Ricardo Molina

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L LONIA IES CO RA E M E PAL FUENT

BIBLIOTECA COLONIAL DÍA DE LA LECTURA EN ANDALUCÍA 16 DE DICIEMBRE, DE 2016

Poeta del grupo Cántico había nacido en Puente Genil, pero en 1925, con solo 8 años de edad, su familia se trasladó a Córdoba. El 23 de enero de 1968 falleció a la temprana edad de 51 años. Aquí se desarrolló su vida, y más concretamente en la casa número 26 de la calle Lineros, donde un artístico azulejo lo recuerda desde el décimo aniversario de su muerte. Molina se licenció en Historia en 1941 y comenzó a dar clase en las academias cordobesas Hispana y Espinar y, desde 1966, en el Instituto Provincial, al tiempo que trababa amistad con Juan Bernier y Pablo García Baena, con quienes formaría la mejor generación de poetas cordobeses. En 1947 se funda la revista Cántico, de la que él, con su gran personalidad, se convertiría en alma. Entre sus libros de poemas hay que destacar Elegías de Sandua, Corimbo, que ganó el Premio Adonais en 1949, La casa y A la luz de cada día. Su obra se caracteriza por una fuerte interiorización de la naturaleza, un sensualismo vital y el arraigado amor a su tierra. Siempre vivió en Córdoba dedicado a la enseñanza, la creación literaria y el afán de indagación en los cantes de la tierra. Fue Ricardo Molina quien, a partir de leer el libro Flamencología, de Anselmo González, tuvo la idea de la creación del Concurso Nacional de Arte Flamenco en Córdoba, que compartió con el alcalde Antonio Cruz Conde, convirtiéndola en realidad en 1956.


Ámame sólo como amarías al viento cuando pasa en un largo suspiro hacia las nubes; Ámame sólo como amarías al viento que nada sabe del alma de las rosas, ni de los seres inmóviles del mundo, como al viento que pasa entre el cielo y la tierra hablando de su vida con rumor fugitivo; ámame como al viento ajeno a la existencia quieta que se abre en flores, ajeno a la terrestre fidelidad de las cosas inmóviles, como al viento cuya esencia es, ir sin rumbo, como al viento en quien pena y goce se confunden, ámame como al viento tembloroso y errante.

Loca sabiduría del corazón, ensueño único de onda inmensa, voz profunda de la armoniosa tierra mía, claro vino andaluz. Los más hermosos labios tus jardines cambiantes de oro y música, tu ardiente ruiseñor diluido en mudos cielos orientales, bebieron, y los ojos su mirada misteriosamente abandonaron a tu ola feliz de paz, de olvido inalterable, y los amantes su deseo oculto latir sintieron en tus bellos labios y sorbo a sorbo en ellos apuraron su paraíso.

Lo que nadie recuerda, ¿ha muerto? Acaso vive recogido en sí mismo la vida más perfecta. Fuera del tiempo lo llevó el olvido. Ayer, hoy ni mañana huellan su ser y eterno vive en fiel estación de melancolía. Un nombre, a veces, como rama de olivo en el pico cruel del pájaro del tiempo sobre las quietas aguas es llevado. Un soplo testimonia al huir de los labios que la rosa y el hombre vivieron otros días. Luego el nombre se olvida y la tierra recoge la tierra, el aire vuelve al seno del espacio; la fuente vierte, pura, su concha en el Océano y la palabra como perla silenciosa se duerme para siempre en el fondo del mal. Amaneceres, mediodías, tardes, noches, amaneceres, mediodías, la ronda plateada la rueda inexorable, la distancia, ayer y hoy confunden sin sentido. Lo futuro es un ocio. El corazón tan torpe en lo que aún no existe se desborda y espera, pero lo que ha vivido es lo único que vive. Recogido en sí mismo se besa en su solsticio.


Mira los animales, las aves y las plantas vivir el suyo satisfechos. Míralos, no calculan, no sufren, no se inquietan por el mañana. Viven sin cuidado. No malgastan su tiempo pensando en el futuro. Están conformes. ..Míralos.

Los hombres que cantaban el jazmín y la luna me legaran su pena, su amor, su ardor, su fuego. La pasión que consume los labios como un astro, la esclavitud a la hermosura más frágil. Y esa melancolía de codiciar eterno el goce cuya esencia es durar un instante.

Los ríos no calculan. Corren impetuosos cantando su canción entre juncos y adelfas mientras en la alta cumbre el sol derrite la nieve inmaculada. No malgastan abril, no ensombrecen su tiempo, pasan, cantan, suspiran, se visten de verdor.

Se abandonan al tiempo. Basta el día al afán de las criaturas.

Muerta la flor, la flor que ama el amante, muerto el amante, amado de la luna, la luna queda -soledad colmada-, flor, amante, recuerdo...

Así lo sienten aves, animales y plantas y todas las criaturas viven su plenitud sin dudas, sin reservas, sin cálculos; se entregan, se aman, son dichosos.

No es posible esquivar este cuerpo de tierra, no es posible olvidarse de los ojos, los labios, el cuello y las mejillas y los brazos y el pecho y los pies y los muslos y el vientre y la cintura y el alma repartida por todo nuestro cuerpo como el sexo, una piel más sensible y brillante, un perfume hondo como el deseo.


Obras

Obra poética completa, al cuidado de Pab

lo García Baena, Rafael León, María Victoria Atencia y Bernab é Fernández-Canivell, Córdoba: Diputación Provincial, 1982, 2 vols.

Obra poética completa, ed. de José María de la Torre, Madrid: Visor, 2007, 2 vols.

Poesía 1945 - El río de los ángeles 1948 - Elegías de Sandua 1948 - Tres poemas 1949 - Corimbo 1957 - Elegía de Medina Azahara 1966 - La casa 1967 - A la luz de cada día 1975 - Dos libros inéditos (Regalo de amante, Cancionero) Prosa (obras destacadas) 1967 - Misterios del arte flamenco (en sayo de una investigación antropoló-

gica) 1971 - Función social de la poesía 1990 - Diario (1937-1946)

FUENTES: AMEDIAVOZ.COM WIKIPEDIA


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