será este?
COLONA: Debe ser alguien de la zona que nos da la bienvenida. BANDIDO: JA, ja, ja, la bienvenida. ¡Cómo son estos guiris! Claaaaaro, bienvenidos a mi camino, todo el que pasa por aquí me tiene que dar el oro que lleva y vosotros también las gallinas que me apetece pollo pa cenar. COLONO: ¿Pero qué dice usted caballero? BANDIDO: Lo que oyes, que me llevo vuestro dinero. (Aparte, al público) Si es que no se enteran de ná. (Mientras habla al público los colonos se dan la vuelta y cogen unos garrotes y pegan al bandido.) COLONO: Esto es lo único que te vas a llever. ¡Un palo! BANDIDO: ¡Un paloooooo! (mirando al público e imitando el anuncio de TV. Como siguen pegándole se marcha) Ya mevoy, ya me voy…pero volveré. NARRADOR: Los primeros años de estos colonos no fueron fáciles. Ya habéis visto que no todo lo prometido era cierto, pero con mucho trabajo y esfuerzo lograron superar estos primeros años. Arreglaron las tierras y recogieron el fruto de tanto trabajo; construyeron sus casas y, a pesar de que en un primer momento no fueron bien vistos por las gentes del lugar… pronto cambiaron las cosas y los matrimonios mixtos hicieron el resto. Los colonos trajeron las costumbres y tradiciones de sus países, muchas se perdieron, otras se mantuvieron y otras perdidas se recuperaron. Y esta es la historia de nuestra Colonia,… pero ¿Majestad? ¿Dónde está? (Se oyen ronquidos y sale Carlos III medio dormido) CARLOS III: Perdone joven, siempre me pasa lo mismo. La edad no perdona y el sueño me vence cuando me cuentan historias. (El rey bosteza y se duerme sobre el teatro y el narrador mira con los ojos muy abiertos al público, saluda, hace un gesto con el dedo de silencio y sale del escenario)